jueves, marzo 30, 2006

PRÁCTICAS EDUCATIVAS PARA EL CAMBIO SOCIAL

Autora: Mtra. Laura Rodríguez Matamoros
Publicación: Síntesis, 30 de marzo 2006

Ante la compleja problemática que se exacerba día a día en los distintos ámbitos del acontecer humano, tanto los grandes líderes como el ciudadano común buscan alternativas que ayuden a remediar esta situación. Varios de ellos cifran sus esperanzas en el proceso educativo.

La educación sigue siendo un poderoso antídoto para remediar algunas situaciones derivadas del sistema socioeconómico actual, generador de pobreza, criminalidad y explotación. También se propone como detonador del cambio social orientado a la justicia, a la equidad, a la preservación del medio ambiente y al respeto a la diversidad.

La respuesta a los problemas sociales, ambientales, humanos desde la educación requiere que en las instituciones educativas se promueva la comprensión global y local de los sucesos mundiales y del propio desarrollo personal. Es decir, para que la educación pueda dar respuesta a la problemática global y local necesita transitar de un paradigma conservador y legitimador de estructuras a uno que promueva un modelo de desarrollo humano, individual y social, alternativo.

Un contexto educativo que pretende contribuir al cambio social procura situaciones de aprendizaje abiertas, en las que se construyen procesos de formación a partir de la interacción de los ámbitos de pensamiento y acción que configuran a la persona, de la integración de lo cognoscitivo, lo afectivo y lo valoral; donde los alumnos y las alumnas son protagonistas de su propio proceso de aprendizaje, creen en su capacidad para resolver problemas, se sienten y son capaces de pensar por sí mismos, de movilizar sus ideas para buscar respuestas, de comunicarse, de formar comunidad, de colaborar.

La escuela que pretende ser generadora de alternativas sociales promueve en sus aulas un ambiente de cooperación, de negociación democrática, de aceptación de la diversidad, de tolerancia, consenso y compromiso. También procura que el proceso educativo tenga sentido, sea significativo y funcional para la persona que aprende. Promueve un clima de motivación e implicación personal de los alumnos quienes conectan sus intereses y preocupaciones, su vida cotidiana con los planteamientos científicos y sociales en cada asignatura. De este modo los contenidos abordados no les parecen lejanos, incomprensibles o inaplicables sino que logra incorporarlos en su entorno próximo.

En las aulas de las escuelas para el cambio social se plantean problemas abiertos y complejos de modo tal que se conectan los intereses y preocupaciones de alumnos y docentes y se movilizan contenidos culturales significativos y socialmente relevantes. Se huye del dogmatismo, del autoritarismo del uso de recetas simplificadoras, y se proponen visiones múltiples y actitudes antirreduccionistas, críticas y de compromiso social.

En este ambiente, el profesor propicia que el alumno interprete significados, busque el origen de los hechos, analice los contextos sociales, históricos e ideológicos en los que se generan las diversas visiones de la realidad. También favorece que los alumnos establezcan nuevas relaciones entre los contenidos abordados, reorganicen su interpretación de la realidad en interacción con la ideas de los otros. Ajusta sus intervenciones a las características de sus alumnos y promueve que éstos vayan adquiriendo un control progresivo de su propio aprendizaje y desarrollen la capacidad de reflexionar sobre sus propios conocimientos y del modo como éstos van cambiando y se van complejizando.

En resumen, la educación, para ser un agente transformador, necesita enfocarse a la solución de los diversos problemas socio-ambientales a partir de la consideración de la interacción, de la conexión entre uno mismo, las otras personas y el planeta. A partir de estas consideraciones y de las intencionalidades del proceso educativo se postula que el cambio social es inseparable del cambio personal que se promueve en las escuelas.

RABIA, MIEDO E IMPUNIDAD ¿QUÉ SIGUE EN PUEBLA?

Autora: María Eugenia Sánchez D de R.
Publicación: La jornada de oriente, 30 marzo 2006
¿Qué sigue? ¿Olvidar? ¿Absolver mediante sofisticaciones legales los agravios a lo más profundo de la dignidad humana? ¿Defender lo indefendible por temor a las represalias? ¿Aceptar que se encierren el corazón y la memoria de un pueblo en un cajón oscuro porque no fue posible tapar el sol con un dedo? No se qué sigue, pero duele, inquieta, daña lo que está ocurriendo. Por esa razón, por si los micrófonos en el zócalo poblano no funcionaban bien el 26 de febrero, día de la primera marcha, y porque el texto desgraciadamente sigue vigente, escribo lo que ese día dije en medio de vientos fríos y nubes obscuras.

“Buenos días a todas y a todos:

Nos hemos reunido este día porque nos duele profundamente lo que está pasando en nuestro Estado de Puebla, y que representa lo que ocurre en muchas otras partes del país.

Estamos reunidos para manifestar, en primer lugar, que la presunta complicidad del Gobierno del Estado con lo más oscuro del negocio del crimen, la prostitución de menores, nos ha causado una profunda indignación.

No se trata solamente de una colusión del poder político con el poder económico, hecho que está siempre presente y que no debemos de cejar en denunciar, se trata de la complicidad en ámbitos que degradan de manera abominable a la sociedad y a sus instituciones.

Estamos reunidos para denunciar la posible confabulación del poder ejecutivo y el poder judicial, en un intercambio de favores con un tipo de empresariado que se sustenta en las redes de pederastia y en la explotación despiadada de los trabajadores de las maquiladoras.

Esta presunta confabulación está llevando a la brutal agresión de los periodistas, y el caso de la detención de Lydia Cacho es verdaderamente escandaloso. Está llevando a la agresión de los defensores de derechos humanos, y el caso de Martín Barrios, de la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacan, cuya cabeza ya tiene precio es una evidencia más. Estos hechos y sobre todo el trasfondo que los sustenta están destruyendo los de por sí restringidos espacios de libertad de expresión y de protección ciudadana en el Estado de Puebla. Queremos construir un país justo, sin violencia, y lo que se está generando desde el poder es rabia y miedo.

Enfrentamos un problema de ética social de suma gravedad que consideramos debe de ser denunciado firmemente por toda persona que considere que la dignidad humana es el centro del Estado de Derecho.

Exigimos a las Instituciones Republicanas de nuestro Estado y de la Nación que asuman las responsabilidades que el pueblo de México y el Pueblo del Estado de Puebla les hemos encomendado. Hemos sido nosotros y nosotras, quienes les hemos prestado una parte de nuestro poder para gobernar, y somos nosotras y nosotros quienes, con nuestros impuestos, sostenemos el funcionamiento de dichas instituciones. Por lo mismo, somos nosotros quienes exigimos que asuman las responsabilidades a las que se han comprometido, y que procedan con seriedad a las investigaciones pertinentes. Ya no estamos dispuestos a aceptar el discurso de que “se investigará hasta sus últimas consecuencias”, para que después no ocurra nada.

Por esa razón, para facilitar esas investigaciones, para recuperar o construir la credibilidad de la ciudadanía en la institucionalidad y en la legalidad, consideramos indispensable que el Señor Gobernador Mario Marín Torres y la Señora Procuradora de Justicia Blanca Laura Villeda Martínez se separen de su cargo “.

jueves, marzo 23, 2006

Agua y sociedades sustentables

Autor: Benjamín Ortiz Espejel
Publicación: La jornada de oriente, 23 Marzo 2006

En los próximos días se llevará a cabo el IV Foro Mundial del Agua en la Cd. de México. El evento reviste un gran interés a nivel mundial ya que se estará debatiendo sobre la capacidad presente y futura de las sociedades contemporáneas de poder abastecerse de este vital líquido.
El centro de la cuestión esta sin lugar a dudas en el cobro del agua a los consumidores. En opinión de muchos analistas, el negocio del futuro será el de los servicios ambientales que ofrecen los ecosistemas a las sociedades humanas. De hecho es ya una realidad el desorbitante costo del agua embotellada que se vende en restaurantes y cines de la república mexicana.
Ante este escenario de privatizar el agua bajo el argumento de poder ofrecer un mejor servicio, hace poco mas de un mes tuvimos la oportunidad, en la Universidad Iberoamericana Puebla, de ser la sede académica del Foro Regional del Programa Agua, Medio Ambiente y Sociedad (PAMAS) patrocinado por la fundación Gonzalo Río Arronte, en donde se presentaron y discutieron los resultados de este programa de investigación de mas de 2 años de duración.
Una de las ideas centrales que se mencionaron en la conclusión del foro mencionado fue que el acceso al agua debe ser un derecho inalienable de todo ciudadano mexicano y que el rango de este debe estar entre los 50 y los 150 litros diarios por habitante. Por arriba de esta cuota el pago del agua tendrá una primera cuota de pago hasta los 300 litros diarios y por encima de esta cantidad el pago será aún mayor. Es decir privilegiar un sistema de pago muy bien diferenciado en función del consumo de agua y que esto mismo lleve a incentivar un consumo racional del agua como sistemas de reciclamiento y tratamiento de agua.
Un segundo tema es el relacionado con la falta de investigaciones confiables sobre la dinámica de las aguas subterráneas, lo cual nos ha llevado a situaciones de alta vulnerabilidad de regiones enteras dado que se desconoce en términos reales la capacidad de almacenamiento de los acuíferos de la república mexicana. En este sentido es un llamado de atención a las universidades y centros de investigación, así como al gobierno federal para que se dirijan inversiones a la investigación básica en este rubro.
Finalmente un tercer tema es el de la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre el control y funcionamiento del agua de su localidad, esto nos lleva de lleno al tema de los procesos de representatividad de la ciudadanía ente los consejos de cuencas y de aguas subterráneas que existen. Sí bien es un avance la existencia de estos organismos, de ninguna manera se pueden considerar instituciones acabadas si no que por el contrario distan aún mucho de poder responder a las complejas problemáticas de aprovisionamiento, distribución y consumo de agua.
De esta forma podemos hablar de tres grandes temas que resultan indispensables en cuanto al tema del agua: como un derecho humano, como un problema de conocimiento e investigación y finalmente como un problema de representatividad ciudadana.
Nótese que en este momento estamos lejos de conceptualizar al principal problema en relación al agua como de ingeniería de grandes obras o de grandes controles autoritarios estatales o privatizadores y por el contrario es, desde nuestro punto de vista un reto de investigación, de democratización y de participación ciudadana, es decir ingredientes inherentes en la construcción de sociedades sustentables.

Educar para la vida

Autor: Martín López Calva
Publicación: Síntesis, 23 marzo 2006

El grillo maestro.
“Allá en tiempos muy remotos, un día de los más calurosos del
invierno el Director de la Escuela entró sorpresivamente al aula en que el Grillo daba a los Grillitos su clase sobre el arte de cantar, precisamente en el momento de la exposición en que les explicaba que la voz del Grillo era la mejor y la más bella entre todas las voces, pues se producía mediante el adecuado frotamiento de las alas contra los costados, en tanto que los Pájaros cantaban tan mal porque se empeñaban en hacerlo con la garganta, evidentemente el órgano del cuerpo humano menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos.
Al escuchar aquello, el Director, que era un grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la Escuela todo siguiera como en sus tiempos.”
Augusto Monterroso.

Uno de los obstáculos principales para lograr una educación para la vida en nuestros tiempos es que todos los que trabajamos en la educación sufrimos en alguna medida del mal del Grillo viejo y sabio, es decir, que todos en mayor o menor grado nos sentimos seguros y satisfechos cuando vemos que en la escuela y la universidad las cosas siguen “como en nuestros tiempos”.
Cuando esta actitud es muy dominante, la satisfacción por ver que todo funciona como en nuestros tiempos nos lleva a menudo a no percibir la enorme cantidad de nuevos datos de la realidad cambiante, la gran cantidad de preguntas y de nuevas comprensiones que son necesarias, el enorme caudal de procesos de pensamiento crítico que hacen falta, la enorme cantidad de deliberaciones y buenos juicios de valor y decisiones que tendríamos que estar tomando para estar a la altura de los tiempos.
Educar para la vida significa en términos de escuela y universidad en el siglo XXI, cambiar nuestra visión de lo educativo para hacerla más centrada en una comprensión interactiva de la educación y en una perspectiva del ser humano como deseo inteligente o consciente, en lugar de seguir con la perspectiva tradicional pasiva, la visión del ser humano como animal racional y dividido y desde una orientación prescriptiva y normativa.
El reto de educar para la vida en la escuela y la universidad de hoy implica aceptar la tarea de ir construyendo un ambiente propicio para el crecimiento común, un “nosotros escolar o universitario” libre y responsablemente decidido y construido que parte de la intersubjetividad espontánea pero la va volviendo comunidad de afectos, de comprensiones, de jucios y de significados.
Estos ambientes construyen y son construidos por presencias significativas, presencias que se vuelven referente para los educandos por su búsqueda permanente y honesta de autenticidad que los va volviendo presencias afectivas efectivas, líderes intelectuales, autoridades morales y testimonios críticos.
Las presencias significativas promueven encuentros transformadores de los educandos con otros educandos, con realidades interesantes y distintas, con grandes teorías o autores que se vuelven camino permanente por recorrer y fuente de preguntas por explorar.
Educar para la vida implica formar seres humanos complejos, preparados para enfrentar la incertidumbre y para ir construyéndose en la incertidumbre y aportando elementos para construir y reconstruir la realidad también compleja que les toca vivir.
Educar para la vida quiere decir educar explorando permanentemente la estructura de nuestro deseo inteligente para irnos apropiando progresivamente de ella, descubriendo y construyendo las verdades y los valores que son pertinentes para comprender, criticar y vivir el contexto dinámico de la realidad del cambio de época.
Educar para la vida también quiere decir educar para generar probabilidades emergentes de humanización en cada condición y contexto concreto. Esto implica además, la comprensión del desarrollo de la humanidad como mezcla impura de elementos de progreso y de decadencia y la capacidad de ir reflexionando críticamente para distinguirlas.

jueves, marzo 16, 2006

Educarnos con la actualidad

Autora: Ma. Alejandra Díaz Rosales
Publicación: Síntesis, 16 de Marzo de 2006

A propósito de un texto de José Luis Corzo, un pedagogo español, titulado como este artículo, recupero una reflexión que me parece necesaria en este momento y es la de los múltiples contenidos que los acontecimientos actuales nos arrojan y son materia latente para aprender. Un hecho político, social o cultural lleva implícita una carga de elementos de concepto y valor dignos de ser desmenuzados para reconocer e integrar sus aportes en nuestra vida.
Las situaciones mundiales, los sucesos del día a día en nuestro territorio y más allá de la frontera, se nos ofrecen como temas interesantes que valdría la pena incorporar en nuestro amplio repertorio de aspectos abordables en las clases dentro de las escuelas; no importa el nivel educativo, la condición del desarrollo humano y de las sociedades, son objeto de atención, discusión y análisis tanto para los preescolares como para los universitarios y posgraduados.
Nuestro presente histórico nos pone en la mesa la posibilidad de aportar significados para nuestra vida y la de nuestros pueblos a hechos como la manifestación de más de 70 mil emigrantes el 10 de marzo en Chicago que se pronunciaron contra la Ley Sensenbrenner (el congresista Jim Sensenbrenner propone la construcción de muros en la frontera con México y penalizar a quienes ayuden a los indocumentados); o la toma de posesión de Michelle Bachelet, como primera mujer presidenta en Chile y con ello la balanza que se inclina en Sudamérica con una ciudadanía que lleva al poder a partidos o coaliciones de izquierda. La preocupación por el oro azul constituye ahora una prioridad en el mundo; algunos advierten que los conflictos políticos y religiosos serán influidos por la posesión de agua, alimentos y energía; ¿cómo aseguraremos el uso eficiente y sustentable de este recurso que por recomendación del Banco Mundial debe ser privatizado y comercializado?; asimismo interesaría comprender cuáles son los beneficios de que en nuestro país habite el hombre más rico de América Latina (Carlos Slim), mientras que un grupo de campesinos acampa en El Batán para evitar que les quiten el agua, por citar uno de cientos problemas que agudizan la pobreza en este lado del planeta.
Sería también interesante descubrir el sentido educativo y aprender de una iniciativa artística como la del grupo Les Souffleurs, activistas franceses que se pronuncian por la “desaceleración del mundo”, y quienes nos visitarán en abril para susurrar al oído de transeúntes en algunas estaciones del metro de nuestra capital, poemas de Verlaine, Paz y Sabines.
La lista de acontecimientos es vasta, compleja y se gesta en nuestra propia realidad; se nos ofrece como sustancia de trabajo para significar y resignificar, desde lo educativo, a la humanidad; este movimiento cotidiano, cercano y distante, se nos presenta asequible para los aprendizajes que requerimos. No es necesario aludir a la ficción para provocar pensamientos críticos, decisiones y actitudes específicas; la actualidad es un estímulo suficiente para aprender; es un complejo entramado que reta a las capacidades que hoy intentamos educar, o a las competencias intelectuales, sociales, físicas y afectivas que esperamos adquirir como aprendices.
Tiempo de cambio es el título de la más reciente exposición de Manuel Felguérez, un pintor y escultor mexicano que nos insinúa con su obra la incógnita de no saber a dónde vamos, pero reconocer que hay una fuerte transformación social. Con seguridad, un título y experiencia cultural que podemos transferir a la reflexión que hoy animó el título del libro de José Luis Corzo. Finalmente este es un tiempo además de cambio, de aprendizaje continuo.

El libro mencionado es:
Educarnos con la actualidad. No viene en el libro, pero entra en el examen; José Luis Corzo, PPC Editorial y Distribuidora S.A, Madrid, 2000.

De generación en generación

Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicación: la jornada de oriente, 16 de marzo de 2006.

Mientras pensaba en la colaboración para esta edición de La Jornada de Oriente, recordé una conversación tenida con un grupo de alumnos universitarios hace ya algún tiempo.

Los encontré tomando café. Estaban cómodamente instalados en unas sillas al aire libre y departían animosamente. La discusión versaba —casi como para variar— en torno a sus abuelos, papás, tíos y todo ese montoncito de cosas que los chavales ven diferentes a ellos y que a veces les causan la sensación de ver la vida de manera diferente, como en dos horizontes de comprensión casi irreconciliables.

Llegué yo, que puedo ser de la edad de alguno de sus padres y acepté la invitación para unirme a su tertulia. Después de un rato de escuchar y no intervenir en su diálogo, me preguntaron que por qué me había quedado callado. Les contesté que porque se me hacía chistoso mientras hablaran de ese tema alguno de ellos tuviera estampada la figura del Ché Guevara en su camisa.

Después del cotorreo por la alusión, me inquirieron por qué de lo chistoso.

— ¿Por qué a algunos jóvenes, todavía en este siglo XXI, les gusta la figura del Ché, incluso como para llevarla en una prenda de vestir?
— Pues…. Porque tenía cosas chidas: había viajado por toda Latinoamérica, se había comprometido con lo que él creía, se había rebelado al mundo que habían diseñado otros…
— Si el Ché viviera, ¿alguien sabe qué edad tendría?

Silencio…

— Si el Ché viviera —continué— tendría más de 70 años: ¡sería como sus abuelitos, como mi papá!

Su reacción fue divertida. No lo habían pensado. La reflexión se fue hacia por qué con algunos de otras generaciones sí nos sentimos a gusto y por qué con otros nos sentimos como en una crisis generacional. Nuestros pensamientos se inclinaron a señalar que porque las cosas humanas y humanizantes por las cuales se jugaron la vida nos pueden resultar sugerentes para la tarea que tenemos nosotros de construir nuestra vida: la amistad, el compromiso, vivir de ideales, la libertad.

Más allá de la forma concreta en la que quienes nos precedieron hayan vivido, es posible encontrar una especie de buena vibra que nos hace sentirlos humanos y a nosotros sentirnos humanos frente a ellos. Y entonces, la tan llevada y traída crisis entre generaciones diluye sus fronteras.

Esta es la experiencia que está detrás, por ejemplo, de un jubileo como el que ahora viven los jesuitas en todo el mundo alrededor de las figuras de Ignacio de Loyola, Francisco Xavier y Pedro Fabro, quienes vivieron en el siglo XVI y para muchas y muchos continúan vigentes.
Jubileo es un tiempo de júbilo y de alegría porque podemos traer al presente y proyectar a lo que pueda significar nuestro mañana cosas que nos invitan a sentirnos vivos; porque podemos actualizar experiencias de otros humanos que nos son significativas para andar el camino que aquí y ahora estamos recorriendo.

En la conmemoración a la que me he referido, las personas que se sienten identificadas con la forma de ser y de actuar de Ignacio de Loyola quieren compartir con quien se quiera sentir interpelado que en el mundo de hoy siguen vigentes cosas como la fidelidad creativa a la historia, la eroticidad, las ganas de compartir por todos lados las posibilidades para ser humano y la posibilidad de ser plural e incluyente.

Hay cosas valiosas —como las del Ché, Ignacio de Loyola o Teresa de Calcuta— que podemos compartir de generación en generación, siempre y cuando queramos correr la aventura de darles contenido propio, de encarnarlas en nuestro momento, de ponerlas en palabras, gestos y acciones contemporáneas. Recuperar lo humano y humanizante del pasado es la activa labor de nuestro presente. Y hasta los jóvenes pueden vibrar con ello, por más que alguien se empeñe en señalar lo contrario.

jueves, marzo 09, 2006

Características de una actitud creativa

Autor: Fernando Dorantes Ramírez
Publicación: Síntesis, 9 de marzo 2006

La actitud creativa es divergente, constructiva, conceptual y sintetizadora.
Es divergente, porque no acepta una realidad como aparenta ser en primera instancia o en su forma superficial, sin embargo, este carácter de divergencia es positivo porque la no aceptación no significa un rechazo determinante o destrucción, sino un acercamiento más individual de mayor conocimiento y comprensión básica para una actitud creadora.
Es constructiva, porque plantea la realidad como debiera ser, según su punto de vista. Busca el orden en el desorden.
Es conceptual, porque trasciende los objetos, no sólo en su forma sino en su contenido, en las implicaciones que los definen y en las tendencias que orientan el diseño del objeto y los efectos que produce su impacto cultural. El carácter conceptual, permite trascender un objeto diseñado para el entero o para sólo alguna de sus partes en otro uso y en un campo diferente.
Es sintetizadora, porque relaciona objetos de distinta naturaleza para crear uno nuevo con usos diferentes.
La primera consideración que se ha de tomar en cuenta, es que todos los seres humanos somos creativos por naturaleza, contamos con un cerebro y un cerebelo, el primero para razonar con capacidad de recibir información, procesarla y memorizarla y, el segundo, para dar respuestas automática e intuitivas.
La función creativa se desarrolla en el cerebro y es la capacidad de dar múltiples respuestas, de diferentes géneros y en diversos niveles, aún alejados entre sí. La función creativa tiene la naturaleza de la lógica, pero está alimentada por la imaginación, es decir, el cerebro y el cerebelo actúan como una sola entidad del pensamiento. En una radica la razón y en la otra la intuición (todo lo que se aprende entra por los sentidos).
Según Piaget, para que un conocimiento quede asimilado es necesario desarmarlo, experimentarlo y volver a armarlo, es decir, no basta con recitar las partes de un fenómeno, ni siquiera los ejemplos de aplicación que ilustren éste, para realmente tener un conocimiento se requiere de la intervención personal en el fenómeno mismo.
Reconocer el fenómeno o el problema se conforma como el primer paso para enfrentar una actitud creativa y, surgen cuestionamientos como: ¿para qué sirve?, ¿para qué se utiliza?, ¿cómo funciona?, ¿cómo esta construido?, ¿en verdad es así? Y otra serie de preguntas que se confrontan con él.
Por tanto, la actitud de la persona creativa surge porque suele conocerse a sí misma, reconoce sus necesidades y sentimientos, puede buscar la manera de satisfacer estas necesidades en forma independiente, o pidiendo ayuda en caso necesario y sabe a dónde y con quién recurrir. Por lo general, es capaz de ayudar a otros aportando ideas originales, muchas veces basadas en sus propias experiencias, pues tiene un alto grado de capacidad de riesgo y de tolerancia a la ambigüedad.
En lo referente a sentimientos, puede materializarlos, distinguirlos y nombrarlos con facilidad. La persona creativa puede tener actitudes de aparente dispersión o desorden, pero este desorden es perfectamente comprendido por ella, aunque parezca confuso para los demás. Este tipo de personalidades viven intensamente las etapas del proceso creativo y pueden, por tanto, tener periodos de aparente “cerrazón” o soledad, de retiro e introspección, ocupando este tiempo para gestar.
Por otro lado, puede tener periodos contrastantes de expansión, acompañados de una necesidad profunda de compañía, de compartir con otros y de confirmarse a través de la interacción y comunicación. Debido a la alta producción de ideas originales, tienden a ser líderes, pero por lo general son reprimidos y opacados o castigados por los grupos, y esto lastima su gran sensibilidad, por eso, prefieren, muchas veces, retirarse y dejar de interactuar con los demás.

jueves, marzo 02, 2006

¿COYUNTURA ELECTORAL O PALABRA CIUDADANA?

Autor: Javier Sánchez Díaz de Rivera
Publicación: la jornada de oriente, 2 marzo 2006.

La palabra coyuntura hace alusión a una circunstancia en que es posible hacer algo distinto. Es el momento para que suceda algo que se espera desde hace tiempo, el momento que hay que aprovechar. La coyuntura es también el punto en donde las cosas cambian de giro, permiten tomar otra dirección o hacer un movimiento. Sin embargo para que la coyuntura sea en verdad ese momento esperado tienen que haber pasado muchas cosas en la cuenta larga de la historia, en el subsuelo tectónico, en los procesos de conciencia, en el inconsciente colectivo, en las tramas de la evolución cultural. Si es cierto que el gorila devino en hombre, sin duda fue en una maravillosa coyuntura, pero que tomó millones de años de paciente evolución, y aún así no solo se logró cabalmente en todos. Maravilloso momento el de la emergencia del hombre. Aristóteles afirmó que una sucesión de cambios accidentales suscitan un cambio sustantivo. ¿Qué significa entonces la venidera coyuntura electoral?. Cada quién suspira a su modo por que este país al fin dé un giro. Unos sueñan con la equidad, otros con el fin de la corrupción, otros sueñan con volver al pasado. Pero, ¿dónde estamos parados?. En primer lugar tal vez habría que decir que tenemos tres hombres y un solo proyecto. A pesar de los discursos no parece que ningún presidente pueda realmente cambiar el cauce de una economía mundial orientada por la utilidad y por la extracción de riqueza de nuestro país, digamos, enfrentar la parte perversa del mercado. Por otro lado no parece tampoco que el combate al crimen organizado pueda ser muy diferente. La coyuntura electoral en el mejor de los casos nos ofrece apenas un conjunto de matices, algún cambio accidental más, en el camino de un cambio sustancial en el rumbo de nuestra historia. Los criterios entonces son la paciencia y la perseverancia en la construcción de un poder mucho más ciudadano, que aproveche las coyunturas electorales pero que trabaje para la cuenta larga de la historia. Votar es fundamental para no regalar el poder, pero lo que hay que construir es más hondo. Hemos llegado a creer que las elecciones pueden ser limpias, el IFE es hoy y gracias al esfuerzo histórico una de las instituciones más creíbles del país. Esto es un cambio sustantivo. Hay alternancia, lo que es signo de democracia, pero es necesario trascender la democracia delegativa, en que cada tres o seis años ejercemos un poder, para olvidarnos después hasta nuevo aviso. El punto es la construcción de una democracia participativa, que dé lugar a candidaturas ciudadanas, que profundice en la transparencia y rendición de cuentas, que establezca formas de democracia directa como el referéndum, que reduzca el condicionamiento de las campañas por el financiamiento privado. El punto es la articulación eficaz, para la equidad, de Estado, Sociedad Civil y Mercado. Es esta articulación en sus dosis adecuadas la que se necesita para la gobernabilidad y la mayor justicia.
Las campañas presidenciales, sin embargo parecen querer convocar más el inconsciente machista de de nuestra cultura: Yo sí puedo, Yo haré, Yo tengo valor, como reconociendo nuestro anhelo de volver a una presidencia imperial, a un tlatoani todopoderoso, que amaine los cacicazgos locales desatados, frente a los que no podemos o no queremos plantarnos hoy y todos los días que haga falta para manifestar nuestro poder y nuestra convicción ética. Hay que discernir que candidato se acerca más a seguir favoreciendo esta tarea de largo aliento, hay que votar para no regalar el poder, pero la verdadera coyuntura parece empezar el tres de julio, y en esto hay que agradecer a la Otra Campaña, su invitación a ponerle siempre, palabra a la dignidad.

La construcción del hogar como desafío humanizador

Autora: Laura Rodríguez Matamoros
Publicación: Síntesis, 2 de marzo de 2006.

Todos anhelamos vivir en un verdadero hogar, en un espacio donde sentirnos seguros y en calma. Un lugar donde descansar, estable y armonioso en el cual construir nuestra identidad, relacionarnos y ser bien tratados, tener reconocimiento, participar.
Es el hogar el espacio donde se construye un sistema íntimo de convivencia, relaciones recíprocas de comunicación y atención, y se satisfacen necesidades biológicas, afectivas, cognoscitivas, sociales y espirituales.
Es uno de los pocos lugares que puede estar equilibrado, en el sentido de que en él podemos desarrollarnos en todos los ámbitos de nuestra naturaleza. En él jugamos, estudiamos, convivimos, construimos valores y creencias, descansamos, nos mostramos tal cual somos.
Lamentablemente, no siempre encontramos ese equilibrio en el hogar. En ocasiones predomina el aspecto laboral y hacemos del hogar una oficina o, si alguno de los miembros de la familia enferma, lo convertimos en hospital. También es frecuente reprimir algunas actividades en casa, por ejemplo, cuando se prohíbe jugar en ella, cuando no se admiten visitas o cuando se evaden los momentos de convivencia y diálogo, hay constantes peleas o se ignora a alguno de los miembros de la familia.
Aunque el hogar cuenta con esa versatilidad de convertirse en lugar de estudio, de juego, de cuidado de la salud, de trabajo, lo importantes es no dejar que ninguno de estos aspectos predomine y elimine a los demás sino que se procure una mezcla adecuada de todos los aspectos de acuerdo a las necesidades de cada momento de la vida.
Puede ser inevitable que en él se den algunos conflictos o riñas pero lo importante es que no rebasen limites razonables que tornen tensa y difícil a convivencia en el hogar.
La construcción de un hogar implica entonces un desafío, una oportunidad y un reto para conformar una comunidad plural, múltiple, diversa. Un lugar donde producir la memoria local y el código en el que se enlazan recursos y valores del pasado y cuyo reconocimiento permite dar sentido a las acciones y a los proyectos del presente y del futuro. De ahí que la edificación de un hogar en el que las personas encuentren la posibilidad de irse constituyendo en su plenitud, favorece la realización de un proyecto de futuro encaminado a la configuración humanizadora de la sociedad.
En el hogar la persona debe encontrar un referente de identidad, tomar conciencia de sí mismo y de su autonomía y aceptar a otras personas diferentes a sí misma. También es el espacio para la creación de valores éticos y democráticos que animen nuestras acciones y decisiones.
En suma, el hogar es un espacio de socialización y realización personal. En su seno, los hijos y las hijas, los padres y las madres aprenden a comunicarse, a relacionarse, a transmitir y depositar afectos. Aprenden formas diversas de convivencia, de negociar, reconocen el valor de la cooperación y las implicaciones de la competencia, experimentan momentos de paz y aprenden de los conflictos.
El hogar es un espacio básico de convivencia en la diversidad. Sus miembros son diferentes en edad, género, en el rol que desempeñan, en preparación, carácter, estado de salud, en experiencias personales. Esto marca un elemento básico para las relaciones humanas y un eje central de la socialización: aprender a convivir es aprender a vivir con la diferencia y gracias a ella.
El anhelo de hacer de nuestra casa un lugar cálido y armoniosote lograr en él un equilibrio para el desarrollo integral entraña un gran reto para cada uno de nosotros y nos desafía para hacer del hogar un punto de partida no sólo para que quienes lo habitan se constituyan en personas plenas sino para hacer de nuestra sociedad un espacio de verdadera construcción humana y humanizadora.