jueves, abril 27, 2006

Creatividad y Juego

Autor: Fernando Dorantes Ramírez
Publicado: Síntesis 27 Abril 2006.

Para continuar con el tema de la creatividad, me parece conveniente ubicarnos en un proceso que, en nuestra infancia, llevamos a la práctica constantemente y que no dejamos que nadie nos interrumpa y, mucho menos nos haga cambiar de opinión para dejar de realizarlo, me refiero al juego.
El juego en cualquier etapa de nuestra formación es un proceso de crecimiento personal que nos permite, entre otras cosas, interactuar con los demás, socializar, imaginar, desarrollar fantasías, pero sobre todo, crear y enaltecer la creatividad.
La creatividad es la forma más libre de expresión y, para los niños, el proceso creativo es más importante que el producto terminado (esta idea se podría aplicar en educación). No hay nada más satisfactorio para los niños que el poder expresarse completa y libremente. La habilidad de ser creativo ayuda a consolidar la salud emocional.
Las experiencias creativas ayudan a los niños a expresar y enfrentar sus sentimientos, también se fomenta el crecimiento mental porque provee oportunidades para ensayar nuevas ideas y probar nuevas formas de pensar. Las actividades creativas ayudan a reconocer y a celebrar el aspecto único y diverso de los niños, así como también ofrece oportunidades excelentes para individualizar sus actos.
Para satisfacer la necesidad de ser creativos, necesitamos aprender a escuchar y a escucharnos, obtener un amplio rango de materiales como escritos, pinturas, alambre, arcilla, papeles, etc., esto nos permitirá identificar y poner en práctica algún tipo de juego que puede ir desde lo más simple hasta lo más complejo, pero sobre todo, darnos un tiempo para desarrollar esa actividad y dejar que surja nuestra espíritu creativo. No olvidando referir o sistematizar el proceso para, en adelante, darnos cuenta de los procesos que empleamos para el logro de lo planteado.
Para poder jugar libremente, lo primero que debemos permitirnos es no poner trabas para nada, dejarnos ser libres (en su totalidad). Incluir a cuantas personas consideremos necesario para el logro de las metas que nos hemos planteado. En otras palabras, vivamos las experiencias de los demás y con los demás.
Cuando el juego y los productos obtenidos lo realizan otras personas o niños, jamás intentemos juzgarlos, mucho menos tratar de adivinar lo que nos están presentando, deberemos dejar que el creador o los creadores nos lo expliquen. Habremos de tener mucho cuidado en no interferir en los juegos de los demás, a menos que seamos participes de ellos
Cuando participamos, como adultos, en los juegos de los niños, tradicionalmente queremos dominar, olvídese de ello, por primera vez siéntase perdedor, ya que el que un niño domine el juego, su mente desarrollará estrategias para seguir ganándole. Déle esa oportunidad a los niños.
Promueva la espontaneidad a través del juego, pero un juego creativo, un juego en donde utilice sus habilidades manuales y en donde tenga que “pensar”, no demos respuestas, dejemos que se aventuren y que indaguen.
Adicionalmente, cuando jugamos, dejamos la libertad a elegir, a tomar decisiones sobre quiénes han de jugar con nosotros o si jugamos solos, este principio de libertad desarrollará una tendencia a tomar decisiones acertadas y, más aún, a interactuar en los momentos precisos, lo que nos lleva a desarrollar la creatividad exponencialmente.
Nos daremos cuenta de que un juego es creativo cuando hay un producto inesperado, que los materiales tradicionales para cierta tarea, han sido utilizados de otra manera, que además tiene una relación importante para el creador.
Para finalizar, hemos de saber que la mayoría de las buenas ideas son, materialmente “asesinadas”, es decir, en el momento que se juzgan pierden su valor intrínseco y pasan al olvido, pero cuando se presenta a personas con mayor apertura se vuelven procesos u objetos de mucha utilidad para la humanidad como el caso de la copiadora Xerox que, en un principio se presentó a una empresa y la rechazaron aduciendo que era un buena idea, pero que no le veían futuro, hot todos sabemos lo que es la industria del fotocopiado.
En fin, la naturaleza nos da muchos referentes para desarrollarnos creativamente, pensemos en los delfines frente a los dinosaurios ¿cómo le gustaría ser?

jueves, abril 20, 2006

Productividad con distribución de la riqueza es asegurar el futuro

Autor: Dr. Miguel Ángel Corona Jiménez.
Publicación: La jornada de oriente, 20 de abril de 2006

Estimado lector, hace poco le comentaba sobre lo indispensable que es mejorar la distribución del ingreso en nuestro país, como vía para solucionar de fondo muchos de los problemas que por sus síntomas, hoy parecen muy complejos y difíciles de resolver, entre los más graves y amenazantes le mencionaba los de la pobreza y la inseguridad.

Para resolverlos le hacía hincapié en que era imperativo la recuperación del mercado interno basada en el aumento de los salarios y de la productividad. Subrayando además que en este esfuerzo deberían participar todos los actores sociales involucrados directa e indirectamente, díganse trabajadores, empresarios, campesinos, políticos y gobernantes, entre otros. Ahora le añado que para que sea perdurable es indispensable que se genere una cultura sustentada en valores como la justicia y la equidad, para que quienes participen con su trabajo reciban un pago de acuerdo a su aportación, al incremento de la productividad.

Déjeme explicarle más al detalle, aunque voy a utilizar como ejemplo el caso de las empresas, en realidad el ejemplo se puede extender al resto de las organizaciones como gobiernos, escuelas, hospitales, sindicatos y demás que operan sin fines de lucro y que necesiten mejorar su desempeño.

Mire usted, en las empresas hay muchas formas de mejorar la productividad, entre las más importantes están la capacitación del personal, el aprendizaje y dominio de sus funciones, el mejoramiento de la tecnología, de los sistemas y ambiente de trabajo, de la comunicación, del empowerment (confianza en, involucramiento y capacidad de decisión de la gente), el mantenimiento preventivo y no el correctivo, la planeación de las actividades que evite la desviación y derroche de recursos, la calidad del producto y del servicio, la visión hacia la creatividad, el mercado y el futuro, todos estos recursos inmersos e interactuando en una cultura organizacional sustentada en principios y valores muy relacionados con el esfuerzo, la honestidad, la responsabilidad, el reconocimiento, la justicia y la equidad, entre otros.

Le recuerdo que aunque una organización está formada por muchas partes que realizan distintas funciones, en realidad ninguna es importante en lo individual, su importancia la adquieren participando conjuntamente con el resto de las demás. Por ejemplo: ventas es muy importante pero debe tener buenos productos cuya responsabilidad es de producción, que a su vez depende de la calidad del trabajo y de la materia prima. En el mismo sentido, Finanzas será importante si las inversiones efectivamente se reflejan en buenas ventas. Y así le podría mencionar infinidad de interrelaciones entre las partes de una organización. Entonces, si pretendemos mejorar la productividad tenemos que verla en una perspectiva global, pero fíjese que curioso, en todos esos procesos participan personas con su trabajo, que deberían recibir capacitación y una remuneración justa acompañada de un reconocimiento por su desempeño, para que efectivamente encuentren en su trabajo una forma plena de realización personal.

No se trata de regalarles dinero, esto no es sano ni económica ni éticamente, pero si son capaces de mejorar su productividad se les debe de compensar con lo justo. Esto no le quita utilidades al empresario ni a la empresa, al contrario genera más riqueza con la que es posible pagar mayores salarios y generar más ganancias.

Si esto fuera comprendido por la mayoría de los propietarios y por quienes toman las decisiones dentro de las organizaciones, y se actuara en consecuencia seguro que otra sería nuestra realidad, económica, política y social.

Imagínese a las empresas y demás organizaciones viviendo y produciendo como una gran familia, al gobierno actuando honesta y transparentemente con el compromiso de servir a los ciudadanos y de generar oportunidades de progreso para los más necesitados. A los sindicatos, trabajadores, campesinos, negociando contratos de trabajo basados en el incremento de la productividad. Imagínese a los políticos, cultos, con una visión de Estado y actuando para servir a sus semejantes. Imagínese a los empresarios invirtiendo continuamente para elevar la competitividad de sus empresas, orgullosos no del auto y propiedades que poseen, sino de que su fábrica es la más moderna, la que tiene la mejor tecnología, la que paga los mejores salarios, la que trata humanamente a sus trabajadores. ¿Verdad que este sería otro país? Me falta tiempo y espacio para mencionarle otros escenarios imaginarios, pero insisto, los problemas se atacan por sus causas y no por sus síntomas. Le recuerdo que uno de los primeros pasos es distribuir mejor la riqueza para asegurar nuestro futuro. ¿No lo cree usted.?


Mi correo electrónico es miguelangel.corona@iberopuebla.edu.mx

jueves, abril 13, 2006

Las campañas políticas y el desarrollo sustentable

Autores: Benjamín Ortiz Espejel y Bodil Andrade Frich
Publicación: La jornada de oriente , 13 de abril de 2006

En los próximos meses viviremos uno de los procesos electorales más intensos y competidos de los últimos años. La importancia que reviste este acontecimiento, reside en la posibilidad de consolidar la democracia en México. En este sentido, uno de los temas que a nuestro parecer es de vital importancia, es el que tiene que ver con el desarrollo sustentable. El desarrollo sustentable es una propuesta de desarrollo que pretende que las generaciones presentes y futuras, logren un crecimiento económico y a su vez eleven la calidad de vida sin destruir las capacidades de autoorganización de los ecosistemas de los que la sociedad obtiene todos los recursos para sobrevivir. Asimismo, en este planteamiento, es crucial la activa participación ciudadana en la toma de decisiones de manera conjunta con autoridades y empresarios.

Ante este panorama, nos preocupa el bajo perfil que todos los candidatos tienen al respecto. Felipe Calderón asocia el concepto de desarrollo sustentable a una versión de desarrollo industrial con “rostro humano”, sin especificar las formas y estrategias de conservación de los ecosistemas mexicanos. Andrés Manuel López Obrador, habla de reforestar el país con plantaciones comerciales, lo que entraña una seria amenaza para la biodiversidad de los ecosistemas y finalmente, Roberto Madrazo, simplemente ignora en su discurso este tema.

Por lo anterior, aún es tiempo de poder solicitar a los candidatos que definan una plataforma político ambiental en los tres rubros en los que se entiende el desarrollo sustentable: mejorar la calida de vida y los procesos de participación ciudadana, conservar los ecosistemas, elevar la productividad sin incrementar la destrucción de los mismos, ni la pobreza de la población.

La discusión amerita foros de reflexión ciudadana, en donde se tomen en cuenta las experiencias de grupos bien informados, ya sean académicos, ambientalistas, empresarios, campesinos, obreros y ciudadanos en general.

La madurez de la democracia en México, exige también una reflexión ciudadana ambiental que trascienda la ingenua y hasta perversa idea de que lo ambiental es solo plantar árboles o hablar de sustentabilidad como sinónimo de crecimiento económico.

jueves, abril 06, 2006

ESPACIOS UNIVERSITARIOS, ESPACIOS CIUDADANOS

Autora: María Isabel Royo Sorrosal
Publicación: Síntesis, 6 de abril de 2006.

En 1998, la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI convocada por la UNESCO resaltaba el papel que tienen las instituciones de educación superior e investigación como formadoras de “una masa crítica de personas cualificadas y cultas” sin las que no se puede garantizar el desarrollo endógeno y sostenible de los países. Más adelante, la Secretaría de Educación Pública mexicana expresaba, en su Programa Nacional de Educación (2001), que la “educación superior será la palanca impulsora del desarrollo social, de la democracia, de la convivencia multicultural, y del desarrollo sustentable del país”. Efectivamente, el gran desafío asignado a la universidad tiene que ver con la formación de profesionales de nivel superior que, al mismo tiempo, contribuyen a la consolidación de una sociedad basada en principios como la justicia, libertad, equidad y solidaridad, que benefician a todos sus miembros.
Para lograr estos universitarios-ciudadanos, las instituciones deben ofrecer “espacios de convivencia adecuados a su edad” como expresa en la visión a 2025 el mismo Programa mexicano. Espacios o círculos de reflexión y proyectos de cooperación altruista donde “la tensión creadora” de los jóvenes venza a la mediocridad y la desesperanza; donde se realicen la pregunta y respuesta que sobre ellos se hace Mario Benedetti: “¿qué les queda a los jóvenes?... no dejar que les maten el amor / recuperar el habla y la utopía”.
Necesitamos espacios universitarios alternos, curriculares o extracurriculares, donde la presencia vital y la comunicación personal de los participantes hagan posible la confianza en sí mismos y en los otros; y permitan la elaboración de proyectos que, a partir de la preparación profesional y ciudadana de los estudiantes, contribuyan a la construcción de una nueva sociedad.
El vacío de la existencia, mitad impotencia ante el devenir y mitad frustración por su realización, se llena con la experiencia concreta de buenas prácticas profesionales y vitales, y por la comunicación genuina, profunda y duradera con el otro y con uno mismo. Aprender a expresarse, vivenciar la comunicación propiamente humana, degustar la plática de algo interesante, saborear nuevas vivencias y conocimientos, son aportes que pueden hacer realidad estos espacios universitarios, donde se desarrolle lo más humano de los futuros profesionales y se favorezca su compromiso como ciudadanos activos.
En definitiva, también las universidades hemos de propiciar espacios que se conviertan en buenas prácticas ciudadanas donde, como diría el mismo Benedetti, los jóvenes sobre todo cumplan el “hacer futuro / a pesar de los ruines del pasado / y los sabios granujas del presente.”

Política Exterior en Transición

Autor: Mtro. J. Gerardo Palomo González
Publicación: La jornada de oriente, 6 de Abril 2006

Una de las principales preocupaciones de los Estados Unidos de Norteamérica está dada por la incertidumbre a la que se ven confrontados sus intereses en la nueva escena internacional. Entre los grandes cambios geoestratégicos ocurridos en las últimas tres décadas tenemos la formación de distintos bloques regionales caracterizados por un marcado proceso de integración económica. Al mismo tiempo empiezan a perfilarse nuevas líneas de actuación internacional que aunque impulsan un tratamiento multilateral de intereses que les son comunes, esto mismo es percibido por la actual administración de los EU como una forma de poner en entredicho su hegemonía al considerar que dado su poderío económico y militar, su toma de decisiones no tendría que pasar por ningún tamiz multilateral.
Nuestro país se encuentra inscrito en uno de tales bloques regionales, el de América del Norte, claramente alineado a los EU desde la administración Salinas hasta la fecha, y al que fue conducido sin que su sociedad fuese realmente consultada; todo al calor del la caída del muro de Berlín y el colapso de la URSS.
En la Cumbre de las Américas de noviembre del 2005, el presidente de México se vio envuelto en una peculiar polémica con dos mandatarios (y un futbolista). El tono sensacionalista que se acordó al intercambio de declaraciones entre los presidentes de México y Venezuela, en su caso, en realidad contribuyó a ocultar el fondo del problema: el estancamiento del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), proyecto que reproduciría al espacio latinoamericano como zona de influencia de los EU, por un lado, y el hecho de que los desplantes declarativos del ejecutivo mexicano no hacían otra cosa sino aislarnos diplomáticamente del proceso de integración que está en marcha en América del Sur, por otro, en el que Venezuela y Bolivia juegan un papel clave en términos energéticos. Un proceso de integración cuya consolidación contribuiría a relativizar el carácter de América Latina como zona de influencia de los EU o marcar el principio del fin de dicho carácter.
En este sentido, cabe preguntarse si el candidato que gane las próximas elecciones dispondrá del margen de maniobra necesario para desmarcarse de la política de la actual administración norteamericana con respecto a AL. Sobre todo si el gobierno saliente termina por heredarle un escenario nada halagüeño: una frontera norte en la que las instituciones de seguridad pública están desbordadas por la violencia del narcotráfico, en la que aparecen túneles por los que puede pasar casi cualquier cosa, una frontera sur cuyo control es una incógnita; continuas manifestaciones de violencia en diferentes estados de la república resultado del ajuste de cuentas entre cárteles disputándose mercados, rutas de tránsito o cobro de facturas; y no deja de causar sorpresa que el ahora secretario de seguridad pública “descubra”, a finales del sexenio, el brutal avance del narcomenudeo; sin dejar de lado secuestros e incremento de la delincuencia asociada al consumo de estupefacientes. Lo que nos indica que los intereses del crimen organizado han terminado por instalarse en la dinámica de nuestra política interna. Agreguemos las limitaciones con respecto a la creación de empleos y el flujo migratorio a ellas asociado. La cereza del pastel para el candidato triunfador oscila entre el tema de la gripe aviar o el terrorismo internacional.
Puntualicemos, la presencia de intereses del crimen organizado no sería un rasgo privativo de nuestro país. Lo que sorprende es la amplitud de su presencia en el tejido social, político y económico y el hecho de que no hubiesen podido alcanzar los niveles de desarrollo que se advierten sin una determinada cobertura política; siendo esta relación lo que permite destacar una tendencia de inestabilidad que pone en entredicho la gobernanza misma. Pues resulta que la justicia no sólo tiene que perseguir al crimen organizado sino también a los grupos de poder político responsables de su desmedido crecimiento, no se advierten iniciativas de desarrollo institucional que permitan enfrentar este efecto desestabilizador en lo global y si el aparato seguridad pública y de justicia tampoco quedan exentos de responsabilidad el resultado es particularmente grave: pérdida de legitimidad de la organización política de la nación en su conjunto, desnacionalización e inestabilidad. De manera significativa, la semana pasada el señor Bush declaraba que los “vecinos” de los EU debían ser estables.El candidato que gane lo hará en condiciones nada propicias para emprender negociaciones con el vecino país del norte, lo que podría conducirnos a tener que hacer serias concesiones en términos energéticos y alinearnos a su posición con respecto a AL. Pues entre la presión de nuestra política interna anteriormente descrita y la que resulta de las fuertes relaciones de interdependencia desarrolladas con los EU en últimos 30 años, la política exterior del país estaría en una pinza de la cual no será fácil desprenderse. Y por cierto, la entonces URSS renunció a su zona de influencia de manera pacífica, ¿los EU estarán dispuestos a una renuncia equivalente y de manera pacífica?