jueves, febrero 26, 2009

Tenemos derecho a la educación, pero de calidad

Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicación: La Jornada de Oriente, 26 de febrero 2009

El pasado 16 de febrero el Consejo Ciudadano Autónomo por la Educación publicó un desplegado en el cual demanda al Gobierno Federal (aunque yo entendería que también a los otros dos niveles de gobierno) algunos puntos clave para que quienes en México tengan acceso a la educación la reciban de calidad.

Organizaciones diversas como el Consejo Coordinador Empresarial, la Fundación Empresarios por la Educación, Mexicanos Primero, la COPARMEX, la CONCAMIN e intelectuales como Denise Dresser, Sergio Aguayo, Paco Calderón, Sylvia Schmelkes hacen hincapié en que el derecho a la educación es algo más que tener a niñas y niños inscritos en las escuelas.

Desde hace tres años el Consejo se ha empeñado en señalar que dado que en la educación se juega gran parte del futuro de México es necesario que organizaciones y ciudadanos no quitemos el dedo del renglón, que exijamos lo que legítimamente nos corresponde.

En esta ocasión, al decir de David Calderón –Director de Mexicanos Primero- en el artículo que publicó en El Financiero el 18 de febrero pasado: “el documento hace cuatro preguntas a la autoridad: ¿Por qué no se sabe cuántos maestros hay y dónde dan clase?; ¿está ya asegurado el concurso de oposición?; ¿qué garantías hay de que los maestros tienen un desarrollo profesional basado en sus capacidades?; ¿cómo se reconoce al maestro entregado y comprometido?”

Con ellas las organizaciones y los intelectuales firmantes llaman la atención sobre un punto nodal: si se quiere marcar la diferencia en lo educativo hay que reconocer la importancia definitiva de los maestros, pero el problema es que falta muchísima claridad en lo que a ellos se refiere.

La historia de la educación pública en México y su relación con el sindicalismo magisterial han provocado más oscuros que claros en cuestiones como plazas, asignación de maestros, competencia para ocupar los puestos docentes.

Es necesario que exijamos transparencia, que pidamos que las cosas se vean como son para que se pueda realizar mejora donde sea necesario y reconocer a quien reconocimiento merece: determinar las plazas reales, asignarlas por concurso de oposición adecuadamente vigilado por actores externos a la SEP y el SNTE.

Y siguiendo en la lógica de la importancia de los docentes en el acto educativo: no hay que cejar en lo que a su formación permanente se refiere: concurso de oposición y educación continua son dos columnas básicas para sostener el edificio magisterial. Y es que como señala David Calderón: “así que es bueno y saludable todo lo que tiene que ver con escuela segura, infraestructura, etcétera, pero el corazón del derecho [a la educación de calidad] se juega mucho en la docencia.”

Y que ella tenga el papel que le corresponda supone que los ciudadanos, quienes enviamos a nuestros hijos a las escuelas, retomemos el papel que los regímenes a lo largo de décadas nos han quitado: el de actores / autores de la educación.
No somos espectadores, sino personas que podemos y debemos estar pendientes, colaborar y exigir algo más que aulas: aprendizajes que permitan a quienes hoy empiezan la vida ser mañana quienes retomen este país y lo reinventen de ser necesario a fin de que sea el hogar que necesitamos y en el cual podamos vivir con dignidad. Abandonar en los políticos

lunes, febrero 23, 2009

Liberadora verdad de la Evolución

Autora: Celine Armenta
Publicación: Síntesis, Pendiente

A fuerza de tanto escuchar que la verdad es liberadora, solemos perder de vista la actualidad de este hecho. Aclaro que no me refiero a la frase en su contexto bíblico, sino a la frase cotidiana que no sólo sirve para reprender a los estudiantes que por pereza se limitan a aceptar acríticamente lo que otros dicen, sino para renovar el entusiasmo cotidiano de los profesionales de la investigación y la educación, a quienes la certeza de que la verdad incrementa la libertad de las personas y las sociedades, nos hace infatigables. ¡Educar es liberar, y vale todo el esfuerzo del mundo!
El tema queda bien ilustrado por el incansable Charles Darwin, quien nació hace 200 años en febrero de 1809; y 50 años después publicó uno de los textos más liberadores de la humanidad y del pensamiento humano, “El origen de las Especies”, cuya primera edición se agotó en un solo día.
La evolución como hecho científico, y el evolucionismo como paradigma están en construcción constante; se afinan día a día, precisamente porque son ciencia y por ello están sujetos al escepticismo y al escrutinio. Los estudiosos y los estudiantes no sólo tenemos derecho de revisarlos, hallarles defectos y proponer mejoras; tenemos el deber de hacerlo. Como el resto de la ciencia, la evolución es liberadora porque ninguna autoridad obliga a creerla; porque quien la comprende, la acepta; y porque es totalmente comprensible. No es simple, pero no es un misterio; tampoco es un dogma o una doctrina incuestionable. Es un producto orgullosamente humano. Es la verdad, la mejor explicación posible, la única que tenemos a mano sobre la manera como surgieron las especies, como aparecimos los seres humanos y todos los demás seres vivos, diminutos y enormes, vivos y extintos.
Bienvenidas la verdades tan grandes como la evolución o tan pequeñas como las que construimos a diario los ciudadanos que nos negamos a obedecer sumisa y cómodamente a quienes tratan de imponer engaños y falacias, con el puro argumento de su autoridad. ¡Todos nos merecemos una felicitación, junto con el cumpleañero Charles Darwin!

El peso mexicano se colapsa

Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicación: E-Consulta, 23 de febrero 2009

La crisis de Norteamérica en México se ha comenzado a sentir a través de la depreciación de la moneda nacional. El peso inició su pérdida de valor a partir de agosto de 2008 y en la primera semana de febrero de 2009, el dólar alcanzó una cotización intradía de 15 pesos por unidad. El Banco de México (Banxico) intervino en el mercado cambiario, logrando alejarlo de lo que se denominó la barrera psicológica de los 15 pesos. Por otro lado, el riesgo país, medida que expresa la posibilidad de una economía de responder a sus compromisos externos de corto plazo, se ha incrementado de menos 100 puntos en mayo de 2007 a más de 400 puntos al terminar 2008. Ello no sólo significa que México pierde atractivo como destino del capital extranjero, sino que se comienza a registrar un problema de disponibilidad de divisas y de liquidez.
En un régimen de tipo de cambio flexible, o de flotación sucia (es decir, con intervenciones discrecionales por parte de la autoridad monetaria), como el que actualmente rige en México, el precio del dólar se determina por la oferta y demanda. La oferta de dólares americanos en nuestro país proviene de los siguientes rubros: por un lado, de las sumas subastadas por Banxico en el mercado cambiario provenientes de las reservas internacionales y por el otro, de principalmente seis actividades económicas: a) inversión extranjera directa, b) exportación de petróleo; c) industria automotriz y maquiladora; d) remesas, e) turismo y f) narcotráfico.
Del 8 de octubre de 2008 al 10 de febrero de 2009, Banxico subastó 17.9 mil millones de dólares, equivalentes a más del 20% de las reservas internacionales, para evitar una depreciación aún mayor del peso. Esta cantidad equivale al total de inversión extranjera directa captado en 2008. Las reservas se incrementan si la oferta de divisas en México es mayor a la demanda. En años recientes, cuando el precio internacional del petróleo rebasaba los 100 dólares por barril, las exportaciones de crudo mexicano apuntalaron el crecimiento de las reservas internacionales. Pero si en este año el nivel de reservas no se restablece y por el contrario, solo disminuye, estaríamos ante una mayor presión del tipo de cambio.
Se estima que debido a la recesión mundial, la inversión extranjera directa descenderá de cerca de 18 mil millones de dólares en 2008 a 15 mil millones de dólares en 2009; la caída de los precios del petróleo, sumado a la reducción de la capacidad productiva de PEMEX, a causa del agotamiento del complejo Cantarell, representará no solo menos divisas para el país este año, sino menos ingresos tributarios para el gobierno federal; la crisis económica en los Estados Unidos seguirá ligada al aumento de su índice de desempleo (7.6% y 9.2% entre los hispanos para enero de 2009) y con ello a la caída del monto de remesas para México; la reducción del consumo en el ciudadano estadounidense promedio, ha repercutido ya en una caída severa en las exportaciones mexicanas, en especial las manufactureras y las de la industria maquiladora (automotriz, aparatos electrodomésticos, textiles, etc.); y por último, a pesar de la depreciación del peso y de lo atractivo que se vuelve para los turistas extranjeros visitar nuestro país, es probable que el desempleo y la inseguridad reduzcan la derrama de divisas derivadas del turismo en este año. La única fuente de divisas que parece no sufrir la crisis es el crimen organizado, que tan sólo por concepto de exportación de estupefacientes aporta un monto estimado de más de 16 mil millones de dólares anuales al país.
Análogamente, pero por el lado de la demanda, el peso ha sufrido severos ataques cambiarios. Muchas empresas han estado comprando grandes cantidades de dólares por diferentes motivos. Algunas contrataron instrumentos derivados mediante los cuales se comprometieron a pagar fuertes cantidades en dólares. Tal fue el caso de Comercial Mexicana, Corporación Durango, Vitro, Cemex, etc. Otras, que en años anteriores contrataron préstamos en el extranjero, enfrentan ahora un incremento de más de 40% de sus deudas en dólares en términos de pesos. Si a ello añadimos la caída de demanda externa de sus productos o servicios, su posibilidad de generar divisas se reduce. Estas empresas se ven obligadas ahora a vender sus activos, incluyendo papel comercial como por ejemplo CETES, para hacerse de liquidez y comprar dólares. No solo buscan liquidar sus deudas, sino mantener sus activos en moneda extranjera, puesto que el rendimiento en instrumentos de renta fija denominados en pesos, disminuye con la depreciación. Otro fuerte incremento de la demanda de dólares se ha dado por parte de la banca extranjera con filiales en México, puesto que sus casas matrices se han visto golpeadas por la sequía del crédito y requieren urgentemente de liquidez.
Si la oferta de dólares se reduce y la demanda de dólares se incrementa, el resultado es una presión doble en contra de la moneda nacional y las reservas internacionales. Ello nos dice que la probabilidad de que la depreciación continúe a lo largo de 2009 es alta. La depreciación encarece los costos de producción de muchas empresas; éstas se ven obligadas no solo a ajustar sus precios de venta, sino el valor de sus activos. Por ejemplo, en el sector inmobiliario se han tenido que cancelar ventas porque la depreciación alteró el precio de casas y terrenos. Según la teoría de tipos de cambio, una moneda debe experimentar una fuerte depreciación antes de estabilizarse. Esto se conoce en la literatura como “sobrereacción” u “overshooting”. Consiste en el alcance de un punto de inflexión a partir del cual la depreciación toca un techo y se inicia un proceso de apreciación. Es decir, si el dólar se fuera a 18 o 20 pesos por ejemplo, la rentabilidad en México medida en dólares se incrementaría sobremanera, lo cual daría paso a la apreciación de la moneda. No olvidemos que invertir en pesos es atractivo siempre y cuando el rendimiento supere los riesgos de la inflación y la depreciación del tipo de cambio. Pongamos un ejemplo simple, si yo hubiera invertido 100 dólares en México en agosto de 2008, cuando el tipo de cambio estaba a 10 pesos por dólar, hubiera obtenido 1000 pesos que invertidos a una tasa de interés anual de 8.25% me podrían haber producido 1008.25 pesos. Si con ese dinero compro dólares a 14.5 pesos, obtendría sólo 69.5 dólares, es decir, una pérdida de más del 30% de mi inversión. Pero si yo invierto 100 dólares cuando el tipo de cambio estuviera digamos a 18 pesos, obtendría 1800 pesos que a una tasa anual de 7.75% me darían 1814 pesos. Si en ese transcurso el peso se aprecia a 15 pesos por dólar, yo tendría 121 dólares o un rendimiento de casi 20% de mi inversión. Así, mientras el primer esquema alienta a la fuga de dólares, el segundo, opera en la dirección contraria.

jueves, febrero 19, 2009

¿Corrupto el Sistema Judicial?

Autor: Eduardo Almeida Acosta
Publicación: Jornada de Oriente, 19 de febrero 2009

¿Corrupto el sistema judicial? Sí: 93%. Es el resultado de una encuesta realizada por la Jornada de Oriente en el área metropolitana de la ciudad de Puebla a 240 ciudadanos que habitan viviendas particulares con servicio telefónico. Además, según el sondeo, el 84% de los entrevistados estima que el Poder Judicial no es autónomo del Gobierno.
Este es el encabezado y la información que reporta La Jornada de Oriente el miércoles 28 de junio de 1995 en el número 265, año 6, de este diario, como resultado del sondeo mencionado a raíz del asesinato del Magistrado Abraham Polo Uscanga.
Escribía entonces Sergio Cortés Sánchez, el responsable del sondeo:
“Credibilidad es lo reclamado y para ello, es necesario dar garantías de cambio como lo es la probidad, la eficiencia y el cese a la impunidad y a las arbitrariedades; el poder judicial debe ser profundamente reformado, como también los cuerpos de procuración de justicia y los encargados de la seguridad pública”.
Casi trece años después, la credibilidad de las instituciones no ha mejorado. Casi trece años después, el máximo tribunal de justicia de la nación vuelve a demostrar que sus miembros, salvo honrosas y valientes excepciones, como los magistrados Góngora, Meza y Gudiño, no están a la altura de honestidad intelectual, valor a toda prueba y libertad interior que requieren sus funciones. No parece inquietarles el deterioro institucional, el impacto negativo en la cultura política, y la provocación a la violencia que sus decisiones generan. No parece inquietarles la situación caótica actual del país y la urgencia de favorecer la paz entre los mexicanos, de propiciar reconciliaciones, la distribución equitativa de la riqueza, la defensa del trabajo, la lucha contra todas las formas de opresión.
Como expresa Miguel Concha, presidente del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria a propósito de la convalidación de la impunidad de los altos funcionarios en el caso Atenco por parte de la SCJN:
“No quiso ejercer sus facultades y señalar los responsables de más alto rango que planearon y ordenaron los operativos policíacos en San Salvador Atenco”.
Luis Arriaga, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez también lamentó que los ministros no hayan asumido sus facultades.
Con una Corte que convalida la impunidad en el caso Marín-Cacho y en el caso Atenco, vale la pena volver a recordar lo que escribió Sergio Cortés Sánchez en 1995. La respuesta a la pregunta ¿Corrupto el sistema judicial? Sigue siendo afirmativa.

lunes, febrero 16, 2009

El mayor logro de los maestros

Autor: Guillermo Hinojosa Rivero
Publicación: E- Consulta, 16 de febrero 2009

La Secretaría de Educación Pública y muchos expertos en diseño de planes y guías de estudio sugieren que los objetivos educativos se señalen en tres apartados: los conocimientos, las habilidades y las actitudes que habrán de adquirir los estudiantes como resultado de sus estudios. Suena perfectamente racional pero me parece que ninguno de esos tres renglones, juntos o separados, describe lo que los maestros aspiran lograr con sus alumnos especialmente en la educación media y superior.

Aun los expertos en pedagogía dudarían antes de responder si se les preguntara su opinión sobre si los mejores maestros son aquellos que logran que sus alumnos adquieran los conocimientos, habilidades y actitudes especificados en la guía de estudios. Muchos relatos de escritores que rememoran sus años escolares nos hablan de algún maestro especialmente querido y admirado, el maestro mágico; invariablemente ponderan, no los conocimientos y destrezas que ese maestro les enseñó, sino algo más cercano a las actitudes que les mostró.

Si usted recuerda algún maestro mágico de sus años de estudiante, casi podría asegurarse que recuerda más sus rasgos de carácter, sus dichos, su manera de dar la clase, que los objetivos educativos del curso.

Creo que los maestros mágicos son aquellos que nos hacen amar el conocimiento. Aquellos que logran que estudiemos por nuestra cuenta. No necesariamente son aquellos que nos deslumbran con su saber o nos mantienen embelesados durante la clase. Aun los maestros aburridos pueden aspirar a la magia de transmitir el gusto por el estudio.

Ese es, me parece, el mayor logro a que puede aspirar la educación en general y los maestros en particular. Pero no sabemos cómo alcanzarlo ni hay recetas. Quizá así esté bien. Quién sabe qué pasaría si fuéramos capaces de manejar los gustos de nuestros alumnos.

En ocasiones les he preguntado a mis estudiantes de licenciatura cómo podríamos lograr que un maestro los motivara para que se pusieran a estudiar por el puro gusto de hacerlo. Primero no entienden bien el problema; responden con sugerencias para hacer la clase entretenida: trabajar en equipo, hacer buenas presentaciones, etc. Contraargumento que no se trata de tenerlos entretenidos las dos horas de clase. Cuando comprenden la intención de mi pregunta opinan que el amor al estudio ya es cosa de cada quien, que tiene poco que ver con el maestro.

Tal vez los estudiantes tengan razón en querer clases entretenidas como el mejor medio para que les guste la materia; aunque les hago ver que ni los cómicos de la televisión pueden hacer lo que esperan de los maestros: divertirlos durante las dos horas de clase. Tal vez también tengan razón en que el amor al estudio ya es cosa de cada quien. Pero me resisto a creer que no podemos hacer nada excepto confiar en la suerte de tener buenos alumnos que ya traigan el gusto por el conocimiento.
Creer que la responsabilidad es del estudiante es la posición cómoda para los maestros que pueden culpar a sus estudiantes por no aprender. Eso piensan algunos maestros. Creer que todo es responsabilidad del maestro es la posición cómoda para algunos alumnos que piensan que si el maestro fuera bueno ellos aprenderían. Así parecen creerlo cuando culpan al maestro por ser aburrido o poco motivador. ¿Quién tiene la responsabilidad?

No es una pregunta fácil de responder y tampoco vale la salida casi trivial de decir 'es responsabilidad de ambos'. Pero si estamos hablando del amor al estudio como un logro de los maestros, sin duda mucha de la responsabilidad es de ellos. Algo pueden hacer los maestros para ser, a veces, para algunos de sus estudiantes, un maestro mágico.

Formación por competencias, un golpe de timón en la perspectiva educativa actual

Autor: Mauricio López Figueroa
Publicación: Síntesis, Pendiente

La educación actual se encuentra profundamente desafiada. Por principio de cuentas hoy comenzamos a reconocer la importancia de reaprender la realidad, la cual se nos muestra no como una línea de hechos causales orientados hacia delante, sino como una red compleja de hechos y circunstancias relacionados entre sí en distintos niveles y dimensiones, un tramado de situaciones en tensión a las que nos debemos aproximar en una actitud abierta e inquisitiva, con una disposición a tratar de entender los diferentes factores implicados. En la medida en que ejercitamos esta actitud, la realidad se nos revela en todo su dinamismo, en toda su posibilidad.
Por otra parte, hemos aprendido que educar auténticamente no sólo significa difundir y promover el registro de determinados datos que los estudiantes eventualmente deberán repetir. Hoy reconocemos que educar exige en primer lugar contribuir a la promoción de las capacidades y los dinamismos de los estudiantes en sus distintos contextos para que sean ellos quienes progresivamente resuelvan, transformen y resignifiquen sus distintas realidades compartidas. Educarnos ciertamente significa liberar nuestro potencial.
El enfoque basado en competencias (EBC) es una corriente relativamente nueva en la educación, particularmente en la educación superior. Esta perspectiva educativa, surgida en el ámbito de la capacitación laboral, se basa fundamentalmente en los siguientes principios: 1) el sujeto posee una serie de potencialidades que debe desarrollar; 2) estas potencialidades son desafiadas y dinamizadas por la diversidad de contextos específicos, los cuales están problemáticamente interrelacionados; 3) desarrollar las competencias significa construir una perspectiva integral de la realidad que mueve a enfrentar significativamente toda la vida, y no sólo una parte de ésta; y 4) el desarrollo de las competencias implica una serie de desempeños autónomos –adaptables, heurísticos, pertinentes y relacionados a criterios— que expresan el progresivo autoconocimiento de lo que el sujeto es capaz de hacer, de lograr, de pensar; y que expresan también su progresiva capacidad de comprometerse con la realidad. Estos desempeños autónomos manifiestan la capacidad del sujeto de ser, de ser para el mundo y de ser en el mundo; el sujeto competente sabe actuar, sabe convivir, sabe trabajar. Sabe vivir.
En educación, el EBC supone un sinnúmero de implicaciones institucionales, curriculares, pedagógicas, didácticas y de formación docente, implicaciones que será conveniente revisar más adelante. No obstante, conviene señalar al menos dos aspectos nucleares: que el EBC supone un cambio fundamental en la perspectiva educativa que subyace a la práctica del profesor (qué es educar, para qué educar, cómo educar…); y que toda la estructura educativa orientada por el EBC deberá girar en el proceso de evaluación y autoevaluación que permita al alumno caer en la cuenta de los procesos de aprendizaje implicados y de los alcances logrados.

martes, febrero 10, 2009

La escritura de los zombis

Autor: Guillermo Hinojosa Rivero
Publicación: Síntesis, 10 de febrero de 2009

Recientemente se difundió en los medios educativos el comentario de una investigadora de la facultad de psicología de la UNAM sobre la escritura de nuestros escolares. El encabezado resumía 'Los niños mexicanos escriben como zombis'. Si entiendo bien, lo que quería decir es que los niños no pueden utilizar la escritura como medio de comunicación. Los niños pueden hacer lo que hace una computadora: copiar un texto y tomar dictado, pero no pueden escribir para comunicar ideas.

La habilidad para escribir no es algo que se adquiera en toda la educación básica o media superior; ni siquiera un título universitario es garantía de saber escribir. La mayoría de los estudiantes saben, copiar textos, parafrasear ideas, llenar renglones con las ideas que se les van ocurriendo en un proceso de asociación libre y muy poco más. A veces, a eso se le llama saber escribir pero la diferencia entre páginas llenas de frases y un texto escrito es más o menos la misma que existe entre las improvisaciones de un cómico que debe hablar por cinco minutos mas de lo previsto, y una conferencia o un discurso con un objetivo específico.

Pero ¿quién necesita saber escribir? Escribir para exponer ideas, para hacer una crónica, para hacer un comentario, un informe o, por decir lo menos, para escribir una carta solicitando una aclaración; no para llenar formularios o contestar cuestionarios, ni para elaborar una factura, una nota de venta, una dirección, un recado o un recordatorio en la agenda. Me parece que la respuesta es 'muy, pero muy pocas personas'.

Entonces ¿está bien que nuestros escolares no aprendan a escribir, al fin que no necesitarán hacerlo en su vida futura? Me parece que la respuesta es no. Para poder escribir se necesita saber pensar. Difícilmente podemos estar conformes con una sociedad en la que la mayoría de sus miembros no necesitan pensar y en la que muy pocos saben hacerlo.

lunes, febrero 09, 2009

La escuela y el capital social

Autora: Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicación: E-Consulta, 9 de febrero 2009
Los recursos con los que cuenta una persona o una sociedad por su pertenencia a un grupo social para participar y cooperar en ella, son considerados como el capital social. Se resumen básicamente en la palabra “confianza”. El capital social se considera como uno de los factores del desarrollo económico, político y social. Por ello tiene un lugar importante en las teorías contemporáneas sobre el desarrollo.
Para la educación del siglo XXI es apremiante considerar las implicaciones de la formación en la convivencia social. Ésta va emparejada con la competencia cívica o ciudadana. Este es el tema tratado por José Antonio Marina y Rafael Bernabeu. (Competencia social y ciudadana. Alianza Editorial, Madrid, 2007)
A partir de su lectura me surgen ahora algunas ideas que pueden trasladarse a la vida escolar. Tiene dos grandes virtudes hacerlo: primero nos permite ver un tema fundamental, las relaciones de confianza o desconfianza en la escuela; segundo, nos permite plantear la pregunta de qué tan importante es o puede ser la escuela para crear o destruir el capital social.
Trabajar por la convivencia escolar es apostar al enriquecimiento de este capital que es conformado por todos y que a la vez lo disfrutamos todos.
¿Cuál es el capital social de nuestras escuelas?
Hay varios elementos que pueden ser considerados como parte de la convivencia escolar y que por lo tanto van encaminados a construir nuestro capital social. Por ejemplo, la confianza que pueda existir entre los directores y los profesores, o con los padres de familia, la relación entre profesores y alumnos. Todos tenemos quizá ejemplos de confianza en la escuela; sin embargo, posiblemente lleguen a nuestra mente más ejemplos en los que se parte de la desconfianza y la poca valoración de los otros, sobre todo cuando se trata de quien tiene mayor poder.
Otro elemento que puede ayudar a evaluar el capital social es el grado de violencia en las relaciones personales. Aquí habría que distinguir entre violencia física y otros tipos de violencia como la psicológica. También podemos encontrar relaciones en las que priva la falta de respeto tanto de alumnos a profesores como de los mismos profesores a los alumnos y con los demás miembros de la comunidad educativa; por no hablar de la violencia entre compañeros que se incrementa día con día. El valor al que se tendría que apelar principalmente es el respeto.
La corrupción es también un elemento importante que influye en el capital social. Solemos hablar de corrupción en los políticos y poco analizamos la corrupción al interior de nuestras escuelas como instituciones y en las aulas. La deshonestidad entre profesores y alumnos tanto en la manera de calificar como en los favoritismos y discriminación en el trato personal, por hablar de algunos ejemplos. Aquí se ve muy claramente la implicación ética.
La manera en que abordamos el conflicto forma parte de nuestro capital social: hay quien considera que es necesario evitar los conflictos para convivir mejor. Sin embargo el saber abordarlos de manera positiva ayuda a crecer en la convivencia. El conflicto es natural en el ser humano. Los conflictos existen cuando hay diferencias y enfrentamientos de intereses. Es necesario saber tratar las diferencias y enriquecernos a partir de ellas.
El respeto por uno mismo es condición importante para que se dé la convivencia en la escuela y en todas las esferas. El respeto a la propia persona, al individuo, es primordial y a partir de él se establece la relación con los demás. Es importante analizar si en la escuela promovemos este respeto en los mismos estudiantes.
El capital social también se construye a través de conductas de tipo pro social como la solidaridad, el altruismo y la compasión. Es importante que se favorezcan experiencias en donde los alumnos puedan experimentar estas conductas para que puedan ser interiorizadas. El que los padres y maestros modelen estas conductas es importante también.
Una de las formas más explícitas de promover en la escuela el crecimiento de nuestro capital social es el aprendizaje de habilidades para trabajar juntos. El trabajo en equipo bien orientado, es una de las experiencias que favorecen la participación, la colaboración y la responsabilidad compartida.
Todos estos elementos pueden aplicarse al análisis de otras esferas sociales como la familia y otros grupos sociales a los que pertenecemos y de esta manera estamos abonando a nuestro capital social.
De acuerdo con lo anteriormente expuesto, en el desarrollo de la competencia de convivencia escolar no solamente se promueven conocimientos y habilidades relacionadas con el pensamiento, sino también habilidades afectivas, relacionadas con la educación de las emociones, para poder integrar habilidades sociales. Sin embargo es importante no perder de vista que el desarrollo de esta competencia tiene implicaciones éticas.
En un mundo globalizado como el nuestro, la alusión a valores universales como la honestidad, la justicia, la solidaridad y el respeto, por mencionar algunos ejemplos, es muy necesaria. De la misma forma, es apremiante proporcionar a los alumnos y profesores oportunidades de ponerse en la situación de otros, ya que esto favorece el desarrollo moral de los implicados y acrecienta el capital social.

jueves, febrero 05, 2009

Educación para la ciudadanía: una urgente necesidad

Autor: Martín López Calva
Publicación: La Jornada de Oriente, 5 de febrero 2009


“No es signo de salud el estar
bien adaptado a una sociedad enferma”

Jiddu Krishnamurti


El tema de la educación para la ciudadanía está cobrando una relevancia cada vez mayor en la sociedad actual. Un simple vistazo a las noticias o un recuento de los temas de conversación cotidiana en nuestros hogares pueden darnos idea de las razones por las cuales esta dimensión de la formación es una necesidad urgente.
La creciente espiral de violencia que se vive, la también creciente desigualdad social y la muy triste realidad de millones de personas que viven en situación de pobreza extrema –que tenderá a aumentar con la crisis financiera mundial que según los expertos durará al menos todo este año-, la destrucción de la naturaleza con sus consecuencias en el cambio climático, la discriminación por razones de género, raza, religión, preferencia sexual o cultura, la persistente violencia intrafamiliar y muchos otros males sociales son realidades cotidianas en el mundo y en nuestro país.
Esta situación de decadencia global, de auténtica “crisis de civilización”, manifiesta en lo económico, lo político, lo cultural, lo ambiental, lo espiritual, está pidiendo, según el pensador francés Edgar Morin[1] una “reforma del pensamiento”, una “reforma de la vida”, una “reforma de la sociedad”, una “reforma moral” y una “reforma del espíritu” (una reforma educativa).
Si bien es cierto que el proceso de deterioro planetario es un fenómeno complejo y su solución pasa por reformas profundas en muchos campos de la vida humana, la Educación ocupa un lugar muy importante en la respuesta a estos desafíos dado que es por medio de ella que se puede ir cambiando “el espíritu” –la mente y el corazón- de las nuevas generaciones.
Pero no podrá haber una real reforma de la educación que contribuya a revertir el proceso de decadencia humana si no se toma con toda la seriedad que requiere la formación para la ciudadanía.
Más allá de lo que se está haciendo actualmente con la inclusión de asignaturas como “Formación cívica y ética”, la formación ciudadana que requiere el mundo global implica un cambio de visión y de mentalidad en los educadores, en los diseñadores curriculares y en los directivos que definen las políticas de gestión de las instituciones educativas.
La formación para la ciudadanía en el mundo de hoy requiere de una formación en el pensamiento crítico que evite formar jóvenes que se adapten a esta sociedad enferma. Precisa también del desarrollo de una tolerancia activa, que implica la convicción de que el que piensa distinto puede también tener la razón. Necesita, aunque se escuche “cursi”, de una educación de la capacidad de amar –que no es un mero sentimiento espontáneo sino una decisión que brota de una educación emocional adecuada-.
Porque como afirmaba Martin Luther King, en la construcción de una sociedad más humana “…la verdad desarmada y el amor incondicional tendrán la última palabra”.

[1] Cfr. De entre la vasta obra de este autor, pueden consultarse: “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” o ”Educar en la era planetaria”.

martes, febrero 03, 2009

Responsabilidad social ante la crisis mundial

Autor: Eduardo Almeida Acosta
Publicación: E-Consulta, 3 de febrero 2009

Escribo el viernes 30 de enero en la víspera de que terminen los Foros de Belem y de Davos y unos días después del Foro legislativo “¿qué hacer para crecer?”. En este último, ex-presidentes de cuatro países recomendaron a nuestros gobernantes darse prisa, apurarse para acabar con la desregulación financiera, salvaguardar el empleo y la seguridad social, dedicar dinero al desarrollo social y a la producción, modificar la distribución de la riqueza y lograr readecuación entre los actores de la economía. Un programa difícil de poner en acción y más aún, de realizar, tomando en cuenta la orientación actual de la economía que manejan los que deciden el rumbo de nuestro país. Un programa bastante diferente al que se propone como “Rediseño del mundo post-crisis” en el Foro Económico Mundial de Davos por cuarenta jefes de Estado y participantes de 96 países. Un programa no tan radical, “descafeinado y pasteurizado” como diría Ricardo Rocha, pero apuntando a la propuesta del IX Foro Mundial Social de Belem por “una nueva civilización basada en otros valores”, una “postura clara y visible sobre la crisis”, como ha señalado Boaventura de Sousa Santos, analizando alternativas al capitalismo como las que proponen representantes de 4000 movimientos sociales de 150 países. Porque es preciso enfrentar ya la crisis mundial del capitalismo, las tremendas turbulencias financieras, el aterrorizador cambio climático, y la terrible escasez de alimentos. Y esto no se va a poder solucionar dedicando “recursos limitados” de billones de dólares al auxilio de fábricas automotrices, bancos voraces y empresas en quiebra. Está en juego la humanidad, el planeta y la naturaleza. Están en juego el presente y el futuro de la gran mayoría de compatriotas nuestros, ya de por sí sobreviviendo en la pobreza, carentes de acceso a la salud y a las instituciones de educación.
¿Qué hacer? Están ya en movimiento en México, esperando un mayor y más decidido respaldo de toda la sociedad, de los medios de comunicación, y de los líderes honestos de opinión y de acción, un gran número de iniciativas esparcidas a lo ancho y largo del país, como han documentado entre otros, Luis López Llera, Víctor Toledo, Sergio Zermeño y Sergio Rodríguez Lazcano, iniciativas que son como el punto de partida de ese otro mundo posible.
Como reconoce el Dalai Lama vivimos en un periodo oscuro de la humanidad que desafía a nuestra compasión, entendida como el “sentimiento de responsabilidad, de determinación de vencer el sufrimiento”. Para “la nueva civilización basada en otros valores” propone cooperación en vez de competición, altruismo en vez de ensimismamiento, compasión en vez de militarización, perdón en vez de venganza. Urie Bronfenbrenner, psicólogo infantil, sintetizaba su visión del crecimiento humano en el desarrollo de la compasión y del cuidado, en cuidar y vibrar, que era su comprensión del amor. Termino esta breve reflexión con las palabras finales del libro “Comunidad” de Zygmunt Bauman, uno de los sociólogos más lúcidos sobre la inseguridad que vivimos en este mundo hostil: “Si ha de existir una comunidad en un mundo de individuos, sólo puede ser (y tiene que ser) una comunidad entretejida a partir del compartir y del cuidado mutuo; una comunidad que atienda a, y se responsabilice de, la igualdad del derecho a ser humanos y de la igualdad de posibilidades para ejercer ese derecho”.

lunes, febrero 02, 2009

Continuando con el reto de educar

Autor: J. Vicente Hurtado Herrera
Publicación: Síntesis, 2 de febrero 2009

En enero las instituciones educativas reinician el ciclo escolar y el educador vuelve sobre las preguntas que le vienen acompañando en su vida profesional: ¿cómo educar? ¿qué estrategias implementar? ¿cómo hacer del curso una experiencia significativa?. Estas preguntas nos hablan de un educador retado por el educando, quien con su actitud pide nuevos cómos para la consecución de los objetivos educativos.
El educador tiene el reto de este nuevo sujeto, la persona del siglo XXI: tecnologizado, con otros marcos de referencia, otras formas de aprender, de acercarse, de juzgar la realidad.
Frente a este nuevo sujeto, las formas tradicionales de hacer educación chocan y se vuelven obsoletas, pues la demanda es que hagan del conocimiento algo significativo. ¿Qué hacer? volver sobre los viejos paradigmas que en otro tiempo funcionaron o disponerse a cambiar, a innovar.
Este reto viene a cuestionar toda la persona del educador: saberes, didáctica, el gusto por lo que hace, el sentido de vida, etc. Por tanto, la relación educativa representa para el educando un aprendizaje, un mutuo enriquecimiento.
Ser educador es una actividad en donde se apuesta la vida, pues se pone en juego la complejidad de la condición humana, los conocimientos, las habilidades profesionales, así como las emociones, los afectos, las preguntas de sentido.
Algunos consideran que trabajar en la educación es una actividad que cualquiera puede hacer. Pero ser educador, facilitador del conocimiento, no es cosa sencilla, pues requiere conocimiento y disposición.
Estar dispuestos para la educación requiere vocación, sentirse invitado, movido, retado; porque el valor de la actividad educativa no se agota en el ingreso económico, sino en la profunda convicción de querer acompañar el proceso de vida de niños, de jóvenes, de personas concretas.
Acompañar el proceso de desarrollo de las personas demanda algunas actitudes y convicciones profundas:
Confianza en que la persona cuenta con las capacidades, con el potencial humano para desarrollarse.
Paciencia, pues el educando camina a su propio ritmo.
Esperanza ya que a pesar de la limitación humana, siempre hay posibilidades de cambio.
La educación será generadora de cambios personales y sociales, en la medida que logremos provocar al educando, toquemos su inteligencia, sus emociones; cuando se sienta retado a superar lo “normal” y vea con ojos críticos y esperanzadores la realidad. Frente a este reto el educador tiene mucho que hacer, que leer, que escuchar, que experimentar, que sentir.
Estas líneas me han hecho recordar a un educador del siglo XIX, Juan Bosco, quien llegó a decir: “He prometido a Dios que hasta mi último aliento será para mis queridos jóvenes”.
Es con pasión y poniendo la vida por delante, como se podrá experimentar con mayor plenitud la opción por la educación, la decisión de acompañar el proceso de autoconstrucción de las personas.