viernes, agosto 26, 2011

MOVIDOS POR EL INICIO DE CLASES

Autor:José Vicente Hurtado Herrera
Publicado: La Primera de Puebla, 25 de agosto de 2011.

     Lista de escuelas, visitas a cada una de ellas, elección de institución, preinscripción e inscripción, lista de útiles, compras maratónicas, forrado y etiquetado de cuadernos y libros, compra de uniformes; desde hace algunas semanas ésta ha sido la experiencia de muchas familias ante el inminente regreso a clases, experiencia que ha implicado decidir e invertir para bien del desarrollo de sus hijos.
     A partir de esta semana ha dado el inicio ciclo escolar 2011-2012 según la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien en el decreto 099 anuncia que el lunes 22 de agosto regresan a clases más de 26.7 millones de estudiantes en todo el país, de los niveles preescolar, primaria, secundaria, capacitación para el trabajo y normalistas, en las más de 234 mil escuelas públicas y privadas de estos niveles.
     En total, en el presente mes de agosto estarán laborando más de 35 millones de alumnos en todos los tipos, niveles y modalidades educativas. En términos de escuelas, a las 234 mil ya mencionadas se suman 15 mil 400 planteles de bachillerato y profesional técnico, así como un poco más de 6 mil instituciones de Educación Superior. (SEP, 2011)
     Es claro que el inicio de clases pone en movimiento a un sector importante de la población, directamente a alumnos, profesores y padres de familia; pero también otros sectores de la sociedad entran en juego, como lo son el comercio y la política.
     Para los alumnos el regreso implica emoción, oportunidad de volverse a encontrar con los amigos, cierto nerviosismo cuando comienzan a asistir a una nueva institución; para el estudiante de educación superior la tensión de la elección asumida y el compromiso por hacer realidad su sueño profesional.
     Los profesores, los educadores, también son movidos en términos de planeación, de superación, de capacitación. El inicio siempre es la oportunidad de recordar la importancia de la labor que ejercen, del gran reto que tienen en sus manos al colaborar en el desarrollo integral de los chicos. El educador tiene claro que más allá de los límites del sistema educativo nacional y de los límites institucionales, tanto en la educación pública como privada, el compromiso es con los educandos, es conformarse en profesionales de la educación.
     Los padres de familia son movidos inicialmente por la elección de la escuela, considerando la inversión económica, valorando su modelo educativo, la ubicación respecto al hogar (la mejor escuela ha dejado de ser la más cercana), todos aspectos fundamentales para lo que está en juego: la formación de los hijos y la dinámica familiar. Pero éste sólo es el inicio, pues el compromiso por la educación de los hijos se extiende a lo largo del año, a lo largo de la vida, pues la primera responsabilidad educativa radica en la familia, en los padres, antes que en la escuela.
     Es evidente que otros sectores de la vida del país son profundamente movidos, por ejemplo el ámbito comercial y económico, pues es claro que se presenta un incremento en las ventas, los productores de material escolar y editoriales entran en un proceso de capitalización, pues sus productos invaden el comercio formal e informal. La economía se mueve en términos de gasto, de compra, de inversión.
     La política siempre es interpelada por la educación, como actividad fundamental en la vida de la sociedad. La sociedad demanda mejores políticas educativas, en términos de inversión, de cobertura, de capacitación de profesores, de mejores salarios, en general de calidad educativa. Se espera que los gobernantes de nuestro país se comprometan, más allá del discurso, por una mejor educación, y que no represente ésta un simple trampolín o bastión político.
     La educación está presente en la dinámica social y personal, nos acompaña en las diferentes etapas de la vida, inicialmente como educandos, posteriormente como padres de familia o como educadores, algunos más como políticos, como investigadores. La educación ocupa un lugar central a lo largo de la vida.
Para estar implicados conscientemente en la educación, es importante tener claro que ésta se fundamenta en la esperanza de que la persona puede ser mejor, que puede superarse, que puede desarrollarse integralmente, y que puede comprometerse en la construcción de una mejor sociedad, de lo contrario educar sería mera demagogia.



¿Quién son los Educadores Primarios?

Autora:Celine Armenta
Publicado: e – consulta, 23 de Agosto de 2011

     Millones lo estamos gozando; otros millones lo sufren; y muy pocos pueden decir que no les afecta en sus tiempos, sus recursos, espacios, energía, sueños y desvelos: es el regreso a la escuela de millones de niños y jóvenes mexicanos y de cientos de millones de niños en todo el mundo, en un ritual de coincidencia casi planetaria, en el que familias de todo tipo depositan en docentes profesionales la responsabilidad de educar a sus hijas e hijos.
     Los autobuses circulan llenos, mientras las papelerías, librerías, tiendas de ropa y de instrumentos musicales, peluquerías y misceláneas aumentan sus ingresos. No son pocos los giros que sobreviven todo un año, si logran hacer en estas fechas, literalmente, su agosto. Ciudades de todo tamaño, rancherías y comunidades, sincronizan sus ritmos con el sonar de timbres y campanas escolares, mientras millones de mujeres y hombres participamos directa e indirectamente en la empresa de mayores alcances en la Tierra: la educación de las nuevas generaciones.
     Estos caudalosos ríos de personas y recursos, expectativas e inversiones que cruzan bulliciosos nuestras geografías, son el mejor marco para mis reflexiones sobre las creencias absurdas que mantenemos acerca del papel de la familia y de la escuela en la educación de niños y jóvenes.
     Es común escuchar que "la familia es la primera y principal educadora de los hijos, y el referente fundamental en la formación de valores y principios" en tanto que "la escuela coadyuva y apoya a los padres, en su responsabilidad de educar"; y ni nos damos cuenta de que son mitos que a fuerza de repetirlos, pasan por verdades evidentes.
Pero no es así: la escuela y los educadores profesionales son responsables primarios de la educación; y así deben serlo. El tema amerita un tratamiento serio y detallado, pero ahora solo comento algunos aspectos.
     La familia es un invento relativamente nuevo en nuestra cultura. El maestro también es un invento cultural, pero parece ser más antiguo; ha acompañado a la humanidad casi desde sus inicios. Ello podría bastar para conceder que la tarea de educar se ha encomendado a expertos y profesionales de la educación desde tiempos inmemoriales; en tanto que es más reciente la consigna de que la familia —habitualmente ignorante de teorías, e inexperta en prácticas educativas— es educadora nata.
     Por otra parte, son evidentes las ventajas de encargar la diversidad de actividades humanas a los profesionales; y mientras más compleja la tarea, más profesionalización exigimos a quienes la ejecutan. Estilistas y jardineros, ginecólogas, laboratoristas, sastres, cocineros, veterinarias, técnicos automotrices y dentistas saben su oficio porque lo estudiaron y lo practican; se actualizan y van sumando experiencia día con día. Y sería absurdo afirmar que porque yo amo y comparto genes con alguien voy a cortarle el pelo, eliminar sus caries, hacerle un Papanicolau o confeccionarle un abrigo mejor que los profesionales. ¿Por qué afirmar entonces que madres, padres y familias sin conocimientos ni experiencia profesional en educación pueden educar mejor que quienes invierten largos años a prepararse y el resto de su vida a ejercer y actualizarse?
     La docencia, sus fundamentos e innovaciones han alcanzado una sofisticación tal que, como sucede en otros campos, la sociedad en su conjunto apenas distingue elementos de su complejidad; para comprenderlos, dominarlos y ponerlos en práctica se requiere una larga preparación y práctica.
     La madre y el padre deben tomar decisiones sobre la educación que recibirán sus hijos; e idealmente, a medida que los niños crecen, deben participar en esas decisiones. Pero esto no hace de la familia ni del sujeto, buenos educadores, ni menos aún, "los primeros educadores".
     Hay además investigaciones de sobra que demuestran que la legación de valores de padres a hijos es un mito; que generación tras generación los jóvenes construyen y asumen sus valores, frecuentemente en discontinuidad u oposición a los valores familiares.
Nada ganamos perpetuando el mito de la familia como educadora primaria, ni retrasando el ingreso de los niños a la escuela. En cambio convendría reconocer que los docentes de hoy día pueden y deben educar cabalmente. Y en consecuencia, unirnos todos los adultos con los padres, y los propios estudiantes, en la responsabilidad de exigir y vigilar la calidad de su docencia y en coadyuvar con los esfuerzos educativos de las escuelas y sus maestros. ¡Bienvenido el nuevo ciclo escolar!







Capacitación para líderes comunitarios

Autor: Alexis Vera Sánchez
Publicado: Síntesis Puebla, 23 de agosto de 2011

     En nuestros días, el gobierno (federal, estatal o municipal) ya no es capaz de resolver la mayoría de los problemas de la sociedad. De hecho, me parece que nunca ha sido capaz de hacerlo por completo; sin embargo, la gente siempre ha querido creer que el gobierno es una especie de padre súper poderoso que todo lo da y todo lo puede para sus fieles hijos; un padre sobreprotector que no permite que su hijo caiga, pero que tampoco permite que su hijo crezca; un padre que regala pescados (a veces sólo charales), pero no enseña a pescar (en especial a la población menos favorecida por el sistema). La idea paternalista de gobierno es menos que útil si queremos resolver de fondo los complejos problemas socioeconómicos de nuestro país. Muchos creemos que tales retos necesitan de una sociedad más auto organizada que de un gobierno todo poderoso. Pero los mexicanos no somos la población más fácil de organizar, al contrario, por lo regular somos de organización complicada si los comparamos con otras culturas. Es por esta razón que me parece crítico que la población esté mejor educada para organizare profesionalmente con el fin de movilizarse efectivamente hacia I logro de un objetivo de beneficio común.
     México necesita mejores líderes sociales en sus barrios, comunidades, ciudades y regiones. Gente con ética y genuina vocación de servicio, pero también con alta competencia para identificar oportunidades de desarrollo comunitario para movilizar recursos hacia el aprovechamiento de dichas oportunidades.
     Es por ello que en la
Universidad Iberoamericana Puebla nos congratulamos de haber iniciado el pasado sábado, con el auspicio de la Secretaría de Desarrollo Social del Ayuntamiento de Puebla, un par de diplomados en liderazgo comunitario que pretenden formar líderes sociales para la Ciudad. Se trata de un proyecto que busca crear capital social generar valor a la comunidad a partir de la formación de quienes trabajan con grupos generalmente marginados.