lunes, febrero 27, 2012

Prepa para todos


Autora: Celine Armenta datos del autor haz clik aquí
Publicado: e-consulta, 24 de febrero de 2012

     A muchos les pareció fuera de lugar y de tiempo; denunciaron que tras su premura se ocultaban obscenos fines electoreros; y reprobaron su falta de previsiones. Pero yo me niego a destacar los defectos de la reciente reforma constitucional, que ha vuelto obligatoria la educación media superior en el país. Celebro que fuera aprobada unánimemente por las Cámaras de legisladores, y que el titular del Ejecutivo firmara su decreto en días pasados.
     Y me resisto a criticar esta reforma porque el colmo hubiera sido que, para evitar críticas, los jóvenes mexicanos hubieran tenido que esperar aun más la legislación que les promete educación. ¡Por supuesto que hay un trasfondo electorero, pero ello resta pocos méritos al decreto! Y ojalá que el tema educativo siga en la mira de todos los actores políticos para beneficio de México y sus estudiantes.
     La reforma prevé resultados sustanciales para dentro de diez años, aunque desde hoy la sociedad civil debe vigilar que se den pasos firmes para asegurar la oferta universal de una preparatoria pertinente, significativa y de calidad, que brinde a sus graduados la posibilidad de elegir el rumbo de sus vidas adultas.
     Cuando se decretó la obligatoriedad del prescolar todos supimos que nada suple a este nivel, pues de él dependen los aprendizajes del resto de la vida. Ahora conviene destacar que la educación media superior tampoco se suple con nada. Los aprendizajes de la adolescencia, cuando la inteligencia ha llegado a una madurez notable, son indispensables para el desempeño exitoso en la compleja sociedad del conocimiento.
     Ahora bien, mi beneplácito ante esta reforma no es ingenuo. Preveo dificultades en la docencia y la infraestructura, en planes de estudio y en perfil de ingreso. Además, hay que considerar que las causas de que hoy día sólo la mitad de estudiantes que concluyeron primaria estén en preparatoria no se consideran siquiera en el decreto de obligatoriedad; ni se deben solamente a que no hay suficientes lugares en las escuelas preparatorias.
     Las razones por las que entran tan pocos al bachillerato, y las razones por las cuales la mayoría de los que entran, desertan, son más difíciles de diagnosticar y por tanto, de subsanar. Por ejemplo, hay causas económicas de distintos tipos y gravedad; a ello se suma el desinterés y desánimo de muchos adolescentes para ingresar y, ya dentro, para aprender en una escuela alejada de sus intereses y perspectivas reales. Por si fuera poco, a muchos les falta la preparación necesaria pues cursaron primaria y secundaria deficientes. Y aunque los docentes de preparatoria se están capacitando como nunca en la historia de nuestro país, aún falta mucho por hacer.
     Además, por supuesto, falta dinero. Se requieren presupuestos sustanciales para edificar escuelas, formar y contratar docentes y apoyar económicamente a los estudiantes.
     Aquí es donde los forjadores de esta reforma, tan importante como oportunista y electorera, deberían empeñarse en las otras reformas; por ejemplo, en favor de la eficacia administrativa; contra todas las formas de corrupción e impunidad en los ámbitos educativos; y para descentralizar y democratizar la administración escolar. Además deberían dejar de rehuir la más impopular de todas las reformas: la fiscal. Porque sin ella no se podrán prometer ni asegurar  los recursos necesarios para una educación de calidad. 
Será impopular porque nos gusta saber que México, por el monto de nuestro producto interno bruto, está entre las quince economías más poderosas del mundo. Pero no queremos escuchar que pese a invertir en educación más de 20% del gasto público, o sea casi el doble del porcentaje que invierte la mayoría de las naciones de la OCDE, nuestros niños educación que apenas vale la cuarta parte de lo que reciben los demás niños de la OCDE.
     Es ingenuo pensar que podremos aumentar el porcentaje del presupuesto asignado a educación. Lo que México necesita es una recaudación más amplia, eficiente y equitativa que revierta la situación actual; misma que según Wikipedia, la enciclopedia democrática que todos creamos, corregimos y consumimos, coloca los impuestos de nuestro país, en relación al PIB,  por debajo de los de Etiopía y Guatemala, Liberia y El Salvador; muy por debajo de la República Dominicana, Nicaragua, Senegal y Ghana. Previsiblemente nos coloca muy, muy lejos de Finlandia, Francia, Cuba y Dinamarca, países cuyos sistemas educativos funcionan envidiablemente bien.
     La reforma fiscal no será electorera; eso puedo asegurarlo. Pero será histórica. Y eso es lo importante.



UNIVERSIDAD Y RECONOCIMIENTO RECÍPROCO


Autora:  Ma. Isabel Royo Sorrosal datos del autor haz clikc
Publicado: La Primera de Puebla, 24 de febrero de 2012

     El tiempo de crisis es tiempo de decisiones y una de las elecciones trascendentes en la vida de los individuos y las sociedades, más en tiempos críticos, es el establecimiento de alianzas. La universidad, como instancia de educación superior, tiene un importante papel en el desarrollo de las capacidades necesarias para pactos y proyectos que, basados en la dignidad de las partes,  generan  confianza y  vitalidad. Adela Cortina, filósofa y académica de la Universidad de Valencia exponía durante una conferencia impartida en la Ibero de Puebla   que las instituciones de educación superior también tienen la tarea  de ofrecer nuevos modelos de vida felicitante y sostenible. No es posible pensar en una sociedad pacífica y feliz si no hay confianza y reconocimiento mutuo.
     La crisis caracterizada por los diferentes riesgos económicos, sociales, ecológicos, etc.; necesita la  inteligencia y  la intención de construir nuevas posibilidades para una convivencia digna para todos,  y con perspectivas de corto, mediano y largo plazo. Las nuevas condiciones en los diferentes ámbitos de la vida, cuando no sabemos administrarlas o están en las manos de otros, nos  provocan  indefensión y desconfianza. Si no alcanzamos acuerdos con quienes cambian las reglas, la alternativa para salir de la indefensión es la persistencia activa hasta conseguirlos en condiciones  dignas y de equidad. De esa manera aseguramos nuestro futuro. Son momentos de reflexión y acciones, echar mano de las experiencias pasadas y de los nuevos acontecimientos;  mirar  las líneas generales del acontecer global y adentrarnos en el interior de nuestro ser. Atender las relaciones del pasado y el futuro, la interioridad y el exterior, el sujeto y la comunidad; se constituye en plataforma necesaria  para las decisiones.
     Tanto la sabiduría oriental como la occidental nos enseñan que ante un enemigo mayor es necesario disponerse al diálogo y al pacto. Pero la misma filósofa antes nombrada nos dirá que además de las capacidades lógicas argumentativas son necesarias “capacidades comunicativas de estimar… y la capacidad de compadecer” desde el reconocimiento de los otros. Es necesaria la experiencia del reconocimiento recíproco compasivo, de quien padece-con el otro el sufrimiento o el gozo. Así entendida, la compasión es una fuerza  para lograr la justicia. Si no se dan estas  relaciones de estima y de compasión no es posible averiguar la justicia de las normas.
   La misma sabiduría oriental enseña que cuando estamos seguros de nuestra  superioridad, hemos de ofrecer salidas dignas al contrario. Incluso el otro en la postura opuesta a la propia, mantiene la categoría humana de semejante. El honor puede construir donde hay ruinas o desencuentros. De la destrucción sólo se sigue más desgracia. Dignidad, estima y compasión son elementos que permiten la conformación de una convivencia, donde reconocernos sujetos activos, actores, no sólo sujetos pacientes; y nunca objetos para uso de alguien. Del reconocimiento cordial nace una nueva convivencia.
     Si tratamos de verdades, las científicas se comprueban, la no contracción es muestra  de la presencia de una lógica; pero las verdades que dan sentido a nuestra existencia, que nos persuaden de la necesidad de tomar un camino u otro, las conocemos  por vivencia. El  conocimiento experiencial, constituido por creencias, expectativas y amores que dan sentido a la  existencia; incrementa la sabiduría y por tanto la posibilidad de una convivencia inteligente con necesaria dosis de cordialidad y compasión. Una máxima expresa “sueña lo absolutamente puro y eso será”. En la medida que  nos ilusionamos, nos empapamos de lo más valioso y deseable, hay pensamientos que se convierten en palabras y éstas en acciones y comportamientos que nos cambian,  y también pueden transformar la sociedad en la que vivimos.

De panzazo: ¿criticidad o pataleo?


Autor:  Martín López Calva datos del autor haz click aquí
Publicado: Puebla on Line, 24 de febrero de 2012

     “Décadas de ministros de Educación analfabetos, estúpidos o cobardes han hecho que los españoles confundan espíritu crítico con pataleo…Nos han convertido en un país amotinado y acrítico…” Así tuiteaba este domingo el escritor Arturo Pérez Reverte su opinión sobre el efecto de una educación con deficiencias en el desarrollo de un pensamiento crítico auténtico en las nuevas generaciones de españoles.
     No es lo mismo espíritu crítico que pataleo o pensamiento crítico que descalificación o amotinamiento. El verdadero espíritu crítico es el que se muestra en los juicios fundamentados y razonables sobre una realidad que se ha comprendido adecuadamente a partir de información suficiente y relevante.
     El pensamiento crítico, dice Mathew Lipman, creador del método de Filosofía para niños, tiene tres características fundamentales: Es autocorrectivo, es sensible al contexto y se sustenta en parámetros o criterios.
     Un pensador realmente crítico siempre empieza por la autocrítica, es decir, por la revisión de sus propias afirmaciones e ideas para analizar su validez y veracidad y corregirlas cuando es necesario.
      Por otra parte, un buen pensador crítico se muestra siempre sensible al contexto, de tal modo que se pregunta continuamente por la pertinencia del momento y el modo en que va a hacer sus planteamientos, buscando siempre la asertividad para que los argumentos y cuestionamientos que expresa tengan un efecto transformador en su entorno.
      Finalmente, el espíritu crítico se manifiesta en juicios, argumentos y preguntas que expresan con claridad el parámetro o criterio desde el cual se afirman, sabiendo que no hay ningún punto de vista único y absoluto sino que toda realidad tiene siempre varias perspectivas desde las cuales puede ser conocida y analizada.
      Todos estos elementos vienen a colación a partir de los tuits de Pérez Reverte porque tal parece que la educación mexicana adolece de lo mismo que señala este destacado escritor y periodista en el caso español. En efecto, la realidad nacional reciente da muestras de que estamos en una sociedad “acrítica y amotinada”, una sociedad que confunde “espíritu crítico con pataleo”.
       El viernes 24 de febrero se estrenará en las pantallas de nuestro país el documental “De panzazo”, dirigido por Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola. En días recientes se han tenido solamente algunas funciones de prestreno para públicos selectos. Uno de estos prestrenos fue el que se hizo con los socios del Consejo Mexicano de Investigación Educativa y otro muy publicitado, el que se realizó con personalidades de la política y la cultura.
      En el portal periodístico “Educación a debate” se publicaron en días pasados una reseña muy puntual sobre el diálogo sostenido entre los productores (Mexicanos primero) y directores de la película y los investigadores educativos que acudieron al prestreno y una excelente reseña del documental, escrita por el Dr. Pedro Flores Crespo. Ambos textos muestran con claridad la lucidez fruto del espíritu crítico de los investigadores, que con distintos matices y tendencias ideológicas criticaron lo presentado en De panzazo.
      Sin embargo tanto en el portal referido como en las redes sociales se ha desatado una creciente reacción que descalifica el documental a priori. Un gran número de personas ha publicado entradas en Facebook y Tuiter dando por hecho que se trata de una obra “amarillista”, tendenciosa, con “visión empresarial”, etc. Y que por el simple hecho de que uno de sus directores –que es autor del guión y  narrador- trabaja en Televisa, el documental es un producto de una especie de conspiración para denostar a los maestros mexicanos
     En la mayoría de ellos se plantea una explícita pero poco fundamentada descalificación del documental por estar protagonizado por un empleado de Televisa –lo que hace que la película no necesite ser vista y se dé por hecho que es mala- que es la responsable de la tragedia educativa nacional y quiere culpar a los “pobres maestros, directores, padres de familia, alumnos, autoridades educativas y lideresa sindical” de los malos resultados de nuestra educación.
      Indudablemente los medios de comunicación y el duopolio televisivo tienen muchos elementos cuestionables. Sin embargo, llama la atención esta ola de descalificación y pataleo disfrazado de espíritu crítico porque la mayoría de quienes se han manifestado en contra en las redes sociales ni siquiera ha visto “De panzazo”.
      Una buena crítica tendría que venir de la experiencia de ver el documental, analizarlo, entender la realidad que ahí se refleja y preguntarnos seriamente qué tan real es eso que vemos en la pantalla y qué cosas pueden ser falacias o afirmaciones no sustentadas. Para ello, habrá que ver De panzazo. 

Indefinición e independencia femenina



Autor: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: en lado B, 23 de febrero de 2012

     Es complicado ser mujer en este siglo XXI, sin embargo agradezco vivir en esta época y ser clasemediera, pues eso me ha dado posibilidades de vivir con dignidad. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que he tenido acceso a la educación superior, que me he podido desarrollar profesionalmente, que soy respetada por ser mujer y además cumplo en la medida de lo posible con mi rol de mamá y ama de casa.
     Podría decirse entonces que soy una mujer realizada, sin embargo no es así. Las mujeres de mi generación viven lo que llamó la transición del género femenino. Esto se refiere a que hace no muchos años, cincuenta más o menos, el rol de las mujeres estaba claramente definido, había que casarse, ser ama de casa, mamá y atender a los niños. Por eso cuando los hijos se empezaban a ir, las madres vivían el síndrome del nido vacío.
Pero hoy la cosa ha cambiado tanto, que las mujeres no sabemos a qué rol responder sin sentirnos mal. Pues por un lado queremos cumplir ese rol tradicional que aprendimos de nuestras madres y queremos atender “como se debe” a nuestro esposo y nuestros hijos, pero por otro lado queremos desarrollarnos profesionalmente y salir al mundo a laborar de demostrar de lo que somos capaces, porque nos hemos preparado.
     Cuando dejamos de hacer una cosa o la otra, simplemente se nos complica pues uno de nuestros pesados lados no está siendo desarrollado. Así que buscamos a toda costa cumplir con los dos roles. Lo peor, es que cuando lo estamos haciendo, siempre sentimos que en uno de estos no lo estamos cumpliendo suficientemente bien y nos sentimos culpables. Así que nada nos consuela, si sólo somos amas de casa, no nos estamos desarrollando profesionalmente, sino nos casamos y tenemos hijos, no estamos cumpliendo con nuestra misión en la vida y si hacemos las dos cosas, no estamos haciendo bien alguna de las dos.
     A veces me pregunto que de qué se trata, de amargarse la vida o de qué. Nunca encuentro la respuesta, pero tampoco me atrevo a renunciar a ninguno de los roles que tengo asignados, aunque esto me mantenga constantemente estresada. Lo único, es que en este momento de la historia, como mujer, puedo decidir qué hacer con mi vida, si trabajo, si me dedico a mi casa y mi familia, si hago las dos cosas y como nunca, no hay nadie atrás de mí decidiendo qué cosa hago yo con mi vida. Por eso todos los días doy gracias a Dios por haber nacido en esta época de indefinición, pero de independencia.

Desconectarse para conectarse



Autor: José Rafael de Regil Vélez datos del autor haz clikc aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 23 de febrero de 2012.

     Al final de un taller de capacitación para jóvenes líderes había una fogata cuyo propósito era que los participantes convivieran y compartieran su experiencia de una manera informal y relajada. Tan solo unos minutos después de que el fuego fuese encendido algunas participantes sacaron su celular y prontamente compartieron en sus muros la información del día, las fotos y anécdotas de la jornada. En sí mismo el hecho podría ser apenas  significativo, pues nos muestra en una escena habitual a personas dispuestas a conectarse con amigos, compañeros o familiares y para ello la tecnología representa un caudal de oportunidades.
     Lo relevante aparece cuando tanta conexión conduce a la desconexión con quienes están presencialmente a nuestro lado, como sucedió entonces cuando las referidas por zambullirse en las redes sociales dejaron de socializar con sus compañeros de taller en un lugar y momento especialmente diseñados para el encuentro y el reconocimiento de otras personas en "vivo y a todo color".
     En toda familia y grupo humano abundan casos como el referido. Cada lector muy posiblemente habrá atestiguado o sido protagonista de episodios en los cuales por tratar de hacer a los lejanos cercanos los que sí son cercanos se vuelven lejanos.
    Urge crear una cultura en la cual las personas aprendamos a desconectarnos para conectarnos. Y dada la omnipresencia de los dispositivos que concretan las tecnologías de la información y la comunicación (Tics) resulta una tarea que nos compete a todos: las familias, las instituciones educativas formales y las no formales.
   Puede parecer arcaico, pero resulta totalmente contemporáneo incluir en la capacitación para la convivencia cotidiana -tradicionalmente denominada urbanidad- estrategias para que todos aprendan a utilizar teléfonos inteligentes, tabletas, reproductores multimedia, equipos de cómputo de tal suerte que cumpliendo su función de comunicar e informar incluso más allá del aquí y el ahora no se vuelvan el impedimento para ello mismo con quienes se coincide en el mismo tiempo y espacio.
       La labor puede parecer impertinente, pero una mirada atenta a las cosas mostrará lo contrario y que no se trata de algo complejo e inaccesible sino de simple y llano sentido común y sencilla praxis pedagógica, como enseñar a pedir por favor y a dar las gracias; esto es, a actuar partiendo de que los otros que están a nuestro lado existen y merecen nuestro reconocimiento y respeto. Dicho sea de paso: en esos detalles comienza la construcción de una sociedad más humana, menos violenta. 

viernes, febrero 10, 2012

Qué evaluamos cuando evaluamos el aprendizaje


Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: Puebla en Line, 08 de febrero de 2012

     Recuerdo muy bien mis años de estudiante, cuando se acostumbraba asignar la calificación de un proceso de aprendizaje con un solo examen al término de proceso. Al concluir un semestre debíamos estudiar todo aquello que se había aprendido o practicado durante  ese periodo para resolver un examen que generalmente era de opción múltiple. Así que siempre tenía la probabilidad de acertar alguna de aquellas preguntas en las que no supiera la respuesta.
     Entonces los alumnos aprendíamos muy bien la maña de estos exámenes y memorizábamos lo que más se podía uno o dos días antes y lo que no nos daba tiempo, no habíamos entendido o no nos había interesado estudiar lo dejábamos de lado con la esperanza de que no lo preguntaran y de no ser así, también esperábamos que tuviéramos buena puntería al momento de elegir la respuesta. Algunas amigas y yo hasta rezábamos el siguiente estribillo para sentirnos más seguras al momento de elegir: “Jesús, José y María dame buena puntería”. No importaba cuántos aprendizajes habíamos adquirido, sino cuántas respuestas buenas tenía nuestro examen y en función de eso se nos asignaba una calificación.
     También nos aplicaban exámenes mensuales, de un máximo de veinte preguntas, eso, cuando eran de opción múltiple, sino sacábamos una hoja y nos dictaban un máximo de diez preguntas que debíamos responder o problemas que había que resolver. Estos exámenes me gustaban más porque me retaban más. Pensaba más. Muchas veces las calificaciones resultado de estos exámenes era promediada con la del examen final, pero muchas veces no.
     Pasados los años, la evaluación de los aprendizajes ha cambiado, todos sabemos que en la educación básica se evalúa por bloques y los resultados de cada bloque son promediados, para obtener la calificación final. También sabemos que ahora hay mucha formación en los docentes para que consideren el proceso, es decir, la participación, las tareas, la actitud hacia el aprendizaje, el trabajo en clase, etc. Sin embargo los exámenes de opción múltiple no han desaparecido, siguen siendo la estrella a la hora de valorar si los estudiantes han aprendido.
     Pero, ¿qué miden este tipo de exámenes? Pues nada más y nada menos que memoria o buena puntería. Eso está bien cuando necesitamos valorar si los alumnos tienen la información suficiente sobre un tema para avanzar hacia otras cosas. Pero existen otro tipo de recursos para valorar si están logrando aprendizajes, como por ejemplo, exámenes de preguntas abiertas en donde los alumnos tienes que expresar por escrito sus conocimientos e ideas al respecto de un tema, estos exámenes son convenientes cuando queremos observar la forma cómo los alumnos están relacionando la información. Otros recursos para valorar esto mismo, serían, los mapas mentales, conceptuales o esquemas.
En cambio es conveniente que los alumnos resuelvan problemas, dilemas o que reflexionen sobre situaciones simuladas, da la posibilidad de valorar cómo estos están aplicando lo que han aprendido, eso implica que pongan en juego los conocimientos que han adquirido, así como las habilidades que han desarrollado, es posible también que se puedan incluir algunos aspectos de actitudes. Los foros virtuales en plataformas educativas pueden ser otro ejemplo que nos permite valorar estos aspectos de la formación.
     Diseñar, planear, realizar una investigación, proyectar, pueden llevar a los alumnos a realizar productos de aprendizaje de un alto nivel de complejidad en los que demuestran sus competencias. Es decir estos dan evidencia de en qué cosas ha avanzado el alumno al momento de ser evaluado y qué le queda por avanzar, por su puesto uno de estos productos no se desarrolla en un corto tiempo, mucho menos en un par de horas, sino que se va construyendo a lo largo de un curso o de un cuatrimestre.
     Por lo tanto, cuando un profesor decide que quiere evaluar competencias, deben pensar en  un producto a largo plazo (lo que dura un curso), que el alumno irá desarrollando al mismo tiempo que trabaja con ciertas competencias, el profesor debe tener claras las evidencias y los desempeños que valorará y que deberá reflejar en una rúbrica. Además deberá ir trabajando en el curso no sólo los conocimientos que el alumno necesitará para lograr el producto de aprendizaje esperado, sino las habilidades, las actitudes, las decisiones que deberá tomar, etc. También el profesor deberá contemplar si quiere que los alumnos logren este producto de manera individual o en pequeños grupos, pues tal vez una competencia a observar es el trabajo en equipo, entre otras cosas.
     Este tipo de evaluación lleva al profesor a realizar valoraciones parciales del producto, haciendo recomendaciones a los alumnos sobre los aspectos a mejorar, pero también le da pistar para reorientar la planeación del proceso de aprendizaje y la propia práctica docente. El profesor puede ponderar estas revisiones parciales de acuerdo a la complejidad del avance y no sólo promediar notas. Como usted lector puede observar, ésta última se trata de una evaluación más compleja, pero también más formativa. Por lo que finalmente pregunto a mis colegas docentes, qué es lo que evalúan cuando evalúan.

Un aniversario más…


Autor: José Félix Victoriano Flores Guzmán
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 09 de febrero de 2012

     En días pasados, el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica mediante la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) cerró diversas páginas web, entre ellas Megaupload Limited y Vestor Limited, par de sitios donde se compartía información y se accedía a videos. A nivel mundial la red Twitter en busca de una mayor expansión,  ofrece bloquear mensajes en países que se lo pidan, cuando estos consideren su contenido ofensivo, inapropiado o controvertido por razones políticas, religiosas o culturales.
    En América, ambas posibilidades se están explorando con la llama Ley SOPA por sus siglas en ingles (Stop Online Privacy Act) y traducida al español se refiere al acta de cese  a la piratería en línea  y la iniciativa de solicitar a Twitter algunos bloqueos, sumando la posible adhesión al   acuerdo comercial internacional anti falsificación (ACTA por sus siglas en ingles, Anti-Counterfeiting Trade Agreement)
     Las voces de protesta no se han hecho esperar: los  internautas en general y en especial Anonymous han mostrado su oposición a estas medidas; en los medios se debate y opina sobre el derecho a la propiedad intelectual, el derecho a la libre expresión y a la información. Los que están a favor de estas medidas hacen referencia a las ganancias  obtenidas por publicidad en los sitios web, donde no son los dueños del producto intelectual intercambiado, utilizado o facilitado a los usuarios, en otros casos por el acceso a la información y manejo de la misma por la delincuencia organizada.
     Claramente se observa que el medio (la internet) no es el culpable, es el fin buscado por cada usuario y el manejo de su ética por un lado y por el otro, la necesidad de controlar a lo máximo el transito de información por los  gobiernos en pos de una mayor seguridad o agenciarse dinero mediante nuevos impuestos o incrementar sustancialmente el número de contribuyentes.
     Por último, la finalidad de este escrito no es discutir sobre la conveniencia o no  de estas posibles reformas; es ir más allá, nuestra constitución (cuyo aniversario de promulgación acaba de pasar) presenta una serie de atrasos en diferentes temas, entre ellos los relacionados con avances científicos  y las tecnologías de la información y la comunicación (TICS). Es momento de dejar de lado los paliativos de reforma económica, los remiendos y parches de leyes para que se ajusten a nuestros tiempos, se deben eliminar al máximo lagunas o vacios legales;  pero sobre todo, terminar con la impunidad al aplicar las leyes sin favoritismos ni componendas. El problema de México no es la tranza, es la impunidad o seguiremos simplemente “disfrutando de un día de asueto” por el festejo de un  aniversario más de la Constitución Mexicana.  

¿Necesito un coach?


Autor: Alexis Vera datos del autor haz clikc aquí
Publicado: La Primera de Puebla, 9 de febrero de 2012

     En el mundo de las organizaciones (empresas, gobierno, ONGs, instituciones educativas, etc.) se habla cada vez más del coaching. En muchas de estas organizaciones existen coaches que ayudan a otras personas a lograr sus metas personales o laborales. Pero ¿qué es verdaderamente un coach? ¿Qué hace a un buen coach? ¿Para qué sirven los coaches a las organizaciones?
     Al parecer el coaching se puso de moda, especialmente en el mundo empresarial pero también en el gobierno y en las instituciones de educación superior se habla ya de esta disciplina. Sin embargo, me parece que por lo general persiste el desconocimiento de lo que realmente hace esta disciplina a favor de las personas y de las organizaciones.
     Un buen coach ayuda a su coachee a alcanzar una meta, personal o profesional, que él mismo se haya fijado. El buen coach no le dice al coachee qué debe hacer o qué camino recorrer para alcanzar la meta, eso lo debe determinar el coachee con la ayuda del coach. Es decir, el coach no tiene la receta secreta para cada individuo que “coachea”, más bien debe tener las preguntas apropiadas para que sea el mismo coachee quien encuentre sus propias respuestas; para que sea éste quien determine su camino y pasos a seguir para lograr la meta que se ha fijado. En suma, el coach tiene sólo preguntas, el coachee tiene todas las respuestas. De esta idea se desprende uno de los elementos fundamentales del proceso de coaching: las preguntas. El arte de hacer preguntas poderosas es el arte de hacer coaching. Plantear preguntas que conduzcan a la acción es quizás la tarea más importante que tiene un coach frente a su coachee. De lo que se trata es que el coachee se mueva de donde está para alcanzar un lugar superior (meta); es decir, coaching es hacer que las personas actúen para cambiar su situación actual y lograr su estado deseado.
     Hay empresas que contratan coaches para ayudar a sus directivos a alcanzar diferentes metas y los resultados regularmente son muy alentadores porque el directivo que recibe coaching se siente acompañado, comprometido y positivamente retado en medio del ir y venir del trabajo cotidiano. En muchas ocasiones los directivos descubren nuevas fortalezas personales y aprenden a enfrentar sus debilidades. El coaching es una técnica poco invasiva y muy potenciadora del talento individual que cada persona posee porque las respuestas siempre vienen del interior de la persona “coacheada”, no desde la posición exterior que regularmente toma un asesor o consultor.
     El coaching, aunque no es terapia, con frecuencia tiene efectos terapéuticos en el coachee porque le ayuda a ver, desde un observador diferente al que históricamente ha sido, su propia realidad para transformarla positivamente. En efecto, el buen coach es aquel que logra que su coachee se convierta en sujeto de acción para modificar su situación actual. El coach no es, por lo tanto, un maestro que da lecciones a su alumno o un mentor que transmite información a su mentee. Lo que más debe preocupar a un coach es que su coachee se mueva de la situación en la que está para mejorarla. Luego entonces, una pregunta que con frecuencia los coaches hacen a sus coachees en la primera sesión de trabajo es algo por el estilo de: ¿qué cosa, que aún no has logrado, te llenaría plenamente de satisfacción si al día de hoy ya la hubieses conseguido? Cuéntame al respecto.
     La respuesta a este tipo de preguntas puede ser de una enorme variedad, desde asuntos profesionales hasta asuntos personales, y el coach tendría entonces que ayudar al coachee a determinar qué le gustaría lograr en un periodo relativamente corto de tiempo (por ejemplo de 6 a 18 meses); eso se convertiría en la meta del coachee. De esta manera tenemos que el coaching le puede servir a prácticamente cualquier persona que desee alcanzar una meta personal o grupal (sin importar la naturaleza de la meta) de manera más eficiente y eficaz.
     La responsabilidad del coach es grande porque la calidad de las preguntas que hace influye sustantivamente en la calidad de la transformación y logros del coachee. Desafortunadamente, en el mercado hay muchas personas que, aunque se autonombran coaches, en realidad no tienen desarrolladas las competencias necesarias para ayudar a las personas desde cuestionamientos bien planteados y articulados. Porque hacer preguntas poderosas a partir de la completa escucha  del otro es, en efecto, más arte que ciencia y, por lo tanto, más práctica que teoría. 

Educar en Democracia


Autora:Celine Armenta datos del autor haz clik aquí
Publicado: en Lado B, 08 de febrero de 2012

     Por extrañas coincidencias, en las semanas recientes he visto más accidentes automovilísticos que nunca: presencié dos, varias veces pasé frente a autos recién abollados, maltrechos y, hasta destrozados. Vi ambulancias y heridos, conductores sangrando, conmocionados. En otros casos, amigos, colegas y estudiantes me narraron sus accidentes: todos urbanos, pero con hospitalización, y alguno con cirugías serias.
     Los números oficiales no avalan  mi percepción de que en la ciudad de Puebla los accidentes y sus víctimas están al alza. Pero ello no me consuela; porque aunque no fueran más que ayer, los accidentes ocurren; y aunque algunos hayan sido inevitables, muchos fueron causados por automovilistas que violaron las leyes y normas de vialidad: decidieron que el semáforo en alto y los límites de velocidad eran una invitación a acelerar;  no respetaron las reglas de preferencia; no hicieron alto total donde se requería; no avisaron de sus maniobras, o no permitieron a otro que las realizara.  Por otra parte los peatones cruzaron a media calle, toreando autos, sin voltear siquiera a ver el semáforo. Y los conductores de autobuses y combis de pasajeros se corretearon, se cerraron el paso a la vez que maltrataban a sus pasajeros.
     Quizás mi frustración por la cercanía con tantos accidentados me lleva a exagerar, pero lo que percibo es anarquía vial  por parte de conductores y peatones. El espacio común de los poblanos, nuestras avenidas, calles, privadas y callejones son el escaparate de cualquier cosa, excepto convivencia y vocación democrática.
Como en tantos otros ámbitos, detrás del volante nos ufanamos de actuar al margen o incluso por encima de la ley, en flagrante contradicción con nuestras opciones democráticas. Sin caer en la cuenta de que la democracia depende mucho más de nuestra conducta legal que de la perfección de un sistema para elegir gobernantes;  que requiere mucha más educación pertinente, que derroche partidista y electoral; y que se lastima mucho más con nuestro desdén cotidiano por la legalidad y el bien común, que con los deslices bochornosos de nuestros gobernantes.
     Educar en democracia es tarea inaplazable, y es tarea de todos. Educarnos cada uno a sí mismo, yal mismo tiempo educar a quienes tenemos a nuestro cuidado, en las escuelas y fuera de ellas. Educarnos, so pena de sabotear esta democracia nuestra de la que debiéramos estar orgullosos, pero que en realidad ni siquiera estamos asumiendo como nuestra opción colectiva de convivencia y nuestra manera de ver la vida
     La democracia es lo que debiera unirnos a los mexicanos; nuestra cosmovisión común, a diferencia de otras cosmovisiones particulares como el cristianismo, el marxismo, el islamismo, el materialismo, el budismo y el capitalismo.
Bernardo Toro, filósofo y educador de nuestro tiempo, escribió: “Si la democracia es una cosmovisión, o sea una forma de ver el mundo, la comprensión del concepto de la democracia puede transformar la educación totalmente. Una sociedad que se decide por la democracia debe preguntarse cómo tiene que concebir su educación, cómo tiene que diseñar sus escuelas y lo que allí ocurre, qué transformaciones hay que hacer para formar ciudadanos democráticos y promover formas democráticas de pensar, sentir y actuar”.
Al educar en la democracia, lo primero que debiéramos aprender es, precisamente, que la democracia es nuestra decisión; y que las leyes que nos rigen también son nuestras. Bernardo Toro explica: “Esto significa que la democracia es el espacio por excelencia de la libertad, puesto que ésta sólo es posible cuando resulta del mutuo acuerdo de cumplir y respetar aquello que fue producto de una decisión libre, es decir, de un acuerdo fundado colectivamente.  Por eso la democracia requiere de la participación de todos los miembros de la sociedad”.
     A la vez que aprendemos que la democracia es nuestra opción y nuestra construcción, sería bueno aprender a valorarla, a disfrutarla, a celebrarla, y a fortalecerla. Es nuestra: joven, imperfecta y en construcción. Pero poco se avanzará si la denostamos en vez de arroparla y ayudarla a crecer entre todos. Por años la deseamos, y ahora que la tenemos vivimos con la nostalgia de su ausencia, y de un régimen en el que lo normal era culpar o agradecer a las autoridades por las fallas y aciertos de su gobierno.
     John Dewey, filósofo también, escribió que “Una democracia es más que una forma de gobierno; es, antes que nada, una manera de vivir de manera asociada, una experiencia de comunicación conjunta”. Esta sería la tercera lección indispensable al educar en democracia: informarnos y cuidar el tema de las comunicaciones para asegurar su transparencia, pluralidad y accesibilidad.
     Y, ya puestos a educarnos en democracia, no estaría mal aprender las leyes de tránsito y respetarlas. Y exigir a las autoridades que las hagan cumplir; que eliminen los excesos de velocidad, erradiquen la anarquía; y acaben con el miedo que nos acompaña cada día que salimos a la calle.

martes, febrero 07, 2012

¿Hacia dónde?


Autor: Martín López Calva datos del autor haz clikc a quí
Publicado: Síntesis Puebla, 29 de enero de 2012

     ¿Hacia dónde va el ser humano? ¿Hacia dónde va nuestra patria herida por la violencia y los miles de muertos que ha generado y sigue generando? Esta es la pregunta que explícita o implícitamente ronda por nuestra existencia como nación y que debería plantearse todo ciudadano responsable en esta transición de sexenio que se aproxima a partir de lo que decidamos con nuestro voto en el mes de julio.
     Una pregunta, una paradoja: tantos caminos ha ido abriendo eso que llamamos progreso, tantas posibilidades para avanzar y sin embargo, parece ser que somos menos libres, que todos los caminos conducen a la nada, que no alcanzamos a respondernos hacia dónde.
      Es tiempo hoy más que nunca para que los ciudadanos tratemos de observar reflexivamente la huella de la humanidad sobre este planeta y la huella de nuestra sociedad mexicana, su huella física muchas veces destructora de la naturaleza, su huella intelectual muchas veces conceptualista y pretensiosa, su huella crítica y autocrítica, su huella existencial en la construcción de esta historia que parece a veces tornarse tan cruel, destructiva, desesperanzadora...
      Tiempo más que nunca para que una sociedad en naciente democracia "sin estorbar el camino" de la libertad personal y colectiva, abra todos los espacios posibles para que cada uno de sus miembros nos planteemos la pregunta del hacia dónde de cada quien y del hacia dónde social, y lo tratemos de dialogar, de debatir, de confrontar con otras visiones, de comprender a fondo, de cuestionar críticamente, de buscar alternativas creativas, de deliberar, de tomar decisiones de cambio para poder arribar a las próximas elecciones con una idea más clara de lo que inteligente y responsablemente conviene al país.

Calidad educativa: enseñar con el ejemplo


Autor: Martín López Calva datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Puebla, 02 de febrero de 2012


     "Lo que haces habla tan fuerte, Que no puedo escuchar lo que dices" Proverbio indio norteamericano

     Es innegable y se ha escrito mucho de este tema, sobre todo durante este sexenio, que el problema de la calidad educativa en el país no se va a resolver si no se realizan cambios estructurales profundos que implican decisiones políticas de gran calado, Sin embargo, es indiscutible que la educación no producirá mejores resultados de aprendizaje mientras no se profesionalice a los docentes, partiendo del supuesto de que lo más importante de la educación sucede en el aula.
     La verdadera profesionalización de los docentes implica, sin duda, políticas públicas y recursos económicos destinados a este fin. Sin embargo, estas políticas y recursos no van a generar resultados si no cambia la actitud de los profesores frente a su propia necesidad de formación.
      Este domingo en el Facebook me encontré en el muro de la SEP estatal una entrada que sintetizaba elementos del primer informe del gobernador, Revisando los comentarios había un buen número que cuestionaba lo informado y expresaba duras críticas al gobierno culpándolo de la mala situación educativa.
      Lo que llamó mi atención en estas críticas escritas por maestros, era que todas abstenían, al menos, una falta de ortografía y muchas mostraban serios problemas de redacción. Este hecho coincidió con que un día antes había entregado calificaciones de un curso de nivel posgrado que impartí en un programa de formación docente. En el proceso de revisión encontré varios ensayos finales que meran otra cosa que plagios -copias íntegras- de textos publicados en internet.
     Estas dos situaciones me llevan a una pregunta que tendríamos que hacernos los docentes de todos los niveles: ¿No deberíamos, sin dejar de cuestionar el trabajo de las autoridades y el sindicato, reconocer y hacer un esfuerzo serio por subsanar nuestras propias deficiencias formativas?


Allan Greenspan: The Age of Turbulence. Adventures in a new world


Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicado: La Primera de Puebla, 01 de febrero de 2012

     Allan Greenspan nació en Nueva York en 1926. Estudió clarinete en Juilliard y se convirtió en un músico profesional. Posteriormente obtuvo su doctorado en Economía en la Universidad de Nueva York. En 1954 fue cofundador de la consultora Townsend-Greenspan & Co. De 1974 a 1977 fue director del Council of Economic Advisors bajo el presidente Gerald Ford. En 1987 fue designado por el presidente Ronald Reagan como Director de la Reserva Federal de los Estados Unidos, cargo que desempeñó hasta su retiro en 2006. Allan Greenspan llegó a ser considerado como el segundo hombre más poderoso del planeta después del presidente de los Estados Unidos. No obstante, de ser aplaudido por los medios como un mago en la política monetaria, paso a ser, en su etapa de retiro, blanco de severas críticas por parte de prestigiadas figuras de la economía internacional como Paul Krugman, Nouriel Roubini y Jospeh Stiglitz, entre otros. A él se le atribuye gran parte de la responsabilidad por la burbuja hipotecaria de mediados de la década pasada que desembocó en una de las más severas recesiones que Norteamérica haya tenido después de 1929.
     The age of Turbulence, se publicó por primera vez en 2007, y en 2008 salió la segunda edición que contiene la opinión de Greenspan a la crisis económica de ese año. Este libro fue catalogado por el New York Times como un bestseller. La obra se compone por 25 capítulos y un epílogo que constituyen no solo un valioso legado histórico de lecciones de política monetaria, sino una visión holística de cómo se han tomado las decisiones más trascendentales en la política norteamericana, principalmente en lo referente a la política exterior así como en la política económica interna.
      A lo largo de libro, el lector es conducido por las diferentes bóvedas del poder en los Estados Unidos: política, corporaciones, negocios, personajes y anécdotas. Eso sí, Greenspan es consecuente con su ideario político al analizar cada punto de coyuntura desde la lupa libertaria republicana, ?I am a lifelong libertarian Republican? asegura. Democracia y libre mercado permean las explicaciones, el sinnúmero de debates y controversias que trata a lo largo de la prolija obra. Continuamente se refiere a pensadores que formaron su ideario como Adam Smith, pero también el austriaco Joseph Schumpeter, a quien parafrasea en varias ocasiones refiriéndose a la teoría de la ?destrucción creativa? del capitalismo.
      Sin duda el capítulo con el que abre al lector las puertas de la Reserva Federal y de la FOMC (Federal Open Market Committee), es el que titula ?Black Monday?. Ahí explica la importancia que tienen las decisiones de la política monetaria en la economía a partir de su impresionante impacto, sobre todo y de inmediato en los mercados bursátiles. Greenspan describe la hábil maniobra del Banco Central a su cargo, para responder a un momento crítico de la economía norteamericana, en que los déficit gemelos, la caída del dólar y las presiones inflacionarias parecían conducir a la recesión. Fue la repentina alza en la tasa de interés lo que condujo al Black Monday en los 80, pero que restauró el rumbo económico del país. Análogamente, el capítulo que no puede omitirse es el titulado ?irrational exuberance?, frase que acuñara el banquero central en los 90 refiriéndose al inusitado crecimiento del índice Dow Jones. ?America was turning into a shareholder nation? aseveraba Greenspan; y es que no solo el Dow Jones, sino el NASDAQ protagonizaron lo que posteriormente se conoció como la ?burbuja dotcom?. Es aquí donde se puede apreciar lo que pasaba por la mente del ex líder de la Reserva Federal y que explica su posterior comportamiento: ?First there´s no way to know for certain when a market is overvalued or undervalued (?)
Second, you can´t fight the market forces, so talking about it won´t do any good?. He ahí también la respuesta a sus detractores; las burbujas bursátiles son resultado de las fuerzas del mercado y no hay activo que esté sobrevaluado o subvaluado. En un contexto de libre mercado, los agentes económicos toman decisiones racionales con base a la información disponible.
      Más adelante, en el capítulo titulado ?universals of economic growth?, traducido como los fundamentales del crecimiento económico, Greenspan cita la obra de Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, para dejar en claro que uno de los pilares del progreso reside en la propiedad privada y en la fuerza del Estado para garantizarla. Asimismo, asegura que la democracia con libertad de prensa y protección de los derechos de las minorías constituye la forma de gobierno más eficiente para garantizar la propiedad privada. En este contexto, destaca que deben cumplirse dos requisitos para que el mercado funcione: la confianza y la buena reputación.
      En el capítulo 21, Greenspan explica las causas de la pobreza y desigualdad en el mundo. Admite que la concentración del ingreso ha venido creciendo desde la década de los 80, alimentando la causa de diversos movimientos populistas. Este incremento de la desigualdad es resultado de la introducción de tecnologías cada vez más novedosas y eficientes en las actividades productivas por un lado, y de mayor competencia, así como disponibilidad de mano de obra no calificada por el otro. La desigualdad se ha agudizado con el paso de los ciclos económicos. Un factor adicional para el caso de los Estados Unidos ha sido el sistema educativo. Éste presenta severos problemas estructurales en los niveles básicos, mientras que se siguen teniendo universidades de clase mundial. Si a ello le sumamos que gran parte de la población norteamericana no tiene acceso a los niveles de educación superior, no es de sorprenderse que su nivel de ingreso haya caído.
      Un capítulo que sin duda no pierde actualidad es el relativo al problema de energía de los Estados Unidos y lo titula ?The long term energy squeeze?. Greenspan reconoce la importancia estratégica del petróleo en la economía norteamericana y advierte del riesgo que representa que gran parte de las reservas estén en manos de gobiernos con intereses contrarios a los de occidente. Ya en este apartado, veía lo que ha ocupado a la prensa mundial a principios de 2012; la amenaza por parte de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz como respuesta a las sanciones recibidas en su contra por rehusarse a renunciar a su programa nuclear. En virtud de que por ese lugar circulan naves que transportan 1/5 del petróleo crudo del mundo, el incidente podría desencadenar un conflicto bélico de consecuencias impredecibles.
      En el epílogo (apartado nuevo de la edición 2008), el autor plasma su punto de vista en relación a la crisis económica, que en ese mismo año azotaba a los mercados bursátiles con la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre. Lejos de reconocer errores durante su gestión o atribuirse la responsabilidad por la debacle económica, Greenspan solo admite desenfrenos en el sistema de mercado, que no se ponderaron en los múltiples modelos econométricos y estadísticos. Recurriendo a Keynes para designar el fenómeno, afirma que se trata de ?animal spirits?, es decir, una inusitada fuerza desestabilizadora compuesta por euforia y pánico excesivos, capaz de romper la armonía del sistema de mercado. No obstante, solo admite una intervención del estado en la economía, si ésta se concentra en la persecución y castigo exclusivamente de los fraudes. Otra forma de intervención como la que se ha discutido ampliamente entre los G20, tras las secuelas que dejó la crisis hipotecaria y que se refiere a la mayor regulación, la reprueba contundentemente y la condena al fracaso. Con todo el libro, se ha convertido en un clásico de nuestro tiempo por lo que su lectura no puede faltar.

Educación superior de calidad, un compromiso social


Autora: Rocío Barragán de la Parra
Publicado: e-consulta, 31 de enero de 2012

     Puebla es hoy conocida como Capital Universitaria. En los últimos años se ha incrementado la oferta educativa y la apertura de nuevas Universidades, lo que representa una gran oportunidad económica para la ciudad, impulsa la creación de fuentes de empleo y acerca opciones de formación profesional para más jóvenes; sin embargo, ello no garantizan la calidad educativa que la sociedad necesita y demanda.
      Además de planes de estudios pertinentes, toda institución educativa debe comprometerse a promover una formación integral, centrada en el aprendizaje del alumno y en su inserción laboral al egresar, ofrecer un entramado de servicios y actividades que coadyuven en el desarrollo personal/profesional y contar con una planta docente de calidad académica y pertinencia social.
      En los últimos años muchos profesionistas se han incorporado a la docencia universitaria, entre varias razones destacan aquellos que no encuentran empleo en sus áreas de especialización, por la escasez de maestros normalistas o licenciados en educación que cubran la demanda de este sector, y por el crecimiento/apertura de nuevas licenciaturas con demanda de profesorado especializado.
      La mayoría de las instituciones son sensibles a esta situación y han incorporado acciones para promover el desarrollo docente a través de cursos pedagógicos, otros más apoyan estudios más formales como diplomados o posgrados. Lo cierto es que la profesión del maestro implica una grave responsabilidad: Implica aprender/enseñar para posibilitar que otro(s) aprendan a través de un método planeado y sistematizado, llevado a la práctica con un estilo personal de facilitar el aprendizaje, pero sobre todo de acompañar.
      Una de las grandes razones que distancian los resultados obtenidos en la formación profesional de un joven con respecto a los planteados por la Institución, están determinados por la falta de compromiso y vocación del profesor, aún prevalece el profesionista que desea impartir clases para completar sus ingresos, ve en la docencia una opción de trabajo fácil o rentable, considera que puede obtener sus ingresos impartiendo cualquier curso o quiere experimentar la docencia; este profesor es mejor conocido como chambista de la educación.

En este escenario se encuentran profesionistas que no tienen vocación y pretenden irla pasando, ven en la docencia un puente o tabla mientras consiguen algo mejor afirmando que aunque sea de maestro. En contraparte existe otro grupo de profesionistas que se inician en la docencia por necesidad, casualidad o curiosidad pero con la inquietud y vocación de servir y transformar(se), por ende de comprometerse.
      Es común que el profesor replique los estilos de enseñanza que impactaron su formación u opte por diseñar un sistema de enseñanza intuitivo, basado en evitar repetir lo que considera fue poco valioso en su formación. En este periodo puede cometer varios errores como improvisar su planeación o preparar su curso con material con el que aprendió (incluyendo apuntes) lo que resulta negativo y limitativo, por ello vale la pena destacar la importancia de la preparación pedagógica y didáctica que le permita caminar a la docencia, fundamentar teórica y metodológicamente su clase considerando las características de un programa y las condiciones afectivas, curriculares, físicas y psicológicas que rodean al grupo.
      Un profesor comprometido con la educación es un investigador activo, actualizado y propositivo que propicia clases dinámicas, sesiones documentadas, bien estructuradas; que generan espacios educativos reales y constructivos. Cambiar de enfoque para pensar no en qué quiere y cómo quiere enseñar, sino en qué quiere y cómo puede posibilitar y acompañar el aprendizaje del alumno.
      Todo docente puede tomar como punto de partida las dimensiones del aprendizaje planteadas por la UNESCO: clarificar en el objetivo de su curso qué conocimientos propiciará aprender a ser, que habilidades y técnicas se desarrollarán aprender a hacer, que valores y actitudes se adquirirán, (re)confirmarán o reconformarán para aprender a aprender, a conocer y relacionarse.
      Este cambio de perspectiva nos permite ver el desarrollo docente de otra manera, como un proceso consciente, planeado e integrado donde el maestro es un facilitador y junto con su alumno saben lo que quieren lograr, cómo lo van a lograr y para qué lo van a lograr, buscando como fin de la docencia el desarrollo de tres palabras claves para vivir en sociedad: Libertad, autonomía y responsabilidad.

De nada sirve bajar de peso



Publicado: Puebla en Line, 01 de febrero de 2012

     Más del 95% de los pacientes que acuden a la consulta de atención nutriológica lo hacen porque han decidido bajar de peso, las principales razones que los orillan a tomar dicha decisión tienen que ver con la estética y con la salud. Por un lado están los pacientes que desean bajar algunas “llantitas” que antes no tenían, que no les gusta lo que ven en el espejo, que ya no les queda la ropa, que se sienten muy gordos, etc.; y por otro lado están los pacientes que tienen alguna enfermedad asociada al sobrepeso u obesidad y el médico les ha indicado bajar de peso para evitar alguna complicación.
Sea cual sea el motivo, el paciente llega a la consulta en espera de dos cosas: la primera es saber cuánto peso tiene que perder y la segunda es una dieta que le haga perder dicho peso. Y sí, generalmente y a resumidas cuentas eso es lo que hacen l@s nutriólog@s en la consulta, establecer una meta de peso que deberá cumplirse en determinado lapso de tiempo si se sigue la dieta prescrita.
     ¿Y qué es lo que ha resultado con los pacientes bajo este esquema? Que los pacientes únicamente se enfoquen en perder peso, incluso en muchas ocasiones hasta comen menos de lo prescrito en la dieta con tal de llegar al peso meta lo más pronto posible. El problema es que en cuanto los pacientes alcanzan dicha meta, se olvidan de la dieta y empiezan a comer como comían antes de que tomaran la decisión de bajar de peso, lo que origina que eventualmente se recupere el peso perdido.
     Lo mismo sucede cuando las personas se someten a las dietas que yo llamo “dietas de moda”, aquéllas que aparecen en revistas o medios electrónicos, que prometen la pérdida de varios kilos en pocas semanas y que generalmente son restringidas en alimentos, desequilibradas y poco variadas. Desde que la persona inicia con alguna de estas dietas, sabe que la seguirá por algún tiempo mientras consigue el peso deseado, pero una vez que esto suceda la dejará y regresará a comer de la manera en que siempre lo hace; esto lógico, nadie puede vivir el resto de su vida siguiendo una dieta como esas.
     Con base en lo anterior, es evidente que de nada sirve el sacrificio, de nada sirve bajar de peso bajo este esquema ya que tarde o temprano se recuperará; incluso, muchas veces más de lo que se perdió. Esto último tiene sentido, debido a que después de un periodo de restricción – también visto o percibido como un castigo – se genera la necesidad de compensar o subsanar el daño ocasionado, mismo que se satisface haciendo lo que estaba prohibido, en otras palabras, comiendo todo lo que durante el tiempo que se llevo a cabo la dieta no se podía comer y además en cantidad suficiente para saciar el apetito.
¿Qué hacer entonces? La propuesta es olvidarse del peso, por lo menos hacerlo a un lado. Estoy de acuerdo con que la pérdida de peso es un indicador importante para monitorear los avances del paciente pero no debe convertirse en el objetivo principal del tratamiento nutricio.
     La meta principal del tratamiento nutricio debe centrarse en el cambio de hábitos alimentarios, en enseñar al paciente a comer de manera diferente, a que haga una mejor selección de alimentos, a que planifique sus horarios de comida en función de sus actividades normales. Si un paciente consigue lo anterior, se obtendrá como consecuencia que pierda el peso que tiene de exceso, que llegue a su peso adecuado y lo más importante, que con el paso del tiempo no lo recupere.
Asimismo, esta modalidad implica que el paciente haga conciencia de que una vez que ha tomado la decisión de bajar de peso y acude a la consulta de nutrición, se inicia un proceso que no se detiene, en el que poco a poco se irán modificando sus hábitos alimentarios hasta que se acostumbre a comer de manera correcta y además, que este tratamiento no es una dieta más que sigue durante un tiempo para luego dejarla y empezar a comer como lo hacía habitualmente.
     Por su parte, l@s nutriólog@s deben hacer a un lado las dietas restrictivas que originan que el paciente constantemente tenga hambre y por lo tanto que piense en comer la mayor parte del día, que se le antoje más que nunca aquello que no puede comer, ocasionando en la mayoría de los casos ansiedad y estrés, mismos que no favorecen a que la persona pueda controlar el apetito.
     En su lugar es preferible diseñar un plan de alimentación que sea lo más parecido posible a lo que acostumbra comer el paciente, en donde se acuerde con el paciente el número de comidas que debe hacer al día, los horarios de las mismas, se modifique el tipo de alimentos que se consuman y que poco a poco se vaya ajustando la cantidad de lo que el paciente va comiendo. De esta manera el paciente no irá de “cien a cero” de un día para otro y no se sentirá a dieta, lo que hace más fácil que se apegue a la nueva manera de comer y lo más importante, que se mantenga en esta tónica que le permita comer correctamente sin presiones.
     Trabajar con la modificación de los hábitos alimentarios de los pacientes no es una tarea fácil, es más, es casi imposible, ya que significa re-educar al paciente para lograr que cambie la forma en la que ha venido comiendo desde siempre y que sea capaz de elegir correctamente qué, cómo y cuánto come. Por lo tanto, es necesario hacer a un lado los tratamientos convencionales centrados únicamente en la pérdida de peso, mismos que no tienen un buen pronóstico a largo plazo para poner la mirada en alternativas más flexibles y más fáciles de llevar a cabo, que garanticen resultados permanentes.


Cambiar cuando todo cambia


Autor: Mauricio López Figueroa
Publicado: en Lado , 31 de enero de 2012 

     Cuando miro la vida alrededor, la forma en como las personas hemos aprendido a construir nuestra existencia, reconozco la presencia de un principio vital que inconscientemente nos hace asumir la vida como una constante, como un plano sobre el cual se debe “rodar” en una sola dirección: hacia adelante; como un carril sobre el que debemos conducir todos en fila para que en el momento oportuno, nos integremos a la súper autopista que nos llevará a cada uno y a toda velocidad a la felicidad o a la prosperidad ansiada, una felicidad prometida por una sociedad que se organiza a sí misma para que “todos” lleguen alguna vez.
     Por distintos medios y de distintas formas hemos aprendido que el camino a la plenitud está trazado y lo que se debe hacer es simplemente “dejar que suceda”. En este sentido, parece que la experiencia del presente, del estar ahora, se caracteriza por estar haciendo simplemente lo que toca, lo que se espera; jugar los papeles que corresponden, si somos hombres o mujeres o estudiantes o padres de familia o empleados, etc. pareciera que simplemente que debemos cumplir con lo que durante años de introyección social nos señalaron para que todo funcionara.
     La escuela es un ejemplo de todo esto. El punto de partida de la educación escolar está referido a lo que socialmente se debe saber y se debe ser (hombre y mujeres “de bien”, ciudadanos “responsables”, personas productivas, cultos, etc.), la escuela no tiene como fundamento provocar en los estudiantes, desde niños, la reflexión, la toma de conciencia y la provocación vital para que planteen un proyecto de vida que parta del reconocimiento de si mismo y de la apreciación de la dinámica y complejidad de lo social. Vamos, la escuela no parte de la realidad del proceso de evolución humana llamada cambio.
     La vida es cambio, es un proceso ciertamente dialéctico, complejo y en desarrollo, pero siempre en evolución. Y no puede ser de otra manera porque la vida no se orienta a su disolución o destrucción, sino al equilibrio y la mejora. Este proceso vital nos mete frecuentemente en problemas, ¿por qué? Porque lo resistimos, lo contenemos, lo negamos; por nuestras enseñanzas, nuestra perspectiva limitada, nuestro miedo y nuestro apego a la seguridad. ¿Cómo puede la vida abrirnos a posibilidades si nuestra educación y nuestra cultura nos condicionan poderosamente a la estabilidad, a la uniformidad y a la mediocridad?
     Hoy más que nunca parece evidente que el cambio se impone como perspectiva, y ésta lo primero a lo que nos desafía es a cuestionar y estar abiertos a disolver nuestras ideas y creencias de “lo que debe ser” en cualquier ámbito de la vida: la familia, el desarrollo personal, el amor, la sexualidad, la pareja; la justicia, la política, la economía; la moral, la religión, la espiritualidad; la historia, el futuro… No se trata de cumplir y de aparentar, sino de ser.
     ¿Por qué nos cuesta abrirnos y aceptar el cambio como el pulso de la vida, tanto en lo individual como en lo colectivo? ¿Por qué nos resistimos tanto? Para muchos psicólogos y maestros espirituales la respuesta está en el ego: la imagen e identidad construida con las ideas y experiencias del pasado que nos dice quiénes somos y, por ende, cómo debemos ser. No se va a realizar aquí un tratado sobre semejante concepto, muy estudiado desde la Psicología de distintas corrientes, el cual es complejo tanto en su génesis como en su dinámica, podemos afirmar sin embargo que en lo general hay un consenso sobre su naturaleza: una identidad que funciona como referencia para estar, experimentar y actuar en el mundo.
     La pertinencia de este concepto en nuestra reflexión sobre el cambio radica en que es nuestra primera fuente de resistencia. Frente a los procesos y situaciones de la vida nuestra primera fuente de datos para juzgar y generar una postura viene de esta mente egóica, pero esta mente se ha constituido a sí misma con datos del pasado: experiencias y aprendizajes que en su momento fueron juzgados e integrados a nuestra estructura moral que subyace a nuestra perspectiva de vida y que es inconsciente. Cuando enfrentamos nuevos retos o situaciones de cambio en cualquier aspecto de nuestra vida que no coinciden con nuestros esquemas solemos criticarlos o desecharlos, pero a veces resulta que lo anterior no es posible, porque existen cambios que se imponen a sí mismo cuando la vida encuentra desequilibrios muy agudos. Dos ejemplos: en el nivel global es evidente la inviabilidad de nuestro modelo de desarrollo, el cual tiene décadas mostrando signos de desequilibrio que se están volviendo insoslayables e insostenibles; otro ejemplo es una relación de pareja tramada por la posesión y el dominio porque la mujer “debe” someterse al marido, relación que cuestionado profundamente la noción de pareja y matrimonio, y su viabilidad en la sociedad actual.
Vivir desde el pasado provoca que en el presente se re-actúe ese pasado, reaccionemos; estar en el presente en una actitud abierta, inteligente y crítica frente a nuestras ideas y creencias profundas provoca que en el presente se re-cree el futuro, actuemos. La invitación entonces es asumir el cambio individual y colectivo sin miedo, de manera que la vida sea nuestra creación más elevada. Cambiar cuando todo cambia.