jueves, noviembre 28, 2013

Desde la tradición hacia los nuevos tiempos

Autor: José Rafael de Regil Vélezdatos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 27 de noviembre de 2013

                En este 2013 se han cumplido cincuenta años de un acontecimiento que fue poco atendido por la prensa, excepto por publicaciones católicas: la elección el 21 de junio de 1963 de Juan Bautista Montini como el papa número 262 de la Iglesia Católica, quien tomó el nombre de Pablo VI, o Paulo VI como se le conocía en México.
                El Pontífice nació en el seno de una familia acomodada italiana del final del siglo XIX. Su padre era abogado y director de una publicación impresa periódica de orientación católica. Recibió la formación inicial en el colegio de los jesuitas y a los 19 años entró al seminario, a cuyo egreso fue ordenado sacerdote.
                Siendo un presbítero todavía muy joven fue a estudiar filosofía a la universidad jesuita de Roma y letras a la estatal, pero muy poco tiempo después fue trasladado a la academia que era encargada de formar a los diplomáticos del Vaticano y los funcionarios de la curia romana. Se doctoró en derecho canónico.
                Gran parte de su vida se desempeñó como burócrata de la sede de la Iglesia Católica, pero alternó sus ocupaciones de funcionario con las de asesor de grupos de estudiantes universitarios italianos. Entre ellos y la secretaría de Estado transitó la irrupción del facismo en Italia, la guerra mundial y la creciente tensión entre los católicos tradicionalistas cerrados en sí mismos y los que querían vivir en un mundo que cambiaba aceleradamente.
                El único trabajo que tuvo cercano a la gente fue el de Arzobispo de Milán, al cual fue enviado por el papa Pio XII. En esa progresista ciudad del Norte de Italia desplegó una fuerte labor con incidencia social, abierta al diálogo con intelectuales, políticos, artistas y demás personajes de la cultura de su tiempo, lo que completó la visión que inauguró cuando conoció a los pensadores católicos de la primera mitad del siglo XX y que marcaron mucho del pensamiento personalista y existencial contemporáneo.
                La Iglesia toda vivió un momento culmen cuando se zambulló en el Concilio Vaticano II que convocó Juan XXIII, el italiano Angelo Roncalli, quien desafió a los cristianos a salir de las sacristías para abrirse al mundo, a abrir las ventanas de la milenaria institución religiosa para que entrara el aire de la renovación que le hacía falta, pues para millones de sus fieles se estaba quedando obsoleta, insensible a los problemas de su tiempo.
                En 1963 murió ese pontífice y lo sucedió Montini, Pablo VI. Y comenzó un pontificado de gran trascendencia, solo que opacado por la popularidad mediática de Juan Pablo II, lo cual ha ocasionado que no se valore su legado.
                Pablo VI fue un papa que tuvo la tarea de guiar a una institución enorme, fincada en una tradición secular, con enorme poder y muy lejana a las necesidades de las mujeres y los hombres de su época hacia las nuevas posibilidades que habían entreabierto el Concilio Vaticano II y las ideas modernas y la tecnología del siglo XX.
                Gran parte de su espíritu se vio plasmado en la consigna que habían recibido las órdenes y congregaciones religiosas para su puesta a punto: ser fieles al espíritu de sus fundadores, pero también fieles al espíritu de los tiempos.
                Así, Pablo VI se dio a la tarea de orientar, animar, impulsar. Creó muchos de los instrumentos de animación pastoral que hoy son cotidianos en la Iglesia católica: instituyó el sínodo de los obispos, como una reunión frecuente en la cual los jerarcas religiosos pudieran abordar los temas de importancia y sus implicaciones para la praxis eclesial. Él mismo presidió al menos tres de esas reuniones, la más famosa de las cuales fue la de 1977, dedicada a esclarecer los retos de la evangelización en el mundo actual. Promovió las conferencias episcopales en los diversos países del mundo para que los obispos pudieran estar más atentos a colaborar entre ellos para el bien de las personas a las cuales sirven.
                Impulsó la actualización de las misas y demás rituales sacramentales en todos los países del mundo, con liturgias en lengua vernácula, con manifestaciones culturales propias y no solo latinas. Esto le venía desde sus tiempos de asesor de estudiantes en los que conoció el movimiento de reforma litúrgica que pugnaba por hacer las formas cultuales más apropiadas para las personas de a pie y no solo para los clérigos y su mundo latino.
                Creó diversas jornadas (algo así como días mundiales) dedicadas a problemas importantes: la jornada mundial de la paz, la jornada mundial de las comunicaciones. Esas efemérides han ido acompañadas desde la década de los sesenta con un mensaje que realizan los papas con la idea de poner sobre la mesa las principales implicaciones que tiene vivir humanamente. Las jornadas de los medios de comunicación han entregado al mundo interesantes reflexiones sobre el ser y quehacer de los medios y el papel que juegan quienes reciben sus mensajes para la construcción de un mundo más justo.
                El pontífice escribió algunas cartas abiertas a todas las personas de buena voluntad que causaron gran impacto: Ecclesiam suam, Populorum progressio, Evangelii Nuntiandi, Humanae vitae. En ellas abordó la apertura que deben tener todos los miembros de la Iglesia a los problemas sociales, al progreso de los pueblos en igualdad de circunstancias entre países ricos y pobres, la necesidad de que la fe cristiana se enriquezca con los valores de la cultura actual, en tanto que esta pueda ser enriquecida con los de aquella, fincados en una tradición humanista de milenios.
                La Iglesia Latinoamericana recibió gran impulso con la carta Populorum Progressio y su visita a Medellín para la inauguración de la segunda conferencia del Episcopado Latinoamericano. De allí quedó convalidada la búsqueda que llevó a la teología de la liberación y la praxis de las comunidades eclesiales de base. Su presencia fue más amplia internacionalmente: visitó Jerusalén, la ONU, Asia. Entendió la importancia de salir del Vaticano, el lugar al cual se habían autoconfinado los papas desde la segunda mitad del siglo XIX.

                 Juan Bautista Montini fue un hombre de Iglesia, pero abierto a la sociedad, a la cultura, a la consideración de que las mujeres y los hombres buscan vivir humanamente y que la religión católica puede colaborar en su búsqueda, antes que ser un obstáculo en el caminar por mostrar dogmas ininteligibles, morales impracticables y culto insignificante. Por ello fue polémico, solitario, pero también lúcido y luminoso para quienes quieren ser fieles a la enorme riqueza que se desprende del humanismo cristiano y a las penas y alegrías de los seres humanos de nuestro tiempo, que como ayer, son invitados a vivir la alegría de la fraternidad y la justicia.

La rúbrica como instrumento útil para evaluar competencias

Autora: Luz del Carmen Montes Pachecodatos de la autora haz click aquí
Publicado: en lado B, 20 de noviembre de 2013

     La educación por competencias es un enfoque que está permeando todos los niveles educativos y es necesario que los profesores nos formemos para su comprensión y manejo; necesitamos unos lentes con diferentes propiedades ópticas, tanto para diseñar y planear nuestros cursos, como para aplicar y evaluar con nuestros estudiantes.
     El centro de dicho enfoque es el estudiante, no el profesor. Lo que implica dejar las típicas clases (con su correspondiente mal usado Power Point) y los típicos exámenes de opción múltiple o de respuestas únicas (las que diga el profesor). Implica que los profesores planeemos experiencias de aprendizaje que demanden desempeños complejos de nuestros estudiantes, como el desarrollo de un proyecto, la elaboración de un ensayo o la realización de investigaciones en las que se combine trabajo de campo con revisión bibliográfica.
     Esos desempeños complejos remiten a evidencias que requieren una mirada a través de los lentes especiales para examinar, y para evaluar, lo que el estudiante "hace" para aprender y lo que consecuentemente produce.
     ¿Y cómo evaluar este tipo de evidencias? Una herramienta útil, en estos casos, es un instrumento de evaluación en forma de matriz (de ahí que se conoce también como matriz de valoración o de verificación) conocida como rúbrica, en la que se describen los diferentes grados o niveles y los criterios de calidad de un producto de aprendizaje o del desempeño en una experiencia de aprendizaje. Pongo un ejemplo muy simplificado en la siguiente rúbrica para examinar la elaboración de un ensayo:
     Cuando se valora el ensayo se marca el nivel en que cada criterio se encuentra: en el nivel de experto, en el de novato o en una etapa intermedia. En una rúbrica más completa, para el mismo ensayo, se tendrían que explicitar con precisión que rasgos implica cada nivel.
     De vital importancia es tomar en cuenta que cuando hablamos de "experto" nos referimos al dominio de la tarea de acuerdo con el nivel escolar en el que se usa el instrumento. No podemos esperar el mismo nivel de experto en un estudiante de secundaria que en un estudiante universitario.
     Algunas de las ventajas de usar la rúbrica son:
     - Nos "obliga" (a los profesores) a desmenuzar la o las competencias en sus componentes esenciales; lo que facilita la visualización del conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que moviliza el estudiante para aprender haciendo.
    - Por tanto, los profesores pensamos menos en contenidos y más en evidencias de aprendizaje, más en desempeños y en procesos; más en objetivos y menos en los temas y subtemas.
     - Orienta el desempeño de los estudiantes porque en ella declaramos con precisión y detalle lo que esperamos que logren.
     - Orienta la valoración (o calificación en algunos casos) de aprendizajes auténticos o aprendizajes in situ.
     - Nos permite migrar de la suma de puntos a estándares en los que se contemplan transiciones de experto a novato y de ejecución inaceptable a excelente. Podemos visualizar un todo con sus diferentes grados y nos alejamos del tache, la palomita y el medio punto.
     -Nos ayuda a mejorar nuestras habilidades comunicativas pues la rúbrica debe ser entendida tanto por estudiantes como por otros profesores. Y es también un instrumento de retroalimentación con el mismo detalle de precisión y claridad que cuando lo usamos para evaluación sumativa.
     - La misma rúbrica con la que valoramos como profesores, puede usarse como un instrumento con el que los estudiantes se autoevalúan y evalúan a sus compañeros; con ello transferimos responsabilidad. De aquí que también se dice que nos permite evaluar menos subjetivamente.
     En conjunto, la utilización de la rúbrica nos permite reducir incertidumbre en el proceso de evaluación, mejora nuestras relaciones con los estudiantes pues reduce fricciones al haber mucha claridad sobre lo que se evalúa y nos permite articular actividad- valoración-retroalimentación-mejora. Creo que nos permite ser más conscientes de lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué hacemos lo que hacemos como profesores. La rúbrica es una herramienta (no la única) para revisar y mejorar nuestra práctica docente en la práctica.

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Universidad Iberoamericana



Indispensable no, insustituible sí

Autora: Rocío Barragán de la Parra 
Publicado: Puebla on Line, 21 de noviembre de 2013


     "Indispensable no, insustituible sí", frase que suena contradictoria y sin embargo no lo es; hoy por hoy las empresas empiezan a redirigir sus acciones a este precepto con la finalidad de darle valor al factor más importante de cualquier organización: El talento humano.
     Para entender que "nadie es indispensable" es preciso primero pensar que como individuos desempeñamos diversos roles y funciones determinados por nuestro entorno, nuestra condición personal, social y profesional; así generamos oportunidades de (auto) empleo donde se ponen en juego los conocimientos, habilidades y actitudes aprendidas a lo largo de la vida y que, comúnmente se identifican como competencias personales y profesionales. 
     Somos contratados o emprendemos un negocio cuando reconocemos nuestros talentos y los ponemos al servicio de los demás en un proyecto o función; no obstante puede ser que los resultados esperados por la organización no sucedan o que medien otros intereses, provocando que esa persona sea removida de su puesto y una nueva sea contratada para desempeñar las mismas funciones o similares. Así es como básicamente una persona o un nuevo proceso (de estos automatizados que son ahora tan frecuentes) suple y/o realiza el trabajo de alguien más.
     Esta situación prevalece prácticamente en la mayoría de las organizaciones y, aunque relevar a alguien de sus funciones con la idea de "nadie es indispensable", puede parecer una decisión asertiva; organizacionalmente hablando puede tener consecuencias significativas que impacten la rentabilidad y la integridad de la empresa; por eso es importante que al pensar en la remoción de personal, se piense antes en que "cada persona es insustituible".
     Cada individuo imprime su estilo, sello y personalidad en lo que hace; dándole a sus acciones y decisiones un valor diferenciado por esa cualidad; si quieres comprenderlo mejor piénsalo así: Si llegas a la ventanilla del banco para realizar una transacción, ésta será procesada por el cajero en turno; las cualidades de esa persona pueden marcar la diferencia para que decidas repetir la experiencia o cambiar de cajero, sucursal o incluso banco: El modo en el que eres atendido, la cordialidad en el trato, el apoyo que te ofrece, la paciencia, la empatía con tu situación, sentir que el otro ha entendido lo que necesitas y la manera en que te ayuda a conseguirlo marca una gran diferencia generando poderosas experiencias de servicio; distingos insustituibles que trascienden más allá del proceso estandarizado que ha permitido concluir tu trámite.
      Todas las organizaciones cuentan con descripciones de puesto y perfiles de desempeño que enmarcan las características, habilidades y conocimientos del personal; con ello se busca realizar procesos selectivos eficientes y asertivos; sin embargo no hay forma de garantizar anticipadamente las cualidades personales y profesionales que aseguren la selección del mejor candidato; eso sólo podrá constatarse a través de la práctica; lo que puede derivar en haber contratado una excelente persona o a la inversa en haber prescindido de un estupendo e elemento que ahora le representa a la organización una pérdida en desarrollo del trabajo, cohesión del equipo o posicionamiento y atención a los clientes. 
     Las organizaciones con enfoque humano saben que estas decisiones son estratégicas y que implican un costo individual, económico y social, por ello algunas han ido incorporando como procesos de selección los llamados trainees o procesos de entrenamiento/observación; donde para cubrir una vacante se convoca a un grupo de profesionales que son sometidos a un proceso experiencial real donde los participantes ponen en juego sus talentos y habilidades; seleccionando aquellos que cumplen de mejor forma con los perfiles requeridos. 
     Si bien este tipo de acciones puede disminuir el riesgo de la selección y rotación, nunca garantizará los resultados ya que cada persona, en su cualidad de ser humano puede exponenciar o inhibir sus talentos de manera diferente, a partir de sus creencias, de sus experiencias previas, de la manera en que se vincula con la realidad y con la percepción que tiene de sí mismo. 
     Lo más importante de recordar es que finalmente cada individuo tiene valor por sí mismo, como individuo irrepetible y perfectible y, si las condiciones que acompañan su desarrollo son favorables; una organización es capaz de detonar profesionistas profundamente comprometidos y personas con alta sensibilidad y responsabilidad social: Indispensables no pero insustituibles sí.
*La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Universidad Iberoamericano

El Ego

Autor: Alexis Vera Sánchez datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Puebla, 22 de noviembre de 2013

     Hablamos mucho de ego pero con frecuencia sin saber qué realmente es. De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española (RAE), ego es "un exceso de autoestima".Exceso que nos aleja de nuestra esencia y de los demás; el exceso que nos hace sentir que somos el centro de la realidad; exceso que nos hace orgullosos; exceso que nos encierra en nuestra oxidada armadura y nos pone a defender nuestras miserias en lugar de abrazarlas para sanarlas. ¿Qué puede vencer al ego? Desde mi punto de vista, la humildad.De acuerdo con la RAE, humildad es la "virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento". Se dice fácil pero, en mi opinión, es una de las más complejas operaciones del comportamiento humano. Quien es humilde, no es orgulloso.Alguna vez un colega de La Ibero me dijo que la palabra humildad proviene del latín "humus", que significa "tierra". La persona humilde es pues aquella que tiene los pies en la tierra; que conoce sus virtudes pero, sobre todo, sus defectos y por tanto no se eleva ni se siente más que los demás; está abierto a la crítica porque se sabe terrenal, no divino.¿Quién vence pues al ego? Quien conquista un carácter humilde de corazón. Es decir, quien se vence a sí mismo y cede en protagonismo para relacionarse más equilibradamente con los demás. Se vence a sí mismo aquel que deja de pensar que todo gira alrededor de él y de sus necesidades. Esta es una conquista exclusiva de aquellos capaces de sintonizar constantemente con las necesidades y emociones de los demás, tratándoles de la misma manera en que les gustaría ser tratados.De convertirnos en ciudadanos menos egocéntricos, nos convertiríamos en una sociedad más consciente de lo público y, por tanto, cuidaríamos más lo que no es nuestro y, en especial, lo que es de todos, como los ríos, parques y plazas públicas -por nombrar algunas cosas-. Seríamos, entonces, una sociedad más respetuosa de lo ajeno. @veraalexisEl autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla. Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.comSus comentarios son bienvenidos.



miércoles, noviembre 27, 2013

De quién es la responsabilidad de la formación en valores

Autora:  Laura A. Bárcenas Pozos
Publicado: Puebla on Line, 12 de noviembre de 2013

     Un amigo muy apreciado publicó en el Facebook esta leyenda: "aunque la escuela sea de excelencia, la escuela necesita familias que enseñen valores", a pesar de que tengo algún desacuerdo con esta frase, en su contenido general estoy totalmente de acuerdo. Es decir, las escuelas no se establecieron para formar a las nuevas generaciones en valores, sino para transmitir el conocimiento de una generación a otra. 
     Sin embargo, ahora sabemos que en la escuela se promueven muchos valores a través del currículum oculto lo tengan o no consciente los profesores, de acuerdo a las investigaciones que Jackson llevó a cabo en la década de los setenta del siglo pasado. Así que es mejor que los docentes estén conscientes que transmiten una serie de valores con sus actitudes y con sus acciones en el aula, que muchas veces los estudiantes adoptan.
     A pesar de este gran descubrimiento, no debemos olvidar que la familia también forma en valores, por las mismas razones, es decir las actitudes de los padres y las acciones que llevan a cabo en el seno, así como en el entorno familiar son determinantes para que un niño adquiera ciertos valores. La relación entre los padres y de estos con el entorno, les muestras a sus hijos cómo conducirse con las otras personas. 
     La amabilidad, el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, se aprenden más en casa, con la familia nuclear y extensa, que en la escuela. Esta permite que se refuercen esos valores y además debe enseñar la conceptualización de cada valor, como lo hace ahora. En todas las escuelas los niños aprenden qué es el respeto o lo responsabilidad, sin embargo eso no es formar en valores, la formación en valores se refiere a que los menores vayan adoptando las líneas orientadoras a través de las cuales se conducirán sus vidas. 
     Otro actor muy importante en la formación de valores es la sociedad. Cuando los chicos salen a las calles, van aprendiendo otros valores y ellos van decidiendo que adoptan o no, así que la sociedad también debe estar consciente de que juega un papel muy importante en la formación en valores de las nuevas generaciones. Ahí, se contrastan los valores aprendidos en la familia y la escuela con los que practica la sociedad en su conjunto. A veces hay coincidencias pero a veces se oponen y eso lleva a los niños y jóvenes a tener que optar, así que lo que hayamos hecho en la escuela y en la familia, será determinante. Entonces todos participamos de la educación en valores de niños y jóvenes.
     En este gran cajón que es la sociedad, entran los medios masivos de comunicación, que hoy sabemos son grandes formadores de valores y que pueden ser los únicos, si la familia y la escuela están ausentes en el tema. Además se cuelan en nuestras casas cuando encendemos los aparatos televisores y nuestros hijos ven caricaturas violentas, telenovelas donde se promueve un prototipo de belleza, una moralina estúpida, en donde los protagonistas son absolutamente buenos y los antagonistas son absolutamente malos (cosa que no existe en la realidad); y en donde la felicidad se alcanza en las cosas materiales o solo se logra con el matrimonio, o bien cuando el antagonista se muere; noticieros que lucran con el dolor ajeno, que manipulan la verdad, que se confabulan con el poder político y televisoras que acumulan más y más poder.
     Lamentablemente hoy se dice, que la televisión, esa caja idiota, es la que educa a las jóvenes generaciones, dadas las condiciones económicas que se viven en las familias y por las nuevas conformaciones familiares. Es decir, las mujeres participan hoy en día del sostén de la familia. En el mejor de los casos comparten esta responsabilidad con la pareja; ambos trabajan porque en otras condiciones no habría forma de tener un nivel de vida digno. Y en el peor de los casos están solas y son la única fuente de ingreso de esa familia. 
     En ambos casos, los padres (entiéndase madres y padres) están ausentes y entre más grandes son sus hijos, estos están solos, siendo atendidos por la caja idiota. Es claro que no hay forma de cambiar esto. Los padres tienen que seguir saliendo a trabajar para traer el pan a la casa, las televisoras siguen trasmitiendo los programas con el mismo contenido, eso no lo podemos cambiar desde las familias, y nuestros hijos siguen pasando muchas horas frente al televisor solos. Así que lo único que podemos hacer es que el poco tiempo que pasamos con ellos, tanto en la escuela como en la familia, se de calidad y estemos reforzando los valores que queremos que ellos adopten para que sean mejores personas, siendo, los padres y los profesores, coherentes entre nuestro discurso y en nuestras acciones y nuestras actitudes. 
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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Propuestas de economía social para el desarrollo

Autor: Carlos A. Audirac Camarena.
Publicado: Síntesis Puebla, 21 de noviembre de 2013

     En el artículo anterior compartí tres proyectos de economía social que están desarrollando estudiantes de la Maestría en Gestión de Empresas de Economía Social de la Universidad Iberoamericana Puebla. Al final del mismo prometí presentar otros ejemplos, con la intención de ilustrar los esfuerzos que diversas organizaciones mexicanas están llevando a cabo en pro del desarrollo alternativo de nuestra economía.
     En esta entrega compartiré el proyecto del Hotel Taselotzin, documentado por la CP. Ma. de la Paz Cuahutle, estudiante de la maestría mencionada anteriormente. Hace algunos años tuve la oportunidad de desarrollar un diagnóstico empresarial para la organización Masehual Siuamej Mosenyolchicauani, integrada por mujeres nahuas de la región de Cuetzalan. Visité con mis alumnos de la licenciatura en Relaciones Industriales (hoy Dirección de Recursos Humanos) las diversas microempresas que dicha organización operaba y, una entre ellas era el Hotel Taselotzin.
     Esta empresa social opera desde el año 1995, con el propósito de contribuir al gran objetivo de la organización Masehual Siuamej, de generar espacios de desarrollo integral de la mujer de la región, a través del mejoramiento de su calidad de vida, el respeto a sus derechos humanos, la revalorización de sus costumbres y la identificación del orgullo de ser un pueblo nahua. Una de las alternativas para aportar en ese sentido ha sido la práctica empresarial para el comercio artesanal a precios justos, la generación de empleos, la capacitación formal para el trabajo, la innovación de los procesos tradicionales de fabricación de artesanías, entre otras actividades.
     El proyecto del hotel, en particular, ha significado un esfuerzo por ofrecer un servicio de hospedaje y alimentación, que está complementado con un temazcal, guía de turistas, la comercialización de artesanías y la venta de productos medicinales tradicionales con base en la herbolaria. Este proyecto está dirigido por el grupo de mujeres de la organización y ha logrado posicionarse como una empresa social, que satisface los requerimientos de sus clientes, compitiendo de manera exitosa con la oferta hotelera de la región.
     La asamblea de mujeres decide la organización que debe operar, la manera como se asignarán las responsabilidades y cómo se resolverán los problemas que se presenten, tanto de carácter operativo, comercial, financiero o de relación entre las personas que se ven involucradas en esta empresa social. Lo anterior demuestra que la formación de una comunidad de aprendizaje y apoyo mutuo, puede generar proyectos que produzcan recursos económicos para la propia organización y sus integrantes, con base en valores humanos y al mismo tiempo incorporando prácticas de negocios.
     El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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lunes, noviembre 25, 2013

Tú tenías mucha razón, le hago caso al corazón

Autor: Juan Carlos Colin Ortega
Publicado: La Primera de Puebla, 19 de noviembre de 2013

    Desde hace un siglo se utiliza la observación de la actividad eléctrica del 
corazón para evaluar su funcionamiento por encima de otros métodos 
como la auscultación; hoy gracias a la tecnología computacional, esto  podría cambiar. El corazón humano es uno de los órganos esenciales sin  cuyo funcionamiento la vida no podría continuar en el organismo. El  corazón en cada latido realiza un ciclo complejo controlado por el sistema  nervioso autónomo junto con múltiples y sofisticados sensores de  condiciones fisiológicas en el organismo. La función primordial del  corazón es hacer circular la sangre a través de todo el cuerpo para fines  de nutrición y oxigenación de las células que lo componen. El ciclo inicia  cuando se recibe la sangre venosa cargada de dióxido de carbono, que  viene de todo el organismo, en la cavidad llamada aurícula derecha que  una vez llena se contrae para que la sangre pase a través de la válvula  Tricúspide hacia otra cavidad llamada ventrículo derecho. Este ventrículo  al contraerse envía la sangre a través de la válvula Pulmonar hacia los  pulmones para que sea depurada del dióxido de carbono y enriquecida con  oxígeno regresando después a través de la vena pulmonar hacia la  aurícula izquierda. Una vez llena esta aurícula, se contrae para hacer  pasar esta sangre a través de la válvula Mitral hacia el ventrículo  izquierdo que es la estructura muscular más fuerte de todo el corazón. El  ventrículo izquierdo se contraerá para hacer pasar la sangre a través de la  válvula Aórtica hacia la arteria más grande del organismo llamada Aorta y  de ahí hacia todos los órganos del cuerpo humano para cumplir su misión  de oxigenación. Todo este ciclo se efectúa por medio de contracciones  musculares del corazón, mismas que son disparadas por señales  eléctricas. Existe una acumulación de células nerviosas especiales qué  hacen las veces de un marcapasos fisiológico natural del corazón; este cúmulo celular se conoce como Nodo Atrial. Este nodo emite una señal  eléctrica que dispara la contracción de las aurículas y que además es detectada por otra acumulación de células llamada Nodo Aurículo- Ventricular, el cual genera un retraso natural para dar tiempo de que la  sangre pase de las aurículas hacia los ventrículos y una vez transcurrido  este tiempo de espera, el nodo emite una señal eléctrica que se conduce a  través de un conductor natural llamado ?Haz de His? para desde ahí  diseminarse por todo el tejido muscular ventricular a través de las fibras  de Purkinje iniciándose la contracción ventricular. El ciclo eléctrico puede  registrarse mediante un instrumento llamado Electrocardiógrafo que fue  desarrollado por el médico holandés Willem Einthoven en los albores del  siglo 20 y desde entonces se utiliza como uno de los principales medios  para valorar el estado del corazón humano. Este instrumento genera una  gráfica llamada Electrocardiograma que puede ser interpretada por los  médicos para detectar patrones de funcionamiento en la fisiología  cardiaca. Mediante la observación de la actividad eléctrica es posible  detectar anomalías en la fisiología como: zonas del corazón que han  dejado de funcionar por motivo de un infarto o problemas en la  conducción eléctrica al interior del corazón conocidos como bloqueos de  rama, entre otras afecciones. Además del fenómeno eléctrico, el corazón  al funcionar también hace ruido. Considerando que el sonido es un  fenómeno vibratorio, es necesario observar al corazón cómo un  mecanismo. El corazón es similar a un par de bombas de tipo pistón  acopladas, que realizan su ciclo de bombeo de 80 a 100 mil veces cada día  desplazando una cantidad de líquido equivalente a un tinaco de agua de  los que se instalan en las azoteas de las casas. El corazón contiene cuatro válvulas unidireccionales de fluido (tipo ¿check?) que  impiden que la sangre regrese a la cavidad de origen. Las válvulas al abrir  y cerrar generan vibraciones que se convierten en sonido. Por otra parte  la sangre al pasar rápidamente por estructuras estrechas del corazón  genera ruido de tipo turbulento. La combinación de todos estos ruidos da  como resultado el sonido del corazón. La gráfica de este sonido se conoce  como fonocardiograma. En el fonocardiograma pueden observarse cuatro  sonidos principales que generalmente corresponden a un latido normal de  corazón sano. También pueden aparecer otro tipo de ruidos conocidos  como ¿soplos? que en personas adultas suelen indicar anomalías en la  función del corazón. Mediante la observación del sonido cardiaco es  posible detectar principalmente anomalías en el funcionamiento de las  válvulas como son la estenosis o la insuficiencia valvular, así como otro  tipo de bloqueos y conducciones anormales. Con la tecnología  computacional actual es posible aplicar la inteligencia artificial en el  análisis y procesamiento de fonocardiogramas digitalizados obteniéndose  un producto que puede romper con la idea de que el registro del sonido  cardiaco tiene poco impacto en el diagnóstico médico. Si se logra  potenciar el beneficio del uso del sonido del corazón humano mediante la 
aplicación avanzada de hardware y software y así aumentar  considerablemente el valor diagnóstico de este tipo de pruebas, se habrá  descubierto un camino más económico y accesible para atención médica  en lugares marginados o apartados de las ciudades. La innovación se dará  con el uso de un instrumento que podría llamarse fonocardiógrafo digital  de nueva generación o como le llamaron en 2012 en el Hospital número 20  del IMSS ¿La Margarita? en la ciudad de Puebla, México cuando La Ibero  Puebla presentó un proyecto sobre fonocardiografía digital: ¿Un  instrumento diagnóstico renovado?.

Sin miedo a las palabras

Autor: José Rafael de Regil Vélez, datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 21 de octubre de 2013

En la cultura del Altiplano del país suele ser motivo de escándalo –o cuando menos de acusación de mal gusto- que una persona ocupe palabras malsonantes. Esos vocablos conocidos por casi todos nuestros contemporáneos son reservadas para los momentos en los que se está con los íntimos, con quienes podemos mostrarnos tal como somos. De no ser así, se piensan que son para la "gente que no sabe conducirse en sociedad", para los incultos. 
Pareciera que el de las palabras es un asunto de urbanidad y buenas maneras, de saberse comportar entre la gente bien. Concediendo alguna razón a las buenas conciencias que se regodean en decir a sus distintos y semejantes cómo han de conducirse, habría que señalar que se trata de un asunto muy complejo, en el que va de por medio mucho más que la aceptación social: lo que se juega es la posibilidad misma de la realización humana, que requiere que las mujeres y hombres comprendan su realidad y la nombren adecuadamente para poder dialogar y realizar soluciones prácticas y concretas a sus problemas inmediatos e incluso profundos, iluminados por opciones éticas que encaucen los esfuerzos humanos en clave de dignidad y justicia.
La “maldad” de las palabras malsonantes estriba cuando mucho en que son extremadamente limitadas para nombrar con precisión la realidad. Cuando se dice que a alguien “se lo llevó la fregada” el emisor del mensaje y tal vez sus receptores se sienten involucrados afectivamente en una situación, pero realmente no dicen sino vaguedades, suficientes emocionalmente, pero sin sentido práctico y real alguno. Decir alguien es un cabrón señala tan solo que se distingue, pero no precisa por qué, o para qué, ni qué calidad moral se le atribuye a ello. Se está en el imperio de la vaguedad.  Por eso hay quienes señalan que no hay que tener miedo a las malas palabras, sino a carecer de las necesarias para desempeñarse con mayores posibilidades en el mundo que a cada quien le tocó vivir.
Las palabras son los signos que utilizamos para nombrar las cosas, la realidad, con las cuales nos hemos relacionado y que de alguna forma hemos hecho nuestras.
Las buenas palabras son las que contienen conocimiento, comprensión, entendimiento, aprehensión de alguna manera de lo real, sea abstracto o concreto. Sin esto el lenguaje es vacío, sin sentido, insensato.
Si alguien desconoce el funcionamiento del corazón, al menos de manera superficial, no podrá hacer nada cuando le digan que tiene una cardiopatía, excepto hacer un acto de fe ciega en quien se lo diga. Quien comprende lo señalado puede entender lo que le dice su médico y sumarse con mucho mayor al proceso curativo. Y así sucede en todos los ámbitos de la vida.
Los seres humanos tenemos que encargarnos de nosotros mismos, con, por y para los demás y habérnoslas con las circunstancias en las que nos ha tocado vivir. De otra forma la realidad nos carga, nos impone su ritmo y sus condiciones, nos reduce a seres heterónomos. La heteronomía a la larga nos deshumaniza, en tanto que la autonomía solidaria nos personaliza: ser con los demás protagonistas de nuestra existencia es, al parecer, mejor proyecto.
En una cotidianeidad de pocas palabras, de una habla limitada y muchas veces vacía hay que lanzarse no a la reprimenda moral, sino a la conquista del lenguaje más pertinente para nombrar con propiedad todo aquello que impide y lo que posibilita una vida plenamente humana. 
Y eso solo es posible atendiendo a la realidad, esforzándose por entenderla apoyados por las palabras de quienes nos han precedido buscando sabiamente, apoyados en el arte, la ciencia, la filosofía e incluso la teología. Los términos con contenido son las herramientas para afirmar o negar las cosas lo cual nos lleva a tomar partido, a hacernos cargo de nosotros y del mundo, creando condiciones para tomar las decisiones más apropiadas posibles para nuestra existencia.
Hay que decirlo abiertamente: la bondad o maldad de las palabras no debe ser establecida porque sean malsonantes o biensonantes en un contexto social específico, sino porque permitan comunicar la realidad que se ha entendido, ante la cual hay que tomar partido, con la cual hay que crear condiciones para un presente y un futuro humanizantes.
Padres de familia, educadores, comunicadores están invitados a volver la vista a esta cuestión y desmitificarla. Es tarea suya exigir a las nuevas generaciones a vencer la flojera, la superficialidad de hablar con términos precisos, esos que nos pueden decirse conteniendo generalidades.
Hacernos de un patrimonio de palabras no se trata de un asunto de niños bien portados y decentes, sino de seres humanos dispuestos a dedicarse a la más apasionantes de todas las obras: la de la construcción de un espacios y lugares en los cuales los humanos seamos justamente tales, sin moralina y sí con ética, es decir, con la experiencia, la reflexión y el diálogo que se comprometen con la causa de la fraternidad y la justicia. No hay que tener miedo a las palabras, sino a no tener las suficientes para resolver nuestro ser con, por y para los demás en el mundo.


jueves, noviembre 07, 2013

Albert Camus: letras libres para decir humanidad

Autor: José Rafael de Regil Vélez, datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 07 de noviembre de 2013

A muchas personas nos gustan las biografías.  Sea porque lo leamos o nos lo cuenten, nos agrada saber de las personas que de una u otra forma nos son significativas. En el recuerdo de sus vidas nos encontramos no solo con la persona recordada,  sino con nosotros mismos. En el legado que reconocemos de mujeres y hombres que nos han precedido atisbamos nuestras posibilidades,  nuestras oportunidades y, más de una vez, lo que no deseamos ni para nosotros ni para los nuestros.  Las biografías son humanidad objetivada.
El 7 de noviembre de 1913 nació en Mondovi,  población de la actual Argelia,  Albert Camus. Fue un novelista,  ensayista,  dramaturgo periodista y filósofo que obtuvo en 1957 el premio Nobel de literatura y falleció a los 47 años en Francia,  víctima de un accidente automovilístico el 4 de enero de 1960.
Huérfano de padre colono francés caído en la primera guerra mundial, tuvo que habérselas desde niño con una vida austera. Tempranamente descubrió su vocación a las letras: sus primeros textos publicados datan de 1932. De allí en adelante se siguió una prolífica actividad literaria, periodística y filosófica. Hizo obras de teatro, novelas, ensayos y muchísimos artículos de opinión.
         Camus fue un militante. No pudo participar en la guerra por una tuberculosis adquirida en juventud, pero se unió a la resistencia francesa y también tomó partido –aunque muy impopular- en la independencia de Argelia. Su causa y el punto de partida y llegada de todas sus batallas fue el ser humano concreto, el de carne y hueso, el que tiene que transitar entre las cosas absurdas de la vida: ¿qué más absurdo que la muerte y todas las secuelas económicas, políticas, sociales que trajeron las guerras mundiales, la crisis del 29, la guerra fría? Su compromiso estuvo con las personas, no con las ideologías por sí mismas (ni capitalismo, ni marxismo, ni facismo, ni nacional socialismo). Ni las religiones. Adelantándose a su tiempo supo ver que las ideologías, las filosofías, las religiones cuando dejan de lado a las personas concretas terminan matándolas.
         Desde esa trinchera dio la batalla. Supo entender que es en la solidaridad, en la rebeldía que las mujeres y los hombres pueden acometer la más noble de las aventuras: construirse como seres humanos en medio de los contextos y circunstancias que les han tocado.  Y a ese afán prestó sus letras, entregándolas por mayor libertad y mayor justicia, como cuando fue el primer intelectual en denunciar la inhumanidad de Hiroshima y Nagasaki o cuando no dudó en dejar los partidos comunistas que en algún momento lo atrajeron, porque no eran capaces de dar cuenta de la lucha auténticamente humanista.
         La biografía de Albert Camus, el francés extranjero de su tierra y de su país, el combatiente de la libertad, de la solidaridad, de enfrentar el absurdo con ganas de ser humanos; el que se opuso a los nazis, a dar preminencia a las ideologías, a las religiones, a los estados por encima de las mujeres y los hombres existentes, concretos, el que hizo de su vocación por las letras una entrega a la libertad y la justicia tan profundamente humanas hoy nos vuelve a decir cosas: la causa de lo humano es buena causa; acometerla, buena empresa. Solo hay que decidir el lugar y la actividad desde donde la afrontaremos sabiendo que la fraternidad y la rebeldía ante lo que nos parece absurdo son mejores que la indiferencia y el simple transitar por la vida refugiados en ideologías y atracciones que nos llevan al olvido de las mujeres y hombres de carne y hueso,  quesom os quienes sí existimos y anhelamos libertad y Jus icia. 

Soberbia Mexicana

Autor: Alexis Vera Sánchez, datos del autor haz click a quí

Publicado: Puebla on Line, 30 de octubre de 2013

     Los mexicanos tenemos una cultura de carácter poco humilde. A diferencia de otros países, en México nos cuesta pedir perdón. En una sociedad aún machista como la nuestra, pedir perdón es símbolo de debilidad, incluso entre las mujeres. Un macho nunca pide perdón, nunca llora; su mujer tampoco, sólo le puede pedir perdón y llorar a su macho.
     Mientras estaba de intercambio académico en Montreal (Canadá) me di cuenta que la gente actuaba diferente cuando cometía un error, por pequeño que este fuera. Percibí que los habitantes de aquella gran ciudad tenían la humildad suficiente para disculparse ante cualquier ofensa, ante cualquier molestia causada contra otra persona. En efecto, si alguien por descuido al caminar tocaba mínimamente a otro, entonces se disculpaba de inmediato con una actitud humilde. Me di cuenta que incluso tenían el hábito de pedir disculpas cuando estornudaban frente a la gente aunque se taparan la boca y se voltearan. A pesar de que estas son sólo señales externas y casi triviales, en realidad me parece que reflejan una posición interior mucho más profunda en la persona; una posición de mayor humildad, sensibilidad y respeto hacia los demás.
     En nuestra sociedad es diferente. Aquí por lo regular la gente atropella a la gente al caminar sin mediar el más mínimo perdón. Nos metemos entre las personas, les cortamos el paso, nos detenemos donde sea sin mirar a quién afectamos y todo lo hacemos sin pena. Y cuidado si alguien nos dice algo porque se arrepentirá de haber nacido. Al mexicano(a) no le gusta que le señalen sus faltas, es soberbio.
     El (la) mexicano(a) espera que, al estornudar, a él o ella le digan salud; espera ser servido, le gusta ser atendido(a); quizás herencia de la estructura de servidumbre colonial. Él (ella) nunca pide perdón, es egocéntrico(a): sus necesidades por encima de las de los demás. Por eso nos estacionamos en doble fila deteniendo el tráfico sin preocuparnos: como si viviésemos en una isla solos donde las únicas necesidades que existen son las nuestras; los demás no tienen necesidades o no importan nada. Somos colectivistas para lo que nos conviene, porque en el fondo tenemos un corazón individualista y ególatra. Somos colectivistas cuando se trata de mitigar el interminable sentimiento de soledad que nos asalta; pero cuando se trata de tener en cuenta las necesidades, opiniones y preocupaciones de los demás, entonces nuestro colectivismo se transforma velozmente en individualismo extremo.
     Ceder el paso a un automovilista está fuera de nuestro repertorio comportamental. Tenemos la cultura de primero yo y después yo. Y cuando otro ciudadano reclama su derecho con toda razón, nosotros le echamos bronca, nos defendemos porque en casa nos ensañaron que nadie nos puede llamar la atención más que nuestros papás. A nuestra mamacita santa le perdonamos todo aunque ella esté en un error pero a nuestros conciudadanos no les perdonamos que pidan lo que por derecho les corresponde cuando esto va en contra de nuestros intereses personales.
     Al mexicano promedio no le gusta escuchar críticas. Pierde control de sí mismo cuando alguien le señala un posible error en su comportamiento. Inmediatamente saca sus armas y cuchillos para defenderse porque en casa mamá le enseñó que él o ella es perfecto(a).
     En el hogar mexicano, los papás nos enseñaron que, ante una controversia, los demás siempre están mal, nunca nosotros, y son ellos quienes se deben disculpar. Pedir perdón es de débiles y, en una cultura machista, ser débil es ser menos y casi garantía de ser discriminado, despreciado u objeto de abusos.
     Mientras sigamos siendo una sociedad soberbia que no sabe convivir en la pluralidad, difícilmente veremos la luz del tan deseado desarrollo, porque donde sólo prevalecen intereses personales ningún progreso social relevante es posible. En efecto, requerimos humildad para abandonar nuestras posiciones egocéntricas y evolucionar como nación.
     Empecemos pues, con nosotros mismos. No necesitamos esperar a que los demás cambien para transformar nuestra realidad personal y, en consecuencia, nuestra realidad nacional. Al cambiar nosotros, el mundo cambia. Disculparnos sinceramente cuando hemos errado; escuchar críticas sin defendernos; abrirnos a la opinión de los demás; reconocer y respetar el derecho ajeno… En una frase sencilla: tener un comportamiento humilde desde lo interno. Ni siquiera necesitamos ser religiosos. Yo he vivido en países más ateos que el presidente Calles y he podido ser testigo de la humildad de la gente que en la mayoría de los casos supera a la humildad de un país católico como el nuestro. 
El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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¿Qué hacemos con la reforma educativa?

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos datos del autor haz click aquí
Publicado: Puebla on Line, 30 de octubre de 2013

     El pasado día del médico, cuando nuestro presidente de la República, el Señor Enrique Peña Nieto, una vez más dio muestras de su bajo nivel cultural al no poder decir correctamente y de una sola vez la palabra "epidemiólogo", se hizo evidente que tenemos un serio problema en nuestro sistema educativo, pues este ejemplo es solo una muestra del nivel cultural de la generalidad de la gente en nuestro país.
     Lamentablemente, más allá de la reforma educativa y sus leyes complementarias, del movimiento magisterial, de las pruebas estandarizadas y sus resultados; no podemos dejar de reconocer que tenemos una baja calidad educativa, no solo en las instituciones de educación públicas, sino también en muchas privadas que ven a la educación como un mero negocio. Nuestros niños y adolescentes, en su mayoría, presentan un bajo desarrollo en su razonamiento lingüístico y matemático que se muestra en los resultados de las pruebas ENLACE y PISA, además de que no les da para avanzar en su formación y por eso abandonan la escuela cuando se encuentran en la secundaria o en el bachillerato.
     Los profesores por su parte no están mejor preparados. Muchos de ellos tienen serias dificultades para escribir, ya no digamos un texto similar a este que lleve una coherencia e hilvane una serie de ideas que justifiquen una postura. Eso es demasiado pedir, me refiero solamente a que escriba de manera correcta en su ortografía. Ya Gilberto Guevara Niebla nos dejaba ver desde hace ya varios años en el texto que compiló; "La catástrofe silenciosa", que esto sucedería. Este es un texto escrito en 1988 en colaboración con investigadores educativos de alto nivel como Pablo Latapí y Carlos Muñoz Izquierdo, así como otros intelectuales como Héctor Aguilar Camín, Rolando Cordera, Roberto Arizmendi, Alejandro Romo, Arturo Cantú, Isaías Álvarez García, René González Cantú y Roberto Villaseñor, que en ese momento analizaban nuestro sistema educativo que ya deba terribles muestras de estar mal. Y no debe sorprendernos que este texto se hizo a petición expresa del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
     Entre las cosas que se señalaron en este texto hace 25 años, están que México era ya un país de reprobados, que no había una congruencia y una continuidad entre los planes de estudio de los diferentes niveles, que los contenidos educativos eran poco relevantes, que los sistemas de evaluación eran poco efectivos y que prácticamente no daban evidencia de los aprendizajes alcanzados por los estudiantes, que no existía una relación entre la oferta y la demanda de los maestros, que había un deficiente gasto público y que había una débil normativa y legislación en materia educativa. 
     En este texto se deja claro que no hubo una real reforma educativa desde 1950 y hasta el año es que se publica el libro que permitiera que mejorara la educación en nuestro país, afectando a todos los niveles educativos incluyendo a la normal que como sabemos se encarga de la formación inicial de los docentes. Qué hizo el señor Salinas de Gortari con toda esta información, pues nada, era claro que había una centralización de la educación y se buscaba descentralizar para mejor los procesos de gestión que permitieran mejorar la calidad de la educación, pero eso significaba quitarle poder al SNTE, cuyo líder era el señor Carlos Jonguitud Barrios, entonces una de las primeras decisiones que tomó el expresidente fue quitar de en medio al señor Jonguitud para restarle poder al sindicato y que se pudieran llevar a cabo las anheladas reformas. 
     Pero puso en su lugar a la señora Elba Esther Gordillo, que dicho sea de paso, es importante aclarar que esta mujer traicionó a su líder (de quien era su brazo derecho) para quedar en su lugar y quién sabe qué contubernios habrán hecho entre ambos sobre la educación en México. Lo que sí sabemos es que con este movimiento se llevó a cabo la "Modernización Educativa" que buscaba cambiar y renovar la educación en México y también sabemos que lo único que se logró fue consolidar a la señora Gordillo en el poder. 
     Para terminar con el "reinado" de Barrios, hubo una serie de movimientos de las secciones del SNTE más numerosas y aguerridas en el D.F., se hicieron paros y los profesores iban con todo para quitar a Jonguitud, se dice que los profesores estaban cansados de un sindicato tan poco democrático y de los salarios de miseria. Pero también se dice que quien encabezó todo el movimiento fue la señora Gordillo respaldada por el señor Salinas de Gortari.
     Todos los acontecimientos que se han dado en los últimos meses me han llevado a pensar que estamos viviendo más de lo mismo y que solo veremos cómo otro personaje indeseable se consolida en el poder y que todo lo que se escribió hace ya 25 años, nos muestra que hemos tenido una educación cada vez más decadente y un sindicato que no favorece en nada su mejora. Sinceramente me pregunto que qué podemos hacer para que sin afectar las condiciones laborales de los docentes, podamos tener una mejora real de nuestro sistema educativo.
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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¿Autoridad o Poder?

Autor: Jorge Luis Flores Romero
Publicado: en lado B, 17 de octubre de 2013


     Diversos autores y desde diferentes disciplinas, se han generado múltiples visiones y teorías en un esfuerzo por explicar qué es el poder y cómo éste se constituye en instrumento de dominación al interior y exterior de las organizaciones. Estudios de los que derivan las premisas de elaboración de este artículo.
    Primero: El poder puede derivar de la autoridad formal, facultad que confiere el puesto o la posición que se tiene en una estructura organizacional, y que se traduce en influencia o capacidad de mandar sobre una o más personas. La autoridad puede deformarse en poder. Cuando el jefe manda, se obedece, no se cuestiona muchas veces el cómo alcanzar los fines y objetivos. A veces, dejando de lado la perspectiva de los valores y la filosofía de las organizaciones.
     Segundo: Que la facultad que se confiere al subordinado, para que acceda y participe en la tomar decisiones en el ámbito de sus responsabilidades o en el puesto que se ejerce, se conoce como empoderamiento, y que esta atribución, también puede traducirse en poder cuando las decisiones no obedecen o no se inscriben en la racionalidad y la lógica institucionales. Es poder cuando se buscan intereses personales de quien ejerce el puesto o toma las decisiones, pues ha sido investido de la facultad para actuar y decidir en nombre de la organización o empresa donde colabora.
     Tercero: El poder es inherente a la condición humana y su existencia no se puede entender sino a través de la comprensión de sus representaciones en la interacción humana. Michel Foucault explica que una relación de poder es un modo de acción que no actúa de manera directa e inmediata sobre los otros, sino que actúa sobre sus acciones: una acción sobre la acción, la dominación es una fuerza que somete, quiebra, destruye …una relación de poder se articula sobre dos elementos, ambos indispensables para ser justamente una relación de poder: que "el otro" aquel sobre el cual ésa se ejerce) sea totalmente reconocido y que se le mantenga hasta el final como un sujeto de acción …
     El poder se expresa y manifiesta por las acciones que precisamente el otro realiza por mandato del que le ordena, luego entonces, es poder, no antes, no después. Es dominación pura y legitimada por la jerarquía de autoridad, diría Max Weber.
     Las organizaciones son el asiento fundamental de las relaciones cotidianas entre los hombres y que estas relaciones se rigen por la contradicción orden/desorden, porque poseen en si mismas la inercia de lo existente. Surgen así dos asuntos trascendentes para una explicación de la teoría del poder en las organizaciones: El poder intrínseco en la interacción humana; y la perpetuación/reproducción de estructuras de poder en donde incide de manera significativa la naturaleza opresiva del ser humano. Situación que debela la naturaleza no neutral del que ordena, de sus técnicas y procedimientos, lo que permite redescubrir el poder como eje analítico clave para el estudio también del comportamiento humano en las empresas e instituciones.
     Y es verdad, el poder rige, regula, determina y estructura la interacción e interrelación de los individuos y las organizaciones. A partir de la percepción y ejercicio de nuestro poder, al tomar decisiones y durante la gestión, los sujetos construimos y deconstruimos la visión que tenemos de nosotros mismos, es decir ¿Qué deseamos? Y en consecuencia actuamos y decidimos en tanto que somos actores organizacionales, investidos del aura de la autoridad, es decir, el poder fáctico y pragmático. El poder para tomar decisiones es decir, empoderamiento.
     Evidentemente, los dominados tampoco podrán desprenderse de su condición de sometimiento y obediencia, sino hasta el momento en que les sea posible modificar las estructuras o modificar el papel que se protagoniza en las organizaciones. Mientras tanto, quedará vigente el deseo de poder. El Poder, dicen los expertos, es el detonante de la puesta en marcha de la verdadera identidad de una persona. El poder representa también un deseo, un anhelo que vive y del cual, el sujeto no puede desprenderse porque esto implicaría, desprenderse de la propia identidad.
     Explicado lo anterior, es posible confirmar que el poder se encuentra presente en nuestras vidas. En las acciones y decisiones, a todos los niveles, en todos los ámbitos. El poder trasciende fronteras, espacios y tiempos. Pero el acceso al poder y su ejercicio, continuarán rigiendo la desigual relación entre los sujetos, en una lucha constante por invertir el orden actual de la dominación. Es verdad, desearíamos liberar a los dominados y remitir a los poderosos al orden y a la subordinación. Lo cual nos remitiría irremisiblemente a nuevas formas de dominación. Efectivamente, el poder es relacional y se expresa y manifiesta en las acciones.
     Es posible concluir que el poder puede conformarse no solo en una teoría o una forma de dominación, sino también en categoría de análisis para el estudio de las organizaciones, y que la gestión, es decir, el despliegue consciente de nuestras acciones en el cumplimiento de una tarea o una función. Sin embargo, la realidad nos muestra que muchas de las decisiones y el empoderamiento no obedecen a la razón ni a la reflexión, es decir, no se puede afirmar que efectivamente sean producto de la habilidad cognitiva del ser humano de razonar.
     Vincenti De Gaujelac afirma que algunas decisiones pueden hacer y transformar la buena fe de la función, en gestión depredadora. Afección que surge cuando hacemos uso de nuestro puesto y nuestro poder para dictar mandatos que debieran ser incumplibles. Tal es el ejercicio de poder que se traduce en dominación, y que finalmente, es punto de quiebre de la igualdad y la equidad. Resulta indispensable entonces, contribuir en la construcción de alternativas de solución a problemáticas de la desigualdad social, iniciando desde el seno mismo de las organizaciones.

¿Soñar no cuesta nada?

Autor: Jaime Carlo Franco García
Publicado: en lado B, 08 de octubre de 2013

     “Soñar no cuesta nada” posiblemente sea una de las frases más usadas en la idiosincrasia mexicana y Latinoamérica, y sin embargo posiblemente soñar en realidad pudiera costar más de lo que se piensa. En efecto, soñar permite idear, generar esquemas, plantear posibilidades y hasta tener sensaciones de éxito con el famoso “si se puede”; aquí está la base del nacimiento del emprendedor, pero también el mayor de los retos, pues soñarlo es solo un parte, realizarlo y convertirlo en realidad es la magia, es lo que se conoce como costo de oportunidad.
    Si alguna vez antes de irse a la cama, durante una junta de trabajo o camino de regreso a casa a mitad del tráfico, ha rondado en su cabeza la idea de montar su  propio negocio, no se desanime, ya tiene usted el primer requisito para ser empresario: Soñar.
    Soñar sin duda es la primera motivación de una serie de pasos, que conducen al emprendimiento y que se visualizan de maneras diversa: soñar con separarse de la empresa donde se labora para tener la propia, soñar que se pueden obtener los financiamientos adecuados, soñar con ser exitoso y construir grandes proyectos trascendentes, soñar con dejar un patrimonio para la familia.
     Walter Elías Disney (1901-1966) siempre sostuvo “Si lo sueñas puedes lograrlo”, este intrépido dibujante fue en algún momento conductor de ambulancia y repartidor de periódicos, probablemente durante sus recorridos o al momento de regresar a casa soñaba con perfeccionar su talento artístico y crear personajes.
     Disney empezó por soñar, pero lo que más hizo fue trabajar, segunda condición para poner en movimiento el espíritu emprendedor. Posteriormente hizo equipo con su hermano (tercer paso), que le ayudó en la administración de sus negocios, empezando así una historia de emprendimiento exitosa, de las más conocidas en el mundo.
     Usted puede pasar un largo rato haciendo una lista de grandes empresarios que como Disney empezaron por soñar, pero también hay una larga lista de quienes no continuaron sus sueños, para evitar que esto último suceda, hay que empezar por cambiar la frase de “soñar no cuesta nada” por “soñar me costará pero tendré éxito”, eso sin lugar a duda es el retorno de un sueño equiparable a lo que se conoce como retorno de inversión.
     Hablando de esta lista de soñadores, podemos retomar a uno de los más célebres, Steve Jobs, el aquel entonces presidente de Apple, pronunció undiscurso durante el acto de graduación de la Universidad de Stanford en junio de 2005, comentando sus experiencias en el mundo del emprendimiento, haciendo mención de: “A veces la vida te va a pegar en la cabeza con un ladrillo. Pero no pierdas la fe. [...] Si tú lo deseas, puedes volar, sólo tienes que confiar mucho en ti. [...] La única forma de que se sientan satisfechos es haciendo un gran trabajo, y eso solo es posible si aman lo que hacen. Si aún no lo han encontrado, sigan buscando, no se detengan […]”
     Las palabras de Steve Jobs recuerdan la importancia de dos piezas clave en esta primera motivación del emprendedor: la confianza y el optimismo. Confiar en tu idea de negocio será clave para saber defenderla ante todo, siempre defenderás y confiaras en lo que amas. Ser optimistas permite continuar, evita “tirar la toalla” cuando las cosas no sean como se desea.
     Estas dos características básicas del sueño del emprendedor, que a primera vista podrían parecer de sentido común, han sido  estudiadas por múltiples investigadores de Institutos de Emprendimiento Internacional; ahí los expertos hablan de la incertidumbre que engloba cualquier contexto económico, más aún en una situación de crisis como la que vivimos, haciendo que los sueños tiendan a decaer o posponerse ante la cotidiana realidad.
     De acuerdo a la Hellenic American University de Grecia, en un artículo publicado en la revista Journal of Innovation and Entrepreneurship, se cree que la mayor parte de las personas suelen sobreestimar las posibilidades de éxito; sin embargo, este dato podría ser aún más impactante cuando se entiende que este  estudio fue aplicado exclusivamente a 3 mil emprendedores griegos donde el 81% valoró sus posibilidades de éxito. Este alto porcentaje, unido a una confianza casi ciega en los buenos resultados que auguraba un escenario de futuro económico más o menos estable, hacen del sueño emprendedor una buena hipótesis de análisis.
     Soñar debería provocar que se plantearan las buenas y malas cosas que existen en el camino por recorrer, para ante todo, comprender que el ingrediente principal es aprender a ser flexibles ante las circunstancias y seguir trabajando en los proyectos de vida. Como bien decía el propio Jobs en su discurso universitario, “[…] no podemos conectar los puntos hacia adelante, solo hacia atrás […]; es decir, entender que todo futuro es impredecible para también fascinante para un soñador. Seguir soñando despiertos y apostarle al éxito que seguramente se tendrá si sabemos ser perseverantes y acompañar los sueños, de esas pequeñas pero significativas premisas del emprendimiento.
El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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miércoles, noviembre 06, 2013

El poder en el aula

Autora: Luz del Carmen Montes Pachecodatos de la autora haz click a quí
Publicado: Síntesis Puebla, 09 de octubre de 2013

     Esta semana se llevará a cabo uno de los eventos académicos más importante en La Ibero Puebla, la Cátedra Alain Touraine. En el marco del "El poder hoy" se tratarán temas que vinculan el poder con religión, literatura, política, territorio, juventud, equidad de género, resistencia, etc. Ante este escenario que promete los discursos de expertos en cada tema, incluido el propio Alain Touraine, quien recibirá el Doctorado Honoris Causa del Sistema Universitario Jesuita, llevo algunos días pregúntame ¿Qué hay de las relaciones de poder en el aula? La relación de poder más visible en el aula es la que se establece entre el profesor y los estudiantes. En un análisis superficial, podría afirmarse que el profesor es quien tiene más poder. En un esquema tradicional, el profesor decide contenidos, acervo bibliográfico, decide fechas de entrega, instrumentos y establece los criterios para asignar una calificación.
     En un esquema constructivista, el profesor minimiza de alguna manera su rol y junto con los estudiantes se toman algunas decisiones sobre temas de investigación, condiciones y fechas de trabajo, manejando además procesos de autoevaluación, coevaluación y rúbricas en las que se establecen claramente los desempeños esperados en las actividades o productos más relevantes del curso y no hay sorpresas en las calificaciones. Sin embargo, en cualquier caso, el profesor puede seguirse viendo como la figura poderosa pues "quien asigna la calificación manda". Una manera de revertir esta ventajosa posición es inclinando la balanza hacia una práctica docente reflexiva que enfatice en principios éticos como responsabilidad y compromiso hacia la formación de los estudiantes, y dando poco peso a la figura del profesor como experto o sabio que vierte sus conocimientos y experiencias en las mentes vacías que hay que llenar.
     No hay que olvidar el poder que tienen los estudiantes al momento de evaluar el desempeño de sus profesores, al momento de tratar sin respeto al profesor o a sus mismos compañeros con conductas groseras, hostiles y hasta indiferentes. La cotidianeidad tiene detrás relaciones de poder que habrá que explorar; reflexionar sobre ellas nos ayuda a la construcción de una sociedad más justa.
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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Desaprender para aprender

Autor: Mtro. Carlos A. Audirac Camarena datos del autor haz click aquí
Publicado: La Primera de Puebla, 09 octubre de 2013

      Las organizaciones actualmente se enfrentan al reto de aprender 
a una mayor velocidad y en una mayor magnitud a la que se 
producen los cambios en su entorno y en el resto de sus 
competidores. La manera como el proceso de globalización de 
los negocios está influyendo en la dirección de las empresas, les 
demanda a sus directivos un estilo de gestión que permita, por 
un lado la identificación de los modelos mentales con los que 
funcionan y deciden y por el otro la ruptura de esquemas de 
operación que impiden la manifestación de procesos de 
innovación.
      Una pauta imprescindible hoy en día para la dirección de 
empresas, es la adopción del modelo evolutivo de las 
organizaciones en contraposición al modelo clásico de 
administración. El modelo evolutivo permite entender que las 
empresas funcionan tanto con proceso planeados como con 
procesos espontáneos e impredecibles. La evolución de las 
organizaciones no se produce según un plan previo, sino de su 
capacidad de explorar ideas e identificar variaciones fortuitas en 
el ambiente que son seleccionadas para su incorporación y 
explotación hacia el interior de las mismas. Ahora coexisten la 
gestión estable normal y la inestabilidad extraordinaria que 
también debe ser gestionada, y que su uso positivo permite 
generar nuevos puntos de vista acerca del mercado, operación e 
integración del personal, por mencionar algunas variables.
     El concepto de aprendizaje organizacional, permite a las 
empresas desarrollar su capacidad de aprender mediante 
procesos de transferencia externa del conocimiento así como 
mediante la formación de comunidades de práctica, en las cuales 
se producen interacciones para la intercambio de conocimiento. 
El aprendizaje organizacional se requiere incorporar, debido a las 
situaciones de negocio cada vez más complejas y a la necesidad 
de operar con sistemas que integran variables, que de primera 
instancia parecen no estar vinculadas con los efectos que son 
capaces de percibirse en la operación cotidiana.
     Dos de los principales enemigos del aprendizaje organizacional, 
es por un lado la obsesión por los resultados a corto plazo que a 
la larga no genera conocimiento en las empresas y por el otro 
lado los procesos de deslocalización, que ubican en diversos 
espacios diferentes procesos de la empresa, generando culturas 
particulares que no tienen la capacidad de interactuar inter-
grupalmente y muchos menos inter-individualmente. Se 
comparten información pero no conocimiento, entendiendo 
conocimiento como la capacidad de las personas y de los grupos 
para llevar las acciones de manera eficiente.
Para combatir a los enemigos del aprendizaje organizacional, es 
necesario incorporar a los análisis financieros el valor del capital 
intelectual, como uno de los factores del éxito presente y 
futuro de las empresas. Este capital intelectual se integra por el 
conocimiento depositado de manera individual en las personas 
que forman la organización y a su vez en el conjunto de redes 
que estas últimas forman de manera sofisticada. La capacidad de 
la empresa para retener individuos innovadores y para atraer 
emprendedores, hacen que sus activos intangibles se 
incrementen. Las intuiciones de las personas emprendedoras 
permiten romper inercias e incorporar nuevas prácticas e iniciar 
acciones que marcan diferencia respecto a la competencia.
     Es necesario también incorporar intervenciones organizaciones, 
que diagnostiquen el estado actual de las prácticas de 
aprendizaje organizacional y se logre un inventario del 
conocimiento que se encuentra disperso por toda la empresa. 
     Una empresa que está en aprendizaje constante, cuenta con una 
estrategia explícita para que ello suceda, propicia la 
participación de las personas, ha incorporado tecnologías de 
información que garantizan que la información está disponible de 
manera eficiente para quien la necesita, funciona con 
estructuras que facilitan el desarrollo de las personas y del 
negocio, incluye en sus estrategias a proveedores y a clientes y 
ha generado un clima de aprendizaje en el cual los gerentes 
facilitan tareas y se cuestionan sus propias ideas, prácticas y 
formas de interacción social.
    A continuación se enumeran algunas características que pueden 
adoptar los directivos de empresas que desearan acercarse a las 
prácticas del aprendizaje organizacional:
* Aceptar errores que generen aprendizaje
* Reconocer el valor intelectual y la sabiduría de todo el 
personal
* Generar confianza en el personal
* Dialogar como estrategia de transferencia de conocimientos
* Propiciar proyectos en los que interactúen todos en diversos 
momentos
* Incorporar la innovación como una forma de gestión
Ahora, para que los anteriores conceptos puedan incorporarse a 
la empresa, es necesario garantizar primero que existe espacio 
para ellos. Es necesario entonces desaprender. Desactivar los 
modelos mentales que impiden la creación de nuevas conexiones 
neuronales a nivel de los individuos y de nuevas conexiones 
estructurales-organizacionales a nivel de los procesos de negocio 
establecidos. En futuras entregas se abordará con más detalle el 
proceso de desaprender. Por el momento se deja planteado el 
concepto y se recomienda la consulta del texto ?Gestión y 
conocimiento en organizaciones que aprenden? de Eduardo Soto 
y Alfons Sauquet, con el propósito de profundizar en el tema.
El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla. 
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