jueves, agosto 09, 2007

La nueva educación universitaria

Autor: Guillermo Hinojosa Rivero.
Publicación: E- consulta. 9 de Agosto 2007.

Es ya un lugar común que las nuevas tecnologías de comunicación, con internet como emblema, están revolucionando la educación. Lo que no queda tan claro es cómo está ocurriendo esa revolución más allá de los meros cambios superficiales que cualquiera puede ver. No está claro tampoco cómo los educadores podemos sobrevivir la revolución ni qué podemos hacer, no para resistirla, sino para aprovecharla y para adoptar un papel activo en medio del torbellino tecnológico.

En el primer momento las novedades son vistas como problema porque ya las cosas no se pueden hacer como antes. Así, los maestros se quejan de que los alumnos bajan las tareas de internet o hacen 'corta y pega' en los ensayos que se les piden. O se quejan de que los teléfonos portatiles son usados de super acordeones en los exámenes. No les parece bien que los alumnos se conecten a internet durante la clase porque se distraen, chatean o se pasan las respuestas. 'Ya no piensan -dicen- porque todo lo encuentran en internet'. Pero todos esos problemas suceden porque los maestros se empeñan en seguir pidiendo el mismo tipo tareas que siempre, el mismo tipo de ensayos, y el mismo tipo de exámenes en las mismas clases.

Hay excepciones, claro, pero los maestros actuamos como si no pasara nada; como si ya supieramos cuál es la manera correcta de llevar un clase y de hacer que los alumnos aprendan. Lo primero que se nos ocurre es prohibir el uso de las nuevas tecnologías para poder dar nuestra clase del mismo modo que la hemos dado por muchos años con más o menos buenos resultados. O bien les pedimos a los estudiantes que no hagan 'corta y pega' para que sigan haciendo sus ensayos como en los viejos tiempos. Les tiramos rollos sobre la probidad académica con la esperanza de que no copien, o de plano los amenazamos con la muerte fulminante si descubrimos segmentos fusilados en sus tareas.

¿Porqué no queremos que nuestros estudiantes aprovechen toda la información disponible y todos los recursos tecnológicos a su alcance para ponerlos al servicio de su propia educación? Me parece que la respuesta es sencilla: porque no sabemos qué hacer; no sabemos cómo educar en un mundo en el que existen tantas tecnologías de información y comunicación. Sabemos pararnos frente al grupo, explicar los temas, dejar tareas, poner exámenes y asignar calificaciones. Queremos que los estudiantes, y el mundo, se adapten a nuestra forma de enseñar. Pero somos nosotros, los educadores, quienes debemos adaptarnos a las nuevas circunstancias; o pereceremos dejando nuestros lugares a una nueva especie de educadores.

En los tiempos pre internéticos, cuando la información estaba poco disponible, el trabajo primordial del maestro universitario consistía en conocer y transmitir la información a sus estudiantes y en asegurarse que más o menos la habían memorizado y entendido. Pero ¿qué puede hacer ahora un maestro si toda la información sobre cualquier tema es fácilmente accesible con los buscadores de internet? ¿qué puede hacer si en lugar de conocer la información, lo estudiantes la encuentran mediante un clic?

Responder las preguntas anteriores no es lo más importante por el momento. Lo importante es darnos cuenta precisamente de que toda la información está ahí y se le encuentra fácilmente. Darnos cuenta de que tenemos que cambiar nuestras formas de ser docentes porque los viejos modos ya no sirven y nadie sabe bien cómo serán los nuevos. Este es un momento en el que tenemos frente a nosotros un filón de posibilidades. Cada docente tiene que buscar, inventar y probar nuevas formas de educar aprovechando, no rechazando, la tecnología informática. Muchos, sin duda, darán respuesta a las preguntas y abrirán el camino hacia la nueva educación universitaria.

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