Autor:
Ma. Teresa Abirrached
Publicado:
e-consulta, 22 de mayo de 2013
El
próximo destino de las vacaciones, la marca de cereal y galletas, la pasta de
dientes y hasta el agua que se consume en casa son decisiones que toman los
niños o que son influidas por ellos. Pertenecen a una nueva generación que está
pendiente de las tendencias de la moda y la tecnología, que tienen poder
adquisitivo y compran.
Ricos
o pobres, las niñas y los niños se han convertido en asesores profesionales de
las compras de los padres. Algunos estudios sobre el consumo estiman que
alrededor del 45% del consumo familiar está más o menos definido por los deseos
infantiles, ya que no sólo toman decisiones sobre los productos y marcas que
usan, sino también de lo que se compra y consume en el hogar.
"Mami,
cuando vayas a comprar tu celular, yo te acompaño y te puedo decir cuál es el
mejor". Ésta o frases similares son comunes en las familias mexicanas en
la actualidad, y es posible gracias a que los niños se encuentran más
familiarizados con las aplicaciones tecnológicas que los adultos con los que
conviven.
En
retrospectiva, hace 30 años era un logro para un niño poder elegir el modelo de
zapatos o la ropa que usaba. Antes de los 12 ó 13 años, la mamá vestía y
peinaba a las niñas de acuerdo a sus propios gustos o recursos y no había
posibilidad de que fuera considerada su opinión. Ni qué decir de la tecnología,
la cual era casi inexistente en la mayoría de los hogares en los que sólo se
contaba con un televisor en la sala y los programas para niños se limitaban al
"Chavo del 8", la telenovela "Mundo de juguete", Plaza
Sésamo o las caricaturas "del 5".
El
teléfono en casa era para uso de los mayores y en contadas ocasiones se podían
recibir llamadas de alguna amiga o amigo, siempre en un horario correcto, si no
se quería escuchar la llamada de atención: "¿Qué horas son estas para
llamar? En las fiestas o comidas, los niños se sentaban calladitos porque
"eran conversaciones de adultos y los niños no opinan"
La
tecnología y el acceso a la información han modificado la forma en que nos
relacionamos en familia, otorgando a los niños un lugar importante en la escala
jerárquica del hogar. Se trata de una tendencia mundial en la que los niños
poseen una pantalla de led en su habitación con una consola de video y conexión
a internet, para conectarse desde su computadora, su celular touch o su reproductor
de música y video, desde el cual tienen acceso a infinidad de aplicaciones.
Son
una generación consciente y comprometida con su realidad y su futuro e influyen
en los padres al adoptar métodos de separación de la basura, el reciclado de
empaques y el cuidado del agua.
Algunas
empresas ya lo notaron y aprovechan esta circunstancia al crear marcas de
productos de consumo que buscan atraer la atención de los niños y hacerlos
participar en las compras. "Te fijas en el empaque, el muñequito que trae
o lo que te regala", fue la respuesta de mi hija al preguntarle sobre los
productos que le gustan y que no son dulces o golosinas, sino papel higiénico,
cereal o leche.
Los
supermercados han introducido carritos del súper a su medida e incluso han
colocado la leyenda "clientes en entrenamiento" para que los niños
asuman el papel de compradores y elijan los productos para el hogar. Además, en
algunos lugares de entretenimiento existen secciones que simulan el ambiente de
un supermercado, con empaques idénticos a los de las marcas más conocidas, para
que los más pequeños jueguen a comprar.
Este
poder de decisión se ve fortalecido, además, por el poder adquisitivo. Un niño
con dinero es un niño que compra. En México –como en otros países de
Latinoamérica- se acostumbra que los niños reciban un estímulo económico
semanal: el domingo, el cual les permite ahorrar y comprar con su dinero
aquello que desean.
¿Y
qué es lo que desean? Los caprichos infantiles giran alrededor de la tecnología
y la diversión en gran medida. Con la nueva era tecnológica, los niños exigen
productos que les permitan tener un espacio personal en el que puedan
expresarse; es el caso de los teléfonos celulares y dispositivos móviles,
cámaras, consolas de video y, por supuesto, videojuegos.
Sin
embargo, no son clientes fáciles de convencer, ya que están expuestos a
infinidad de mensajes en los medios de comunicación y redes sociales. Entonces,
lo importante es que la propuesta sea auténtica porque están conscientes de su
poder de compra.
Así
son los niños de hoy, pequeños compradores que gastan, compran y deciden.
La
autora es profesora de la Universidad
Iberoamericana Puebla.
Este
texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com.
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