Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: en
lado B, 24 de abril de 2013
Hace dos semanas con motivo del VI
Foro del Campo Estratégico de Acción Modelos y Políticas Educativas estuvo en
la Ibero Puebla el Dr. Carlos Muñoz Izquierdo, reconocido investigador
educativo en México que ha estudiado el impacto social de la educación a lo
largo de cincuenta años. Durante la conferencia magistral este investigador dio
a conocer algunos datos significativos de las razones por las cuales la
educación no mejora en nuestro país y algunos de esos datos no tienen relación
alguna con lo que sucede en la escuela.
Por ejemplo habló del impacto de lo
que se llama “el capital cultural”, que se refiere a que los contextos en los
que se desarrollan los niños que asisten a la escuela básica define en gran
medida el éxito escolar. Es decir, a padres con mayor nivel de escolaridad y
educación, hay más probabilidades de hijos que concluyen, al menos la educación
básica o jóvenes que avanzan hacia la educación superior; pues lo padres se
convierten en la piedra de soporte de los pequeños que asisten a la escuela.
Estos no solo están al pendiente de que sus hijos cumplan con los
requerimientos escolares, sino que dan ejemplos de vida académica.
Estos padres tienen un nivel de
escolaridad de medio a alto por eso son lectores, hay libros en sus casas, se
lee el periódico, se consultan fuentes electrónicas, así que hay computadoras
en el ámbito familiar; se discute en la mesa de situaciones sociales, ven
programas televisivos más culturales y no se concretan a la televisión abierta,
pueden ir al cine, van a museos, viajan; ellos mismos estudian un posgrado,
especialidad o al menos un diplomado, hacen ejercicio, separan la basura y
hasta tienen un dieta balanceada; analizan la escuela a la que asistirán sus
hijos e indagan cuál es la mejor antes de inscribirlos; independientemente de
si está o no cerca de sus casas.
Esto corresponde a los resultados que
han arrojado las evaluaciones que organismos como el Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación (INEE) o la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE), en donde se puede observar que las escuelas
donde el capital cultural es más escaso, muestran un menor desempeño, mientras
que las escuelas con un mayor capital cultural muestran un desempeño más alto.
Esto es una preocupación significativa para muchos, pues se está haciendo una
brecha más grande entre los que más tienen y los que menos tienen, y la escuela
en México no está cumpliendo con su cualidad compensatoria como hace en otros
países.
Esto se debe a que muy pocos padres
con un mayor capital cultural envían a sus hijos a escuelas públicas, la
mayoría está optando por escuelas privadas, mientras que los padres con un
menor capital cultural envían a sus hijos a escuelas públicas, en muchos casos
es la que tienen más cerca o la que hay en la comunidad, como pasa en las zonas
indígenas, en donde las escuelas carecen de infraestructura y en donde tal vez
solo se encuentra una escuela primara, los niños de estas comunidades no
asisten al jardín de niños con las obvias desventajas de quiénes sí asisten y
además no haya una escuela secundaria, quitando posibilidades de que los
pequeños que concluyeron la educación primaria puedan continuar con el nivel
siguiente, pues los padres tendrán que invertir para que sus hijos continúen su
formación en alguna población mayor y más alejada.
Esto es coherente con los resultados
que ha venido arrojando la pruebas estandarizadas, tanto PISA, como EXCALE y
ENLACE, en donde se da evidencia de que las escuelas privadas obtienen los
mejores resultados, mientas que las escuelas públicas de zonas indígenas
obtienen los resultados más pobres, haciendo la brecha más grande entre los que
más tienen y los que menos tienes.
Hasta aquí los profesores no juegan
ningún rol, si usted aprecia querido lector, los padres juegan un papel
fundamental en la formación escolar de sus hijos en los primeros años de su
vida; sobre todo porque ayudan a la escuela a desarrollar hábitos que les
permitirán adquirir herramientas hacia la autorregulación y la autonomía
académica.
Sin embargo, el otro factor que
inclina la balanza en el éxito escolar son los docentes. A la pregunta expresa
de si las normales están cumpliendo con la formación de docentes para disminuir
estas brecha, el Dr. Muñoz Izquierdo respondió que NO. Sus argumentos
fueron que la escuela normal forma a los profesores en pedagogía y didáctica
pero no en lo que debe enseñar y que los profesores deberían formarse primero
en lo que deben enseñar y después en pedagogía y didáctica.
Si analizamos este otro elemento, la
SEP está contratando sólo a egresados de normales para atender a los
estudiantes en escuelas públicas básicas, mientras que las instituciones
privadas se dan el lujo de contratar a egresados universitarios que han tenido
una formación más integral y compleja, siendo profesores cualitativamente
distintos. Por otro lado, el Dr. Muñoz Izquierdo señalaba que los docentes más
nóveles son enviados a las zonas indígenas y en cuanto empiezan a destacar o a
ganar experiencia emigran a zonas urbanas, dando como consecuencia que en las
regiones con mayor nivel de marginación estén desempeñándose los profesores con
menor nivel de preparación.
Claro que no quiero dejar la
sensación de que aquí está la solución al problema de la educación en México.
El problema es muy complejo y así debería revisarse y atenderse. Los resultados
de la evaluación de la docencia, así como las pruebas estandarizadas ya
mencionadas, deberían analizarse para decidir cómo compensar y no a quién
señalar.
La autora es profesora de la
Universidad Iberoamericana Puebla.
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