Autora:
Yamme
Sánchez Tame
Publicado:
Puebla on Line, 07 de mayo de 2013
En el mundo del deporte la ganancia de masa
muscular, el incremento en el rendimiento, y
la mejoría general del deportista con base en alimentación se ha
convertido en un asunto de interés popular.
El tema del
consumo de proteínas está causando gran
controversia, pues se ha visto que una gran cantidad de deportistas, en su
búsqueda por aumentar masa muscular y mejorar su rendimiento, apoyándose de la
información proporcionada por quienes publicitan suplementos proteicos,
incrementen su consumo habitual de proteína por encima de las recomendaciones
máximas (2g por kg de peso al día),
esperando ver cambios rápidos y significativos sin conocer en su totalidad los
efectos secundarios que pueden padecer.
Si bien se sabe que el consumo de proteínas por
medio de la dieta (alimentación) es fundamental para obtener los elementos
necesarios para construir y reparar tejidos corporales, mejorar rendimiento, compensar el desgaste
producido por un exceso de ejercicio, y en general mantener un adecuado
equilibrio y funcionamiento del cuerpo, debe
recalcarse que actualmente no existe evidencia que justifique el aumento en el consumo de proteína por encima de las
recomendaciones.
Durante la realización de deportes extenuantes y
principalmente de deportes de fuerza, la utilización de energía, y de proteínas
aumentan en comparación con las necesidades de los sujetos que se encuentran en
reposo, sin embargo estas necesidades no se elevan indiscriminadamente pues el
exceso de ambos pueden ocasionar efectos secundarios nocivos para la salud de
un individuo.
Cuando se ingieren alimentos ricos en proteínas,
estos se comienzan a digerir en el estómago, el proceso continúa en el
intestino delgado y finalmente se
absorben.
Las proteínas digeridas (aminoácidos) se
transportan por medio de la sangre y llegan al hígado quien después de
transformarlos los repartirá a sus sitios de acción, y enviará los desechos de
dicho proceso a los riñones quienes se encargaran de filtrar y eliminar lo que no sea necesario.
El exceso de proteínas consumidas en la dieta implica una sobrecarga de trabajo
para el hígado y en consecuencia par los riñones. Estos proceso de
“sobre-carga” dan origen a la producción de ciertas sustancias denominadas “cuerpos cetónicos” que aunque se
producen en el organismo resultan de gran toxicidad para el mismo, por lo que
el cuerpo se ve obligado a eliminarlas
para evitar un mayor daño en el organismo, la eliminación de los cuerpos
cetónicos se da en gran medida por la orina, lo que implica una pérdida de agua
excesiva ,que de no ser repuesta adecuadamente
puede llevar a una grave deshidratación.
En el año 2000, un grupo de investigadores
estudiaron el funcionamiento renal de un grupo de deportistas
(fisicoculturistas) con ingestas altas y medias de proteínas, y en base a sus
análisis de laboratorio, los investigadores concluyeron que los deportistas que
ingieren proteínas por debajo del tope máximo recomendado no presentaron
alteraciones renales a diferencia de quienes superaron las recomendaciones en
la ingesta, por lo que es recomendable que personas que padezcan otra
enfermedad o disposición para desarrollar problemas de riñón vigilen
estrictamente su consumo de proteínas.
Por otro lado se sabe que la ingesta de proteínas
de origen animal va de la mano con el incremento en el consumo de grasas malas
(grasas saturadas) lo que puede ocasionar daños en los deportistas y riesgo en
su función cardiovascular así como alteraciones en los niveles de colesterol y
triglicéridos sanguíneos.
La recomendación diaria de proteínas depende de las
condiciones fisiológicas y biológicas de cada individuo, así como de su
constitución física, edad, actividad física
etc. de manera general se recomienda que las proteínas constituyan del 10 al 15% de la dieta sin exceder los
2g/kg por día, sin embargo para determinar los requerimientos específicos de
cada persona se debe hacer bajo la asesoría de un profesional de la salud,
quien calculará la cantidad de proteína adecuada evitando la sobrecarga de los
órganos que pueden ocasionar alteraciones en la salud.
Finalmente, es importante recalcar que la parte
principal en la alimentación de un deportista
se basa en una ingesta calórica
adecuada que permita cubrir el gasto de energía, mantener la fuerza, incrementar la resistencia, mantener la cantidad de masa muscular, reponer pérdidas de electrolitos y
nutrimentos y en general mantener una
adecuado estado de salud en el individuo;
dichos requerimientos de nutrimentales
se darán en función de las características individuales de cada deportista
como son : sexo, edad, peso, talla ,índice metabólico etc., así como también de
las características del deporte realizado, frecuencia, intensidad, duración
etc.
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