lunes, mayo 19, 2008

Libertad versus progreso económico: el Tíbet en su lucha por la independencia

Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicación: E-C0nsulta, Pendiente.


Todo comenzó cuando propietarios de pequeños negocios en la cuidad de Lhasa, denunciaron a las autoridades que un grupo de tibetanos lanzaba piedras a sus locales. Según versiones encontradas, el pasado 14 de marzo de 2008, dos monjes tibetanos fueron golpeados por agentes de seguridad chinos, o bien, los guardianes del orden fueron agredidos por los monjes, previo al acto represor. Ese fue el detonante de una ola de violencia, cuyas dimensiones rebasan ya las protestas de 1959, cuando el Dalai Lama tuvo que abandonar el Tíbet y huir a la India. Los insurrectos coreaban consignas como viva el Dalai Lama y liberen al Tíbet, mientras se abalanzaban en contra de los negocios propiedad de miembros de las etnias Han y Huis. Las víctimas se quejaron de la lenta intervención de las autoridades, pues su patrimonio fue arruinado y no contaban con seguro y mucho menos, con uno que les protegiera contra motines. Sin embargo, la represión del levantamiento ha sido menos intensa que la registrada en la plaza de Tiananmen en 1989, pues actualmente la prensa internacional tiene a China en la mira, debido a los juegos olímpicos de 2008, así como del hecho de que el próximo junio, la antorcha olímpica pasará por Lhasa, capital del Tíbet.
China está compuesta por 56 etnias, entre las cuales están Mongoles, Han, Coreanos, Musulmanes, Tibetanos, etc. No obstante, la etnia Han constituye cerca del 90% de la población china. En este contexto, el Tíbet aparece en el mapa de China desde la dinastía Yuan (1271 – 1368), la dinastía Ming (1368–1644), la dinastía King (1644–1911), la República de China a partir de 1911, y la República Popular China a partir de 1949. En 1903, los ingleses colonizaron el Tíbet durante la dinastía King, imponiendo un régimen de esclavitud entre la población. En 1950, cuando China comunista retoma el Tíbet, gobernaba Tenzin Gyatso, reencarnación del catorceavo Dalai Lama, líder espiritual que representaba la máxima autoridad estatal y religiosa. Pero ante la ocupación de la planicie por las fuerzas castrenses de Mao Zedong, el Dalai Lama tuvo que abandonar Lhasa en 1959 para trasladarse a Dharamsala, India, desde donde continua la lucha apoyado por los Estados Unidos, según lo testimonia el libro The Cia´s secret war in Tibet. El Dalai Lama, premio Nobel de la paz en 1989, con ahora 72 años, pide un alto nivel de autonomía, desmilitarizar la región y expulsar a la etnia Han del Tíbet. Por otro lado, el gobierno chino lo acusa de no aceptar que el Tíbet ha sido parte de China y de intentar la secesión argumentando que el Tíbet es una nación ocupada. China esgrime que el Tíbet es ya una región autónoma, pero El Dalai Lama enfatiza que todos los puestos políticos de importancia los ocupan chinos y no tibetanos, por lo que de facto no hay autonomía. En virtud de que las pláticas se estancaron en 2005, los tibetanos insurrectos piensan que los juegos olímpicos representan una única oportunidad para ejercer presión y llevar a las autoridades chinas a negociar.
Una vez bajo la influencia de Bejín y a partir de la década de los 80, comenzó a darse una migración masiva de la etnia Han hacia la región del Himalaya, hecho que provocó el desmantelamiento de la cultura e identidad del pueblo tibetano. Los Han han sido los mayores beneficiarios del auge económico reciente. Son ellos los que poseen la mayor parte de los negocios y se expanden rápidamente a las ciudades conforme el progreso evoluciona. Se calcula que en la actualidad viven en el Tíbet 10 millones de Han y 5.5 millones de tibetanos, pero que cada vez más los primeros desplazan a los segundos. Se afirma que una sexta parte de la población tibetana que existía antes de la ocupación militar en 1949 ha sido exterminada por el régimen comunista central, obligando a los líderes a abandonar el país.
Zhang Ojingli es jefe del partido y gobernante en el Tíbet desde 2005. Es de origen Han y se ha creado la fama de un político de línea dura, a raíz de haber reprimido enérgicamente intentos separatistas en Xinjian, región vecina del Tíbet. Durante su gestión en el Tíbet, ha prohibido el culto al Dalai Lama y al Karmapa Lama (quien huyó en 1999 del Tíbet), ambos líderes espirituales exiliados en Dharamsala. En Xinjian habitan los Uiguhres, quienes profesan el Islam y reciben una fuerte influencia de movimientos políticos de corte fundamentalista que se albergan en países vecinos como Afganistán, Pakistán, la India, Rusia, Mongolia, Kazajstán, Kirgiztán y Tayikistán. Ello hace pensar que una desestabilización política en el Tíbet podría incentivar movimientos insurgentes de Xinjian y provocarle un severo problema al gobierno chino.
Por otro lado, El Tíbet ha sido destino de cuantiosas inversiones en infraestructura; de manera singular, está el ferrocarril Kinghai-Lahsa, considerado el más grande del mundo en su tipo, pues comunica desde 2006 a la capital (Lhasa) con Bejín. Las obras en infraestructura no solo incluyen las vías de comunicación, sino hospitales, escuelas, transporte, etc. Todo ello ha apuntalado la actividad económica en la región, principalmente la industria turística. El PIB del Tíbet ascendió en 2001 a mil 800 millones de dólares. En los últimos 7 años, el PIB ha crecido a más del 12% anual; en 2007 fue de 14%. Según información oficial, el ingreso per cápita aumentará este año en un 13% en el sector rural y en 24.5% en el urbano. La economía del Tíbet había sido hasta antes de boom turístico, de agricultura de subsistencia, destacando el cultivo de cebada, trigo, centeno, alforfón y papa. Pero también destacó la ganadería en una planicie con escasa tierra fértil. Recientemente, se ha detectado el incremento inusitado de la demanda de productos agrícolas. En especial, el auge de un producto medicinal conocido como carterpillar fungus, ha provocado serias disputas entre los productores por controlar las ventas. La población se queja de un aumento de precios generalizado principalmente entre los productos importados de otros lugares de China. En el Tíbet se encuentran los glaciares y las altas tierras nevadas que proporcionan agua a los principales ríos de Asia como el Brahmaputra, Mekong, Yangtze, Indus, Amarillo y Salwin. El agua mineral es uno de los productos más comercializados desde la puesta en marcha del ferrocarril en 2006. El Tíbet posee cobre en la mina de Yulong, pero tiene además grandes yacimientos de acero, plomo, zinc y cadmio. Hay incluso estudios que afirman la existencia de petróleo y gas. En 2007, el gobierno central anunció inversiones por 13 mil millones de dólares destinados a más obras de infraestructura para seguir impulsando el turismo y financiar la construcción del aeropuerto más alto del mundo.
El primer mandatario chino Hu Jintao ha declarado que no se dejará chantajear por el Dalai Lama y que no permitirá que los juegos olímpicos sean boicoteados por el movimiento separatista de los monjes. Mientras tanto, el llamado Congreso Juvenil Tibetano, liderado por Tsewang Rigzin, nacionalizado norteamericano, exige la independencia total incluso por la vía de la violencia. Así, el maestro Tenzin Gyatso enfrenta hoy un dilema; por un lado su religión es sumamente espiritual y condena el uso de la fuerza, y por el otro, lo asfixia el hecho de encontrase en el centro de una disputa geopolítica en donde participan los Estados Unidos, la Gran Bretaña y China.

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