martes, octubre 20, 2009

Promoviendo la competencia social

Autor: José Vicente Hurtado Herrera
Publicación: E-Consulta, 20 de octubre de 2009

La educación desde hace años se ha venido planteando a partir de competencias, es decir pretende desarrollar en el educando un "conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas, tanto específicas como transversales… para satisfacer plenamente las exigencias sociales" (ANUIES, 2006). Este es un proceso que se va dando a lo largo de la vida, y la educación en sus diferentes niveles va detonando, generando y acompañando dicho proceso.
Ante la diversidad de competencias que se consideran, hoy resulta de suma importancia la promoción de la COMPETENCIA SOCIAL (Y CIUDADANA), entendida ésta como "…un proceso gradual… para aprender a cooperar, a convivir, a participar, a tomar decisiones, de esta manera se capacitan para el ejercicio de la ciudadanía democrática y el compromiso activo en la mejora de la sociedad" (Revista de la Asociación de inspectores de Educación de España, 2009).
La pertinencia de promover esta competencia en los alumnos, radica en varios aspectos:
· En su naturaleza humana como "ser en relación", como ser que requiere "la presencia del otro", como ser que se reconoce en "alteridad".
· Por el momento que vive nuestra sociedad mexicana, un tiempo de crisis, de malestar, de una violencia que se va generalizando poco a poco.
· Por la preocupación de los profesores ante las actitudes y comportamientos "violentos" de los chicos en el aula.
La esencia humana de ser en relación, es necesaria animarla para que se desarrolle, a fin de actualizar la potencialidad ya presente en el individuo.
Respecto a la problemática realidad colectiva, diversos autores consideran que es necesario volver la mirada hacia el individuo, apostarle a su formación como un ser capaz de relacionarse, de convivir, de dialogar, de afrontar el conflicto; un individuo que puede ser corresponsable con su grupo de pertenencia y así con la sociedad en general.
En lo referente a la preocupación de la escuela por el incremento de los comportamientos violentos y de indisciplina de los alumnos, cierto es que las causas pueden ser diversas, entre ellas los tiempos que vivimos, sin embargo también se sostiene que es expresión del subdesarrollo afectivo o analfabetismo emocional, generado por el escaso conocimiento que la persona (alumno) tiene de sí misma y de quienes le rodean.
Frente a este analfabetismo o subdesarrollo emocional (Boqué, 2005), se considera necesario que el alumno aprenda a:
· Vivir consigo mismo (competencia emocional personal): lo cual tiene que ver con tomar conciencia de sí, autoregularse, recuperar las motivaciones que le impulsan y crecer en autonomía.
· Vivir con los demás (competencia emocional social): capacitar a los alumnos para resolver adecuadamente los problemas interpersonales mediante canales y herramientas de gestión positiva, desarrollar habilidades básicas como empatía, asertividad y capacidad de diálogo.
· Vivir en el mundo (razonamiento moral): ejercitarse en la resolución de dilemas morales, esos que diariamente se le pueden presentar en la construcción de su vida.
Con esta u otras propuestas, la escuela quiere colaborar para la consecución de un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que hagan del educando un ser capaz de "vivir en sociedad". Pero la misión no es sencilla, pues cierto es que gran parte de los patrones de comportamiento de los alumnos se generan de lo que aprenden en casa, de lo que observan y escuchan en su dinámica familiar, en la convivencia con sus pares, en los medios de comunicación, y en muchos casos esta experiencia tiene que ver con violencia. En este sentido, la escuela hace una propuesta que se contrapone con las experiencias cotidianas de los chicos, lo cual complejiza la labor educativa.
Resulta evidente que la posibilidad de incidir de manera más profunda en "la formación social" de estas nuevas generaciones de niños y jóvenes, requiere forzosamente el trabajo conjunto de los diversos actores que cotidianamente interactúan con ellos, a fin de hacer planteamientos coherentes y transmitir mensajes coordinados en la consecución del mismo fin, la formación de personas competentes socialmente, personas que estén capacitadas a construir positivamente sus relaciones, y con ello decidir el futuro de la sociedad en que viven.

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