viernes, febrero 10, 2012

¿Necesito un coach?


Autor: Alexis Vera datos del autor haz clikc aquí
Publicado: La Primera de Puebla, 9 de febrero de 2012

     En el mundo de las organizaciones (empresas, gobierno, ONGs, instituciones educativas, etc.) se habla cada vez más del coaching. En muchas de estas organizaciones existen coaches que ayudan a otras personas a lograr sus metas personales o laborales. Pero ¿qué es verdaderamente un coach? ¿Qué hace a un buen coach? ¿Para qué sirven los coaches a las organizaciones?
     Al parecer el coaching se puso de moda, especialmente en el mundo empresarial pero también en el gobierno y en las instituciones de educación superior se habla ya de esta disciplina. Sin embargo, me parece que por lo general persiste el desconocimiento de lo que realmente hace esta disciplina a favor de las personas y de las organizaciones.
     Un buen coach ayuda a su coachee a alcanzar una meta, personal o profesional, que él mismo se haya fijado. El buen coach no le dice al coachee qué debe hacer o qué camino recorrer para alcanzar la meta, eso lo debe determinar el coachee con la ayuda del coach. Es decir, el coach no tiene la receta secreta para cada individuo que “coachea”, más bien debe tener las preguntas apropiadas para que sea el mismo coachee quien encuentre sus propias respuestas; para que sea éste quien determine su camino y pasos a seguir para lograr la meta que se ha fijado. En suma, el coach tiene sólo preguntas, el coachee tiene todas las respuestas. De esta idea se desprende uno de los elementos fundamentales del proceso de coaching: las preguntas. El arte de hacer preguntas poderosas es el arte de hacer coaching. Plantear preguntas que conduzcan a la acción es quizás la tarea más importante que tiene un coach frente a su coachee. De lo que se trata es que el coachee se mueva de donde está para alcanzar un lugar superior (meta); es decir, coaching es hacer que las personas actúen para cambiar su situación actual y lograr su estado deseado.
     Hay empresas que contratan coaches para ayudar a sus directivos a alcanzar diferentes metas y los resultados regularmente son muy alentadores porque el directivo que recibe coaching se siente acompañado, comprometido y positivamente retado en medio del ir y venir del trabajo cotidiano. En muchas ocasiones los directivos descubren nuevas fortalezas personales y aprenden a enfrentar sus debilidades. El coaching es una técnica poco invasiva y muy potenciadora del talento individual que cada persona posee porque las respuestas siempre vienen del interior de la persona “coacheada”, no desde la posición exterior que regularmente toma un asesor o consultor.
     El coaching, aunque no es terapia, con frecuencia tiene efectos terapéuticos en el coachee porque le ayuda a ver, desde un observador diferente al que históricamente ha sido, su propia realidad para transformarla positivamente. En efecto, el buen coach es aquel que logra que su coachee se convierta en sujeto de acción para modificar su situación actual. El coach no es, por lo tanto, un maestro que da lecciones a su alumno o un mentor que transmite información a su mentee. Lo que más debe preocupar a un coach es que su coachee se mueva de la situación en la que está para mejorarla. Luego entonces, una pregunta que con frecuencia los coaches hacen a sus coachees en la primera sesión de trabajo es algo por el estilo de: ¿qué cosa, que aún no has logrado, te llenaría plenamente de satisfacción si al día de hoy ya la hubieses conseguido? Cuéntame al respecto.
     La respuesta a este tipo de preguntas puede ser de una enorme variedad, desde asuntos profesionales hasta asuntos personales, y el coach tendría entonces que ayudar al coachee a determinar qué le gustaría lograr en un periodo relativamente corto de tiempo (por ejemplo de 6 a 18 meses); eso se convertiría en la meta del coachee. De esta manera tenemos que el coaching le puede servir a prácticamente cualquier persona que desee alcanzar una meta personal o grupal (sin importar la naturaleza de la meta) de manera más eficiente y eficaz.
     La responsabilidad del coach es grande porque la calidad de las preguntas que hace influye sustantivamente en la calidad de la transformación y logros del coachee. Desafortunadamente, en el mercado hay muchas personas que, aunque se autonombran coaches, en realidad no tienen desarrolladas las competencias necesarias para ayudar a las personas desde cuestionamientos bien planteados y articulados. Porque hacer preguntas poderosas a partir de la completa escucha  del otro es, en efecto, más arte que ciencia y, por lo tanto, más práctica que teoría. 

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