Autora: Rocío Barragán de la Parra
Publicado: Síntesis Puebla,10
de julio de 2013
Es cotidiano escuchar en estas fechas que el gasto familiar se
incrementa por las salidas escolares, festejos, graduaciones,
(re)inscripciones, cursos de verano y la inminente llegada del periodo
vacacional. Para muchos padres de familia estas fechas,(como el regreso a
clases o la época decembrina) se vuelven periodos de gran estrechez económica.
Los gastos exceden los ingresos y en ocasiones es necesario recurrir al empeño
o los préstamos a través de amigos, familiares, entidades prestamistas o
instituciones bancarias. Si bien la situación por la que atraviesa el país, la
falta de políticas públicas y la carencia de estrategias económicas y sociales
ha impactado el bolsillo de la población y su capacidad de compra; también es
cierto que la principal causa de vulnerabilidad económica en el hogar radica en
sus hábitos de consumo. Vivimos en una sociedad consumista que privilegia el
tener sobre el ser y valida el reconocimiento social sobre el crecimiento
espiritual, eso ha invertido la escala de valores priorizándose lo que se
adquiere y(de)muestra sobre lo que se desarrolla y comparte, identificarlo es
muy sencillo, revise por un momento sus últimas compras, ¿en qué ha invertido?,
¿para qué lo compró?, ¿sino los hubiese adquirido estaría en riesgo su techo, alimentación
o seguridad?, ¿qué le llevó a decidir esa compra?, ¿quiénes se ven beneficiados
con esa adquisición?.En algunas ocasiones el problema del consumo
indiscriminado puede relacionarse también con un desorden emocional que genera
un efecto compensatorio: es decir, creer que al comprar se remedian situaciones
de orden afectivo y personal poniendo entonces en riesgo la salud emocional y
económica familiar. Si identificas que tienes un desordenen tus decisiones de
compra, éste es un excelente momento para desarrollar alguno de los siete
hábitos de consumo inteligente: Consume de forma consciente, crítica(nunca
emocionalmente), informada(no impulsivamente), saludable(física,
emocionalmente),sustentable (que no dañe el medioambiente), solidaria
(promoviendo el bienestar y el bien ser propio y de los tuyos) y activa (que se
convierta en pequeñas acciones sostenibles en el día a día).La autora es
profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla. Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.comSus comentarios son bienvenidos
1 comentario:
Excelente artículo, realmente creo que tienes toda la razón Rocío, actualmente es muy difícil distinguir entre lo que necesitamos de lo que queremos y el ser estudiante de mercadotecnia ni siquiera nos salva de esta situación. Puedo decir que más de una vez me he sentido identificado con un "consumismo excesivo", creo que es muy prudente que la sociedad sepa que no se trata de vender sino de hacerle ver a las personas que se pueden satisfacer necesidades de manera inteligente haciendo de nuestro trabajo como marketeros un propósito que va más allá de llegar al target.
Alix Anahí Morales Araujo
Estudiante de Marketing UIA
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