lunes, febrero 14, 2011

¿Sólo ficción?

 Autor: Betzabé Vancini Romero
Publicado:Puebla on Line, 31 de Enero de 2011 

     Desde hace ya varias décadas, las temáticas policiales y justicieras inundan las pantallas de televisión y cine. Son incontables las series de televisión que desde la década de los setenta abordan temas relacionados con la justicia en su más amplia variedad. Sería fácil caer en la trampa de pensar que en el fondo, todas estas producciones, adineradas o no, tratan sobre el mismo tema. Sin embargo, aún cuando las series médicas, policiacas y todas aquellas relacionadas con la adolescencia y juventud estadounidense –como One Three Hill, The O.C., y ahora la muy afamada Glee- son best-sellers televisivos, aquellas que abordan temas policiacos han encontrado una mayor gama de posibilidades, no sólo en cuanto a disciplinas y tecnología involucrada, sino en cuanto a la ‘vanguardia’ de sus temáticas, héroes y villanos.
     La línea narrativa ha sufrido diversos cambios desde aquellas series donde los detectives eran los más astutos héroes que se enfrentaban con sofisticados y también brillantes villanos. Posteriormente, durante la década de los noventa principalmente, hubo un giro dramático en la temática: surgieron y tomaron auge series como Nash Bridges, Pacific Blue y La Ley y el Orden que presentaban detectives mucho más humanos, conflictuados personalmente por su trabajo. Los villanos característicos de esta época de la televisión eran afroamericanos convertidos en violadores, asaltantes a mano armada, asesinos iracundos, etc. En gran medida esto generó un estereotipo sobre la población negra en Estados Unidos, incluso pulularon los “reality shows” del corte de Cops.
     Durante la década pasada y meses después de los ataques del 11 de Septiembre, series como 24, marcaron la pauta para temáticas de investigación y detención al terrorismo. Por supuesto, atrás habían quedado aquellos grandes terroristas y espías rusos y en su lugar se colocaban ahora personajes de procedencia árabe, inmigrantes radicales que atacaban    Estados Unidos –sí, porque todo siempre pasa en Estados Unidos- al servicio de su religión y obedeciendo a sus  más profundos principios fundamentalistas. Algunos análisis sociológicos eran partidarios de la idea de que estas series de televisión reforzaban un estereotipo negativo sobre los árabes y que propiciaban incluso actitudes de discriminación. Fueron frecuentes las detenciones injustificadas en los aeropuertos de personas con características de medio oriente. La televisión norteamericana, como era de esperarse, defendió a capa y espada su idea de “es sólo ficción”, sin embargo, en la trama de las series no dejaban de mencionarse términos como “terrorismo”, “árabe” e incluso “Al-Qaeda”. Hacia los últimos años de esa década, los programas se hicieron cada vez más sofisticados y se podían tener distintas visiones de un mismo tema en cuanto a homicidios, tema que parece ser la fascinación de la televisión norteamericana. Series como Without a Trace, CSI, Criminal Minds, The Mentalist, Cold Case, Chase, etc., se volvieron favoritas del público, no sólo estadounidense, dejando muy atrás aquellas otras producciones de décadas anteriores con líneas de investigación bizarras como Los Expedientes Secretos X, aunque ésta, según dicen, encontró su sucesora en Fringe.
     En el escenario actual se abren otras posibilidades. Personajes con los que el público se ha identificado y ha tomado como nuevos héroes, y más allá de eso también la factibilidad de descubrir nuevas formas de investigación, como en el caso de series como Lie to Me o White Collar, ambas de la cadena FOX. No obstante, lo que quizá debería preocuparnos un poco a los mexicanos, es que en la vanguardia estadounidense hay nuevos villanos. Sí, la mayoría, inmigrantes procedentes de Latinoamérica, y particularmente mexicanos vinculados con el crimen organizado, venta de estupefacientes y el tráfico de personas.      Tema actual, sin duda, pero que ocasiona que muchos ojos volteen hacia México como un nido de delincuentes y criminales. ¿Será una coincidencia la ley SB1070? Quizá deberíamos tomarnos un momento para reflexionar al respecto, pues si bien la ficción ha tenido una función fundamental en el entretenimiento y en el sentido americano de “justicia”, también lo ha tenido al servicio de la paranoia, sobre todo, como bien señalaría Giovanni Sartori:  en  una  sociedad teledirigida.


No hay comentarios.: