Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado:
Síntesis Puebla, 25 de octubre de
2013
Toda
la Reforma Educativa ha traído una serie de desacuerdos en la sociedad,
polarizándola aún más de lo que ya se encontraba. En día pasado un columnista,
de cuyo nombre no quiero ni acordarme, del periódico Reforma tuvo a mal
comparar a los profesores con animales, siendo muy poco tolerante con las
protestas que los mentores están realizando para defender lo que ellos
consideran sus derechos. En diversos medios televisivos e impresos, han enviado
a la sociedad el mensaje de que los docentes como vándalos, flojos, incultos,
entre otros adjetivos que deterioran aún más la imagen de los profesores. Y
aunque yo estoy de acuerdo con muchas cosas de la Reforma Educativa porque
estoy convencida de que México requiere un cambio radical en este tema para que
los más jóvenes se vean beneficiados y la escuela les signifique algo, pero
también para responder a las necesidades sociales. Sin embargo hay dos cosas
que son importantes señalar en todo este fenómeno que no podemos dejar de
considerar, además del derecho de los profesores a defender lo que consideran
sus derechos laborales ganados. La primer situación es que el sistema educativo
tiene que cambiar de fondo el problema no son solo los docentes, sino la
estructura sindical y la estructura jerárquica que predomina en el sistema
educativo, en donde un director de la SEP o un líder de sección del SNTE o de
la CNTE son los encargados de repartir las plazas, o de decidir las
promociones. También tiene que cambiar la forma en que se asignan recursos a
las instituciones. Después de construida una escuela el director y sus
profesores deben trabajar (sin compensación extra) para hacerse de recursos
para resolver los gastos de la institución como agua, luz, telefonía,
materiales didácticos, etc. Por su puesto ahí los padres de familia con sus
cuotas son lo que aportan la mayoría de los ingresos para resolver estos
gastos. Es por esto que en contextos más pobres las escuelas tienen menos
recursos, ahí los padres aportan menos y prácticamente ninguna actividad da
resultado porque nadie tiene dinero para gastar en eso. Estos son solo dos
ejemplos de cosas que deben cambiar de manera urgente. La otra es la formación
inicial de los profesores. Debo decir amable lector que hace mucho que no estoy
dentro del sistema, pero veo a los egresados de las normales y la verdad siento
tristeza... porque no me queda más que reconocer que están mal preparados. La
autora es profesora de la Universidad Iberoamericana
Puebla. Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.comSus
comentarios son bienvenidos.
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