Autor: José Rafael de Regil Vélez datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 08 de octubre de 2013
Los docentes son la clave de un mejor futuro
para todos. Ellos inspiran, estimulan y empoderan a ciudadanos del mundo
innovadores y responsables. Contribuyen a que los niños vayan a la escuela,
permanezcan en ella y aprendan. Cada día ayudan a construir las sociedades del
conocimiento inclusivas que necesitamos para mañana y el siglo por delante.
Los profesores han tenido un
lugar destacado en nuestras mentes y corazones. Cuando pensamos en ellos nos
acordamos de aquellos que quedaron inscritos en nuestra memoria, bien sea por
su dedicación, paciencia y buen trato; o porque de su mano aprendimos cosas que
nos resultaron importantes para la vida; o por todo lo contrario. El 15 de
mayo, el día del maestro en nuestro país, pensamos en estos apóstoles de la educación
y en general nuestros sentimientos son benevolentes.
Sin
embargo, poco nos detenemos a considerar el origen y las carencias iniciales de
los docentes, las condiciones laborales y sueldos que tienen. En este momento
se podrá decir que los maestros de las escuelas públicas no están tan mal
pagados, puesto que las prestaciones que tienen son envidiables, que no las
goza ningún otro asalariado en el país, y puede que se tenga razón, sin embargo
en el magisterio público la mayoría no gana grandes cantidades. En contra parte
hay un gran número de profesoras y profesores en el sector privado en situación
verdaderamente precaria desde el punto de vista laboral: bajos sueldos y tal
vez prestaciones mínimas de ley.
Más
todavía. Difícilmente un ciudadano se detiene a pensar la situación en la que
se encuentra la formación profesional de quienes practican la docencia. A pesar
de que en 1984 Miguel de la Madrid decretó la transformación de la educación
normal en licenciatura y ya no en estudios casi técnicos posteriores a la
secundaria, las normales quedaron relegadas de la educación superior brindada
en universidades, con un nivel académico en general inferior, por ejemplo, a
otras licenciaturas en educación. La capacitación magisterial en general es
técnica y el acceso a posgrados de investigación o profesionalizantes para los
maestros algo muy caro.
Y
en esta línea: a no ser que los propios hijos vayan a una escuela llena de
carencias, difícilmente alguien piensa en lo difícil que es educar cuando no
hay aulas, o mesas, o sillas, o recursos para apoyar las clases; cuando en las
escuelas particulares los dueños de las mismas tienen pánico a los padres de
familia y mantienen en vulnerabilidad continua a su profesorado frente a los
reclamos de airados progenitores que creen que ellos entienden mejor que nadie
qué es educar.
Con
el objeto de tener una efeméride que nos ayude a reflexionar sobre las
condiciones en las que se accede al trabajo educativo y en las que se
desempeñan los empleados de la educación, en 1994 la Organización de las
Naciones Educativas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lanzó
el Día Mundial del Docente, en conjunto con la Internacional de la Educación.
El
día fue elegido en memoria de una reunión intergubernamental que hubo en París el
5 de octubre de 1966 y fue promovida por esa dependencia de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Su
producto fue la emisión de la Recomendación
relativa a la situación del personal docente, en la cual, a decir de la
propia UNESCO:
… se enuncian los derechos y las
responsabilidades de los docentes, y los criterios internacionales que deben
regir la formación inicial, capacitación posterior y contratación, así
como las condiciones de trabajo, enseñanza y aprendizaje en el magisterio. En
el documento figuran varias directrices relativas a la participación de los
maestros en la toma de decisiones en materia educativa, mediante la consulta y
la negociación con los encargados de adoptarlas. Desde su aprobación, la
recomendación ha sido considerada como un importante conjunto de lineamientos
para promover la condición docente en pro de una educación de
calidad.
Así,
el Día Mundial del Docente es una fecha para reflexionar, celebrar, revisar lo
relativo al magisterio, su aporte a la educación de calidad, que es base del
crecimiento de cualquier pueblo, y las condiciones de su reclutamiento, su
asalariamiento, su capacitación, su promoción.
Este
2013 la celebración fue convocada bajo la idea fuerza “¡Un llamamiento a la
docencia!”, por la UNESCO, la OIT, el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), la Internacional de la Educación y el Fondo Internacional de
Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). El slogan condensa la apelación de estos
organismos para que haya en todos los países del mundo un mayor número de
docentes, mejor capacitados y adecuadamente apoyados (en salario, condiciones
laborales y de formación permanente, etc.).
Hay
déficit de maestras y maestros en el mundo y muchos de quienes se desempeñan ya
en la profesión requieren mayor acceso a oportunidades que les permitan
entender la educación más ampliamente que la mera transmisión de conocimientos
y puedan entender los propósitos, métodos y técnicas que ellos mismos han de
diseñar para estar a la altura de su tarea.
El
trabajo magisterial debe ser revalorado socialmente, mejor pagado y realizado
en condiciones dignas laborales. Los docentes han de poder participar realmente
en las decisiones de las políticas educativas que les conciernen.
Celebrar
al magisterio no es llenarse de sentimientos y emociones de gratitud o rechazo sino pensar que lo que va de por medio en la
forma en la que dignifiquemos esta profesión es nada más y nada menos la educación
de calidad que se necesita a fin de que todas las personas podamos ser
competentes para dejar este mundo mejor que como lo hemos encontrado, en
situación de mayor justicia y condiciones de vida digna para cada vez más
contemporáneos nuestros.
Hagamos
nuestro el llamamiento a la docencia. Empujemos porque haya más maestros, más
capaces, mejor formados, mejor remunerados. Respetemos su labor. Cada uno de
quienes nos enfrentamos a esta convocatoria tenemos un papel qué jugar, bien
sea porque diariamente tratamos con los profesores, bien sea porque tomamos las
decisiones para que tengamos la educación que verdaderamente merecemos.
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