Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos, datos de la autora
Publicado: La Primera de Puebla, 27 de marzo de
2014
Cada
vez estoy observando con más frecuencia en mis clases, la
poca tolerancia de mis alumnos para dialogar cuando no hay
acuerdo. No se está dispuesto a escuchar al otro y a considerar
que tal vez haya la posibilidad de que el otro, ese que piensa y
ve el mundo de un modo distinto al mío, tenga la razón. Eso se
llama poca apertura y poca tolerancia.
Hace un par de décadas tomé un diplomado sobre Filosofía para
Niños que buscaba desarrollar habilidades del pensamiento en los
pequeños a través del diálogo. Esta es una propuesta que
desarrolló el filósofo norteamericano Mathew Lipman y que
formó parte del boom del desarrollo cognitivo que caracterizó a
la década de los noventa del siglo pasado.
Es pertinente reconocer que toda esta ola ya fue superada, pero
la estrategia de comunidad de cuestionamiento, así como las
pautas para establecer un buen diálogo que platea Lipman,
puede aprovecharse en el aula para favorecer procesos más
democráticos.
Lipman marca trece características del diálogo filosófico y lo
distingue de una simple charla de café:
1. Exigir y dar razones: En este punto se promueve que los
estudiantes no hagan afirmaciones sin que éstas tengan un
sustento, así que si un miembro de la clase nota que se hace una
afirmación sin sustento, debe exigirse que se establezca, o bien
si se afirma algo hay que sustentarlo.
2. Tomar en cuenta el contexto: También era importante que las
personas que participan en un proceso educativo, tengan claro
el contexto en el que se desarrolla este para tomarlo en cuenta,
o bien que todos los participantes tengan claro de qué se habla,
antes de entrar en diálogo.
3. Respetar las ideas de otros: Este es un punto central, pues si
de entrada no hay respeto por las ideas de los otros, no hay la
posibilidad de un diálogo. Se considera que no todos tenemos
que pensar igual y que debemos hacer consciente de esto a
nuestros alumnos, además de que en esta diferencia radica la
riqueza del diálogo.
4. Ser consistentes: Este cuarto elemento es muy importante
pues las personas pueden cambiar de parecer cuando se da un
buen diálogo, sobre todo si hay
buenos y sólidos argumentos, pero estos cambios de parecer
deben darse sólo cuando una persona ha agotado todas sus
posibles argumentaciones y si no se agotan debe mantenerse en
la misma línea de pensamiento.
5. Hacer preguntas relevantes: Lipman distingue entre dos tipos
de preguntas, las que dan información, que pueden ser
importantes en cierta parte del diálogo; sin embargo asegura que
las preguntas importantes son aquellas que nos obligan a pensar
sobre lo que estamos pensando y esas preguntas son las que
debemos fomentar en nuestros alumnos, para profundizar en su
pensamiento.
6. Detectar presuposiciones: También hay que fomentar que los
alumnos puedan detectar presupuestos, de los que están llenos
nuestros pensamientos y que a veces guían o determinan la
forma en que pensamos. Ayudar a identificar estos presupuestos,
nos permite identificar las trampas en las que hemos caído en
nuestro propio pensamiento.
7. Ser abierto a las ideas de otros: Este es otro de los aspectos
importantes y que está muy relacionado con el respeto, pues
lleva a considerar las ideas de los otros como valiosas e
importantes, o en el último de los casos da la posibilidad de
otorgarles el beneficio de la duda.
8. Desarrollar sus propias ideas: Este es muy sencillo, pues el ser
humano genera ideas en todo momento, pero lo importante es
que sean propias, ayudar a los alumnos a identificar, cuáles son
sus ideas y cuáles son las ideas de los medios, de la familia, de los
amigos, de los autores, etc.
9. Elaborar ideas conjuntamente: Ayudar a los alumnos a
identificar aquellas ideas que se construyeron a partir de las
ideas de los otros y que están fortaleciendo las ideas propias.
10. Considerar seriamente las ideas de otros: Considerar que las
ideas de los otros son importantes sólo por el hecho de vienen
de alguien que también piensa y percibe el mundo de un modo
distinto al propio, mostrando que hay otras formas de percibir
este mismo mundo.
11. Escuchar atentamente: Aunque es uno de los que se
encuentra al final de la lista, es uno de los más importantes, pues
sin esta habilidad, no hay posibilidad de iniciar un diálogo
auténtico.
12. Aceptar correcciones: Este es otro necesario, pues no
siempre estamos dispuestos a aceptar que no siempre estamos
pensando de manera adecuada o que hay pequeños errores o
trampas en el propio pensamiento.
13. Discutir con objetividad: Retirar la pasión de mi pensamiento
es uno de los elementos más importantes para dar paso a la
apertura, así que es importante reconocer cuando las emociones
están tomando control sobre la razón.
Estos trece elementos pueden ayudar mucho a los profesores a
centrar el proceso de aprendizaje en sus alumnos y facilitar el
diálogo en el aula. Te invito a seguirlo y practicarlo.
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com
Sus comentarios son bienvenidos
poca tolerancia de mis alumnos para dialogar cuando no hay
acuerdo. No se está dispuesto a escuchar al otro y a considerar
que tal vez haya la posibilidad de que el otro, ese que piensa y
ve el mundo de un modo distinto al mío, tenga la razón. Eso se
llama poca apertura y poca tolerancia.
Hace un par de décadas tomé un diplomado sobre Filosofía para
Niños que buscaba desarrollar habilidades del pensamiento en los
pequeños a través del diálogo. Esta es una propuesta que
desarrolló el filósofo norteamericano Mathew Lipman y que
formó parte del boom del desarrollo cognitivo que caracterizó a
la década de los noventa del siglo pasado.
Es pertinente reconocer que toda esta ola ya fue superada, pero
la estrategia de comunidad de cuestionamiento, así como las
pautas para establecer un buen diálogo que platea Lipman,
puede aprovecharse en el aula para favorecer procesos más
democráticos.
Lipman marca trece características del diálogo filosófico y lo
distingue de una simple charla de café:
1. Exigir y dar razones: En este punto se promueve que los
estudiantes no hagan afirmaciones sin que éstas tengan un
sustento, así que si un miembro de la clase nota que se hace una
afirmación sin sustento, debe exigirse que se establezca, o bien
si se afirma algo hay que sustentarlo.
2. Tomar en cuenta el contexto: También era importante que las
personas que participan en un proceso educativo, tengan claro
el contexto en el que se desarrolla este para tomarlo en cuenta,
o bien que todos los participantes tengan claro de qué se habla,
antes de entrar en diálogo.
3. Respetar las ideas de otros: Este es un punto central, pues si
de entrada no hay respeto por las ideas de los otros, no hay la
posibilidad de un diálogo. Se considera que no todos tenemos
que pensar igual y que debemos hacer consciente de esto a
nuestros alumnos, además de que en esta diferencia radica la
riqueza del diálogo.
4. Ser consistentes: Este cuarto elemento es muy importante
pues las personas pueden cambiar de parecer cuando se da un
buen diálogo, sobre todo si hay
buenos y sólidos argumentos, pero estos cambios de parecer
deben darse sólo cuando una persona ha agotado todas sus
posibles argumentaciones y si no se agotan debe mantenerse en
la misma línea de pensamiento.
5. Hacer preguntas relevantes: Lipman distingue entre dos tipos
de preguntas, las que dan información, que pueden ser
importantes en cierta parte del diálogo; sin embargo asegura que
las preguntas importantes son aquellas que nos obligan a pensar
sobre lo que estamos pensando y esas preguntas son las que
debemos fomentar en nuestros alumnos, para profundizar en su
pensamiento.
6. Detectar presuposiciones: También hay que fomentar que los
alumnos puedan detectar presupuestos, de los que están llenos
nuestros pensamientos y que a veces guían o determinan la
forma en que pensamos. Ayudar a identificar estos presupuestos,
nos permite identificar las trampas en las que hemos caído en
nuestro propio pensamiento.
7. Ser abierto a las ideas de otros: Este es otro de los aspectos
importantes y que está muy relacionado con el respeto, pues
lleva a considerar las ideas de los otros como valiosas e
importantes, o en el último de los casos da la posibilidad de
otorgarles el beneficio de la duda.
8. Desarrollar sus propias ideas: Este es muy sencillo, pues el ser
humano genera ideas en todo momento, pero lo importante es
que sean propias, ayudar a los alumnos a identificar, cuáles son
sus ideas y cuáles son las ideas de los medios, de la familia, de los
amigos, de los autores, etc.
9. Elaborar ideas conjuntamente: Ayudar a los alumnos a
identificar aquellas ideas que se construyeron a partir de las
ideas de los otros y que están fortaleciendo las ideas propias.
10. Considerar seriamente las ideas de otros: Considerar que las
ideas de los otros son importantes sólo por el hecho de vienen
de alguien que también piensa y percibe el mundo de un modo
distinto al propio, mostrando que hay otras formas de percibir
este mismo mundo.
11. Escuchar atentamente: Aunque es uno de los que se
encuentra al final de la lista, es uno de los más importantes, pues
sin esta habilidad, no hay posibilidad de iniciar un diálogo
auténtico.
12. Aceptar correcciones: Este es otro necesario, pues no
siempre estamos dispuestos a aceptar que no siempre estamos
pensando de manera adecuada o que hay pequeños errores o
trampas en el propio pensamiento.
13. Discutir con objetividad: Retirar la pasión de mi pensamiento
es uno de los elementos más importantes para dar paso a la
apertura, así que es importante reconocer cuando las emociones
están tomando control sobre la razón.
Estos trece elementos pueden ayudar mucho a los profesores a
centrar el proceso de aprendizaje en sus alumnos y facilitar el
diálogo en el aula. Te invito a seguirlo y practicarlo.
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com
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