Autor: José Guadalupe Sánchez Aviña
Publicado: lado
B, 02 de abril de 2014
Una de las múltiples utilidades de la historia es auxiliarnos para
enfrentar eventos contemporáneos que se nos presentan como complejos, nos
resguarda elementos valiosos para poder entender lo que sucede y así generar
juicios de valor más acertados, en otras palabras, nos brinda la oportunidad de
tomar posiciones argumentadas y sólidas ante lo que nos sucede y nos reta a
asumirnos como escritores de nuestras propias historias.
En la época reciente de la educación en México, se registra lo
“sucedido” con la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
que la llevó al encarcelamiento, todo el revuelo formado torno a la calidad de
los docentes de educación básica, la irrupción de la llamada reforma educativa
de Peña, y de manera muy especial la actuación de grupos disidentes como la
CNTE, cuya postura la ilustra perfectamente la sección XXII ubicada en el
estado de Oaxaca.
Ha corrido ya mucha tinta y seguirá corriendo, destinada a discurrir
sobre lo pertinente o impertinente de la postura y actuación tanto del SNTE
como de la CNTE, se habla y escribe como si fuera un sitio común entre los
lectores, pero el lector común ¿Sabe de qué se habla? ¿Es capaz de distinguir a
una facción de otra? ¿De ubicar sus filiaciones?, Considero elemental ofrecer
referentes básicos para promover el análisis y entendimiento de lo que sucede y
de lo que se habla.
El magisterio y en especial su sindicato representa un buen pretexto
para ayudarnos de la historia para intentar entender lo que sucede con estos
dos actores centrales en el escenario educativo del México de hoy: el Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) son actores relacionados de manera estrecha
que implican una problemática que va más allá de una cuestión meramente
ortográfica ¿Que si se escribe con “C” o con “S”? así como más profunda que una
discusión de género ¿“el” o “la”? estos dos organismos no solo comparten
escenario sino que comparten génesis.
Un elemento clave de todo esto lo representa el fenómeno de la
centralización; dos acontecimientos fundamentales son: a) en 1921 como eje del
esfuerzo centralizador en el campo de la educación, bajo la bandera del
federalismo, es creada la Secretaría de Educación Pública, b) la reforma
constitucional del 34 en la que por un lado el Congreso de la Unión es dotado
del poder para legislar sobre la educación con el espíritu de dirigir todo lo
que sucedería en materia educativa en el país y por otro le confiere al
ejecutivo el poder de centralizar todo el diseño del sistema educativo
nacional. El fortalecimiento del centralismo, desencadenó una estructura
burocrática concentradora del poder; es dentro de esta estructura político
administrativa que coexisten desde un principio grupos de maestros con
diferentes y confrontadas posiciones políticas, unas alineadas al gobierno y
otras disidentes de orientación comunista.
En plena efervescencia del corporativismo, siendo presidente el general
Lázaro Cárdenas, en 1943 se funda el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación, conocido como “el SNTE”; como consecuencia de luchas intestinas
entre dos facciones, en 1979 se formaliza la creación de la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación, conocida como “la CNTE” y que
representa el ala disidente y contestataria. Un hecho relevante es la firma de
un pacto corporativo en 1944 entre gobierno y sindicato. Este hecho es
acompañado permanentemente de confrontaciones internas que derivan en la
conformación del CNTE y en que para 1981 estos grupos disidentes ganaran
direcciones de secciones en Chiapas y Oaxaca y para 1989 la dirección de la sección
9 del Distrito Federal.
Como se puede apreciar en esta breve recuperación de información
histórica, su potencial es considerable, si se acude a la historia entonces
podríamos conocer y entender lo que sucede con nuestra educación y con ello,
estaríamos en la posibilidad de transformarla, por lo menos de adoptar una
postura derivada de una decisión auténticamente propia.
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