Autor: José Guadalupe
Sánchez Aviña
Publicado: La Primera de
Puebla, 09 de abril de 2014
Como es sabido, la reforma
educativa promovida por el actual
poder ejecutivo centra su atención en el docente como
principal factor de la calidad de la educación; la modificación del
tercero constitucional para fortalecer el ya existente Instituto
Nacional de Evaluación de la Educación (INEE) así como el
septuagésimo tercero para apuntalar la injerencia del Congreso
en materia educativa, plantean un escenario en donde las
expectativas generadas alrededor del INEE son mayúsculas.
Pero? ¿Hasta dónde el INEE está en la posibilidad real de fungir
como catalizador de la calidad educativa de nuestro país?
Intentando esbozar una respuesta a esta pregunta, se podría
abordar desde dos aspectos: primero, las atribuciones que hoy le
confiere la ley para realizar sus tareas; y por otro lado, la
posibilidad real de modificar un sistema educativo con mecánicas
y lógicas perfectamente establecidas así como con beneficiarios
bien definidos.
Contrario a lo que algunos pudieran pensar el INEE no es de
nueva creación, se fundó el 8 de agosto de 2002, como
organismo descentralizado de la SEP, posteriormente, a partir de
mayo de 2012 se convirtió en un órgano descentralizado no
sectorizado; es a partir del 26 de febrero de 2013 que el
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación entra en
una nueva etapa y se convierte en organismo público autónomo,
con personalidad jurídica y patrimonio propio. La Ley del INEE
que lo norma, junto con la Ley General del Servicio Profesional
Docente y la Ley General de Educación reformada, todas ellas
publicadas el 11 de septiembre de 2013, forma parte de la
legislación secundaria que regula la modificación a los artículos
3° y 73° Constitucionales contenida en el decreto de reforma
educativa actual.
En su artículo 25, la ley del INEE establece que en esta etapa, le
asigna dos encomiendas centrales: a) ??coordinar el Sistema
Nacional de Evaluación Educativa, así como evaluar la calidad, el
desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional en lo
que se refiere a la educación básica y a la educación media
superior, tanto pública como privada, en todas sus modalidades y
servicios. y b) diseñará y realizará mediciones y evaluaciones
que correspondan a componentes, procesos o resultados del
Sistema Educativo Nacional respecto a los atributos de
educandos, docentes y Autoridades
Escolares, así como, de las características de instituciones,
políticas y programas educativos.? Con esto, en cuanto a
atribuciones, resulta claro que no se limita a la evaluación
docente sino que se extiende al amplio espectro del sistema
educativo mexicano.
Respecto a las posibilidades reales de impacto? es más difícil la
respuesta, en el caso de esta nueva etapa del INEE, un hecho
que no podemos soslayar es que Sylvia Schmelkes sea la
consejera presidenta y que la junta de gobierno esté integrada
por académicos del calibre de Eduardo Backhoff Escudero.
Teresa Bracho González, Gilberto Guevara Niebla, Margarita
Zorrilla Fierro; todos ellos, personas de sólida calidad moral.
El Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, representa a
fin de cuentas una posibilidad de mejorar lo que durante muchos
años ha permanecido inmóvil, habría que esperar que su destino
fuera el mejor posible y que se tradujera en la transformación
que urgentemente requieren nuestras realidades educativas. El
INEE pos si solo y en aislado no cambiará nada, mucho ayudaría el
que la ciudadanía asumiera su derecho y responsabilidad en la
definición del rumbo que debe tomar la educación en nuestro
país, la participación ciudadana no queda en que los padres de
familia participen en pintar y asear escuelas.
El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com
Sus comentarios son bienvenidos
poder ejecutivo centra su atención en el docente como
principal factor de la calidad de la educación; la modificación del
tercero constitucional para fortalecer el ya existente Instituto
Nacional de Evaluación de la Educación (INEE) así como el
septuagésimo tercero para apuntalar la injerencia del Congreso
en materia educativa, plantean un escenario en donde las
expectativas generadas alrededor del INEE son mayúsculas.
Pero? ¿Hasta dónde el INEE está en la posibilidad real de fungir
como catalizador de la calidad educativa de nuestro país?
Intentando esbozar una respuesta a esta pregunta, se podría
abordar desde dos aspectos: primero, las atribuciones que hoy le
confiere la ley para realizar sus tareas; y por otro lado, la
posibilidad real de modificar un sistema educativo con mecánicas
y lógicas perfectamente establecidas así como con beneficiarios
bien definidos.
Contrario a lo que algunos pudieran pensar el INEE no es de
nueva creación, se fundó el 8 de agosto de 2002, como
organismo descentralizado de la SEP, posteriormente, a partir de
mayo de 2012 se convirtió en un órgano descentralizado no
sectorizado; es a partir del 26 de febrero de 2013 que el
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación entra en
una nueva etapa y se convierte en organismo público autónomo,
con personalidad jurídica y patrimonio propio. La Ley del INEE
que lo norma, junto con la Ley General del Servicio Profesional
Docente y la Ley General de Educación reformada, todas ellas
publicadas el 11 de septiembre de 2013, forma parte de la
legislación secundaria que regula la modificación a los artículos
3° y 73° Constitucionales contenida en el decreto de reforma
educativa actual.
En su artículo 25, la ley del INEE establece que en esta etapa, le
asigna dos encomiendas centrales: a) ??coordinar el Sistema
Nacional de Evaluación Educativa, así como evaluar la calidad, el
desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional en lo
que se refiere a la educación básica y a la educación media
superior, tanto pública como privada, en todas sus modalidades y
servicios. y b) diseñará y realizará mediciones y evaluaciones
que correspondan a componentes, procesos o resultados del
Sistema Educativo Nacional respecto a los atributos de
educandos, docentes y Autoridades
Escolares, así como, de las características de instituciones,
políticas y programas educativos.? Con esto, en cuanto a
atribuciones, resulta claro que no se limita a la evaluación
docente sino que se extiende al amplio espectro del sistema
educativo mexicano.
Respecto a las posibilidades reales de impacto? es más difícil la
respuesta, en el caso de esta nueva etapa del INEE, un hecho
que no podemos soslayar es que Sylvia Schmelkes sea la
consejera presidenta y que la junta de gobierno esté integrada
por académicos del calibre de Eduardo Backhoff Escudero.
Teresa Bracho González, Gilberto Guevara Niebla, Margarita
Zorrilla Fierro; todos ellos, personas de sólida calidad moral.
El Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, representa a
fin de cuentas una posibilidad de mejorar lo que durante muchos
años ha permanecido inmóvil, habría que esperar que su destino
fuera el mejor posible y que se tradujera en la transformación
que urgentemente requieren nuestras realidades educativas. El
INEE pos si solo y en aislado no cambiará nada, mucho ayudaría el
que la ciudadanía asumiera su derecho y responsabilidad en la
definición del rumbo que debe tomar la educación en nuestro
país, la participación ciudadana no queda en que los padres de
familia participen en pintar y asear escuelas.
El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com
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