Autor: Mtro.
Alejandro Ortiz
Publicad:
Síntesis Puebla, 06 de febrero de 2014
Con
mis alumnos estamos viendo cómo la fe cristiana, sobre todo la católica, ha
sido un factor predominante en la construcción de la llamada cultura
latinoamericana y caribeña. Ha servido tanto como elemento justificador de la
dominación como factor de rebeldía y revolución contra los poderes dominantes.
Analizando el periodo mal llamado de “conquista”, descubrimos que en realidad
fue una invasión con su consecuente genocidio, ya que se trató de desaparecer
conscientemente la población originaria con los métodos más sangrientos y
bárbaros de aquella época con la justificación religiosa de evangelizarlos. Se
calcula que de los 70 millones de habitantes originarios solo quedaron 3.5
millones. Esto implica que solo el 5% de los pueblos originarios sobrevivió al
dominio europeo. Algunos cálculos mencionan el 10% de sobrevivientes, en
cualquier caso la idea de genocidio se sustenta.
¿Qué
paso con ese resto de población? ¿Cómo sobrevivieron? Un porcentaje de ellos
huyó a las sierras y montañas. Sobreviviendo de forma clandestina, atacando a
las nacientes haciendas, robando sus ganados, quemando sus capillas e iglesias
y manteniendo sus creencias como motor de resistencia. Otro porcentaje
importante de sobrevivientes adoptó la cultura dominante como la propia,
adoptando a la vez sus creencias (la fe católica) y aceptando su condición de
siervos (cuasi esclavos) en la sociedad colonial latinoamericana. Y la tercera
opción fue la simulación. Muchos simularon su dominación política y religiosa.
Hicieron creer que aceptaban las leyes virreinales y que se habían convertido
al catolicismo. Esta simulación hizo que el vivir con dos “caras” fuera normal
en la cotidianeidad en la Colonia.
Esto
que pasó hace más de cuatrocientos años parece que hoy se vuelve a repetir. Y
aunque no somos una “colonia” europea, si seguimos dependiendo de otros
macro-factores económicos transnacionales, haciendo que las mayorías
latinoamericanas y caribeñas sigan estando excluidas y en pobreza extrema. Ante
esto seguimos viendo las reacciones anteriores. Los rebeldes son los grupos de
autodefensas que cansadas de vivir sometidas a grupos de narcos se alzan en
contra de ellos, otros siguen simulando y otros siguen más preocupados por
cumplir con los preceptos religiosos que por la realidad social. Fui a una misa
y me quedo claro al ver un rito frio, alejado de la realidad, con una teología
medieval, poco renovada, poco dialogante con el mundo moderno (el padre no hizo
ninguna referencia a lo social) con una pastoral organizada para que la gente
mantenga una fe más mágica que madura, ya que estaba todo su equipo laical más
preocupado por organizar el rocío de agua bendita para los “niños Dios” que la
gente llevaba a bendecir, que por comprometerse con algo más necesario. Así
vivimos desde hace mucho tiempo entre la rebeldía social y la sumisión
(cuasi esclavitud) religiosa.
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