Publicado: La Primera de Puebla, 13 de febrero de
2014
que enlistaba la tarea que un profe debe hacer para crear una
relación armoniosa con su grupo y promover el aprendizaje de
forma trascendente y significativa. Como me encontraba en un
sitio público en una reunión de otra índole me di a la tarea de
anotar esos nueve preceptos que ahora me inspiran a reflexionar
sobre el tema y dejarlo a su consideración.
ESTAR PRESENTE, Ésa es la primer tarea docente que alude no a
la presencia física en el aula, sino a la capacidad que
desarrollamos para acompañar con toda nuestra voluntad,
nuestros sentidos y nuestra profesión a cada uno de nuestros
alumnos en el proceso educativo, asumirnos como facilitadores
más allá de los contenidos temáticos impartidos para disponernos
a incidir en la formación personal y profesional de otro ser
humano.
PRESTAR ATENCIÓN, labor compleja pero crucial en la educación;
va más allá de escuchar y atender dudas o comentarios; implica
la cualidad de integrar toda nuestra capacidad de observación
para poder dar lectura a lo que sucede en el grupo como
colectivo, pero también a atender y entender el impacto que
nuestro trabajo tiene en cada alumno; qué sucede con su
aprendizaje intelectual, emocional y humano.
ESTABLECER LÍMITES, ésta es sin duda una de las encomiendas
que asemejan más el trabajo docente al de la paternidad; saber
crear un clima de confianza e intimidad para aprender pero sin
perder de vista que el profesor tiene un rol diferenciado y éste
es clave para llevar a buen puerto el objetivo formativo
encomendado; me gusta definirlo como la cualidad de manejar la
relación en un ambiente amorosamente firme.
RESPETAR, no sólo la relación con cada uno de los miembros de
la clase, su individualidad y diversidad; sino también la propia
labor docente, la investidura y el papel desempeñado en el aula
que implica preparar cada una de las clases, retroalimentar las
tareas, llegar puntual a las sesiones y, sobre todo tener siempre
presente que la palabra convence pero el ejemplo arrastra. El
respeto en cualquier relación es el principio para inspirar y
ejercer un liderazgo altamente efectivo y trascendente.
ACEPTAR la diversidad y pluralidad de ideas, los diversos
contextos en los que cada alumno se desenvuelve para
enriquecer con ello los espacios de la clase; disminuir la
distancia que prevalece entre los alumnos que les cuesta más
trabajo relacionarse, interactuar, aprender o participar. Aceptar
también, las limitaciones y carencias que tenemos en el ejercicio
de la profesión, para entonces desarrollar un plan de mejora
docente que permita fortalecer nuestras competencias.
ALENTAR, ésta es una de las tareas más nobles y perseverantes
en la docencia, proveer de aliento a los participantes para que
no desfallezcan si los resultados obtenidos no son de inicio como
esperan, apuntalar sus fortalezas, trabajar con sus debilidades
para obtener acciones de largo aliento, que les permitan ser
capaces no sólo de aprender para el curso, sino para
comprometerse con la vida, con su vida.
BRINDAR SEGURIDAD, no en cuanto a la calificación otorgada; sino
a posibilitar ambientes nutricios de aprendizaje plural, en diálogo
y disertación sobre lo que se aprende, con interacción entre los
alumnos y el profesor; crear climas de confianza que privilegien
el aprendizaje colaborativo, la libertad de expresión y la
responsabilidad de lo que se dice o hace.
GENERAR ESPERANZA, ser capaces de proveer a nuestros
estudiantes de un corazón lleno de fe; que camina en la certeza
de lo posible a sabiendas de que los procesos de crecimiento no
son fáciles ni expeditos; pero si oportunidades que detonan lo
mejor de cada uno y, en ese andar, vamos construyendo caminos
y sueños con diferentes viajeros, de los que aprendemos y a
quienes impactamos con cada una de nuestras acciones.
INTERESARSE por los alumnos, ésta es quizás la tarea más noble
de todas porque supone comprometerse pero con madurez, esta
idea quizás se clarifica mejor a través de la anécdota de la gallina
y el cerdo: -¿qué se necesita para hacer huevos con jamón? -
dijo un día el maestro -huevos y jamón contestaron los alumnos;
así es -dijo el maestro-, la gallina se comprometió a
proporcionar los huevos, para el jamón al cerdo le fue preciso
involucrarse.
Esta última tarea docente integra de algún modo las anteriores,
las implica y entrama apuntalando el compromiso amoroso y
trascendente de la docencia y clarificando también los posibles
riesgos, si no sabemos equilibrar nuestro trabajo y las relaciones
que a partir de ella generamos.
Estas nueve tareas tienen un solo propósito: posibilitar seres
humanos habilitados para vivir en plenitud, para asumirse más allá
de su profesión como aprendices de vida y transformadores
sociales; como dijese el P. Alfonso Nicolás SJ, General de la
Compañía de Jesús, No se trata de formar a los mejores del mundo sino
los mejores para el mundo.
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com
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