Autor: Laura Angélica Bárcenas Pozos, si quieres saber más acerca del autor, haz click aquí
Publicado en La Primera de Puebla
En días pasados volvimos a ver como los docentes de la CNTE,
específicamente de la sección 22 de Oaxaca, tomaban las calles de la capital
del país para protestar y exigir el pago de sus honorarios que no les han hecho
a los docentes de esta entidad así como a los profesores de Guerrero y para
colmo a los de Michoacán. Muchos ciudadanos están cansados de estas
movilizaciones por un lado y por otro los líderes de la sección 22 se las saben
de todas, todas y con su gran capacidad
de organización logran instalarse en cuestión de minutos en las calles del
Distrito Federal, desquiciarlo y permanecer ahí por días.
Sin embargo, esta vez, aunque no estoy muy de acuerdo con
las formas, veo que la demanda central de la CNTE es justa, al menos en una
parte, pues a cualquiera de nosotros que no nos pagaran nuestro salario
ocasionaría un desajuste en nuestra situación personal y familiar. En el caso
de los profesores, es lo mismo y peor aún si consideramos que les pagan una
miseria. Hace un par de años vi, por curiosidad, el recibo de pago de una
profesora de preescolar en nuestra entidad, y recibía por una quincena un poco
más de mil quinientos pesos; lo que da evidencia de lo poco que cobran los
docentes y de que viven al día. Así que
si les dejan de pagar no tendrán para cubrir sus necesidades básicas y
se verán obligados a salir a las calles a protestar, como seguramente lo haría
cualquiera de nosotros.
Sin embargo, la cuestión central es ¿por qué se les ha
dejado de pagar a los docentes de estas entidades y que están agremiados al
CNTE? Se dice que es el juego político que está haciendo el gobierno federal
para desestabilizar a este sindicato que tantos dolores de cabeza les ha
causado, pero las demandas de la CNTE en las movilizaciones de los días
recientes no se han limitado a exigir el pago a los trabajadores de la
educación sino que se han aprovechado para demandar otras cosas como: 1) el pago de salarios a 2 mil 500 maestros del
estado, que por cuestiones administrativas no han cobrado; 2) la basificación
de 3 mil docentes que no reconoce la Federación, según la Sección 22; 3) aprobar
una Ley Estatal de Educación contraria a la Reforma Educativa, y que favorece a
la CNTE en el manejo de la educación en Oaxaca; 4) la desaparición de la
Sección 59 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE),
quienes tienen en su poder 100 escuelas de nivel básico; 5) la entrega de estas
escuelas del SNTE a la Sección 22; 6) la
contratación automática de los estudiantes normalistas egresados; 7) la
liberación de presos políticos en Oaxaca y 8) La presentación con vida de los
43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
El despropósito de la mayoría de los puntos del pliego
petitorio de la CNTE no tiene lógica alguna, pues muestran que se vela solo por
los intereses de los líderes sindicales y se utiliza a la base de profesores
oaxaqueños como carne de cañón para mantener sus movilizaciones. Siempre se
dice a los medios que se consulta a los agremiados, pero las decisiones ya
están tomadas desde la alta cúpula sindical y los trabajadores de la educación
agremiados a esta organización son manipulados para adherirse a los
movimientos.
La CNTE, la sección 22, lamentablemente se ha vuelto más de
lo mismo de lo que es la SNTE, y la verdad es que los profesores están
desprotegidos, pues por un lado el gobierno federal los exprime, les exige y
les paga un salario miserable y por otro las organizaciones sindicales están exprimiendo,
manipulando y abusando de los trabajadores de la educación que no se limita
solo a los docentes, sino a administrativos, intendentes y personal de apoyo en
las escuelas pública de todo el país, es decir estos trabajadores están entre
dos fuerzas que los oprime.
Y frente a este panorama, ¿qué pueden hacer los docentes,
comprometidos, con vocación, que se levantan a diario en la madrugada para
cumplir con la labor que tienen encomendada? Por ahora no veo futuro, todo
indica que las organizaciones sindicales se mantendrán y que seguirán
moviéndose al ritmo de intereses perversos y que difícilmente responderán o
atenderán las necesidades laborales de sus agremiados; además los gobiernos y
los políticos, no solo el federales sino también los estatales, los estarán
utilizando como medio político para acceder o para mantenerse en el poder.
Así que lo que podemos apreciar después de casi un siglo de
sindicalismo magisterial, es que estas organizaciones se han pervertido o
corrompido tanto que lo mejor que pueden hacer para el bien de la educación en
México es desaparecer.
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