Autor:
Martín López Calva. datos del autor haz click aquí
Publicado:
Síntesis Puebla, 22 de abril de 2012
El incidente que protagonizó el rey
Juan Carlos I de España al fracturarse la cadera en un safari de caza de
elefantes en África desató una ola de comentarios en las redes sociales que
vale la pena comentar porque reflejan la distorsión de la capacidad de valoración
de nuestra sociedad en aras de una supuesta conciencia ecológica.
Llamó especialmente mi atención que
cuando los medios españoles serios analizaban el asunto desde puntos de vista
complejos relacionados con la situación política española ante el reciente
escándalo de presunta corrupción de su yerno, Iñaki de Urdangarín o el
señalamiento de “falta de sensibilidad y
ética” del monarca al realizar este viaje cuyo costo es mucho más alto que lo
que ganan la mayoría de los españoles en estos momentos de crisis y recortes al
gasto social, los comentarios en Facebook o en Twitter se centraran en descalificaciones
al rey por haber matado a un “indefenso animal”.
Es indudablemente valiosa la conciencia
ecológica que se está generalizando en nuestra sociedad pero esta conciencia es
aún muy superficial y poco crítica y ha distorsionado nuestra escala de
valores.
En efecto, la visión que ha permeado en
la sociedad es la de un ecologismo romántico que lleva a considerar el respeto
al medio ambiente como la defensa de todos los seres vivos sin hacer ninguna
distinción entre ellos. Esta visión distorsiona la forma de valorar colectiva y
llega a extremos como los que vemos en países desarrollados donde existen
hoteles de lujo para mascotas mientras millones de personas siguen viviendo en
la pobreza.
Una auténtica educación en valores hoy,
debe considerar la formación de una conciencia planetaria, pero debe hacerlo
desde una visión compleja, crítica y profunda enfocada en la visión de
desarrollo sustentable que prioriza la dignidad humana y la equidad social y no
en un ecologismo sensiblero y cómodo que se reduce a la defensa emotiva de la
naturaleza.
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