Publicado: Síntesis Puebla,
25 de marzo de 2012
Aún desde análisis que partan de aceptar la lógica de consumo y
mercado como las que rigen la vida moderna y no cuestionen el modelo que se
está imponiendo como única vía, constatamos que se señala cada vez con mayor
fuerza la necesidad de incrementar los esfuerzos de lucha contra la pobreza y
la desigualdad.
El problema está en la posibilidad o imposibilidad de
hacerlo con un modelo tal como el que ahora rige la economía mundial
globalizada. Esta es una tarea profundamente universitaria: El estudio serio,
la crítica razonable y la búsqueda de alternativas a este modelo económico es
una prioridad para nuestras universidades.
El ideal de equidad ha sido uno de los pilares sobre los cuales
se ha edificado históricamente la universidad pública y toda la educación
pública en general.
Muchos autores señalan que ante el proceso de globalización
económica y de normas e ideales liberales, este objetivo de equidad vía la
educación se ha venido sustituyendo por el de la calidad, término ambiguo como
bien señala Latapí. Sin profundizar mucho en el tema, parece necesario señalar
que el objetivo de la equidad sigue siendo una prioridad en nuestra educación
de todos los niveles incluyendo el de la educación universitaria.
Analizar nuestra sociedad nos hace caer en la cuenta de
que esta es una meta necesaria para aspirar a cualquier desarrollo ulterior.
Sin embargo el valor de la calidad en la educación universitaria no puede ser
desdeñado y mucho menos si tenemos conciencia de que el proceso de
globalización implicará la competencia y el flujo de profesionales de un país a
otro.
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