Publicado: Puebla on line, 12
de junio de 2012
¿Usted por quién va a votar
joven? Me preguntó la amable mujer que me corta el pelo cada mes tras ver un
anuncio del candidato Peña Nieto en la televisión de la peluquería. Normalmente
no me gusta hablar de política, y menos en tiempos electorales, pero esta mujer
me conmovió porque parecía que buscaba una brújula para el tema electoral y
creyó –ilusamente- que yo se la podía proporcionar. Yo no pertenezco a ningún
partido político y, como muchos, estoy cansado de ver más de lo mismo cada seis
años. Pero tampoco quiero ser un ciudadano indiferente ante el tema de las
elecciones.
Me parece que ninguno de los
cuatro candidatos presidenciales tiene la fórmula ni la capacidad de, en seis
años, sacar a México de la mediocridad en la que se encuentra. Ninguno de los
cuatro tiene una varita mágica. Transformar el país para hacerlo de primer
mundo requiere mucho más que seis años y mucho más que políticos ordinarios
como los que nos han metido en esta casi catástrofe social en la que vivimos.
Porque creo que una sociedad que produce algunos grandes multimillonarios de altura
mundial y muchísimos pobres –también de calibre mundial- no puede más que
llamarse a sí misma una sociedad fracasada.
Pero no tenemos más candidatos
ni otro sistema para elegir gobernantes. Así que, me parece, habría que votar
por el menos peor; porque, en mi opinión, de todos ellos no se hace uno solo
que en verdad valga la pena. Anular el voto también se ha convertido en opción
hoy día. Pero antes de anular, reflexionemos un poco. Me parece que no hay que
votar por candidatos sino por proyectos. ¿Qué candidato tiene el mejor proyecto
de nación? ¿Es la derecha, el centro, o la izquierda quien tiene la mejor
visión y proyecto de país? ¿Qué proyecto tiene más posibilidades de socavar los
grandes problemas nacionales?
Año con año diferentes
organismos internacionales nos recuerdan que el gran desafío de México –y de
América Latina en general- es la enorme desigualdad social que existe. Hay
muchísimos pobres en extrema vulnerabilidad y unos cuantos ricos muy ricos.
También existe una creciente clase media, pero la estructura social sigue
siendo –sobre todo- piramidal con una base enorme. En las naciones más
avanzadas esa pirámide es bastante “chata”. Parece más un trapecio casi
cuadrado que una pirámide porque no hay tanta desigualdad.
Mientras la distancia entre
ricos y pobres no se haga más pequeña difícilmente se resolverán temas que nos
duelen como el crimen organizado, el desempleo, la educación de mala calidad,
etc. Hay que generar riqueza, pero también hay que saberla distribuir para ser
una nación más próspera. Si el ingreso per cápita aumenta, todos tienen más
trabajo; todos venden más; todos tienen el efecto navidad. Basta ver a las
naciones más ricas para darse cuenta que, en gran medida, la clave de la
prosperidad es tener sueldos más altos, pero también tener personas más
productivas.
Aunque el proyecto que
representa López Obrador tiene varias deficiencias, me parece que es el menos
malo de todos porque es el único que verdaderamente tiene la mira en las causas
de los grandes problemas y es el único que, además, plantea resolverlos de
manera diferente (recordemos que no es muy inteligente intentar resolver un
problema haciendo lo mismo a pesar de que no ha funcionado antes). Los demás
partidos proponen hacer más de lo mismo: fomentar el liberalismo exacerbado que
Estados Unidos quiere que se fomente. Esto nos ha llevado a donde hoy estamos,
sin duda. En las democracias más avanzadas (muchas de ellas liberales) existen
en su interior fuertes corrientes contra el liberalismo económico porque ya quedó
claro que ese modelo simplemente causa crisis recurrentemente.
Esto tampoco quiere decir que
sea un mal modelo. El dato simplemente sugiere que el modelo debe tener límites
para no ser destructivo. El único candidato que tiene claridad e intensiones de
normar eso es, en efecto, el candidato de izquierda.
Creo que México merece una
verdadera alternancia. El cambio del PRI al PAN fue muy bueno simplemente para
frenar el autoritarismo desmedido del primero. Pero en realidad no representó
ningún cambio de fondo. El PAN tiene, fundamentalmente, el mismo enfoque
neoliberal nocivo del PRI, por eso nuestros grandes problemas persisten. Creo
que es hora de darle la oportunidad a quien tiene ideas diferentes, es decir, a
la izquierda. Porque además los gobiernos de izquierda han dado grandes frutos
en otros países, incluyendo algunos de los más avanzados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario