Publicado en Síntesis, Tlaxcala, el 09 de octubre de 2014, en la columna Palabras que humanizan
La
nuestra es una cultura cambiante, cosmopolita, que se ha ido construyendo a
partir de una realidad tornada cada vez más compleja. Los
significados y valores se van transformando.
En alguna ocasión Carlos
Velasco Arzac, un amigo jesuita fallecido hace un lustro, me contaba que en la
década de los años cuarenta su mamá era odontóloga en el DF. La cédula
profesional que tenía para ejercer el oficio era apenas la tercera extendida a una mujer en el país... ¡En
ese entonces era francamente inusual que las mujeres estudiaran la universidad,
cuando en el 2010, según datos del INEGI, había más mujeres entre 20 y 24 años estudiando que hombres!
70 años atrás las médicas, las
odontólogas, las universitarias en general y sus familias tuvieron que situarse
ante lo que sus contemporáneos consideraban no solo inusual, también inmoral,
contrario a las costumbres de las señoritas bien: dejaron de ver la casa como el único lugar para su desarrollo y empujar para que se les reconociera capaces para hacer vida universitaria y profesional, que no fuera como profesora de preescolar o primaria.
Como en el caso que compartí, va habiendo aspectos de la realidad
que dejan de caber en los moldes que utilizamos cotidianamente para
comprenderlos y valorarlos: el papel de las mujeres y los hombres en los
hogares, el significado de estudiar una carrera cuando la mayor parte de los
egresados universitarios no ejercen aquella profesión en la que fueron
formados, el significado de la participación política, de la función del
consumo en la existencia humana, por traer al papel algunos cuantos. Repensarlos ha dado siempre la oportunidad de situarse o volverse a situar ante ellos. La familia no es la excepción.
Es indudable que en nuestra época lo familiar no es lo que solía ser. El número
de divorcios sobrepasa por mucho lo que los bisabuelos pudieran haber
imaginado; la institución del matrimonio civil tiene una validez social
irrevocable en tanto que el religioso está mal visto en muchos ambientes y en
otros se practica mayoritariamente por costumbre o superstición. Las familias monoparentales son muchas y ya
no son estigmatizadas como antes, en tanto que las legislaciones locales
comienzan a dar cabida a los matrimonios entre cónyuges del mismo sexo, primero
pasos de lo que vendrá en materia de seguridad social, adopción, patria
potestad.
Urge repensar, reflexionar y si fuera necesario resignificar la
familia con sentido de discernimiento, de visión crítica de lo que humaniza en
las condiciones actuales de lo que podría no hacerlo y a partir de ello
conducir nuestras acciones personales, comunitarias, sociales y políticas.
Me consta que hay formas de familia extendida que despersonalizan de alguna manera a sus miembros, pues es más importante la familia como un todo que cada uno de sus miembros y en ese sentido se permiten situaciones de violencia, de agravios, de machismo y a quienes toman postura en contra de ellas se le segrega del núcleo familiar... ¿Esta primacía de lo familiar a raja tabla sobre lo personal es algo que humaniza? La pregunta, por lo pronto, vale la pena, y habría otras que hacer en temas todavía más complejos que están relacionados con esta institución fundamental de la sociedad.
La Iglesia Católica romana, con
el Papa Francisco a la cabeza y un grupo de obispos representantes de todas las iglesias particulares del mundo, se ha dado a la tarea de reunirse a hablar del
tema para asumir los desafíos pastorales en los cuales hay que acompañar a las
familias y sus miembros en este siglo 21, reconociendo que el contexto actual merece ser atendido, entendido, juzgado de hecho y valoralmente en sus implicaciones con el acompañamiento de las personas.
En Roma se encuentran reunidos del 5
al 19 de este octubre los participantes en la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de
los Obispos, que es preparatoria de otro más largo que acontecerá en el 2015 y
que será la XIV Asamblea General del Sínodo de los Obispos, la cual concluirá con
un documento en el que el sumo pontífice católico tomará postura y dará línea
pastoral en temas tan controvertidos como la comunión de los casados que viven
en otra relación, el acompañamiento pastoral de las parejas homosexuales, las
distintas tipologías de lo familiar.
Francisco sabe lo controvertido
que es todo lo relativo a esta realidad, por eso en la inauguración de las
sesiones de trabajo señaló a los sinodales "Una condición general de base
es ésta: Hablad claro. Que nadie diga: 'Esto no se puede decir; pensarán de mí
esto o lo otro'... Hay que decir todo lo que se siente con parresía... [...]
hay que decir todo lo que en el Señor sentimos que tenemos que decir, sin
respeto humano, sin miedo. Y, al mismo tiempo, se tiene que escuchar con
humildad y acoger con el corazón abierto lo que dicen los hermanos.''
Expresarse con libertad, escuchar,
dialogar, debatir, enfrentar que hoy vivimos la familia en multiplicidad de
contextos y de prácticas y que al hacerlo hemos de repensarla para situarnos
humana y humanizantemente en una institución que pese a todo sigue siendo
básica para que las personas hallemos calor de hogar, un lugar para aprender a
ser quienes somos y en el que compartirlo a nuevas generaciones. Hay que darnos esta oportunidad, como se la dieron nuestros antepasados en otros temas como el rol de las mujeres, la vida profesional de las familias, la participación política de los ciudadanos, etc.
El sínodo episcopal de la
Iglesia Católica puede ser una invitación para sumarnos a una tarea urgente
ante la cual debemos abrir mente y corazón, sabedores que hoy está en nosotros
la responsabilidad de lo que será mañana: el rescate de las realidades humanizantes de la familia y la resignificación de las que ya no lo resulten tanto.
2 comentarios:
Creo que el debate podría también focalizar a los individuos que toman decisiones con respecto a su familia en el marco de redes de relaciones y medios de comunicación que empujan o marginan o condicionan esas decisiones, también
Se debe tomar encuenta la necesaria evolución de las sociedades a partir de la redefinición de familia que aludes.
Saludos
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