Autor:
Ma. Teresa Abirrached
Fernández
Publicado:
La Primera de Puebla, 22 de mayo de
2014
Una
noche cualquiera miramos el cielo despejado y descubrimos
que más allá de nuestro entorno cotidiano existe un mundo
maravilloso en perfecta conjunción. Si a esta vista se le añade el
aire fresco que emana de la naturaleza, entonces se puede decir
que estamos en armonía con nuestro ser y el mundo que nos
rodea. Si esta visión de la naturaleza nos hace tan felices, por
qué nos empeñamos en destruir los recursos que están a nuestro
alrededor
En las grandes ciudades rara vez miramos el cielo nocturno y
cuando lo hacemos es posible que la contaminación no nos deje
admirar la vastedad del Universo. Lo más lamentable es que nos
hemos acostumbrado a vivir de esta manera, conviviendo en una
selva de asfalto, entre humo y ruido de los automóviles.
Cuando se nos presenta la oportunidad de visitar una comunidad
natural como lo son un bosque, una selva o un pantano, no
alterados por la acción humana, sentimos emoción al descubrir
un universo de seres vivos, de colores, de movimiento, de
sonidos, de olores y sensaciones mucho más hermosas de lo que
imaginamos. Sin embargo, el mundo natural está siendo
modificado, destruido a tal velocidad que cada vez menor
número de personas tendrá la posibilidad de disfrutarlo.
La presencia de cada planta y cada animal que constituyen una
comunidad natural es consecuencia de un conjunto de factores
del ambiente y de accidentes históricos que lo hacen único y
que se nos ha merecido la denominación de Patrimonio Natural
en diversas áreas de nuestro país.
México, como fragmento de las tierras emergidas de la corteza
terrestre, reúne una serie de características excepcionales para
que su mosaico de comunidades naturales sea particularmente
variado y sorprendente desde todos los puntos de vista: desde
los desiertos más áridos hasta las selvas y pantanos más húmedos,
desde los matorrales tropicales más cálidos hasta las montañas con nieves eternas.
que más allá de nuestro entorno cotidiano existe un mundo
maravilloso en perfecta conjunción. Si a esta vista se le añade el
aire fresco que emana de la naturaleza, entonces se puede decir
que estamos en armonía con nuestro ser y el mundo que nos
rodea. Si esta visión de la naturaleza nos hace tan felices, por
qué nos empeñamos en destruir los recursos que están a nuestro
alrededor
En las grandes ciudades rara vez miramos el cielo nocturno y
cuando lo hacemos es posible que la contaminación no nos deje
admirar la vastedad del Universo. Lo más lamentable es que nos
hemos acostumbrado a vivir de esta manera, conviviendo en una
selva de asfalto, entre humo y ruido de los automóviles.
Cuando se nos presenta la oportunidad de visitar una comunidad
natural como lo son un bosque, una selva o un pantano, no
alterados por la acción humana, sentimos emoción al descubrir
un universo de seres vivos, de colores, de movimiento, de
sonidos, de olores y sensaciones mucho más hermosas de lo que
imaginamos. Sin embargo, el mundo natural está siendo
modificado, destruido a tal velocidad que cada vez menor
número de personas tendrá la posibilidad de disfrutarlo.
La presencia de cada planta y cada animal que constituyen una
comunidad natural es consecuencia de un conjunto de factores
del ambiente y de accidentes históricos que lo hacen único y
que se nos ha merecido la denominación de Patrimonio Natural
en diversas áreas de nuestro país.
México, como fragmento de las tierras emergidas de la corteza
terrestre, reúne una serie de características excepcionales para
que su mosaico de comunidades naturales sea particularmente
variado y sorprendente desde todos los puntos de vista: desde
los desiertos más áridos hasta las selvas y pantanos más húmedos,
desde los matorrales tropicales más cálidos hasta las montañas con nieves eternas.
La variabilidad genética, el paso del tiempo y otros factores han
permitido la evolución de seres vivos originarios de este lugar.
Mejor conocidas por los biólogos como especies endémicas, que
según la RAE son los animales o vegetales propios y
exclusivamente de una determinada zona.
Puebla posee varias reservas ecológicas, como la Atlixcáyotl y la
zona nororiente, donde se ubica el Parque Flor del Bosque,
refugio de diversas especies animales y vegetales, en los que se
promueve una cultura de amor por la naturaleza.
Sin embargo, esta riqueza natural de nuestro país está en riesgo
por la acción del hombre, en el afán de construir ciudades
modernas, con tecnología en comunicaciones y vialidades, pero
que no respetan la biodiversidad, por lo que en algunos puntos
del territorio mexicano, la vegetación y la fauna natural han
desaparecido casi totalmente.
Entonces, ¿es la acción humana la que provoca el deterioro del
ambiente? La explosión demográfica ha provocado la necesidad
de vivienda, siendo inminente la destrucción de los bosques,
selvas y de los animales que en ella habitan, afectando el
entorno en el que nos desarrollamos, nuestro hábitat y, por
ende, nuestra salud.
La preocupación por la conservación de la naturaleza es un
fenómeno nuevo en la sociedad mexicana, que afortunadamente
se extiende cada día a sectores más amplios de la población y
que ha llevado a la creación de leyes proteccionistas del
ambiente, como son la declaración de reserva territorial y la
protección de especies endémicas.
La conservación se logra con acciones concretas, siendo la
educación el tema fundamental. Es en el seno de la familia donde
se deben inculcar los valores de respeto y cuidado del ambiente,
aplicando las 3R (reduce, recicla y reúsa) en el tratamiento de
los desechos del hogar.
Campañas que promueven el cuidado de la naturaleza como la
más reciente de Grupo Acir (Ecoacir) y otros esfuerzos
permanentes realizados en diversas instituciones como la Ibero
Puebla, a través del Programa Interdisciplinario del Medio
Ambiente (PIMA), buscan acercar a la población los mecanismos
para reciclar y conservar la naturaleza.
Una civilización no es más avanzada por el desarrollo de las
telecomunicaciones o infraestructura, lo es en la medida que ha
incorporado los nuevos satisfactores y formas de convivencia de
manera armónica con el ambiente, respetando los ecosistemas y
tomando decisiones conscientes y responsables.
Finalmente, como dice la campaña: tú, qué haces para cuidar el
ambiente. La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com
Sus comentarios son bienvenidos
permitido la evolución de seres vivos originarios de este lugar.
Mejor conocidas por los biólogos como especies endémicas, que
según la RAE son los animales o vegetales propios y
exclusivamente de una determinada zona.
Puebla posee varias reservas ecológicas, como la Atlixcáyotl y la
zona nororiente, donde se ubica el Parque Flor del Bosque,
refugio de diversas especies animales y vegetales, en los que se
promueve una cultura de amor por la naturaleza.
Sin embargo, esta riqueza natural de nuestro país está en riesgo
por la acción del hombre, en el afán de construir ciudades
modernas, con tecnología en comunicaciones y vialidades, pero
que no respetan la biodiversidad, por lo que en algunos puntos
del territorio mexicano, la vegetación y la fauna natural han
desaparecido casi totalmente.
Entonces, ¿es la acción humana la que provoca el deterioro del
ambiente? La explosión demográfica ha provocado la necesidad
de vivienda, siendo inminente la destrucción de los bosques,
selvas y de los animales que en ella habitan, afectando el
entorno en el que nos desarrollamos, nuestro hábitat y, por
ende, nuestra salud.
La preocupación por la conservación de la naturaleza es un
fenómeno nuevo en la sociedad mexicana, que afortunadamente
se extiende cada día a sectores más amplios de la población y
que ha llevado a la creación de leyes proteccionistas del
ambiente, como son la declaración de reserva territorial y la
protección de especies endémicas.
La conservación se logra con acciones concretas, siendo la
educación el tema fundamental. Es en el seno de la familia donde
se deben inculcar los valores de respeto y cuidado del ambiente,
aplicando las 3R (reduce, recicla y reúsa) en el tratamiento de
los desechos del hogar.
Campañas que promueven el cuidado de la naturaleza como la
más reciente de Grupo Acir (Ecoacir) y otros esfuerzos
permanentes realizados en diversas instituciones como la Ibero
Puebla, a través del Programa Interdisciplinario del Medio
Ambiente (PIMA), buscan acercar a la población los mecanismos
para reciclar y conservar la naturaleza.
Una civilización no es más avanzada por el desarrollo de las
telecomunicaciones o infraestructura, lo es en la medida que ha
incorporado los nuevos satisfactores y formas de convivencia de
manera armónica con el ambiente, respetando los ecosistemas y
tomando decisiones conscientes y responsables.
Finalmente, como dice la campaña: tú, qué haces para cuidar el
ambiente. La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com
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