Autora: Mónica Palafox Guarnero, si quieres conocer más datos de la autora, haz click aquí
Publicado en Síntesis
Cuando
el niño nace, ya los padres han preparado un espacio dentro de la casa que está
destinado a albergarlo. Pero no basta con esto, es necesario, además, arreglar
la casa en forma adecuada para que pueda desarrollar sus actividades con
libertad y sin un exceso de prohibiciones.
No necesitaremos una casa especial, la
situación ideal es que disponga de un espacio en el que pueda movilizarse y
jugar sin peligro para él y las posesiones de los adultos, o los objetos valiosos
de la casa.
En los primeros meses de la vida
pasará la mayor parte del tiempo en su cuna y especialmente en los brazos de la
madre, pues como ya hemos visto, para desarrollarse normalmente, necesita de
este intercambio con ella; que lo arrullen, que lo mezan y que se juegue con él. Esto no significa de
ninguna manera tenerlo todo el día cargado. No es necesario para el niño, y por
otra parte la madre necesita disponer de tiempo para ella y para sus otras
actividades. Lo más saludable para él y
para la madre es una justa distribución entre la cuna y los brazos.
Teniendo ya algunos meses, puede ser de utilidad un corral
en donde dispondrá de más libertad de acción y movimientos pero no debe
convertirse en una cárcel, solo porque se sabe que ahí está seguro y cubierto de peligro.
Al comenzar a caminar, se convierte
en un observador atento y, sobre todo, en un explorador incansable. Explorará
todos los rincones de la casa y todos y cada uno de los objetos que en ella
existan. Lleva dentro de sí la chispa de explorar, la energía para hacerlo, y
es importantísimo que se le permita. La naturaleza lo ha dotado de ese interés
incansable para que aprenda, conozca y se familiarice con el mundo que lo rodea
y sus objetos. Así se irá haciendo una cabal idea de todo, a través de su
propia experiencia. Todo lo registra, todo lo toca, todo lo lleva a la boca, en
todo pone la mano. Por otra parte toda esta actividad le permite desarrollar
sus músculos, su cuerpo y su mente. Pero en los hogares hay muchas cosas de
valor, que el niño puede tirar o romper y muchos lugares que pueden resultar peligrosos.
Es por ello que surge la necesidad de preparar adecuadamente un cuarto para el
niño, donde no existen peligros, no objetos valiosos que cuidar para que el niño goce
de entera libertad de acción. Pero no es suficiente un cuarto, hay que preparar
el resto de la casa. Es injusto y poco saludable emocionalmente mantenerlo
reducido a un cuarto.
Las
experiencias de los primeros meses en el niño son la base de un adecuado
desarrollo físico y emocional, y estos pequeños detalles contribuirán para
ello.
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