Autor: Alexis Vera,datos del autor haz click aquí
Publicado: e-consulta,
03 de junio de 2013
Desarrollarse como líder, directivo o gerente de
una organización es todo un arte. Nadie nace sabiendo dirigir, todos los
líderes se hacen, aunque algunos tengan ciertas cualidades natas que les
ayudan, nadie está dotado desde el nacimiento con todo lo que se requiere para
ser un buen líder. Así pues, los autores Hogan y Warrenfeltz desarrollaron en
2003 el “Modelo de Dominio” del desarrollo ejecutivo que explica que la base
del crecimiento como líder o gerente de una organización está en las
habilidades intrapersonales, es
decir, aquellas relacionadas con el manejo de uno mismo. En efecto, para
aspirar a ser un buen dirigente de otros, primero debemos aprender a conducir
nuestra propia vida.
Pero el desarrollo ejecutivo no sólo es relevante
para los gerentes y directores en empresas y organismos de gobierno. Todos como
adultos requerimos desempeñarnos como líderes u organizadores de un grupo
humano con fines productivos en algún ámbito o esfera de nuestra vida.
Un modelo de desarrollo directivo
De acuerdo con Hogan y Warrenfeltz, cualquier
ejecutivo con cargos gerenciales debe desarrollar cuatro áreas (o dominios) a
lo largo de su vida para desempeñarse efectivamente como directivo en una
organización o empresa. En la siguiente figura, se presentan dichos dominio
jerarquizados según su dificultad para desarrollar .
El Modelo de Dominio
de las habilidades directivas
(Hogan y Warrenfeltz)
Entre más cerca de la base se encuentren las
habilidades, más difíciles de desarrollar. Aquellas que se se ubican en
dominios superiores se basan en las habilidades de los dominios inferiores.
Así, las competencias más importantes del desarrollo directivo y las más
difíciles de adquirir son las intrapersonales
que, como mencioné en el párrafo inicial, son aquellas que me ayudan a
manejar mi propia vida. Por ejemplo: autoregulación de las emociones,
autoconocimiento, motivación, autocrítica, etc. Las segundas en importancia,
las interpersonales, son aquellas
competencias que me facilitan la relación con las demás personas, por ejemplo:
empatía, adaptabilidad, humildad, lenguaje asertivo, orientación al servicio,
etc. El tercer conjunto de habilidades (liderazgo)
se refiere a todas aquellas que me hacen competente en la conducción eficaz de
grupos, por ejemplo: visión, desarrollo de personas, persuasión, reconocimiento
de logros, inspiración de los demás, coaching, etc. Finalmente, las habilidades
de negocios son todas aquellas que típicamente se enseñan en las universidades
y que generalmente son de carácter técnico, por ejemplo: planeación,
presupuestación, finanzas, mercadotecnia, investigación de operaciones,
estadística, estrategia, etc.
Todos como adultos tenemos en algún grado
desarrollados por lo menos los tres primeros dominios porque estos se aprenden
básicamente a través de la socialización, aunque sea de manera rústica. Sin
embargo, para ser buenos gerentes o directivos hay que perfeccionarlos, en
especial el dominio intrapersonal. Lo
paradógico es que casi todas las instituciones educativas ponen más énfasis en
el desarrollo del dominio con menor importancia relativa: el de las habilidades
de negocios.
El desarrollo continuo
Ningún líder, jefe o gerente es producto terminado.
Todos los que tenemos bajo nuestra responsabilidad la conducción de algún grupo
de personas hacia un fin deseado (puede ser incluso hasta la propia familia)
tenemos también el deber moral de seguirnos educando como líderes; y el paso
número uno es ser mejor líder para sí mismo. Afortunadamente existen muchas
técnicas que pueden ayudar en tal tarea; desde cursos de formación continua
hasta retiros espirituales, pasando por otras actividades como la introspección
para revisar las emociones que tuve durante la jornada, con la finalidad de
entender qué me provocó más alegría y esperanza en la jornada, qué me
entristeció o enojó, etc. Éste, es un ejercicio de autoconocimiento que sienta
las bases de la tan llevada y traída inteligencia emocional que, evidentemente,
es uno de los fundamentos intrapersonales
del desarrollo gerencial.
Las organizaciones de hoy son crecientemente
complejas y las personas que en ellas laboramos estamos cada vez más
capacitados, por lo tanto, nos convertimos en sujetos más difíciles de liderar.
Hoy día ya no es aceptable que un jefe simplemente diga hazlo porque lo digo
yo. Si el líder en verdad quiere crear una organización competente, debe
convencer -no vencer- a la gente que tiene a su cargo. Mi blog:
veraalexis.wordpress.com Twitter @veraalexis
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