Autor: Alejandro Ortiz Cotte
Publicado: lado B, 04 de diciembre de 2013
Parte I de III
Para comprender mejor el impacto que han tenido las
acciones emprendidas por el Papa Francisco debemos enmarcarlas desde la
historia. Jorge Mario Bergoglio nacido un 17 de diciembre de 1936 en Buenos
Aires, Argentina, ordenado el 13 de diciembre de 1969 como sacerdote jesuita,
nombrado obispo el 27 de junio de 1992, fue elegido, como el papa número 266 en
la historia católica, el 13 de marzo del 2013 tomando el nombre de Francisco.
Desde entonces el Papa Francisco ha realizado
gestos que han llamado mucho la atención, tanto a la feligresía católica como a
cualquier observador social. El objetivo de estas líneas es brindar contextos
históricos para que cada lector juzgue qué tan grande, qué tan necesaria o qué
tan novedosa han sido las acciones realizadas en este periodo papal que va a
cumplir 9 meses.
Invierno eclesial. Lo primero que debemos entender
es que venimos de dos papados muy conservadores, el de Juan Pablo II y el de
Benedicto XVI, ambos con una postura eclesial y teológica peleada con el
"mundo" y sobre todo con los avances de la modernidad. Desde hace 35
años (27 años de Juan Pablo II y 8 años de Benedicto XVI) la iglesia católica
se ha cerrado a ver la dinámica religiosa contemporánea, leyendo la realidad
centrada en sí misma y siendo ella misma su única referencia válida para
discernir la verdad; se ha considerado y proclamado como Madre y Maestra y
pocas veces como hija y aprendiz; ha formado a sus seminaristas, sacerdotes y
religiosos de la manera más conservadora que ha podido, cerrando a la vez los
centros de formación teológica y seminarios progresistas que podían haberle
ayudado a una acción pastoral más congruente y más profética para estos tiempos
actuales; ha nombrado a obispos más por sus virtudes de fidelidad y obediencia
ciega, que por su inteligencia y apertura; castigando, callando y prohibiendo
el pensamiento de los grandes teólogos y de las grandes teólogas, impidiendo
dar sus cátedras en cualquier espacio o medio católico. Promoviendo una postura
rígida, cuadrada, cerrada, medieval frente al mundo moderno y a sus dilemas
éticos; defendiendo los derechos humanos en la sociedad pero solapando y
encubriendo abusos sexuales y corrupciones al interior de la Iglesia. En este
tiempo prevaleció la censura, la mordaza, la persecución, el silencio inocente,
la humillación patente. Con razón se le ha denominado a esta etapa
"invierno eclesial". Ahora se puede entender por qué las acciones del
Papa Francisco han resultado tan refrescantes, tan llenas de aires nuevos en un
contexto inquisitorial de la iglesia. Se ha cuidado mucho en maldecir y en
perseguir como sus antecesores, ha pedido una iglesia abierta, profética,
misionera, atenta a los signos de los tiempos. El año próximo se realizará el
Sínodo sobre la familia y para tomar en cuenta la realidad ha mandado a sus
obispos y a la feligresía toda, un cuestionario bastante ambicioso que brinde
la información que se necesita para comprender la complejidad de las familias
actuales que necesitan una mirada teológica y pastoral muy diferente a la actual.
Este acto ha sorprendido a muchos. Pero resulta muy gratificante que el obispo
de Roma pida nuestra opinión para un tema muy importante. Será otra cosa como
se reúne, se sistematiza y se analiza toda la información recibida. Algunos han
dicho que con este papa se está inaugurando una nueva primavera eclesial.
Lo mediático. El uso de los medios de comunicación
ha sido gradual en la historia eclesial católica. Para papas que salían poco o
nada de sus recintos pontificios, como Pío XII, la radio era un excelente medio
de llegar a muchos lugares lejanos. Pero el maestro de los medios fue Juan
Pablo II. Un papa con fuerza para viajar, con claridad mental, políglota con
fluidez en más de diez lenguas, teatral en el mejor sentido de la palabra (es
decir haciendo gestos y movimientos atrapando un auditorio masivo) y con mucho
carisma, hizo que la Iglesia católica a partir de 1978 volviera a colocarse
como protagonista en el mundo geopolítico de ese entonces. Benedicto XVI, aun
siendo una persona con poco carisma, supo utilizar adecuadamente la inercia de
los medios para seguir expresando masivamente su mensaje. Por ello cuando se
pregunta si el papa Francisco es producto de lo mediático creo que se desconoce
la historia reciente de la iglesia católica. Ella comprendió, rápido y bien, la
fuerza que dan los medios de comunicación desde hace mucho. Ahora con el Papa
Francisco se sigue el camino aprendido y se está abriendo al uso de las redes
sociales y el internet. (Por cierto su twitter es @pontifex_es por si quieren
seguirlo) Francisco sabe que si se quiere dar una imagen diferente de la
iglesia no basta hacer acciones distintas sino mostrarlas al mundo entero.
Siempre será arriesgada esta estrategia secular pero los resultados (masivos,
potentes) valen la pena. Pero su mayor fuerza es su propio testimonio y eso
parece que es la novedad. Que un papa hable de la pobreza no es una gran
sorpresa, pero resulta realmente sorprendente cuando no sólo habla de la
pobreza sino que la vive y la promueve, luchando contra la lógica predominante
de los obispos de vivir como príncipes. El estilo de vida que tiene el papa
actual y sus mensajes coherentes con la pobreza y hacia los pobres (como el
llamado ahora "evangelio de Lampedusa") no deberían ser sorpresas o
buenas noticias sino exigencias mínimas para quien ostente el cargo de obispo y
más si es el de Roma. Nos acostumbramos a un estilo ostentoso, imperial y poco
evangélico de ver a los obispos rodeados de lujo, creo que con el Papa
Francisco hemos vuelto a la normalidad y no al revés.
Universidad Iberoamericana
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