Publicado: lado B, 19 de marzo de 2014
Se
habla mucho de liderazgo pero ¿qué hace un buen líder? ¿Hace lo mismo un líder
que un gerente o directivo? ¿Por qué hay tantas personas que no dan resultado
como jefes?
El
liderazgo y la función directiva son cosas distintas. Un buen director puede no
ser buen líder y viceversa. En este texto hablaremos de director, gerente o
alto ejecutivo de manera indistinta, y lo distinguiremos del rol que tiene el
líder. A excepción de este último, cualquiera de los tres papeles anteriores
tiene la función de hacer que una organización (sin importar su naturaleza),
logre los propósitos para los cuales fue creada. Es decir, el director o
gerente tiene fines ejecutivos, y por ello entendemos fines de logro; logro de
objetivos y metas necesariamente medibles y verificables. Por otra parte, el
papel del líder es relativamente distinto en tanto que su principal aportación
social es inspiración y guía. Un buen líder es alguien que sabe hacia dónde
deberían moverse las cosas y es capaz de inspirar a otros a seguirle. Un líder
confía menos en el control y supervisión y confía más en su capacidad de
arrastre; el director necesita controlar y supervisar de alguna manera para
hacer bien su trabajo. Con esto no quiero decir que las organizaciones
necesiten líderes y no directores; creo que tal noción es muy romántica pero
poco realista. Las organizaciones necesitan ambos: líderes y directores.
Históricamente
hemos tendido a idealizar la figura del líder, como si tuviese un ángel o un
karma que todo lo arregla como por arte de magia. Mitificamos líderes como si
fuesen casi dioses; como si tuviesen poderes sobrenaturales para transformar la
realidad. Sin embargo, lo que me parece cierto es que, como afirmó alguna vez
Peter Drucker (gurú de la administración contemporánea), las organizaciones
necesitan sobre todo buenos ejecutivos, es decir, personas que hagan que las
cosas sucedan conforme al plan (o sin mucha desviación de éste). Si además de
buenos ejecutivos son buenos líderes, entonces tenemos una verdadera joya
porque se trata de esos casos raros donde las metas se logran pero a través de
alta inspiración en los equipos de trabajo, y no del control y autoritarismo
(por simplificar el tipo de gestión que generalmente hacen muchos altos
ejecutivos en una cultura como la latina).
Toda
organización, sin importar el sector donde se encuentre, sin importar si tiene
o no fines lucrativos, es un ente económico y, como tal, debe administrar
recursos que son escasos. No importa que la organización, empresa o institución
tenga fines sociales (no lucrativos), para lograr dichos fines debe administrar
tiempo, materiales, dinero, etc., todos ellos recursos escasos porque no hay en
este mundo recursos ilimitados. Es básicamente por esta premisa que toda
organización requiere, ante todo, un ejecutivo (no un líder). Porque el buen
ejecutivo busca la eficacia (lograr objetivos) y la eficiencia (con el menor
desperdicio de recursos posible); tiene un enfoque meramente administrativo
pero esto permite a cualquier organización la sostenibilidad.
El
líder, por su lado, busca grandes fines también pero a través de grandes
medios. Su enfoque no es la eficiencia sino la transformación. Peter Drucker
decía que administración (management) es hacer las cosas bien y liderazgo es
hacer lo que está bien. Evidentemente, una organización se beneficiará más si,
además de un director, tiene en la misma persona a un líder. El gerente o
director gestiona recursos, el líder provoca cambios de valor para la
organización. Ambas funciones son requeridas en la empresa o institución
moderna. No se trata de esto “o” esto otro, sino de esto “y” esto otro. Por eso
es que los altos ejecutivos tienen tanta presión hoy día; se espera mucho de
ellos… Ya no basta ser un buen líder o simplemente un buen administrador, la
mayoría de las organizaciones, para sobrevivir de manera sostenible, requieren
ambas cualidades en la misma persona.
Muy
resumidamente, y con el riesgo que conlleva toda simplificación, expongo a
continuación lo que caracteriza a un buen directivo (ejecutivo) y a un buen
líder.
Algunas
de las características sobresalientes del buen directivo (ejecutivo):
Siempre
se pregunta qué se necesita hacer.
Siempre
se pregunta qué es lo mejor para la organización (no para él ni para sus
amigos, sino lo mejor para la empresa o institución).
Delega
y da seguimiento.
Comunica
efectivamente las decisiones tomadas.
Algunas
de las características sobresalientes del buen líder:
Tiene
visión amplia
Conduce
su propia vida con libertad, responsabilidad y autorregulación.
Sostiene
fácilmente relaciones cordiales y productivas con los demás.
Es
capaz de inspirar a otros con su ejemplo y visión.
Es
competente para integrar y conducir equipos.
Propicia
el cambio y se adapta relativamente fácil a nuevas situaciones.
Las
organizaciones de hoy requieren dirigentes que estén a la altura de nuestros
tiempos y, además, necesitan empezar a desarrollar hoy a los dirigentes que
requerirán mañana; porque nadie nace competente en ambos roles.
El
autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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