Publicado: Puebla
on Line, 16 de abril de 2013
Algún día me topé en un libro de psicología con
esta definición del concepto de “éxito” que me pareció muy práctica: “éxito es
haber logrado aquello que determinaste que harías”. Es decir, para ser exitosos
debemos, en primer lugar, saber a dónde queremos ir y, en segundo, llegar ahí.
Ser exitoso no implica necesariamente tener más dinero o más cosas como
sugieren los anuncios de la tele o como sugieren nuestras amistades mejor
acomodadas económicamente. En realidad, todos somos exitosos (quizás unos más que
otros) pero todos hemos logrado alguna vez lo que nos hemos propuesto. El
problema que frecuentemente tenemos es que no sabemos a dónde queremos ir y,
por lo tanto, no estamos seguros de lo que queremos lograr.
Una vez que se tiene cierta claridad sobre el
horizonte de búsqueda, nos podemos preguntar: ¿qué me hace falta para lograrlo?
¿qué se interpone en mi camino? Y, si somos honestos, casi siempre podemos
descubrir que muchos de los obstáculos que vemos son imaginarios; no existen
más que en nuestra mente y corazón, no en la realidad. Somos buenos
saboteándonos a nosotros mismos. Cuando tenemos creencias que nos obstaculizan
el camino para llegar a donde queremos, entonces tenemos creencias limitantes.
Una creencia limitante (CL) es una noción, casi siempre
inconsciente, que nos bloquea, nos disminuye o nos imposibilita actuar; nos ata
las manos o las piernas; acoraza nuestro corazón; cierra nuestra mente;
paraliza e inhabilita al sujeto para actuar y cambiar su realidad. “No
soy bueno con los números”; “no me puedo levantar temprano”; “todos los hombres
son iguales”... Son frases que indican que puede haber creencias limitantes en
el fondo. Una CL es como un iceberg: sólo se asoma a la superficie un pedacito,
la parte más grande yace en el fondo y no se ve fácilmente.
Cada vez que nos autocalificamos a nosotros mismos
diciendo “no puedo”, “no soy” (o “sí soy”) tal o cual cosa, entonces puede ser
que existan creencias limitantes que obstaculizan mi éxito personal. Para saber
si una autocalificación es o no CL, podemos hacernos las siguientes preguntas
(o podemos hacérselas a alguien a quien queramos ayudar a identificar sus
propias creencias limitantes): ¿quién te dijo que eres (o no eres) así?, ¿a
dónde está escrito? ¿no puedes o no quieres? ¿no eres o no quieres ser?, entre
otras preguntas que ayuden a clarificar si la idea está basada en cuestiones
fácticas, sólidas, reales, o son sólo conclusiones mal fundadas derivadas de
alguna experiencia negativa en el pasado.
Hay una frase de Jim Rohn, conferencista y
motivador estadounidense, que me gusta mucho: “Si realmente quieres hacer algo,
encontrarás un camino. Si no, encontrarás un pretexto”. Las creencias
limitantes funcionan a veces como pretextos para no hacer las cosas; para no
arriesgar; para no cambiar; para no salir de la zona de confort y alcanzar el
éxito que queremos.
La buena noticia es que una CL puede ser removida o
transformada. Esto lo podemos hacer solos o con ayuda de alguien (amigo,
psicoterapeuta, coach, maestro, etc.). Un método eficaz para cambiar creencias
limitantes es el uso de preguntas poderosas: ¿cómo puedes cambiar esa
idea/visión/paradigma/creencia?, ¿te sirve tenerla?, ¿qué te aporta?, ¿qué vas
a hacer para cambiarla?, ¿cuál va a ser tu primer paso? ¿cuándo lo vas a dar?
Una vez que hemos identificado la creencia
limitante y que hemos decidido cambiarla, hay que hacer un plan de acción
específico y sencillo que nos ayude a transformarla en creencia potenciadora.
Por ejemplo, para pasar de “mis compañeros son unos tontos” a “mis compañeros
piensan diferente que yo porque son seres humanos diferentes y eso es
enriquecedor para el grupo”, podría servir como ejercicio el encontrar siempre
algo favorable en todo lo que digan los demás o, como dijo San Ignacio,
“siempre salvar la proposición del otro”. Aunque me moleste lo que mi compañero
ha dicho o aunque me parezca tonto, inoperante, inútil, innecesario, etc.,
siempre debo preguntarme: ¿qué sí me parece valioso de lo que dice?
El trabajo con creencias limitantes es profundo y complejo
(casi siempre requiere ayuda profesional) pero eventualmente sí se pueden
cambiar. Sin embargo, no hay ayuda que funcione si no hay un corazón abierto a
cambiar y disposición a trabajar consigo mismo. Es decir, el primer paso es la
apertura interna y, el segundo, intentar ser coach de uno mismo haciéndonos
preguntas poderosas constantemente porque difícilmente vamos a encontrar afuera
la fórmula para cambiar interiormente. Mi blog: http://veraalexis.wordpress.com
Twitter: @veraalexis.
*El autor es profesor de la Universidad
Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en:
http://circulodeescritores.blogspot.com.
Sus comentarios son bienvenidos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario