Autora:
Marisol Aguilar Mier
Publicado:
Síntesis Puebla, 24 de marzo de 2013
Se
ha escrito y opinado mucho sobre el tema de la Reforma Educativa y más aún,
sobre la detención de Elba Esther Gordillo. Y a sabiendas de que hoy los
reflectores apuntan a la discusión de otras reformas, aún hay mucho por
reflexionar sobre lo que sigue después de la “caída” de uno de los personajes
más polémicos de las dos últimas décadas.
En
primer lugar, hay que darnos cuenta de que no habrá un cambio de fondo si no se
reestructuran los sindicatos magisteriales, pues tristemente ya pudimos ser
testigos de que reemplazar a un líder por otro, no es la solución.
Especialmente cuando la decisión obedece más a un asunto político que a un
verdadero interés por mejorar la educación. Y prueba de ello es una mujer que
sexenio a sexenio logró acumular poder y riqueza conformando una estructura
dañina, regida por una serie de prácticas que requieren de una transformación
urgente:
Corporativismo:
un sistema basado en el cacicazgo y en el “charrismo” sindical, con sus prebendas
y su opacidad, favoreciendo el
intercambio electoral y los favores políticos.
Corrupción
y falta de transparencia: carencia de procesos democráticos al interior del
sindicato en aras de “proteger su autonomía”, así como una reiterada negación a
la rendición de cuentas sobre el uso de las cuotas sindicales.
Función
del sindicato desvirtuada: en apego a una normativa obsoleta que otorga el SNTE
la facultad para contratar, formar, promover y despedir a los docentes de las
escuelas públicas, se ha generado un clima propicio para que la educación y su
calidad queden muy por debajo de los intereses particulares y partidistas del
sindicato.
El
impacto de todo ello en los resultados de la educación, como ya sabemos, es
desastroso. Pero además se ha dañado y desprestigiado la imagen del profesor, a
quien no ayuda el hecho de que las plazas magisteriales sean una mercancía que
se compra, se hereda o se vende ni tampoco las huelgas, los paros, los actos
violentos y la negación a la evaluación que dejan claro que la prioridad no son
los alumnos ni su educación. Con ello se afecta seriamente a quienes sí ponen
su mejor esfuerzo en el aula y laboran en condiciones precarias mientras los
recursos son despilfarrados por otros o bien, se emplean para fines personales.
De ahí la necesidad de lograr un cambio profundo en la cultura docente, en los
procesos formativos del magisterio y en los canales de participación de la
sociedad que permitan sumar esfuerzos, pues es necesario entender que ninguna
Reforma Educativa puede lograrse en contra de los profesores o sin su
participación y compromiso.
Esos
son sólo algunos de los retos que siguen, aunque ya nadie hable de ello y
aunque parezca que nuestras
preocupaciones se han esfumado al pensar en Elba Esther Gordillo tras
las rejas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario