Autor: Martín
López Calva, datos del autor haz click aquí
Publicado: Puebla
en Line, 24 de febrero de 2012
“Décadas
de ministros de Educación analfabetos, estúpidos o cobardes han hecho que los
españoles confundan espíritu crítico con pataleo…Nos han convertido en un país
amotinado y acrítico…” Así tuiteaba este domingo el escritor Arturo Pérez
Reverte su opinión sobre el efecto de una educación con deficiencias en el
desarrollo de un pensamiento crítico auténtico en las nuevas generaciones de
españoles.
No es lo mismo espíritu crítico que pataleo o pensamiento
crítico que descalificación o amotinamiento. El verdadero espíritu crítico es
el que se muestra en los juicios fundamentados y razonables sobre una realidad
que se ha comprendido adecuadamente a partir de información suficiente y
relevante.
El pensamiento crítico, dice Mathew Lipman, creador del método
de Filosofía para niños, tiene tres características fundamentales: Es
autocorrectivo, es sensible al contexto y se sustenta en parámetros o criterios.
Un pensador realmente crítico siempre
empieza por la autocrítica, es decir, por la revisión de sus propias
afirmaciones e ideas para analizar su validez y veracidad y corregirlas cuando
es necesario.
Por otra parte, un buen pensador crítico se muestra siempre
sensible al contexto, de tal modo que se pregunta continuamente por la
pertinencia del momento y el modo en que va a hacer sus planteamientos,
buscando siempre la asertividad para que los argumentos y cuestionamientos que
expresa tengan un efecto transformador en su entorno.
Finalmente, el espíritu crítico se manifiesta en juicios,
argumentos y preguntas que expresan con claridad el parámetro o criterio desde
el cual se afirman, sabiendo que no hay ningún punto de vista único y absoluto
sino que toda realidad tiene siempre varias perspectivas desde las cuales puede
ser conocida y analizada.
Todos estos elementos vienen a colación a partir de los
tuits de Pérez Reverte porque tal parece que la educación mexicana adolece de
lo mismo que señala este destacado escritor y periodista en el caso español. En
efecto, la realidad nacional reciente da muestras de que estamos en una
sociedad “acrítica y amotinada”, una sociedad que confunde “espíritu crítico
con pataleo”.
El viernes 24 de febrero se estrenará en las pantallas de
nuestro país el documental “De panzazo”, dirigido por Juan Carlos Rulfo y
Carlos Loret de Mola. En días recientes se han tenido solamente algunas
funciones de prestreno para públicos selectos. Uno de estos prestrenos fue el
que se hizo con los socios del Consejo Mexicano de Investigación Educativa y
otro muy publicitado, el que se realizó con personalidades de la política y la
cultura.
En el portal periodístico “Educación a debate” se publicaron
en días pasados una reseña muy puntual sobre el diálogo sostenido entre los
productores (Mexicanos primero) y directores de la película y los
investigadores educativos que acudieron al prestreno y una excelente reseña del
documental, escrita por el Dr. Pedro Flores Crespo. Ambos textos muestran con
claridad la lucidez fruto del espíritu crítico de los investigadores, que con
distintos matices y tendencias ideológicas criticaron lo presentado en De
panzazo.
Sin embargo tanto en el portal referido como en las redes
sociales se ha desatado una creciente reacción que descalifica el documental a
priori. Un gran número de personas ha publicado entradas en Facebook y Tuiter
dando por hecho que se trata de una obra “amarillista”, tendenciosa, con
“visión empresarial”, etc. Y que por el simple hecho de que uno de sus
directores –que es autor del guión y
narrador- trabaja en Televisa, el documental es un producto de una
especie de conspiración para denostar a los maestros mexicanos.
En la mayoría de ellos se plantea una explícita pero poco fundamentada
descalificación del documental por estar protagonizado por un empleado de
Televisa –lo que hace que la película no necesite ser vista y se dé por hecho
que es mala- que es la responsable de la tragedia educativa nacional y quiere
culpar a los “pobres maestros, directores, padres de familia, alumnos,
autoridades educativas y lideresa sindical” de los malos resultados de nuestra
educación.
Indudablemente los medios de comunicación y el duopolio
televisivo tienen muchos elementos cuestionables. Sin embargo, llama la
atención esta ola de descalificación y pataleo disfrazado de espíritu crítico
porque la mayoría de quienes se han manifestado en contra en las redes sociales
ni siquiera ha visto “De panzazo”.
Una buena crítica tendría que venir de la experiencia de ver
el documental, analizarlo, entender la realidad que ahí se refleja y
preguntarnos seriamente qué tan real es eso que vemos en la pantalla y qué
cosas pueden ser falacias o afirmaciones no sustentadas. Para ello, habrá que
ver De panzazo.
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