Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: en lado B, 20 de
marzo de 2012
Hoy en día se
han puesto en boga los procesos de aprendizaje a través de plataformas
educativas y estos son llamados “cursos online”. Incluso en el mundo han
surgido ya varias instituciones de educación superior a distancia; sin embargo,
muchas personas se preguntan si realmente se aprende en estos procesos en donde
la interacción con el profesor y otros alumnos es significativamente más baja
que en los procesos presenciales.
Las
plataformas educativas como Moodle o Blackboard han dado las herramientas
virtuales para lograr estos procesos en línea, dichas plataformas tienen una
serie de recursos y actividades que permiten que los alumnos desarrollen las
acciones que se requieren para lograr el aprendizaje. Además los profesores
organizan los cursos de tal modo que puedan ser amigables y atractivos a los alumnos.
Entre los
recursos se encuentra la posibilidad de subir archivos o establecer ligas para
otros documentos, páginas de internet, videos, etc., es decir el profesor puede
utilizar una gran diversidad de elementos para favorecer que los alumnos
comprendan algún concepto o proceso. Además siempre hay la posibilidad de que
los alumnos suban sus entregas y las plataformas dan la posibilidad de
establecer tiempos para que todo mantenga un orden. En cuanto a las actividades
hay unas muy conductistas y lineales como los cuestionarios, las encuestas e
incluso algunas versiones de los exámenes. Hay otras muy constructivistas como
las wiki, los foros, los chats, los glosarios, entre otros.
Entre unas
actividades y otras un profesor puede ir favoreciendo el aprendizaje y lograr
que sus alumnos interactúen con él o ella, con sus compañeros o con ambos. Por
supuesto y como su nombre lo dice, el proceso es en línea, así que no hay un
acercamiento físico entre alumnos, ni entre alumnos y profesores; sin embargo,
se va entrando en relación entre todos a través de las actividades. Esta es una
de las razones por la que los detractores de los procesos en línea sostienen
que el aprendizaje no se logra.
Los que están
a favor le ven muchas ventajas, por ejemplo, primero y muy importante, cada
quién puede llevar su propio ritmo; segundo, cada quien trabaja a la hora que
puede o que más le conviene, es decir, los procesos son asincrónicos; tercero,
existe la certeza de que cada quién hará lo que le corresponde, pues
normalmente no hay una cercanía entre los alumnos para que unos y otros se
copien. Cada quien trabaja desde la comodidad de su hogar y todos van
aprendiendo.
Yo aún no tomo
una postura. Este semestre por primera vez armé un curso en línea y he estado
trabajando en él. Realmente me ha representado un reto profesional, pues por
casi veinticinco años he dado clases en un aula limitada por el espacio y el
tiempo horario que marca el ritmo de una institución. Con esta nueva tendencia,
todo esto se ha roto, no hay espacio físico, no hay tiempos rígidos. El proceso
de aprendizaje es sumamente flexible.
El curso
virtual que estoy impartiendo me ha significado un esfuerzo permanente, primero
para armarlo y dejarlo listo para que todos los involucrados usemos la
plataforma. Sin embargo, no es atractivo pues sólo he subido materiales y
abierto ligas para las actividades, sin darle una organización más vistosa. No
he podido romper el esquema del tiempo, así que cada semana hacemos actividades
particulares y cada semana evalúo esas actividades, es decir todos vamos al
mismo ritmo. He tenido que afinar la forma en que doy instrucciones pues me he
ido dando cuenta que darlas por escrito es otra cosa.
Por otro lado
me ha sido cómodo pues no tengo que trasladarme al aula y dejar de hacer lo que
comúnmente debo hacer, sino que diariamente le doy un tiempo a revisar la
plataforma para ver cómo mis alumnos están trabajando. Me detengo a escribirle
a alguna persona que veo que no comprendió la actividad o que se ha tardado en
su entrega.
Cuando se ha cumplido el tiempo de alguna espera evalúo y califico,
pero eso no siempre me toma el mismo tiempo. Me he sentido más libre, menos
presionada.
Pero ahora
veamos, ¿mis alumnos han aprendido? El curso no ha terminado y tal vez me
equivoque y me parece que sí han aprendido; estamos desarrollando un proyecto
final en el que cada alumno ha establecido el tema y el desarrollo de éste, yo
sólo he puesto las pautas. Las entregas parciales han sido interesantes y
significativas, creo que ellos están mostrando sus aprendizajes a través de
estos proyectos porque utilizan varias de las reflexiones que hemos tenido en
los foros, o han modificado algún instrumento a utilizar por lo señalado en
algún chat. Además yo no soy la única que explica o la única que “sabe”, todos
hemos ido aportando cosas al conocimiento. Y lo único que se requiere para
tener éxito en uno de estos cursos, es que pongas en juego todos tus recursos
personales, es decir, tu responsabilidad, tu capacidad de comprensión lectora,
así como tu lectura crítica, tu apertura al diálogo, tu capacidad para
comunicar tus ideas por escrito y todo lo que se requiera para desarrollar las
actividades del curso. Se requiere ser autogestivo.
Entonces,
¿realmente se aprende en un proceso de aprendizaje en línea?, creo que eso
depende de qué tan autogestivo seas.
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