lunes, mayo 21, 2012

Delirando el futuro de la comunicación


Autor: Ramón Felipe Tecólt González
Publicado: Puebla on Line, 16 de mayo de 2012

     El hombre es Dios, está en todas partes, puede ser cualquiera, sabelotodo, este es el nuevo mundo de Prometeus. Todo empezó con la revolución de los medios masivos con Internet al final del siglo pasado. Todo lo relacionado con los viejos medios se desvaneció: Gutenberg, los derechos reservados, la radio, televisión, publicidad. El viejo mundo reacciona con más restricciones para los derechos reservados, nuevas leyes para las copias ilegales; Napster, la compañía de música "punto a punto" es demandada. Al mismo tiempo la radio gratuita por internet aparece; TiVO, la televisión por internet, permite a los televidentes evitar los comerciales; el Wall Street Journal aparece en línea y Google lanza Google News. Todos los días millones de personas leen Ohmynews, el mayor periódico en línea escrito por miles de periodistas; Flickr se vuelve el repositorio más grande en la historia de la fotografía; YouTube lo es para videos. El poder a las masas. Una nueva figura emerge, el prosumer. Productor y consumidor de información, cualquiera puede ser un prosumer. Los canales de noticias están disponibles en Internet, los blogs se vuelven más influyentes que los medios mismos, los periódicos son distribuidos gratuitamente, la Wikipedia es la más completa enciclopedia de todos los tiempos en la historia de la humanidad.
     En el 2007 la revista LIFE cierra, el New York Times vende su televisora y declara que el futuro es digital, la BBC sigue el ejemplo. En las principales ciudades del mundo la gente está conectada gratuitamente, millones de personas se están acostumbrando a los infinitos mundos virtuales de Internet, una persona puede tener múltiples identidades en línea, Second Life lanza el avatar vocal o ‘que habla’; los viejos medios se defienden, un impuesto es agregado a cada pantalla; periódicos, radios y televisiones son financiados por el Estado; las descargas ilegales desde la web son castigadas con años de cárcel.
     El año 2011 es el punto sin retorno: las inversiones publicitarias son hechas en la red, el papel electrónico es producido en masa, cualquiera puede leer lo que sea en papel de plástico (y vale la pena mencionar al papel reutilizable).
     En el 2015 los periódicos y la televisión desaparecerán, se abandona el terrestre digital, la radio se traslada en su totalidad a internet; la arena de medios es cada vez menos concurrida, sólo el Tiranosaurio Rex sobrevive, la red incluye y unifica todo contenido, toda información; Google compra a Microsoft; Amazon compra a Yahoo!, así convirtiéndose en los líderes universales del contenido junto con la BBC, CNN y CCTV. El concepto de información estática: libros, artículos e imágenes, cambian y se transforman en flujo de conocimiento; la publicidad es elegida por los creadores del contenido, por los autores en sí, y se convierte en una experiencia de comparación de información.
     En el 2020, Lawrence Lessig, el autor de la cultura libre es el nuevo Secretario de Justicia de los Estados Unidos y declara a los derechos reservados como ilegales; dispositivos que reproducen los cinco sentidos están disponibles en los mundos virtuales; la realidad puede ser reproducida en Second Life: cualquiera puede tener un Agav, un ‘agente-avatar’ que encuentra información, gente y lugares en los mundos virtuales.
     En el 2022, Google lanza Prometeus, la interface estándar Agav; Amazon crea Place, una compañía que reproduce la realidad, puedes estar en Marte, en la batalla de Waterloo, en el super-bowl, en persona, es real.
     En el 2027, Second Life evoluciona a Spirit, la gente se convierte en lo que quiere y comparte la memoria, las experiencias, los sentimientos, la venta de memoria se vuelve un comercio normal.
     En el 2050, Prometeus compra Place y Spirit, la vida virtual es el mercado más grande en el planeta; Prometeus financia todas las misiones espaciales para encontrar nuevos mundos para sus clientes, el avatar terrestre. La experiencia es la nueva realidad.
     Podría ser difícil el calcular la magnitud de los cambios que vienen en un futuro no muy lejano. Las tecnologías de comunicación estandarizadas activadas por software serán el catalizador para la convergencia de voz, vídeo, texto, usos de la información y transacciones, permitiendo crear una serie continua de las comunicaciones que se extienda más allá del trabajo y el hogar de las personas. Esto proporcionará la base para nuevos productos, servicios y capacidades que cambiarán el mundo de manera profunda e inesperada. Esto sucederá sólo en países desarrollados donde el acceso a la tecnología digital es lo normal, también en economías emergentes de todo el mundo.
     Actualmente, cerca de mil millones de habitantes tienen una PC, apenas una fracción de la población global. Así como la tecnología es más accesible y más simple en su uso, a menudo bajo la forma de dispositivos móviles, se pueden ampliar nuevas oportunidades sociales y económicas a los miles de millones de personas que nunca han podido participar en la economía global del conocimiento (y de la tecnología). Cada vez más personas de la población mundial están dispuestas a usar sus ideas, talentos y trabajo duro al máximo y darán como resultado nuevas innovaciones tecnológicas que harán que nuestras vidas sean más ricas, más productivas y más satisfactorias.



Ideas nocivas en educación



Autora: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicado: e- consulta, 15 de mayo de 2012

     La masificación de la educación, al mismo tiempo que trajo beneficios para muchas personas, trajo consigo la multiplicación de ideas que nos han hecho mucho daño. Las ideas a las que me referiré son creencias tan ancladas que rigen la práctica tanto de muchos de los y las docentes que están frente a un grupo de estudiantes, de cualquier nivel educativo, como de muchos directores de escuela o políticos que toman decisiones educativas de envergadura.
     “La letra con sangre entra” Quién no ha escuchado esta frase, unas veces con tono sarcástico y otras con algo de añoranza. ¿Se añoran los tiempos duros en los que los maestros eran autoridades que podían imponer orden y disciplina a través de castigos? No me malinterprete, los profesores no extrañamos el poder mal ejercido, añoramos el orden y la disciplina. Entre más queremos alejar la figura castigadora nos acercamos a la figura permisiva y débil que no puede establecer reglas claras que permitan un ambiente de respeto y organización para el aprendizaje.
     “No puedo iniciar con el programa del curso porque no todos tienen el mismo nivel”. 
      Esta es una de las afirmaciones más escuchadas entre los profesores de matemáticas.  
      Se dedica un buen tiempo del curso para “repasar los conocimientos nunca aprendidos”, como dice un buen amigo. Nos olvidamos de las tan sonadas “diferencias individuales”, que incluyen conocimientos, y se nos dificulta establecer un punto de partida que sea un reto para los que menos saben y un calentamiento para los que tienen el nivel requerido. Los profesores tenemos que aprender a usar estrategias de ayuda ajustada: más atención al que necesita más ayuda, menos al que camina solo. En la realidad, el ritmo lo marcan los que más saben.
     “Primero la teoría y luego la práctica”. Antes de una práctica de laboratorio o de una práctica de campo, el profesor tiene que explicar lo que “cree” que los estudiantes tienen que saber. No se hace un diagnóstico de lo que saben o no se les da la oportunidad de que observen un fenómeno social o de laboratorio y busquen por ellos mismos una explicación.
      En el fondo hay mucho miedo a la incertidumbre, queremos un camino seguro.
“Una persona no puede centrar su atención para aprender más de 50 minutos”. Puede ser que la atención mejore si descansamos nuestra mente cinco minutos cuando hay una actividad intelectual intensa o que nuestro cuerpo requiera un pequeño ejercicio físico para evitar malas posturas y contracción de músculos. Pero de eso a que periodos largos destinados a actividades de aprendizaje sean antipedagógicos, hay mucha distancia.  
     ¿Cuánto tiempo navegamos en internet buscando información? ¿Cuánto tiempo y atención nos lleva ver una película de misterio? ¿Cuánto tiempo podemos dedicarle a un texto interesante? Y lo que suena peor ¿cuánto tiempo nuestros estudiantes están presentes y atentos en las redes sociales? El reto es diseñar actividades de aprendizaje en las que se favorezca la concentración, se promueva la participación activa de los estudiantes y sea un reto intelectual.
     “Yo cuido el aspecto emocional de mis alumnos porque les doy palmaditas en la espalda y los trato con cariño”  Este tipo de conductas no son malas, pero son insuficientes y hasta inútiles para atender la dimensión afectiva del educando. Hay motivación cuando el profesor muestra aceptación y respeto casi incondicional del estudiante como persona con capacidades para aprender y cuando el profesor diseña actividades difíciles pero alcanzables; la idea subyacente al dejar tareas fáciles y sin reto es los estudiantes no son capaces de lograr tareas con cierto grado de dificultad. Hay que alimentar la satisfacción por el logro.
     Ideas que vienen de la familia como  “las matemáticas son horribles” o “¡qué bueno que no hay tarea para mañana!”. Ideas de los mismos estudiantes como “ojalá no llegue hoy el profesor”, “no puedo aprender porque yo soy visual y el profesor es más verbal” o “no puedo hacer eso porque como soy del hemisferio derecho…” Son ideas que perjudican el proceso educativo.
Si los profesores no cuestionamos ciertas conductas, de los estudiantes y de nosotros mismos, y las ideas que están detrás de ellas, difícilmente podemos mejorar nuestras prácticas. El cambio se da en el día con día, trabajando nuestro “ser docente” para lograr una mente abierta a la autocrítica, una práctica reflexionada sobre las actividades que diseñamos para que nuestros estudiantes aprendan y un diálogo permanente y abierto sobre estas cuestiones con nuestros estudiantes.




martes, mayo 08, 2012

La evaluación no duele ¿o si?


Autor:  Martín López Calva, datos del autor haz click aquí
Publicado: La Primera de Puebla, 03 de mayo de 2012

     En este mes de junio empezaría el proceso de evaluación universal de los docentes del país, acordado y firmado por la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, con la Secretaría de Educación Pública (SEP) como parte de los puntos fundamentales de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE).
     Sin embargo, hace ya unas semanas que primero los maestros disidentes del sindicato, afiliados a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se manifestaron con marchas en la ciudad de México y en otras ciudades donde tienen mayor número de seguidores para exigir que se derogara esta medida. Posteriormente los maestros afiliados al SNTE empezaron a manifestar la misma oposición hasta que la profesora Gordillo afirmó categóricamente en Baja California que el SNTE se oponía a la evaluación a pesar de que ella avaló con su firma este proceso.
    La posición oficial en las declaraciones tanto de la CNTE como del SNTE es que los maestros del país no se oponen a ser evaluados sino a la forma, para ellos incorrecta en que se va a realizar la evaluación y a la posible afectación de sus derechos laborales como resultado de la misma.
     Según lo manifestaba el jueves pasado uno de los dirigentes del SNTE en una entrevista radiofónica, lo que los docentes exigen a las autoridades educativas es que se cree un instituto de evaluación totalmente autónomo del gobierno para que las evaluaciones sean objetivas y de carácter formativo y no tengan consecuencias laborales y además, que los procesos de capacitación y actualización del magisterio que se realizan, se planeen adecuadamente y no en la forma actual en la que miles de profesores reciben talleres que luego “multiplican” o replican entre grupos de sus compañeros.
     “La evaluación no duele” ha sido el lema manejado por el movimiento ciudadano “Por la educación” en una campaña que trata de impulsar, como parte de otras reformas fundamentales que buscan que el SNTE tenga las facultades y obligaciones que corresponden a un sindicato y que la SEP recupere la autoridad en los campos que le competen y que ahora están tomados por la dirigencia sindical.
    La unanimidad entre los académicos, los movimientos y asociaciones civiles y la opinión pública en pro de la evaluación proviene de varios factores: por una parte, de la reiterada constatación en pruebas nacionales e internacionales de la mala calidad de la educación que reciben los niños y jóvenes del país. Por otra parte, por la visión cada vez más compartida de que la evaluación es un proceso necesario para la mejora continua y para la toma de decisiones en cualquier trabajo e institución.
  Prácticamente en todas las actividades profesionales, técnicas o prácticas, se instrumentan ahora procesos de evaluación. Se evalúa a los académicos en las universidades, a los políticos a través de encuestas de opinión, a los empleados de cualquier empresa y hasta a los establecimientos comerciales como hoteles y restaurantes. ¿Por qué no se ha de evaluar a los profesores que tienen un trabajo de altísima responsabilidad social y son en última instancia servidores públicos?
    Los mismos profesores hacen continuamente evaluaciones a sus estudiantes. ¿Con qué autoridad moral pueden evaluar a los alumnos si ellos no se someten a procesos de evaluación de su eficacia docente?
     Es indudable que la evaluación es necesaria en dos vertientes: Por un lado, la vertiente formativa que tendría como finalidad detectar las necesidades de formación de los profesores para instrumentar procesos de actualización y mejora continua. Por otra parte, la vertiente de toma de decisiones laborales que requeriría que la contratación, promoción y remoción de los docentes no estuviera en manos del SNTE sino de la SEP que es la autoridad educativa en el país. Ambas evaluaciones son indispensables y no deben mezclarse, pero tampoco deben dejarse de lado por presiones políticas. Si el proceso inicial de evaluación tiene deficiencias hay que mejorarlo, pero no es pertinente para el país posponer o aún echar abajo un avance en este sentido.
    Para ello es necesario convencer al SNTE de que la evaluación no duele cuando se tiene una actitud abierta a la mejora y centrada en educar mejor a los alumnos. Aunque sin duda la evaluación duele si de lo que se trata es de mantener los privilegios de una cúpula sindical opaca, que no rinde cuentas y que piensa más que en los niños, en la “estrategia política”, como declaró su lideresa abiertamente en “De panzazo”.



Ganar-ganar en la formación continúa de los profesores



Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado:  en Lado B, 02 de mayo de 2012

     En días pasados estuvo en la Ibero Puebla la Dra. Guadalupe Moreno Bayardo, de la Universidad de Guadalajara, quien nos hizo reflexionar sobre la formación de investigadores educativos en México. En primer lugar hizo referencia a cómo están los posgrados en educación en nuestro país y mencionó que hay una clara conciencia de que son necesarios profesionales con posgrado en el ámbito educativo, pero que esto es muy cuestionado porque nada cambia en las aulas y, en muchas ocasiones, es una respuesta al credencialismo.
     Sin embargo, manifestó que es la mejor manera de favorecer cambios estructurales en la educación, pues en un posgrado la formación continua de los docentes es más amplia y profunda, a diferencia de cursos cortos y en cascada que es como normalmente la SEP forma a los profesores de educación básica. Por otro lado ofrece herramientas a los docentes de nivel medio superior o superior que no tienen preparación pedagógica.
También la Dra. Moreno comentó que hay mucha heterogeneidad en la calidad de los posgrados en educación y que cada vez se requieren menos investigadores pues no se sustituyen las plazas de los investigadores en educación, planteando que no es necesario formar investigadores que no encontrarán espacios laborales. Sin embargo, hizo el señalamiento de que al mismo tiempo se requieren expertos en determinadas prácticas educativas.
     Esta experta comentó que inicialmente los posgrados en educación fueron réplicas de las licenciaturas generándose los posgrados profesionalizantes que en su momento fueron considerados de segunda. A pesar de esto ahora se considera la profesionalización como un continum de formación que debe ser intencionada. Los posgrados son considerados como formadores de expertos en diversos campos educativos y la práctica educativa es uno de estos campos.
     Es evidente que el eje de formación de los posgrados en educación son las prácticas educativas, por lo que muchos de los posgrados están orientados a la profesionalización y no a la investigación, aunque para todos tiene sentido formar para la investigación y también para responder a las demandas de CONACyT. Más allá de esto la Dra. Moreno considera que la investigación debe ser una herramienta de apoyo, que enriquezca al estudiante de posgrados en educación, haciendo evidente que si los profesores desarrollan investigación de su propia práctica, pueden modificarla.
     En cuanto a los doctorados en educación, la Dra. Moreno mencionó que ahora un 90% de los doctorados tienen una orientación hacia la investigación, sin embargo han surgido algunos doctorados profesionalizantes. Pero dado que la norma en México es que estén orientados a la investigación han surgido programas híbridos en donde hay profesionalización e investigación, sin embargo cree que esto no es suficiente.
Constantemente a lo largo de su conferencia, la Dra. Moreno puso el dedo en la yaga de que no tenemos formación en investigación, pues hay habilidades que debemos desarrollar desde la educación básica como la escritura, el desarrollo de ideas, el pensamiento hipotético, la toma de decisiones que son algunas herramientas que no están presentes, ni en los profesores, ni en los estudiantes de algunos posgrados en educación.
     Ligado a esto último se mencionó cuáles son las características de los sujetos que forman estos programas, por ejemplo los profesores de los posgrados tienen formas de contratación que no favorecen que hagan investigación, pues sólo se involucran con una institución a partir de la impartición de una clase. Del mismo modo los estudiantes, no son seleccionados para su ingreso y muchas veces no cuentan con la preparación suficiente por los campos formativos de los que provienen. Todo esto genera que muchos estudiantes de posgrado se queden en el camino y no concluyan su formación.
     Todo este discurso me llevó a pensar cuáles son las condiciones de los posgrados en educación de nuestra entidad, a partir del convenio que la subsecretaría de educación superior del sexenio estatal anterior estableció con algunas universidades privadas y de los que soy profesora. Primero, estos programas se establecieron a un bajo costo para que los docentes de educación básica tuvieran acceso a ellos, al no recibir estos una buena paga por el trabajo que desempeñan difícilmente tienen acceso a este tipo de formación. Los profesores han tenido una respuesta significativa y han inundado las aulas de estas instituciones, tal vez por el credencialismo, o tal vez por una conciencia que han desarrollado como docente.
     Las instituciones educativas que subsisten de la colegiatura de sus alumnos, se han visto también beneficiadas, pues han incrementado su matricula. Es verdad que estos programas se catalogan como profesionalizantes y como lo señala la Dra. Moreno, están centrados en las prácticas educativas y no en la investigación. Tampoco alcanzan los estándares de calidad que establece CONACyT, pero están moviendo la conciencia de los profesores, incluso de aquellos que se acercan por el papelito, y los docente están moviendo cosas en su pequeño espacio áulico, lo que a veces, no impacta a nivel de sistema. Creo que en esta dinámica tenemos un ganar-ganar, de esos, que necesitamos a nivel social.

El consumidor mexicano y la calidad del servicio: de la promesa a la realidad


Autor: Ma. Teresa Abirrached Fernández
Publicado: e-consulta, 03 de mayo de 2012

     Mayo es uno de los meses del año más festivos en México. Es en estas fechas que buscamos demostrar nuestro afecto con flores, regalos y momentos especiales en centros de diversión y restaurantes, con el objetivo de pasar un buen momento con nuestros seres queridos. Sin embargo, como ocurre en muchas ocasiones, esos momentos especiales se convierten en malas experiencias derivadas del mal servicio al que como consumidores nos exponemos.
     Ante esta situación, vale la pena analizar el porqué las empresas son incapaces de prestar un servicio de calidad y, lo más importante, cómo y por qué el consumidor acepta un producto que no satisface sus expectativas o un servicio deficiente.
     En el caso específico de los servicios, la satisfacción del cliente depende de la interacción entre el personal de contacto y el mismo consumidor, esto es, hablamos de una relación entre personas, y como tal, influyen elementos emocionales tanto en uno como en el otro; por lo que es importante reducir la variabilidad derivada de la persona que otorga el servicio y el momento en que lo hace.
     En lo que concierne al cliente, cada uno es diferente: existen clientes mucho más sensibles que aceptan menos los errores y requieren de mayor atención por parte del proveedor, y clientes que son más tolerantes y pueden aceptar un servicio sin que éste sea de calidad.
     Entonces, ¿qué factores nos hacen tolerantes ante un mal servicio? La respuesta está en la psicología social del mexicano, ya que históricamente somos más que una mezcla de razas y culturas. Los mexicanos tenemos mucho de españoles, pero no lo somos; poseemos elementos indígenas, pero tampoco lo somos, y si a esto le sumamos el sueño americano que prevalece actualmente en nuestra cultura, nos lleva como dice Samuel Ramos en su libro El perfil del hombre y la cultura en México­­- a la autodenigración a menospreciar lo que se tiene, comparándolo con lo que no se tiene, la imitación y el sentimiento de inferioridad que causa el menosprecio de lo propio y la exaltación de lo ajeno.
      Ante esta situación, no es difícil comprender que solicitemos favores en vez de exigir respeto por nuestros derechos y que mientras más bajo es el nivel socioeconómico es menor la demanda de los servicios y la expectativa de ellos.
     Situaciones que vemos a diario como el tiempo excesivo en la prestación del servicio, los cobros adicionales, el mal trato y, en general, deficiencia en el servicio, son tan comunes que nos hemos acostumbrado a ellas. La respuesta de la mayoría de las personas es quejarse con sus conocidos o reclamarle al personal de contacto cajeros, meseros, etc.- pero pocas veces se llega más allá, como hablar con el gerente o encargado o poner una denuncia en la Procuraduría Federal del Consumidor.
      ¿El problema radica en que no conocemos nuestros derechos o existe una gran desconfianza en las autoridades? La mayoría de los mexicanos sabemos que tenemos derechos como consumidores, pero pocos son los que se detienen a analizar cuáles son y cómo hacerlos valer.
     La Ley Federal de Protección al consumidor, en su artículo 8bis dice que " se deberá fomentar permanentemente una cultura de consumo responsable e inteligente, entendido como aquél que implica un consumo consciente, informado, crítico, saludable, sustentable, solidario y activo", y para ello trabaja en una campaña de información sobre los 7 derechos básicos del consumidor, que son el derecho a la información, a la educación, a elegir, a la seguridad y calidad, a no ser discriminados, a la compensación y a la protección. Como consumidores podemos exigir que nos informen acerca de las condiciones de compra, que respeten las promociones publicadas y a ser compensados si el producto o servicio que recibimos no es de calidad.
     El derecho a la protección, menciona que las autoridades, en este caso la PROFECO, deben defendernos ante una situación de abuso, pero existe la creencia de que reclamar implica pérdida de tiempo y dinero; nos quejamos pero no llegamos a las últimas consecuencias porque existe una gran desconfianza derivada del sentido de inferioridad que se mencionó.
     El camino más viable para evitar prácticas engañosas es la información, que no sólo es un derecho, es una obligación de los consumidores. Un consumidor informado exige que el prestador del servicio cumpla lo prometido y entonces la calidad del servicio dejaría de ser una preocupación.


Casi imposible de alcanzar


Autora: Claudia Rodríguez Hernández
Publicado: Puebla on Line, 03 de mayo de 2012

     En el año 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que tener un estilo de vida sedentario era una de las principales causas del incremento en las tasas de morbilidad, mortalidad y discapacidad en el mundo; ¿y qué medidas se llevaron a cabo en los últimos doce años para revertir dicho incremento? Al parecer ninguna que verdaderamente haya impactado en la solución del problema, las cifras de personas con enfermedades crónicas degenerativas y de las que se mueren a causa de la falta de actividad física continúan aumentando.
     Actualmente, enfrentamos una pandemia de sedentarismo mundial, misma que pone en una situación de alto riesgo la calidad de vida de estas generaciones y de las que están por venir si no se actúa de manera inmediata.
     Y cómo no vamos a estar en tan complicada situación si el medio en el que vivimos, en donde todo sucede de manera tan rápida y en el que además existe una considerable tendencia a la tecnificación y al consumismo, provoca la adopción de estilos de vida que resultan principalmente en el aumento de los niveles de estrés y el sedentarismo; situaciones que traen como consecuencia que se incremente el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y obesidad, esta última causante de enfermedades que provocan 1.9 millones de muertes anuales en el mundo según cifras de la OMS.
     Desafortunadamente, México no escapa de esta tan alarmante realidad, ya que casi el 90 por ciento de los mexicanos no hace ejercicio, y además, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), únicamente 16 de cada cien mexicanos varones practican algún deporte y diez de cada cien, en el caso de las mujeres.
     De acuerdo con los datos anteriores, es evidente que en nuestro país no se ha fomentado la cultura de practicar un deporte, es más, ni siquiera de hacer algo de ejercicio. Con frecuencia se recurre a esta práctica únicamente en caso de que se necesite perder peso con urgencia, cuando en realidad este debe ser parte de la rutina de todos los días; así como se tiene el hábito de bañarse diariamente, es necesario invertir por lo menos el mismo tiempo haciendo algo de actividad física, ya que de esta forma no solo se elimina la grasa corporal, sino que también se favorece el buen funcionamiento de todos los sistemas del organismo.
     Para brindar una solución que tenga un impacto sobre el estilo de vida sedentario que la mayoría de la población en México y el mundo ha adoptado, se requiere de la colaboración y participación de los diferentes sectores de la sociedad: familiar, escolar y de la comunidad en general. Pero lo más importante es el trabajo que se puede hacer de manera personal para revertir tan alarmante situación.
     Lo que se recomienda generalmente a las personas en cuanto a actividad física se refiere es hacer 30 minutos todos los días a una intensidad moderada (o por lo menos tres veces por semana), mismos que son suficientes para reducir o eliminar las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, osteoporosis, algunos tipos de cáncer, como el de colon y el de mama y hemorroides, entre otras enfermedades.
     Dicha recomendación suena bastante fácil en la teoría, cualquiera puede pensar que media hora de actividad física se puede conseguir sin mayor problema, pero en la práctica no resulta tan sencillo como parece; especialmente para aquéllas personas que jamás en su vida han hecho nada de ejercicio resulta casi imposible alcanzar la meta de los 30 minutos a una intensidad moderada. Y no solo es cuestión de ganas, disposición o disciplina; ya que para poder hacer ejercicio antes que nada se necesita adquirir condición física misma que no se consigue de la noche a la mañana.
     Por tal razón, se sugiere que esos tan recomendados 30 minutos pueden repartirse a lo largo del día, en tres sesiones de diez minutos cada una. Además, no es necesario que el ejercicio consista en algún deporte de alta intensidad; caminar a un ritmo constante, subir y bajar escaleras, andar en bicicleta, hacer jardinería, levantar una botella de agua de 1 litro y alzarla con los brazos, o hasta realizar las labores de la casa de manera sistemática puede ser suficiente para mantenerse alejado de una vida sedentaria.
     En la práctica, lo que generalmente sucede con las personas que son sedentarias es que inclusive el hecho de hacer una pequeña rutina de diez minutos al día es verdaderamente difícil, es por eso que en estos casos se sugiere establecer metas mucho más cercanas y reales como empezar por 5 minutos de alguna actividad como las que ya se mencionaron, pero que sea planeada, constante y que se realice todos los días, y así poco a poco ir aumentando el tiempo y/o la intensidad de los movimientos.
     La actividad física, parece ser el camino más arduo pero más económico, seguro y contundente para detener el incremento en las tasas de morbilidad y mortalidad causadas por enfermedades crónicas degenerativas así como por otros factores psicosociales asociados a estilos de vida sedentarios.
     Por lo tanto, tomando en cuenta este panorama, es necesario pensar qué es lo que cada quien de acuerdo a sus posibilidades tanto físicas como de tiempo y económicas puede realizar para combatir el sedentarismo y así evitar las complicaciones que a mediano o largo plazo atentan contra la salud y por lo tanto contra la vida.

Desvinculación universitaria


Publicado: Puebla on Line, 3 de mayo de 2012

     La vinculación de las universidades con su entorno es aún incipiente en nuestro país. Por siglos las instituciones de educación superior en el mundo se desarrollaron aisladas del entorno; trabajaban solas, sin tomar verdaderamente en cuenta las necesidades de la sociedad para organizar sus actividades académicas. Pero en los países más desarrollados las universidades ya no están tan separadas de la sociedad y de sus instituciones; trabajan proyectos conjuntamente, sumando fuerzas y, por lo tanto, sirviendo mejor a la sociedad. Pero en Puebla esta importante vinculación de las universidades con su entorno aún deja mucho qué desear.
     Hoy día existen instituciones de educación superior (universidades, tecnológicos, etc.) que podríamos clasificar en dos grandes tipos: instituciones con fines de lucro e instituciones sin fines de lucro. Las primeras, tienen fundamentalmente el propósito de producir rendimientos financieros a sus dueños a través del servicio educativo; las segundas tienen el propósito de servir a la sociedad desde lo educativo y su remanente económico (si lo hay) se reinvierte para el desarrollo de la misma institución, no se distribuye entre accionistas. Como ejemplos de estas últimas tenemos a la BUAP, UDLAP y
Universidad Iberoamericana, entre otras. Ahora bien, toda universidad que se jacte de serlo debe estar productivamente vinculada a su comunidad para realmente vivir su razón de ser como institución de educación superior (IES). La vinculación es una de las cuatro funciones sustantivas de la universidad, las otras tres son: docencia, investigación y difusión. Desafortunadamente, la vinculación no recibe la atención que debiera en las IES poblanas fundamentalmente porque se requieren grandes esfuerzos de coordinación y una actitud humildemente abierta para vincularse, en especial con el sector industrial. En efecto todavía escuchamos en las universidades el discurso añejo de que éstas no deben obedecer al capital industrial; que no deben subordinarse a los deseos y necesidades de las empresas en general porque éstas sólo ven sus intereses y no los de la sociedad. Sin embargo, me pregunto si apoyar a las empresas de la región no es en sí apoyar a la sociedad misma que las acoge. Apoyarlas al escuchar sus inquietudes, necesidades y problemas para tomarlas en cuenta a la hora de diseñar e impartir los planes de estudio; o a la hora de hacer investigación, ¿es un sacrilegio?
     Idealmente, las IES deberían apoyar a las empresas para hacerlas más productivas, pero también más humanas y más justas. Las empresas son, a final de cuentas, el motor económico de la región y un espacio de convivencia social y aprendizajes. La vida que se gesta al interior de las empresas influye la vida fuera de éstas. Es decir, las empresas son, ante todo, un fenómeno humano y, por lo tanto, debieran ser sujetas del más cuidado interés por parte de las IES, especialmente de aquellas que se autonombran humanistas.
     Sin embargo, la realidad de nuestro Estado en la materia es, por decir lo menos, desalentadora. Es más norma que excepción ver que las universidades y tecnológicos caminan para un lado y las empresas (de cualquier sector) caminan para otro diferente. El diálogo es escaso y poco eficaz entre el mundo universitario y el mundo empresarial. Las IES desconfían de las empresas y viceversa. Las primeras tienden a criticar las prácticas ciegamente efectistas de las segundas y, éstas, tienden a criticar la actividad académico poco relevante para los procesos productivos que llevan a cabo las primeras.     

      Desafortunadamente son pocos los casos en Puebla en los cuales el sector educativo superior y el sector privado dialogan abiertamente, sin posturas a la defensiva, y se dejan permear por las ideas de su contraparte.
     Pero al parecer en nuestro Estado algunas universidades ya están entendiendo que la desvinculación debe terminarse. En ese sentido, me parece que hay que celebrar la iniciativa de la UPAEP para crear el proyecto denominado "Sintonía" (
www.sintonia.mx). Un proyecto de vinculación que espera acercar empresas, IES, gobierno y sociedad civil en aras del desarrollo económico de Puebla. Ojalá éste y otros proyectos vinculadores florezcan pues nadie tiene el monopolio de las soluciones a los problemas de la sociedad contemporánea: ni las IES ni el gobierno y sociedad civil organizada, mucho menos las empresas. La realidad es compleja y, por ello, hay que abordarla multidisciplinariamente articulando esfuerzos de todos los actores relevantes para armar soluciones sustentables en el mediano y largo plazos.

Educación ciudadana y vulnerabilidad



Autor: Martín López Calva, datos del autor haz click aquí
Publicado: 
e-consulta 24 de Abril de 2012


     El pasado 20 de marzo un sismo de 7.6 grados en la escala de Richter sacudió a las ciudades de México, Puebla y otras del centro del país. Por su magnitud este movimiento telúrico nos hizo recordar el trágico sismo del 19 de septiembre de 1985 en el que hubo una gran cantidad de muertos, heridos y desaparecidos, así como daños materiales cuantiosos.
     El sismo reciente sin embargo no registró daños mayores ni tampoco se reportaron muertos o heridos graves. Los medios de comunicación mostraron escenas de los procedimientos de evacuación de grandes edificios, escuelas, viviendas y oficinas que de manera ordenada sucedieron durante este evento natural y se han repetido en varias de las réplicas que hemos padecido en las semanas posteriores.
Estas escenas de simulacros y evacuaciones ante eventos naturales nos resultan ahora totalmente familiares y normales y sin embargo, cuando sucedió el terremoto del 85, hace veintisiete años no ocurrieron porque no había una cultura que preparara a los ciudadanos para este tipo de acontecimientos naturales. De haber existido, seguramente hubieran salvado muchas vidas.
     Mucho se ha avanzado de 1985 a la fecha en esta cultura de la protección civil ante los desastres naturales y es por ello y porque también hubo avances en materia de seguridad en la construcción de inmuebles que quizá no se haya repetido una tragedia como aquella que aún recordamos muchos con temor y dolor.
     En este tiempo se ha evolucionado incluso en materia de cómo concebimos este tipo de eventos. Se ha pasado de hablar de desastres naturales o catástrofes a un término mucho más pertinente y relacionado con el ser humano como es el de vulnerabilidad.
     No es que se niegue la existencia de fenómenos de la naturaleza que resultan agresivos y amenazantes para los seres humanos. Estos fenómenos naturales existen pero el problema no estriba en su existencia sino en la situación en que los grupos humanos nos situamos frente a ellos. Es un asunto de vulnerabilidad de los individuos, familias y comunidades humanas más que de fuerza de la naturaleza.
     En primer lugar está el hecho de que muchos asentamientos humanos se edifican en sitios que reúnen mucho más condiciones de riesgo ante cualquier fenómenos natural como las inundaciones, los temblores o las tormentas. Desgraciadamente en la mayoría de los casos, estos asentamientos más vulnerables son los de las personas con menores recursos y por ello los fenómenos naturales cobran víctimas mayoritariamente entre la población más pobre.
     En segundo lugar tenemos el hecho de que los materiales, técnicas y factores de seguridad con que se edifican las viviendas no son muchas veces los adecuados para prevenir el impacto de un fenómeno natural de proporciones mayores como los que se presentan cada vez más a menudo. Nuevamente, la mayoría de las veces, las edificaciones realizadas con materiales más inadecuados y frágiles y con factores de seguridad menores son las de los grupos de menores recursos.
     Finalmente está el aspecto que tiene que ver con la preparación de las personas y grupos humanos para enfrentar estos fenómenos en el momento en que ocurren. Este tercer factor tiene que ver también muchas veces con inequidad en la preparación de los distintos grupos sociales.
     Hoy en día es indudable que los seres humanos nos encontramos en situación de alta vulnerabilidad frente a múltiples fenómenos naturales que no son predecibles ni controlables. Pero también es cierto que en la actualidad se tienen mucho más herramientas que pueden prevenir y preparar a la población en general para ubicarse, construir y reaccionar de manera más segura frente a estos fenómenos naturales no controlables.
     Se habla mucho en la actualidad de la necesidad de formación ciudadana y es indudable que se trata de una necesidad educativa real y hasta urgente. Uno de los elementos fundamentales de esta formación ciudadana es el de la conciencia sobre la vulnerabilidad frente a la naturaleza y la preparación para situarse y estar preparados para enfrentar de formas inteligentes, seguras, cooperativas y solidarias los fenómenos naturales ante los que está expuesto todo ser humano y toda sociedad.
     Los avances en esta materia, como se decía al principio, son innegables. Es necesario valorarlos pero al mismo tiempo reforzar la formación de ciudadanía capaz de hacer frente a su vulnerabilidad frente a la naturaleza. Como ya lo hemos visto, es cuestión de vida o muerte.

sábado, mayo 05, 2012

La desgracia del tiempo plano

José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más datos del autor, haz click aquí
Publicado en Síntesis Tlaxcala, 3 de mayo de 2012

Hoy vivimos en un mundo que nos abre amplias posibilidades. Contamos con explicaciones que nos permiten relacionarnos de diferentes maneras con las cosas: la ciencia ha avanzado desde todas sus disciplinas; la filosofía acomete preguntas sobre el significado de los múltiples problemas que nos planteamos sobre la existencia del mundo y de todas las cosas; la tecnología genera aplicaciones que han llevado la medicina, las comunicaciones y cualquier área de la vida humana a niveles insospechados. Podemos pasar la vida sin más entre tantas explicaciones y aplicaciones que utilizamos para relacionarnos con nuestro día a día, que es cada vez más complejo y vertiginoso.
     En un extremo de la cotidianidad nos encontramos con las mujeres y los hombres que crean nichos en los cuales vivan la existencia envueltos en un dinamismo impresionante. Trabajan todo el día, muchos días al año; acometen los embates de la comunicación, de las redes sociales, de la productividad; son seres generalmente hipertecnologizados. Cuando no están envueltos en la vorágines de su existencia, descansan atendiendo a asuntos que dejan pendientes al transcurrir de los meses y buscan aquello que los saque de la rutina en la que se ven envueltos: viajes, películas, videojuegos. Muchas veces quedan masificados en la dinámica económica y social contemporánea. El tiempo se les vuelve plano de tan rápido que viven.
     En otro extremo, están quienes por alguna razón no tienen una vida tan intensa y se refugian –cuando no se evaden- en los medios de comunicación, la vida social, la cotidianidad plana, no por exceso sino por defecto de vitalidad.
      De una u otra forma nuestra forma de vida corre el riesgo de volverse “alienante”; es decir, que nos vacía de nosotros mismos, de nuestra identidad. Sutilmente podemos irnos “vaciando de quienes somos”, perder nuestra identidad, dejar de tener claro el sentido de lo que somos y hacemos, porque estamos totalmente volcados a la exterioridad, al transcurrir muchas veces sin sentido de las cosas.
      Pese a ello, los seres humanos podemos estar atentos para que en este mundo que nos ha tocado vivir podamos conciliarnos mejor con nosotros mismos y con los demás. Para ello contamos entre otros con un mecanismo que nos lleva a “recrearnos”, a recuperar lo profundo de nuestro ser y existir: el de crear en el tiempo momentos especiales para volver nuestros pasos sobre lo que vivimos y allí escudriñar lo que nos humaniza o no.
     Esto lo hacemos mediante las “efemérides”, que son días dedicados a recordar cosas importantes que nos permiten recordar quiénes somos, de dónde venimos, a donde vamos. Así funcionan, por ejemplo, los cumpleaños, los aniversarios, las celebraciones de oro, plata, los jubileos.
      Lo relevante de tomar días y hacerlos distintos a otros es darnos oportunidad de romper la rutina, la planicie de lo diario y entrar en los relieves de las cosas que resultan coordenadas importantes para resignificar nuestra identidad, para zambullirnos en nuestras relaciones con nosotros mismos, con los demás, con el mundo en el que vivimos y, ¿por qué no?, con lo que consideramos trascendente como Dios.
      Una vida plana transcurre sin más; una vida plana no se pregunta sobre por qué consumir, para qué trabajar, por qué mantener o no un matrimonio y si lo llega a hacer se instala en respuestas fáciles, cómodas, superficiales. Celebrar a la madre, al maestro, las fiestas religiosas pueden ser no sólo ruido, también profundidad si hurgamos en la memoria y recuperamos la razón de ser que dio origen a esas celebraciones y nos damos a la tarea de darles también sentido en un mundo que puede hoy ser diferente, pero que tiene las mismas dimensiones humanas que han creado la historia.
     Una vida con subidas y bajadas implica un movimiento permanente de centrarse en uno mismo, descentrarse para una interacción más humana, de sobrecentrarse para encontrar el sentido de todo, especialmente cuando parece no tenerlo.
     Vivir los días “especiales” es oportunidad para evitar la “desgracia del tiempo plano” en el que las jornadas diarias, las semanas, los meses transcurren y quienes los viven se van vaciando de lo que los humaniza, de forma imperceptible pero real.