miércoles, septiembre 29, 2010

MIGRACIÓN Y DUELO

Autor: Guadalupe Chávez
Publicado: La Primera de Puebla,09 de septiembre de 2010

     El pasado 29 de agosto nuevamente agitó las aguas de los peligros a los cuales se enfrentan quienes tienen la necesidad de partir; la vida de los 72 migrantes centroamericanos fue sólo un ejemplo de los riesgos y abusos que día a día viven quienes transitan en busca de mejores condiciones de vida. Lamentablemente la historia continúa.
     Entre el 28 de agosto y 5 de septiembre encontraron a 180 centroamericanos indocumentados que intentaban ?viajar? a Estados Unidos en condiciones de alto riesgo.
     Esto me llevó a pensar en el proceso del ?viaje? y en todos los factores de riesgo que tienen que experimentar los migrantes: largas caminatas bajo el sol, días de angustia y estrés cuando el pollero no logra pasarlos, y si bien les va, días de encierro mientras se negocia con la migra. Días en que no existe contacto con la familia, días en que el miedo y el estrés se apoderan de ellos, días en que tendrán que demostrar y demostrarse que son astutos, que son capaces de sobrevivir ante condiciones de riesgo y peligro, y si tienen suerte, no ser levantados por sicarios.
     Durante este proceso, los migrantes se enfrentan en mayor o menor intensidad y consciencia a un duelo por la familia y seres queridos, duelo que comienza cuando se toma la decisión de partir y como todo duelo presenta diferentes etapas que van desde la negación hasta la rabia, pasando por la añoranza por lo que se perderá e incluso depresión. Me atrevería a pensar que el inicio de este duelo se da cuando una persona reafirma su decisión o sucumbe frente a ésta, y éste es un proceso que puede llegar a durar días o meses, pues aunque no se verbalice del todo, es una pregunta que ronda sus mentes durante muchas noches. Quienes deciden partir, aún llegando a su destino, continúan experimentando esta añoranza por la familia que dejaron, algunos lo vivirán con culpa por haberla abandonado, otros más con miedo por la incertidumbre que implica no saber si la familia los recordará o los abandonará; muchos temen al olvido, otros más evitan recordar y niegan toda relación afectiva en sus lugares de origen y no hablan de sus familiares o amigos.
     Los migrantes también se enfrentan con el duelo de la lengua, y aunque en el trayecto se les aconseja no hablar para no ser identificados por el tono de voz, logran a través de claves identificar a sus paisanos. Y aunque esto les da cierta tranquilidad, entenderse entre sus iguales reaviva el duelo por su tierra, por sus olores, por su comida ( hecho que de alguna manera engrandece también los valores y las costumbres abandonadas); también se experimenta un duelo por el estatus social, se añora la vivienda, el trabajo, el reconocimiento; se experimenta un duelo por el grupo de pertenencia porque se diluye la red de apoyo con la que contaban en sus lugares de origen? se enfrentan a los miedos que implica no ser reconocido por otros, a comenzar una nueva vida, a ganarse un lugar, un prestigio.
     También se vive con la incertidumbre de los riesgos físicos que el ?viaje? migratorio ofrecerá, incluso se adelantan a imaginar enfermedades o agresiones que tendrán que enfrentar en este viaje, algunos llegan a preguntar a otros migrantes sobre sus experiencias, sobre los riesgos que enfrentaron en el paso, preguntan por los asaltos, por las rutas más seguras, por contactos durante el trayecto, por lugares de descanso y por los medios más seguros para viajar.
     Los migrantes se enfrentan al miedo que implica un nuevo estilo de vida, una nueva manera de relacionarse, al miedo que implica lo desconocido, a tener que comenzar una nueva vida, enfrentarse a ellos mismos en su soledad, a descubrir nuevas formas de relación, de lengua, nuevos caminos, nuevas redes, experimentan miedo, miedo a no llegar, miedo a no “triunfar”, miedo del miedo que implica no saber lo que sucederá.
     A pesar de ello, no me queda la menor duda que estos 72 centroamericanos jamás imaginaron el tipo de agresión y violencia que vivirían en nuestro país. Algunos ya habían recorrido miles de kilómetros, les faltaba sólo una pequeña parte del camino, les faltaba el último trayecto, cuando sin buscarlo fueron secuestrados y torturados, nunca imaginaron que su miedo seria más grande e intenso y que ya no existía vuelta atrás. Aquí les tocó vivir el duelo por ellos mismos: su muerte, una muerte no sólo física, sino una muerte que trasciende las fronteras, pues su muerte es dolor para su país, para su familia y para todos quienes de una u otra forma nos indignamos con este tipo de situaciones que pasan únicamente como nota periodística, y más bien representan la muerte de la esperanza por una vida mejor, muerte de la ilusión por mejoras las condiciones de vida, muerte del anhelo por un feliz retorno.

Guía para el docente de primaria

Autor: Xavier Recio Oviedo
Publicado: Síntesis, 09 de septiembre de 2010

     La Guía para el Docente de Primaria presentada recientemente por el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, representa un importante aliado en la educación, en la sensibilidad y en el acercamiento de los estudiantes al patrimonio ferroviario.
     Las escuelas y los museos han llevado a cabo esfuerzos para acercar los niños al arte, sin embargo, tradicionalmente se ha hecho, por un lado a través del manejo de materiales artísticos y por otro, estudiando la historia del arte. En la primera, el alumno se expresa a través de varias técnicas y en la segunda, memorizando datos que después de que pasa la presión académica, suelen olvidarse. A pesar de la utilidad y ciertas ventajas de estos sistemas, ambos enfoques no suelen motivar en el alumno una interpretación de los productos culturales o generar confianza en sus opiniones o ideas.
     Con la Guía para el Docente de Primaria se ofrece al maestro de primaria una alternativa a los procesos de enseñanza y aprendizaje de nuestro patrimonio el cual no trata solamente de conocer sobre arte o datos históricos, sino de utilizar las colecciones del museo para aprender y que éstas se conviertan en una herramienta para que los niños - quienes generalmente se acercan al arte de forma no prejuiciosa- desarrollen su capacidad de observación e interpretación. También, promueve la discusión de información como medio para conocer el valor del patrimonio y de los usos y costumbres en nuestro país. Fomenta el hábito de interpretar y apreciar el patrimonio ferroviario de una manera personal y significativa A medida que las dinámicas se presentan, éstas demandan distintos tipos de experiencias, respuestas y conclusiones por parte de los alumnos.
     La guía brinda información acerca del papel que este sistema de transporte tuvo en el modo de vida de las poblaciones de distintos lugares del país, en la economía, en la migración, en el trabajo y sobre todo, en el turismo.
     Otro de los logros de esta guía, es que transmite la humanización de los ferrocarriles, pues no solamente relata la influencia económica que generaron, sino también el impacto de los ferrocarriles para el encuentro de distintos grupos sociales al conectar usos y costumbres de una región a otra del país.
     De igual forma, da cuenta de las labores especializadas y peligrosas que se realizaban con algunos tipos de máquinas por diversas personas que por años laboraron en esta gran industria en México. A través de actividades que fomentan la capacidad de asombro y actos lúdicos, la guía sugiere un respeto a la inteligencia de los niños, provocando curiosidad, reflexión y crítica.
     Paralelamente, resulta conveniente una guía para acercar los niños al patrimonio ferroviario dirigida a los maestros en lugar de los educadores de museos. Son los maestros quienes mejor conocen la psicología de los alumnos y quienes conviven con ellos día a día.
     Los equipos y productos que el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos ofrece, invita a ser interpretado de distintas formas y de esta forma, las respuestas de los estudiantes podrán ser variadas y deberán ser validadas positivamente por los maestros.
    

Recursos de nuestros escolares

Autora: Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicado: E-Consulta, 08 de septiembre de 2010

     Ahora que iniciamos otro ciclo escolar es buen momento para reflexionar acerca de los recursos con los que cuentan los niños para desarrollar sus aprendizajes y caminar en su formación como ciudadanos.
     ¿Hacia dónde mirar? El mundo en el que nos educamos los adultos de hoy es distinto del que estamos viviendo. ¿Con qué recursos cuentan los niños?
     La UNESCO plantea que la educación de este siglo necesita fundamentarse en 4 pilares: "saber", "saber hacer", "aprender a convivir" y "ser".
     El "saber" se refiere al aprendizaje de conocimientos que nos abren los ojos a otros mundos y nos permiten entender nuestro entorno. Esto implica el aprender a aprender, desarrollar procesos de pensamiento como la memoria y la atención, entre otros, así como saber elegir la información pertinente para el mundo en que vivimos.
     El "saber hacer" está ligado al saber y se refiere a desarrollar habilidades de aplicación de conocimientos para mejorar la calidad de vida, es decir, habilidades para la resolución de problemas. Un ejemplo es la generación de tecnología.
     El tercer pilar, "aprender a convivir", significa aprender a descubrir al otro y valorar la diversidad humana, ayudando a formar conciencia de nuestras similitudes y de lo que nos hace diferentes que también nos enriquece. Este pilar generalmente es poco atendido a nivel escolar, pues se asume que se aprende naturalmente. No se considera como aprendizaje y es apremiante que los niños aprendan los valores de tolerancia, respeto e inclusión encarando los problemas de convivencia diaria en el aula y recreo, y reflexionando sobre ellos con ayuda de su maestro.
     El último pilar es "aprender a ser". La educación escolar debe colaborar a la formación del niño como persona. Desarrollar no solamente su inteligencia en el sentido tradicional, sino una inteligencia que incluya su vida emocional, su sensibilidad, su sentido estético, su vida social, su vida espiritual y por supuesto el desarrollo de un pensamiento crítico, creativo y autónomo.
     Ante esto los educadores, los padres de familia, y los adultos en general, tendremos que observar a nuestros niños y tratar de ubicar con qué recursos cuentan para lo que les toca vivir. Hay recursos que son personales y son las capacidades del niño. Hay otro tipo de recursos que dependen de las condiciones externas que algunos llaman capital social. La educación tiene que trabajar sobre los dos tipos de recursos ayudando a que el niño desarrolle sus capacidades y se vaya construyendo a sí mismo al lado de otros, relacionándose con su entorno.
     José Antonio Marina, connotado psicólogo educativo, considera importante que los educadores veamos la personalidad del niño como recurso personal, buscando como meta construir una personalidad con recursos, sin olvidar que el entorno es otra fuente de posibilidades o de limitaciones.
     Distingue tres tipos de personalidad: la recibida, la aprendida y la elegida. La personalidad recibida está conformada por el temperamento (lo biológico y sus reacciones emotivas), las capacidades intelectuales (como percibir, recordar, relacionar, anticipar, atender y razonar) y el sexo.
     La personalidad aprendida se forma a partir de la personalidad recibida, sumándole a ésta última la parte que se educa. La personalidad aprendida es entonces el carácter formado por los hábitos relacionados con el pensamiento, con la afectividad y con la forma de actuar.
     La personalidad elegida se desarrolla cuando hay un mayor nivel de madurez y autonomía. Tiene que ver con la manera en la que se elige enfrentar o aceptar lo que la propia persona es y la forma como elige actuar en una circunstancia determinada.
     La idea es ir ayudando a los niños a integrar cada una. No se trata de ver estos recursos de manera determinista, como una marca de por vida, o como un déficit, sino de aprovecharlos como posibilidad de crecer. Antonio Marina lo llama el desarrollo de una personalidad inteligente.
     Los recursos externos, el capital social, los conforma el entorno. Aquí también tenemos responsabilidad los ciudadanos. Habrá situaciones y circunstancias sobre las que es difícil incidir, pero hay otras en las que cabe la posibilidad. La tecnología de la información en continuo desarrollo, también es un capital social que hay que enseñar a usar con responsabilidad.
     Otros recursos externos son, por ejemplo, la participación ciudadana que busca una sociedad más democrática e incluyente, con una cultura de transparencia y rendición de cuentas, así como la conformación de redes ciudadanas para satisfacer demandas.
     ¿Qué responsabilidad tenemos en la dotación de mejores recursos para la educación de nuestros niños?

Frutos de la Reforma a la Educación Secundaria

Autor: Gonzalo Inguanzo Arteaga
Publicado: E- Consulta,24 de agosto de 2010
     Leí hace algunos días el documento Panorama Educativo de México, Indicadores del Sistema Nacional 2009 y una conclusión que surge de la lectura es lo preocupante de la situación en el nivel de secundaria, con todo y la reforma que para este nivel se ha implementado en México. Es importante señalar que este documento es presentado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) que es uno de los referentes en nuestro país y que de manera objetiva evalúa lo que sucede en el entorno educativo.
     Antes de mencionar algunos de los datos duros que se encontraron expondré cuatro de los retos a vencer y que en los últimos años han sido punta de lanza para todos los interesados en mejorar lo que sucede a nivel de secundaria.
El primer reto está referido a mejorar los niveles de rendimiento escolar de los alumnos de este nivel. Históricamente los datos en este indicador han sido muy bajos y todos los expertos lo consideran como un foco rojo del sistema educativo.
      El segundo reto es el referido a lo que sucede o debería realmente suceder en la escuela. Las instituciones educativas no sólo deben ser el espacio donde se aprenden conocimientos sino donde también se educa. Se encuentran grandes obstáculos para poder resolver el ausentismo escolar pues las medidas que se han implementado a los diferentes niveles no han favorecido la aplicación soluciones efectivas para la integración de este tipo de alumno.
     Por otra parte está el reto de la convivencia escolar. Los alumnos tienen la oportunidad de convivir con personas de diversas características, donde generalmente los orígenes sociales, culturales y económicos son muy variados y donde las expectativas de cada quien son diferentes y conforman un imaginario de relación que termina definiendo la calidad de la convivencia. En este convivir el reto del sistema educativo es utilizar las diferencia para hacerlas compatibles e integrarlas en un modelo que invite a una mejor comprensión social y a una resolución genuina de los conflictos.
     Otro reto es el de la inclusión o atención a la diversidad. Cada escuela debe en si misma promover el respeto y la atención de los valores cívicos en sus alumnos, para ello se debe contemplar la necesidad de currículos más flexibles que evite las etiquetas y que por sí misma permita una transición eficiente entre la primaria y la secundaria.
     Volvamos a los resultados que se pueden encontrar en el escrito Panorama Educativo de México, Indicadores del Sistema Nacional 2009. De forma sintética podemos señalar: los resultados del rendimiento escolar son desalentadores pues incluso creció el número de alumnos con logro académico insuficiente y no existe mejoría ni en Español ni en Matemáticas; en el rubro de participación de los padres en la educación de sus hijos también se observó disminución en el tiempo que le dedican a apoyarlos en la realización de actividades de tipo académica; el nivel de deserción y exclusión y autoexclusión ha aumentado, existen serios problemas en el punto de recursos destinados a este nivel educativo pues son pocas las escuelas que contaban con al menos una computadora para uso educativo; en relación a los indicadores de convivencia escolar se reporta que el fenómeno de Bulling o Acoso Escolar ha alcanzado niveles alarmantes y es en nivel de secundaria donde se presentan la mayor cantidad de casos.
     Qué decir de esta realidad? Por una parte existen muchos retos (no sólo los mencionados en este articulo), retos que son aceptados de manera consciente. Se acepta por todos que el nivel de secundaria es el nivel educativo más difícil de transformar y esto no sucede sólo en México sino en la mayoría de los países de la OCDE. Por otra parte se planteó una reforma y los datos que encontramos algunos años después de ésta siguen indicándonos que no hay avances, el panorama no ha cambiado de color y la preocupación sigue creciendo. ¿Qué se puede hacer?
     Lo primero es no desalentarnos por los resultados, se deben seguir haciendo esfuerzos ante una tarea que no es sencilla pero que tampoco permite ser postergada. Todos nos debemos implicar: alumnos, académicos, autoridades educativas, padres de familia, todos, nadie puede quedar fuera de este actuar. Este actuar puede indicarnos que los cambios deben ser más profundos o más drásticos, pero no deben dejar de ser integrales e ir en búsqueda de nuevas fórmulas relacionadas a lo pedagógico o lo institucional.
     Más allá de los esfuerzos que puedan hacer las autoridades de todo nivel, está en todos los ciudadanos implicarnos en este esfuerzo, aún aquellos que crean que no tienen nada que aportar pues comparto la idea que en alguna ocasión dijera el entrañable Pablo Latapí: "La educación es esencialmente un asunto de calidades humanas. El Estado, esa entidad aparentemente tan poderosa, es en realidad impotente para educar, sólo crea condiciones favorables"

lunes, septiembre 27, 2010

PERSPECTIVAS DE ESPERANZA

Autor:José Vicente Hurtado Herrera
Publicado:La Primera de Puebla, 15 de septiembre de 2010
  
     En lo que expresamos, los individuos mostramos aquello que nos inquieta, que nos reta en la existencia, por ello el tema de la esperanza ha sido un tema recurrente en mis colaboraciones.
     La esperanza es una capacidad humana de gran importancia, es la posibilidad de confiar, de ?esperar?, de alcanzar, de ver más allá. Como se afirma en el Diccionario Larousse (1991) ?esperanza es la confianza que se tiene de recibir una cosa?, un acontecimiento, a una persona.
     Existen diversas posturas ante el tema de la esperanza, desde la visión religiosa que la considera una de las tres virtudes teologales, hasta la visión de las Ciencias Sociales que encuentra en el optimismo el término para nombrar la actitud esperanzada.
     Al respecto de las Ciencias Sociales, en los últimos meses he tenido la oportunidad de acercarme a algunos destacados sociólogos contemporáneos: Ulrich Beck, Alain Touraine, Zygmunt Bauman. Ellos con una visión muy clara de la realidad social hacen un diagnóstico de la misma, coincidiendo que la sociedad se encuentra en una profunda crisis, la cual nombran de una manera peculiar: ?la sociedad del riesgo? (Beck), ?el fin de lo social? (Touraine), ?la posmodernidad? (Bauman). A pesar de su aguda crítica, que a primera vista pareciera hundirse en la desesperanza al evidenciar las grandes paradojas y contradicciones del sistema dominante, asumen una postura que con incertidumbre orienta hacia la esperanza.
     Al respecto, me detengo en la interesante postura asumida por Ulrich Beck quien en su obra ?La sociedad del riesgo global? (2002), sostiene: ?no me considero ni optimista, ni pesimista, sino un optimista pesimista?. Dicha expresión resulta a todas luces paradójica y contradictoria, pero frente a la realidad que estamos viviendo sin duda resulta comprensible, además viniendo de estudiosos del fenómeno social evidentemente no nace de la ingenuidad, ni del prejuicio, sino de una postura crítica, de un conocimiento profundo de las cosas.
     Esto me lleva a pensar en uno de los documentos del
Sistema Universitario Jesuita, en donde se dice que la educación superior es una oportunidad para promover en jóvenes universitarios ?una esperanza bien informada?, que les permita afrontar de mejor manera la propia existencia.
     La invitación a promover este tipo de esperanza representa un gran reto para quienes desarrollamos la labor educativa a nivel superior, pues frente a la realidad incierta y violenta por la que pasa nuestro querido México, la actitud dominante en muchos de los alumnos y de nosotros mismos es el pesimismo, la desesperanza, incluso la indiferencia pues ?nada se puede hacer?.
     Parece entonces que a efectos de construir una ?esperanza bien informada? es indispensable leer diferentes medios, escuchar diferentes voces, a fin de formar la propia opinión, de tener una visión crítica ante la realidad, como oportunidad para descubrir posibilidades de esperanza.
     La semana pasada me ha dado material para evidenciar la necesidad de informarse en diferentes medios. Me refiero al caso donde Televisa emite una serie de reportajes sobre anuncios clasificados de servicios sexuales que se publicitan en periódicos del Grupo Reforma; algunos de estos reportajes tuve oportunidad de ver y en ese momento me pareció muy pertinente su ?denuncia?. Sin embargo, el fin de semana tuve la oportunidad de acercarme a otros medios, particularmente a una entrevista que hace Carmen Aristegui (noticiero MVS) a Jenaro Villamil en donde el analista habla de un ?linchamiento moral? de la televisora contra el grupo editorial, por motivos que van más allá de la denuncia legítima contra el comercio sexual.
     La esperanza a la altura de los tiempos y de los problemas que vivimos, debe partir de una visión crítica de la realidad, de una visión bien fundamentada, a fin de generar posturas de vida pertinentemente esperanzadoras, comprometidas por la búsqueda de una vida digna a nivel social y personal. Tal vez desde aquí habría que analizar los festejos del Bicentenario, tratando de entender sus valores, sus límites, sus contradicciones.


Parlamento, jóvenes y educación ciudadana

Autora: Ma. Isabel Royo Sorrosal datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Puebla, 22 de septiembre

     Cuando le cuestiona han a Fernando Rielo -filósofo y poeta español fallecido en 2004- sobre las formas de ver el mundo, respondía que una visión bien formada de la realidad precisa tres características fundamentales: ser potenciadora, incluyente y dialógica. Efectivamente educara los jóvenes sin reduccionismos ni exclusiones y sin fanatismos es alejarlos de prejuicios e intereses partidistas. De ser así, los jóvenes estarían preparados para una nueva sociedad que busque con fuerte espíritu: la paz, la vida, la unidad, el amor. Estamos hablando de una utopía, sí. Pero ¿qué sería de nuestro mundo y nuestros jóvenes sin un poco de esperanza?
     El pasado 13 de agosto se celebró el Parlamento Universal de la Juventud (PUJ) en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, donde 300 jóvenes de 21 países aprobaron una Carta Magna de Valores para una Nueva Civilización, fruto del trabajo de miles de jóvenes a lo largo de varios años. El PUJ es foro permanente de diálogo que encuentra sus orígenes en 1991 por una carta fundacional del autor arriba nombrado. En ella figura como misión "incrementar el compromiso personal de cada joven... unido al compromiso de los demás jóvenes de todos los credos, razas y países". Ahora el Parlamento, a través de la reciente Carta Magna presenta los actores, relaciones y ámbitos de acción necesarios para una nueva sociedad que defienda las a.spiraciones y dignidad del ser humano. Desde el modelo de unidad y amor que presenta la persona de Cristo propone la búsqueda del bien común para una sociedad que supere los conflictos vigentes de la guerra, los múltiples atentados contra la vida humana, el hambre, la inequidad, el desempleo. el problema ambiental, etc.
     Lo novedoso de la iniciativa es su propositividad. No se trata de un manifiesto de protesta, ni traslada la responsabilidad de cambiar la sociedad a otras personas o entes, sino que es una declaración de compromisos personales. Los jóvenes, convencidos de que el cambio debe empezar por ellos mismos, señalan ámbitos de la convivencia humana que requieren transformaciones profundas: las relaciones interpersonales, la familia, la política, la economía, el medio ambiente, la educación y las redes de comunicación. Pasar de las declaraciones a las acciones concretas en estos ámbitos supone un ejercicio de ciudadanía que busca iluminar políticas nacionales e internacionales sobre temas claves para la humanidad.
     ¿Cómo se puede hacer realidad? ¿Con el compromiso de cada joven para después proyectarlo en sus entornos? Este Parlamento se propone como fin que todos los jóvenes, sin distinción alguna, investiguen y analicen aquellos temas que les preocupan y que sus conclusiones y propuestas sean escuchadas a nivel mundial por todas las instancias políticas, sociales y religiosas. Se trata de ir formando una conciencia ciudadana y universal que impulse la unidad y la paz de los pueblos


jueves, septiembre 23, 2010

Bicentenario y centenario: ¿Algo qué celebrar?

Autor: Martín López Calva datos del autor haz clikc aquí
Publicado: Puebla on line, 14 de septiembre de 2010

·                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 El mes de septiembre obliga a tocar el tema del bicentenario de la independencia que estamos conmemorando junto con el centenario de la revolución. Dos fechas emblemáticas para el país que llegan en momentos especialmente difíciles en los que la violencia, la inseguridad, la crisis económica, la inmovilidad política y el desánimo social parecen ser las constantes que definen el ambiente nacional. 
     Un aspecto central que ha dominado los medios de comunicación en estos últimos tiempos es el debate acerca de la celebración que, de manera tan desorganizada y mal comunicada, está realizando el gobierno federal. ¿Hay realmente algo que celebrar?
Abundan en los periódicos y en los programas de radio y televisión e inundan los buzones de correo electrónico los mensajes a favor y en contra.  La mayoría de estos mensajes, columnas y mesas de debate oscilan entre el extremo optimista ingenuo –quasi patriotero- que se pronuncia a favor de las celebraciones por motivos sentimentales válidos pero superficiales o cuando menos insuficientes –“una sopa caldosa, escuchar el himno nacional, una danza folklórica…”- y el extremo “políticamente correcto” entre los “intelectuales de vanguardia y de izquierda” que centran sus argumentos en contra de toda celebración en una visión que se encierra en el estado actual de las cosas –la pobreza, la exclusión, la violencia imperante, etc.- y se enfoca en una visión catastrofista de nuestra realidad.
     Solamente algunos de estos ejemplos de textos y reflexiones tratan de hacer un balance a partir de un análisis más complejo y con un horizonte histórico que aporte elementos para poner en la balanza los motivos y razones para sumarnos o no a las celebraciones.
En estos pocos ejercicios complejos y con visión de largo aliento parece predominar la postura de un equilibrio entre una sana celebración que sirva como reconocimiento de los indudables avances que como país se han vivido hasta hoy y como elemento de cohesión social que reconstituya un poco el maltrecho tejido social y un ejercicio de recapitulación histórica crítica que, reconociendo las deudas pendientes y los severos problemas que aquejan al país en el presente, apunte hacia la generación de acuerdos mínimos entre todas las fuerzas económicas, políticas y sociales para construir un mejor futuro.
     Independientemente de que los eventos, monumentos, actividades conmemorativas y publicaciones históricas programadas por el gobierno y las organizaciones de la sociedad civil sean o no las adecuadas, sin renunciar a la crítica sobre la eficiencia y pertinencia del presupuesto destinado para ello y su ejercicio, estos planteamientos analíticos coinciden en invitarnos como mexicanos a celebrar con orgullo todo lo que el país ha ido siendo y haciendo a lo largo de esta historia conflictiva y difícil, para caer en la cuenta de los elementos que han promovido los avances sociales, de los obstáculos que han impedido resolver de fondo los problemas de desigualdad, injusticia y exclusión que padecemos y de los elementos que hoy se requieren para afrontar con relativo éxito los desafíos del siglo XXI que son distintos –aunque algunos de ellos tengan sus raíces en el pasado- que los del inicio del siglo XIX o los del siglo XX.
     Desde mi punto de vista y tratando de pensar con perspectiva histórica, es indudable que hay mucho que celebrar en estas fiestas patrias. México no es el mismo después de estos doscientos años. El avance en la construcción de un estado más sustentado en instituciones que en caudillos o héroes individuales, la construcción de una sociedad civil incipiente pero crecientemente participativa, los enormes saltos en cobertura educativa (basta comparar los porcentajes de cobertura en educación básica durante el porfiriato y los actuales), en salud pública, servicios, interrelación con el mundo, tecnología, expectativa de vida, equilibrio de poderes, elecciones libres y observadas por organizaciones independientes, sistema de partidos, libertad de expresión, etc. son más que evidentes a pesar de que aún falte mucho por caminar en todos estos terrenos y existan nuevos problemas.
     En estas fechas históricas, ojalá podamos dar el salto del falso patriotismo de mariachi y festejo efímero, pero no hacia el reino del pesimismo y la desmoralización disfrazados de crítica y expresados en slogans ideológicos,  sino hacia una ciudadanía cada vez más reflexiva, históricamente consciente y responsable, capaz de reconocer los enormes desafíos que nos plantean los urgentes problemas nacionales sin regatearnos la posibilidad de celebrar lo que somos hoy, que es producto imperfecto pero real del sueño de nuestros antepasados:  los que dieron su vida por una nación independiente, justa y democrática y los que perdieron la vida en este empeño.

¿Qué celebramos con el Bicentenario de la Independencia?

Autor: Mauricio López Figueroa
Publicado: E-Consulta, 14 de septiembre de 2010


     La Nación se viste de fiesta. Hemos sido convocados a magna celebración; las calles y avenidas, las plazas y edificios, están lustrosos de nacionalismo y convertidos en espacios heroicos; se nos invita a compartir un espíritu común que nos recuerde el vínculo histórico con lo mexicano: hace doscientos años el sueño de pocos germinó en la conciencia de muchos, sueños y acciones que inauguraron la aventura de un país que, la verdad, no se termina por definir.
     ¿Cuál es el o los significado del Bicentenario? ¿Qué tiene que ver este hecho con las historias y cotidianidades de las millones de personas que nos llamamos mexicanos? ¿Qué es el Bicentenario más allá de los arrebatados discursos de los funcionarios públicos que se adoran a sí mismos y de las atiborradas agendas de los partidos políticos preocupados por perpetuar su versión de "patriotismo"? ¿Dónde quedamos nosotros, los de a pie? ¿Qué es para nosotros semejante hecho de nuestra Historia, más allá de las campañas coloridas repletas de victoriosas campanas, sombreros desparramados y estandartes de oro?
     El movimiento insurgente, como todo hecho histórico, es complejo y requiere distintas miradas (política, social, internacional, cultural, etc.) y contextualizaciones para entender la profundidad y los alcances de tal suceso, y sobre todo para formular los aprendizajes pertinentes en nuestro momento presente. Al revisar el proceso de la Independencia de México es interesante identificar un fenómeno singular que se constata en la historia de otras naciones, particularmente las oprimidas. Durante la década que duró el movimiento insurgente en nuestro país emergió gradualmente una conciencia nacional, una incipiente identidad que animó el despertar de un pueblo en su diversidad. La conciencia de esta diversidad, lejos de ser lisa y llana y de ser aceptada sin más entre criollos y mestizos (de hecho la independencia inició como un movimiento criollo que no reconocía o ignoraba las otras castas), implicó conflictos y fragmentaciones que aún hoy, en muchos lugares de nuestro país, no están resueltas. No obstante, la identidad emergente de hace doscientos años dejaba claro, tal vez por primera vez, que somos diferentes y que esa diferencia resultaba una novedad en la medida en que como pueblo se tomaba distancia de la raíz indígena y española.
     Es fundamental reconocer nuestras diferencias. La mexicanidad no puede ser entendida bajo un símbolo que uniforma las conciencias y las metas de progreso; somos diferentes y en el esfuerzo por valorar y apreciar la diversidad cada individuo estará en posibilidades de afirmarse y contribuir a un mejor país: con mayor armonía, mayor cohesión, mayor capacidad de diálogo, mayor solidaridad. Mayor orgullo.
     En este sentido, es importante subrayar que la identidad es algo mucho más dinámico y sutil, lo cual contrasta con las imágenes estáticas y nacionalistas que los gobiernos y los medios de comunicación intentan posicionar en las conciencias para uniformarlas. La identidad, lo que nos hace diferentes, tiene que ver con el modo en como conviven las distintas maneras de ser y de ver el mundo en nuestro país, por lo tanto, la diversidad supone el reconocimiento y el respeto por lo diferente, supone también la búsqueda permanente de la convivencia, la cual ciertamente no es fácil porque convivir implica siempre e invariablemente la tensión y el conflicto, no obstante el conflicto forma parte de nuestros modos de ser y la clave radica en cuál es nuestra contribución personal a su superación y cómo logramos ponernos de acuerdo. La participación social es la clave de la identidad nacional.
     De manera que recordar la Independencia es actualizar esa diferencia en nuestro presente a partir de dos aspectos que desafían a la ciudadanía actual. Por un lado, el esfuerzo permanente de tomar distancia crítica de lo que "oficialmente" se nos dice e impone como "orgullo nacional" o como "lo mexicano", referentes simplistas y reduccionistas que no promueven una conciencia nacional; cuestionar las historias oficiales que no permiten apreciar la complejidad de los procesos históricos y el papel de las sociedades, más allá de liderazgos mesiánicos y heroicos, en el avance y retroceso. Celebrar la Independencia implica un espíritu permanentemente subversivo frente a lo establecido.
     Por otro lado, la participación social responsable caracterizada por el esfuerzo por contribuir, desde la propia trinchera y con los propios recursos y convicciones, a la mejora de las condiciones de vida compartidas y a la convivencia armoniosa. La participación social es la manera en como se concreta el respeto por la diversidad a partir de las acciones responsables que favorezcan y promuevan la convivencia solidaria, la convivencia interesada en el bien común; la convivencia que no niega ni anula el conflicto, sino que construye sentido desde él. Celebrar la Independencia supone una actitud proactiva que contribuya, respetando las diferencias, al desarrollo de todos.
     ¿Qué es lo que celebramos en el Bicentenario de nuestra independencia? ¿Realmente hay algo que celebrar, sobre todo cuando nuestro país parece resquebrajarse por la violencia, la corrupción y la impunidad? No celebramos el grito, ni las campanas al vuelo o los estandartes y banderas tricolores. A doscientos años lo que celebramos es la búsqueda compartida de ser mejores a pesar de las adversidades, pues festejar la independencia significa seguir peleando por ella.


 

martes, septiembre 14, 2010

"El justo y firme odio"

Autor:Alejandro Ortiz Cotte   
jueves, 02 de septiembre de 2010
Para comprender bien el enfrentamiento que esta teniendo Marcelo Ebrard y el cardenal Sandoval debemos de contextualizarlo históricamente como la última pelea de un viejo odio. Es claro que no se trata solamente de un pleito personal (aunque por el tipo de diálogo y argumentos con los cuales se expresan estos personajes parece, más bien, pleito callejero) sino que se trata de un antiguo y violento conflicto histórico entre la Iglesia Católica jerárquica y el Estado Mexicano. Recordemos que en la historia de nuestro país, estos dos actores sociales han construido una "relación" bastante enfermiza que ha configurado a su vez, junto con otros factores, el país enfermo que tenemos actualmente.
La iglesia católica, desde que asumió una relación estrecha con los poderes imperiales en Roma (siglo IV d.C.) se constituyó en una institución que vigilaba no sólo los interés espirituales y religiosos de sus creyentes, sino que se convirtió en la reguladora social, económica, moral y política del mundo occidental. Se atribuyó funciones político-sociales, que nunca propuso su fundador, sin embargo le ayudaron a mantenerse en la cúspide de las decisiones mundiales y se le dejó hacerlo desde acuerdos fácticos con los poderes más altos y con la aceptación religiosa por parte del pueblo. Por eso la Iglesia se "acostumbró" a ser, no sólo guía espiritual sino también a ser una institución social que normaba los concretos de la vida política de un país, fomentaba y bendecía sus regulaciones y alianzas económicas y le construía límites morales claros, precisos y útiles para la vida política y económica de sus pueblos, aunque la mayoría de veces se favorecía más a las élites que al pueblo sencillo.
Estas funciones eclesiales se vieron atacadas y usurpadas con la llegada de la Ilustración y del liberalismo de los siglos XVIII y XIX. Estas filosofías sociales y políticas buscaban dos cosas: la instauración de modelos democráticos, en vez de monarquías y papados, y el uso de la razón en vez de creencias y dogmas. Esto que se produjo en Europa llegó a América en los períodos de independencia. Desde entonces el conflicto nació y se constituyó en lo normal cotidiano en las relaciones de la Iglesia y el Estado. Es interesante saber que en esta relación de odio no han existido ganadores ni perdedores absolutos, hay momentos dónde la Iglesia parece ganar y en otros parece perder y lo mismo podríamos decir del Estado. Lo que creo, revisando la historia, es que el único perdedor ha sido el pueblo sencillo mexicano. Ya que se le ha dificultado congeniar dos "figuras" vitales para su convivencia y desarrollo social: ser creyente y ser ciudadano. Dos figuras vitales para su propia construcción humana y social que en vez de vivir en armonía o tan siquiera en una tensa y respetuosa relación, se han visto y vivido, a lo largo de la historia, como antagónicas y en ocasiones como excluyentes y enemigas entre sí.
Esta vieja historia de odio esta llena de mala palabra y mucha sangre. Desde su origen la violencia escrita y física ha caracterizado esta relación. Ejemplos sobran. Podemos hablar de la reforma del presidente Juárez expropiando los bienes eclesiales y al mismo tiempo la participación del Obispo Labastida haciendo tratos con Francia para traer a un rey que enfrentara a Juárez; podemos hablar de la persecución religiosa impuesta por Calles y de todos los muertos que produjo; de la guerra interna entre católicos y el gobierno llamada "cristiada" que se dio entre 1926 y 1929, continuando en algunos estados hasta 1931, entre otros muchos acontecimientos históricos que han marcado al país y los protagonistas han sido la Iglesia católica jerárquica y el Estado mexicano. Termino recordando, en este contexto de celebraciones patrias, aquella interesante bula escrita por el Papa Pío VII llamada "Etsi longissimo terrarum" en 1816 dirigida a sus arzobispos, obispos y clero de América que en su segundo párrafo decía "Y como sea uno de sus hermosos y principales preceptos el que prescribe la sumisión a las autoridades superiores, no dudamos que en las conmociones de esos países, que tan amargas han sido para Nuestro Corazón, no habréis cesado de inspirar a vuestra grey el justo y firme odio con que debe mirarlas" de esta manera se pedía que no se aceptara el movimiento de independencia sino que "recomendando con el mayor ahínco la fidelidad y obediencia debidas a vuestro Monarca" se volviera a la sumisión de "nuestro carísimo Hijo en Jesucristo, Fernando, vuestro Rey Católico". Desde ahí nació el odio en esta relación particular.
Por tanto no es sólo el tema de la adopción en parejas homosexuales la discusión actual, se trata también de un "justo y firme odio" que se ha mantenido a lo largo de nuestra historia, que ha sido mutuo y no ha dejado al país construir una cultura incluyente y tolerante entre los diferentes.
 

martes, septiembre 07, 2010

El uso de la filosofía en la vida cotidiana

Autor: Rubén Hernández Herrera
Publicado: Puebla on line, 31 de agosto de 2010

     Con relativa frecuencia en el transcurso de una conversación se escuchan afirmaciones en la que los interlocutores enfáticamente hace referencia a “su filosofía”, así, “su filosofía le dice tal, o cual cosa”, o su filosofía le permite o no le permite hacer tal o cual cosa”, o “a partir de mi filosofía sostengo tal posición”, es decir, la gente afirma que tiene una filosofía propia. Pero, ¿qué se quiere decir cuando se afirma que se posee una filosofía propia? Si radicalmente cada persona poseyera una filosofía propia, producto de intelecto, de su reflexión, entendiendo por ésta como una posición diferente ante la vida que le hace actuar en consecuencia, sin lugar a dudas sería imposible cualquier intento de diálogo, de compartir experiencias, de convivencia. Si todos los humanos tuviéramos que elaborar una filosofía propia nos encontraríamos ante una tarea por demás imposible de sistematizar. Cuando se afirma que se tiene una filosofía propia en la práctica se está reconociendo que es importante tener unos fundamentos, principios básicos que armonicen y organicen la propia visión del mundo, ideas que sustenten el orden que queremos que exista. Se reconoce, por tanto, que se tiene aversión a un mundo que carezca de comprensión, de lógica, en donde las ideas y la conducta humana no tuvieran consistencia.
     Quien enfatiza una posición filosófica desea que se tome en cuenta tanto su capacidad de pensar, como su capacidad de organizar al mundo que le rodea, etc. Pero ¿a qué tipo de filosofía se está haciendo referencia? A todas y ninguna. La gente reconoce que tiene una cosmovisión que ha asumido, que le sirve de guía y ésta es adquirida por experiencia cultural, no porque se haya leído en los libros o se haya estudiado formalmente en un centro educativo. Esto es posible mediante el fenómeno conocido como endoculturación, aportación valiosa de los antropólogos culturales, que explica que la gente adquiere normas morales, políticas, religiosas, familiares, formas de apreciar y vivir la realidad, evaluar los acontecimientos, de apreciar lo que es bello, o rechazar lo que es feo, en definitiva, la construcción de aquello tan apreciado por los humanos que denominamos como verdad, etc. Ideas todas provenientes del entorno que son introducidas en la persona, en la intimidad de su conciencia, y ésta las adopta reconociéndolas como propias, como si él las hubiera gestado, elaborado y procesado.
     Pese a esta situación, si el entorno es suficientemente flexible como para la libre circulación de ideas, propiciando la aceptación de nuevas posibilidades el pensamiento se podrá enriquecer, pero si, por el contrario, el entorno es estático, poco dado a las innovaciones, a preferir el saber aceptado, “propio”, a cualquier otra posibilidad, puede convertirse en un dogmático del pensamiento, del decir y hacer. Con la posición adquirida se quiere hacer frente a los múltiples retos que presenta la vida cotidiana, retos que pueden ser problemas o conflictos. En sociedades o “mundo” estáticos quizá con esa posición fuera suficiente, pero en sociedades abiertas, plurales e incluyentes, como son o deberían ser las contemporáneas, no basta con parapetarse en una posición monolítica y cerrada.
     La filosofía vivida, asumida, en las condiciones citadas, adopta de las diferentes posiciones filosóficas algunos elementos sueltos que han permeado la cultura, siendo desde este origen un collage de ideas que conviven sin descubrir las antinomias o inconsistencias que esto lleva en sí. En otros términos, se adoptan posiciones filosóficas necesariamente eclécticas. Así, se hace convivir principios existencialistas con principios funcionalistas, el idealismo con el materialismo, según fuere necesario y conveniente. En la práctica se puede ser marxista, estructuralista, vitalista, idealista, e incluso, cínico sin saberlo. La jerga filosófica, y cualquier jerga disciplinar, se introduce en el diario vivir y es adoptado como uso corriente, tenga o no que ver con lo que los filósofos que la crearon quisieron decir. Cuando se dice cotidianamente tómalo con filosofía se está haciendo referencia sin saberlo a la filosofía estoica que promovía la aceptación de las cosas con la más digna de las resignaciones. La filosofía, pese a lo que se pudiera pensar no está recluida en claustros en donde gente de aspecto raro y distante habla con palabras ininteligibles solo para iniciados. Las ideas que la filosofía occidental ha creado a través de los siglos han encontrado la manera de subsistir filtrado a través de los poros de la cultura, haciéndose presente en el diario vivir. Interesante sería que la gente fuera capaz de identificar el origen de las ideas con las cuales se identifica para poder asumir posiciones más lúcidas y consistentes. El filósofo canadiense Lou Marinoff en su muy conocido libro “Más Platón y menos Prozac” ha reconocido las bondades de la filosofía clásica en la vida cotidiana, recomendando su conocimiento y aplicación como medio para resolver y afrontar los problemas y conflictos de la vida cotidiana. Siendo así la filosofía una efectiva fuente terapéutica en tiempos de confusión, como son los presentes, en los que es un imperativo contar con “nuevos” recursos o medios para acercarnos y comprender los dilemas con los que la vida cotidiana nos interpela.

La negociación requerida

Autor: Raúl Rodríguez Cruz
publicado: El Columnista, 01 de septiembre de 2010

Emblemático es el 1º de septiembre de 2010 en lo nacional y lo estatal. Ello se debe a las implicaciones en términos políticos-institucionales que habrán de materializarse y analizarse a lo largo de lo que resta del presente año.
     La fecha marca el inicio de las actividades legislativas del Congreso de la Unión, enfáticamente por el hecho de que para el presente periodo de sesiones del órgano representativo y deliberativo implica la recepción, análisis, discusión, modificación de ser el caso, y aprobación de la Ley de Ingresos de la Federación como del Presupuesto de Egresos de la federación.
     Es de destacar lo anterior bajo ciertas circunstancias en las que se encuentra el país en términos estructurales y coyunturales. Ello significa que a punto de iniciar el comienzo del cierre de la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa habrá de observarse cuidadosamente a qué rubros de la actividad del Ejecutivo se destinarán los recursos más amplios y el impacto que se espera de ellos en los ciudadanos e invariablemente en la legitimidad del gobierno en su conjunto.
     Una de las circunstancias a las que aludo son los recientes Diálogos por la Seguridad y el reconocimiento que se ha dado respecto de la estrategia fallida en contra del crimen organizado, entonces parte de nuestras observaciones habrán de centrase en la cantidad del presupuesto que se destinará al rubro de seguridad pública y seguridad nacional, lo cual nos dará un panorama sobre la importancia que sigue teniendo el tema para el titular del ejecutivo.
     Aunado a lo anterior habrá que monitorear cuándo y cómo se discutirán las recientes iniciativas sobre el ataque a las operaciones financieras del crimen organizado que presentó el titular del ejecutivo el pasado jueves 26 del presente. Ello significa que las comisiones de Seguridad Pública, Defensa Nacional, Marina, así como la de Presupuesto y Cuenta Pública, entre otras, tendrán una actividad intensa y no exenta de momentos álgidos. A lo anterior se suma la relevancia de dar seguimiento al comportamiento y actividad legislativa de los 15 legisladores poblanos en la Cámara de Diputados y a los 4 Senadores en la respectiva instancia, lo cual habrá de ser así por el nada sencillo hecho de saber qué postura toman en tanto el presupuesto federal tiene consecuencias directas e indirectas en las entidades federativas y sus respectivos municipios.
     Para nosotros particularmente es interesante cuando nos encontramos a escasos cinco meses de la llegada de un conjunto de fuerzas políticas, diferentes al PRI, encabezadas en el Poder Ejecutivo local por Rafael Moreno Valle, dicho de otro modo, nos importa porque es necesario saber si su actividad y compromiso son para con la ciudadanía y la entidad poblana o se tornan a favor de sus intereses políticos personales para limitar o apoyar al gobernador entrante aún cuando pertenezcan al mismo instituto político. Ello hablaría de la madurez política, pero sobre todo de la asunción de la enorme responsabilidad pública con que cuentan y el cómo la ejercerán a favor de quién los colocó en el cargo que ahora se encuentran.
     Por si lo anterior fuera poco hay que recordar las variadas y trascendentales conversaciones del gobernador electo, Rafael Moreno Valle, con Secretarios de Estado federales para el arranque consistente de su administración. De aquellas reuniones me permito mantenerle presente que la primera reunión fue con el Secretario de Seguridad Pública y la segunda con el Secretario de Hacienda y Crédito Público, entiéndase que los temas prioritarios para la agenda de gobierno de la administración que iniciará el 1º de febrero de 2011 es la seguridad y los temas económicos para poder solventar las acciones que decida emprender. La ruta que siguió el gobernador electo fue y es la de buscar el apoyo desde la federación e ir cabildeando los montos de los recursos que se encontrarán etiquetados para su ejercicio el año entrante, entonces podemos aseverar una actitud más previsora en el supuesto de que se presentaran las resistencias y los bloqueos por parte de los legisladores priistas en la Cámara de Diputados.
     Ello quiere decir que los caminos y recursos de la negociación política son variados pero imbricados, que la alternancia en el poder estatal es sólo una precondición para el desarrollo político y el crecimiento económico de la entidad. Que el talante democrático no sólo habrá de expresarse discursivamente, sino materializarse en acciones concretas, además que dicho talante no sólo es imputable por su necesidad a quien dejará el cargo de gobernador, sino a quien habrá de ocuparlo, pero aunado a ello es necesaria, más no suficiente, la colaboración y la corresponsabilidad de los legisladores federales y locales, ya que la trascendencia no es de los proyectos para Puebla, sino en sí misma para Puebla, los proyectos son el vehículo más no el fin.
Ello quiere decir que la voluntad, como las dotes, para la negociación es un bien intermedio para el logro de las metas, sugiriendo y asumiendo que la meta es mantener y elevar a Puebla como entidad federativa como una de las más rentables en la República Mexicana en todos los sentidos que el caso amerita. También significa que los involucrados asuman la regla básica de cualquier negociación, todos ganan, no forzosamente lo mismo, pero ganan, a lo cual hay que establecer que dicha negociación tiene como supuesto mayor que la ganadora más beneficiada es la sociedad poblana. Pareciera que presenciamos más un dilema que resolver que la edificación de una puerta para acceder a mejores posiciones como sociedad.
     Quien percibe un dilema, percibe de manera incorrecta, no hay tal dilema en tanto la meta, ya dijimos, es continuar con la mejora de la entidad. Entonces, la correlación de fuerzas debe buscar la manera de eliminar la tensión y la incertidumbre, no sólo para los actores políticos sino para los ciudadanos. Varios postulados político-administrativos hay, lo cierto es que el querer defender que sólo con dinero se atienden las necesidades y se resuelven los problemas de los ciudadanos es una necedad y muestra de una ausencia de habilidades de gestión pública, como necedad es el pretender que con recursos sumamente limitados se pueden alcanzar objetivos por más destreza que exista en la gestión.
     Un antiquísimo postulado de la teoría como de la acción del Estado indica la necesaria separación de poderes, ya que la finalidad es limitar y contrapesar el ejercicio del poder, más no significa un obstáculo a la colaboración entre poderes en aras del cumplimiento de las labores sustantivas del Estado, atender y gobernar a la sociedad. Entonces negociar tiene como meta la satisfacción ciudadana, dichas habilidades habrán de ser esenciales entre cualquier actor político de cualquier fuerza política, así como entre los poderes que integran a nuestra entidad, así como a las instituciones de otros órdenes de gobierno como es el Congreso de la Unión y el Poder Ejecutivo.

¿Marihuana en la farmacia?

Autor: Alexis Vera
Publicado: Puebla on line 4 de septiembre de 2010

     Un tema sin duda polémico es la legalización de drogas, en especial en una sociedad fundamentalmente conservadora como la nuestra. Todos en México estamos indignados por las terribles consecuencias de convivir con el narcotráfico, que en este sexenio se ha convertido prácticamente en el enemigo público número uno. Pero como sociedad no se nos ocurren mejores ideas que las del gobierno para solucionar el problema. Queremos continuar con la misma vieja estrategia de policías y ladrones, aunque las evidencias sugieren que las cosas no mejorarán verdaderamente si seguimos caminando por ahí.
     El Chicago de Al Capone se parecía al México de El Chapo. En aquel Chicago había violentos ajustes de cuentas entre bandas contrabandistas; corrupción, compra de policías y jueces; robos y crimen organizado, etc. El licor, otrora ilegal, ahora se compra sin mayores problemas en la tienda de la esquina. ¿Significa entonces que legalizar las drogas en México es la solución? Me parece que no es la estrategia que nos liberará del desastre, pero tal vez sea la menos mala de todas.
     Con una probabilidad casi nula de que el consumo de drogas desaparezca del mundo, tenemos que pensar en cuál es la mejor forma de convivir con esto. ¿Será la violencia como ahora se ha elegido? Me parece que difícilmente la violencia es una respuesta constructiva a algo. ¿Será entonces la pasividad que se vivió en años anteriores? ¿Hacernos de la vista gorda y no interferir ni ponerle reglas al juego? Tampoco me parece razonable porque entonces el problema proliferará “por debajo del agua” hasta que se asome como un iceberg y destruirlo sea virtualmente imposible. Entrar en un proceso de legalización paulatino y estratético parece ser pues la respuesta menos mala. Sin embargo, cualquier cosa que se haga no será completamente eficaz.
     Legalizar las drogas que hoy son ilegales en México es complejo y tomaría muchos años para que la estrategia empiece a dar sus mejores resultados. Sin embargo, me parece que éste es el esquema que más potencial tiene de minimizar significativamente los principales efectos del consumo y tráfico de drogas en el mediano y largo plazo. La complejidad de esta estrategia radica en el enorme esfuerzo de coordinación internacional que requiere. En efecto, para que dé mejores resultados se requiere que al menos Estados Unidos, Canadá y los principales productores del continente americano hagan lo mismo que nosotros. El problema no puede ser abordado solamente desde una perspectiva nacional, se necesita cooperación internacional y, entre más países se involucren, mejor. El liderazgo de la ONU podría ser clave en esta estrategia.
     El semanario británico The Economist concluyó recientemente que, ante una eventual liberalización de las drogas a nivel internacional, los países productores y exportadores (como México y Colombia) tendrían más qué ganar, y los países consumidores (como Estados Unidos y Europa Occidental) tendrían más qué perder, al menos en el corto y mediano plazo. Pero su conclusión es que, a la larga, la cosa iría mejor que como estamos hoy para todos.
     Legalizar las drogas implicaría que quienes hoy las venden salgan de la oscuridad y la violencia a ganarse la vida como cualquier empresa honesta lo hace. Tendrían que pagar impuestos como la mayoría de nosotros. El precio de estas drogas estaría normado, controlado y gravado por el gobierno; así como las actividades de producción, distribución, marketing, venta y consumo. Muchos productos en la actualidad tienen diversos controles de este tipo. Sólo por nombrar algunos tenemos al tabaco, alcohol y antibióticos. De cualquier manera encontraríamos, como en el caso del alcohol y tabaco, contrabando y mercado negro; pero sería mucho menos grande y violento que el actual.
     La mayor parte del dinero que hoy gasta el gobierno persiguiendo narcotraficantes se podría emplear en programas de salud preventiva, tratamiento y educación para minimizar el consumo e impacto en la salud. Esto es más fácil de controlar que una guerra de policías y ladrones.
     No es difícil imaginar que a quien menos le conviene la legalización es justamente a los narcotraficantes que hoy gozan de precios exorbitantes en todos sus productos. Y los precios son altos justamente porque son productos prohibidos. Legalizar con inteligencia fracturaría significativamente las utilidades del narco y, por lo tanto, los incentivos para trabajar en esta “industria”.