jueves, noviembre 30, 2006

DESAFÍOS DE LAS UNIVERSIDADES EN UN MUNDO GLOBALIZADO

Autora: Mtra. Laura Rodríguez M.
Publicación: Síntesis, 30 Noviembre 2006.

La globalización, como un fenómeno multidimensional e integrado, tiene variadas connotaciones en los diversos ámbitos de la vida humana: en el económico, cultural, político, social, psicológico y educativo. En efecto, Las megatendencias de los procesos globalizadores se traducen en grandes transformaciones en todas las esferas de la vida humana.

Lo expuesto plantea a la Universidad un doble desafío. Por un lado, la formación de cuadros profesionales que respondan a los requerimientos de la nueva economía y a la re-configuración de los mercados laborales. Por otro, la comprensión, análisis y diseño de propuestas ante las problemáticas mundiales que exigen la construcción de una globalización con rostro humano. Esto coloca a la Universidad en la encrucijada que se halla entre la necesidad de capacitar para promover la integración de los futuros profesionistas al proceso globalizador y la exigencia de propugnar por el cambio del paradigma economista y excluyente a otro que dé prioridad al ser humano y a la naturaleza.

Estos desafíos han sido asumidos por diversos organismos nacionales e internacionales. La UNESCO, tras estudiar el panorama mundial y reconocer el papel clave que las Instituciones de Educación Superior tienen en la Sociedad del Conocimiento, establece como objetivo de la mismas: el servicio a un orden mundial que contemple la construcción de una sociedad mejor, más justa, equitativa, tolerante y solidaria.

Por esto, las Universidades requieren responder a estos desafíos que se encuentran íntimamente relacionados, en su estructura y dinámica. Algunos de los ámbitos más destacados en las que las universidades deben hacer labor se desarrollan a continuación:

En el ámbito intelectual, las Universidades enfrentan, en el contexto de la Sociedad del Conocimiento, requerimientos de expansión y diversificación, actualización permanente, generación de conocimiento aplicado, interrelación con sistemas productivos y financieros, incorporación de nuevas tecnologías de información y comunicación en el proceso enseñanza-aprendizaje, entre otros. De ahí la relevancia de que se mantengan dispuestas a una permanente renovación e innovación de métodos y estrategias educativas.

En el ámbito social, las Universidades deben promover la construcción de una nueva ciudadanía, en la que prevalezca el compromiso con desarrollo humano, la cooperación, la solidaridad y la justicia social. De ahí la importancia de favorecer que los universitarios conozcan otras realidades como la migración, el cambio climático o los conflictos internacionales, que los sensibilicen al entorno actual.

En el ámbito laboral, las Universidades deben procurar un medio propicio para el desarrollo tanto de competencias cognoscitivas superiores como de competencias de empleabilidad que permitan al futuro profesionista integrarse y desenvolverse eficazmente en economías con fuertes presiones competitivas. También deben favorecer el análisis crítico de la realidad y la búsqueda del bienestar personal y social sustentado en la justicia, la paz y la equidad.

Finalmente en el ámbito ético, las Universidades deben contribuir al desarrollo de las potencialidades de las personas y formarlas para: realizar una actividad productiva; participar en el mejoramiento de su entorno familiar, comunitario y social; convivir en armonía con otras personas; y para incrementar la propensión a una vida sana y a una mejor calidad de vida.

Como vemos, las Universidades tienen gran injerencia en la vida futura de la sociedad en la medida que preparen a los universitarios a asumir sus futuras responsabilidades sociales, contribuyan a la formación de personas útiles y productivas, aporten a la generación de una convivencia más armoniosa y al ejercicio una participación respetuosa de la diversidad. Todo ello con miras a la construcción de sociedades más democráticas, tolerantes, estables, justas y pacíficas.

lunes, noviembre 27, 2006

¿Listos para la democracia?

Autor: Guillermo Hinojosa R.
Publicación: e-consulta, 27 Noviembre 2006

No se podría culpar a un observador extranjero que llegara a la conclusión de que los mexicanos no están listos para la democracia. Si acaso se le podría reclamar que no se metiera en los asuntos nacionales. En realidad tampoco se podría culpar a un observador mexicano que llegara a la misma conclusión.
¿Cuál sería el razonamiento de nuestros supuestos observadores para llegar a tan indeseable conclusión? Algo así como: México vivió en relativa paz mientras duró el régimen priísta no democrático. Cierto que había represión, miseria y corrupción pero algo se avanzaba; bastaba la voluntad del presidente para que las cosas se hicieran. Hubo algunos presidentes medio desenfrenados pero sus locuras las corregía el sucesor.
En el año 2000 la presión popular, y la votación, fue tal que el viejo régimen tuvo que ceder la presidencia y el nuevo declaró formalmente que México ya era democrático. Quizá el presidente Fox no fue un buen político, lo cierto es que fue el único que creyó que de veras ya había democracia en México y actuó en consecuencia. Pero nadie más.
Los diputados siguieron pensando que su deber era desbaratar la omnipotencia presidencial. Aún los del mismo partido del presidente siguieron comportándose como si siguieran siendo la oposición de siempre. Los poderes informales como los sindicatos corporativos, los luchadores sociales, los líderes de movimientos populares, todos siguieron actuando como si el presidente fuera todopoderoso, como si no hubiera democracia y viviéramos en un régimen autoritario.
Cuando el presidente respondía que no le tocaba resolver este o ese problema, lo criticaron por débil. Cuando los diputados probaron su poder y bloquearon todas las iniciativas presidenciales dijeron que el presidente era inepto porque no sabía negociar con ellos y no lograba hacer aprobar sus proyectos.
Todo el sexenio de Fox se perdió políticamente porque muy pocos supieron comportarse como demócratas. Las costumbres y tradiciones del viejo régimen no se pudieron cambiar de la noche a la mañana. Aun hoy, los líderes de la APPO exigen hablar ‘directamente con el presidente’ como si quisieran hablar con su majestad el rey, el último recurso, el único que puede resolverles el problema. No oyeron la declaración formal de que México ya era un país democrático donde el presidente encabeza uno de los tres poderes y no puede obligar a los otros dos, ni meterse en asuntos internos de los estados.
Lo que ha sucedido a partir de la elección del dos de julio de 2006 no hace más que confirmar la sospecha de que los mexicanos no están listos para la democracia; no la quieren; no saben cómo es; no pueden vivir en ella. ¿De qué otra manera se puede entender que intelectuales generalmente sensatos, opinadores públicos, líderes sociales, un partido político íntegro con todo y sus senadores y diputados electos democráticamente, crean que las acciones de López Obrador son benéficas para el país? Sólo que tengan otras prioridades más importantes que la democracia. Lo cuál demostraría la conclusión: los mexicanos no están listos para la democracia.
Creer esa conclusión de los supuestos observadores de ninguna manera es aceptar que más nos vale volver a un régimen no democrático y autoritario; al contrario, debemos avanzar a paso más veloz por el camino a la democracia y al mismo tiempo dejar de fingir que ya somos en realidad lo que proclamamos ser. Quedan muchas instituciones y costumbres del antiguo régimen, más las que florecieron en el nuevo como las tomas de calles y plazas, que deben irse al diablo antes de pensar que estamos listos para la democracia.

jueves, noviembre 23, 2006

MEXICO, DESARROLLO SUSTENTABLE, EL PROCESO GLOBALIZADOR Y LA SOCIEDAD CIVIL.

Autores: Vernice Sánchez Castillo y Benjamín Ortiz Espejel
Publicación: Síntesis, 23 Nov. 2006
La república mexicana, es otro más de los países en vías de desarrollo que vive e interactúa con el proceso globalizador y las políticas neoliberales; en donde “el ejercicio de la democracia se ha quedado representado en un voto, que casi siempre es la fachada para el bien de unos cuantos”. Esto es, lo se ha denominado una “democracia confiscada” que comparte el proceso capitalista, la globalización de mercados y que engrandece cada día más las desigualdades sociales, con la diferenciación entre los “seres humanos marginados y los beneficiarios de la civilización industrial”.

Aunado a lo anterior se sabe que México es un país de los llamados megadiversos, caracterizado por su gran potencial de flora, fauna, recursos suelo y agua, en donde los diferentes sistemas productivos manejados de manera poco sustentable están contribuyendo a su deterioro ambiental y por ende al agotamiento de dicha biodiversidad.

Esta problemática socioambiental constituye lo que se denomina “una sociedad del riesgo”; esta se puede entender como una red de relaciones en donde hay una población mayoritaria vulnerable con abandono del Estado, deterioro ambiental de su entorno e inequidad de oportunidades; que cree encontrar en la migración campo –ciudad mejores formas de vida, pero que generalmente no lo consiguen, asegurando con ello solamente el incremento en el desempleo, mayor índice de pobreza, aumento en la densidad poblacional urbana, menor acceso a las necesidades básicas y finalmente mayor inseguridad y violencia lo que repercute en todo el sistema social, pues “lo que afecta a un sector o a una esfera de la sociedad globalizada repercute en el resto y viceversa”.

Sin embargo la sociedad civil y sus organizaciones ante de los abusos y los impactos negativos recibidos por las políticas neoliberales; se han mantenido firmes ante este devastador proceso. Y más aún, resaltan las alternativas que ofrece la llamada sociedad sustentable como una opción para poner en práctica los valores de la solidaridad democrática y participación autogestionaria. Estas alternativas civilizatorias han obtenido logros que realmente son “del pueblo y para el pueblo”, además, de ser llamarlas a convertirse en “grandes protagonistas de la nueva ecología política de los albores del siglo XXI”. Resultado de ello se refleja en la amplia gama experiencias alternativas comunitarias desarrolladas en el país, que enseñan la lucha y resistencia de las comunidades en la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales, económicos y sociales de su entorno.

Parte de estas experiencias han sido recopiladas recientemente en trabajos académicos y de investigación, como por ejemplo el “Atlas Nacional de Proyectos Comunitarios Sustentables” (Ortiz B, V. M. Toledo y colaboradores, 2005), en donde se proporciona un inventario de al menos 1´260 experiencias sociales en desarrollo rural sustentable en México. Estas, están clasificadas por actividad (miel, agroforesteria, artesanías, café orgánico, ecoturismo, café, orgánicos, café sustentable, forestal, agrícola, UMA´s, otros) y localizadas geográficamente por estados de la república; así mismo la obra proporciona un registro de las organizaciones civiles a nivel nacional con experiencia en esta área. De igual forma Sergio Zermeño, presenta en su libro “La Desmodernidad Mexicana” (Zermeño S, 2005), 53 tipos experiencias comunitarias desarrolladas en el país, en ello vale la pena resaltar la relevancia ambiental de estos trabajos, pues de estas 53 ejemplos 26 son de carácter directamente ambiental.

En la medida en que el futuro gobierno federal a través de los múltiples instrumentos de gestión ambiental construidos con muchos esfuerzos en los últimos 20 años ejerza una política de manejo y conservación de los ecosistemas que incorpore de manera participativa a todos los sectores de la sociedad, estaremos dando un avance sustancial para frenar los acelerados procesos de deterioro ambiental. Pero si por el contrario, la política ambiental se carga a favor de los intereses de empresas trasnacionales y nacionales que solo aprovechan nuestro país como sustrato para la extracción de riqueza en demérito de los grupos sociales, no sería extraño que de dichos grupos emergiera un inédito frente histórico ambiental solidario en defensa de condiciones de vida digna y por un proyecto de nación sustentable (PNS).

miércoles, noviembre 22, 2006

Madurez Moral, sí; Infantilismo Moral, no

Autora: Celine Armenta
Publicación: La jornada de oriente, 22 Nov. 2006

Vivimos tantos años sin democracia en México, que no debe sorprendernos nuestra torpeza para actuar con madurez moral. Es comprensible, pero no excusable que actuemos como infantes en el terreno moral.
Un científico que se dedicó a estudiar el desarrollo moral fue Kohlberg (1927—1987), quien descubrió que nuestro concepto de justicia evoluciona a lo largo de la vida, y se modifica con el aprendizaje. Así, los niños pequeños consideran que es justo lo que coincide con su interés egoísta; más tarde consideran justo lo aceptado por las reglas de su comunidad; y al llegar a cierta madurez son capaces de juzgar acerca de lo justo y lo injusto “poniéndose en el lugar del otro”. Kohlberg comprobó también que en ambientes democráticos, incluso los niños actúan con madurez moral. Y ahora, yo estoy comprobando que en un país tan vacío de democracia como lo fue México durante tres cuartos de siglo, incluso los adultos instruidos emiten juicios morales terriblemente inmaduros.
La Ley de Sociedades de Convivencia, aprobada hace unos días en la Ciudad de México, fue ocasión perfecta para que diversos sujetos y sectores hicieran impúdico alarde de su infantilismo moral, o sea de su incapacidad de ponerse en el lugar del otro, y gritaran a los cuatro vientos que se debe marginar, discriminar y negar a unos cuantos, los derechos de las mayoría.
Los legisladores defeños, por su parte, pasarán a la historia por su decisión madura, por su congruencia con la democracia que representan, y por allanar el camino al resto del país.
Para Enoé Uranga, pionera y primera promotora de esta legislación, “la Ley de Sociedad de Convivencia da en el centro del verdadero valor de la democracia: el reconocimiento de que siendo distintos, todos somos iguales y merecemos los mismos derechos”.
Monsiváis comentó certero: “La aprobación de la Ley de Sociedades de Convivencia es otra prueba de una idea cuyo tiempo ha llegado; y de modo inverso y complementario, la intolerancia homófoba es una idea cuyo tiempo comienza a agotarse, y ya se ve patética”. Tan patéticos como los adultos que hicieron berrinches y alardearon de su infantilismo moral ante el micrófono, sin advertir que hoy es tiempo de democracia; que tenemos que educarnos a nosotros mismos para llegar a juzgar con madurez moral.
Según esta flamante ley, “una sociedad de convivencia se constituye cuando dos personas deciden establecer relaciones de convivencia en un hogar común con voluntad de permanencia y ayuda mutua”; puede tratarse de personas que viven en unión libre o que comparten un mismo techo; de sexos diferentes o iguales. Y al registrarse como sociedad de convivencia, sus miembros gozarán de unos cuantos de los derechos que durante siglos han disfrutado quienes viven en matrimonio. Lástima que sólo pueden acogerse a ella los defeños.
Señoras y señores diputados de la LVI legislatura poblana: ¿no creen que es momento de generar una Ley Estatal de Sociedades de Convivencia, en congruencia básica con la madurez moral que exige su cargo, y en justo servicio a la ciudadanía?

Innovación en el mundo de Hoy

Autor: Mtro. Bernardo Reyes Guerra
Publicación: e-consulta, 21 nov. 2006

El cambio parece ser la tónica de nuestros tiempos, la innovación es una de las cosas más valoradas, por lo que vale la pena reflexionar sobre el asunto. Desde el viaje de Marco Polo, en Europa nació lo que hoy llamamos el paradigma de la modernidad, que no es otra cosa que analizar la realidad desde la razón científica-tecnológica y el cambio en la manera de tomar decisiones, basándolo en la razón, pero no en cualquier razón, sino el que tenga datos que se puedan tocar, medir y contar, eliminando del contexto cualquier elemento de esperanza, significación, intuición, emoción, etc.

Este paradigma cambió la concepción de futuro, del diseño de la visión de la sociedad; ahora el avance del tiempo implicaba un avance en el desarrollo, cambiar se hizo necesario, indispensable. La educación también cambió, se empezó a concentrarse en fomentar el nuevo paradigma de innovación para eficientar. Quizá fue no tanto el paradigma de la modernidad, sino su efecto, la modernización, lo que hizo que la educación se concibiera como el aseguramiento del funcionalismo, desde donde se diseñan los cambios culturales, donde preservar se hizo sinónimo de ser retrógrada.

Los cambios culturales, ahora fundamentados en razones científico-tecnológicas requirieron indicadores medibles y tangibles, por lo que los recursos y la capacidad de realizar transacciones con ellos, invadieron el pensamiento. Todo aquello inconmensurable empezó a ser despreciado, pues se concibió como algo que no tiene valor, ni propio ni comparativo. Nación un mundo con visión ordinal, perdiéndose lo cardinal.

En este marco de referencia, la innovación se concibió como la habilidad más preciada, innovar hacia la eficiencia de los indicadores es lo que conduce más rápidamente al futuro concebido; la innovación incremental es la que optimiza inversiones, infraestructura y maximiza utilidades con liquidez; esto, está basado en la concepción de que el futuro es igual al pasado, pero más rápido y más exigente y sobretodo en la idea de que siempre su resultado será significativo y bueno para el hombre.

La suposición de que los motivos del hombre son solo razones, es un mal recorte de la realidad, pues la historia muestra que los motivos son razones, emociones y concepciones, por lo que en este ámbito habrá que revisar con más cautela qué tipo de innovación / educación se requiere.

Recientemente estuve de visita en el Museo del Agua en San Gabriel Chílac, unos 15 Km sobre la autopista de Tehuacán, Pue. hacia Oaxaca, y allí con una creatividad impresionante se pone de manifiesto un concepto integral de innovación, que no solo trae armónicamente nuevas tecnologías, solares, eólicas, etc., sino que también revaloriza a los pueblos autóctonos y redescubre prácticas culturales eficaces en términos integrales hombre-entorno y que al usarse en el diseño de infraestructura de agua, ha realizado impactos sociales, culturales y tecnológicos que revelan una nueva forma de innovar y visualizar las relaciones del hombre, www.alternativas.org.mx.

El Museo es un ejemplo claro y cercano para enfrentar los problemas profundos de nuestro mundo, si visualizamos a la educación como la capacidad de ejercitar: reflexión, discurso y acción sobre lo que debemos custodiar o cambiar de nuestra cultura, pero sin exclusiones de ningún tipo; así el desarrollo no sería a ultranza, sino basado en una sostenibilidad integral de la sociedad naturaleza mercado- estado. La inclusión en nuestro discernimiento integral con los elementos con que nuestra inmediatez local está formada y con lo que se interrelaciona, quizá pudiera ayudar a resolver problemas importantes de nuestros hábitos actuales.

Un reenfoque de la educación se antoja conveniente, no solo para credencializar a los alumnos, ni concentrada en los primeros 25 años de la vida, sino más bien a lo largo de toda la vida; una educación centrada en el aprendizaje para provocar el ejercicio de la autonomía, de la capacidad de autoregularse, de diseñar las esclavitudes necesarias para ser libre; una educación que fomente el reconocimiento y la riqueza del multiculturalismo, como fuente de diversidad y riqueza de perspectiva y opción; una educación que invite a ejercitar el juicio de la práctica y su impacto desde lo personal, desde lo social y consensuado con los demás. Una educación donde prosperidad no es solo posesión, sino ejercicio de libertades; una educación donde la justicia es regulada por un marco jurídico en armonía con el amor, el dar gratis; donde la civilidad es una competencia común; una educación donde se fomente la innovación y el emprendedurismo en este sentido, desde una perspectiva cardinal humana y social.

jueves, noviembre 16, 2006

Un Pueblo sin memoria!

Autor: Gerardo Tapia
Publicación: La jornada de oriente, 16 Nov, 2006.

Resulta que ahora “por motivos de seguridad nacional”, se ha suspendido el desfile del día 20 de noviembre por parte del gobierno federal, sin embargo esta disposición se viene sumando a otras en las que ha incurrido a lo largo del sexenio.

Por solo mencionar en este año, que es cuando estamos celebrando el Bicentenario del Natalicio de Don Benito Juárez convocado por el Dr. Juan Ramón de la Fuente, la única instancia que falto fue precisamente la representación federal.

Asimismo el 17 de mayo pasado la Secretaría de Educación Pública anunció que desaparecía la materia de historia del primer grado de la secundaria, acción que se confirmó el pasado mes de agosto a nivel nacional. Esta medida fue totalmente impuesta y para ejemplo quiero referir lo ocurrido en una escuela de la ciudad de Puebla, donde como materia extra se daría la historia ya que después de un consenso entre profesores y la dirección de la institución, se decidió mantener la materia por su importancia y porque en ese momento es cuando los alumnos inician sus procesos de reflexión y compresión de la historia además de conocer los aspectos vinculados a la cultura de esos grupos sociales en su momento. Sin embargo, 3 semanas después se presentó gente de la SEP, y amenazó a las autoridades de dicho centro escolar de quitarles el registro en caso de desobedecer la orden de la Secretaría.

Por otra parte es obligatoria ahora la materia de mecanografía (en mi tiempo era opcional y a través de taller), al parecer quieren que esto se fortalezca para todos los grados. ¿Qué tipo de ciudadanos queremos formar? ¿Estarán pensando formar individuos exclusivamente listos y capacitados para trabajar en las maquiladoras? ¿Esta materia fomenta la lectura y ayuda a la construcción de un pensamiento crítico? Realmente es preocupante la tendencia de la propuesta educativa del gobierno foxista. Para agregar mas temor a lo ocurrido durante este sexenio, hoy la sorpresa es la propuesta de Lorenzo Servitje (Dueño de Bimbo, Presidente del Consejo Nacional del compromiso Social para la Calidad en la Educación y miembro de los Legionarios de Cristo) en la que pide se mantenga el Ing. Reyes Tamez por “su excelente trabajo al frente de la Secretaría de Educación”, lo primero que olvidó este señor es que fue rector de una universidad pública, donde las humanidades son una parte fundamental de la formación del individuo.

Es un hecho que ahora, la tendencia de las industrias es contratar jóvenes con mejor perfil de mano de obra calificada, como técnicos que aquellos individuos que se desarrollaban en la empresa, sin embargo es triste saber que ganan en muchos casos menos de lo que costaron sus estudios profesionales y la tendencia es que cada vez tengan menos garantías laborales.

Obviamente un pueblo sin historia también es más fácil de manipular y de que lleve procesos de reflexión profundos. La realidad es compleja y las propuestas para resolver circunstancias de la misma desde un corte temporal instantáneo en muchos casos nos hacen proponer y ejecutar soluciones poco pertinentes en su contexto, son varios los casos de estos donde las propuestas técnicas son insuficientes, cuando están planteadas lejos de un contexto social y desconoce la historia tanto social como ambiental del lugar.

Finalmente se debe responder y preguntar a nuestro gobierno ¿Cuál es la intención de tener un pueblo sin memoria? ¿Están pensando en que seamos simples obreros en un mundo globalizado?

EDUCACIÓN, TRANSPARENCIA Y RENDICIÓN DE CUENTAS.

Autor: Martín López Calva
publicación: e-consulta, 16 noviembre 2006.

El tema de la transparencia y la rendición de cuentas está presente en la opinión pública de nuestro país desde hace unos años en que inició el proceso de transición democrática que aún se vive como un camino frágil y lleno de obstáculos frente a una cultura autoritaria que tiene en el ocultamiento de la información y en la nula presentación de resultados a la sociedad, una de sus principales fuentes de sustento.
Al mismo tiempo, y por un período quizá mucho más largo, se viene haciendo en el campo educativo la crítica a la enseñanza tradicional, al autoritarismo del profesor y a la condición de objeto que se asigna al estudiante en este tipo de educación.
En todo régimen que aspire a llamarse democrático, tienen que existir normas y mecanismos que obliguen a los gobernantes –y en muchos sentidos también a los particulares que ofrecen un servicio público- a hacer transparentes y abiertos sus procedimientos, políticas y decisiones en la aplicación de los recursos que se les asignan y a presentar a la sociedad sus objetivos, estrategias, acciones y resultados para ser evaluados.
No existe democracia si no existe transparencia, es decir, si las normas y políticas se deciden arbitrariamente, si las acciones se realizan de manera oscura y si los recursos se aplican discrecionalmente.
Tampoco hay democracia si los gobernantes no asumen la responsabilidad de rendir cuentas sobre los resultados de los programas y acciones que se emprenden buscando el beneficio social.
En el caso de los particulares que producen un bien o prestan un servicio, hace tiempo también que se vienen desarrollando normas, mecanismos y regulaciones que obligan a estos particulares a transparentar la información acerca de los insumos y procedimientos de elaboración de sus productos (señalar los ingredientes en el empaque de una medicina o alimento, los componentes de una prenda de vestir, etc.) y de alguna manera también a rendir cuentas de que la información que presentan sea verídica (la Procuraduría Federal de Defensa del Consumidor es una institución ante la cual pueden presentarse demandas en caso de que los artículos no tengan las especificaciones prometidas).
En el tema de la educación tradicional, se hacen muchos esfuerzos en la formación de los profesores en una nueva mentalidad o paradigma más centrado en el aprendizaje que en la enseñanza, más centrado en los estudiantes que en el profesor. Se realizan procesos de capacitación en nuevas teorías y métodos de aprendizaje y se hace investigación educativa permanente.
Sin embargo, a pesar del impulso que se ha tratado de dar a la cultura de la evaluación, a pesar de la creación del Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) y del recientemente establecido Instituto Nacional Para la Evaluación de la Educación (INEE), pocas veces se hace la relación entre educación moderna y transparencia y rendición de cuentas.
En efecto, no basta con cambiar la teoría pedagógica ni el método de enseñanza-aprendizaje para que el profesor deje de ser un docente tradicional y empiece a estar “a la altura de los tiempos” actuales que vivimos.
Es necesario un cambio cultural que modifique la visión predominante que tienen nuestros docentes acerca de su papel quasi-omnipotente en el aula y uno de los aspectos que implica este cambio de visión sobre su propio papel, es el del imperativo de transparencia y rendición de cuentas.
Si bien el docente no aplica directamente recursos económicos en su trabajo cotidiano, sí está haciendo uso de recursos importantísimos no renovables como son el tiempo de vida y las capacidades de las nuevas generaciones de mexicanos y sin duda haciendo que los recursos económicos –sean de origen público o privado- que se aplican al sistema educativo redunden en resultados social y humanamente valiosos o inútiles.
¿Qué tanto brinda el profesor información completa, verificable y pertinente sobre sus objetivos, estrategias, acciones y resultados en el aula a los mismos estudiantes, a los padres de familia, a las autoridades educativas más allá de formas burocráticas que muchas veces se llenan por cumplir un requisito?
¿En qué medida tenemos en México la apertura, los mecanismos y la madurez social para hacer pública la información sobre la evaluación de resultados del desempeño educativo de manera que se conozcan las mejores las peores prácticas educativas?
¿Qué tanto existe esta apertura, mecanismos y madurez social para hacer públicos los resultados del rendimiento educativo escuela por escuela, región por región, universidad por universidad, para que la sociedad esté informada sobre la calidad de nuestra educación con mayor detalle (como se hace ya en países latinoamericanos como Chile, por ejemplo)?
Mientras no exista transparencia y rendición de cuentas en nuestra educación, difícilmente podremos aspirar a tener una educación realmente moderna y mucho más difícilmente podremos lograr una verdadera democracia en nuestro país.

jueves, noviembre 09, 2006

Corrientes migratorias en el siglo XXI

Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicación: La jornada de oriente, 9 de noviembre 2001

En un artículo especial publicado recientemente por el semanario alemán Die Zeit, se afirma que en la actualidad existen 200 millones de personas que viven fuera de su lugar de nacimiento. Las corrientes migratorias actuales sientan ya un precedente en la historia del siglo XXI. Miles de personas optan por buscar un mejor destino en regiones consideradas como prósperas. Pero no sólo es el factor económico lo que las hace abandonar sus hogares, sino la pobreza, la opresión, la guerra y la falta de libertades. No obstante, el precio de dejar atrás a sus países se vuelve cada vez más alto por las dificultades que deben superar antes de establecerse en el destino elegido, y porque los movimientos xenofóbicos en las regiones receptoras toman cada vez más fuerza. Se les acusa de vivir a expensas del gasto público, incrementar los índices de criminalidad y estar poco dispuestos a integrarse a las costumbres y leyes de los países anfitriones. Se calcula que anualmente emigran 1 millón 350 mil personas a los Estados Unidos, 1 millón 83 mil a Europa y 103 mil a Oceanía. Las regiones expulsoras son América Latina y el Caribe, África y Asia con 804 mil, 455 mil y 1 millón 297 mil personas al año respectivamente.
Fuente: Die Zeit (28 de septiembre de 2006) Die Welt in Bewegung. 200 Millionen Menschen suchen ihr Glück in fremden Ländern. Ein Migrantions-Spezial: 25-27.

Como lo señalan las gráficas, México y Estados Unidos encabezan las estadísticas como principales expulsores y receptores de migrantes respectivamente. Sorprende que México, a pesar de su vitoreado equilibrio macroeconómico, destaque en la lista de países expulsores entre los que se encuentran naciones tradicionalmente sobre pobladas como China e India, pero otras muy pobres y con endeble estabilidad política como Sudán, Filipinas, Pakistán o Indonesia. El crecimiento de flujos migratorios ha dado lugar al fortalecimiento de redes organizadas de tráfico de indocumentados, negocio que se posiciona entre la venta de armas y el narcotráfico. En número de mujeres emigrantes ha venido en aumento, lo que no sólo alimenta los canales internacionales de prostitución, sino provee que de mano de obra barata a labores domésticas y de intendencia.

Análogamente, se incrementa la participación de mano de obra calificada; maestros polacos trabajan en la construcción en Gran Bretaña o técnicos mexicanos participan en la cosecha vinícola de California. Está probado que los migrantes benefician a los países receptores, mientras que a los expulsores los dota de divisas producto de las remesas. Se estima que los migrantes envían a sus países de origen 230 mil millones de dólares al año, cantidad tres veces mayor que las registrada a finales de los 90. Para Bangladesh, las remesas representan un tercio de su entrada total de divisas. El costo de oportunidad de estas sumas es a menudo la fuga de mano de obra calificada en los países de origen. Por ejemplo, mientras médicos canadienses emigran a los Estados Unidos, Canadá cubre sus necesidades con doctores de Sudáfrica y a su vez este país importa personal especializado de Mozambique. En otros países desarrollados como Alemania, se registra una salida importante de mano de obra calificada que obedece a altas tasas de desempleo y a la falta de oportunidades de desarrollo.

Científicos alemanes buscan mejorar sus perspectivas en los Estados Unidos, Suiza y Gran Bretaña. Este nuevo fenómeno sugiere que el factor competitividad ya no sólo determina los flujos de mercancías y de capital, sino de mano de obra. Por otro lado, los países receptores comienzan a obstaculizar el ingreso de migrantes, por miedo a su seguridad, pero también porque éstos amenazan con deteriorar sus niveles de bienestar vía bajos salarios. El tráfico de indocumentados procedentes de África a España, ha hecho que las autoridades hispanas refuercen las fronteras; de 2000 a la fecha han emigrado dos millones de africanos a España.

La Comisión Europea ha aprobado un presupuesto de 3.3 millones de euros a favor de Italia, España y Malta para detener la emigración ilegal, pues estos países constituyen puertas para internarse a Europa Occidental. España ha hecho lo posible para legalizar a los denominados clandestinos. En 1996 y en 2001 se otorgó una amnistía para regularizar a 700 mil personas, no obstante se cree que hay todavía 800 mil que permanecen sin documentos por temor a ser deportados. No sólo de África aumenta la migración a Europa, sino del Este; a partir de la expansión de la Unión Europea en mayo de 2004, se desató una ola migratoria hacia Europa Occidental de magnitudes poco antes vistas. Inglaterra, Irlanda y Suecia abrieron sus puertas a los diez nuevos miembros de la Unión. Gran Bretaña ha sido el destino de 1.4 millones de migrantes en los últimos cuatro años, 400 mil de ellos procedentes de Polonia. Esto ha significado movimientos en el sector de vivienda y servicios, encareciendo por ejemplo el precio de la casa-habitación y aumentando la demanda de servicios relacionados con el proceso de integración como los cursos de inglés, entre otras cosas.

Los nuevos migrantes se caracterizan por ser jóvenes, flexibles y altamente calificados. El 82% de los polacos recién llegados al Reino Unido tiene entre 18 y 32 años; se emplean como choferes, obreros, almacenistas, cocineros, en labores de limpieza, en la agricultura, de meseros, enfermeros y en las ventas. Se piensa que su estancia será temporal, lo que se traduce en mayores impuestos para el gobierno británico y menos gastos, pues en el tiempo en que demanden seguridad social ya habrán retornado a su país. El número de migrantes rebasó todos los cálculos de expertos en migración de la Gran Bretaña. Ahora se estima que cuando Rumania y Bulgaria se sumen a la Unión Europea, los ingleses recibirán 620 mil migrantes más. Hasta ahora no ha habido protestas por la nueva ola migratoria y es que el Reino Unido reporta una de las tasas de desempleo más bajas en los últimos años. Sin embargo, con la recesión que se avecina en los Estados Unidos, no se descartan brotes xenofóficos en la isla. A pesar de todo, aún operan mafias de traficantes que proveen mano de obra a precios fuera de la ley. Por ejemplo, se sabe que en Italia en la ciudad de Foggia, laboran en la cosecha del tomate 30 mil polacos percibiendo 2 euros la hora, situación que ha provocado un escándalo en la Unión Europea.

Análogamente, se afirma que en la actualidad viven 33 millones de chinos fuera de su país, cifra que equivale a sólo 2.5% de la población, pero muy superior a los 12 millones registrados en los años 60 y 22 millones en la década de los 80. Pero lo que ahora resalta, es el perfil de los emigrantes chinos, pues se distinguen del resto por ser extraordinariamente productivos e interesados por la superación personal. De 1978 a 2004 salieron 815 mil estudiantes chinos al extranjero de los cuales menos de un tercio regresó. Se calcula que en Francia y Estados Unidos viven 70 mil y 500 mil chinos indocumentados respectivamente. La mayoría de los emigrantes proceden históricamente de Taiwán, Hong Kong, Guandong y Fujian. Sin embargo, conforme se apuntala el progreso en China, los flujos migratorios van tomando el sentido contrario, lo que podría colocar a ese país como un polo de atracción migratoria en un futuro muy próximo.
Los flujos migratorios se dan en un contexto de un profundo cambio estructural en la economía mundial, de tal suerte que las naciones tradicionalmente ricas y desarrolladas pierden paulatinamente participación en el comercio y creación de riqueza mundiales, pues el dinamismo en el crecimiento económico actual, tiene lugar en el llamado mundo subdesarrollado.

Poder e imaginación

Autor: Dr. Frank Loveland
Publicación: Síntesis, 9 nov 2006

En la película “de culto” Rey de corazones, filmada allá por 1967, el director Philippe de Broca nos muestra un pueblo abandonado por su población durante la primera guerra mundial ante el rumor de que alguien ha colocado una bomba que hará estallar el pueblo entero. Nadie se ocupa de vaciar el manicomio, y los locos se apoderan del pueblo. Eligen sus papeles: hay gobierno, comercio, artes, familias recién inventadas, adultos “niños”, etc. Todos juegan a ser un pueblo y reproducen imaginariamente los modelos, a su vez imaginarios, con los que los seres humanos “normales” construyen la llamada realidad. Es lo mismo y no es lo mismo: los locos son lo que quieren ser, no están obligados por nada, y su reproducción es lúdica y gozosa.

En algún momento regresa la “realidad”: los dos ejércitos enemigos entran al pueblo, con gran disciplina, música militar, todos cumpliendo órdenes sin chistar. Los locos están impresionados. A ellos no les sale tan bien eso de la disciplina, pues siempre hay varios que se distraen o comienzan a hacer otra cosa. Frente al ayuntamiento los ejércitos se enfrentan. En el balcón, el “gobierno local” de los locos los observa admirados. Se da la orden de fuego, y efectivamente, los jóvenes soldados disparan contra sus enemigos. La carnicería es total, se matan casi todos. Los “gobernantes” se desilusionan: los soldados se han matado en verdad, cosa de muy mal gusto. No entienden por qué los soldados han llevado las cosas tan lejos. Así qué chiste, ahora esos soldados ya no pueden seguir jugando.

Por algo es una película “de culto”. Divertida y excéntrica, presenta algo evidente que no podemos tomar en serio, no se nos permite. Las balas, la PFP, las tanquetas y los helicópteros dan solidez a la realidad. Y ay de aquel que no crea en ella.

Muy significativa la postura general de los saberes psicológicos que acompañan el lamentable teatro de la realidad. Mucho se dice, clasifica y patologiza sobre los actos de imaginación llevados demasiado lejos: desde la clásica imagen del loco que se siente Napoleón –imagen de consumo popular-, hasta los sesudos estudios sobre lo que motiva a algunos a ser lo que no son: hombres que quieren ser mujeres –y viceversa, aunque no tanto en nuestra masculinizada cultura-, adultos que se sienten bebés o niñas domingueras, masoquismos aberrantes, sadismos peligrosos, artistas entre excéntricos y dementes –el artista es un neurótico que no quiere curarse, Freud dixit-, no se diga las terribles ninfómanas que nomás quieren coger y coger sin cobrar ni enamorarse, los célibes voluntarios que llevan a término eso del miedo de castración... y las etiquetas epistemológicas (?) se multiplican: ahora ya hay niños hiperactivos, depresivos bipolares, y una larga lista de males relacionados con el estrés, que antes ni existía.

Enfermo todo aquel que no acepta las reglas de la realidad. Se produce una especie de saber patas arriba. Imagínese usted en una “realidad” donde le prohiben hablar. Y entonces, a los que de repente hablan se les estudia: no pues sí, pobres depresivos parlantes que desean sustituir la vida por el ruido que les sale de la boca, un rechazo inconsciente al mundo de los sentidos que les obliga a querer producir un fantasma hablador, seguramente debido a vacíos en su experiencia infantil donde no los acariciaron, o golpearon, lo suficiente, etc.

Se condena la imaginación para afirmar la realidad. Como si la imaginación fuera la enferma y la realidad bien sanota, bien inocente de ser lo que es.

Y ese saber nos dirá que si a los poderosos, empresarios y gobernantes, les gusta tirarse niñas de diez años, es porque alguna fijación con el cuerpo infantil han de tener, o algún miedo al cuerpo femenino adulto, o... alguna enfermedad de la imaginación medio enloquecida y que se conoce como pederastía.

Y no. Lo hacen porque pueden. Porque cuanto más profunda y radical sea la transgresión a las reglas sociales, mayor es el goce y sensación de estar por encima de ellas: la impunidad es el erotismo del poder. Y lo mismo da violar una niña que mandar matar a alguien, robar presupuesto y hacerse mansiones, o invitarles putas extranjeras a los cuates.

Y esa impunidad se sustenta en esos patéticos soldaditos enfundados en grotescos uniformes antimotines. ¿Quién los habita? Alcanza uno a ver, apenas, los rostros detrás de los trajes Dart Vader: algunos nerviosos y asustados, tensos entre la arrogancia de sus protecciones y el rostro que se pregunta qué chingaos hago yo aquí. Son los más sanos. Otros ponen la cara que va con el uniforme: son los más dañados, los buenos soldados, los que se la creen. Esperan su cachito de erotismo, de impunidad: ya les dieron permiso de golpear y violar. En una vida de forzado sometimiento absoluto, ¿qué mejor placer que ese?

Y nadie parece cuestionar la ruda disciplina que deforma así a un militar. Al contrario, hasta se admira. Ojalá y la sociedad entera funcionara con la disciplina y obediencia de los militares, me decía algún coronel hace tiempo. Y la gente más normal está de acuerdo. Hasta los más revolucionarios se fascinan con la parafernalia y organización militares.

Yo no. Y me da dolor reconocer que la película mencionada, en efecto, es una payasada, un divertimento crítico y nada más. Si no fuera así, acompañaría a esos locos cuando, una vez que su pueblo ha sido retomado por los habitantes y ejércitos de la realidad, se retiran tristemente a su manicomio y echan llave. Que los seres reales y realistas se maten entre ellos. Yo qué.

martes, noviembre 07, 2006

La poesía en tiempos de violencia

Autora: Ma. Eugenia Sánchez D. de R.
Publicación: E-consulta, 7 nov 2006.

La decisión de enviar a la PFP a Oaxaca para “restablecer el orden”- ¿el de Ulises Ruiz? ¿El de las estructuras que hacen de Oaxaca el estado con mayores desigualdades según el informe del PNUD 2004?- es sin duda una más de las múltiples barbaridades cometidas por el gobierno actual y que está trayendo ya funestas consecuencias a todo el país.

No soy analista político, pero me parece que la recomposición de las elites políticas, el acotamiento al que el gran capital tiene sometidos a los gobiernos de nuestros países, lo que les obstaculiza las posibilidades de proteger los derechos laborales y ambientales de sus ciudadanos, y que los impulsa a criminalizar cualquier protesta social, no es explicación suficiente para entender el cinismo, la ceguera y la torpeza con la que el gobierno actual en contubernio con el PRI, está enfrentando la situación de Oaxaca.

¿A dónde vamos con un PAN que se está caracterizando por “colar el mosquito y tragarse el camello”? ¿Con los anuncios de Felipe Calderón de que gobernará con “mano dura” y “con la ley en la mano”? ¿Con un PRI que pensábamos que a partir del año 2000 podía convertirse en un verdadero partido político, y que lo que ha hecho es reforzar su perfil siniestro y manipulador? ¿Qué va a pasar, no solo en Oaxaca y con la APPO, sino con todos los movimientos de oposición, el de AMLO, o el de Marcos, y los que se van gestando en todo el país? ¿Cómo van a reaccionar o cómo se va a reprimir a esos movimientos, heterogéneos todos ellos, que expresan el hartazgo ante las desigualdades crecientes, la impunidad rampante, y la provocaciones de todo tipo a las que estamos siendo sometidos amplios sectores de la sociedad? Las múltiples anomalías del proceso electoral, la aprobación de la Ley Televisa, la alianza del PAN con Elba Esther Gordillo, el asunto Mario Marín-Lydia Cacho, los diálogos de Kamel Nacif y Emilio Gamboa, el encubrimiento del PRI y del PAN a Ulises Ruiz, no son sino algunas de las múltiples agresiones de la clase política y las cúpulas económicas, al pueblo, a la ciudadanía o como queramos denominar a los que habitamos este espacio social llamado México. Y por más que el poder mediático trate de esconder, endulzar y solapar esas acciones, o precisamente por ello, lo que se está incubando es una mayor violencia a corto y a largo plazo. Lo ocurrido estos días en Oaxaca es una terrible y dolorosa muestra de ello.

La negación de los antagonismos existentes, negación que ha caracterizado al gobierno de Fox, es la mejor manera de generar violencia, diría Alain Touraine. Y hemos sido, algunos espectadores, otros víctimas, una minoría beneficiarios, de esa incapacidad o de esa malicia de los gobernantes que les ha impedido reconocer los conflictos, para identificarlos seriamente, para nombrarlos adecuadamente, y finalmente para gestionarlos inteligentemente. Todos saldremos perdiendo con ello.

Ante este panorama oscuro e incierto, y tal vez con el afán de darle sentido al absurdo que estamos viviendo, quiero citar un texto de Eduardo Galeano.

"En tiempos oscuros, tengamos el talento suficiente
para aprender a volar en la noche, como murciélagos.

Seamos lo suficientemente sanos como para vomitar las mentiras que nos obligan a tragar cada día.

Seamos lo suficientemente valientes como para tener el coraje de estar solos y lo suficientemente valientes como para arriesgarnos a estar juntos.

Seamos lo suficientemente maduros como para saber que podemos ser compatriotas y contemporáneos de todos los que tienen una voluntad de belleza y una voluntad de justicia,

sin importar donde nacieron ni donde se encuentran, porque no creemos en las fronteras de los mapas ni del tiempo.

Seamos lo suficientemente tercos como para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena.

Seamos lo suficientemente locos como para ser llamados locos.

Seamos lo suficientemente inteligentes como para ser desobedientes cuando recibimos órdenes contradictorias a nuestra conciencia o contra el sentido común."

jueves, noviembre 02, 2006

EL PODER EDUCATIVO DE LA PALABRA

Autora: Laura Rodríguez M.
Publicación: Síntesis, 2 noviembre 2006.
La educación es ante todo un proceso comunicativo. Esta afirmación va más allá de disertaciones filosóficas o propuestas pedagógicas, es una realidad cotidiana. A través de la comunicación es posible detonar el aprendizaje. Más que esto, se promueve el desarrollo de las personas para que sean capaces de alcanzar su propia realización.

O por lo menos esa debería ser la intención de todo docente al comunicarse con sus alumnos. Lamentablemente, con frecuencia se descuida el proceso comunicativo en la labor educativa.

La palabra impacta el ámbito intelectual, afectivo y conductual de quien la escucha. Puede promover el pensamiento, impactar el juicio moral, construir las decisiones. Sin embargo, también pueden obstaculizar el desarrollo si con ellas se pretende confundir o tergiversar la realidad.

Si la palabra propicia la comprensión, provoca que el rostro de un estudiante se ilumine con la misma intensidad que el de algún investigador que resuelve un enigma. Si es confusa o engañosa obstaculiza el entendimiento y limita la inteligencia.

A través de la palabra, la interacción humana cobra un tono afectivo que mueve las delicadas fibras del corazón. Si es pronunciada en un sentido humanizante y constructivo estimula la sensibilidad, forja el carácter, perfilar la personalidad e impulsa a logros inimaginables. También puede propiciar tristeza, enojo o resentimiento cuando se utiliza para herir o menospreciar a quien escucha.

La palabra moldea el comportamiento, inclina la acción hacia una u otra dirección. Muchas conductas se ven motivadas, modificadas o incluso impedidas por el discurso de las personas a las que admiramos y que vemos como un modelo a seguir, en las que reconocemos una autoridad o mérito.

Debido al poder que tiene la palabra, todo docente debe ser cuidadoso en el lenguaje que emplea en el aula, procurando comunicarse de tal manera que detone el potencial del alumno e lo impulse a convertirse en un gran hombre. También debe evitar utilizar el lenguaje de modo que descalifique y devalúe al alumno, limitando su desarrollo.

Como docentes necesitamos aprender como estimular y como corregir a nuestros alumnos a través del lenguaje que utilizamos. Si al dirigirnos a un estudiante le decimos: “no puedes”, “nunca haces nada bien”, “eres el peor alumno que he tenido” probablemente lograremos que se convierta en un individuo mediocre y oscuro, que se autolimite y sienta resentimiento por las personas que le rodean.

Si el profesor dice: “hiciste un excelente trabajo”, “juntos lograremos mejorar”, “la próxima vez saldrá mejor” promoverá en sus alumnos espíritu de superación, seguridad en sí mismos y deseos de colaborar con otros.

Si esto es cierto en el ámbito educativo, también lo es en el ámbito familiar. Si en casa somos amables y considerados en la forma de dirigirnos a nuestros hijos y a nuestra pareja, tratamos de utilizar un lenguaje rico y variado, si fomentamos el diálogo y nos permitimos expresar lo que pensamos y lo que sentimos, favoreceremos un clima positivo y armónico en casa.

Si promovemos la toma de decisiones considerando los puntos de vista de todos los miembros de la familia, si le damos la misma importancia a lo que dicen todos más allá de su edad, sexo o preparación, estaremos construyendo un ámbito familiar que humanice a todos. Por el contrario, si en casa obstaculizamos el diálogo, imponemos nuestros puntos de vista, descalificamos a quienes nos rodean, ofendemos o maltratamos a través del lenguaje estaremos destruyendo el núcleo familiar y a cada uno de sus integrantes.

Propongámonos pues cuidar nuestras palabras, pronunciarlas con la conciencia y la intención de construir al otro a través de ellas para así colaborar en la humanización de este mundo y de nuestros semejantes. Los principales beneficiados con esto seremos nosotros mismos pues nos humanizaremos con quienes nos rodean a través de la comunicación humanizadora.

LA JUSTICIA COMO AFIRMACIÓN DEL BIEN COMÚN

Autora: María Isabel Royo Sorrosal
Publicación: La jornada de oriente, 2 nov, 2006
A finales de octubre, la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores llevó a cabo su sexta Jornada nacional en la Universidad de Monterrey y la Universidad Autónoma de Nuevo León. La conferencia inaugural estuvo a cargo de Luis Villoro quien reflexionó acerca “De la idea de justicia”. De los griegos a nuestros días -nos decía- se pueden observar dos sentidos de justicia: la justicia como deber y la justicia como bien. Frente al sentido de justicia normativa y universal presente en los presocráticos, basada en el deber ser retomado por Kant; encontramos en Aristóteles y después en la Edad Media, otro modelo de justicia que persigue un fin valioso, una justicia que busca la realización del bien.
Estos dos sentidos de justicia son complementarios aunque dan lugar a diferentes realidades según a cuál de ellos se otorgue la prioridad. Si tomamos la justicia como deber, el justo es “quien cumple una norma universal de la naturaleza o de la razón”; y si consideramos la justicia como lo valioso, el justo es “quien actúa conforme al bien”, quien busca realizarlo. La vinculación de ambas perspectivas se manifiesta en que la norma general se dirige hacia un fin valioso para todos; así como este fin bueno común se manifiesta, a su vez, en reglas universales. Pero, aunque se dé esta relación entre ambas tradiciones –la presocrática o de universales y la aristotélica o de bienes-, los productos surgidos de ellas son divergentes: el liberalismo individualista frente a la idea de comunidad y valores, el consenso racional frente al consenso por el bien comunitario, el sujeto universal frente a la persona situada buscando sus fines en sociedad, y la tolerancia de concepciones sobre el bien frente a la solidaridad que elimina la exclusión.
La afirmación de la idea de bien común frente al liberalismo de la modernidad, implica la entrada a una ética de nivel superior donde se da el reconocimiento del otro. El justo es quien realiza el bien común, el bien que beneficia al otro. La reciprocidad reconoce al otro como semejante, sin lo cual no hay vida ética, que se basa en el reconocimiento mutuo de la libertad -como diría José María Mardones (1943-2006)- libertad responsable, única que nos lleva a la realización humana. La interpelación de las personas por la que nos sentimos obligados a responder, busca salidas éticas, humanas, que nos hacen reconocer la coexistencia y establecer una convivencia digna y responsable. Además, la ética tiene la capacidad de sustentar las instituciones que son espacio social para la interacción de las libertades, y desemboca en la política… lugar natural de la realización de una vida buena para todos.
Una de las principales amenazas actuales de la ética es la ausencia de búsquedas sobre los fines de la vida. Falta reflexión acerca del porqué y para qué humanos. La elaboración del sentido y dirección de la existencia es tarea obligada para el rumbo y calidad de vida de los seres humanos. Su escasez sólo puede ocasionar el desastre del vagabundeo inconsciente de las sociedades.