miércoles, octubre 28, 2009

El papel de la universidad en la globalización

Autor: Martín López Calva
Publicación: E-Consulta, 28 de octubre de 2009


“El futuro ya no es lo que antes era, nos recuerda
Valéry. Ya no hay recetas ni rumbos claros. Incierto,
promisorio, inseguro, inquietante es lo que viene para México.
lo único cierto es que lo que hagamos marcará la mitad del
rostro futuro de México. El resto lo definirá el azar.”
Jesús Silva-Herzog Márquez

El futuro ya no es lo que antes era, ya no hay recetas, caminos ciertos, seguridades a prueba de todo cuestionamiento. Estamos en una crisis de futuro y esto puede significar muchas cosas Crisis de futuro puede significar imposibilidad de futuro o puede también significar, momento de toma de decisiones para posibilitar el futuro que iremos construyendo nosotros y el azar pero que debemos tratar de que dependa cada vez más de nosotros y menos del azar.
Diversas pueden ser las reacciones ante la incertidumbre del futuro: hay quienes añoran ese antes cuando el futuro era de otro modo y se podía predecir, prever, anticipar y entonces pretenden negar la realidad y cerrarse a su complejidad intrínseca y negar o pretender contraponerse a la realidad actual que se llama globalización: son los “globalifóbicos”. Hay otros que, como los llamados “tecnócratas”, muchos de ellos en el poder desde hace varios sexenios, más bien creen que el futuro es como el presente, que la realidad es solamente lo que tenemos hoy y que no hay otro camino posible. Llamémosles “globalifílicos”.
Sin embargo, creo que habría que añadir un tercer neologismo. Digámosles “globalicríticos” a los que intentan entender el fenómeno de la globalización sin prejuiciarse ideológicamente a favor o en contra y tratan de asumir una postura crítica para buscar la construcción de una mejor realidad a partir de la comprensión inteligente de la realidad en que nos movemos hoy. “
Porque lo más fácil sería, si se pretende el aplauso, “hablar fuerte” y ponerse a decir que la globalización es algo así como el demonio que llegó con el año 2000 y que es peor que el fin del mundo porque va a ser de poquito en poquito; o, si se tratara de otro público más “moderno”, hablar recio a favor del proceso globalizador viendo solamente sus virtudes y negando que tenga cualquier efecto nocivo para la humanidad o para las universidades.
Sin embargo es necesario invitar al lector a un análisis más objetivo, más desprejuiciado, porque de allí saldrán conclusiones para buscar un futuro mejor desde la incertidumbre promisoria y aterradora de este “cambio de época”. Desde allí podrá explorarse el nuevo papel de las universidades para el mundo complejo de hoy y para la construcción responsable de un mejor mañana.
Aún desde análisis que parten de aceptar la lógica de consumo y mercado como las que rigen la vida moderna, se señala cada vez con mayor fuerza (el banco mundial ha hablado de “humanizar la globalización”) la necesidad de incrementar los esfuerzos de lucha contra la pobreza y la desigualdad. El problema está en la posibilidad de hacerlo con un modelo tal como el que ahora rige la economía mundial. Esta es una tarea profundamente universitaria. El estudio serio, la crítica razonable y razonada, la búsqueda de mejoramiento y alternativas a este modelo económico es una prioridad para nuestras universidades y en este campo de la equidad, sobre todo de las universidades como instituciones públicas, sean de gestión estatal o privada.
El ideal de equidad ha sido uno de los pilares sobre los cuales se ha edificado históricamente la universidad y la educación en general. Autores como Portela señalan como, ante este proceso de globalización económica y de normas e ideales liberales, este objetivo de equidad vía la educación se ha venido sustituyendo por el de la calidad.
Sin profundizar en el tema, parece necesario señalar que el objetivo de la equidad sigue siendo una prioridad en nuestra educación de todos los niveles incluyendo el de la educación universitaria. Analizar nuestra sociedad nos hace caer en la cuenta de que esta es una meta necesaria para aspirar a cualquier desarrollo hacia la humanización del planeta.
Sin embargo el valor de la calidad en la educación universitaria no puede ser desdeñado y mucho menos si tenemos conciencia de que el proceso de globalización implicará la competencia y el flujo de profesionales de un país a otro tarde o temprano. El problema no está entonces en que existe un dilema real entre equidad o calidad sino en cómo asumir el reto de dar una educación universitaria de calidad para la equidad, es decir, de la definición de una idea de calidad acorde a nuestra realidad y del planteamiento de estrategias adecuadas para ir alcanzando esta calidad que vaya intrínsecamente ligada a la construcción de un país más equitativo.

martes, octubre 27, 2009

¿Déficit educativo crónico?

Autora: Ma. Isabel Royo Sorrosal
Publicación: La Primera de Puebla, 27 de octubre de 2009

Acaba de salir un nuevo libro de Carlos Muñoz Izquierdo quien ha dedicado su larga vida profesional a la mejora de la educación en México. Se trata de un trabajo dirigido, especialmente, a los políticos que tienen la responsabilidad de la educación nacional y a los docentes que podemos transformarla en el día a día. Bajo el título ¿Cómo puede la educación contribuir a la movilidad social?, el autor presenta resultados actualizados de cuatro décadas de investigaciones (1968-2008). Trata sobre la calidad de la educación básica, sobre la función económica y las políticas públicas necesarias para mejorar los resultados económicos de la educación, y sobre el impacto de instituciones de educación superior de sostenimiento privado.
El prólogo del libro es de Pablo Latapí Sarre, recientemente fallecido, quien quiso subrayar el señalamiento de Muñoz Izquierdo sobre los causantes de la poquísima equidad lograda por el sistema escolar en las últimas décadas. La responsabilidad –dicen- “recae en los docentes y en los administradores… que cada sexenio repiten, por desconocimiento de los problemas, los mismo errores o inclusive interrumpen programas bien orientados de administraciones anteriores por motivos políticos”. Además, insisten los autores que los resultados sobre el aprendizaje de los alumnos seguirán siendo muy bajos si permanecen las mismas pautas de crecimiento del sistema escolar y no cambian profundamente las prácticas de los docentes. Si no queremos ver los problemas y menos guardar memoria de ellos, las deficiencias de aprendizaje de la población y de los políticos serán perpetuas.
A partir de las diferentes investigaciones, el autor del libro expone que los únicos factores imposibles de controlar por los responsables del sistema escolar son los de asistencia y permanencia de los alumnos en las escuelas. Si éstos asisten regularmente y realizan el esfuerzo pertinente, entonces la escasez de aprovechamiento escolar podemos atribuirla a la falta de eficiencia en la asignación y administración de recursos, a los diseños curriculares no eficaces y a “las deficiencias de formación, selección, administración y desempeño del personal docente”. Se ha comprobado que no basta estimular la demanda escolar por medio de subsidios efectivos a las familias de escasos recursos sino que, también, hay que modificar los procesos que se desarrollan al interior de las aulas y las escuelas. En relación a las instituciones de educación superior es necesario que asuman un papel más proactivo de cara a la ocupación laboral de sus egresados.
Finalmente para aquellos interesados en mejorar la educación, el autor resalta la necesidad de ser eficaces para alcanzar las metas pedagógicas, la indispensable pertinencia de procesos adecuados a los intereses y circunstancias de los alumnos, la primordial eficiencia de los recursos aportados, y la vital distribución equitativa e incluyente de las oportunidades educativas, con los beneficios sociales y económicos que conllevan.
La claridad de estos planteamientos basados en las investigaciones es una ocasión para reconocer la problemática educativa que vivimos, iniciar los cambios que están en nuestras manos y reivindicar las políticas educativas necesarias para superar los déficits actuales.

martes, octubre 20, 2009

Promoviendo la competencia social

Autor: José Vicente Hurtado Herrera
Publicación: E-Consulta, 20 de octubre de 2009

La educación desde hace años se ha venido planteando a partir de competencias, es decir pretende desarrollar en el educando un "conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas, tanto específicas como transversales… para satisfacer plenamente las exigencias sociales" (ANUIES, 2006). Este es un proceso que se va dando a lo largo de la vida, y la educación en sus diferentes niveles va detonando, generando y acompañando dicho proceso.
Ante la diversidad de competencias que se consideran, hoy resulta de suma importancia la promoción de la COMPETENCIA SOCIAL (Y CIUDADANA), entendida ésta como "…un proceso gradual… para aprender a cooperar, a convivir, a participar, a tomar decisiones, de esta manera se capacitan para el ejercicio de la ciudadanía democrática y el compromiso activo en la mejora de la sociedad" (Revista de la Asociación de inspectores de Educación de España, 2009).
La pertinencia de promover esta competencia en los alumnos, radica en varios aspectos:
· En su naturaleza humana como "ser en relación", como ser que requiere "la presencia del otro", como ser que se reconoce en "alteridad".
· Por el momento que vive nuestra sociedad mexicana, un tiempo de crisis, de malestar, de una violencia que se va generalizando poco a poco.
· Por la preocupación de los profesores ante las actitudes y comportamientos "violentos" de los chicos en el aula.
La esencia humana de ser en relación, es necesaria animarla para que se desarrolle, a fin de actualizar la potencialidad ya presente en el individuo.
Respecto a la problemática realidad colectiva, diversos autores consideran que es necesario volver la mirada hacia el individuo, apostarle a su formación como un ser capaz de relacionarse, de convivir, de dialogar, de afrontar el conflicto; un individuo que puede ser corresponsable con su grupo de pertenencia y así con la sociedad en general.
En lo referente a la preocupación de la escuela por el incremento de los comportamientos violentos y de indisciplina de los alumnos, cierto es que las causas pueden ser diversas, entre ellas los tiempos que vivimos, sin embargo también se sostiene que es expresión del subdesarrollo afectivo o analfabetismo emocional, generado por el escaso conocimiento que la persona (alumno) tiene de sí misma y de quienes le rodean.
Frente a este analfabetismo o subdesarrollo emocional (Boqué, 2005), se considera necesario que el alumno aprenda a:
· Vivir consigo mismo (competencia emocional personal): lo cual tiene que ver con tomar conciencia de sí, autoregularse, recuperar las motivaciones que le impulsan y crecer en autonomía.
· Vivir con los demás (competencia emocional social): capacitar a los alumnos para resolver adecuadamente los problemas interpersonales mediante canales y herramientas de gestión positiva, desarrollar habilidades básicas como empatía, asertividad y capacidad de diálogo.
· Vivir en el mundo (razonamiento moral): ejercitarse en la resolución de dilemas morales, esos que diariamente se le pueden presentar en la construcción de su vida.
Con esta u otras propuestas, la escuela quiere colaborar para la consecución de un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que hagan del educando un ser capaz de "vivir en sociedad". Pero la misión no es sencilla, pues cierto es que gran parte de los patrones de comportamiento de los alumnos se generan de lo que aprenden en casa, de lo que observan y escuchan en su dinámica familiar, en la convivencia con sus pares, en los medios de comunicación, y en muchos casos esta experiencia tiene que ver con violencia. En este sentido, la escuela hace una propuesta que se contrapone con las experiencias cotidianas de los chicos, lo cual complejiza la labor educativa.
Resulta evidente que la posibilidad de incidir de manera más profunda en "la formación social" de estas nuevas generaciones de niños y jóvenes, requiere forzosamente el trabajo conjunto de los diversos actores que cotidianamente interactúan con ellos, a fin de hacer planteamientos coherentes y transmitir mensajes coordinados en la consecución del mismo fin, la formación de personas competentes socialmente, personas que estén capacitadas a construir positivamente sus relaciones, y con ello decidir el futuro de la sociedad en que viven.

lunes, octubre 19, 2009

Afirmación riesgosa

Autora: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicación: Síntesis, Pendiente

Sólo un botón de muestra. Hace poco leí que el secretario de educación pública de nuestro país declaró en la sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es poco precisa la afirmación de que la brecha entre la educación pública y la privada esté creciendo. Dijo que aunque la brecha tiene décadas, ahora está disminuyendo de manera importante aunque lentamente. Citó datos del último análisis de la prueba ENLACE (Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares): el "nivel de insuficiente y elemental en las escuelas particulares fue el año pasado de un 33.3 por ciento y este año pasó a un 34.3 por ciento" mientras que en “la primaria pública general pasamos en cambio del nivel insuficiente y elemental de un 71.5 por ciento al 69.2 por ciento este año".
Es decir, los escolares de escuelas privadas aumentaron su “bajo desempeño” en 1 % y los escolares de primarias públicas bajaron su “bajo desempeño” en 2.3 %. Pero la afirmación de que la brecha disminuyó, también es poco precisa.
No dudo de esos números, y hoy no cuestiono la prueba ENLACE, dudo de esa importante diferencia. ¿Han escuchado ustedes de la diferencia estadística? Existen pruebas estadísticas que sirven para demostrar si datos que aparentemente son diferentes, difieren realmente o si su diferencia es producto del azar.
Además, si la diferencia se hubiera comprobado estadísticamente, hay un margen de error para esos cálculos. Ahora, tampoco lo que se comprueba estadísticamente es totalmente cierto, sólo es una mejor aproximación a la realidad. Un físico y sacerdote jesuita postula que la estadística es como un farol: sirve para alumbrar el camino pero sólo los borrachos se apoyan en él. Yo estoy de acuerdo.
Un experto en productividad intelectual dice que las afirmaciones categóricas son de las que con mayor facilidad se puede comprobar su falsedad. Por cierto, tampoco creo que seamos un país de reprobados.

jueves, octubre 15, 2009

¿Qué estamos ofreciendo a los jóvenes?

Autora: Guadalupe Chávez Ortíz
Publicación: Síntesis, 15 de octubre de 2009

En muchas ocasiones cuando pensamos en los problemas que nos aquejan como sociedad hemos hecho hincapié en el mundo que dejaremos a las próximas generaciones, hemos escuchado quejas y preocupaciones de todo tipo, dependiendo de quién lo expresa la connotación puede ser pesimista, des-esperanzadora, preocupante o indiferente, pero estoy segura que en más de una ocasión usted a escuchado la frase "que mundo les espera a los jóvenes".Si bien es cierta la realidad de nuestro país y Estado no muestra las mejores condiciones sociales para los jóvenes, situaciones que por desgracia para muchos se vuelve tema del día a día como: desempleo, inseguridad, narcotráfico, delincuencia organizada, migración, violencia etc. Algunos autores se han detenido a pensar en las consecuencias sociales de estos problemas pero pocas veces nos hemos detenido a reflexionar en el impacto emocional y en la salud mental de los jóvenes.
Si consideramos la salud mental como la posibilidad de equilibrar salud física, salud mental y armonía social, nos enfrentamos a un problema grave, pues cada una de estas áreas necesita de atención de manera urgente, este desequilibrio trae ya como resultado enfermedades mentales como la depresión, el estrés, neurosis, ansiedad, somatización, desorden facticio etc.En estos tiempos ya es más frecuente escuchar a jóvenes que sufren este tipo de padecimientos, según datos de la OMS, dos de cada diez jóvenes padecen alguna enfermedad mental, razón por la cual el impacto es considerable para la calidad de vida de los jóvenes.
Valdrá la pena preguntarnos cuales son los mecanismos que como sociedad debemos procurar en la vida cotidiana de nuestros jóvenes.Asumir la parte de responsabilidad que corresponde a cada instancia pública y privada, pensar en posibilidades que fomenten la salud física y mental, proporcionar espacios de recreación activos, gratuitos y atractivos para la diversidad de jóvenes que viven en nuestro Estado, pensar en espacios lúdicos que proporcionen posibilidades de crecimiento, pensar en mecanismos de auto cuidado para los jóvenes, espacios donde los jóvenes puedan verse, oírse, mirarse a través de otros jóvenes, construir espacios colectivos sin miedo a que estos suenen como amenaza, sino como una posibilidad de crecimiento colectivo.

martes, octubre 13, 2009

¿Por qué no hablo con mis hijas?

Autora: María Eugenia De la Chaussée Acuña
Publicación: La Primera de Puebla, 13 de octubre de 2009


“He encontrado que la mejor manera de dar consejo
a los hijos, es averiguar qué es lo que quieren
y después aconsejarles que lo hagan.”
Harry S. Truman

Usted seguramente es o será padre o madre por decisión personal o circunstancialmente sin habérselo propuesto. ¿Por este simple hecho amamos a nuestros hijos(as) y adquirimos compromisos y responsabilidades hacia ellos?
Para iniciar, es conveniente aclarar que no se ama a los hijos (o a los padres, a los hermanos, a la pareja, o a cualquier persona) por obligación, imposición, coerción, chantaje, mandato o por lo que dicen las leyes civiles o los mandamientos. Amamos por una decisión libre y personal basada en el aprecio, en el afecto y cariño sincero y honesto a otras personas. Al amar, buscamos el verdadero bien del otro, damos y nos damos. El amor no es algo que se compra, se vende o se arrebata, sino algo que se da voluntariamente o algo que se gana y se conquista. Sin amar y sin sentirse amado ningún ser humano puede crecer armónicamente como persona, y es por eso que tendríamos que preguntarnos ¿amo a mis hijos(as)?, ¿cómo los amo?, ¿cómo se sienten nuestros hijos en nuestra forma de amarlos?
Es más fácil aceptar cualquier otra limitación humana que la incapacidad de significar algo para alguien. Los sentimientos más dolorosos son los de sentirnos ignorados, rechazados, abandonados, despreciados, dejados a un lado, no amados,…
Así como nadie nos puede obligar a amar a otro(a), no se puede obligar a otro(s) a que nos amen.
Amar es un verbo, no un sustantivo. Amar es acción-intención de la acción, no es sólo un estado emocional.
Nadie puede forzarnos u obligarnos a amar a nuestros hijos. Los amamos por una decisión libre. Si ama a sus hijos(as) se ha preguntado ¿qué significa ser padres (más allá de serlo desde el punto de vista biológico)?, ¿qué nos corresponde hacer como padres?, ¿qué es lo que podemos dejar a nuestros hijos para que su vida tenga sentido, sea feliz y significativa?
Desde mi punto de vista, no hay tarea más importante y significativa en la vida que la de ser padres.
Ciertamente, uno no nace sabiendo cómo ser padre pero cuánto de nuestro tiempo invertimos para tratar de entenderlo y aplicarlo. La mayor parte de las personas pueden expresar fácilmente por qué hacen lo que hacen desde el punto de vista laboral o profesional. Son capaces de “recitar” y repetir sus planes a corto, mediano y largo plazo tanto para sus actividades profesionales, para conseguir una estabilidad y seguridad financiera o como para su retiro o jubilación. Pueden decir cuántos hijos tienen o cuántas letras les queda por pagar de su vivienda o cómo quieren modificar su casa. Sin embargo, la mayoría de los padres lo mirarán asombrado y de manera extraña si les pregunta cuáles son sus planes para que sus hijos se desarrollen en todas las dimensiones (afectiva, emocional, cognitiva, física, moral,..), crezcan sanos, seguros de sí mismos y felices.
Refiriéndonos a nuestros hijos, cuándo nos hemos cuestionado en relación a ¿qué valores les estamos promoviendo?, ¿qué valores quisiéramos que ellos desarrollaran?, ¿cómo estamos desarrollando su autoestima y cómo les ayudamos a aumentarla?
Primeramente hay que asumir que hay dos tipos de valores, los valores de sentido (o finales) y los valores de convivencia. Los valores de sentido (originantes) (Lonergan, 1994) son las personas que amamos, apreciamos, dan sentido a nuestra vida y nos mueven a vivir. Los valores de convivencia son los valores que aceptamos y promovemos en nuestras acciones con esas personas queridas, tales como amarlas, respetarlas, comprometernos con ellas, ser honestos, responsables, leales, solidarios, generosos, respetuosos,…
Los valores de sentido son nuestras personas queridas (hijos(as), hermanas, padres, esposo, amigas, enfermos, menesterosos, Jesús, …) que impulsan y dan sentido a nuestra vida, y que vamos afirmando por medio de juicios de valor, decisiones y acciones que uno siente conllevan valores de convivencia (o socioculturales), tales como amistad, lealtad, respeto, honestidad, confianza o fidelidad.
Como dice Lonergan (1994), las aprehensiones de valores se dan con los sentimientos cuando se acoge(n) a la(s) persona(s) y los valores cualitativos de la confianza, el respeto, la honestidad,… para ella(s). De esta manera nos autotrascendemos moralmente. Los juicios de valor implican el conocimiento de las personas, de la vida humana, las posibilidades humanas próximas o remotas y los efectos y consecuencias probables de los planes de acción que se hayan proyectado.
Las personas queridas nos afectan, es decir, nos vigorizan o nos entristecen, nos llenan de energía o nos la quitan, nos animan o desaniman, nos mueven a comprometernos o no, y a actuar o no. Las personas nos dan vitalidad y energía, nos hacen entusiasmarnos y vibrar pues dan ritmo, dirección e intensidad a nuestra vida. Esa energía se propaga. El tesoro más valioso en la vida no es lo que se tiene sino a quién(es) tenemos en nuestra vida.
No se puede amar, ni respetar, ni ser honesto, ni responsable, ni…, a quien no se quiere. Siendo nuestros hijos(as) a quienes posiblemente más amamos, tenemos que enseñarles a valorar a otras personas, y principalmente a decidir y actuar con base en ellas y en la realización de su bien. Caminamos con nuestros hijos juntos por la vida y quisiéramos que la miraran con los mismos ojos, encontrando las mismas maravillas, profundidades, obstáculos e imprevistos, sin embargo, hay que tener presente que no vamos a poder estar siempre a su lado y que no podemos vivir la vida por ellos, por tal razón debemos desarrollarlos para que ellos vayan trazando su propio camino, para que decidan y actúen libre y responsablemente. ¿Cuántas ocasiones habremos reflexionado seriamente sobre esto? Formar y desarrollar a nuestros hijos es el mejor medio para formarnos y desarrollarnos a nosotros mismos.
Normalmente, no nos relacionamos con todas las personas con la misma profundidad. Hay personas con quienes platicamos del trabajo; con otras comentamos nuestras dificultades familiares o económicas y con otras, con muy pocas (una o dos tal vez) hablamos de nuestros sentimientos profundos, alegrías, satisfacciones, malas experiencias, desilusiones, miedos, es decir, nos volvemos transparentes y les abrimos nuestra mente y corazón. Uno de los miedos más fuertes es el miedo a la relación profunda y sólida, a mostrarnos tal como somos realmente con nuestros afectos y sentimientos, a abrir el corazón a alguien de confianza, pues al sincerarnos con otra persona, fácilmente nos sentimos vulnerables y expuestos, y susceptibles de utilización, manipulación, engaño o traición.
Todos tenemos algo difícil de expresar, algún sufrimiento o secreto o situación que nos duele, como la muerte de un padre o de algún familiar, las peleas de los padres o su separación, la ruptura con la pareja, alguna situación de maltrato o discriminación, alguna traición, algún abuso sufrido, algún error cometido, algún desamor y otras muchas situaciones de la vida. Debido a lo anterior ¿qué tanto sabemos acerca de nuestros hijos?, ¿sobre qué hablamos con ellos?, ¿nos comparten sus actividades y proyectos futuros?, ¿les compartimos los nuestros?, ¿dialogamos y compartimos con ellos las decisiones importantes de la familia?, ¿les dedicamos tiempo?, ¿los escuchamos con atención?, ¿nos tendrán realmente confianza?, ¿hemos establecido con ellos un diálogo superficial o profundo?, ¿les hemos preguntado qué es lo más importante en la vida para ellos?, ¿les preguntamos cómo se sienten, qué les preocupa, cómo van, cuáles son sus anhelos, sus sueños, sus aciertos, sus temores, sus fracasos?
Del mismo modo, valdría la pena cuestionar a nuestros hijos sobre ¿quiénes son sus valores de sentido?, ¿quiénes les mueven a vivir?, ¿qué valores promueven y asumen con esas personas queridas?, ¿buscan realmente su bien o sólo en apariencia?, ¿cuáles son las cosas más importantes que han ido aprendiendo en la vida?, ¿qué les falta para ser mejores seres humanos?, ¿cómo pueden mejorar?
Si mi hijo es un valor de sentido para mí, y lo valoro, desarrollo y busco su bien seguramente lo percibirá y juzgará. Si mi hijo observa y juzga que soy honesta, responsable, puntual con él y con otras personas ¿no le estaré comunicando esos valores?
No basta con estar con nuestros hijos físicamente juntos todo el día si mentalmente y afectivamente estamos a kilómetros de distancia de ellos.
Ya es hora de que pongamos manos a la obra.

lunes, octubre 12, 2009

Resultados de la reunión de los G-20 en Pittsburgh

Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicación: E.Consulta, 12 de octubre de 2009

Publicación El 24 y 25 de septiembre de año en curso, se reunieron en medio de protestas sociales, los G-20 por tercera ocasión en Pittsburgh para deliberar en torno a la crisis financiera mundial. A esta reunión le preceden dos: Washington en noviembre de 2008 y Londres en abril de 2009. De estas reuniones previas habían salido documentos con recomendaciones concretas para evitar una crisis financiera mundial como la actual. Estas recomendaciones se basan en la identificación de fallas en el sistema financiero internacional que hicieron posible la crisis y a los que deben responder las reuniones cumbre de los G-20. Entre principales errores están:
1) Una política monetaria laxa en combinación con un exceso de liquidez alimentó una burbuja bursátil.
2) Se reconoce que la crisis se originó en los Estados Unidos de Norteamérica y se expandió por todo el hemisferio occidental, lo cual afectó seriamente al sistema financiero europeo.
3) Falta de transparencia en la operación con instrumentos derivados, así como inversiones de alto riesgo basados en un apalancamiento excesivo en relación al capital propio de las instituciones financieras. En este tenor, se señalaron el "moral hazard" y el "too big to fail", como factores que históricamente han favorecido la privatización de las pérdidas y la socialización de las ganancias en los rescates bancarios.
4) Existencia de un sistema de retribución a funcionarios bancarios basado en el pago de bonos por cantidades exorbitantes, factor que animó el crecimiento de operaciones de alto riesgo.
5) Fallas considerables en la capacidad de medir el riesgo de instrumentos de inversión por parte de las agencias calificadoras.
El comité de Londres y el Reporte de-Larosiére suscribieron una serie de propuestas entre las cuales destacan las siguientes:
1) La creación de un sistema inteligente que garantice mayor trasparencia en los mercados financieros.
2) Elaboración de un "mapa de riesgo", lo cual implica: una mayor supervisión, participación y responsabilidad por parte del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo; una mejor congruencia entre las políticas económicas y la información emanada del "mapa de riesgo"; y una mayor participación de los ministros de finanzas de los G-20.
3) Se propuso una mayor regulación de los llamados Hedge Fonds y las agencias calificadoras.
4) Se recomendó una mayor injerencia de los bancos centrales para controlar los llamados procesos procíclicos, caracterizados por etapas volátiles de auge y recesión.
5) Se sugirió nombrar al FMI (International Monetary Fund), al BIS (Bank of International Settlements) y al FSF (Financial Stability Forum) como líderes y arquitectos del nuevo orden financiero mundial. En la gestión de estos organismos se recomendó mayor participación de los países emergentes.
Finalmente, de la reunión de Pittsburgh emanaron los siguientes acuerdos:
1) Los G-20 determinaron crear un mecanismo regulador de validez internacional listo para operar a más tardar a finales de 2010. Éste garantizará que los bancos aporten una mayor participación del capital propio. El FSF preparará una propuesta para octubre de 2010, y para finales de 2012 se tendría listo el nuevo marco regulador.
2) Los bancos deberán aportar más capital y acumular reservas que les permitan responder a tiempos difíciles. Habrá también más control en inversiones de alto riesgo o de operaciones registradas en hojas contables especiales también conocidas como "off sheet".
3) Todos los bancos deberán apegarse a los acuerdos de Basilea II en lo referente al capital propio a más tardar en 2011.
4) Se pondrá en marcha un nuevo nivel de endeudamiento no basado en el riesgo y en adición a lo estipulado por los acuerdos de Basilea II.
5) Hasta 2012 se podrá operar con instrumentos derivados no estandarizados también conocidos como OTC (over the counter). No obstante, se piensa crear un agente mediador que reduzca el riesgo entre el comprador y el vendedor.
6) Los grandes bancos deberán elaborar una especie de testamento en el que especifiquen lo qué procede en caso de caer en insolvencia. Con ello se pretende redicir el "moral hazard".
7) Se pondrá en operación a más tardar en junio de 2011 un sistema contable internacional homogéneo y de alta calidad; inspirado en el actual International Accounting Standards Board.
8) Se procederá a transparentar y controlar las operaciones financieras en los llamados "paraísos fiscales".
9) Se reglamentará el sistema de retribuciones a altos funcionarios bancarios para evitar el pago de bonos excesivos.
10) Habrá cambios en el sistema de cuotas del FMI, no sólo para dar un mayor peso a la postura de los países emergentes en la toma de decisiones del organismo, sino para poder nombrar inclusive a un director procedente de los mismos.
A partir de los acuerdos tomados en Pittsburgh, los consejos de Basilea y el FSB (Financial Stability Board) se encargarán de afinar los detalles. Sin embargo, muchos bancos temen, después de Pittsburgh, el crédito a nivel internacional sufra una sustancial contracción, y que con ello se asfixie el optimismo coyuntural experimentado en las últimas semanas, considerado por muchos como el fin de la recesión. Un gran ganador de la reunión del Pittsburgh fue el FMI, quien se congratuló por su sabio manejo de la crisis financiera y subrayó su nueva estrategia de apoyo a países emergentes vía "líneas flexibles de crédito" y de las que países como México, Colombia y Polonia ya han hecho uso.

jueves, octubre 08, 2009

Educación por competencias, enfoque en boga

Autor: Mauricio López Figueroa
Publicación: La Primera de Puebla, 8 de octubre de 2009

La educación basada en competencias es una perspectiva en emergencia a nivel global, bajo un enfoque pedagógico centrado en el aprendizaje, en el desarrollo completo del estudiante. Fundamentalmente, lo que la educación en competencias plantea es un cambio profundo de enfoque educativo particularmente en los docentes, cambio que supone una visión de la realidad social diferente. Las corrientes educativas más actuales como el Constructivismo reconocen que la docencia ya no puede estar basada solamente en el saber disciplinar del profesor, sino sobre todo en el dominio de una serie de estrategias (de aprendizaje, de instrucción, motivacionales, de manejo de grupo, etc.) flexibles y adaptables a las diferencias de los alumnos y al contexto de su clase para propiciar en ellos el desarrollo progresivo de una serie de competencias que les permitan una actuación pertinente y apropiada en sus distintos contextos. Por lo tanto, la educación basada en competencias puede ser una verdadera oportunidad de transformación de la realidad, en la medida en que tanto las instituciones y, sobre todo, los distintos actores educativos desarrollen una práctica significativa, innovadora, colaborativa y autónoma.
El concepto de competencia ha sido muy debatido en nuestra educación actual sobre todo por su procedencia, pues esta noción se incorporó a la formación profesional desde el ámbito laboral, ya que –aunque es un concepto relativamente antiguo (Noam Chomsky lo utilizó a finales de los 50’s para referirse a la competencia lingüística)— alrededor de finales de los 80’s y principios de los 90’s se incorpora a la educación superior orientada a eficientar los proceso laborales. No obstante, el enfoque de desarrollo de competencias trascendió el ámbito laboral que lo lanzó a la arena educativa, y durante la década pasada –y en el marco de distintos foros orientados a la reflexión crítica sobre la educación de cara al futuro— esta noción se desarrolló y amplió a nivel global, particularmente bajo la inspiración del documento “La educación encierra un tesoro”, de Jacques Delors (1996), editado por la UNESCO, y en donde se explican lo que deberían ser los cuatros saberes para enfrentar el futuro (saber hacer, saber conocer, saber convivir y saber ser).
El concepto de competencias implica desde cualquier enfoque la movilización de determinados conocimientos, habilidades, actitudes, saberes, disposiciones, enfoques y en general los recursos intelectuales y emocionales de un sujeto que se concretan en determinados desempeños para distintos contextos. Esto significa que la noción de competencia es un concepto integrador y complejo; así mismo, la noción de competencia se basa en el enfoque de la educación centrado en el aprendizaje, lo que deriva en los siguientes principios generales:
· El sujeto posee una serie de potencialidades que debe desarrollar.
· Estas potencialidades son desafiadas y dinamizadas por “situaciones—problema”, por una diversidad de contextos específicos, los cuales están dialécticamente interrelacionados.
· Es el resultado de un proceso de integración. En cada situación real, el sujeto integra de manera dinámica y creativa sus recursos para enfrentarla; el conocimiento deja de ser un reflejo de la realidad que debe ser reproducido, para convertirse en un recurso para pensar, negociar y recrear el mundo. Desarrollar las competencias implica fundamentalmente la construcción permanente de una perspectiva integral, dinámica y abierta de la realidad que mueve a enfrentar significativamente toda la vida.
· Está asociada con criterios de desempeño. Los desempeños siempre se establecerán previamente a la instrucción para orientarla, tanto en la planeación, la ejecución y, sobre todo, en la evaluación; se trata de poner las condiciones de posibilidad de desarrollo de las competencias, las cuales se evidenciarán con aquellos desempeños esperados, sin que éstos pretendan uniformar el aprendizaje a partir de conductas. El desarrollo de las competencias implica ciertos desempeños autónomos –adaptables, heurísticos, pertinentes y relacionados a criterios— que expresan el progresivo autoconocimiento de lo que el sujeto es capaz de hacer, de lograr, de pensar; desempeños que expresan la capacidad del sujeto de ser, de ser para el mundo y de ser en el mundo. El sujeto competente sabe actuar, sabe convivir, sabe trabajar. Sabe vivir.
· Implica responsabilidad y una progresiva autonomía. Este criterio es fundamental, pues el enfoque por competencias pretende reforzar la capacidad del estudiante para desarrollar otras competencias y disposiciones para aprender de sus experiencias, autoevaluarse y regular creativa y pertinentemente su desempeño. En el fondo, el principio fundamental de este enfoque es el desarrollo intelectual y moral del estudiante.
Por lo que el primer desafío de esta propuesta, que precisamente constituye el eje de las reformas educativas de los distintos subsistemas de nuestro país, es favorecer y facilitar un cambio de visión en los docentes, pues si no se propician procesos de reflexión que ayuden al desarrollo de una práctica realmente profesional, el profesor no estará en condiciones de desarrollarla con innovación y sentido. El profesor, como nunca, se encuentra profundamente desafiado.

lunes, octubre 05, 2009

La educación: de las ilusiones a las decepciones

Autor: Martín López Calva
Publicación: E-Consulta, 5 de octubre de 2009

“Yo sugeriría a quienes ocupan posiciones
de responsabilidad sobre la educación
cuestionarse permanentemente los límites que
nos hemos autoimpuesto en nuestras
concepciones educativas, y explorar tenazmente
posibilidades distintas, más ambiciosas. La
medida de la vitalidad de una Secretaría de
Educación…sería el número y calidad de
“proyectos radicales”, heterodoxos, que alienta
y emprende; ellos son vías eficaces para romper
tradiciones viciadas y abrir nuevos horizontes”.
Pablo Latapí Sarre

Época de crisis en todas las dimensiones del quehacer humano. Época de incertidumbre generalizada. Tiempos difíciles los que atraviesa el mundo y dentro de él, un México que en algunos momentos parece que se deshace entre las manos de nuestros dirigentes y de todos los que conformamos la sociedad de esta primera década del siglo XXI.
Violencia, inseguridad, crisis económica, desastres naturales que afectan especialmente a los millones que viven en condiciones de vulnerabilidad, crisis sanitaria por la emergencia del nuevo virus AH1N1 que está resurgiendo, crisis de gobernabilidad por la visión miope de una clase política que sigue peleando por sus intereses personales y de grupo cuando más urge que cambie su visión para trabajar realmente por el bienestar del país, en fin: una democracia sin demócratas.
Todas estas situaciones se reflejan sin duda en el sistema educativo nacional que está también atravesado por la crisis económica, que está empezando a reproducir los esquemas de violencia, que padece la amenaza de la crisis de influenza y que reproduce también los esquemas de luchas de poder entre grupos que se da en el escenario nacional.
Toda educación produce la sociedad que la produce y en la educación mexicana parece que estamos en el círculo vicioso en el que la sociedad se des-organiza y produce fragmentación y desigualdad generando un sistema educativo igualmente des-organizado y re-generador de fragmentación y desigualdad, donde los pobres se educan para seguir siendo pobres y los poderosos se educan (¿Se educan realmente?) para heredar el poder. Baste con ver las listas de los “nuevos empresarios exitosos” y de las “nuevas generaciones de políticos” para ver que siguen siendo los mismos, que heredan sus posiciones a sus descendientes sin importar su talento o falta de él, tal como se cuestiona que los profesores hereden sus plazas a sus familiares.
Llamó poderosamente la atención de quien esto escribe, la conferencia de clausura del X Congreso Nacional de Investigación Educativa del COMIE en Veracruz que fue presentada por el Dr. Roberto Rodríguez (UNAM) y cuyo título: “Después de las ilusiones del milenio: ¿una década perdida para la educación de México?” llevaba una orientación similar a la de estas líneas.
Después de las ilusiones del milenio, de los sueños de un cambio educativo de fondo para el siglo XXI por parte de todos los estudiosos de la educación y de los dirigentes de las naciones, estamos casi al final de la primera década y parece que no trascendemos ese círculo vicioso entre des-organización social y des-organización educativa.
Este paso de la ilusión a la decepción parece tener como una de sus causas principales la carencia de visión y fuerza de los líderes del sistema educativo para atreverse a trascender “los límites autoimpuestos” y explorar posibilidades nuevas de acción. La tibieza en las concepciones y acciones de cambio ha detenido -desde la propia secretaría, el sindicato y los directivos, docentes, padres de familia e investigadores educativos-, la reforma profunda que necesita nuestra educación para responder a los retos del mundo actual.
En el marco de la clausura del congreso se hizo un homenaje muy emotivo y merecido al Dr. Pablo Latapí Sarre, prácticamente el “padre de la investigación educativa en México” y uno de los creadores del COMIE. En ese homenaje, su viuda dijo que “la mejor herencia de Pablo no son sus escritos o su obra sino ustedes, que continúan con la búsqueda que él encarnó durante su vida”.
En efecto, el mejor homenaje que se puede hacer a la vida y obra de Latapí, es continuar con su búsqueda y responder a los retos educativos del cambio de época con la suficiente cantidad y calidad de “proyectos radicales, heterodoxos” que abran nuevos horizontes a una educación encerrada en tradiciones viciadas. ¿Estaremos los actores de la educación a la altura de este desafío?