miércoles, octubre 31, 2012

Reflexiones sobre la ley y los ciudadanos (1): Ni magia ni ornato

Autor: José Rafael de Regil Vélez, si quieres saber más del autor haz click aquí.

Texto publicado en Síntesis, Tlaxcala, el 25 de octubre de 2012.

Hoy la reforma laboral está en el medio político mexicano, con su larga lista de declaraciones, los dimes y diretes de los diversos actores del mundo laboral y las charlas de sobremesa y de café de los ciudadanos en general. La gama de actitudes asumidas ante las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo que se cocinan en el poder legislativo me han hecho pensar en la forma en la que los ciudadanos solemos relacionarnos con lo legal.
       Dos palabras expresan lo que siento y pienso: magia y ornato.
     Por una parte, las leyes ni conocidas, ni comprendidas- y sus administradores se nos presentan con visos mágicos. La magia, como la define el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) es el Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales”.
     Ante  un malestar derivado de la convivencia social o de las relaciones comerciales el ciudadano voltea a ver a los abogados, ministerios públicos, jueces casi como magos para pedirles que con sus conjuros consignados en ininteligibles documentos jurídicos resuelvan sus conflictos. Y así, recurriendo a lo que no se entiende se esperarían los resultados inmediatos por la intercesión de los pontífices de lo legal.
      Por otra parte, la cotidianidad nos muestra ciudadanos que en caso de no sentirse afectados por algo miran a la ley como un ornato, pero resuelven sus asuntos como cada quien los entiende: ignorando las cosas, tomando justicia por propia mano, haciendo mitote y presión política. La legislación no es algo que realmente haya que tomar en cuenta.
      Lo que se pierde en esta manera de vivir la vida pública es la posibilidad de que nuestros esfuerzos se articulen razonablemente en un instrumento normativo y que quedemos a expensas de capricho, el arbitrio y la impunidad del poderoso…
      ¿Por qué sucede esto? La respuesta debe ser compleja, pero seguramente tiene que ver con que nuestra la ciudadanía vivimos como espectadores y sentimos todo ajeno a nosotros.
     Es necesario pensarnos de otra manera. Las leyes no son producto de fuerzas sobrenaturales, sino de mujeres y hombres de carne y hueso con intereses específicos, que nos representan o no y que aciertan o se equivocan; en última instancia son nuestros empleados. A ellos hay que indicarles la tarea y pedir cuentas de lo que hacen. El sistema judicial es administrado por otros ciudadanos, también empleados nuestros, cuya tarea debemos comprender. Lo legal es nuestro y no nos podemos permitir el lujo de alienarlo.
      En las instituciones educativas y las familias no hay una pedagogía de la ciudadanía, no se permite a las personas aprender a ser ciudadano, responsable de la ley, capaz de utilizarla razonablemente, de crearla, de modificarla. Las normas están dadas siempre por alguien más y sólo hay que obedecerlas o ignorarlas y confiar en algún ser humano o instancia que la administre ante nuestros ruegos. Cuando mucho se habla de las leyes y en alguna clase de cívica y ética o de introducción al derecho se les refiere, pero NO se permite a los alumnos vivir como protagonistas de su propio compromiso razonable con los demás. Se forma cuando mucho espectadores o consumidores de la ley.
     Y sin embargo sí se puede avanzar para que las personas vivamos las normas y preceptos como algo propio, que articule nuestra existencia en sociedad. El desafío es inventar las formas para aprender haciéndolo.

Nuestros derechos a la información y la expresión

Autor:  José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más datos del autor, haz click aquí.
Publicado en Lado B, el 31 de octubre de 2012.


Hay cosas que definitivamente no se pueden dejar pasar de largo sin al menos comentarlas. No se trata de traerlas a colación porque sean el tema de moda, sino porque atañen a lo que somos y podemos ser, aun cuando nos pudieran parecer ociosas o lejanas. Es el caso de los litigios iniciados por el actual gobierno del Estado de Puebla con las denuncias presentadas contra periodistas por “abuso de la libertad de expresión mediante la ofensa y la denostación de funcionarios.
     Las acciones realizadas por el aparato gubernamental y por los periodistas mismos requieren un atento seguimiento. Hay que vigilar en especial la actuación de los involucrados, a la luz del marco jurídico y no solo de las influencias que pueden ejercer los agentes de poder que son en última instancia tanto los funcionarios públicos como los empleados de los medios de comunicación. De eso se irá sabiendo al pasar de los días.
     Hay, sin embargo, algunas consideraciones de fondo que los ciudadanos debemos hacer más allá de esta coyuntura y que tienen que ver con algo que subyace a la problemática señalada y a nuestra vida política toda: nuestros derechos a la información y a la libre expresión de las ideas. Para ello nos viene bien hacer algunas consideraciones.
     El panorama social, político y económico del medioevo estuvo regido por los señores feudales. Los ciudadanos “de a pie” no eran realmente tales, sólo vasallos, sin participación política alguna real.
     El nacimiento de las ciudades al final de aquel periodo histórico, y en los albores de la modernidad -los burgos- trajo consigo una nueva forma de mirar las cosas en los centros urbanos. Las responsabilidades comunes no dependían ya en la vida diaria de un señor feudal que hubiera recibido autoridad divina alguna, sino de los burgueses, dedicados prioritariamente a labores comerciales y organizados entre ellos para tener seguridad, infraestructura, procura de salud.
     Al paso del tiempo el comercio se volvió una actividad importante pero que no cabía del todo en un orden estructurado fundamentalmente en torno a las labores agrícolas. Las leyes, el sistema fiscal, la impartición de la justicia estaban organizados en una lógica muy diferente a la de los burgueses y estos fueron experimentando la necesidad de tener mayor presencia en espacios públicos.
     El problema era que no podían tener acceso a ellos, puesto que no tenían derechos al respecto. En ese tenor los ciudadanos se vieron impelidos para reclamar una participación social y política acorde al protagonismo económico que habían adquirido y por ello reclamaron el derecho a expresar sus ideas.
     La conciencia del derecho a la libre expresión surge del propio reconocimiento de ser sujeto político: la participación en los asuntos que conciernen a los habitantes de un lugar supone naturalmente que estos puedan decir lo que piensan, la forma en que ven sus intereses, la apreciación que tienen de la labor de quienes los gobiernan. Y este derecho va unido a otros como el de asociación, el de movilidad territorial y, por supuesto, el de la libertad de conciencia.
     En esa tónica nació en los albores del siglo XIX la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, gran esfuerzo de poner por escrito las bases de una comprensión moderna de la responsabilidad y posibilidades de las personas en la acción común, en la política.
     El derecho a la expresión supone que la información puede ser libremente generada y libremente recibida. “La afluencia de noticias y opiniones así difundidas, hace realmente que todos los hombres en todo lo ancho de la tierra, participen de los asuntos y dificultades que afectan tanto a cada uno como a toda la humanidad”, señalaba en 1971 el Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, en su Instrucción Pastoral Communio et Progressio.
     La información, así, es un instrumento necesario de avance social, de participación, de ciudadanía. La tarea de informar es fundamental para la vida de los seres humanos hoy.
     El papel del Estado, al respecto, es ser garante de que sus ciudadanos accedan a lo que necesitan conocer sobre lo que pasa a su alrededor y de las opiniones de otros conciudadanos al respecto. Y esto incluye la revisión de la actuación de los propios funcionarios públicos.
     Pero esta labor no es fácil. La actividad de los gobiernos supone muchas cosas: uso de recursos, decisiones sobre ejercicio de la fuerza física, de la procuración de justicia, el establecimiento de relaciones comerciales con proveedores de todo tipo de bienes y servicios… Lo que se hace o no debería estar siempre disponible para el escrutinio público, o dicho literalmente, como lo señala el Diccionario de la Real Academia Española, utilizable para el “Examen y averiguación exacta y diligente que se hace de algo para formar juicio de ello”.
     Lo complicado de esto es que quienes no son funcionarios pueden pensar que las cosas hay que realizarlas de diferente manera, que el trabajo de los empleados públicos no es el adecuado. Ante algunas conductas se puede presumir incluso que hay acciones delictivas que deban ser denunciadas. Es por ello que aparece con suma facilidad la censura, mediante la cual las personas que conforman el Estado se reservan el derecho de examinar y aprobar previamente lo que cualquier ciudadano quiera señalar públicamente. Y cuando así sucede queda conculcada la participación política real.
     Por ello las libertades de expresión y a la información han supuesto a lo largo de la historia y en múltiples lugares claramente una tensión real entre los poderes estatales y los ciudadanos. Una y otra vez irrumpen los censores y en esas mismas ocasiones se establece la resistencia: si los asuntos públicos son nuestros y afrontarlos implica un diálogo entre todos nosotros, nadie puede abrogarse el derecho infundado de decidir qué debemos decir o no; qué debemos opinar, qué podemos o no informar.
     Ha de ser el razonamiento personal, informado y formado, el que decida cuáles opiniones son de valía, cuáles sólo encierran necedades y quimera;, no el de la autoridad política o religiosa sólo por ser tal.
     Y como todo derecho supone responsabilidad, la expresión y la información suponen un manejo atinado y ético de lo que se dice, de lo que se comunica y una educación que permita una codificación y decodificación inteligente de los mensajes que se emiten y reciben.
     Acciones en la que el gobierno de Rafael Moreno Valle demandó ante el juzgado primero de lo civil a Fabián Gómez, del portal electrónico Contraparte Informativa, mientras a Adrián Ruiz del periódico El Heraldo ante el juzgado cuarto no pueden pasar desapercibidas.
     Ser libres de expresarnos e informarnos ha sido y siguen siendo un esfuerzo continuo. Si el poder político se extralimita y se adjudica el inadecuado rol de censor no deberíamos quedarnos impávidos; si los periodistas no ejercen responsablemente su labor –y eso sucede y sucede con frecuencia, aunque muchas veces a favor del gobierno sobre todo en medios creados para incensar a las autoridades- tampoco.
     Nos merecemos buena información, porque para generar progreso y condiciones de vida humana digna necesitamos comunicar lo que vemos y expresar nuestras opiniones. Actuemos en esto también como protagonistas y no meros espectadores de nuestra ciudadanía; respetémonos respetando nuestros derechos a la información y la expresión: exijamos lo propio al estado y a los informadores.

martes, octubre 30, 2012

Más que saber de tecnologías, se requiere de un conocimiento pedagógico

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: e-consulta, 23 de Octubre 2012

     Sin embargo, hoy estas tecnologías han rebasado cualquier imaginación, hasta provocar la ruptura del espacio y tiempo aúlico.
      Es Licenciada en Educación Media Básica, con especialidad en Matemáticas, por la Escuela Normal Superior del Estado; Maestra en Educación Superior por la Universidad Autónoma de Tlaxcala; y Doctora en Educación. Egresada del Doctorado Interinstitucional en Educación del Sistema universitario Jesuita. Sus áreas de especialización son: problemas de la Educación Superior, desarrollo e implementación del currículum, evaluación de procesos académicos y orientación Educativa. Actualmente es profesora de tiempo del Departamento de Humanidades de la IBERO Puebla
     Las tecnologías de información y comunicación llegaron a la escuela desde hace ya varias década, creo que varios de mi generación, recordarán aparatos en los salones de clase como los proyectores de cuerpos opacos, o los de acetatos, los carruseles de diapositivas, sólo por mencionar algunos de los medios que hace no muchos años eran ya utilizados por los docentes.
     Sin embargo, hoy estas tecnologías han rebasado cualquier imaginación, hasta provocar la ruptura del espacio y tiempo aúlico como ahora lo conocemos. Es decir, hoy en día se han popularizado los procesos de aprendizaje en línea que tienen básicamente dos modalidades: los e-leraning, que son procesos que se presentan absolutamente a través de los medios tecnológicos, por lo que los profesores y los alumnos prácticamente no se conocen físicamente, aunque sí a través de las plataformas educativas; y los b-learning, que son procesos semi-presenciales, lo que significa que hay momentos en que los alumnos y los profesores se reúnen y viven alguna parte del proceso de aprendizaje de manera presencial y hay otros en los que la actividad se da a través de las plataformas educativas. Existe una tercera modalidad, cuando se utiliza alguna plataforma educativa como apoyo adicional del aprendizaje.
     Pero, ¿qué son las plataformas educativas?, se conocen en el ámbito tecnológico como LMS (Learning Management System) que en español se traduce como sistema de gestión del aprendizaje. No son más que un software que reúnen una serie de mecanismos que se clasifican en dos grandes grupos, los recursos y las actividades. A través de los recursos los profesores pueden hacer llegar información a sus alumnos, como textos electrónicos, presentaciones en power point, ligas a páginas, blogs, videos con datos relativos al curso, etc. Mientras que las actividades son medios a través de los cuales los miembros del grupo (alumnos y profesor) entran en interacción.
     Entre las actividades se pueden encontrar foros que permiten que los alumnos tengan interacción a partir de una lectura, una pregunta o la construcción de un comentario con el resto de sus compañeros, es decir se deja una idea plasmada, que el resto del grupo puede leer y responder a cada compañeros o aquellos que considere conveniente. También depende de las instrucciones que el profesor haya dado. Es por de más decir que esta actividad puede ser llevada a cabo de manera asincrónica, cuando esto sucede el profesor debe ser muy claro en cómo quiere que se haga la tarea y cuánto tiempo hay para realizarla.
     Lo mismo sucede con la wiki que es otro medio para la interactividad del aprendizaje, éstas funcionan igual que la Wikipedia, es decir alguien sube una definición de algún concepto y el resto del grupo puede irla editando tanto como lo considere conveniente hasta que todos estén satisfechos con el producto logrado. El chat es otra de mis actividades favoritas; sin embargo, a diferencia de las anteriores, ésta es sincrónica, es decir los alumnos deben ponerse de acuerdo con el profesor para que puedan encontrarse cada quién desde su casa, pero al mismo tiempo. Los chats, requieren orden y una gran claridad del profesor de a dónde quiere llegar con esta actividad.
     También están los Web Quest que son actividades que permiten a los alumnos desarrollar proyectos, de manera individual o en pequeños grupos y además pueden presentarlo al resto del grupo, lo que da muestras de lo logrado por los alumnos en un curso.
     A partir de que conocí y empecé a utilizar las plataformas educativas, no he podido desprenderme de éstas porque observo lo que mis alumnos aprenden a través de las actividades que aquí se han mencionado y eso que yo no soy, ni por mucho, una experta en el uso de estas herramientas. Sin embargo, he podido darme cuenta también que las LMS son eso, herramientas y no sustituyen de ninguna manera la labor del docente, que debe ser la de constructor de ambientes de aprendizaje que favorezcan el desarrollo de estos en los alumnos. He visto quejarse a muchos alumnos de lo mal que fueron atendidos en un proceso en línea o de lo poco que aprendieron, eso se debe a que el docente no hizo una buena gestión del aprendizaje y de la plataforma, eso tiene que ver con un asunto pedagógico y no tecnológico.
     Así que como ya tengo que cerrar este escrito, les digo a los amables lectores que el rol del docente en estos tiempos, con estas tecnologías, obliga a ser cambiado. Ya no podemos esperar al profesor que enseña, sino al que establece los medios para que sus alumnos aprendan a través del correcto diseño instruccional que se requiere para lograr que los alumnos comprendan (todos lo mismo), lo que deben hacer para entrar en un primer contacto con la información, interactuar con sus compañeros en un proceso colaborativos y descubrir qué sabían, qué están aprendiendo en el proceso y qué ha quedando pendiente por aprender. Así que profesores, no es tanto un asunto de saber usar la tecnología, sino de tener un conocimiento pedagógico.

 

 

 

 

La acción formativa de los medios

Autor: Mario Guzmán Corral
Publicado: La Primera de Puebla, 25 de octubre de 2012

      “Las sociedades siempre han sido moldeadas más por la índole de
los medios con que se comunican los hombres que por el
contenido mismo de la comunicación”, plantea Marshall Mcluhan,
(McLuhan, 1988) en un estudio que reflexiona sobre la acción
determinante de los medios de comunicación masiva en la
conducta y visión del hombre contemporáneo respecto a su
realidad.
     Los niños y jóvenes son una muestra clara de esta temprana
visión, pues la predominancia de los medios electrónicos sobre
otro tipo de medios como el escrito, y su larga exposición a ellos
les brinda una gran capacidad para leer los discursos sonoros y
visuales. Esta lectura, sin embargo, no conlleva una reflexión
sobre lo visto, leído o escuchado, pero su influencia en la forma
de ver el mundo es determinante, pues plantea pautas, normas,
valores y ejemplos que conforman el figurativo que la
colectividad comparte sobre su entorno. Esto es, se otorga
validez y credibilidad al mensaje y se integra al hacer cotidiano
de la población.
     No obstante, este atributo de los medios de comunicación y
particularmente de los medios electrónicos que impide el
desarrollo de las facultades intelectuales del individuo e incide
en su formación al modificar su lenguaje, costumbres y
actitudes, las acciones emprendidas por el sistema educativo
poco han logrado para dotar de herramientas suficientes a una
población que permanece inerme ante el poder corporativo de
los medios en el país.
     Entre las diferentes líneas de estudio de la comunicación se ha
distinguido aquella orientada a la alfabetización en medios, que
se fundamenta en la idea de que los usuarios de los medios se
encuentran expuestos a su influencia por la incapacidad para
realizar una lectura adecuada de los códigos encriptados en sus
mensajes textuales, auditivos o visuales. Desde esta perspectiva
se plantea un campo de trabajo que centra su atención a partir
de la generación del mensaje.
     Esta corriente asume como línea de acción la postura educativa
que ve la práctica como proceso esencial para la adquisición de
conocimiento, pues se trata de un método congruente con las
posibilidades de desempeño de los estudiantes en espacios de
aprendizaje como el taller y en propuestas educativas que tienen
como fin involucrar a los alumnos en la elaboración de un
producto comunicativo en concreto, cuyo valor radica no sólo
en el fin sino especialmente en el proceso que debe seguirse
para llegar a él.
     La incorporación de los medios a la educación tiene, entonces,
como fin desarrollar habilidades intelectuales y creativas a través
del proceso de elaboración de mensajes propios en un medio
audiovisual, electrónico o escrito, empleando para ello las
herramientas discursivas y técnicas básicas.
     Se trata, como lo plantea Jorge Luis Borges, de explicar un
hecho al unirlo a otro, lo que da lugar al razonamiento. (Borges,
1992) Esto es, lo importante no se encuentra sólo en el producto
que se obtiene, sino en la serie de experiencias individuales y
colectivas que se desarrollan durante el
proceso de realización de los mensajes mismos y,
particularmente, en la relación intelectual que se establece en
las fases idea - diseño – proyecto – método - producto.
      No se pretende que, después de aprender el manejo técnico y
el lenguaje del medio, un alumno sea capaz de manera
automática de leer de manera diferente un mensaje radial,
televisivo o audiovisual en general, sino que sea su conocimiento
sobre la elaboración de un discurso a partir de los elementos de
diferentes lenguajes como el textual, el visual y el auditivo el que
le permita encontrar un “nuevo orden de los sentidos”. (Simone,
2000).
     Se pretende que, a futuro, esos jóvenes usuarios –que aún les
esperan largas jornadas frente al televisor, la radio, la publicidad
o la pantalla cinematográfica- logren una lectura compleja como
resultado de las relaciones que puedan establecer al recibir
cualquier mensaje a través de un medio de comunicación, a la
luz del conocimiento adquirido sobre la manera como los
discursos se estructuran o construyen.
     “Sentirse partícipes/autores de una narrativa, de la construcción
de los relatos históricos, plantea Dora Fried, es una de las vías de
que disponen los individuos y los grupos humanos para intentar
actuar como protagonistas de sus vidas, incluyendo la reflexión
de cómo emergemos como sujetos, de cómo somos participantes
de y participados por los diseños sociales.” (en Nava,2005)
     Este sería, entonces, apenas el punto de partida para enseñar a
la mirada y al oído a realizar lecturas menos superficiales, con la
confianza puesta en que la iniciativa personal, la experiencia, el
conocimiento y las condiciones de su entorno permitan a un
usuario entrenado profundizar y contrastar los contenidos de
cualquier medio e incrementar su exigencia en la calidad de la
forma y el contenido de los mensajes, lo cual les permita
alcanzar una diferente percepción del mundo que les rodea.

Los conocimientos en la información profesional

Autora: Ma. Teresa Abirrached Fernández
Publicado: Síntesis Puebla, 24 de octubre de 2012

     "Lo esencial es invisible a los ojos". Esta frase de Antoine de Saint-Exupéry, nos dice que el interior de las personas es una verdadera caja negra casi impenetrable que guarda los sentimientos, emociones y valores que nos hacen ser lo que somos, pero también lo que podremos ser, ya que abriga nuestras capacidades, intereses, conocimientos y habilidades.
     ¿Cómo puede un egresado de educación superior demostrar lo que lleva en interior? Hasta hace pocos años, una de las formas de evidenciar las capacidades profesionales era la obtención del título profesional, que si bien constataba que la persona había concluido los estudios de cierta disciplina, no muestra el grado de apropiación de los conocimientos, habilidades y competencias que nos diferencian de otros.
     Con este fin, actualmente existen asociaciones que tienen como objetivo evaluar y certificar los conocimientos y las competencias para romper la visión reduccionista del egresado y proporcionar una visión más amplia de las profesiones, elevando con ello, la calidad de la educación y la competitividad de nuestro país.
     El Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) aplica desde 1994 el Examen General de Egreso a quienes han concluido su preparación profesional, otorgando evidencia de desempeño satisfactorio o sobresaliente al obtener una puntuación igual o superior a la media nacional. Por su parte, los maratones de conocimientos son una competencia de información y habilidades de un área específica y contribuyen a la calidad formativa de los estudiantes, de su articulación social y al fortalecimiento del pensamiento crítico.
     Ahora bien, la obtención de este tipo de reconocimientos proporciona una ventaja competitiva al estudiante, pero no son la única forma de demostrar las competencias adquiridas en la formación profesional, por lo que el no contar con ellos no demerita su desempeño ni su capacidad de toma de decisiones en el ambiente laboral.

 

 

 

 

 

 

 

 

¿En quién pienso cuando hago lo que hago?


Autora: Rocío Barragán de la Parra
Publicado: Puebla on Line, 24 de octubre de 2012

     Los ideales educativos implican una responsabilidad que se acrecienta cuando se acompañan del deseo por incidir propositiva y genuinamente en la formación de otros, ahí radica gran parte de la esencia del accionar docente.
     Uno de los mayores desafíos de la educación consiste en instrumentar lo que parece utópico y abstracto, en acciones que generen aprendizajes reales, concretos, atingentes y pertinentes que habiliten a los estudiantes en transformadores sociales.
     Elsie Rockwell y Ruth Mercado en el libro "La práctica docente y la formación de maestros", sustentan que en la docencia Se utilizan e integran los diversos conocimientos sociales y culturales que el maestro posee como persona, más allá de su formación profesional... como sujeto se encuentra en una situación objetiva que lo obliga a echar mano de todos los recursos posibles, técnicos y personales, intelectuales y afectivos para acompañar al grupo; porque saber ser maestro implica la apropiación no sólo de contenido y de teoría pedagógica, sino también de una cantidad de elementos más sutiles e implícitos en esos puntos donde se cruzan lo afectivo y lo social con el trabajo intelectual".
     Es común entre los docentes coincidir en que el esfuerzo, la constancia, la conciencia y el amor por lo que hacemos son fundamentales para promover una educación transformadora e integral, cimentada primeramente en el desarrollo integral de cada uno para entonces ser capaces de impulsar el de nuestros estudiantes.
     Es vital que el maestro sea un investigador activo, actualizado, sensible, propositivo, cercano y solidario; capaz de propiciar sesiones dinámicas, diferentes, documentadas y significativas, pero sobre todo capaz de disponerse y asumirse como desarrollador de personas, que contribuye a hacer un mundo más justo y mejor.
     El Doctor Armando Rugarcía, ex rector de La Ibero Puebla y coordinador del Diplomado de Formación Integral, siempre enfatiza la importancia de que cada docente cuide el sentido de sus acciones preguntándose ¿en quién pienso cuando hago lo que hago? y ¿cómo relaciono eso con mi quehacer y accionar docente?
     Un buen inicio puede ser cambiar la mirada y el enfoque del trabajo: considerar los contenidos temáticos, características y condiciones del grupo (afectivas, curriculares, físicas, psicológicas); con qué actividades refuerzo los propósitos del curso, qué evidencias de trabajo y aprendizaje deseo propiciar, incluir las dimensiones profesionales y sociales que cada alumno necesita desarrollar.
     Bernard Lonergan SJ reveló un proceso conocido método Lonergan que desarrolla la demanda intelectual y afectiva del sujeto, éste consiste en atender, juzgar y valorar o decidir lo que permite aprehender un valor o bien para emitir un juicio de valor. Dichas capacidades se habilitan elaborando preguntas relevantes que funcionan como detonantes críticos del meta-aprendizaje (comprender como aprendo lo que aprendo); su ejercicio continuo desarrolla la habilidad para discernir y relacionar hechos, vislumbrar escenarios, elegir, concientizar y responsabilizarse por las consecuencias de las acciones o decisiones (aprender a decidir y resolver); propiciando el desarrollo integral del individuo y/o grupo.
     Resulta un desafío involucrar a los alumnos en su proceso de aprendizaje, para ello es necesario incluir en la actividad docente la práctica consciente y planeada del aprendizaje significativo; reflexivo y responsable, que traspase los muros del salón.
     El desarrollo del (auto)aprendizaje se promueve al permitir que el alumno entre en contacto con su ser, que reflexione, valore y se responsabilice críticamente de sus pensamientos y acciones (desarrollo intelectual) al tiempo que cuestiona el valor y consecuencias de sus decisiones (desarrollo moral). Se busca fomentar hombres libres, autónomos, emprendedores, solidarios y sensibles, que vean en sus semejantes seres humanos, que sumen y multipliquen "capaces de amar como se aman". 
     En esta óptica es importante considerar la evaluación como un proceso de recuperación del aprendizaje que permite (re)evaluar lo que ha sucedido individual y colaborativamente; el compromiso del maestro está en preguntarse qué ha pasado con los saberes (aprender a ser), las habilidades y técnicas (aprender a hacer), las actitudes (aprender a conocer y relacionarse) y la priorización de valores (bien particular, de orden y verdadero bien), para entonces volver a planear preguntándose siempre ¿en quién pienso cuando hago lo que hago?

 

martes, octubre 23, 2012

Videojuego poblano

Autor: Carlos A. Audirac Camarena
Publicado: La Primera de Puebla, 15 de octubre de 2012

     Por estos meses la ciudad de Puebla se ha convertido en un gran
video juego al más puro estilo de Mario Kart. El único detalle es
que no se consiguen premios, puntos, vidas extra o tesoros.
Tratar de llegar de un punto a otro de la ciudad es un juego de
destreza y de adivinanza. Más allá de los beneficios que traerán
las obras, falta comunicar y coordinar el proceso y a los actores
que se ven involucrados en el uso de las arterias urbanas.
     La obra pública en vialidades es necesaria para mejorar las
condiciones de las calles y avenidas, en algunos casos se trata de
pavimentar calles que nunca han existido como tal, en otros de
reconstruir el piso que al cabo del tiempo y muchos parches era
irreconocible, y finalmente modernizar calles y avenidas
incorporando nuevas tecnologías, en el tema de materiales que
se aplican en la construcción de este elemento urbano.
     De manera extraordinaria la ciudad se encuentra estrangulada
por dos diferentes proyectos viales, empezando por las obras en
dos extremos del Boulevard 5 de Mayo y la introducción de la
infraestructura para el nuevo transporte público a través de la
Diagonal Defensores de la República. Aquí es donde inicia el rally
cotidiano.
     El traslado de un extremo de la ciudad a otro, requiere revivir las
destrezas aprendidas en los videojuegos. El reto es recorrer unos
cuántos kilómetros o cuadras en el menor tiempo posible y
esquivando todos los obstáculos que se presenten. Cualquier
mañana se debe enfrentar a calles cerradas sin el menor aviso y
señalización, lo que requiere la reacción inmediata de dibujar en
la mente el cuadrante de la ciudad en que se encuentre el
conductor y, como si se trajera el google map en el cerebro,
identificar las vías alternas posibles, sin la promesa que se
encuentren libres. Si el recorrido “normal” (si es que existe
dicha circunstancia) toma 20 minutos, lo más probable es que se
deban invertir 40 minutos para completarlo; a esta situación se le
suma la gran cantidad de automovilistas que circulan por toda la
ciudad día a día
     En caso de optar por vías alternas, aparece la dimensión
desconocida. Esta parte del recorrido presenta viejos y nuevos
baches, que aparecen y desaparecen en esta temporada de
lluvias en inofensivos espejos de agua y que son como fauces de
bestia hambrienta, que devoran por igual llantas, suspensiones y
amortiguadores, lo cual resta monedas al conductor de su
cartera.
     Si se logra salir con vida de esta sección, en la siguiente esquina
están otros fantasmas naranjas, que la noche anterior alguno de
los villanos del catálogo colocó de manera estratégica para
ocasionar el mayor trastorno posible: cuellos de botella, triples
filas, bloqueo de cruces de calles y en los casos más dramáticos
accidentes entre jugadores.
     Nunca faltan los villanos que están incluidos en la rutina básica
del juego, digamos en el recorrido para principiantes, estos
personajes del catálogo vienen en vehículos pintados en negro y
amarillo y otros tienen una R y un número marcado en los
extremos de su unidad. Su propósito en el juego es llevar al
extremo el nivel de dificultad del recorrido. Entre estos
elementos del juego parece haber en sí misma una competencia
particular, sin embargo no descartan invadir otras rutinas. Sus
estrategias incluyen no respetar unas luces verdes, rojas y
amarillas que se prenden y apagan; cambiar abruptamente de
trayectoria; ocupar todos los carriles disponibles; desplazarse a
velocidades que inclusive no están consideradas en la
programación original.
     Si se logra llegar a la meta, no importa que día de la semana, el
participante debe agradecer no que haya obtenido vidas extra,
con que conserve la propia ya es ganancia. Tampoco es para
ilusionarse que se aprenderán los trucos del juego, este está
programado para reconfigurarse continuamente y de forma
caótica. También los villanos y los obstáculos se importan de
otros videojuegos: pasos a desnivel inundados, asaltantes
encubiertos en transporte público, semáforos descompuestos,
transporte pesado con maniobras fallidas bloqueando la vialidad,
automóviles estacionados en doble fila frente a escuelas, nuevos
topes y todo aquello que en los informes viales de los programas
de noticias, dan a conocer de manera precisa y oportuna cada
mañana (de manera sincera gracias por su apoyo).
     Buena suerte y nos vemos en el videojuego poblano de la
temporada.



Se les van vivos. ¡y también se les van muertos!


Autora: Betzabé Vancini
Publicado: e-consulta, 16 de octubre de 2012

     La crónica de la noticia del abatimiento de Humberto Lazcano Lazcano alias “El Lazca”, pudiera bien haberse desprendido de cualquier mal chiste o de una trama de CSI Las Vegas: encuentran por casualidad al delincuente, lo abaten sin saber que era él, ya muerto lo identifican y el cadáver es misteriosamente sustraído de la funeraria donde iban a practicarle la necropsia. Pero lamentablemente, en México no está al mando Horatio Cane, y por ende, parece que jamás sabremos qué fue del cuerpo que supuestamente -y sí, sólo supuestamente-, pertenece a “El Lazca”.
     Durante estos días, he escuchado por radio y por televisión innumerables críticas a la policía y a la Secretaría de Marina de nuestro país por lo ocurrido con el cuerpo de “El Lazca”. Y no es para menos, resulta imposible de considerar que el vocero de la Secretaría de Marina haya dicho que no es responsabilidad de los uniformados cuidar los cadáveres; peor aún: que ni la policía de Coahuila, ni los marinos, ni los militares, ni la funeraria misma, asuma la responsabilidad. Es imposible que mantengamos como país la cultura de la no responsabilidad. Parece que nadie, ni las autoridades se hacen responsables de sus errores, pero siempre que hay un acierto, por mínimo que sea, se cacarea por todos los medios posibles. El mismo Calderón ha evadido su responsabilidad en diferentes ocasiones, y este caso, no ha sido la excepción. ¿Qué impide a los principales actores de la política y del gobierno reconocer sus equivocaciones? La respuesta puede ser obvia, pero podríamos preguntarnos qué puede leerse entre líneas en medio de tanta obviedad.
     “Que sí es. Que no es”. ¿Es? Hace algunos meses en el Distrito Federal se inauguró el primer laboratorio especializado en huellas digitales y en procesamiento de ADN, tecnología de ‘vanguardia’ que va llegando a nuestro país, después de que en Estados Unidos y Europa, estos laboratorios existen desde hace al menos tres décadas. Equipo de vanguardia y personal capacitado va llegando a la ciudad más importante del país, pero en entidades como Coahuila y concretamente en poblados como Progreso –vaya irónico nombre- en el que, supuestamente, fue abatido “El Lazca”, ni siquiera hay una unidad del Servicio Médico Forense. La funeraria donde fue depositado el cadáver fungía, con todas las limitaciones, como SEMEFO local. Y, ¿por qué no se llevaron el cuerpo a la capital de Coahuila o a algún municipio que contara con un SEMEFO pertinentemente montado? Eso parece tampoco ser responsabilidad –ni iniciativa- de nadie. Lo más grave de este asunto, es contemplar las fotografías de un cadáver que poco o casi nada, tiene que ver morfológicamente con la fotografía de “El Lazca” vivito, ni en facciones, ni en proporción, ni en estatura, ni en tez, ni en edad… concretamente: en nada. Dicen que el cadáver está hinchado, y ciertamente, una vez que se presenta el livor mortis hay un cambio de coloración en la piel; sin embargo, en hinchamiento no hace que la persona crezca casi trece centímetros ni que gane peso considerablemente, mucho menos que la piel se aclare cerca de cuatro tonos. Tampoco se le modifican las facciones a tal grado, pues si esto sucediera, haría imposible la identificación post mortem de cualquier persona. Pensemos en las personas que identifican a sus familiares fallecidos aún en un avanzado estado de descomposición, resulta imperdonable, que la Procuraduría de Justicia, juegue a adivinar si el cuerpo pertenece o no, al hombre en cuestión.
     La consternación de la población y de la mayoría de los medios de comunicación radica en cómo fue que alguien robó dos cadáveres de una funeraria sin ser detectados o detenidos, pues realmente, del proceso del hurto no existe ninguna explicación. Sin embargo, mi consternación radica en la falta de responsabilidad del gobierno local, estatal y hasta nacional, para asumir las consecuencias de procesos llenos de errores, trabas e incompetencias. Mientras el Procurador de Justicia en Coahuila, Homero Ramos, pide que “echen ojo” en Tamaulipas a ver si de casualidad por ahí anduviera el cadáver, y mientras los voceros de distintas dependencias arguyen de quién era la responsabilidad, el cadáver sigue presumiblemente en fuga y probablemente hasta de tour, al más puro estilo de la ópera prima de Daniel Gruener, “Morirse en domingo”.
     Todo el revuelo generado con este fortuito abatimiento, me hace recordar cuando “El señor de los Cielos” murió en una cirugía plástica y “quedó irreconocible”. Suena un poco al mismo caso en esta ocasión: ‘se parecía a “El Lazca” pero como se lo robaron, no podemos saber si era él’. Insisto en que nuestras autoridades y su manejo de los casos, bien podrían inspirar la trama más intrigante de cualquier episodio de CSI, pero aquí no tendríamos final feliz.
     Y las burlas no se hacen esperar. He leído decenas de titulares y notas, y en el caso de los sitios web, he encontrado muchísimos comentarios irónicos, me permito compartirles este que encontré en Milenio al pie de una nota, cito textual:
      “A todas las procuradurías de México y al público en general se les hace un atento llamado, si ven por su territorio un cadáver huyendo o escondiéndose de las autoridades, por favor reportarlo al 56538111, las autoridades del estado de Coahuila se lo agradecerán!! Este cadáver se hace llamar Heriberto Lazcano Lazcano alias el lazca°°° cualquier información será recompensada!!!! Jajajaja
     Ni hablar del humor gráfico que pulula en todos los diarios y en las redes sociales. Y es que quizá antes, con menos tecnología, limitados medios de comunicación y con muy buena voluntad –y mucha fe- de parte del público, estas cosas no eran cuestionadas o discutidas tan ampliamente como se hace ahora. El gobierno se enfrena a ciudadanos mucho más informados y sobre todo, a ciudadanos proactivos y críticos de los cuentos baratos que nos venden como noticia. Por esto, es quizá perentorio que Felipe Calderón deje de dar patadas de ahogado ahora que ve llegar al fin su sexenio, y sin duda, será imperativo que asuma su responsabilidad y los múltiples errores que ha cometido durante su gobierno. Quizá deba comenzar por asumir que a pesar de su desesperado intento, en estos seis años, se le fue vivo “El Chapo”, y “El Lazca” se le fue muerto.


Voces de vecindad

Autora: Ma. Isabel Royo Sorrosal
Publicado:  e-consulta, 17 de octubre de 2012

 
     El término solidaridad en el campo jurídico hace referencia a las obligaciones contraídas in solidum. En el último siglo se ha extendido su uso de manera relevante en las ciencias y acciones sociales: solidaridad como compromiso contraído y condición sólida de la realidad humana. Pero en los tiempos de crisis económicas, con la falta de credibilidad en los políticos de cualquier parte; junto a las violencias físicas, psíquicas y morales a niños, niñas, mujeres, migrantes, pueblos indios, etc.; acechan el desánimo y la impotencia.       
      Los encargados del gobierno de la sociedad obtienen el deber de administrar (servir hacia) unas condiciones de vida dignas y crecientes para todos a corto, mediano y largo plazo. A quienes somos población gobernada nos interesa y también corresponde, buscar salidas desde nuestras profesiones y relaciones familiares, de amigos, en instituciones educativas, iglesias, agrupaciones, etc. Nos interesa porque nuestra vida está en alto riesgo de truncarse, de enfermar, de malvivir. Lograr un ambiente vital, propicio para desarrollar la vida; si no es interés de los gobiernos, es necesidad de todos nosotros.           Requerimos un hábitat donde sea posible la vida. Desde las relaciones de convivencia más próximas tenemos la posibilidad de regenerar la cultura.
     Joaquín García Roca, sociólogo de la Universidad de Valencia, en un reciente seminario en Guadalajara proponía el paso de la lógica de la ciudadanía política a la lógica de la vecindad solidaria, incluyente y mundial. Esta vecindad es construida como la realización cercana, la práctica personal o experiencia directa de los derechos y deberes, de la convivencia intercultural, de la movilización ciudadana, y la formación de redes nacionales e internacionales de solidaridad.
     Las alternativas de mejora de nuestras vidas están vinculadas a las acciones personales vecinales, con los próximos.
     Ya que las universidades tienen la misión de formar profesionales, construir nuevos conocimientos y proponer mejoras a la convivencia humana; ellas pueden ofrecer un gran impulso para que se dé esa transición. Se trata de no abandonar solamente a las leyes y a lo externo a nosotros, la mejora para las vidas de las personas y la sociedad. Necesitamos pasar a ser parte activa de la prosperidad de la vida del vecino, tanto del próximo como del mundial.
     En el mismo sentido y desde otro campo de la actividad humana, nos habla la obra de María Rosa Calvo-Manzano, intérprete de arpa y catedrática en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. En su libro sobre la fisio-psico-pedagogía aplicada a la enseñanza musical, expone el éxito de sus técnicas. Sus alumnos obtuvieron cerca de cien premios internacionales en la década de los 90 y tienen la característica de que inician su vida profesional antes de acabar la carrera.
     Calvo-Manzano está convencida de que se formará una base social más humana en la medida que contagiemos a los niños y jóvenes el gusto por el saber y las técnicas, junto con el humanismo basado en el amor. Trabaja para estudiantes de música de cualquier especialidad con un equipo interdisciplinar: un traumatólogo, una psicóloga-psiquiatra, una especialista en respiración y técnicas de relajación y un experto en acústica.   

     Demuestran que, salvo algunas excepciones, el artista se hace. En nuestro caso decimos que el vecindario, la vecindad se puede formar, por extraño que parezca.
     La clave de esa formación la encuentra en la atención integral basada en el calor de estar cerca del alumno, y de atenderle sin prisas. La proximidad y el tiempo dedicado al otro, logran de manera natural humanizar nuestras relaciones y a nosotros mismos. La ausencia de vecindad es más por falta de interés en ella que de condiciones y posibilidades para desarrollarla.
     La vecindad basada en la cercanía existencial y en la atención sin prisas a los contiguos, se nos presenta como alternativa y rasgo del auténtico ciudadano, miembro activo con derechos y deberes en la sociedad. ¿Nos interesa transformar lo próximo para intervenir en lo global? ¿Oiremos las voces de vecindad solidaria?



Globalización vs. Cultura


Autor: Ramón Felipe Tecólt González
Publicado: Puebla on Line, 15 de octubre de 2012

     La globalización es un fenómeno prácticamente reciente y está ligado a muchas causas, entre las principales está la agudización de la internacionalización de los mercados, interdependencia entre diversas economías, libre flujo de bienes, servicios, capital y trabajo entre otros. La globalización es un espacio abierto, el mundo como totalidad, donde el mercado mundial es quien dicta los intereses nacionales.
     Los beneficios de la globalización sólo aplican para aquellos que ostentan el poder y el poder del conocimiento mientras que para los separados, marginados y excluidos tendrán que acostumbrarse a continuar con el mismo modo de vida que han llevado durante décadas. Pero el problema es mayor ya que esa separación, marginación y exclusión además de darse entre países se gesta entre los mismos habitantes de un país, favoreciendo a la minoría rica y poderosa. Prado Galán acierta sabiamente: “cada vez hay más pedazos del tercer mundo en el primer mundo y pedazos del primer mundo en el tercer mundo.” La globalización une a las economías desarrolladas mientras que a las subdesarrolladas las resquebraja más ya que basan su economía en mano de obra poco calificada y en exportación de materias primas. El mundo se divide hoy en ricos globalizados y en pobres localizados.
      Los avances en las tecnologías de comunicación es una de las características en esta globalización. Los avances ofrecen posibilidades de elección, en el contexto de que disponemos de una gran cantidad de canales de televisión, estaciones de radio, internet, etc., pero el mensaje que éstas transmiten es muy semejante por lo que la posibilidad de elección no existe. Un claro ejemplo son los dos gigantes de la televisión mexicana, ambas buscan el beneficio económico antes que brindar cultura y educación al pueblo mexicano. Ofrecen una pseudo posibilidad de elección en su programación pero ambas continúan ofreciendo la misma porquería mediática de siempre. Venden realidades alcanzables sólo para unos pocos, revenden realidades de otros países y también sólo realizables para la minoría de la población mexicana. En nuestro país, a pesar de que cada vez es más accesible a la televisión de paga, no deja de ser la misma homogeneidad del mensaje.
     La globalización significa uniformidad y homogeneidad cultural. Todo se mundializa. Por tanto, se pierden los valores que identifican a un pueblo. El problema es que no es una globalización que atiende a una democracia mundial, sino una imposición hecha por aquellos a quienes les conviene económica y políticamente. La globalización ha llevado a la pérdida de los valores que caracterizan a las culturas locales.
     Ahora, la cultura ya no es un cuerpo viviente ni la presencia de una colectividad, entendida como religión, festividades o relatos propios de un lugar que produce signos. Ningún signo produce culturas. La cultura debe de tener una función simbólica, es decir, debe significar algo a alguien, debe de estar abierta al debate, debe autorreferenciarse y autocrticarse y así irrumpir en la ceremonia de la cultura masiva. La cultura encuentra su definición en la dinámica del consumo: los ciclos de la moda, el ambiente, la tecnología, que llegan a todos los aspectos de la cultura.
      La cultura de hoy se malinterpreta, la cultura de la industria de la globalización abastece las ideologías y media la experiencia. Su medio es la tecnología, y conduce a una racionalidad enferma. Hoy en día no se trata de adquirir signos de poder, sino de controlar el código… el proceso de significación. Probablemente, la élite no está separada de la plebe sólo por su poder adquisitivo y de conocimiento, sino porque tiene un acceso privilegiado y exclusivo a los signos. En el mundo globalizado “el homo videns mediático y virtual es sinónimo de idiotismo y estupidez”.

La adaptación de los medios a las condiciones tecnológicas


Autor: Ramón Felipe Tecólt González
Publicado: Síntesis Puebla, 07 de octubre de 2012

     La sociedad de la información es el nuevo contexto en donde la información se convierte en materia prima. Esto exige una adaptación de los medios de comunicación para dar respuestas a una sociedad encaminada más hacia la desinformación que hacia el conocimiento. En este sentido, los medios nacidos en este contexto deben de posicionarse diferenciándose por sus propiedades interactivas o multimedias, además de su valor documental.
     Internet es la herramienta de la sociedad de la información, una herramienta con poco más de 30 años de vida, que nace de la unión de tres ámbitos antes divergentes entre sí, corno son la investigación académica, la estrategia militar y la innovación contracultura.    
     Los pilares asentados por cada uno de estos precedentes han construido las características de la red: una estructura horizontal y abierta, un carácter descentralizado, una capacidad para compartir información y una plataforma que sirve al conocimiento.
     La nueva sociedad de información, sostenida por este sistema útil, demanda un medio de comunicación propio y adaptado al perfil marcado por este nuevo contexto social. Este medio digital compite con los medios audiovisuales por su inmediatez para actualizar las noticias y su capacidad para construir discursos multimedia, por lo que puedo argumentar que el periodismo tradicional está en vías de desaparición. El proceso de adaptación cambiante que afecta a la sociedad, a la herramienta y al nuevo medio se hace extensivo a todos los medios de comunicación masiva La adaptación de los medios se configuran por un proceso de triple cambio: en las funciones de los servicios, en las misiones y en los mensajes.
      A partir del desarrollo del valor de esta adaptación podría comenzar a surgir una serie de nuevos medios que recuperen el criterio de los ciudadanos y que facilite a los individuos las claves para saber valorar críticamente la información. En la medida que los medios sean de mayor calidad, la sociedad también lo será, y será cuando caminemos, con paso seguro, hacia la sociedad del conocimiento y del criterio.

miércoles, octubre 17, 2012

Leer y escribir para aprender mejor

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: e-consulta,  09 Octubre de 2012

     Recientemente volví a ver la película Mentes Peligrosas que tuviera éxito al inicio de la década de los noventa, como parte de la reflexión que hice con alumnos de la Maestría en Educación a propósito de una de las acciones que debemos seguir con nuestros alumnos de cualquier edad y cualquier nivel socioeconómico.
    La película del director John N. Smith, plantea la necesidad de favorecer el desarrollo del pensamiento en jóvenes que siendo inteligentes, están creciendo en un medio hostil, como única posibilidad de alcanzar una vida digna. Los casos que la película plantea, como el de Emilio, Raúl, Colly, etc., muestran que aparentemente estos jóvenes no tienen más posibilidad que la de reproducir el medio en el que se están desarrollando y no hacer más que lo que sus progenitores ya han hecho, para que al final terminen siendo delincuentes, asesinos o madres adolescentes y solteras.
    Sin embargo, el personaje de Michelle Pfeiffer, la profesora en esta película, insiste constantemente en enseñar a pensar a sus estudiantes, a través de la lectura de poesía, la reflexión de ésta y de la escritura. Y hacia el final del film, ella les dice a sus alumnos que creía que enseñarlos a pensar era una forma de darles armas para enfrentar la vida.
    Quiero aclarar de que independientemente de que Mentes Peligrosas es una película y en éstas siempre las cosas pueden solucionarse para bien y que la realidad en un poco más compleja, trágica y hasta a veces macabra, no puedo dejar de decir que me parece que el director tiene mucha razón, y que cuando enseñamos a nuestros estudiantes a leer críticamente, es decir, a reflexionar sobre lo que leen, a tomar postura frente a esto, analizar sus propias circunstancias en relación a lo que leen, habrán dado pasos agigantados en el desarrollo de su pensamiento. Pues la lectura en una habilidad compleja que se apoya de muchas habilidades básicas y su desarrollo permite que el pensamiento evolucione.
     Cuando una persona lee, se activa su mente, se despierta su imaginación y por lo tanto su creatividad, incrementa su vocabulario y su capacidad oral y escrita. Además, los psicólogos dicen que un buen lector tiene una mejor comprensión del mundo e incluso de sí mismo, favorece su desarrollo afectivo, moral y emocional, mejorando sus relaciones interpersonales.
     Por su parte, la escritura es el complemento del lenguaje hablado y aparece en la historia de la humanidad cuando la mente y la memoria del hombre ya no eran suficientes para almacenar el conocimiento que se iba acumulando, entonces las culturas antiguas desarrollaron códigos que permitieran no sólo la comunicación, sino la preservación del conocimiento. Así que no sólo hubo un salto cuántico en el desarrollo de la cultura con el surgimiento de la escritura, sino en la evolución psicológica de los seres humanos.
     Según los neuropsicólogos, la escritura es un acto individual que se logra a través de una habilidad altamente compleja en donde muchas regiones del cerebro y de millones de neuronas entran en operación, incluyendo a las emociones.
     La escritura y la lectura son dos habilidades complejas que están absolutamente relacionadas, pues no se puede ejecutar una sin la otra; sin embargo, estás son independientes entre sí, así que se dice que son interdependientes y además de esto, atraviesan de manera transversal cualquier intencionalidad de aprender algo en el ámbito escolar. Todo lo que se quiera aprender o que se pretenda enseñar estará vinculado a la lectoescritura y a la adquisición de un vocabulario.
     Es necesario que al leer y al escribir los profesores consideremos la adquisición de un vocabulario que le de a nuestros alumnos la posibilidad de tener una mayor comprensión de lo que aprenden. Es importante mencionar, que de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, muchos alumnos abandonan la escuela porque dejan de encontrarle sentido, tal vez porque los contenidos no están relacionados con sus contextos, o tal vez porque no comprenden lo que están aprendiendo, porque la lectura y la escritura no han sido suficientemente desarrollados y por lo tanto la adquisición de vocabulario no ha sido el que se requiere para lograr aprendizajes. Estas dos habilidades están relacionadas con el lenguaje y si no tenemos la comprensión de los conceptos base para lograr un aprendizaje, no será posible aprender.
     Así que volviendo a la película de Mentes Peligrosas, me parece que lo planteado por el director de este film no está tan incoherente, pues si en los contextos más desfavorecidos, por lo menos trabajamos con nuestros alumnos la lectoescritura, para que mejoren su capacidad de pensar y adquieran suficiente vocabulario para la comprensión de otros aprendizajes, tal vez estemos dando un gran paso hacia una educación de calidad.

 

 

 

 

 

 

 

Trabajo y dignidad de las personas

José Rafael de Regil Vélez, si quieres más datos del autor, haz click aquí
Artículo publicado en Síntesis, Tlaxcala, el 11 de octubre de 2012

Hoy en muchos lados se habla de trabajo, bien sea por las condiciones económicas, porque los egresados de la universidad no logran emplearse, o porque en el poder legislativo está en puerta la modificación de la Ley Federal del Trabajo de 1971, coloquialmente denominada reforma laboral.
Si quieres continuar leyendo, ve a la siguiente dirección: https://misapuntesenelcamino.blogspot.com/2019/05/trabajo-y-construccion-de-vida-humana.html

Maestros que no enseñan: ¿cuánto nos cuestan?

Autora: Marisol Aguilar Mier
Publicado: Síntesis Puebla, 12  de octubre de 2012

     En días pasados, hemos sido testigos del gran debate generado en torno a la iniciativa preferente de reforma laboral. Muchas cosas pueden opinarse al respecto, pero existe un punto crucial: la restructuración de los sindicatos para fortalecer sus procesos democráticos, la rendición de cuentas y la transparencia en el uso de los fondos provenientes de las cuotas sindicales.
     Ahora bien, tratándose del sindicato magisterial, este tema es sumamente espinoso por la cantidad de denuncias sobre el desvío de recursos públicos y las numerosas prácticas corruptas que se han podido evidenciar a lo largo de varios años. Sin duda una de las situaciones más delicadas ha sido el pago a los maestros que no están frente a grupo sino realizando tareas sindicales. De acuerdo con la iniciativa “Fin del Abuso: Alto a los Sindicatos y Más Apoyo a la Educación”, existen actualmente 22,353 comisionados sindicales en el país, es decir, “profesores” que no educan. Lo anterior, nos cuesta $1,700,000,000 pesos cada año, aumentando así, el corporativismo y la politización de los sindicatos y dañando gravemente los procesos educativos y la vida democrática de nuestro país. 
     Pero ¿por qué estos “comisionados” se ausentaron de sus labores docentes? Se reporta que algunas razones tienen que ver con desempeñar cargos de elección popular, realizar funciones para partidos políticos y desarrollar actividades sindicales. Se ha detectado además, que existen miles de trabajadores que contaron con doble asignación laboral en varias entidades y municipios, es decir, lo que conocemos coloquialmente como “aviadores” para lo que el gobierno destinó importantes sumas de dinero con el fin de realizar los pagos a estos comisionados y personal con licencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Además, estos datos podrían ser aún más alarmantes puesto que ciertas auditorías han revelado que no se informa debidamente  el personal de licencia o comisionado, generando así, un grave incumplimiento.
     Algunas organizaciones de la sociedad civil como “Mexicanos Primero” están luchando por lograr una transformación en materia educativa que, para empezar, ponga fin al saqueo y reparto del presupuesto educativo, acotando el control, poder, corrupción y falta de transparencia del SNTE y de la CNTE. Un país como el nuestro, no puede darse el lujo de despilfarrar sus recursos en favor de los intereses de unos cuantos, sacrificando la educación de nuestros niños, niñas y jóvenes, y sus posibilidades futuras. Ojalá, tengamos hoy la oportunidad de lograr cambios significativos en este aspecto pues ello es una condición básica para ofrecer una educación de calidad, que tanta falta le hace a nuestro  país. 

¿Y el trabajo decente?

Autor: José Vicente Hurtado Herrera
Publicado: La Primera de Puebla, 05 de octubre de 2012

     La Organización de las Naciones Unidas a principios del siglo XXI,
propuso los así llamados Objetivos del Desarrollo del Milenio con
los cuales obviamente se pretende promover mejores
condiciones de desarrollo para la población del mundo, todo ello
en un periodo de 15 años (2000-2015), dentro de éstos se ha
establecido como primer objetivo “Erradicar la pobreza y el
hambre”, y en una de sus metas apela al ámbito del trabajo:
“Lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para
todos, incluidos las mujeres y los jóvenes”; al respecto
recomiendo uno de los videos que presenta la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), sobre el así llamado trabajo
decente.
     Pero ¿qué entendemos por decente? El diccionario Larousse
(2002) lo define como aquello que manifiesta o tiene decencia,
que es de buena calidad o en cantidad suficiente, que tiene
decoro y dignidad. En este sentido ¿podemos hablar que existen
mejores condiciones de trabajo, trabajo digno, dignificante,
decente?
      Resulta evidente que la realidad del trabajo en el mundo y
particularmente en México continúa en una situación crítica y
diversos datos son muestra de ello: la carencia de fuentes de
empleo, salarios bajos, contrataciones temporales con la
imposibilidad de establecer antigüedad, la jubilación como un
derecho que se va desdibujando; aunado a ello la situación de
carencia que viven aquellas instituciones en las que se
concretizan derechos laborales, particularmente me refiero al
Seguro Social, que se encuentra lejos de prestar un servicio de
calidad.
     Reflexionar entorno al trabajo nos obliga a hacer referencia a la
Reforma Laboral que se discute en el país, ahora en la Cámara de
Senadores, y que sin duda ha despertado diversas reacciones,
algunas optimistas de los posibles alcances y beneficios que
traerá a la economía del país, otras escépticas y pronosticando
el impacto negativo sobre los derechos de la clase trabajadora.
     Opiniones van y viene, lo cierto es que hay una profunda
desinformación en el grueso de la
población, falta de información detallada de las peculiaridades de
la propuesta que se discute.
     Frente al ideal del trabajo decente planteado por la ONU, por la
OIT, cabe preguntarse ¿Cuál es papel que viene a asumir la tan
mencionada Reforma Laboral, en la generación de mejores
condiciones de trabajo? ¿Es una reforma que promueve el trabajo
digno y decente para todos, o solamente beneficia a pocos?
Es evidente que ante la pobre información que se da a la mayoría
de la población por supuesto que domina el escepticismo, una
visión poco optimista que ha sido alimentada por las políticas que
han deteriorado la calidad de vida de la clase trabajadora en las
últimas décadas. En este sentido, me resultó revelador el
comentario que escuché hace un par de semanas de parte de
una familiar, mi querido tío Chuy, un panadero hoy jubilado en
San Luis Potosí, que hablando de la situación laboral que se vive
en el país dijo: “por eso dicen que a los pobres (los obreros, los
que reciben salario mínimo, los explotados) sólo Dios les protege,
porque los políticos sólo se preocupan por sus intereses y al final
de cuentas nos acaban jodiendo”. Me resultó revelador su
comentario porque considero representa la opinión de muchos
trabajadores, respecto al papel de los políticos y de las
decisiones que toman para “beneficio de los trabajadores”.
     Sin duda el trabajo tiene varios sentido en la vida de las
personas, por un lado fuente de realización, de proyección
humana, de creación; por otro una indispensable fuente de
ingreso, una forma de obtener los recursos para cubrir con las
necesidades básicas que tenemos; pero también el trabajo
puede representar una forma de explotación, de opresión, de
abuso, es decir, expresiones de trabajo forzado que no se limita
a la coacción para su realización, sino por las condiciones
indignas en que se realiza.
     Ciertamente que en estos tiempos de crisis laboral es un
privilegio contar con un trabajo y habrá que cuidarlo, pero
también defenderlo a fin de que realmente se vaya conformando
en un auténtico trabajo decente, en un trabajo que nos permita
calidad de vida, que nos permita crecer y desarrollar lo mejor de
nosotros; pero también es una oportunidad de promover mejores
condiciones laborales para aquellos que nos prestan un servicio,
pues ellos al igual que nosotros aspiran a fuentes de empleo que
les dignifiquen, que les permitan alcanzar mejores condiciones
de vida.


Cursos a distancia transforman prácticas educativas presenciales

Autor: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicado: Puebla on Line, 03 de octubre de 2012

      La educación centrada en el estudiante es un enfoque que se busca desde hace ya varias décadas en todos los niveles educativos y que no se ha alcanzado por múltiples razones. A pesar de que la mayoría de los directores de escuela y profesores afirman que el estudiante debe construir el conocimiento, no han comprendido qué es lo que tienen que hacer para que suceda. La transición ha sido lenta y difícil.
     Pero los cursos de educación a distancia pueden ser herramientas útiles para que se comprenda mejor el enfoque ya que obligan a cambiar el rol de los profesores y de los estudiantes: el profesor diseña pensando en lo que tienen que hacer sus estudiantes y los estudiantes tienen que participar pues es más difícil, o casi imposible, que simulen que están trabajando.
     Cuando un profesor diseña un curso a distancia tiene que pensar de otra manera. Ya no prepara su clase pensando en lo que dirá a sus estudiantes, ni en las diapositivas o película que usará; tiene que pensar en lo que hará el estudiante para aprender.
     Es cierto que cuando se empieza a diseñar un curso, un paso hasta cierto punto natural es pensar en que hay que trasladar a una plataforma lo que se hace presencialmente y lo primero es subir las presentaciones y los videos que se usan. Pero ¿quién dará la explicación? ¿Quién promoverá o les dirá a los estudiantes que es importante la reflexión sobre tal o cual tema? Ante la imposibilidad de explicar, se tiene que pensar en una actividad en la que el estudiante exprese la reflexión al respecto; entonces el profesor puede formular algunas preguntas que deben ser respondidas por el estudiante, puede dejar un ensayo o puede abrir un foro de discusión para que participen todos los estudiantes.
     Como el profesor no puede explicar en un curso a distancia o "dictar su cátedra" debe seleccionar los textos que deben leer sus estudiantes y pensar en la mejor manera de que se reporte dicha actividad, que debe ser más que un resumen. Puede pensarse en actividades como las wiki, las páginas, actividades ya diseñadas en internet, las etiquetas, lecciones, etc., dependiendo de las características de la plataforma que se use y del tema que se tenga que abordar.
      Y así sucesivamente, conforme el profesor "arma su curso en línea" tendrá que buscar diferentes recursos, pues un curso de esta naturaleza no puede estar estructurado de "contenidos" entendidos como textos (documentos, presentaciones o videos) que sustituirán su voz.
      Y aunque el curso estuviera repleto de dichos textos, hay un cambio fundamental en los roles: el profesor establece actividades para el estudiante y el estudiante no puede dormirse, mimetizarse con el grupo o evadirse de "la clase".
      El reto de diseñar o tomar un curso a distancia es que nada vuelva a ser igual en las clases presenciales: que los estudiantes no regresen a su rol pasivo esperando que el profesor hable, hable y hable… y que el profesor no se limite a pensar cómo dará su clase y qué enseñará.
     El trabajo en el aula tiene que ser un trabajo de equipo, incluido el profesor. Si los estudiantes llegan con el texto leído, el ensayo escrito, la investigación realizada, se pueden compartir los productos "de aprendizaje" y el profesor -con los estudiantes- retroalimentan dichos productos. Además pueden simularse algunos de los recursos y actividades propios de las plataformas de aprendizaje como la construcción de glosarios o compartiendo sitios favoritos en la web, por supuesto, relacionados con la asignatura. Sin olvidar que ya se pueden usar los diccionarios en línea y otros textos, lo que nos lleva a aprovechar los equipos portátiles de comunicación con acceso a internet.
     En realidad, en esta época en la que la información está disponible en unos segundos, con dos o tres clicks de por medio, lo que los estudiantes deben escuchar del profesor, es lo que no se encuentra en los libros o en la web, lo que puede decir a partir de su experiencia en un campo o en muchos campos interrelacionados: sus interpretaciones, los casos, proyectos o investigaciones en los que ha intervenido; en síntesis, lo que ha aprendido en su experiencia profesional.
     La riqueza de la práctica educativa está en lo que estudiantes y profesores comparten, cara a cara o a distancia; el rol del profesor en cualquier caso estriba en disponer el ambiente y diseñar experiencias para que los estudiantes experimenten y compartan.

 

 

 

La cultura de la sospecha

Autor: Ramón Felipe Tecólt González
Publicado: e-consulta, 26 Septiembre 2012.

      La información y el entretenimiento han entrado en la era de la sospecha. Esta era da inicio en la guerra del Golfo, donde la práctica de las televisoras norteamericanas, tanto públicas como privadas, presentan la guerra en directo y transforman al espectador en “testigo” de los hechos, lo que algunos llaman fraudes informativos.
     La era de la sospecha coincide con la época en que las grandes corporaciones de medios imponen una ecuación utilizada anteriormente: Ver=Creer. Nada sucede sin imágenes que “autentifiquen” los hechos. La tecnología ha liberado al hombre de la subjetividad de la representación, y tales avances que han acabado con la representación porque permiten un acceso directo al mundo, sin mediaciones.
     En el círculo información-mercancía, cualquier cosa representada tiende a cambiar de significado: verdadero-falso, real-virtual, presente-futuro; es decir, la evidencia o la transparencia de la imagen no sería más que un engaño. Los numerosos fraudes informativos de los que hoy en día somos testigos, invitan al escepticismo y a la desconfianza en las posibilidades del cine y de la televisión, en restituir la realidad. Los pensadores posmodernistas, encuentran fascinante la negación de la “realidad” concibiendo el concepto de hiperrealidad donde se elimina la distinción entre lo real y las apariencias.
     La realidad de los medios masivos de comunicación, no convida al optimismo y abre camino a especulaciones o escepticismo elitista. Este escepticismo, brinda una variedad de juegos de palabras, frases altisonantes, argumentos ingeniosos o vocablos que justifican toda clase de eventos. Un completo círculo vicioso difícil de romper: la cultura de la sospecha.
     En el documental, principalmente el producido para televisión, este escepticismo y la cultura de la sospecha nos llevan a la conclusión de que los límites entre ficción y no ficción son difusos. Este género cinematográfico se ha convertido en uno de los objetos privilegiados de esa cultura de la sospecha y que gira alrededor de las ideas de falsedad y mentira. Abrir líneas que permitan romper este círculo vicioso es la intención de los discursos enfocados en el razonamiento documental-ficción.
     La práctica habitual de los documentalistas era la reconstrucción de hechos por la supuesta infalibilidad de la cámara fotográfica y cinematográfica al momento de reproducir el mundo real. En la actualidad, han de responder a una supuesta transparencia del mundo y colocan al espectador como testigo, como si la sola presencia del sujeto ante un evento determinado bastase para comprenderlo. Esos discursos pretenden instaurar confianza ciega en la tecnología. Las sospechas que se ciernen sobre el documental se deben a la consideración del mismo como un conjunto de filmes sobre hechos cotidianos.
     Desde sus inicios el documental utiliza imágenes del mundo como materia prima para la expresión personal, ya sea de un director o una institución. Tales imágenes han sido usadas como material poético y la reconstrucción o la dramatización de los hechos, un narrador o bandas sonoras hechas en estudio no alimentaban sospechas de fraude. El documental no tenía nada que ver con el periodismo y a partir de la segunda guerra mundial, esta práctica comienza a confundirse con la de los noticiarios cinematográficos.
      El desarrollo de equipos portátiles de filmación y sonido permite a los realizadores prescindir de las reconstrucciones forjando “un nuevo estilo de periodismo televisivo”, que supone el abandono de los estudios, la desaparición del narrador y la inclusión de entrevistas. Esto da como resultado que la línea entre documental y periodismo televisivo sea más delgada; la proliferación de equipos portátiles influye en la aparición del Direct Cinema. Sin confundirlo con el periodismo, comparte con él la “ética” de la no intervención y de la observación (estricta) de la realidad.
     El cine directo establece un contacto directo con el hombre, conectándolo con la realidad planteando el dilema de la verdad al nivel social, es un cine de la comunicación. Para este cine ya no son necesarios los comentarios acerca de las imágenes, la realidad se muestra y habla, ya no es necesario transformar el mundo, basta con verlo, ya no tiene sentido efectuar encuestas o investigaciones previas al rodaje, el cineasta se esfuerza por imponer la presencia de la cámara ante toda institución que en principio, eluden la visibilidad pero el problema actual es que manipulan y crean su propia “visibilidad”. El cinema vérité se oponía al direct cinema ya que consideraba que la presencia de la cámara acabaría transformando la realidad que se pretendía transmitir como una realidad de la representación. La televisión se ha apoderado de las características formales de éstas dos vertientes del documental y fabrican efectos de realidad que se alimentan en las salas de postproducción provocando un escepticismo de la imagen, por lo tanto la cultura de la sospecha no hace sino alejar el documental de su función social.
     El discurso periodístico ha impuesto la estructura de los documentales en función de los hechos filmados y es necesario insistir en que jamás ha pretendido la transparencia y deja ver sofisticados montajes que ordenan los acontecimientos en base a las intenciones del director o de la institución que los produce. Esto alimenta la cultura de la sospecha en la medida en que expresión personal se opone a objetividad o verdad, excluyendo la posibilidad de reconstrucción de hechos determinados y cualquier indicio de reconstrucción alimenta la sospecha de falsedad o manipulación. La televisión justifica dichas reconstrucciones apelando a la imposibilidad legal de grabar ciertos acontecimientos. El engaño no reside tanto en la reconstrucción sino en el omitir las referencias a dicha reconstrucción en los títulos de crédito o en los comentarios del narrador.
     Las imágenes se han convertido en uno de los componentes básicos de nuestra hiperrealidad o mejor dicho, elementos manufacturados por los mass media que a pesar de su aparente verdad, no se refieren más que a sí mismas.