miércoles, octubre 17, 2012

Jugar y vivir los valores


 
Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado:  en lado B, 25 de septiembre de 2012

 
      En días pasados tuve una experiencia desagradable, cuando salí de la Ibero Puebla para ir a mi casa, bajé el puente que está sobre la Atlixcayotl para tomar esta avenida rumbo a la ciudad. Esa bajada es un tanto peligrosa pues los automóviles que vienen de sur a norte circulan a una alta velocidad y los que se incorporan tienen que hacerlo con sumo cuidado e irse abriendo hacia la izquierda, pues además de la alta velocidad hay una buena cantidad de vehículo que quieren subir al puente rumbo al Hospital del Niño Poblano.
     Después de esa maniobra un centenar de metros adelante, los carriles se reducen por la obra que gobierno del estado está haciendo frente al centro comercial. Cuando estaba por llegar a esa altura, yo tomé mi precaución y me metí un carril más a mi izquierda, pero a mi derecha circulaba a alta velocidad un auto compacto y pensé, “bájale, ya viene la reducción”, pero el conductor no bajó la velocidad y ya circulaba adelante a mi derecha cuando se encontró de frente y con muy pocos metros para reducir la velocidad con la barra de contención que se puso de manera provisional para las maniobras de dicha obra.
     El conductor se abrió como pudo, pero le dio con su salpicadera delantera a un bloque de la barra y a una reja que salieron volando hacia la izquierda golpeando la camioneta tipo suburban que circulaba justo delante de mi. La conductora de este vehículo, una señora de más de cuarenta se detuvo porque tu carro había sufrido daños, yo tuve que frenar violentamente porque, mi auto que es compacto y muy bajito se habría dañado de pasar encima del bloque y de la reja, al detenerme quedé justo a la altura del conductor del carro compacto, quién volteo a verme echándome una mirada de “vieja estúpida”, yo le eché otra de “te lo dije baboso”.
     Mientras el conductor del auto compacto, que no rebasaba los treinta y yo nos echábamos miradas retadoras, la mujer de la camioneta se bajó para reclamarle su imprudencia y cobrarle por los daños hechos a su auto. Entonces ante mi mirada estupefacta y la de la otra mujer, el chofer del auto compacto se echó hábilmente de reversa, tomó rápidamente el carril que estaba a mi derecha, mientras su compañero al que yo no había visto, sacó una mano haciéndonos una seña obscena a la mujer de la camioneta y a mi.
     La mujer corrió a su camioneta se subió y se fue persiguiéndolos, mientras yo tardé en incorporarme a la circulación por la cantidad de vehículos que venían sobre la Atlixcayotl. Me quedé pensando que los tipos del auto compacto ya no eran unos jovencitos como para eludir su responsabilidad de circular a una alta velocidad, tratar de huir al cometer una imprudencia automovilística, dañar la unidad de otra persona y mucho menos para burlarse de ésta al salirse con la suya. “¿De qué se trata?”, me pregunté mientras experimentaba un sentimiento de frustración, reflexionando sobre los pocos valores que tenemos como sociedad y que nos estamos acostumbrando a pasar unos encima de los otros.
     Por otro lado, la semana pasada, estuve en la IX Jornada de Red de Educación y Valores en la ciudad de Guadalajara y el tema central que se abordó es que tenemos que trabajar el asunto de los valores con estudiantes de todas las edades, pero principalmente en los niños. Se decía que si logramos reflexionar con los más pequeños los principios fundamentales de cuatro relaciones, la personal, la familiar, la social y la global; nos estaremos acercando a la construcción de un mundo más fundado en valores.
     El Dr. Antonio Paoli, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, nos dio muestra de formas para trabajar los valores con los niños desde lo estético y lo lúdico; este académico apuesta que a partir de una experiencia estética, la reflexión de  dicha experiencia y el juego puede mostrarse un cambio de actitud. Entonces recomienda que los profesores trabajen los valores  partiendo de relatos, que dialoguen con los niños acerca del contenido de estos relatos, que los representen a través de la plática e incluso de obras de teatro, que canten y bailen sobre el mensaje de la canción y que vuelvan a dialogarlo entre profesores y niños.
     El Dr. Paoli ha desarrollado un programa para trabajar su propuesta en escuela públicas en el que se incluye a las familias para el Estado de Chiapas,  pero invita a que visitemos la página y el Facebook que ha creado sobre esto para que cualquier profesor pueda practicarlo, pues ha desarrollado una serie de relatos y secuencias didácticas que pueden apoyar a los profesores en el trabajo de valores con los niños. Aunque el programa de este académico está pensado para el nivel de primaria, cree que los profesores de secundaria y de jardín de niños pueden adaptarlo. La dirección de su página es: jugaryvivirlosvalores.xoc.uam.mx  y en Face se pueden encontrar como “jugar y vivir los valores”.
     Te invito a visitar tanto la página como el face, sobre todo si eres profesor, pero también si eres padre o madre de familia. Considero que algo tenemos que hacer como adultos con los niños, antes de que se conviertan en patanes como los del accidente que narre al inicio. También espero que muchos patanes lean esto y visiten estas páginas para que empiecen hacer consciencia sobre sus acciones.

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