jueves, julio 28, 2011

Valores Cívicos

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: Síntesis Puebla, 10 de julio de 2011

     Hace como un mes estuvo en La Ibero Puebla el Doctor Emilio Martínez de la Universidad de Murcia, España; hablándonos de las preguntas que los profesionales se hacen referente a los dilemas éticos que enfrentan, sea cual sea su disciplina, al involucrarse en la práctica real de su profesión.
     Al tratar este tema, el Doctor Martínez empezó diciendo que en las sociedades habitamos diversos grupos con distintos intereses y valores, algunos de estos son propios de cada grupo y otros son compartidos con otros; sin embargo, hizo hincapié en esos valores que todos los grupos sociales deberíamos compartir y practicar para tener una sana convivencia.
     El Doctor Martinez los llama "valores cívicos", pues en nuestra relación con los otros deberían estar siempre presentes. Y estos son: libertad responsable, igualdad cívica, solidaridad universalista, respeto activo, y apertura al diálogo. Llamó mucho mi atención como estos valores no sólo tienen nombre sino apellido, que es lo que determina su cualidad.
     Libertad responsable, es decir, cada sujeto puede actuar con libertad, siempre y &Liando responda de los actos que lleva a cabo, pero también de los que no, de lo que optó y de lo que no optó. La igualdad cívica se refiere a que, ante la ley, todos tenemos igualdad de derechos y obligaciones, sin distinción de raza, credo, género, preferencia sexual, condición física o intelectual, etc. Solidaridad universalista, tiene que ver con apoyarnos entre todos los miembros de la sociedad, considerando el mayor bien común, pero atendiendo las necesidades de aquellos que no reciben los beneficios directos de la solidaridad.
     El respeto activo es que todos tenemos  derecho a decir lo que pensamos, aunque eso no sea del acuerdo socialmente aceptado; y que cualquier persona tiene la obligación de escuchar a quién se manifiesta, sin descalificarlo, sino otorgándole el beneficio de la duda, en caso de no estar de acuerdo, con una mente abierta, bajo el principio de que "nadie tiene nada totalmente bajo control o dominado". Finalmente, está la apertura al diálogo que se liga totalmente al anterior, pues bajo el respeto activo se generará un dialogo inteligente y dialéctico que siempre nos conduce a aprendizajes, comprensiones, acercamientos y da la posibilidad de convivir digna y sanamente con los otros que no comparten nuestras visiones del mundo.

jueves, julio 21, 2011

"Sin querer queriendo..."

Autor: Martín López Calva datos del autor haz click aquí
Publicado: Puebla on Line,    08 de julio de 2011.

     "No hagas hoy lo que puedas dejar para mañana" y "no hagas tú lo que puedan hacer otros". Estos dos principios se mencionan de modo humorístico refiriéndose a la "cultura del menor esfuerzo" que parece caracterizarnos a los mexicanos.
     Una manifestación moderna de esta cultura distorsionada en la que tratamos de evadir nuestros compromisos es la del copiar y pegar en la realización de tareas escolares y ensayos académicos encargados por los profesores.
     En mi experiencia como docente y en el trato cotidiano con los maestros con quienes trabajo en cursos y talleres de formación, es cada vez más frecuente encontrar y comentar los múltiples casos de estudiantes que entregan trabajos plagiados de artículos que bajan de internet.
     En efecto, el copiar-pegar se ha convertido en toda una cultura que afecta los procesos de aprendizaje en todos los niveles y modalidades educativas como una plaga que pareciera imposible de detener. Cuando digo "en todos los niveles y modalidades educativas" no estoy haciendo una falsa generalización sino reflejando una realidad que por desgracia es cada vez más común en la vida cotidiana de las escuelas y universidades.
     Como docente en activo he vivido en carne propia este mal, al recibir trabajos copiados y pegados de internet no solamente por alumnos de licenciatura sino incluso por profesores en talleres y diplomados de formación docente, lo cual resulta terrible si pensamos que son precisamente estos profesores los que están educando a las nuevas generaciones. ¿Qué aprenderán los alumnos de educación básica, media superior o superior de un profesor que no es capaz de realizar un trabajo por sí mismo o que siendo capaz no quiere hacer el esfuerzo de pensar y escribir sino que copia las ideas de otros? ¿Cómo evitar que los alumnos cometan plagio si están diariamente en el aula con "profesores pirata"?
     Los dos casos que creía más graves los viví recientemente con alumnos de doctorado que plagiaron, en un caso, un gran porcentaje de un ensayo final de una asignatura y en el otro, gran parte del borrador del marco teórico de su proyecto de investigación.
     Sin embargo y para que no pensemos que este mal es exclusivo de nuestro país, está el caso de un escándalo que está causando gran polémica en Alemania. Se trata nada menos que del Ministro de defensa Karl-Theodor Zu Guttenberg quien ha sido descubierto y acusado a principios de este año 2011 de haber plagiado un gran porcentaje de su tesis doctoral.
     El ministro ha reconocido este plagio y ha renunciado "temporalmente" a su grado de doctor por la Universidad de Bayreuth, pero no a su cargo.
     "Sí. Cometí errores, graves errores que lamento. Pero no incurrí en plagio, ya que no hubo por mi parte, intención de engañar", declaró el ministro al reconocer el "corta y pega" realizado en su tesis doctoral que fue denunciado por un periódico.
     Esta declaración llama poderosamente la atención porque parece ser el común denominador de los que cometen este tipo de fraude intelectual. La constante tiene siempre estos dos elementos: El primero, suavizar el hecho llamando "error" a un acto inmoral y el segundo, exculparse apelando a que "no hubo mala intención" en la acción cometida.
     De manera que por una parte, las acciones dolosas y el comportamiento no ético ya no es considerado con toda la fuerza negativa que tienen, sino como simples "errores" de quienes los cometen y por otra parte, siempre hay una excusa –exceso de trabajo, combinación de muchas actividades, falta de tiempo, etc. – que justifican el plagio y buscan negar o reducir la responsabilidad y las consecuencias de estos hechos.
     Algo estamos haciendo mal en la formación ética de los niños y jóvenes de hoy, no solamente los profesores y las escuelas sino los padres de familia, los medios de comunicación, los políticos y la sociedad en general donde estamos llegando a construir esta cultura distorsionada en la que no solamente es cada vez más frecuente robar las ideas de otros sino que se empieza a mirar este patrón de comportamiento como menos grave y hasta "natural".
     Este es un gran desafío para la educación en valores de nuestro tiempo. Formar la conciencia sobre la gravedad de las acciones no éticas y la responsabilidad para asumir las consecuencias de estas acciones, consecuencias que no pueden atenuarse o borrarse diciendo como aquel personaje cómico de nuestra infancia: "fue sin querer queriendo".

Centraciones sociales, imagen y educación

Autor: Rubén Hernández Herrera
Publicado: e-consulta, 06 de Julio de 2011

     La historia de la humanidad muestra que los seres humanos siempre hemos privilegiado algunos temas o algunos problemas, incluso a Dios, colocándolos en el centro de nuestros intereses alrededor del cual giran, se relacionan y conectan otros intereses vigentes. En la antigüedad, por ejemplo, el pensamiento mítico ordenaba la vida y alrededor de este orden se encontraba la organización social, la vida cotidiana, el orden religioso y político, el arte, la educación, las festividades, incluso los miedos, seguridades, amores y esperanzas de las comunidades, etc.
     En algunos momentos del mundo griego, el ejercicio de la razón ocupa el centro de interés, dando origen a una sociedad logocentrista, por lo que se privilegia la razón por encima cualquier otra actividad humana, o mejor, la razón ordena y da sentido a todas las demás funciones; en este mismo tenor identificamos sociedades teocéntricas, antropocéntricas, economocéntricas, etc.; es decir, en torno a la idea de Dios, el hombre o la economía, se ha ordenado la sociedad toda.
     ¿Pero en los tiempos presentes, qué estamos privilegiando? En principio, la respuesta fácil sería afirmar que lo que estamos privilegiando es el poder económico, que todo gira en torno a la generación de bienes crematísticos; sin embargo, si tomamos una posición desde la que pudiéramos observar el diario vivir de los seres humanos, reconociendo el objeto de atracción que le atrapa y concentra, a lo que en definitiva le dedica la mayor parte de su tiempo, que bien puede ser el libre, pero no necesariamente, por encima de todo se muestra la omnipresencia de la imagen.
     La imagen se nos impone constantemente, de ello se encargan principalmente los medios audiovisuales, televisión, cine, fotografía, videojuegos, vallas publicitarias, espectaculares, etc. ¿Cuántas imágenes bombardean todos los días mentes? Y, evidentemente, las imágenes no son ni neutras, ni inocuas. Las imágenes que invaden nuestra intimidad tienen intenciones específicas, persiguen fines concretos, no siempre ceñidos por buenas intenciones.
     Las imágenes que invaden nuestra intimidad influyen en nuestros gustos, deseos, decisiones, aspiraciones, frustraciones. Si recordamos la novela de Ray Bradbury, Farenheit 451, nos sorprendemos con la visión profética del autor que se atrevió a concebir una sociedad imagocéntrica o iconocéntrica, en la que las viñetas sustituyen a las letras. El aprendizaje y la comunicación entre humanos se realiza a través de las imágenes, siendo el mayor pecado o atentado a la estabilidad social el atreverse a leer. El leer, dice Bradbury, rompe con la igualdad, pues el que sabe leer y comprende textos, por ejemplo, de filosofía, historia o ciencia, se siente superior a los demás, en cambio, si todos conocen al mundo a través de las imágenes existe una igualdad social que no se puede romper.
     Tal parece que la narración de Bradbury, escrita en la década de los cincuenta, hoy en día ha dejado ser una novela de ciencia ficción para adquirir categoría de plena realidad. La inmensa mayoría de seres humanos se niega a leer. México es uno de los países de la OCDE en que menos se lee. Ahora bien, qué podemos hacer ante tal situación: darnos golpes de pecho y seguir acusando a los medios de comunicación de tal fatalismo, pensando que esto es el fin; igualmente les podemos hacer culpables de la involución del buen pensamiento, cuando menos el del diario vivir. Es probable que la mayoría haya adoptado una posición fácil ante este hecho, aceptando con resignación el triunfo de la imagen sobre la palabra escrita.
     ¿Pero, qué pasaría si en lugar de lamentarnos iniciamos una nueva alfabetización, la de la imagen? Si en los tiempos presentes es inevitable el imperio de la imagen, lo mejor sería que aprendiéramos a decodificar imágenes, a reconocer sentidos e intencionalidades.     
     Las imágenes están llenas de simbolismos que la mayoría no reconocemos, ni intentamos reconocer, cediéndole a ellas todo el poder de invadir nuestras mentes y consciencias. Si en los diferentes centros educativos se establecieran programas de hermenéutica de la imagen se podría iniciar una revolución cultural altamente interesante por medio de la cual se podría hacer de la imagen una aliada en los procesos de educación más que la enemiga a vencer.
     Si a los seres humanos se les facilita la comunicación visual más que la comunicación escrita, aprovechemos la ocasión, enfatizando que en última instancia la imagen por sí misma no tiene más poder que el de las palabras que la puedan reconocer y explicar.  
     Puede ser que una imagen diga más que mil palabras, pero para que esto sea así hay que saber cuáles son esas mil palabras. Además, muchas veces, ni con mil imágenes podemos trasmitir el sentido y significado de las grandes palabras: amor, libertad, justicia, esperanza, por ejemplo.

lunes, julio 04, 2011

En vías de desarrollo

Autor: Betzabé Vancini Romero
Publicado: La primera de Puebla, 29 de junio de 2011

     Desde hace varios sexenios, hemos escuchado hasta el cansancio aquello de que somos un país en “vías de desarrollo”. Éste, es un término que me parece en muchos casos un triste eufemismo de lo que en otros países llamarían “tercer mundo”. Si nos metiéramos en cuestiones de nomenclatura, referirse a determinados países como de “tercer mundo” sería también incorrecto, pues al no existir el “segundo mundo” no puede haber un tercero. Quizá esta forma de nombrar a los países que tristemente caemos en la misma categoría no sea más que otro intento del “primer mundo” por anularnos y descalificar nuestro proceso, a veces lento y deficiente, de crecimiento.
     Creo que el conflicto nominal radica -y comienza- en que la perspectiva de nuestro crecimiento como país es completamente subjetiva. Quizá porque no conseguimos ponernos de acuerdo en lo que significa el concepto “crecimiento”. ¿Se trata de traer industria? ¿Trasnacionales? ¿Atención médica? ¿Calidad de vida? ¿Ingreso per cápita? ¿Índice de desempleo? ¿Nivel educativo? Al parecer ni autores, ni medios de comunicación, ni políticos se ponen de acuerdo.
     Hace algunos meses revisaba para una clase el concepto de calidad de vida que plantean diversas disciplinas y sus métodos de evaluación. Tristemente, la mayoría de los experimentos estaban hechos en España, Estados Unidos e Inglaterra y algunas de las metodologías me parecieron francamente inaplicables a Latinoamérica, y en concreto en México. No quiero con esto plantear una perspectiva pesimista de la situación de nuestro país ni de nuestro índice de crecimiento, sino por el contrario, resaltar la complejidad de medir la calidad de vida en una cultura que carece de estándares de oro, con todos los beneficios que esto pueda traer pero también con todas las dificultades que implica.
     Max Neef, conocido autor en el campo del estudio social, pero igualmente controvertido, habla de que uno de los factores más importantes a evaluar en cuanto a calidad de vida es el nivel de satisfacción. Y hablando de criterios subjetivos: ¿cómo medir en México el grado de satisfacción con nuestra calidad de vida? Neef habla sobre este indicador como contenedor de criterios clave tales como: satisfacción con el ingreso -¿?-, disponibilidad para pasar tiempo de calidad en familia -¿?-, confianza en los servicios de salud, confianza en las instituciones, disfrutar el trabajo y, lo más importante: tener posibilidades de desarrollo.
     Deberíamos comenzar por evaluar la satisfacción con el ingreso que percibimos por el trabajo, y aquí tendríamos que empezar una acalorada discusión sobre el desempleo, el empleo formal, el no formal, los impuestos -sí, el IVA, ISR, y el muy mal afamado IETU- y sólo después de esta discusión es entonces que podríamos concertar si los salarios que se perciben en México son justos, y sobre todo, proporcionados. Me parece que este último concepto queda descartado cuando, a simple vista, se puede percibir que los salarios en nuestro país se encuentran totalmente polarizados cuando en una misma empresa, un ejecutivo recibe un sueldo superior a los ochenta mil pesos, y un empleado del menor rango apenas alcanza en ocasiones los $3,500 pesos al mes. Y pensar que el Sr. Ernesto Cordero dice que con seis mil pesos uno puede vivir decorosamente, pagar un auto, colegiaturas en escuela privada ¡y hasta la hipoteca de una casa! Creo que quien perciba este salario o bien, tenga todos los gastos anteriormente mencionados coincidirá conmigo en que el Señor Secretario de Hacienda y Crédito Público no vive cercano a la realidad de este país y seguramente, jamás ha ganado seis mil pesos al mes.
     En cuanto a la disponibilidad para pasar tiempo de calidad con la familia, la confianza en los servicios de salud, la confianza en las instituciones del Estado, la satisfacción con el trabajo que se realiza y la posibilidad de crecimiento tendríamos que hacer una disertación igual. ¿Confiamos en las instituciones del Estado? ¿Estamos seguros de recibir una atención de calidad al acercarnos al Seguro Social? ¿Sabemos que en caso de vernos envueltos en una situación que lo amerite, recibiremos una justicia pronta y expedita? ¿Justicia?
     No hay duda que el título de este artículo me acerca a una profunda e incluso sombría reflexión. En vías de desarrollo significa “camino hacia”, y quizá la pregunta más pertinente en este caso debería ser “Camino ¿hacia dónde?”. Con la -permítame estimado lector decirlo de esta manera- invención de impuestos a empresas que poco permiten el crecimiento de las mismas y por ende la creación de nuevos empleos; con una guerra “contra el narco”, tan cuestionada y que ha rendido tan pocos frutos reales; con una clase política que lo único que tiene en la cabeza son las elecciones presidenciales de 2012, mi pregunta parece reafirmarse ¿hacia dónde vamos?
     Ante este panorama gris -y a veces muy teñido de rojo-, también estamos quienes nos atrevemos a intentar, al menos, no perder la esperanza. Quizá en estas vías de desarrollo en las que nos encontramos junto con otros compañeros países latinoamericanos, eventualmente lleguemos a una estación donde ya no se hable de “tercer mundo” sino de verdaderas posibilidades de desarrollo y por ende, de genuina calidad de vida.



Música, evocación, escenarios virtuales

Autor: Alfonso Álvarez Grayeb
Publicado: Puebla on Line. 29 de junio de 2011

     "El poder evocador de la música es una de sus más primigenias y telúricas verdades."
     Evocar, verbo transitivo según los diccionarios, significa "llamar o apostrofar a los espíritus y a los muertos, suponiéndolos capaces de acudir a los conjuros o invocaciones. • [fig.] Traer alguna cosa a la memoria. • [fig.] Recordar una cosa a otra por alguna semejanza o punto de contacto".
     Pero, tratándose de las evocaciones que particularmente nos trae la música, las acepciones del diccionario se quedan evidentemente cortas y reducidas: las "cosas" evocadas por la música son a menudo sentimientos, las huellas de alguna sensación, ciertos estados de ánimo vagos, sutiles, indefinibles, que asociamos arbitraria y oscuramente a un cierto momento, a cierta persona, o a cierto lugar real o ficticio. Por algo, el gran Beethoven dijo que la música comienza ahí donde terminan las palabras. Con palabras del siglo XXI podría decirse que estas evocaciones son una suerte de escenarios virtuales personales creados por nosotros, y que son, por lo mismo, descaradamente subjetivos. Yo las considero, para efectos de lo que diré aquí después, como pequeños milagros que sin embargo pueden ser replicados en laboratorio, al alcance de cualquiera que esté equipado con la mínima tecnología pertinente para reproducir música y que tenga oídos para oír.
     Amparado cómodamente en mi subjetividad, lo cual me permite decir lo que yo quiera, evocaré mi escenario virtual favorito: el-pequeño-valle-con-la-casita-de-tejas-al-borde-del-lago-que-refleja-los-Alpes-al-fondo. Esto es lo que "veo" (evoco) cada vez, sin excepción e infaliblemente a través de los años, al escuchar el mismo glorioso solo de trompeta del 3er movimiento (a los 37 minutos, casi al final) de la Segunda Sinfonía de Gustavo Mahler, mi compositor del alma. Si escuchara mil veces ese pasaje, mil veces vendría la misma visión.
     Cierto día, nada virtual y muy real, montado en un tren transalpino, crucé un largo túnel para desembocar súbitamente en el-pequeño-valle-con-la-casita-de-tejas-al-borde-del-lago-que-refleja-los-Alpes-al-fondo. Recuperada apenas la respiración, pude capturar la escena en mi cámara. Acto seguido pregunté al inspector del tren el nombre de ese lago: Atersee, respondió.
     Al borde del llanto, supe de inmediato que había ocurrido un milagro trans-secular, trans-personal, inquietante y maravilloso: Atersee es el lugar en el que un siglo atrás, Gustavo Mahler (muerto en 1911) acudía todos los veranos a una casa de campo a componer sus obras.

La Educación en los tiempos ególatras


Autor: Martín López Calva
Publicado: Síntesis Puebla, 26 de junio de 2011
     Vivimos hoy amenazados por distintos tipos de agresión: desde el que se pasa un alto sin importar que puede ocasionar accidentes o el que no respeta a peatones o ciclistas en la calle hasta la amenaza permanente de extorsión, secuestro, robo o muerte violenta que se vuelven cada día más "naturales".
     Resulta importante caer en la cuenta de que este modo distorsionado de convivencia social ya no es solo el resultado de la acción de personas que son malas o se dedican a la delincuencia sino que se trata ya de un deterioro de la organización social que toca a todas las instituciones y a todos los niveles de nuestra sociedad.
     Una de las causas fundamentales es que estamos viviendo en "tiempos ególatras", que después de mucho tiempo de negar al sujeto humano estamos caminando al extremo opuesto donde el sujeto y su idea de felicidad y éxito se han vuelto el criterio último de decisión en la convivencia social.
     Este reinado del "yo" se manifiesta claramente en muchos estudios como la encuesta nacional que bajo el título: "El mexicano, ahorita", publicó la revista Nexos en febrero de este año. Lo vemos también en los políticos que llegan a un puesto no a cumplir con su responsabilidad sino a hacer campaña para el puesto siguiente al que aspiran y en los partidos que no piensan en el bienestar colectivo sino en lo que les traerá más votos y quitará votos al adversario.
     Ante esta situación es necesario que el sistema educativo enfrente el reto de la "educación en los tiempos ególatras" y busque que aparezca en escena el otro, que se haga evidente la necesidad del bien humano colectivo porque sin él no hay posibilidades de felicidad individual.
     El egoísmo "es un desarrollo incompleto de la inteligencia" dice Lonergan. Son tiempos de desarrollar la inteligencia completa para que las nuevas generaciones crezcan pensando en los demás, en la sociedad, en la especie humana como el único horizonte que puede abrirlos a su propio desarrollo humano individual.








El Futuro de la Alimentación y la Agricultura: Retos y Alternativas para la Sustentabilidad Global

Autor:  Gerardo Reyes Guzmán
Publicado: e – consulta, 22 de junio de 2011

     Recientemente, Sir John Beddington publicó por encargo del gobierno británico, un documento intitulado Foresight Global Food and Farming Future Project. Los resultados de este estudio son altamente relevantes para comprender las dimensiones que representa la crisis alimentaria actual. El reporte es el resultado de un trabajo conjunto de alrededor de 400 expertos provenientes de más de 35 países de ingresos altos, medios y bajos. Recoge puntos de vista de los más diversos actores, que van desde microproductores africanos hasta corporativos multinacionales, gobiernos y consumidores. Aquí, se exploran las tendencias de los precios de los alimentos en el futuro.
     Una de las aseveraciones más contundentes es el hecho de que la humanidad consume recursos naturales a un ritmo insostenible, resultando los países pobres los más afectados. A pesar de los avances para reducir la pobreza y la desigualdad en los últimos 20 años, el número de personas sufriendo hambre y pobreza extrema no ha cambiado. Los productores de alimentos hacen uso intenso de los recursos naturales y en muchos casos aportan un componente importante en el PIB de sus economías.
     El informe explica puntualmente los factores que crearán cuellos de botella en el sistema de producción de alimentos de aquí hasta el año 2050, puesto que para ese periodo el mundo contará con 9 mil millones de habitantes o más, a quienes habrá de alimentar de manera sostenida y equitativa. Es decir, por el lado de la demanda, la explosión demográfica proyecta un crecimiento de la población mundial de 8 mil millones de habitantes para 2030 y de 9 mil millones para 2050. Mucha gente alcanzará mejores niveles de ingreso que les permitirán ajustar sus dietas a productos de alta calidad, lo cual requerirá a su vez más recursos naturales. Por el lado de la oferta, se advierte una intensificación de la lucha por el uso de agua, tierra y energía que se verá acelerada por las secuelas derivadas del cambio climático. La reducción en la emisión de gases que provocan el efecto invernadero, será cada vez más una prioridad en las decisiones de políticas públicas. Este panorama advierte que la producción de alimentos enfrentará básicamente cinco retos: a) ajustar la oferta y demanda de alimentos a nivel mundial para hacerlos accesibles a la población, b) asegurar la oferta de alimentos y proteger a las regiones más vulnerables de la volatilidad de los precios, c) asegurar el acceso mundial a los alimentos y erradicar el hambre, d) transformar la producción de alimentos en procesos más amigables con el deterioro del medio ambiente y e) garantizar la biodiversidad y la existencia de los ecosistemas sin afectar la producción de alimentos.
     A pesar del incremento inusitado de los precios en alimentos de 2009 a la fecha, se cuenta todavía con suficiente alimento para satisfacer la demanda de la población mundial.   

     No obstante, existen actualmente 925 millones de personas que sufren de hambre, es decir, no tienen acceso a los macronutrientes básicos: carbohidratos, proteínas y grasas. Se estima que otros mil millones padecen de "hambre oculta", lo que significa que carecen de micronutrientes como vitaminas y minerales. En contraste, mil millones de personas más muestran problemas de sobrepeso y obesidad. Ello está asociado con el repunte de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. En total, casi tres mil millones de personas son víctimas del sistema de alimentario mundial vigente. La alimentación es un aspecto básico y esencial para el desarrollo físico y mental del ser humano. Se sabe por ejemplo, que deficiencias alimenticias durante la etapa del embarazo y los primeros años de vida, pueden causar daños irreversibles en la vida humana.
     Otro aspecto que reconoce el informe, es que muchos sistemas de producción de alimentos que operan actualmente, son insostenibles. Si no se llevan a cabo ajustes de fondo, el sistema de alimentación mundial continuará depredando el medio ambiente, comprometiendo así la capacidad de alimentar a la población en el futuro. Continuar produciendo alimentos como hasta ahora, acelerará los efectos nocivos que contribuyen al cambio climático por un lado, y por el otro, destruirá aún más la biodiversidad. La pérdida de tierra cultivable ha venido en aumento debido a la erosión, salinización, e infertilidad; así como al uso excesivo de agua por niveles muy por arriba de la capacidad de reposición; lo mismo se podría decir del abuso de la pesca. Aunado a ello, el uso de fertilizantes y pesticidas derivados de fuentes de energía fósil, han contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes.
     Mucho del valor agregado generado en la producción de alimentos en los países de altos ingresos se genera fuera de la esfera estrictamente agrícola; es decir, en el proceso de elaboración de los alimentos y las ventas al menudeo, los cuales a su vez constituyen una parte significativa de la actividad económica. Al final de la cadena productiva de alimentos se encuentra el consumidor, quien a través de su ejercicio de elección influye en el tipo de productos alimenticios que se producen. Pero también los corporativos afectan la elección de los consumidores a través de sus campañas publicitarias. Así, tanto la oferta como la demanda, deberán tomar consciencia de sus prácticas insostenibles para dar paso a cambios estructurales y de fondo que respondan al reto que plantea poder producir alimentos de manera sostenible y sustentable para las futuras generaciones.
     Una de las esperanzas la constituye, sin duda, el empleo de la tecnología moderna en la producción de alimentos, lo cual no deja de ser controvertido. Por ejemplo, el uso de semillas genéticamente modificadas, clonación de mamíferos o de la nanotecnología. La magnitud del problema que la humanidad enfrenta, exigirá un apoyo más intenso a la Investigación y Desarrollo. No obstante, los adelantos de la ciencia deberán ponerse en práctica de manera transparente y segura, tanto para la humanidad como para el medio ambiente. Las nuevas tecnologías causarán afectaciones de intereses, tanto en consumidores como en productores, lo cual sugiere que los marcos de institucionalidad y gobernabilidad tendrán que ser actualizados.
     Este reporte proporciona datos de relevancia y actualidad, siendo de lectura obligatoria para todos aquellos interesados en temas de medio ambiente, pero también de economistas, sociólogos y responsables de políticas públicas para quienes el tema de los alimentos ocupará ampliamente sus agendas. El manuscrito está disponible en la red bajo la siguiente dirección:
http://www.bis.gov.uk/assets/bispartners/foresight/docs/food-and-farming/11-546-future-of-food-and-farming-report.pdf

Generación atrás de otra generación

Autora: Laura Angélica Bárcenas
Publicado: Puebla on Line, 22 de junio de 2011

     El viernes pasado escuché a una de mis alumnas de la Licenciatura en Procesos Educativos de La Ibero decir que nosotros, lo adultos, nos referimos a su generación como la generación de los "ninis" y cuando lo hacemos nos referimos a ésta como la de los jóvenes que ni estudian, ni trabajan y que eso los llena de una gran desesperanza; además nos reprochaba a nosotros los educadores que deberíamos darles u ofrecerles alguna esperanza.
     Realmente me dejó pensando, pues los cuarentones actuales somos la generación "x", que es la que no tiene ideales por los cuales luchar, mostrándome que tal vez la reflexión de Majo, sea más grave de lo que ella planteo; pues nosotros que somos los desesperanzados, porque carecemos de ideales, hemos transmitido a la generación que nos precede una enorme desesperanza, al grado que a su edad, ni estudian, ni trabajan, total para qué, si nada cambia.
     Si hacemos un poco de memoria sobre las últimas décadas transcurridas, podríamos decir que esta generación "x" es la que precedió a la generación rebelde, la de los nacidos en la segunda guerra mundial, la de las protestas, los hippies, o la de los movimientos juveniles del 68’, que no querían un mundo lleno de guerras frías, o de vietnamés y no quería un mundo dividido entre capitalistas y socialistas, en donde el ideal era llegar a construir un mundo libre y al mismo tiempo justo y solidario.
     Después, vino mi generación, la llamada "x" que está casi pegada a la "y" y a la "@", todas marcadas por los avances tecnológicos, la comunicación global, el internet, etc. pero sobre todo señaladas por la falta de ideales. ¿A dónde se fueron estos?, ¿qué paso con todos los gritos de libertad y justicia de inicios de la década de los setenta?, ¿qué apagó nuestras voces?, ¿qué nos conformó?. No sé, no tengo respuestas, sólo preguntas que me complican mi ya compleja existencia.

Los "ninis" en cambio son los muchachos de la libertad, tienen todo, pero no saben qué hacer con tanta libertad que los "x" les hemos otorgado. Pero, ¿qué es lo que debe tener como construcción para que una persona obtenga un sentido en su vida, cuándo se es absolutamente libre?, ¿los seres humanos realmente queremos ser libres?, o ¿es una paradoja eso de que queremos ser libres para no saber qué hacer con esta libertad una vez que la obtenemos?, o ¿la juventud no es lo suficientemente madura para asumir su vida libremente?

Lo grave de estas interrogantes, para las que no tengo una respuesta clara, es que nuestros hijos son estos jóvenes "ninis" que están desesperanzados porque nosotros, sus padres, no hacemos más que ver desesperanza en ellos. Mis cuestionamientos son muchos, y aquí viene otro, pues si los "x" educamos a los "ninis", ¿qué clase de hijos tendrán estos?, ¿qué clase de mundo habrá cuando seamos viejos?, ¿qué viene después de la libertad?

¡Dios santo! No podemos seguir así por la vida, llenos de desesperanza por falta de ideales, por falta de intereses, por exceso de libertad. Necesitamos encontrar un rumbo que nos ayude, un horizonte que nos de guía, una razón que le de sentido a nuestras existencias y que, a diferencia de los animales, no pasemos por el mundo sobreviviendo, sino viviendo.

Y, creo que esa respuesta sí la tengo, creo que el horizonte debería ser la búsqueda de la felicidad; pero ¿cuándo será el momento en que el ser humano ponga en su horizonte a la felicidad, a la esperanza, al esfuerzo, al trabajo? Me parece que estos aspectos son los que le dan sentido a nuestras existencias, siempre y cuando estos no nos lleguen a obsesionar. Además de que pensemos que la felicidad es el motivo central de nuestras existencias y que ésta no está en las cosas, sino en nosotros mismos, la felicidad es el trabajo, el esfuerzo, el crecimiento personal y humano; la reflexión de cómo vamos haciendo durante nuestro crecimiento-envejecimiento los amigos, el amor, el perdón, la reconciliación, la familia, los otros y todo, es lo que nos hace mejores seres humanos.

Finalmente, lo ideal sería que cada generación pensara en la generación que le precede y no quejarse por la generación que le está antecediendo; pues no resolvemos nada viendo hacia el pasado, y lo importante es ver siempre hacia el futuro. También, se resolvería si cada generación tuviera la responsabilidad y el compromiso de formar bien a la siguiente para preservar el mundo, para preservar a la humanidad, por dar una mejor respuesta a los jóvenes preocupados como Majo, antes que sembrar en ellos desesperanza.











Más allá de la publicidad y el entretenimiento

Autor: José Rafael de Regil Vélez datos del autor ha click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 23 de junio de 2011

     Recientemente los allegados a Síntesis celebramos el aniversario de esta casa editorial, que ha promovido en la región no sólo el periodismo sino otras muchas acciones en una mayor participación social en los asuntos públicos, que por ser tales nos atañen a todos.
      La efeméride no es sólo motivo de alegría, también resulta una invitación para repensar la función de los medios de comunicación social. Vale la pena detenernos en ello.
      Durante el renacimiento surgió un tipo de comunicación distinta a la hasta entonces habitual. En ciudades portuarias de Europa sucedió que los tipógrafos (como entonces eran llamados los impresores y editores) mandaban de avanzada a algunos de sus empleados para que se informaran de las mercancías que llegarían en los barcos que en algunas horas más tocarían tierra. Los emisarios volvían a las imprentas, se editaban muchos ejemplares y con ello la población se enteraba de las productos, sus precios y oportunidades. Los medios de comunicación nacieron para la publicidad.
      Muy pronto, sin embargo, fueron vistas en ellos otras posibilidades: entretener, informar sobre asuntos públicos y proponer puntos de vista para formar el criterio de las personas en lo relativo a lo social y político.
      La ilustración creció al amparo de los libros y las gacetas, nombre muy común para lo que en México llamamos periódicos. Las nuevas ideas y las acciones de los movimientos que querían encarnarlas podían ser conocidas por muchas personas.
      En 1971 la Iglesia Católica emitió un documento denominado “Comunión y progreso” y con él pretendió invitar a las personas de todo el mundo a situarse ante las posibilidades de los medios de comunicación, entonces ya enriquecidas con las de la radio, la televisión y el cine: para construir un mundo con opciones reales para que las personas vivan dignamente es necesaria la participación civil, ciudadana y los “mass media” son excelente vehículo para acercar a la gente a la realidad de los temas que los afectan, que los interesan.
      Medios al servicio de la información que necesitamos todos para comprometernos con nuestro aquí y ahora requieren al menos dos cosas: un aparato estatal que garantice el acceso a la información y usuarios formados para entender los mensajes, las líneas editoriales, los filtros que el comunicador social pone a la visión de la realidad aunque no quiera.
      Hago votos para que un año más de vida como el de “Síntesis” invite a periodistas y ciudadanos a seguir luchando por el derecho a estar informados pero, sobre todo, para que haya personas capaces de sacar verdaderamente jugo a las inmensas posibilidades que nos ofrece la comunicación mediada y que van más allá de la publicidad y del entretenimiento hasta la entraña misma de la participación política.


Para que emerja la participación ciudadana

Autor: José Rafael de Regil Vélez datos del autor haz click aquí
Publicado: La Primera de Puebla, 23 de junio de 2011

     Al final del último periodo de sesiones del Congreso la Cámara de Senadores envió a la de Diputados una propuesta de reforma política, la cual ya no pudo ser atendida por esta instancia sino hasta el próximo periodo de sesiones.
      Manlio Fabio Beltrones, senador, comentaba entre las bondades del cambio legislativo propuesto el que la ciudadanía tendría ahora más juego como actor político… Los legisladores ahora permitirían una participación mayor que la del mero acto de votar: la de proponer leyes o reformas de ley y la ejecución de otros instrumentos de poder democrático.
      Ante las posibilidades que abre la reforma aparece una pregunta pertinente:¿Está la ciudadanía en condiciones de participar?
      Hay, sin duda, muchos compatriotas involucrados en los asuntos públicos desde distintos frentes: sindicatos, juntas vecinales, organizaciones no gubernamentales, organismos empresariales y de comercio. Sin embargo, una mirada a vuelo de pájaro, aun sin datos estadísticos oficiales, permite afirmar que es mucha más la gente que se queda fuera de esta materia o que se enfrenta a ella en el plano de lo anecdótico o del humor, entre chiste y chiste.
      Ciertamente concurrir en los asuntos comunes se debe a un acto de voluntad: cada quién decide si se involucra o no en lo que pasa en su entorno. La historia de los familiares que han muerto víctimas de violencia o secuestro son uno de los muchos ejemplos. Sobreviene la desaparición de un ser querido, comienzan por darse a la tarea de buscarlos, de encontrar a los culpables, se topan con un sistema político y jurídico extremadamente complicado, a veces implicado y terminan convirtiéndose en actores de primera línea en la problemática que les atañe. Decidieron involucrarse, en gran parte porque la circunstancia los llevo a ello, no necesariamente porque fueran ciudadanos ocupados en los asuntos de su ciudad, estado o país.
      La falta de participación ciudadana no se debe exclusivamente a un acto de poca voluntad personal sino también a una enorme carencia de formación social y política en todos los niveles del sistema educativo.
      La ciudadanía no se constituye tan sólo por emitir un voto y contar con una credencial para tal fin o por reaccionar ante una gran tragedia familiar. Es producto de un proceso largo en el cual las personas aprenden a convivir, a interesarse en los temas que nos conciernen a todos, a proponer, a asumir corresponsabilidades que van desde lograr la pavimentación de la calle hasta tomar por un periodo de tiempo algún puesto de representación popular en el lugar donde cada quien vive. Se trata en gran medida de un problema educativo.
      Para que emerja la participación ciudadana al menos se requiere lo siguiente de los actores educativos (padres de familia, administradores escolares, profesores, alumnos):
      1) Acompañar a los educandos para que conozcan la realidad y no sólo se enteren de ella a través de libros y audiovisuales, para ello hay que librar dos grandes obstáculos.
Por una parte, las clases medias y acomodadas intentan encerrar en burbujas a sus hijos para "librarlos" de todos los males que les acechan y por otra parte la población menos favorecida vive la cotidianidad pero sin reflexionarla, sin instancias críticas para cuestionarla.
     En ambos casos las metodologías didácticas deberán permitir que los alumnos contacten con los problemas de su comunidad, con los actores que intentan resolverlos: investigaciones, visitas de campo, proyectos de mejora, diálogos, paneles son algunos de los instrumentos que pueden ser empleados para tal finalidad. A partir de ello permitir el pensamiento crítico y creativo con experiencias de auténtico servicio social.
      2) La interacción humana genera conflictos. Hay una tendencia a no tenerlos y para ello se evita cualquier acción que pueda parecer problemática.
Hoy no se puede hablar de pedagogía sin enseñanza-aprendizaje de la mediación de conflictos. Hay que generar acciones en las cuales los alumnos resuelvan problemas, tomen decisiones juntos y allí enseñarles a ubicar sus diferencias, a encontrar acuerdos basados en objetivos y apoyadas en una normatividad clara.
      3) Animar y sostener grupos de interés (deportivos, culturales, lúdicos, sociales) que tengan aportes específicos al bienestar común.
Con ellos realmente organizar las actividades estudiantiles. Se aprende a ser co-rresponsables de los asuntos públicos adquiriendo responsabilidad para ellos.
Los pequeños equipos se vuelven pedagogía de muchas conductas sociales y políticas fundamentales: liderazgo, proyección, toma de decisiones, rendición de cuentas, preocupación por el bien común.
      4) La comunicación es básica en todo proceso democrático. Que sea posible saber lo que hay qué hacer, cuáles son los desafíos compartidos. Las autoridades deben poner sobre la mesa la información que es de competencia común y obligarse a dar cuentas, al tiempo que piden a los distintos grupos -de libre asociación o de clase- que den cuenta pública de sus proyectos, de sus aprendizajes.
      5) En toda institución hay autoridades unipersonales: el coordinador, el director, el prefecto. En alguna hay organismos colegiados que permiten la representación de los distintos actores que en la misma confluyen.
Los marcos de la planeación, el conocimiento de los resultados de la evaluación, las grandes líneas y criterios, la modificación de la normativa donde esto sea posible son asuntos de competencia común y afrontarlos colectivamente es una buena pedagogía.
No hay que tener miedo a que las personas se involucren en la construcción de los acuerdos para la toma de decisiones, ni en el seguimiento. Adecuadamente manejados los espacios colegiados son fuente de riqueza, no de pérdida.
      6) Aun con el riesgo de ser repetitivo creo que es menester señalar que desde muy jóvenes los alumnos deben tener contacto con los distintos actores sociales, en especial con quienes son contratados por los mismos ciudadanos para desempeñar cargos en la función pública en los tres poderes: el legislativo, el judicial, el legislativo.
Sólo en la medida que seres humanos de carne y hueso sean percibidos como tales será posible entender que son un empleado más, con funciones y tareas específicas ante las cuales deben rendir cuentas. Aquí, una vez más, caben las visitas, los diálogos, las conferencias, los paneles.
      ¿Están los educadores capacitados para emprender acciones como eéstas, casi siempre inexistentes en sus escuelas? Probablemente no, pero hay que exigírselos, porque de otra forma al confiarles a los niños y jóvenes del país no haremos sino perpetuar las cosas como están y las posibilidades de que emerja una participación ciudadana que se sume a la tarea de conducir al país hacia condiciones mejores para el ser humano no serán sino un desperdicio demagógico.
Publicado: La Primera de Puebla, 23 de junio de 2011