martes, octubre 30, 2007

¿Por qué hay conductas violentas y agresividad en las escuelas?

Autora: Mtra. Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicación: e-consulta, 30 de octubre de 2007

La convivencia escolar es un tema que preocupa a la educación en muchos países del mundo.
Según datos arrojados por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa en México este problema existe sin alcanzar los grados en que se encuentra en otros países. Sin embargo, su existencia nos obliga a considerar la urgencia del trabajo preventivo. Aunque se han implementado programas se requiere sensibilización y preparación de los maestros para la prevención.

Una investigación realizada en España sobre los motivos por los que adolescentes de la escuela secundaria dañan el mobiliario y las instalaciones escolares muestra datos interesantes.
Los alumnos dijeron que actúan violentamente para desfogarse de un enojo, como venganza, para ser aceptados por el grupo, por aburrimiento, por diversión grupal, por generar imagen externa y para obtener algún objeto material.
Nos enfocaremos en el primer motivo tanto por la frecuencia con la que aparece, como por las implicaciones que tiene no sólo en cuanto al daño a objetos físicos sino por las conductas que pueden generarse por la misma causa.

El artículo analiza la información tomando como punto de partida que “el ser humano es agresivo por naturaleza, pero violento por cultura. (Sanmartín 2002)”.[1] Plantea que la agresividad puede ser una emoción o sentimiento que se presenta en diversos niveles de intensidad y que puede o no canalizarse a través de actos violentos. Mediante el proceso de socialización se busca inhibir o canalizar estas emociones a través de medios que no lastimen tanto a la persona como a los demás. Aquí entra la labor de padres y maestros. Es necesario abrir espacios y brindar oportunidades no sólo para la reflexión sino para desfogar estas emociones de manera que no se lastimen a si mismos ni a los demás, es decir, que la agresividad no se canalice a través de actos violentos.
Se explica también que la agresividad es causada por la frustración de una necesidad. Por lo tanto, mientras mayor es la necesidad no resuelta, la frustración será más grande. La conducta violenta es el medio para desfogar la agresividad enfocada a un objeto concreto. Funciona como un mecanismo de regulación emocional.

Entender esto es fundamental para trabajar en la prevención de conductas violentas. La represión en estos casos no puede funcionar, genera efectos contrarios. Hay que cuidar el tipo de medidas disciplinarias y sancionadoras.
En el mismo artículo se plantea que las conductas violentas se dan generalmente en alumnos que tienen baja resistencia a la frustración, con conductas impulsivas y que consideran la violencia como una forma lícita para resolver sus problemas. Esto muchas veces se aprende de los adultos y del ambiente que rodean al adolescente. También se ha encontrado que quienes han experimentado violencia presentan mayor riesgo a cometer actos violentos.

La tarea del maestro es trabajar en la orientación psicopedagógica abriendo oportunidades para fortalecer en los alumnos la tolerancia a la frustración así como en la búsqueda de espacios y conductas alternativas para canalizar su agresividad. Otro punto pendiente es el fortalecimiento de la autoestima del alumno en donde se necesita la autorreflexión acerca del ejercicio disciplinador y sancionador del propio maestro a la luz de la teoría de la agresión y la violencia mencionadas.
[1] Moreno, Xavier ¿Por qué algunos alumnos destrozan las instalaciones escolares? En: Aula de Innovación educativa. GILEDITORES. Noviembre-diciembre 2006

jueves, octubre 25, 2007

Los subprime loans y la crisis del sector inmobiliario en los Estados Unidos

Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicacion: La jornada de oriente, 25 de Octubre de 2007

Entre julio y agosto de 2007, los mercados financieros registraron ajustes tan violentos, que la Reserva Federal de los Estados Unidos se vio en la necesidad de realizar recortes de medio punto porcentual a su tasa de redescuento y a la de fondos federales para quedar en 5.25% y 4.75% respectivamente. Paralelamente, hubo intervenciones cuantiosas en el mercado internacional del dinero por parte de los bancos centrales de Japón, la Unión Europea y los Estados Unidos para evitar que los mayores bancos comerciales mundiales cayeran en incumplimientos. La fuerza motriz de esta crisis financiera emana entre otras cosas de la política de crédito hipotecario, reflejada en amenazas de quiebras generalizadas. En virtud de las medidas adoptadas por la Reserva Federal, los mercados bursátiles respondieron favorablemente, pero a expensas de una depreciación importante del dólar con respecto al euro y un impulso a las presiones inflacionarias en los Estados Unidos, reflejado a su vez en precios históricos del oro (750 dólares la onza troy).
En los Estados Unidos fueron los denominados subprime loans, los créditos que pusieron en dificultades a varios intermediarios financieros. Los subprime loans surgieron como parte de las innovaciones más importantes durante la década de los 90. Con las reformas al código de regulación de instituciones de crédito (Depository Institutions Deregulatory and Monetary Control Act) llevada a cabo en 1980, se eliminaron los controles de crédito hipotecario. Mientras que los subprime loans se clasifican como de alto riesgo en virtud del pobre perfil financiero de los agentes que los contratan, los prime loans son financiamientos que se otorgan a agentes económicos con un sólido historial crediticio y capacidad probada de pago. El incremento anual promedio de los subprime loans de 1990 a 2003 fue de 25%, mientras que los prime loans crecieron 17% en el mismo periodo. Ello se tradujo a que 9 millones de ciudadanos más gozaran de una propiedad, hecho que coloca a los Estados Unidos en el liderazgo con respecto a los países de la OCDE en el rubro de vivienda. Más de la mitad de los beneficiaros pertenece a las llamadas minorías, compuestas a menudo por agentes económicos de bajos y medianos ingresos. En este contexto, se vieron beneficiados los vecindarios pobres, habitados por americanos nativos, afro americanos e hispanos, principalmente. Así, mientras el número de propietarios de inmuebles anglosajones se incrementó en 4 millones, el de los afro americanos lo hizo en 1.2 millones, los hispanos en 1.9 millones y los otros (en donde se incluye a los asiáticos) en 1.6 millones. Casi la mitad de nuevos propietarios de inmuebles son hispanos y afro americanos. En comparación con los prime loans, los subprime loans presentan la particularidad de que su relación crédito/valor de la propiedad es mayor a los primeros. Es decir, que el peso del crédito es relativamente mayor al valor del bien que adquirieron, lo cual coloca a los deudores en una posición muy vulnerable ante dificultades de pago. Así, mientras que solo el 1% de los prime loans presentó cartera vencida en 2004, en los subprime loans fue el 7%. Ello explica porque la tasa de interés de los subprime loans es mas alta que las de los prime loans. Según expertos en crédito hipotecario, un pobre historial crediticio puede verse reflejado en 350 puntos adicionales a la tasa de interés vigente.
Hoy la crisis inmobiliaria esconde un sinnúmero de casos en que los más pobres perdieron su patrimonio y constata una vez más que las grandes corporaciones financieras rara vez asumen los costos del riesgo en que incurren, pues a menudo trasladan sus pérdidas a los usuarios de crédito más vulnerables o al estado; es decir, privatizan las ganancias pero socializan las pérdidas.

miércoles, octubre 24, 2007

¿Qué hay detrás de las normas que establece un maestro en su clase?

Autora: Mtra. Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicación: Síntesis, 24 de Octubre 2007

Sumario: Los maestros en la escuela no siempre son conscientes de los valores que fomentan a través de las normas de disciplina que ejercen.

Cuando un maestro disciplina al grupo, no siempre es consciente de que a través de sus acciones, comentarios, posturas y gestos enseña valores que no siempre favorecen un clima escolar positivo que promueva el desarrollo moral.
C. Fierro[1] experta en estos temas parte de que los valores son construcciones culturales que se expresan en normas y llegan al alumno a través de un proceso de socialización. Él trabaja interiormente esta construcción, de modo que le sirve de orientación cuando se enfrenta a un dilema.
Algunos datos reportados en esta investigación en escuelas mexicanas pueden ilustrar el problema.
Al observar las alusiones de los maestros a distintos tipos de normas concretas (usos y costumbres de la escuela) encontró que la mayoría se refieren al valor del orden, entendido como guardar silencio, poner atención y trabajar sentados. Un porcentaje bajo, se refieren al trabajo de los alumnos y al cumplimiento de tareas escolares, valor de la responsabilidad como obediencia. Las normas sobre el trato entre compañeros, valor respeto, apenas se aluden, igual que las correspondientes al trato del alumno hacia el maestro y adultos, valor respeto como obediencia.
Para el maestro lo más importante es la obediencia, estar quieto y hacer lo que el maestro pida sin posibilidad de disentir, ni tomar decisiones propias, por no hablar de sumisión. Así, las normas del trabajo escolar van ligadas a métodos de enseñanza basados en la exposición del maestro y en el silencio y recepción por parte de los alumnos. Los valores universales casi no son trabajados y reflejan la escasa posibilidad de ofrecer oportunidades que amplíen la perspectiva del alumno más allá de lo específico de la escuela y su cultura.
¿Nos damos cuenta qué normas ponemos y qué valores promovemos a través de ellas?

teresa.brito@iberopuebla.edu.mx


[1] Fierro, C. ( 2005) El problema de la indisciplina desde la perspectiva de la gestión directiva en escuelas públicas del nivel básico. REMIE vol. 10, núm. 27

martes, octubre 23, 2007

Hablemos de calidad educativa

Autor: José Rafael de Regil VélezPblicación: E-consulta, 23 de octubre 2007

Recién esta mañana leía un artículo de Andrés Oppenhaimer sobre calidad educativa. No pude evitarlo, me salió del alma: “¡y vuelva la burra al trigo con eso de la calidad educativa!” Y después, probablemente movido por la pésima costumbre de la lectura o por lo bien que me cae ese Oppenhaimer, me devoré su texto.

En resumidas cuentas, el argentino llama la atención de su habitual público lector sobre la importancia de invertir no sólo en la construcción de escuelas (como sucede en la mayor parte de los países latinoamericanos, tan carentes de infraestructura), sino también y por encima de todo en los contenidos que se enseñan entre las paredes que para aula son edificadas.

Como casi todo opinador que aborde el tema más o menos con seriedad, hace énfasis en la importancia que tiene que profesores y alumnos participen en pruebas de medición que permitan tener algún referente externo a su propia institución para ubicar niveles de aprendizaje y dominio de competencias que después serán básicas para la incorporación en el mundo laboral.

Concuerdo: el esfuerzo por la formación de gente competente para entender su mundo y generar opciones no es escatimable. Y en pruebas internacionales de medición de aprendizaje puede quedar claro si se dan ciertas herramientas intelectuales para abordar esta tarea: competencias lectoras, de razonamiento matemático y de investigación científica.

Lo que me parece que es insuficiente en este razonamiento es que suelen ser equiparadas calidad educativa con dominio de competencias en su mayor parte intelectivas: leer y escribir, sumar y restar, hacer investigación científica.

Mi experiencia, y la de mucha gente, es que no necesariamente gente muy cualificada marca la diferencia en el momento de plantearse con seriedad si el proyecto socio-económico y político que hoy impera es necesariamente el que deberíamos tener para caminar más humanamente. Se dice que Churchill decía que esto de la democracia era muy pobre, pero que era lo mejor que teníamos: ¿podemos contentarnos con esa ironía?

La calidad educativa requiere la formación de mujeres y hombres críticos y creativos no para buscar la última solución tecnológica de un problema puntual, sino para plantear visiones globales, holísticas, que inspiren, motiven, convoquen y provoquen la construcción de un mundo que cierre la brecha entre pobres y ricos y no sólo la amplíe porque se parta de que así son las cosas y lo que hay que hacer es trabajar sobre ese modelo, pues “ya qué”.

Calidad educativa es también la formación de mujeres y hombres capaces de solidaridad, paa quienes con una solidaridad bien informada, inteligente, que no descanse hasta que de alguna forma los excluidos puedan ser mínimamente invitados al enorme banquete que sigue siendo para pocos este mundo. Porque algo es claro: solidaridad tonta no pasa de sentimentalismo, lloriqueos y moneditas en la calle para los indigentes.

Calidad educativa es también formación para que mujeres y hombres vivan mucho más integradamente emoción-reflexión-acción. La afectividad por ser profundamente humana no puede quedar fuera de las prácticas educativas de excelencia. La gente frustrada y vacía mal reproduce el mundo que le tocó vivir, pero poco contribuye a crear nuevas condiciones.

Todo lo anterior suena bien, al menos para muchos de quienes conozco, lo malo es que se vuelve problemático, principalmente por  dos razones: porque supone pensar diferente de aquellos que piensan que el dominio de teorías, tecnología y técnica sin mayor preparación para afrontar su sentido y significado es suficiente y porque hay que construir indicadores de calidad y excelencia para los cuales no hay mucha gente dispuesta ni presupuesto disponible.

Sin embargo, por aquí y por allá hay personas que siguen pensando que la educación es buena apuesta, cuando no es mero adiestramiento para un mundo que se supone nadie debe dudar que funciona convenientemente, sino cuando es la apuesta por la libertad crítica, creativa, solidaria, afectiva y abierta a las muchas posibilidades que aterran a muchos.

Director Preparatoria Ibero Tlaxcala
rafael.deregil@iberopuebla.edu.mx

jueves, octubre 18, 2007

Otros mexicanos son posibles: el Dr. Eduardo Almeida

Autor. Dr. Frank Loveland
Publicación: Síntesis, 18 de octubre 2007

Hace unos días, la Ibero organizó un homenaje por el cumpleaños y jubilación del Dr. Almeida. Fueron tantas las personas que querían dar su testimonio que me resultó imposible dar el mío. Un tanto recortado, va aquí mi agradecimiento a un académico mexicano ejemplar:

No toca a mí evaluar el trabajo académico del Dr. Almeida ni sus posibles logros en el área de la psicología social. Nada más con observarlos de lejos, seguramente son muchos y muy reconocidos por aquellos que sí saben de psicología social.

No, éste algo excéntrico académico del mundo de la literatura, de los que creen o han apostado a la naturaleza imaginaria de lo humano del ser humano, difícilmente podría evaluar con alguna justeza a alguien tan comprometido con los aspectos concretos de la realidad, con las injusticias evidentes de nuestro mundo, y con una congruencia entre su saber, su pensar y su actuar que espanta. En nuestro país, generalmente, la congruencia se dice, no se hace.

Por ello, quisiera dedicar estas palabras al ser imaginario que habita el cuerpo que reconocemos como Eduardo Almeida. Porque la vida sucede siempre en este espacio inmediato, aquí donde encontramos los otros ojos que nos miran, los que nos piden, solicitan y ordenan, los que nos moldean, y aún a veces, hasta dialogan con nosotros.

Si Jean Paul Sartre decía que “el infierno son los ojos de los demás”, habría que delimitar tan certera definición con el condicionante de que es así porque así lo hemos construido, así se nos ha moldeado, y así, ciegamente, miramos a los demás. Pero también, lo sabemos, existe la mirada curiosa del otro, la mirada que busca a su prójimo no para juzgarlo, ni para temerlo, sino para ver si está ahí. Encontrar esas miradas que nos invitan al diálogo, tanto a ejercer nuestra inteligencia como a mostrar nuestro desconcierto, a fundar una amistad, un espacio íntimo ahí, al ladito de la realidad cotidiana, es quizá lo que hace la vida vivible, lo que nos permite construir un entorno inmediato y humanizante en medio de un mundo organizado, parece, para aislarnos y empeñar nuestro pensamiento en racionalizaciones triviales. Esas miradas, Eduardo, se agradecen como el agua en el desierto.

No sé quién es él, pero su mirada me recibe siempre con una sonrisa algo socarrona, que por un lado me recuerda nuestras discusiones epistemológicas que aún no han concluido, y por otro, mucho más importante, me invitan a compartir, o por lo menos admirar, una actitud que no puedo menos que llamar cristiana, de suave y erasmista humor ante el mundo absurdo en que ambos navegamos. Un humor sin sarcasmos, sin rencor, sin guerra, sin blancos fáciles. Sí, te imagino como un Erasmo de Rotterdam contemporáneo, viviendo el cristianismo que otros predican, practicando las virtudes sobre las que otros pontifican, ejerciendo la excelencia académica que juntas y comités institucionales llevan años preguntándose cómo lograr.

Quizá por eso, tu tranquilo deambular por nuestra Ibero, tu trabajo callado y siempre amable, el tono amistoso y sin exaltaciones conque me has enseñado a digerir los aconteceres agrios y para mí, en ocasiones desesperantes, tu ecuánime manera de ser genera olas en la neurosis cotidiana de nuestras rutinas. No se vale, Doctor Almeida. Todos sabemos que estamos mal, que no trabajamos lo suficiente, que debemos planear cómo planear, tener control y minuciosa bitácora de todas y cada una de las actividades del personal de esta institución porque seguramente andan, y andamos, echando relajo por ahí, y ponerse la camiseta significa un serio compromiso para perder el tiempo preguntándonos, colegiadamente desde luego, por qué perdemos el tiempo, y una junta exitosa es aquella que, tras tres días de deliberaciones, produce documentos que aseguran seremos la mejor universidad dentro de cinco años. En cinco años, mañana, otro día, no hoy, no ya. No se vale ser lo que queremos ser, doctor. Y luego su curriculum parece hecho ad hoc para cumplir con el ideario de esta institución: doctorado en Cornell, miembro del SNI, reconocimientos internacionales en derechos humanos, años trabajando entre los más pobres de los más pobres, optando por ellos, y hasta aprendiendo de ellos, modificando sus teorías a través del diálogo y vida con los humildes. ¿Qué nadie le dijo que los idearios son eso? Idearios pues, no programas concretos de vida.

Por eso, luego esta Ibero no sabe qué hacer con usted. Rendirle homenaje, chance hasta una estatua algún día, aunque creo que para eso tiene que haber sido Jesuita. Pero en tu trabajo, Eduardo, a veces me parece que has sido el secreto mejor guardado en esta institución.

Dicen que las personas pasan y las instituciones permanecen. Como diría sor Juana Inés de la Cruz, ni unas ni otras permanecen. A fin de cuentas, las instituciones son la gente que trabaja en ellas, y tú has hecho de ésta, una institución privilegiada por tu presencia. Me precio mucho de tenerte de colega: que esa mirada socarrona me facilitara, y a la vez presionara, a terminar mis estudios, haciendo a un lado corajes y amarguras cosechadas en otras instituciones educativas; y te confieso que a través de mi trato contigo, me hiciste reflexionar mucho, y aún culpablemente, sobre el misterio que implica la cristiana demanda de amar a nuestros semejantes, y con ello has sido un poco médico de mi espíritu. Y no se diga nuestras discusiones. En un país donde pareciera que toda discusión de ideas es ataque a la persona, las pláticas contigo son un raro encuentro con el pensamiento como búsqueda, donde el hablante no se aferra a sus ideas, sino las pone a disposición del otro, esperando que también el otro extraiga algo de su morral, para ver si con todo eso podemos caminar con un poco más de luz y alegría el misterio de existir.

Por todo ello, mi querido Eduardo, gracias.

miércoles, octubre 17, 2007

Una nueva ciencia: la Memética

Autor: Guillermo Hinojosa R.
Publicación: E-consulta, 17 de octubre 2007

¿Qué tienen en común las canciones pegajosas, los peinados de moda, las ideas religiosas, y la discriminación racial? Son productos culturales que, al igual que otros miles, son ‘exitosos’ en el sentido biológico que implica estar muy extendidos geográficamente y persistir durante lapsos más o menos largos de tiempo. La Memética es la nueva ciencia que estudia las ideas y los productos culturales de manera semejante a como la Biología estudia la evolución de las especies.
Del mismo modo que algunas especies biológicas sobreviven y evolucionan adaptadas a su ambiente mientras que otras se extinguen y desaparecen, las ideas -cuyo ambiente son todos los medios por los que los humanos guardan y transmiten información- pueden tener una existencia exitosa en el tiempo y en el espacio, o breve y limitada. Cuando los estudiosos de la Memética hablan de ideas se refieren a todas las manifestaciones culturales, desde el gusto por mascar chicle o usar gorras de lado, hasta las religiones y las formas de gobierno.
La palabra memética viene de ‘meme’; un termino acuñado por el biólogo Richard Dawkins en su libro El gen egoísta de 1976. Un meme es como un gene, pero mientras que el gene es una unidad de ADN que se copia de generación en generación, un meme es una unidad de información que se copia de un medio a otro. Medios que pueden ser cerebros humanos, libros o memorias magnéticas.
Al igual que los genes, los memes evolucionan, compiten entre sí, extienden su hábitat, sobreviven y eventualmente pueden desaparecer. Pero a diferencia de los genes, los memes no solo se trasmiten ‘verticalmente’ de generación en generación, sino también se transmiten ‘horizontalmente’ de una persona a otra. Esto hace que la difusión y evolución de ciertas ideas exitosas pueda ser muy rápida, cuestión de días. A diferencia de la evolución de los genes que tarda miles de años.
Desde el punto de vista de la Memética los humanos estamos sometidos a dos procesos evolutivos simultáneos: la evolución biológica que compartimos con todos los seres vivos; y la evolución cultural exclusiva humana; o casi exclusiva, porque algunos mamíferos y algunas aves son capaces de imitar y por lo tanto de transmitir memes de un individuo a otro.
Un buen ejemplo de meme son esas cartas que ofrecen una recompensa a quien haga diez copias y las envíe a otras personas. La carta en sí es un meme que tiene un mecanismo para reproducirse, la instrucción específica. Otros memes son algunas presentaciones con ideas inspiradoras y hermosas imágenes que llegan a nuestro correo electrónico y nosotros decidimos enviar a nuestros amigos que a su vez las reenviarán.
La Memética proporciona herramientas teóricas para el estudio de la cultura humana y para la comprensión de fenómenos como la adaptación de las personas a sus ambientes culturales. Podría ser considerada provechosa para todos los estudiosos de la ciencias humanas: sociólogos, psicólogos, antropólogos, educadores, comunicólogos, etc. Un buen lugar para empezar se encuentra en http://evolutionary-philosophy.net/library.html#culture
Como ciencia, la Memética está en el proceso de nacer. Existen grupos de estudiosos, existe un Journal dedicado a la ciencia, hay una gran cantidad de libros, hay teóricos y filósofos de la ciencia que la van conformando. Pero aun no sabemos de escuelas en las que se estudie formalmente. Como todas la ideas, la Mémetica debe luchar por su existencia.

jueves, octubre 11, 2007

Incluyentes de clóset

Autora: Celine Armenta
Publicación: E-Cnsulta, 11 de octubre 2007
Desde que hace 13 años firmamos como nación la Declaración de Salamanca, México ha creado buen número de políticas orientadas hacia la inclusión educativa. Los avances reales han sido lentos e inconstantes. Los ideales de inclusión social y educativa cobran más y más espacios diversos ámbitos, y nada permite prever que su presencia vaya a disminuir. Pero no podemos decir que hoy somos un país más incluyente de lo que éramos hace una década. O quizás sí lo seamos pero no queremos que se note; quizás hemos gritado durante tantos años que ser mexicano es ser nacionalista a ultranza y machista de corazón, que ahora no sabemos cómo empezar a derrumbar la xenofobia, la misoginia, la homofobia y la discriminación contra indígenas y discapacitados. Quizás seamos incluyentes y tolerantes de clóset; escondiditos, para que nadie lo note.
El Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, en el capítulo dedicado a igualdad de oportunidades, establece el otorgamiento de “apoyo integral a las personas con discapacidad para facilitar su integración a las actividades productivas y culturales”; y las garantías para que “accedan a servicios educativos de calidad que propicien su inclusión social y su desarrollo pleno”. El Plan anterior tenía similares contenidos; y el anterior a él también. Pero mirando a nuestro alrededor podemos constatar que nada, o casi nada ha cambiado.
La constitución política claramente expone que: “ Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico nacional, género, edad, capacidades diferentes, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, preferencias, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menospreciar los derechos y libertades de las personas”.
En el terreno educativo ya han egresado varias generaciones formadas con el modelo de integración. Este modelo pretende algo más que colocar juntos a todos los niños, sin importar sus capacidades. Lo que pretende es ir educando en la diversidad, de manera que los niños aprendan desde pequeños que la diversidad es la realidad; y que su riqueza debe celebrarse. Al menos en principio, la integración educativa debería formar personas preocupadas por mejorar la sociedad para que no excluya a nadie. Pero por más que me esfuerzo, no encuentro signos de optimismo. No, al menos, desde la sociedad en su conjunto; aunque debo reconocer los esfuerzos de individuos y colectivos que desde la militancia y organización, están luchando por una sociedad más incluyente.
Y es precisamente uno de estos sujetos, investigador y portavoz de otros, quien ha denunciado una de las manifestaciones más evidentes de intolerancia en México. Se trata del periodista Fernando del Collado, quien acaba de publicar Homofobia, donde da cuenta de los extremos a los que llega el odio hacia gays y lesbianas en nuestro país.
El libro da cuenta de los 387 asesinatos de homosexuales, cometidos entre 1995 y 2005. La identidad de las víctimas, varones en su mayoría, y la naturaleza homofóbica de sus asesinatos no deja lugar a dudas: son crímenes causados por la homofobia. La mayoría de estos crímenes no tuvieron seguimiento, y no hay manera de saber si al menos durante algún tiempo se buscó a los culpables. Un número reducido quedó bien documentado, y con ellos Fernando del Collado documenta los prejuicios que plagan los expedientes; así como los escasos o nulos resultados.
De todos estos casos, el autor eligió siete para detallar el calvario de los deudos, la negligencia que priva en las investigaciones, la saña de las ejecuciones, y la impunidad que parece ganar siempre.
Homofobia es un libro doloroso en cada una de sus páginas. Destaca, por ejemplo, el cinismo de un asesino serial que tras haber secuestrado, extorsionado, torturado y asesinado a 5 jovencitos gays, se enfrenta a las cámaras diciendo que se siente orgulloso de haber luchado contra una lacra social. Pero aún más doloroso es el recuento de las docenas de cuerpos abandonados en morgues de distintas ciudades del país y sepultados en fosas comunes, porque las propias madres y padres de estos adolescentes, jóvenes y adultos, no pudieron vencer sus odios, sus miedos, sus prejuicios.
¿Lo peor? Que los delitos de odio no están tipificados; que la saña que los caracteriza se pasa por alto; que las burlas y el desprecio de los agentes de la justicia son lo habitual en averiguaciones e investigaciones.
¿Estaremos mejorando en tolerancia, inclusión y demás? Yo lo dudo. Lo dudo muy seriamente.

miércoles, octubre 10, 2007

EDUCAR PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA

Autora:Mtra. Laura Rodríguez M.
Publicación: Síntesis, pendiente

En la búsqueda frenética por lograr la calidad educativa, los administradores de este campo se han olvidado que la educación, más que pretender la calidad de sí misma está encaminada a procurar la calidad de vida de las personas.
En efecto, las iniciativas para mejorar la calidad de vida de las personas están dirigidas principalmente a los adultos. Niños y adolescentes han quedado relegados de este proceso. Además, dada la visión futurista de la tarea escolar, en la cual se considera que la escuela tiene como función principal preparar a niños y jóvenes para la edad adulta, por lo que se centra en metas tales como el incremento de la eficacia de las escuelas o del nivel de logros de los estudiantes, se ha prestado poca atención a la calidad de vida en el ámbito escolar.
De ahí la necesidad de que profesores, autoridades, padres de familia y la comunidad en general presten atención a la calidad de vida de los alumnos y la procuren en el ámbito escolar.
La calidad de vida es la combinación de las condiciones de vida de una persona (cómo vive), su satisfacción en estas condiciones (cómo se siente en relación a cómo vive) y la forma en que valora esas condiciones con respecto a sus valores, aspiraciones y expectativas (cómo valora la forma en que vive).
También se relaciona con el concepto que la persona tiene de las condiciones de vida que desea tener, vinculadas con el bienestar material, físico y emocional, el desarrollo personal, las relaciones interpersonales, la capacidad de autodeterminación, la inclusión social y derechos. De ahí que en las escuelas sea fundamental promover la reflexión en torno a tales conceptos y aspiraciones.
La calidad de vida está explícitamente orientada a la persona en la complejidad de sus necesidades y aspiraciones. A través de ella se expresa la dignidad de la persona y se posibilita la construcción de sentido del proceso vital y la historia personal de cada uno. Así mismo, compromete a la persona con sus semejantes y con el entorno que le rodea, pues es sólo con los otros y con lo otro como se puede lograr la calidad de vida a la que se aspira.
En efecto, al buscar el mejoramiento de la propia calidad de vida se asume la propia responsabilidad frente al otro, pues este proceso impulsa a mantener la atención, la presencia, y la búsqueda de medios para mejorar la calidad de vida de uno mismo y de los demás. De este modo, conduce al reconocimiento de la dignidad del otro en su máxima fuerza y en su máxima vulnerabilidad así como a la toma de conciencia respecto a la alteridad y a la trascendencia del otro.
Estos planteamientos permiten reconocer la importancia de incorporar la reflexión y la acción encaminadas a mejorar la calidad de vida de los estudiantes, de los profesores y de la comunidad escolar a la tarea educativa.
Los beneficios derivados de calidad de vida como intencionalidad en la labor escolar deben impactar y relacionarse con la mejora de la planificación educativa, el desarrollo de modelos específicos de evaluación de programas centrados en la persona, y el incremento de la participación de los alumnos, en los procesos y decisiones que les afectan.
En concreto, se pueden implementar algunas estrategias para favorecer la calidad de vida de los estudiantes, como las que se mencionan a continuación:
- Insertar en el currículo experiencias significativas que contribuyan al desarrollo, concientización y dignificación de los estudiantes.
- Generar climas de aprendizaje positivos a través de los cuales los estudiantes disfruten y promuevan su desarrollo en el conocimiento, la creatividad, el esfuerzo, el trabajo en equipos y el cumplimiento de las normas de convivencia.
- Asegurar que los estudiantes experimenten logros positivos, y se sientan motivados y reconocidos como son, reconocidos en su dignidad y en sus cualidades personales.
- Proporcionar a los estudiantes tanta autonomía como sea posible, en condiciones adecuadas, para que tomen decisiones y hagan elecciones responsables.
- Asegurar un ambiente escolar en el que los estudiantes experimenten un creciente sentimiento de autoestima, de autovaloración y de respeto hacia sí mismo, hacia los demás y hacia la naturaleza.
- Promover un ambiente en el que las relaciones personales sean constructivas en lo intelectual, afectivo y moral, de modo que lleguen a convertirse en relaciones de amistad.
- Proporcionar un ambiente libre de daño físico y moral.

jueves, octubre 04, 2007

Consenso para trabajar; No para festejar

Autora: Celine Armenta
Publicación: La Jornada de Oriente, 4 de octubre 2007

Nuestros representantes federales están trabajando, aunque no siempre reciban andanadas de publicidad. Por ejemplo, poco ruido hubo el pasado 27 de septiembre, cuando con 78 votos en favor y ninguno en contra, la Cámara de Senadores ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que la ONU propuso para asegurar la inclusión y participación de todos.
La Convención ratificada por el senado es ambiciosa y su cumplimiento cabal no será fácil. Tomemos en cuenta, por ejemplo, que el Vaticano se ha negado a ratificar la Convención por considerar inaceptable “el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud que tengan en cuenta las cuestiones de género . . . incluso en el ámbito de la salud sexual y reproductiva”. ¿Esto creará resistencia en México?
La decisión del Senado es trascendente. Nos ha comprometido, como nación, a asegurar “el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones” y a que “puedan ejercer el derecho a la libertad de expresión y opinión . . . mediante cualquier forma de comunicación que elijan”. Esto habla, entre otras cosas, de empezar a aprender y a usar el lenguaje de señas y el alfabeto Braille. ¿Lo haremos, siendo que hemos ignorado las lenguas indígenas hasta ahora? ¿O bien, aprovecharemos el impulso de esta ratificación para empezar, ahora sí, a aprender y a usar las lenguas indígenas?
No será fácil; esto es claro. Pero el Senado fue contundente: “Al ratificar esta Convención, los Estados Unidos Mexicanos refrendan su compromiso [de] generar condiciones que permitan a toda persona desarrollarse de modo integral, así como ejercer sus derechos y libertades plenamente y sin discriminación”.
Formalmente, por ahora, en poco o nada mejorará la vida del millón de mexicanos con discapacidad. Falta armonizar las legislaciones locales, como señaló el presidente del Conapred, Gilberto Rincón Gallardo. Pero sobre todo, falta armonizar nuestras mentes y corazones, y transformar desde la educación hasta los medios de comunicación. Esta es la parte nodal del compromiso: generar una cultura nueva e incluyente, distinta a la que reflejó la Encuesta Nacional de Discriminación que nos demostró hace dos años que muchos mexicanos discriminamos abiertamente, o con acciones paternalistas, a quienes consideramos diferentes.
Por ello afirmo que el consenso del Senado no invita a celebrar, sino a cuestionarnos al interior de nuestras escuelas, nuestras empresas, nuestras familias y nuestras conciencias individuales: ¿nos sumamos a esto que ya se conoce como el primer tratado de derechos humanos del siglo XXI, o seguimos discriminando? La inclusión de todos y la celebración de la diversidad son elementos nodales del desarrollo sostenible; las naciones que han incorporado a su cultura y políticas estos conceptos, están asegurando horizontes de esperanza. ¿Los incorporaremos nuestras conductas y decisiones diarias? Ojalá; ojalá.

EL HURACAN DEAN Y LA FIESTA

Autora: Ma. Eugenia Sánchez D. de R.
Publicación: E-Consulta, 4 de Octubre 2007

En los muchos años que viví en una comunidad indígena de la Sierra Norte de Puebla, dos rasgos de los maseuales me marcaron, creo yo que para siempre: su capacidad de enfrentar la precariedad y el desastre, y su confianza en el "mañana".

Después de la helada de 1989 que acabó con las plantas de café, principal recurso económico de la zona, y que fue acompañada de la desregulación del precio del aromático a nivel internacional, yo me preguntaba con angustia cómo iba la población a enfrentar la situación. Si bien es cierto que las actividades múltiples que juntos habíamos llevado a cabo desde 1973, actividades productivas, educativas, de salud, organizativas, de vínculos hacia el exterior, amortiguaban las consecuencias de ambos desastres el "natural" y el "social", eso no era suficiente. Lo que pude observar y compartir en el post-desastre me pareció notable, notable la rapidez con la que los grupos domésticos se reorganizaron para reforzar las acciones productivas que ya hacían: elaboración de artesanías, trabajo de guías de turistas por parte de los niños, mujeres jóvenes emigrando temporalmente como empleadas domésticas, muchachos formando conjuntos musicales, hombres y mujeres reforzando los cuidados de la milpa y de los árboles de pimienta, utilización creativa de los apoyos del exterior. La flexibilidad mental, la entereza emocional, la habilidad para hacer frente a lo que ha sido su vida durante siglos, una incertidumbre en la precariedad me parecieron asombrosas. Pero más aún la capacidad de continuar celebrando la vida.

Sin caer en romanticismos que no ayudan a nadie, uno se pregunta de qué espacios profundos de su ser, de su "yolo" y de su "tonal"; de qué resortes culturales que provienen del "Talocan" y de San Miguelito , se nutren para adquirir esa fuerza para sobrevivir y celebrar.

18 años después de la helada y 8 después de las inundaciones de 1999, el
Huracán Dean llegó a la Sierra Norte de Puebla con una fuerza que no se esperaba. Los ancianos y ancianas de la comunidad cuentan que nunca había ocurrido un fenómeno semejante. "Era como una licuadora que parecía que iba a llevarnos a todos". Volaban los árboles, la lluvia se desplazaba horizontalmente y se desprendían los techos de muchas de las casas. Al día siguiente fue necesario, no sin cierto ritual de duelo, terminar de tirar el inmenso árbol secular que vigilaba la plaza principal. Los árboles de pimienta, uno de los principales recursos económicos actuales de la población, fueron arrancados por el viento como si se tratara de "desyerbar" una milpa. El local en el que suele ensayar la banda de la comunidad, en el que se organizan cursos diversos, se convirtió en albergue para aquellos cuya casa quedó inhabitable. Y después la lluvia incesante y el arribo de "Lorenzo" siguieron dejando su huella. Suficiente para desanimar al más bien plantado.

Pero se acercaba la fiesta del pueblo, el 29 de septiembre, y la población se organizó, para rehacer sus casas y para celebrar la fiesta. Es cierto que hubo que eliminar actividades festivas que se hacen en otros años, pero de ninguna manera lo esencial. Y así, llegó el gran día. Había 17 danzas: Negritos, Santiagos, Quetzales, Voladores, Moros, Tejoneros, Migueles; procesión por todo el pueblo, campeonatos de basket ball, puestos de tacos, garnachas, dulces, helados; vendedores de cacerolas y cobertores; la banda que no dejaba de tocar. Mucha gente, mujeres y hombres de todas las edades, de blusas bordadas y enaguas, de calzón blanco y huaraches, de blue jeans y tenis, de cachucha o sombrero, mole en la casa del mayordomo y los “tenientes”. Por todas partes había color y vida, inmersos en esa religiosidad que articula el temor y la alegría, las promesas y los miedos, el Talocan y San Miguelito. Después de un mes del huracán Dean, tal parece que de la desolación emergía la vida en esa comunidad náhuat, tal parece que es cierto aquello de que “la esperanza surge de la quebrantada condición humana”.

martes, octubre 02, 2007

EDUCAR PARA UN MUNDO MEJOR.

Autor: Martín López Calva
Publicación: Síntesis, Pendiente

“La renuncia al mejor de los mundos no es de
ninguna manera la renuncia a un mundo mejor”.
Edgar Morin

La educación genera a la sociedad que la genera. Esta es la idea compleja con la que hoy debemos ver la relación del sistema educativo con la realidad social si queremos comprender de manera acertada el fenómeno educativo que es siempre al mismo tiempo un producto de la sociedad establecida y un generador de renovación social.
Por lo tanto si se persigue la construcción de una sociedad-mundo que trascienda la crisis en que hoy vive la especie humana, es necesario trabajar por la transformación de la educación. Pero para lograr esta transformación de la educación es necesario impulsar al mismo tiempo una transformación profunda de la sociedad.
El camino hacia esta mutua transformación requiere del compromiso de todos los actores sociales y de todos los sujetos involucrados en la educación, pero lo más complicado es que supone una moral alta para poder dinamizar el círculo virtuoso del cambio educativo para el cambio social.
Los tiempos que corren en el mundo y en nuestro país no parecen ser propicios para emprender esta tarea transformadora porque estamos en una situación de gran desmoralización en la sociedad y esta baja moral se refleja de manera inevitable en el sistema educativo.
Porque la época en que vivimos es una época sin utopías, una etapa de la historia en la que la humanidad ya no cree en la posibilidad de construir “el mejor de los mundos” y parece por ello renunciar al reto cotidiano de construir “un mundo mejor”.
Pero la educación está intrínsecamente ligada a la esperanza. Educamos porque creemos en las posibilidades de mejoramiento del ser humano y en las posibilidades de desarrollo de la humanidad.
Resulta por ello imprescindible que los diversos actores que intervienen en el proceso educativo –padres de familia, estudiantes, profesores, directivos, gobernantes, investigadores, formadores de maestros, etc.- remonten la desmoralización imperante y vuelvan a asumir el desafío de transformar a la sociedad desde la trinchera educativa.
Para poder emprender este camino es necesario dejar atrás visiones simplificadoras y destructivas como:
-La visión ingenua tradicional que ignora la orientación e influencia social, política y cultural que tiene todo conocimiento.
-La visión de la adaptación acrítica al sistema vigente en la que se plantea abiertamente la relación educación y sociedad en términos funcionales: el sistema educativo es creado para servir al sistema social por lo cual tiene que enfocarse al mantenimiento del orden establecido.
-La visión determinista de la reproducción en la que se afirma que toda educación está irremediable y absolutamente determinada por las estructuras sociales y los grupos que detentan el poder por lo que es prácticamente imposible intentar cualquier cambio.
-La visión de la liberación utópica que surge como oposición a las visiones deterministas y a las de adaptación acrítica pero cae a menudo en las miradas en blanco y negro acerca de lo social y en las posturas radicales del “todo o nada” que conducen a la impotencia o la frustración.
Frente a estas visiones simplificadoras que impiden una trans-formación educativa acorde con el cambio de época, resulta indispensable generar una visión compleja de la relación educación-sociedad que tendría que sustentarse en:
1.-La aceptación de que el conocimiento está unido por todas partes a la estructura de la cultura y de la organización social y que por lo tanto es imposible pensar en una educación aislada o neutral frente al fenómeno social, cultural y político.
2.-La comprensión profunda y convencida de que esta liga irrenunciable entre conocimiento y sociedad, genera no solamente que el conocimiento sea determinado y producido por las condiciones socio-políticas y culturales sino también determinante y productor de estas condiciones.
3.-Una toma de postura firme al carácter reproductor-liberador o liberador-reproductor de la educación frente al fenómeno social y a la necesidad de que el sistema educativo sea un actor social dinámico y responsable.
4.-Una actitud de compromiso complejo que reconozca que la educación tiene un papel conservador y un papel revolucionante de la cultura.
5.-Una posición de vanguardia y retaguardia que asuma que el sistema educativo tiene que ir delante y detrás del proceso social, de manera que juegue un papel de reflexión sosegada de los fenómenos sociales y también de vanguardia creativa que visualiza nuevos horizontes sociales.
6.-Una conciencia operante acerca de la realidad de que el conocimiento es poder y da poder en esta época de la “sociedad de la información”, que conduzca a una activa orientación del sistema educativo hacia la democratización del conocimiento.
Solamente así podremos retomar el camino para regenerar el círculo virtuoso que nos conduzca a educar para un mundo mejor.