jueves, octubre 04, 2007

Consenso para trabajar; No para festejar

Autora: Celine Armenta
Publicación: La Jornada de Oriente, 4 de octubre 2007

Nuestros representantes federales están trabajando, aunque no siempre reciban andanadas de publicidad. Por ejemplo, poco ruido hubo el pasado 27 de septiembre, cuando con 78 votos en favor y ninguno en contra, la Cámara de Senadores ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que la ONU propuso para asegurar la inclusión y participación de todos.
La Convención ratificada por el senado es ambiciosa y su cumplimiento cabal no será fácil. Tomemos en cuenta, por ejemplo, que el Vaticano se ha negado a ratificar la Convención por considerar inaceptable “el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud que tengan en cuenta las cuestiones de género . . . incluso en el ámbito de la salud sexual y reproductiva”. ¿Esto creará resistencia en México?
La decisión del Senado es trascendente. Nos ha comprometido, como nación, a asegurar “el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones” y a que “puedan ejercer el derecho a la libertad de expresión y opinión . . . mediante cualquier forma de comunicación que elijan”. Esto habla, entre otras cosas, de empezar a aprender y a usar el lenguaje de señas y el alfabeto Braille. ¿Lo haremos, siendo que hemos ignorado las lenguas indígenas hasta ahora? ¿O bien, aprovecharemos el impulso de esta ratificación para empezar, ahora sí, a aprender y a usar las lenguas indígenas?
No será fácil; esto es claro. Pero el Senado fue contundente: “Al ratificar esta Convención, los Estados Unidos Mexicanos refrendan su compromiso [de] generar condiciones que permitan a toda persona desarrollarse de modo integral, así como ejercer sus derechos y libertades plenamente y sin discriminación”.
Formalmente, por ahora, en poco o nada mejorará la vida del millón de mexicanos con discapacidad. Falta armonizar las legislaciones locales, como señaló el presidente del Conapred, Gilberto Rincón Gallardo. Pero sobre todo, falta armonizar nuestras mentes y corazones, y transformar desde la educación hasta los medios de comunicación. Esta es la parte nodal del compromiso: generar una cultura nueva e incluyente, distinta a la que reflejó la Encuesta Nacional de Discriminación que nos demostró hace dos años que muchos mexicanos discriminamos abiertamente, o con acciones paternalistas, a quienes consideramos diferentes.
Por ello afirmo que el consenso del Senado no invita a celebrar, sino a cuestionarnos al interior de nuestras escuelas, nuestras empresas, nuestras familias y nuestras conciencias individuales: ¿nos sumamos a esto que ya se conoce como el primer tratado de derechos humanos del siglo XXI, o seguimos discriminando? La inclusión de todos y la celebración de la diversidad son elementos nodales del desarrollo sostenible; las naciones que han incorporado a su cultura y políticas estos conceptos, están asegurando horizontes de esperanza. ¿Los incorporaremos nuestras conductas y decisiones diarias? Ojalá; ojalá.

No hay comentarios.: