martes, diciembre 11, 2007

SENTIDO CONTRARIO.

Autora: Ma. Eugenia Sánchez D. de R.
Publicación. E-Consulta, 11 de diciembre 2007.


Muy oportunamente llega a nosotros el libro de Luis Hernández Navarro: Sentido contrario,
Vida y milagros de rebeldes contemporáneos, después del golpe que la SCJN ha dado a los niños y niñas de México, a los periodistas valientes y honestos, a los defensores de derechos humanos y a la sociedad entera.

Resistencia es la palabra clave para identificar el espíritu del libro y de los personajes que en él aparecen. Son 45 aunque hay 3 imaginarios, y algunos anónimos.

Se trata, como dice el autor, de retratos hablados; de vivos y muertos que juntos tejen algo tan escaso en estos tiempos: dignidad y sentido existencial.

Todos ellos se han caracterizado por estar “fuera de lugar”, y precisamente por ello han sido capaces de interpelar, de engendrar, de provocar una resistencia creativa, y de acotar al poder. Han hablado y actuado desde el periodismo, desde la lucha sindical, desde las organizaciones campesinas e indígenas, desde el arte, desde la academia, desde la defensa de la alimentación o las identidades, pero sobre todo desde la DIGNIDAD. El libro es un libro sobre la dignidad.

El autor, lo mismo nos habla de José Bové, agricultor, criador de ovejas y productor de queso Roquefort, que logra colocar la cuestión alimentaria en el centro de la agenda política mundial., que de Lee Kyung Hae quien, después de haber luchado toda su vida por defender la cultura del arroz, se clava una navaja suiza en el corazón durante la Quinta Reunión Ministerial de la OMC en Cancún.

Se relata esa lucha contra un progreso que no incluye a los campesinos, ese grito de “No todo está en venta” ante el decreto expropiatorio del 22 de octubre de 2001 en Atenco y de la venganza del poder el 3 de mayo del 2006.

Cuenta que Don Pablo González Casanova fue enviado a Alemania por sus padres para estudiar química con el objetivo de convertir la hacienda familiar en un complejo agroindustria, y regresó a México siendo filólogo y socialista. Nos introduce a la vida de del reconocido profesor del MIT, Noam Chomsky, uno de los críticos más radicales de la política exterior estadounidense y de Edward Said cuya valiosa producción es un elogio a la resistencia.

Están presentes literatos como Paco Ignacio Taibo II que dice que “La única salud es la salud mental y la única manera de preservarla es no creerle nunca al Estado mexicano;” músicos como Manu Chao, cuya música es un”homenaje al hibridismo cultural, a la fusión de la diversidad y al respeto a la diferencia”; poetas como Juan Bañuelos y Tomás Segovia.

Hay historias que resuenan con fuerza actualmente, como la del asesinato del maestro Misael Núñez, uno de los más combativos dirigentes de la disidencia sindical democrática del magisterio, combatida sin piedad por Elba Esther Gordillo. Historias de periodistas como Manuel Vázquez Montealban, Robert Fisk y Brad Hill asesinado en Oaxaca,

Nos cuenta acerca del quehacer de hombres de la política como Horacio Labastida, Heberto Castillo y Amado Avendaño. Aparece Evo Morales, quien para sobrevivir cultivó papa y coca, crió alpacas, tocaba la trompeta, fabricaba ladrillos y era panadero.

Rosario Ibarra de Piedra no podía faltar, esa mujer que generó una obra fecunda desde el dolor de sus entrañas. Eureka ha logrado recuperar a 148 personas desaparecidas, y la liberación de 1500 presos políticos.

Los movimientos indios y campesinos se han nutrido del pensamiento y la acción de intelectuales indios notables como Floriberto Díaz y Francisco López Bárcenas, quienes ocupan un lugar importante en el libro, así como el Subcomandante Marcos y la Marcha del Color de la Tierra que reunió en el Zócalo “a los difuntos, y los vivos, los viejos y los nuevos luchadores, los del norte y los del sur de México, los iguales y los diferentes”.

Dice el libro que Arundhati Roy sonríe siempre, y habla de esa notable mujer que saltó a la fama de la noche a la mañana con su novela El Dios de las pequeñas cosas. La literata y activista hindú confiesa tres secretos de su sabiduría de vida: Rehusar a ser una víctima, no permitirse ser infeliz y tener siempre en mente la propia insignificancia.

Luis Hernández habla también de la comandanta Ramona, entrañable mujer a quien llama el bordado invisible de la esperanza, y que decía “Las mujeres vamos a creer en las palabras de paz sólo si los soldados del gobierno no están amenazando nuestras cabezas”. Ojalá y seas escuchada, Comandanta Ramona, en estos tiempos aciagos para los indios de Chiapas.

El libro Sentido Contrario es un libro que nos lleva a tocar constantemente la fuente de lo humano, la orilla de la vida y de la muerte, las tres heridas como dice el poema de Miguel Hernández y la canción de Serrat: la de la vida, la del amor y la de la muerte. Y nos cuenta múltiples formas de dignificar esas heridas.

UNIVERSIDAD Y NUEVO HUMANISMO

Autora: María Isabel Royo Sorrosal
Publicación: Síntesis, pendiente.

Hace unas semanas, Fernando Montes, Rector de la universidad jesuita en Chile lanzó ideas y retos para las universidades en Guadalajara, Jalisco. Nuestro mundo se ha quebrado y surgen nuevas costumbres. Hay pesimismo y desorientación por los ideales y seguridades perdidos ¿Cómo progresar sin eliminar lo más humano? Necesitamos repensar la historia, el humanismo.
La universidad como institución de educación superior tiene la misión de formar profesionales para el funcionamiento de la nueva sociedad, pero esto no se logrará si pierde al ser humano en el intento. Aporte imprescindible de la universidad es proponer un humanismo que incorpore la tecnología y los avances científicos. Confiar en que el futuro puede ser mejor que nuestro pasado, es una gala de esperanza necesaria para seguir existiendo. Pero, ¿dónde se encuentra la energía que nos permita este anhelo? ¿Quién nos persuadirá de seguir intentando un mundo mejor para todos? Con toda humildad confieso que sólo veo como fuente de ese movimiento a Dios, ya sea reconocido como ser personal y origen de todo; o como fuerza fundante, atracción humana hacia el bien, la belleza, la verdad… Nuestra relación con Dios, las convicciones íntimas, místicas, están en proporción directa con nuestra energía y esperanza para relaciones y experiencias humanas con los otros. No se trata de evadirnos de la realidad sino de encararla desde lo más interior, lo más humano a uno mismo.
En una sociedad enferma de egoísmo, que transpira soledad por todas partes, esta intimidad fundante nos permitirá ser personas, relacionadas, y discernir los fines a los que dirigirnos, de los medios para alcanzarlos. La técnica y la ciencia son instrumentos privilegiados e ineludibles para un nuevo humanismo basado en la relación del ser humano con el Dios cuya presencia le constituye -según expresa Fernando Rielo (Madrid, 2000)- y le reclama relaciones dignas con los otros.
El pluralismo necesario y característico de lo humano también precisa renovación, formarse del respeto y diálogo, de vivencias y coherencia. Necesitamos de los otros para conocer, configurarnos y vivir. La pluralidad de búsquedas honestas y comprometidas permitirán el encuentro de culturas e ideas, más allá de las divergencias.
Las universidades necesitamos audacia, inteligencia y compromiso para redefinir un nuevo humanismo que nos permita bien vivir a todos en esta nueva época, empezando por los más necesitados.

jueves, diciembre 06, 2007

La educación: Tarea de todos.

Autor: Dr. Martín López Calva
Publicación: Síntesis, 6 de diciembre 2007

“Me pregunto cuándo –en algún
momento de las últimas décadas-
todos pusimos lo que estaba de
nuestra parte para acercarnos
al borde del precipicio”.
Pablo Latapí.**

Mucho se ha dicho y escrito en los últimos tiempos sobre el deficiente estado de nuestra educación. Los resultados de las pruebas internacionales y nacionales que evalúan el desempeño de los estudiantes en las distintas asignaturas muestran resultados preocupantes.
¿Cómo visualizar un mejor futuro si las futuras generaciones no están siendo preparadas adecuadamente para responder a los retos que el mundo está presentando?
Difícil sin duda se presenta el futuro y podríamos pensar, como el Dr. Latapí, que “nos encontramos al borde del precipicio”.
¿Quién tiene que asumir la responsabilidad de esta desastrosa condición actual de nuestro sistema educativo?
Normalmente se tiende a pensar en que toda la responsabilidad recae la Secretaría de Educación Pública, o bien en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, organismos que tienen sin duda una buena parte del compromiso de mejora de los procesos educativos y que han dado muestras de no avanzar en la dirección deseable.
Sin embargo, como afirma también Latapí en la cita que encabeza este artículo, es necesario preguntarnos “en qué momento, TODOS PUSIMOS lo que estaba de nuestra parte…” para caminar en esta dirección negativa.
Porque la responsabilidad por la calidad de la educación no es exclusiva del gobierno o del sindicato magisterial. Tampoco es cuestión solamente de la voluntad de los profesores o los directores escolares. La calidad de la educación es un objetivo que requiere de la participación de toda la sociedad.
Cada uno de los sectores de la sociedad tiene un papel distinto pero esencial para el mejoramiento del sistema educativo.
¿Cómo construir participación social para el mejoramiento de la calidad de la educación?
Esta es la tarea reflexiva que corresponde emprender. Es por ello que el “Observatorio ciudadano de la educación”, organiza, con la colaboración del doctorado interinstitucional en educación de la Universidad Iberoamericana Puebla, el “Foro ciudadano de participación social en la educación: del análisis a las propuestas” que se realizará el viernes 25 de enero de 2008 en la ibero Puebla.
Ojalá que este espacio y muchos otros en este mismo sentido, puedan contar con la participación de todos los que estamos comprometidos con la construcción de una mejor educación.

**Pablo Latapí Sarre: “¿Recuperar la esperanza? La investigación educativa entre pasado y futuro”.Conferencia de clausura. IX Congreso Nacional de Investigación Educativa. Mérida, Yuc., 5-9 de noviembre de 2007.

martes, diciembre 04, 2007

Las Nuevas Autoridades de la Lengua y de la Política

Autor: Rodrigo Saldaña Guerrero
Publicación: E-consulta, 4 de diciembre 2007

Vamos cayendo en la cuenta de qué es lo que anda mal en la política mexicana. El problema está en que no hablamos el mismo idioma. Algunos de nosotros aprendimos castellano oyendo a nuestra familia y leyendo a autores como Alfonso Reyes y Menéndez Pelayo, como Ortega y Gasset y Gabriel Zaíd. Creíamos saber a que atenernos leyendo u oyendo a los actuales gurús de la cultura y de la política, pero nos equivocamos. Desde su olímpico pedestal académico personajes como Fernando Escalante Gonzalbo y la reina de Alicia en el País de las Maravillas nos aclaran las cosas. La reina, se recordará, dijo que las palabras significan lo que ella quería que significaran; “quién es el que manda”, dijo.

Vean esta perla del gurú Escalante Gonzalbo: “El derecho de manifestación en México incluye patadas, insultos, amenazas, pedradas, ocupación de edificios, grafiti, bloqueos, y a veces también machetes y cocteles molotov”. Muérete de envidia, Evo Morales. Eso es poder. El gurú ni se molesto en aparentar que convocaba a una Asamblea Constituyente. Simplemente, decretó, y las garantías individuales quedaron suspendidas. Y eso es lo que preocupa cuando los gurús titulares y sus huestes de gurús aspirantes hablan de represión a las protestas. Baste con recordar a los atenquenses que secuestraron a un funcionario gubernamental y le ataron explosivos al cuerpo y que, nos dicen esos profetas, de ninguna manera deben ser tratados como delincuentes comunes. Son luchadores sociales y deben ser tratados con consideración. Ni una palabra de que, además son peligrosos.

No se agota allí la creatividad del gurú Escalante Gonzalbo. Vean esto: Los invasores de la catedral de México, hicieron más o menos lo que hacen siempre, sólo que constituidos como comisión de investigación para preguntar por el repique de campanas. En toda la información que ustedes han visto y oído sobre la famosa invasión, ¿detectaron que esos señores hicieran alguna pregunta sobre las famosas campanas?. El señor Escalante Gonzalbo podría haberse ahorrado mucha saliva y mucha tinta decretando simplemente: la política es un juego de ajedrez en el que la “izquierda” da mate cuando se le da la gana. Lo más curioso es que se supone que este señor es un gurú del liberalismo y de la democracia…
El gurú nos asegura que las personas son respetables, pero que las creencias no lo son. Más aún, pueden ser inicuas. Por momentos uno se pregunta si el desprecio del gurú por algunas creencias no incita al desprecio por los que las sostienen. Pero hay además una cierta contradicción entre este escepticismo con respecto a las opiniones y el dogmatismo con el que el gurú decreta que los invasores de la catedral no tenían intención antirreligiosa alguna. ¿Cómo lo sabe?. Faltaba más, ¿para que hay papas liberales si no es para saberlo todo sin mezcla de error…

Episodios como éste nos enseñan los abismos de incomunicación que separan a los mexicanos, sobre las tareas no hechas, sobre la fragmentación de nuestra sociedad, sobre la fragilidad de la cultura y la ética que supuestamente compartimos todo. Tal vez reflexionar sobre esto nos ayudaría a ver algo de luz en el obscuro caso de la SCJ vs. Derechos Humanos. De momento se nos ocurren las siguientes reflexiones:

Encomendar a un tribunal una tarea muy diferente de la de juzgar, en este caso la de investigar, genera graves problemas, especialmente si no se toma una serie de medidas para institucionalizar esa facultad. Como en muchos otros casos, las lagunas, las ambigüedades, las obscuridades, fueron toleradas hasta que se convirtieron en una bomba de tiempo, que finalmente explotó.
La SCJ estuvo entre los actores que permitieron esta situación, y ahora paga el precio de no haberla resuelto a su tiempo y de decidir con un criterio estrecho que no está a la altura de su misión como máximo tribunal y del significado histórico del caso. Los seis ministros responsables tomaron una decisión enormemente costosa para el prestigio de la SCJ y tal vez para el Estado Mexicano entero. ¿Sabrían lo que estaban haciendo?.
Como en el caso del nunca suficientemente ponderado Escalante Gonzalbo, los gurús han sido tan profesionalmente irresponsables, obscuros y absurdos como los políticos y los jueces. Parte de la razón para eso ha sido el convencernos de que como el principal beneficiario de la decisión de la SCJ fue el Pri, el culpable debe ser el PAN. Como en tantas otras ocasiones, los gurús pasaron por alto las muchas veces que el poder judicial ha emitido fallos adversos a la presidencia para reinventar a la presidencia imperial como único actor capaz de torcer el brazo de los ministros de la SCJ.
Se ha pasado por alto que lo que la SCJ hizo y podía hacer, no era juzgar. No podía ni condenar ni absolver. Fuera cual fuera su decisión, devolvía la pelota a quienes si pueden juzgar. La Cámara de Diputados, que pidió la intervención de la Corte, se enfrenta a la responsabilidad de antes y de ahora: decidir sobre el juicio político a Marín. Y las policías locales de todo el país (no sé si las federales) se enfrentan con la de ver lo que está ante su nariz: los delitos contra los menores de edad que ellas no saben ver y que los reporteros encuentran con gran facilidad.

Tal vez este último punto sea lo que los gurús, autonombrados dirigentes de la Opinión Pública, han dejado que se pierda de vista. La SCJ pagará sus errores con un gigantesco desprestigio, mientras la Cámara de Diputados del Deshonroso Congreso de la Unión y las policías y procuradurías deberán pagar los suyos… si es que los gurús y la desorientación de la Opinión Pública no los salvan. Los cínicos y los sádicos disfrutarán pensando en las perlas de sabiduría que los pares de Escalante Gonzalbo derramarán en este caso, mientras la justicia, la claridad de lenguaje y la historia lloran en un rincón.

PÉSAME .... Y AGRADECIMIENTO

Autores: Ma. Eugenia Sánchez D. de R. y Eduardo Almeida Acosta.
Publicación: La jornada de oriente, 4 de Diciembre 2007

Pésame a los niños y niñas de nuestro país porque en el futuro estarán en mayor peligro de caer en manos de las redes de pederastia protegidas por gobernantes y finalmente encubiertas por la reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Pésame a Lydia Cacho por una nueva injusticia de la que ha sido víctima.

Pésame a los defensores de derechos humanos porque ha quedado claro que seguirán corriendo el riesgo de ser tratados como delincuentes.

Pésame a los ciudadanos y ciudadanas de México porque la impunidad continuará siendo parte central de nuestra vida, y porque nada menos que la SCJN nos ha enviado el mensaje de que ante los intereses particulares de los poderosos no hay nada que hacer y que el servilismo parece ser el único mecanismo de protección que queda.

Pésame a todo el país porque ha quedado evidenciada, una vez más, la inconsistencia de las instituciones.

Gracias a los ministros Juan Silva Meza , Genaro David Góngora Pimentel, José Ramón Cossío Díaz y José de Jesús Gudiño Pelayo por su sabidurúa jurídica, su compromiso ético y su valentía. Son esperanza para avances serios en nuestro sistema de justicia y en la formación de estudiantes de Derecho.

Gracias a Lydia Cacho por " no dejarse arrebatar la voz y la palabra" y seguir "creyendo en el papel del periodismo como linterna del mundo". " Los derechos humanos no se negocian", dice Lydia y estamos con ella.

viernes, noviembre 30, 2007

INVESTIGACIÓN Y COMPLEJIDAD PARA LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI. I

Autores: Benjamín Ortiz Espejel y Gerardo Tapia Hervert
Publicación: La Jornada de Oriente, 30 de Noviembre 2007

El principio rector de la investigación en la universidad consiste en caracterizar e interpretar aquellos fenómenos que son clave de la actual situación nacional
Ignacio Ellacuría. Escritos Universitarios
Considerando la complejidad de la época que nos ha tocado vivir, hoy más que nunca, se requiere de una universidad que realice investigaciones interdisciplinarias. Las aproximaciones disciplinarias, si bien valiosas y necesarias, muestran hoy sus limitaciones, sobre todo a la hora de apuntar hacia nuevos desarrollos alternativos. Un segundo aspecto sobre el cual quisieramos llamar a la atención se refiere a la percepción compartida de pérdida, de fragmentación, de la universidad.
Hoy día, existen fuertes impulsos hacia la constitución de un estilo de universidad con características como son el uso intensivo de tecnologías informáticas; la incorporación de la «virtualidad» en la enseñanza; mayor apertura al entorno, sobre todo a los sectores productivos modernos y al ámbito internacional; carreras cortas y curriculas flexibles para ajustarse a los mercados emergentes; énfasis en el desarrollo tecnológico; venta de servicios como nueva vía de financiamiento o la adopción de conceptos de «excelencia» y «competitividad», que tiene su origen en el mundo empresarial.
Se gesta un ambiente que se puede tipificar como de «hiperactualización» , y que en la universidad se manifiesta en vertiginosas innovaciones que tratan de poner al día los contenidos, las didácticas, normatividades, estructuras, organización y funcionamiento de las instituciones; se pretende también poner al día a los profesores, investigadores, orientadores, directivos y estudiantes. La tendencia « hiperactualizadora » se dirige también hacia las creencias, valoraciones, actitudes, habilidades, relaciones, capacidades y expectativas. Las universidades están siendo arrastradas por estas urgencias, nociones y modelos, mismas que se adoptan sin mucha reflexión de por medio: el objetivo es no quedarse atrás, fuera de la competencia.
Si bien estamos de acuerdo con las necesidades de innovación en una universidad, también consideramos que el núcleo del problema es otro y más complejo: identificar cuáles son nuestros retos de acuerdo a una identidad universitaria inscrita dentro de una sociedad. Esto implica pasar de la retórica y la adopción irreflexiva de las modas y novedades del momento, a la construcción de un modelo propio, desde abajo, desde la diversidad de lo local, desde la visión de personas reales que padecen la exclusión, seres no virtuales, personas que viven en las regiones, gentes en sus espacios vitales, construir la identidad de la universidad a partir de su vinculación con los problemas mas apremiantes y sensibles de la población.
¿Cómo lograr la definición de un nuevo proyecto universitario en un ambiente caracterizado por la fragmentación? La cultura de la competencia en su versión neoliberal, está minando el trabajo en equipo, la cooperación y el sentido de pertenencia a una comunidad.
El problema de la universidad frente a la complejidad actual no tiene antecedentes. Lo que está en juego no es solo la preparación de nuestros jóvenes para los nuevos y cambiantes mercados de trabajo. Es algo más profundo: la capacidad de tener algún control sobre nuestras vidas y nuestro futuro, como una nación multicultural y geográficamente diversa. Y hasta ahora, las universidades parecen alinearse bajo una lógica que obedece unilateralmente los imperativos del mercado y las fuerzas impersonales de la globalización.
La actual situación, exige a la universidad tener la capacidad de crear organizaciones académicas inéditas, con nuevas cualidades y la aptitud de establecer un diálogo permanente con la complejidad de su entorno. La idea de una nueva universidad pasa por una recuperación del papel fundamental de la investigación como correa de transmisión entre la universidad y la sociedad que le circunda. Esta idea podría concretarse sobre cuatro ejes interconectados: el eje cultural; el eje cognitivo; el eje organizacional; y el eje ambiental.
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Segunda parte

Consideramos que la construcción de un proyecto de investigación universitario debe considerar tres elementos estratégicos : el primero que su labor estará marcada por un navegar a contracorriente de las nociones y signos que invaden hoy cada rincón de la sociedad moderna y del individuo; segundo, que al mismo tiempo que se articula más al entorno debe crear espacios que generen sus propios tiempos y prioridades de enseñanza e investigación, al margen de las urgencias y las modas pasajeras que conducen irremediablemente a una vertiginosa inmovilidad y confusión que por desgracia vivimos cotidianamente ; y, tercero, que la investigación ya no puede verse a sí misma como una colección de indagaciones dispersas y desconectada de un plan institucional, sino como una red de proyectos de investigación intra e interdepartamentales que actúa e interactúa inteligentemente, creando propiedades emergentes.
Es este sentido, nos parece que desde una universidad, comprometida con los signos de su tiempo, resulta indispensable diseñar y realizar un programa permanente de investigación sobre tres cuestiones relacionadas con la cultura: la naturaleza pluricultural de nuestra sociedad; la formación ciudadana y global; y la misión de la universidad.
En un México diverso, formado por muchas culturas, la universidad debiería promover la investigación que contribuya a derribar los metarrelatos: esos grandes proyectos, reduccionistas y totalitarios que se erigen con pretensiones de imponer valores, reglas y conductas como necesidades para ser aceptado en un mundo globalizado. Estas pretenciones de totalidad atentan contra la pluralidad y la diversidad de los tipos de saber, de los modos de realidad, de las formas de vida y de hacer cultura.
Vivimos en un mundo cada vez más complejo, interconectado, cambiante y lleno de incertidumbres. Una nueva realidad ha puesto en jaque a las instituciones y organizaciones sociales, envueltas en tiempos de incertidumbre y turbulencia . Se han trastocado los saberes, las ideas y los valores, es decir, los fundamentos mismos de la cultura. En este sentido, la universidad tiene que iniciar un proceso de reflexión sobre su función educativa: qué y cómo enseñar, para qué formar, qué indagar y cómo generar nuevos conocimientos. Las propuestas no pueden limitarse a la introducción de innovaciones tecnológicas de la enseñanza universitaria, tienen que revolucionar nuestra aptitud para organizar el conocimiento, esto es, para pensar. Se requiere revisar los esquemas organizativos de las universidades tradicionales, llenas de disciplinas, facultades, coordinaciones y departamentos en proximidad física pero distantes al mismo tiempo por ignorancias recíprocas y por desprecios. Son instituciones contenedoras de «minifundios» dedicados a «mono-cultivos» y cuyos productos no pueden ser otra cosa que «plantas raquíticas». Nuestra propuesta consiste en, sin pretender suprimir la perspectiva disciplinaria y la especialización, la investigación intersdisciplinaria debería ser el nuevo referente del trabajo universitario. Estamos convencidos de que solo así se podrán tender los andamios de una verdadera sociedad del conocimiento, capaz de negociar con el proyecto reduccionista y transnacionalizador del mundo de las mercancías, donde el conocimiento especializado de una minoría domina y define su precio de mercado.
Un balance sereno permite hoy día reconocer que las hiperespecializaciones han actuado en contra de la verdadera naturaleza del ser humano que es un ser: «potencialmente capaz de hacer muchas cosas, de ser polivalente en diversas actividades». De esta forma la nueva universidad deberá favorecer la formación de los jóvenes en los ámbitos de las ciencias, las humanidades y las artes, como parte de su repertorio personal.
Conocimiento y organización son dos aspectos centrales de la actual reflexión sobre la necesaria transformación de la universidad. Pero algo que debe destacarse es el hecho de que estos dos ámbitos, que deberían verse como indisolublemente interrelacionados, son tratados como mundos aparte. Se puede argumentar, en cambio, que es imposible innovar la manera de producir (comunicar, adaptar, aplicar) conocimientos sin cambiar la organización de la universidad: se requerirán de nuevas formas de relación entre los actores universitarios; de una concepción diferente de la administración de los recursos, incluyendo el conocimiento; de articulaciones creativas entre la investigación, la enseñanza y la extensión; de nuevas formas de aprehender y de vincularse con el entorno.
Las implicaciones de la relación entre universidad y medio ambiente está vinculada a una nueva y necesaria concepción de la sociedad del conocimiento. Hay por lo menos tres razones por las cuales la dimensión ambiental debiera ser incluida en el diseño de la nueva vinculación universidad sociedad. La primera tiene que ver con los procesos mismos de aprendizaje y de generación del conocimiento (ambientalizar el conocimiento); la segunda resulta de un necesario «amortiguamiento» entre los procesos generados a partir de la globalización y la vida local; la tercera, alude a una concepción renovada del desarrollo, humanizada y liberada del economicismo.
El verdadero aprendizaje se produce cuando el individuo establece un contacto directo y sensible con el entorno: el aprendizaje depende y está moldeado por esta interacción, en un continuo flujo bidireccional. Las organizaciones humanas también desarrollan su capacidad de aprender en la medida en que interactúan y conocen su medio ambiente, entendido éste no solo como los elementos bióticos y abioticos interrelacionados entre sí, si no también como la serie de procesos sociohistoricos que han determinado el devenir de nuestras actuales sociedades. De esta forma los individuos actúan en sociedad recibiendo información proveniente del entorno modificado por su acción sobre él. Así, el conocimiento previo se modifica en una espiral infinita de acciones y retroacciones.

jueves, noviembre 29, 2007

La inundación mágica

Autor: Guillermo Hinojosa R.
Publicación: Síntesis, 29 de Noviembre 2007.

Hubo un tiempo en que la magia y la ciencia podían confundirse. Por cada truco que algún mago usaba para deslumbrar al público había otra demostración de algún efecto científico raro o inusual como chispas que saltaban o líquidos que cambiaban de color. La magia de los ilusionistas es, todos lo entendemos, un asunto de espectáculos y trucos; la ciencia es indiferente ante tal magia. Pero existe otra magia que pretende conocer los secretos del universo y de la mente humana. Magia que usa el vocabulario de la ciencia pero ajustándolo a sus propios fines. Magia que inunda nuestra vida cotidiana y preocupa a quienes quieren razonar al modo científico riguroso porque esta magia es incompatible con la ciencia.
En nuestros días pareciera que nos hemos cansado del pensamiento científico y prefiriésemos el pensamiento mágico; la medicina llamada 'alternativa', las técnicas 'terapéuticas' que prometen equilibrar las energías, los amuletos y las programaciones neuro mentales son unos pocos ejemplos, entre miles, de pensamiento pseudo científico o francamente mágico cuyo éxito apoya la idea de ese cansancio.
En la ciencia, las conclusiones se basan en los hechos y siempre son provisionales; en el pensamiento mágico las conclusiones se afirman y no se afectan por los hechos que podrían desmentirla. El conocimiento científico recorre un largo camino antes de llegar, si es que llega, al público: los hallazgos del laboratorio se someten al escrutinio riguroso de los colegas expertos, luego se publican en revistas especializadas, de ahí pueden pasar a los libros de texto y finalmente pueden llegar al público interesado.
Las teorías mágicas y pseudocientíficas se ahorran todo el camino: simplemente se escribe un libro con todas las ocurrencias y asociaciones libres del autor, se imprime, se vende al público y, con suerte, el autor es invitado a dictar conferencias o a impartir talleres. ¿Quién respalda esas ideas; en qué se basan; cuáles son los méritos del autor? No se sabe. Si el libro alcanza una gran difusión es fácil empezar a creer que tiene algo de verdad. Pero esto es un engaño; la credulidad de muchos no da certeza.
No se ve cómo detener esta inundación mágica de terapias rápidas e infundadas promesas de felicidad. Quien quiera mantenerse a salvo hará bien en conocer lo que no es ciencia: simplemente ponga 'pseudociencia' en su buscador favorito de internet.

miércoles, noviembre 21, 2007

LA SOCIEDAD DEL RE-CONOCIMIENTO

Autores: Laura Rodríguez y Jesús Rivera
Publicación: E-consulta, 21 de noviembre 2007

Hablar hoy de reconocimiento puede resultar poco significativo, tanto a escala personal como en el ámbito social. En efecto, dada la cosificación de la persona por la prevalecencia del materialismo y del consumismo, el ser humano no suele reconocerse en su identidad, en su valía y en su dignidad, es decir, para sí mismo no vale si no es por lo que tiene. Por otro lado, debido al egoísmo y al narcisismo predominantes en el mundo actual, no reconoce a otros seres humanos como iguales sino que suele tratarlos desde una lógica utilitarista y cosificante, viéndolos como objetos o como medios para alcanzar el propio tener o el propio placer.

Las consecuencias de tal falta de reconocimiento saltan a la vista: corrupción, marginación, indolencia, la explotación, la pobreza, entre otras. Sobretodo, la destrucción del mundo y de la persona por el afán irracional e irrefrenable del poder y del tener.

Tal situación demanda una intervención múltiple, pues de otro modo la humanidad entrará en un callejón sin salida. Salta a la vista por acontecimientos naturales, humanos y sociales que nos encontramos al borde del precipicio de la autodestrucción. De ahí que los desafíos para el ser humano en todos los ámbitos de su quehacer y especialmente en el educativo se basan en la perspectiva de un desarrollo humano sostenible que considere aspectos como la identidad cultural y que asuma una cosmovisión amplia y diversa que abarque las dimensiones cultural, económica, política, física y espiritual.

La pregunta es si es posible, en medio de este laberinto, que emerja un sentido común que guíe hasta la salida de este callejón, que aleje a la humanidad de la hecatombe. En todo caso, ¿cómo es que se construye este sentido común, a partir de que nuevas articulaciones del tejido social?, ¿qué papel juega la educación en todo este embrollo?

Estas preguntas demandan, para ser respondidas, de todo el saber y querer humano y de toda nuestra voluntad para convertir en decisión y en acción estas intenciones.

Una posibilidad se encuentra precisamente en la construcción del re-conocimiento humano personal y social desde las aulas. Dicha construcción debe tomar en cuenta que tal reconocimiento no tiene una sola cara, no es homogéneo, ni está totalmente articulado. Demanda, además nuevas características y múltiples dimensiones en las que el factor relacional juega un papel clave.

Dicho reconocimiento implica plantar en la tierra al ser humano de modo que pueda percatarse de su propia dignidad y de la valía de todo lo que lo rodea, que lo lleve a considerar al otro como su semejante superando toda discriminación y toda marginación, y a asumir su responsabilidad sobre el mundo y la naturaleza.

Dadas las exigencias que entraña la construcción de este nuevo reconocimiento, proponemos un reconocimiento basado en el amor entendido como una decisión atemporal y aespacial, en el marco de la ética de tercera generación, es decir un amor a todos los seres vivos y al mundo inanimado también. Es este amor síntesis la base de la nueva sociedad del reconocimiento.

Un amor de este tipo requiere una postura ética individual, social y sostenible, es además una ética de la responsabilidad. Se trata ni más ni menos que una definición compleja del amor, de un amor en construcción, de irnos convirtiendo en amor.

El sujeto amoroso al que nos referimos posee buena voluntad, está políticamente comprometido con las injusticias de su sociedad, pero también, y principalmente, es un ser que se reconoce en conexión íntima con todo y asume sus responsabilidades frente a ese todo, con pasado, en el presente y de cara al futuro.

La constitución del nuevo sujeto amoroso, es la del sujeto tejido con el resto del planeta, que es consciente de su situación y que está abierto al cambio histórico. Es la re-ligación del ser humano sujeto de derechos con la trama compleja global.

Sentar las bases para construir a este sujeto requiere orquestar los esfuerzos de los diversos sectores que integran la vida humana y colocar a la educación, entendida como proceso comunicativo que se detona en cualquier relación humana sincera y abierta, en un lugar protagónico.

De ahí la obligación amorosa de promover el desarrollo propio y de los demás, de favorecer la armonización del ser, del querer y del hacer con la intención de re-conocer y re-conocerno insertos en el mundo y con la humanidad no sólo para salir del callejón sino para construir un mundo mejor.

martes, noviembre 13, 2007

Apología de la Abstención

Autora: Celine Armenta
Publicación: Síntesis, pendiente

A nadie le gusta que otro le decida la vida. Esto es tan cierto como que el poder es finito, o sea que si lo ejercemos entre muchas personas, cada una tendrá menos poder que si lo ejerciera una persona sola. Esto fue especialmente relevante para la jornada electoral del pasado domingo, en la cual votamos solamente por nuestros gobernantes directos. Por ello, cada voto pesó proporcionalmente más que cuando somos millones de votantes decidiendo, por ejemplo, quién será presidente del país.
Terminada la jornada, los medios y los analistas no cesan de lamentarse porque en general la abstención ganó por mayoría absoluta. Pero yo me niego a subirme al tren del pesimismo que tiñe tanto las victorias como las derrotas. Prefiero la nave del sarcasmo para aventurarme en las ventajas de la abstención; y aclaro que me refiero a la abstención de los demás, porque yo voto; siempre voto.
Este domingo voté y me regodeé en marcar con fuerza la boleta con el crayón negro; luego pasé orgullosa mi pulgar por la tinta indeleble hasta empaparlo: quiero que me dure el recuerdo lo más posible. Para mí, esta era de democracia es una fiesta que hay que renovar en cada oportunidad electoral.
Si usted, lector, votó, puede sumarse a mi optimismo: nuestro voto pesó mucho más que si la mayoría abstencionista se hubiera tomado la molestia de acudir a su casilla. Nosotros estamos decidiendo por ellos; y lo estamos haciendo tanto si nuestros candidatos ganaron como si no, porque el nombre del juego es participar, y nosotros lo hicimos. Si ellos, los abstencionistas se creen incapaces de decidir por ellos mismos, o si quieren cedernos su cuota de poder, no tenemos porqué lamentarnos. Yo me siento poderosa y fuerte; yo decidí por mí y casi por otros dos vecinos.
Vaya entonces un abrazo a todos los que hoy compartimos este sentimiento de responsabilidad cumplida, a los ciudadanos poderosos, a los del pulgar ennegrecido. ¡Tenemos motivos para sentirnos orgullosos y satisfechos!

lunes, noviembre 12, 2007

LA CIVILIZACIÓN DE LOS DESASTRES.

Autora: Ma. Eugenia Sánchez D. de R.
Publicación: La jornada de oriente, 14 de Noviembre de 2007

La tragedia ocurrida en Tabasco nos ha causado a todos los habitantes del territorio llamado México, al menos eso supongo, un gran dolor. Al dolor le acompaña el temor ¿nosotros cuándo? Al dolor y al temor le siguen niveles variados de solidaridad.

Por supuesto, como siempre, son los más pobres los que más pierden, fue así en Nueva Orleáns, es así en Tabasco. Afortunadamente aún no hemos llegado a los niveles selectivos de protección que Naomi Klein describe, hablando de los incendios recientes en California y que consisten en que por sumas de varios miles de dólares es posible tener una especial protección ante los desastres. Fue así como en California, equipos especiales de “bomberos” rociaban las casas de los “asegurados” con sustancias que impidieron que se incendiaran mientras las de los vecinos ardían irreversiblemente. Esperemos que en Tabasco, al menos la solidaridad, sea un poco más democrática.

A partir de la década de los sesenta surge la investigación social de los desastres y se va reforzando en las décadas siguientes como respuesta al aumento de la frecuencia de eventos destructores, y por la toma de conciencia creciente de que el paradigma del “desarrollo” de los últimos dos siglos era una de las causas centrales del problema.

La conceptualización de esos fenómenos socioambientales se fue desarrollando rápidamente mediante trabajos analíticos importantes. Esta conceptualización ha combinado de manera variable las categorías de riesgo, amenaza y vulnerabilidad, resiliencia o capacidad de resistencia, y se han distinguido calamidad, desastre y catástrofe según los niveles de intensidad y las posibilidades de un sistema social de soportar cambios drásticos.

La relación entre riesgo, vulnerabilidad y amenaza es dinámica y está condicionada por el contexto geográfico y sociohistórico de una población. Los desastres, dice Masrey forman parte de procesos económicos y sociales de largo aliento. El riesgo de una población ante una amenaza, está relacionado con su mayor o menor vulnerabilidad, que puede depender del lugar geográfico, la deficiente infraestructura material, la precariedad de la vivienda, la debilidad de las instituciones públicas o de las organizaciones sociales, el aislamiento social.

La resiliencia que en física significa la capacidad de un material de recobrar su forma original después de haber estado sometido a altas presiones, es un concepto adoptado en las ciencias humanas para nombrar la capacidad de resistencia y rehabilitación ante la destrucción después de una situación traumática individual o colectiva.

¿Qué tanto nos ha servido todo el conocimiento desarrollado durante varias décadas?

¿No sabíamos ya que las poblaciones costeras son especialmente vulnerables y que Tabasco ya había sido víctima de inundaciones graves?

¿No sabemos que la debilidad de las instituciones aumenta la vulnerabilidad de la población, y que la corrupción es el ingrediente más poderoso para debilitarlas? Sobre Tabasco se van acumulando las evidencias que confirman que la magnitud de la tragedia fue generada por el abandono prolongado de administraciones del Estado que no cumplieron con el deber de realizar las obras hidráulicas necesarias de prevención de inundaciones,

La prevención y confrontación de un desastre exigen flexibilidad y creatividad intelectual, capacidad emocional para adaptarse a nuevas situaciones, habilidad para afrontar el riego y la incertidumbre. Eso es la resiliencia y nos urge cultivarla.

¿Cómo están viviendo, en su subjetividad, los tabasqueños este colapso de su ciudad y de sus comunidades? ¿Qué tanto estaban preparados para ello?

Estamos ante una civilización emergente que parece incluir los desastres de manera regular y que eso supone el desarrollo de una cultura para prevenirlos, vivirlos y superarlos. Eso se dice fácil pero supone cambios de mentalidad, de estilos de vida, de políticas públicas, de formas de cohesión social ¿Estamos desarrollando esa cultura? O seguimos funcionando como si el dislocamiento sociedad-naturaleza no hubiera alcanzado niveles de alerta, y como si el dislocamiento incluidos-excluidos no estuviera fracturando cada vez más a la sociedad.

Me pregunto si tendremos que recuperar el espíritu de nuestros ancestros nómadas y la reciedumbre de las poblaciones indígenas para articularlos con los avances tecnológicos de alerta y respuesta. Me pregunto si nunca será posible que en las instituciones públicas la ética llegue a ser estructurante y que los ciudadanos la respaldemos. Me pregunto si la falta de solidaridad estructural se seguirá encubriendo con algunas toneladas de “ayuda a los damnificados”.

Los tabasqueños nos interpelan, ojalá que su dolor, que es el nuestro, se traduzca además de en un apoyo inmediato y eficiente, en reflexión, acción, creatividad para sobrevivir juntos con dignidad en una realidad que continuará desetabilizándonos.

jueves, noviembre 01, 2007

Puebla, Municipio que Aprende

Autora: Celine Armenta
Publicación: La jornada de oriente, 1 de Noviembre de 2007

Aunque diga Gabriel Zaid que “México no tiene un gran problema sino millones de pequeños problemas (y oportunidades) donde los ciudadanos no pueden meterse, sin toparse con el poder que ni hace ni deja hacer”, lo cierto es que hay millones de oportunidades para actuar, esperando a que alguien vea la necesidad y ponga manos por obra. Por ello, de cara a las elecciones quiero proponer que los municipios actúen precisamente en el ámbito de la educación, donde el centralismo gubernamental, y el pesimismo que describe Zaid, han servido como excusa para eludir responsabilidades sociales. Me referiré al municipio de Puebla, pero similares análisis y propuestas podrían elaborarse para cada uno de los 216 municipios poblanos restantes.
En este municipio se observa la desigualdad social que padece todo el país: según la Enlace contamos con 50 de las 100 mejores primarias y 63 de las 100 mejores secundarias del estado; y nos ubicamos en los 5 primeros lugares nacionales en densidad de universidades, cantidad y calidad de posgrados y cantidad de científicos de alto rendimiento. Pero también tenemos 15 primarias y 9 secundarias ubicadas en el 20% más bajo del estado; junto a escuelas de municipios de muy alta marginación, y hay escuelas con muy bajo rendimiento en casi todas las localidades.
Para mejorar la educación en el municipio habría que asumir dos consignas: Primera, que sin equidad no hay calidad educativa posible. La experiencia de otras naciones apoya esta premisa: en los países con mejores resultados educativos, las diferencias entre escuelas es minúscula, a diferencia de lo que sucede en nuestro país donde hay escuelas de excelentes resultados y otras con aprendizajes casi nulos. Segunda, que el aprendizaje se da en familias, colonias, barrios y localidades que aprenden; no es algo que atañe sólo a los niños en el aula.
La propuesta consistiría en hacer de Puebla un municipio que aprende, y para ello crear comunidades de aprendizaje en todos los rincones. Ello podría incluir un observatorio municipal de la educación, que especialmente velara por descubrir y combatir la marginación y exclusión educativas, con participación de los medios de comunicación, grupos sociales, recreativos, religiosos y políticos; padres de familia, estudiantes, filántropos, universidades, y muy señaladamente maestros.
Sería importante reavivar los fondos mixtos municipales y asignar montos a la investigación de las mejores prácticas educativas, para estimularlas y multiplicarlas; y también para detectar, y coadyuvar a remediar, los focos rojos.
Debería crearse una red municipal de bibliotecas públicas con acervos que inviten a la lectura de niños, jóvenes y adultos, especialmente en zonas habitadas por familias de menos recursos.
Finalmente, debería procurarse una educación extraescolar incluyente, mediante una red de coros y orquestas infantiles, juveniles, de adultos y mixtos; clubes de ciencia, círculos de lectura y aprendizajes de todo tipo para todos.
¿Y la educación formal? Créanme: daría muchos mejores frutos.

martes, octubre 30, 2007

¿Por qué hay conductas violentas y agresividad en las escuelas?

Autora: Mtra. Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicación: e-consulta, 30 de octubre de 2007

La convivencia escolar es un tema que preocupa a la educación en muchos países del mundo.
Según datos arrojados por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa en México este problema existe sin alcanzar los grados en que se encuentra en otros países. Sin embargo, su existencia nos obliga a considerar la urgencia del trabajo preventivo. Aunque se han implementado programas se requiere sensibilización y preparación de los maestros para la prevención.

Una investigación realizada en España sobre los motivos por los que adolescentes de la escuela secundaria dañan el mobiliario y las instalaciones escolares muestra datos interesantes.
Los alumnos dijeron que actúan violentamente para desfogarse de un enojo, como venganza, para ser aceptados por el grupo, por aburrimiento, por diversión grupal, por generar imagen externa y para obtener algún objeto material.
Nos enfocaremos en el primer motivo tanto por la frecuencia con la que aparece, como por las implicaciones que tiene no sólo en cuanto al daño a objetos físicos sino por las conductas que pueden generarse por la misma causa.

El artículo analiza la información tomando como punto de partida que “el ser humano es agresivo por naturaleza, pero violento por cultura. (Sanmartín 2002)”.[1] Plantea que la agresividad puede ser una emoción o sentimiento que se presenta en diversos niveles de intensidad y que puede o no canalizarse a través de actos violentos. Mediante el proceso de socialización se busca inhibir o canalizar estas emociones a través de medios que no lastimen tanto a la persona como a los demás. Aquí entra la labor de padres y maestros. Es necesario abrir espacios y brindar oportunidades no sólo para la reflexión sino para desfogar estas emociones de manera que no se lastimen a si mismos ni a los demás, es decir, que la agresividad no se canalice a través de actos violentos.
Se explica también que la agresividad es causada por la frustración de una necesidad. Por lo tanto, mientras mayor es la necesidad no resuelta, la frustración será más grande. La conducta violenta es el medio para desfogar la agresividad enfocada a un objeto concreto. Funciona como un mecanismo de regulación emocional.

Entender esto es fundamental para trabajar en la prevención de conductas violentas. La represión en estos casos no puede funcionar, genera efectos contrarios. Hay que cuidar el tipo de medidas disciplinarias y sancionadoras.
En el mismo artículo se plantea que las conductas violentas se dan generalmente en alumnos que tienen baja resistencia a la frustración, con conductas impulsivas y que consideran la violencia como una forma lícita para resolver sus problemas. Esto muchas veces se aprende de los adultos y del ambiente que rodean al adolescente. También se ha encontrado que quienes han experimentado violencia presentan mayor riesgo a cometer actos violentos.

La tarea del maestro es trabajar en la orientación psicopedagógica abriendo oportunidades para fortalecer en los alumnos la tolerancia a la frustración así como en la búsqueda de espacios y conductas alternativas para canalizar su agresividad. Otro punto pendiente es el fortalecimiento de la autoestima del alumno en donde se necesita la autorreflexión acerca del ejercicio disciplinador y sancionador del propio maestro a la luz de la teoría de la agresión y la violencia mencionadas.
[1] Moreno, Xavier ¿Por qué algunos alumnos destrozan las instalaciones escolares? En: Aula de Innovación educativa. GILEDITORES. Noviembre-diciembre 2006

jueves, octubre 25, 2007

Los subprime loans y la crisis del sector inmobiliario en los Estados Unidos

Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicacion: La jornada de oriente, 25 de Octubre de 2007

Entre julio y agosto de 2007, los mercados financieros registraron ajustes tan violentos, que la Reserva Federal de los Estados Unidos se vio en la necesidad de realizar recortes de medio punto porcentual a su tasa de redescuento y a la de fondos federales para quedar en 5.25% y 4.75% respectivamente. Paralelamente, hubo intervenciones cuantiosas en el mercado internacional del dinero por parte de los bancos centrales de Japón, la Unión Europea y los Estados Unidos para evitar que los mayores bancos comerciales mundiales cayeran en incumplimientos. La fuerza motriz de esta crisis financiera emana entre otras cosas de la política de crédito hipotecario, reflejada en amenazas de quiebras generalizadas. En virtud de las medidas adoptadas por la Reserva Federal, los mercados bursátiles respondieron favorablemente, pero a expensas de una depreciación importante del dólar con respecto al euro y un impulso a las presiones inflacionarias en los Estados Unidos, reflejado a su vez en precios históricos del oro (750 dólares la onza troy).
En los Estados Unidos fueron los denominados subprime loans, los créditos que pusieron en dificultades a varios intermediarios financieros. Los subprime loans surgieron como parte de las innovaciones más importantes durante la década de los 90. Con las reformas al código de regulación de instituciones de crédito (Depository Institutions Deregulatory and Monetary Control Act) llevada a cabo en 1980, se eliminaron los controles de crédito hipotecario. Mientras que los subprime loans se clasifican como de alto riesgo en virtud del pobre perfil financiero de los agentes que los contratan, los prime loans son financiamientos que se otorgan a agentes económicos con un sólido historial crediticio y capacidad probada de pago. El incremento anual promedio de los subprime loans de 1990 a 2003 fue de 25%, mientras que los prime loans crecieron 17% en el mismo periodo. Ello se tradujo a que 9 millones de ciudadanos más gozaran de una propiedad, hecho que coloca a los Estados Unidos en el liderazgo con respecto a los países de la OCDE en el rubro de vivienda. Más de la mitad de los beneficiaros pertenece a las llamadas minorías, compuestas a menudo por agentes económicos de bajos y medianos ingresos. En este contexto, se vieron beneficiados los vecindarios pobres, habitados por americanos nativos, afro americanos e hispanos, principalmente. Así, mientras el número de propietarios de inmuebles anglosajones se incrementó en 4 millones, el de los afro americanos lo hizo en 1.2 millones, los hispanos en 1.9 millones y los otros (en donde se incluye a los asiáticos) en 1.6 millones. Casi la mitad de nuevos propietarios de inmuebles son hispanos y afro americanos. En comparación con los prime loans, los subprime loans presentan la particularidad de que su relación crédito/valor de la propiedad es mayor a los primeros. Es decir, que el peso del crédito es relativamente mayor al valor del bien que adquirieron, lo cual coloca a los deudores en una posición muy vulnerable ante dificultades de pago. Así, mientras que solo el 1% de los prime loans presentó cartera vencida en 2004, en los subprime loans fue el 7%. Ello explica porque la tasa de interés de los subprime loans es mas alta que las de los prime loans. Según expertos en crédito hipotecario, un pobre historial crediticio puede verse reflejado en 350 puntos adicionales a la tasa de interés vigente.
Hoy la crisis inmobiliaria esconde un sinnúmero de casos en que los más pobres perdieron su patrimonio y constata una vez más que las grandes corporaciones financieras rara vez asumen los costos del riesgo en que incurren, pues a menudo trasladan sus pérdidas a los usuarios de crédito más vulnerables o al estado; es decir, privatizan las ganancias pero socializan las pérdidas.

miércoles, octubre 24, 2007

¿Qué hay detrás de las normas que establece un maestro en su clase?

Autora: Mtra. Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicación: Síntesis, 24 de Octubre 2007

Sumario: Los maestros en la escuela no siempre son conscientes de los valores que fomentan a través de las normas de disciplina que ejercen.

Cuando un maestro disciplina al grupo, no siempre es consciente de que a través de sus acciones, comentarios, posturas y gestos enseña valores que no siempre favorecen un clima escolar positivo que promueva el desarrollo moral.
C. Fierro[1] experta en estos temas parte de que los valores son construcciones culturales que se expresan en normas y llegan al alumno a través de un proceso de socialización. Él trabaja interiormente esta construcción, de modo que le sirve de orientación cuando se enfrenta a un dilema.
Algunos datos reportados en esta investigación en escuelas mexicanas pueden ilustrar el problema.
Al observar las alusiones de los maestros a distintos tipos de normas concretas (usos y costumbres de la escuela) encontró que la mayoría se refieren al valor del orden, entendido como guardar silencio, poner atención y trabajar sentados. Un porcentaje bajo, se refieren al trabajo de los alumnos y al cumplimiento de tareas escolares, valor de la responsabilidad como obediencia. Las normas sobre el trato entre compañeros, valor respeto, apenas se aluden, igual que las correspondientes al trato del alumno hacia el maestro y adultos, valor respeto como obediencia.
Para el maestro lo más importante es la obediencia, estar quieto y hacer lo que el maestro pida sin posibilidad de disentir, ni tomar decisiones propias, por no hablar de sumisión. Así, las normas del trabajo escolar van ligadas a métodos de enseñanza basados en la exposición del maestro y en el silencio y recepción por parte de los alumnos. Los valores universales casi no son trabajados y reflejan la escasa posibilidad de ofrecer oportunidades que amplíen la perspectiva del alumno más allá de lo específico de la escuela y su cultura.
¿Nos damos cuenta qué normas ponemos y qué valores promovemos a través de ellas?

teresa.brito@iberopuebla.edu.mx


[1] Fierro, C. ( 2005) El problema de la indisciplina desde la perspectiva de la gestión directiva en escuelas públicas del nivel básico. REMIE vol. 10, núm. 27

martes, octubre 23, 2007

Hablemos de calidad educativa

Autor: José Rafael de Regil VélezPblicación: E-consulta, 23 de octubre 2007

Recién esta mañana leía un artículo de Andrés Oppenhaimer sobre calidad educativa. No pude evitarlo, me salió del alma: “¡y vuelva la burra al trigo con eso de la calidad educativa!” Y después, probablemente movido por la pésima costumbre de la lectura o por lo bien que me cae ese Oppenhaimer, me devoré su texto.

En resumidas cuentas, el argentino llama la atención de su habitual público lector sobre la importancia de invertir no sólo en la construcción de escuelas (como sucede en la mayor parte de los países latinoamericanos, tan carentes de infraestructura), sino también y por encima de todo en los contenidos que se enseñan entre las paredes que para aula son edificadas.

Como casi todo opinador que aborde el tema más o menos con seriedad, hace énfasis en la importancia que tiene que profesores y alumnos participen en pruebas de medición que permitan tener algún referente externo a su propia institución para ubicar niveles de aprendizaje y dominio de competencias que después serán básicas para la incorporación en el mundo laboral.

Concuerdo: el esfuerzo por la formación de gente competente para entender su mundo y generar opciones no es escatimable. Y en pruebas internacionales de medición de aprendizaje puede quedar claro si se dan ciertas herramientas intelectuales para abordar esta tarea: competencias lectoras, de razonamiento matemático y de investigación científica.

Lo que me parece que es insuficiente en este razonamiento es que suelen ser equiparadas calidad educativa con dominio de competencias en su mayor parte intelectivas: leer y escribir, sumar y restar, hacer investigación científica.

Mi experiencia, y la de mucha gente, es que no necesariamente gente muy cualificada marca la diferencia en el momento de plantearse con seriedad si el proyecto socio-económico y político que hoy impera es necesariamente el que deberíamos tener para caminar más humanamente. Se dice que Churchill decía que esto de la democracia era muy pobre, pero que era lo mejor que teníamos: ¿podemos contentarnos con esa ironía?

La calidad educativa requiere la formación de mujeres y hombres críticos y creativos no para buscar la última solución tecnológica de un problema puntual, sino para plantear visiones globales, holísticas, que inspiren, motiven, convoquen y provoquen la construcción de un mundo que cierre la brecha entre pobres y ricos y no sólo la amplíe porque se parta de que así son las cosas y lo que hay que hacer es trabajar sobre ese modelo, pues “ya qué”.

Calidad educativa es también la formación de mujeres y hombres capaces de solidaridad, paa quienes con una solidaridad bien informada, inteligente, que no descanse hasta que de alguna forma los excluidos puedan ser mínimamente invitados al enorme banquete que sigue siendo para pocos este mundo. Porque algo es claro: solidaridad tonta no pasa de sentimentalismo, lloriqueos y moneditas en la calle para los indigentes.

Calidad educativa es también formación para que mujeres y hombres vivan mucho más integradamente emoción-reflexión-acción. La afectividad por ser profundamente humana no puede quedar fuera de las prácticas educativas de excelencia. La gente frustrada y vacía mal reproduce el mundo que le tocó vivir, pero poco contribuye a crear nuevas condiciones.

Todo lo anterior suena bien, al menos para muchos de quienes conozco, lo malo es que se vuelve problemático, principalmente por  dos razones: porque supone pensar diferente de aquellos que piensan que el dominio de teorías, tecnología y técnica sin mayor preparación para afrontar su sentido y significado es suficiente y porque hay que construir indicadores de calidad y excelencia para los cuales no hay mucha gente dispuesta ni presupuesto disponible.

Sin embargo, por aquí y por allá hay personas que siguen pensando que la educación es buena apuesta, cuando no es mero adiestramiento para un mundo que se supone nadie debe dudar que funciona convenientemente, sino cuando es la apuesta por la libertad crítica, creativa, solidaria, afectiva y abierta a las muchas posibilidades que aterran a muchos.

Director Preparatoria Ibero Tlaxcala
rafael.deregil@iberopuebla.edu.mx

jueves, octubre 18, 2007

Otros mexicanos son posibles: el Dr. Eduardo Almeida

Autor. Dr. Frank Loveland
Publicación: Síntesis, 18 de octubre 2007

Hace unos días, la Ibero organizó un homenaje por el cumpleaños y jubilación del Dr. Almeida. Fueron tantas las personas que querían dar su testimonio que me resultó imposible dar el mío. Un tanto recortado, va aquí mi agradecimiento a un académico mexicano ejemplar:

No toca a mí evaluar el trabajo académico del Dr. Almeida ni sus posibles logros en el área de la psicología social. Nada más con observarlos de lejos, seguramente son muchos y muy reconocidos por aquellos que sí saben de psicología social.

No, éste algo excéntrico académico del mundo de la literatura, de los que creen o han apostado a la naturaleza imaginaria de lo humano del ser humano, difícilmente podría evaluar con alguna justeza a alguien tan comprometido con los aspectos concretos de la realidad, con las injusticias evidentes de nuestro mundo, y con una congruencia entre su saber, su pensar y su actuar que espanta. En nuestro país, generalmente, la congruencia se dice, no se hace.

Por ello, quisiera dedicar estas palabras al ser imaginario que habita el cuerpo que reconocemos como Eduardo Almeida. Porque la vida sucede siempre en este espacio inmediato, aquí donde encontramos los otros ojos que nos miran, los que nos piden, solicitan y ordenan, los que nos moldean, y aún a veces, hasta dialogan con nosotros.

Si Jean Paul Sartre decía que “el infierno son los ojos de los demás”, habría que delimitar tan certera definición con el condicionante de que es así porque así lo hemos construido, así se nos ha moldeado, y así, ciegamente, miramos a los demás. Pero también, lo sabemos, existe la mirada curiosa del otro, la mirada que busca a su prójimo no para juzgarlo, ni para temerlo, sino para ver si está ahí. Encontrar esas miradas que nos invitan al diálogo, tanto a ejercer nuestra inteligencia como a mostrar nuestro desconcierto, a fundar una amistad, un espacio íntimo ahí, al ladito de la realidad cotidiana, es quizá lo que hace la vida vivible, lo que nos permite construir un entorno inmediato y humanizante en medio de un mundo organizado, parece, para aislarnos y empeñar nuestro pensamiento en racionalizaciones triviales. Esas miradas, Eduardo, se agradecen como el agua en el desierto.

No sé quién es él, pero su mirada me recibe siempre con una sonrisa algo socarrona, que por un lado me recuerda nuestras discusiones epistemológicas que aún no han concluido, y por otro, mucho más importante, me invitan a compartir, o por lo menos admirar, una actitud que no puedo menos que llamar cristiana, de suave y erasmista humor ante el mundo absurdo en que ambos navegamos. Un humor sin sarcasmos, sin rencor, sin guerra, sin blancos fáciles. Sí, te imagino como un Erasmo de Rotterdam contemporáneo, viviendo el cristianismo que otros predican, practicando las virtudes sobre las que otros pontifican, ejerciendo la excelencia académica que juntas y comités institucionales llevan años preguntándose cómo lograr.

Quizá por eso, tu tranquilo deambular por nuestra Ibero, tu trabajo callado y siempre amable, el tono amistoso y sin exaltaciones conque me has enseñado a digerir los aconteceres agrios y para mí, en ocasiones desesperantes, tu ecuánime manera de ser genera olas en la neurosis cotidiana de nuestras rutinas. No se vale, Doctor Almeida. Todos sabemos que estamos mal, que no trabajamos lo suficiente, que debemos planear cómo planear, tener control y minuciosa bitácora de todas y cada una de las actividades del personal de esta institución porque seguramente andan, y andamos, echando relajo por ahí, y ponerse la camiseta significa un serio compromiso para perder el tiempo preguntándonos, colegiadamente desde luego, por qué perdemos el tiempo, y una junta exitosa es aquella que, tras tres días de deliberaciones, produce documentos que aseguran seremos la mejor universidad dentro de cinco años. En cinco años, mañana, otro día, no hoy, no ya. No se vale ser lo que queremos ser, doctor. Y luego su curriculum parece hecho ad hoc para cumplir con el ideario de esta institución: doctorado en Cornell, miembro del SNI, reconocimientos internacionales en derechos humanos, años trabajando entre los más pobres de los más pobres, optando por ellos, y hasta aprendiendo de ellos, modificando sus teorías a través del diálogo y vida con los humildes. ¿Qué nadie le dijo que los idearios son eso? Idearios pues, no programas concretos de vida.

Por eso, luego esta Ibero no sabe qué hacer con usted. Rendirle homenaje, chance hasta una estatua algún día, aunque creo que para eso tiene que haber sido Jesuita. Pero en tu trabajo, Eduardo, a veces me parece que has sido el secreto mejor guardado en esta institución.

Dicen que las personas pasan y las instituciones permanecen. Como diría sor Juana Inés de la Cruz, ni unas ni otras permanecen. A fin de cuentas, las instituciones son la gente que trabaja en ellas, y tú has hecho de ésta, una institución privilegiada por tu presencia. Me precio mucho de tenerte de colega: que esa mirada socarrona me facilitara, y a la vez presionara, a terminar mis estudios, haciendo a un lado corajes y amarguras cosechadas en otras instituciones educativas; y te confieso que a través de mi trato contigo, me hiciste reflexionar mucho, y aún culpablemente, sobre el misterio que implica la cristiana demanda de amar a nuestros semejantes, y con ello has sido un poco médico de mi espíritu. Y no se diga nuestras discusiones. En un país donde pareciera que toda discusión de ideas es ataque a la persona, las pláticas contigo son un raro encuentro con el pensamiento como búsqueda, donde el hablante no se aferra a sus ideas, sino las pone a disposición del otro, esperando que también el otro extraiga algo de su morral, para ver si con todo eso podemos caminar con un poco más de luz y alegría el misterio de existir.

Por todo ello, mi querido Eduardo, gracias.

miércoles, octubre 17, 2007

Una nueva ciencia: la Memética

Autor: Guillermo Hinojosa R.
Publicación: E-consulta, 17 de octubre 2007

¿Qué tienen en común las canciones pegajosas, los peinados de moda, las ideas religiosas, y la discriminación racial? Son productos culturales que, al igual que otros miles, son ‘exitosos’ en el sentido biológico que implica estar muy extendidos geográficamente y persistir durante lapsos más o menos largos de tiempo. La Memética es la nueva ciencia que estudia las ideas y los productos culturales de manera semejante a como la Biología estudia la evolución de las especies.
Del mismo modo que algunas especies biológicas sobreviven y evolucionan adaptadas a su ambiente mientras que otras se extinguen y desaparecen, las ideas -cuyo ambiente son todos los medios por los que los humanos guardan y transmiten información- pueden tener una existencia exitosa en el tiempo y en el espacio, o breve y limitada. Cuando los estudiosos de la Memética hablan de ideas se refieren a todas las manifestaciones culturales, desde el gusto por mascar chicle o usar gorras de lado, hasta las religiones y las formas de gobierno.
La palabra memética viene de ‘meme’; un termino acuñado por el biólogo Richard Dawkins en su libro El gen egoísta de 1976. Un meme es como un gene, pero mientras que el gene es una unidad de ADN que se copia de generación en generación, un meme es una unidad de información que se copia de un medio a otro. Medios que pueden ser cerebros humanos, libros o memorias magnéticas.
Al igual que los genes, los memes evolucionan, compiten entre sí, extienden su hábitat, sobreviven y eventualmente pueden desaparecer. Pero a diferencia de los genes, los memes no solo se trasmiten ‘verticalmente’ de generación en generación, sino también se transmiten ‘horizontalmente’ de una persona a otra. Esto hace que la difusión y evolución de ciertas ideas exitosas pueda ser muy rápida, cuestión de días. A diferencia de la evolución de los genes que tarda miles de años.
Desde el punto de vista de la Memética los humanos estamos sometidos a dos procesos evolutivos simultáneos: la evolución biológica que compartimos con todos los seres vivos; y la evolución cultural exclusiva humana; o casi exclusiva, porque algunos mamíferos y algunas aves son capaces de imitar y por lo tanto de transmitir memes de un individuo a otro.
Un buen ejemplo de meme son esas cartas que ofrecen una recompensa a quien haga diez copias y las envíe a otras personas. La carta en sí es un meme que tiene un mecanismo para reproducirse, la instrucción específica. Otros memes son algunas presentaciones con ideas inspiradoras y hermosas imágenes que llegan a nuestro correo electrónico y nosotros decidimos enviar a nuestros amigos que a su vez las reenviarán.
La Memética proporciona herramientas teóricas para el estudio de la cultura humana y para la comprensión de fenómenos como la adaptación de las personas a sus ambientes culturales. Podría ser considerada provechosa para todos los estudiosos de la ciencias humanas: sociólogos, psicólogos, antropólogos, educadores, comunicólogos, etc. Un buen lugar para empezar se encuentra en http://evolutionary-philosophy.net/library.html#culture
Como ciencia, la Memética está en el proceso de nacer. Existen grupos de estudiosos, existe un Journal dedicado a la ciencia, hay una gran cantidad de libros, hay teóricos y filósofos de la ciencia que la van conformando. Pero aun no sabemos de escuelas en las que se estudie formalmente. Como todas la ideas, la Mémetica debe luchar por su existencia.

jueves, octubre 11, 2007

Incluyentes de clóset

Autora: Celine Armenta
Publicación: E-Cnsulta, 11 de octubre 2007
Desde que hace 13 años firmamos como nación la Declaración de Salamanca, México ha creado buen número de políticas orientadas hacia la inclusión educativa. Los avances reales han sido lentos e inconstantes. Los ideales de inclusión social y educativa cobran más y más espacios diversos ámbitos, y nada permite prever que su presencia vaya a disminuir. Pero no podemos decir que hoy somos un país más incluyente de lo que éramos hace una década. O quizás sí lo seamos pero no queremos que se note; quizás hemos gritado durante tantos años que ser mexicano es ser nacionalista a ultranza y machista de corazón, que ahora no sabemos cómo empezar a derrumbar la xenofobia, la misoginia, la homofobia y la discriminación contra indígenas y discapacitados. Quizás seamos incluyentes y tolerantes de clóset; escondiditos, para que nadie lo note.
El Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, en el capítulo dedicado a igualdad de oportunidades, establece el otorgamiento de “apoyo integral a las personas con discapacidad para facilitar su integración a las actividades productivas y culturales”; y las garantías para que “accedan a servicios educativos de calidad que propicien su inclusión social y su desarrollo pleno”. El Plan anterior tenía similares contenidos; y el anterior a él también. Pero mirando a nuestro alrededor podemos constatar que nada, o casi nada ha cambiado.
La constitución política claramente expone que: “ Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico nacional, género, edad, capacidades diferentes, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, preferencias, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menospreciar los derechos y libertades de las personas”.
En el terreno educativo ya han egresado varias generaciones formadas con el modelo de integración. Este modelo pretende algo más que colocar juntos a todos los niños, sin importar sus capacidades. Lo que pretende es ir educando en la diversidad, de manera que los niños aprendan desde pequeños que la diversidad es la realidad; y que su riqueza debe celebrarse. Al menos en principio, la integración educativa debería formar personas preocupadas por mejorar la sociedad para que no excluya a nadie. Pero por más que me esfuerzo, no encuentro signos de optimismo. No, al menos, desde la sociedad en su conjunto; aunque debo reconocer los esfuerzos de individuos y colectivos que desde la militancia y organización, están luchando por una sociedad más incluyente.
Y es precisamente uno de estos sujetos, investigador y portavoz de otros, quien ha denunciado una de las manifestaciones más evidentes de intolerancia en México. Se trata del periodista Fernando del Collado, quien acaba de publicar Homofobia, donde da cuenta de los extremos a los que llega el odio hacia gays y lesbianas en nuestro país.
El libro da cuenta de los 387 asesinatos de homosexuales, cometidos entre 1995 y 2005. La identidad de las víctimas, varones en su mayoría, y la naturaleza homofóbica de sus asesinatos no deja lugar a dudas: son crímenes causados por la homofobia. La mayoría de estos crímenes no tuvieron seguimiento, y no hay manera de saber si al menos durante algún tiempo se buscó a los culpables. Un número reducido quedó bien documentado, y con ellos Fernando del Collado documenta los prejuicios que plagan los expedientes; así como los escasos o nulos resultados.
De todos estos casos, el autor eligió siete para detallar el calvario de los deudos, la negligencia que priva en las investigaciones, la saña de las ejecuciones, y la impunidad que parece ganar siempre.
Homofobia es un libro doloroso en cada una de sus páginas. Destaca, por ejemplo, el cinismo de un asesino serial que tras haber secuestrado, extorsionado, torturado y asesinado a 5 jovencitos gays, se enfrenta a las cámaras diciendo que se siente orgulloso de haber luchado contra una lacra social. Pero aún más doloroso es el recuento de las docenas de cuerpos abandonados en morgues de distintas ciudades del país y sepultados en fosas comunes, porque las propias madres y padres de estos adolescentes, jóvenes y adultos, no pudieron vencer sus odios, sus miedos, sus prejuicios.
¿Lo peor? Que los delitos de odio no están tipificados; que la saña que los caracteriza se pasa por alto; que las burlas y el desprecio de los agentes de la justicia son lo habitual en averiguaciones e investigaciones.
¿Estaremos mejorando en tolerancia, inclusión y demás? Yo lo dudo. Lo dudo muy seriamente.

miércoles, octubre 10, 2007

EDUCAR PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA

Autora:Mtra. Laura Rodríguez M.
Publicación: Síntesis, pendiente

En la búsqueda frenética por lograr la calidad educativa, los administradores de este campo se han olvidado que la educación, más que pretender la calidad de sí misma está encaminada a procurar la calidad de vida de las personas.
En efecto, las iniciativas para mejorar la calidad de vida de las personas están dirigidas principalmente a los adultos. Niños y adolescentes han quedado relegados de este proceso. Además, dada la visión futurista de la tarea escolar, en la cual se considera que la escuela tiene como función principal preparar a niños y jóvenes para la edad adulta, por lo que se centra en metas tales como el incremento de la eficacia de las escuelas o del nivel de logros de los estudiantes, se ha prestado poca atención a la calidad de vida en el ámbito escolar.
De ahí la necesidad de que profesores, autoridades, padres de familia y la comunidad en general presten atención a la calidad de vida de los alumnos y la procuren en el ámbito escolar.
La calidad de vida es la combinación de las condiciones de vida de una persona (cómo vive), su satisfacción en estas condiciones (cómo se siente en relación a cómo vive) y la forma en que valora esas condiciones con respecto a sus valores, aspiraciones y expectativas (cómo valora la forma en que vive).
También se relaciona con el concepto que la persona tiene de las condiciones de vida que desea tener, vinculadas con el bienestar material, físico y emocional, el desarrollo personal, las relaciones interpersonales, la capacidad de autodeterminación, la inclusión social y derechos. De ahí que en las escuelas sea fundamental promover la reflexión en torno a tales conceptos y aspiraciones.
La calidad de vida está explícitamente orientada a la persona en la complejidad de sus necesidades y aspiraciones. A través de ella se expresa la dignidad de la persona y se posibilita la construcción de sentido del proceso vital y la historia personal de cada uno. Así mismo, compromete a la persona con sus semejantes y con el entorno que le rodea, pues es sólo con los otros y con lo otro como se puede lograr la calidad de vida a la que se aspira.
En efecto, al buscar el mejoramiento de la propia calidad de vida se asume la propia responsabilidad frente al otro, pues este proceso impulsa a mantener la atención, la presencia, y la búsqueda de medios para mejorar la calidad de vida de uno mismo y de los demás. De este modo, conduce al reconocimiento de la dignidad del otro en su máxima fuerza y en su máxima vulnerabilidad así como a la toma de conciencia respecto a la alteridad y a la trascendencia del otro.
Estos planteamientos permiten reconocer la importancia de incorporar la reflexión y la acción encaminadas a mejorar la calidad de vida de los estudiantes, de los profesores y de la comunidad escolar a la tarea educativa.
Los beneficios derivados de calidad de vida como intencionalidad en la labor escolar deben impactar y relacionarse con la mejora de la planificación educativa, el desarrollo de modelos específicos de evaluación de programas centrados en la persona, y el incremento de la participación de los alumnos, en los procesos y decisiones que les afectan.
En concreto, se pueden implementar algunas estrategias para favorecer la calidad de vida de los estudiantes, como las que se mencionan a continuación:
- Insertar en el currículo experiencias significativas que contribuyan al desarrollo, concientización y dignificación de los estudiantes.
- Generar climas de aprendizaje positivos a través de los cuales los estudiantes disfruten y promuevan su desarrollo en el conocimiento, la creatividad, el esfuerzo, el trabajo en equipos y el cumplimiento de las normas de convivencia.
- Asegurar que los estudiantes experimenten logros positivos, y se sientan motivados y reconocidos como son, reconocidos en su dignidad y en sus cualidades personales.
- Proporcionar a los estudiantes tanta autonomía como sea posible, en condiciones adecuadas, para que tomen decisiones y hagan elecciones responsables.
- Asegurar un ambiente escolar en el que los estudiantes experimenten un creciente sentimiento de autoestima, de autovaloración y de respeto hacia sí mismo, hacia los demás y hacia la naturaleza.
- Promover un ambiente en el que las relaciones personales sean constructivas en lo intelectual, afectivo y moral, de modo que lleguen a convertirse en relaciones de amistad.
- Proporcionar un ambiente libre de daño físico y moral.

jueves, octubre 04, 2007

Consenso para trabajar; No para festejar

Autora: Celine Armenta
Publicación: La Jornada de Oriente, 4 de octubre 2007

Nuestros representantes federales están trabajando, aunque no siempre reciban andanadas de publicidad. Por ejemplo, poco ruido hubo el pasado 27 de septiembre, cuando con 78 votos en favor y ninguno en contra, la Cámara de Senadores ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que la ONU propuso para asegurar la inclusión y participación de todos.
La Convención ratificada por el senado es ambiciosa y su cumplimiento cabal no será fácil. Tomemos en cuenta, por ejemplo, que el Vaticano se ha negado a ratificar la Convención por considerar inaceptable “el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud que tengan en cuenta las cuestiones de género . . . incluso en el ámbito de la salud sexual y reproductiva”. ¿Esto creará resistencia en México?
La decisión del Senado es trascendente. Nos ha comprometido, como nación, a asegurar “el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones” y a que “puedan ejercer el derecho a la libertad de expresión y opinión . . . mediante cualquier forma de comunicación que elijan”. Esto habla, entre otras cosas, de empezar a aprender y a usar el lenguaje de señas y el alfabeto Braille. ¿Lo haremos, siendo que hemos ignorado las lenguas indígenas hasta ahora? ¿O bien, aprovecharemos el impulso de esta ratificación para empezar, ahora sí, a aprender y a usar las lenguas indígenas?
No será fácil; esto es claro. Pero el Senado fue contundente: “Al ratificar esta Convención, los Estados Unidos Mexicanos refrendan su compromiso [de] generar condiciones que permitan a toda persona desarrollarse de modo integral, así como ejercer sus derechos y libertades plenamente y sin discriminación”.
Formalmente, por ahora, en poco o nada mejorará la vida del millón de mexicanos con discapacidad. Falta armonizar las legislaciones locales, como señaló el presidente del Conapred, Gilberto Rincón Gallardo. Pero sobre todo, falta armonizar nuestras mentes y corazones, y transformar desde la educación hasta los medios de comunicación. Esta es la parte nodal del compromiso: generar una cultura nueva e incluyente, distinta a la que reflejó la Encuesta Nacional de Discriminación que nos demostró hace dos años que muchos mexicanos discriminamos abiertamente, o con acciones paternalistas, a quienes consideramos diferentes.
Por ello afirmo que el consenso del Senado no invita a celebrar, sino a cuestionarnos al interior de nuestras escuelas, nuestras empresas, nuestras familias y nuestras conciencias individuales: ¿nos sumamos a esto que ya se conoce como el primer tratado de derechos humanos del siglo XXI, o seguimos discriminando? La inclusión de todos y la celebración de la diversidad son elementos nodales del desarrollo sostenible; las naciones que han incorporado a su cultura y políticas estos conceptos, están asegurando horizontes de esperanza. ¿Los incorporaremos nuestras conductas y decisiones diarias? Ojalá; ojalá.

EL HURACAN DEAN Y LA FIESTA

Autora: Ma. Eugenia Sánchez D. de R.
Publicación: E-Consulta, 4 de Octubre 2007

En los muchos años que viví en una comunidad indígena de la Sierra Norte de Puebla, dos rasgos de los maseuales me marcaron, creo yo que para siempre: su capacidad de enfrentar la precariedad y el desastre, y su confianza en el "mañana".

Después de la helada de 1989 que acabó con las plantas de café, principal recurso económico de la zona, y que fue acompañada de la desregulación del precio del aromático a nivel internacional, yo me preguntaba con angustia cómo iba la población a enfrentar la situación. Si bien es cierto que las actividades múltiples que juntos habíamos llevado a cabo desde 1973, actividades productivas, educativas, de salud, organizativas, de vínculos hacia el exterior, amortiguaban las consecuencias de ambos desastres el "natural" y el "social", eso no era suficiente. Lo que pude observar y compartir en el post-desastre me pareció notable, notable la rapidez con la que los grupos domésticos se reorganizaron para reforzar las acciones productivas que ya hacían: elaboración de artesanías, trabajo de guías de turistas por parte de los niños, mujeres jóvenes emigrando temporalmente como empleadas domésticas, muchachos formando conjuntos musicales, hombres y mujeres reforzando los cuidados de la milpa y de los árboles de pimienta, utilización creativa de los apoyos del exterior. La flexibilidad mental, la entereza emocional, la habilidad para hacer frente a lo que ha sido su vida durante siglos, una incertidumbre en la precariedad me parecieron asombrosas. Pero más aún la capacidad de continuar celebrando la vida.

Sin caer en romanticismos que no ayudan a nadie, uno se pregunta de qué espacios profundos de su ser, de su "yolo" y de su "tonal"; de qué resortes culturales que provienen del "Talocan" y de San Miguelito , se nutren para adquirir esa fuerza para sobrevivir y celebrar.

18 años después de la helada y 8 después de las inundaciones de 1999, el
Huracán Dean llegó a la Sierra Norte de Puebla con una fuerza que no se esperaba. Los ancianos y ancianas de la comunidad cuentan que nunca había ocurrido un fenómeno semejante. "Era como una licuadora que parecía que iba a llevarnos a todos". Volaban los árboles, la lluvia se desplazaba horizontalmente y se desprendían los techos de muchas de las casas. Al día siguiente fue necesario, no sin cierto ritual de duelo, terminar de tirar el inmenso árbol secular que vigilaba la plaza principal. Los árboles de pimienta, uno de los principales recursos económicos actuales de la población, fueron arrancados por el viento como si se tratara de "desyerbar" una milpa. El local en el que suele ensayar la banda de la comunidad, en el que se organizan cursos diversos, se convirtió en albergue para aquellos cuya casa quedó inhabitable. Y después la lluvia incesante y el arribo de "Lorenzo" siguieron dejando su huella. Suficiente para desanimar al más bien plantado.

Pero se acercaba la fiesta del pueblo, el 29 de septiembre, y la población se organizó, para rehacer sus casas y para celebrar la fiesta. Es cierto que hubo que eliminar actividades festivas que se hacen en otros años, pero de ninguna manera lo esencial. Y así, llegó el gran día. Había 17 danzas: Negritos, Santiagos, Quetzales, Voladores, Moros, Tejoneros, Migueles; procesión por todo el pueblo, campeonatos de basket ball, puestos de tacos, garnachas, dulces, helados; vendedores de cacerolas y cobertores; la banda que no dejaba de tocar. Mucha gente, mujeres y hombres de todas las edades, de blusas bordadas y enaguas, de calzón blanco y huaraches, de blue jeans y tenis, de cachucha o sombrero, mole en la casa del mayordomo y los “tenientes”. Por todas partes había color y vida, inmersos en esa religiosidad que articula el temor y la alegría, las promesas y los miedos, el Talocan y San Miguelito. Después de un mes del huracán Dean, tal parece que de la desolación emergía la vida en esa comunidad náhuat, tal parece que es cierto aquello de que “la esperanza surge de la quebrantada condición humana”.

martes, octubre 02, 2007

EDUCAR PARA UN MUNDO MEJOR.

Autor: Martín López Calva
Publicación: Síntesis, Pendiente

“La renuncia al mejor de los mundos no es de
ninguna manera la renuncia a un mundo mejor”.
Edgar Morin

La educación genera a la sociedad que la genera. Esta es la idea compleja con la que hoy debemos ver la relación del sistema educativo con la realidad social si queremos comprender de manera acertada el fenómeno educativo que es siempre al mismo tiempo un producto de la sociedad establecida y un generador de renovación social.
Por lo tanto si se persigue la construcción de una sociedad-mundo que trascienda la crisis en que hoy vive la especie humana, es necesario trabajar por la transformación de la educación. Pero para lograr esta transformación de la educación es necesario impulsar al mismo tiempo una transformación profunda de la sociedad.
El camino hacia esta mutua transformación requiere del compromiso de todos los actores sociales y de todos los sujetos involucrados en la educación, pero lo más complicado es que supone una moral alta para poder dinamizar el círculo virtuoso del cambio educativo para el cambio social.
Los tiempos que corren en el mundo y en nuestro país no parecen ser propicios para emprender esta tarea transformadora porque estamos en una situación de gran desmoralización en la sociedad y esta baja moral se refleja de manera inevitable en el sistema educativo.
Porque la época en que vivimos es una época sin utopías, una etapa de la historia en la que la humanidad ya no cree en la posibilidad de construir “el mejor de los mundos” y parece por ello renunciar al reto cotidiano de construir “un mundo mejor”.
Pero la educación está intrínsecamente ligada a la esperanza. Educamos porque creemos en las posibilidades de mejoramiento del ser humano y en las posibilidades de desarrollo de la humanidad.
Resulta por ello imprescindible que los diversos actores que intervienen en el proceso educativo –padres de familia, estudiantes, profesores, directivos, gobernantes, investigadores, formadores de maestros, etc.- remonten la desmoralización imperante y vuelvan a asumir el desafío de transformar a la sociedad desde la trinchera educativa.
Para poder emprender este camino es necesario dejar atrás visiones simplificadoras y destructivas como:
-La visión ingenua tradicional que ignora la orientación e influencia social, política y cultural que tiene todo conocimiento.
-La visión de la adaptación acrítica al sistema vigente en la que se plantea abiertamente la relación educación y sociedad en términos funcionales: el sistema educativo es creado para servir al sistema social por lo cual tiene que enfocarse al mantenimiento del orden establecido.
-La visión determinista de la reproducción en la que se afirma que toda educación está irremediable y absolutamente determinada por las estructuras sociales y los grupos que detentan el poder por lo que es prácticamente imposible intentar cualquier cambio.
-La visión de la liberación utópica que surge como oposición a las visiones deterministas y a las de adaptación acrítica pero cae a menudo en las miradas en blanco y negro acerca de lo social y en las posturas radicales del “todo o nada” que conducen a la impotencia o la frustración.
Frente a estas visiones simplificadoras que impiden una trans-formación educativa acorde con el cambio de época, resulta indispensable generar una visión compleja de la relación educación-sociedad que tendría que sustentarse en:
1.-La aceptación de que el conocimiento está unido por todas partes a la estructura de la cultura y de la organización social y que por lo tanto es imposible pensar en una educación aislada o neutral frente al fenómeno social, cultural y político.
2.-La comprensión profunda y convencida de que esta liga irrenunciable entre conocimiento y sociedad, genera no solamente que el conocimiento sea determinado y producido por las condiciones socio-políticas y culturales sino también determinante y productor de estas condiciones.
3.-Una toma de postura firme al carácter reproductor-liberador o liberador-reproductor de la educación frente al fenómeno social y a la necesidad de que el sistema educativo sea un actor social dinámico y responsable.
4.-Una actitud de compromiso complejo que reconozca que la educación tiene un papel conservador y un papel revolucionante de la cultura.
5.-Una posición de vanguardia y retaguardia que asuma que el sistema educativo tiene que ir delante y detrás del proceso social, de manera que juegue un papel de reflexión sosegada de los fenómenos sociales y también de vanguardia creativa que visualiza nuevos horizontes sociales.
6.-Una conciencia operante acerca de la realidad de que el conocimiento es poder y da poder en esta época de la “sociedad de la información”, que conduzca a una activa orientación del sistema educativo hacia la democratización del conocimiento.
Solamente así podremos retomar el camino para regenerar el círculo virtuoso que nos conduzca a educar para un mundo mejor.

martes, septiembre 25, 2007

El Caciquismo Mediático y el Caciquismo Partidista

Autor: Rodrigo Saldaña Guerrero
Publicación: E-consulta, 25 Septiembre 2007

Y la pregunta de los próximos 64 años del futuro de México es ¿mientras uno juega a investigar el rancho de los Fox y los uniformes militares de los hijos de Calderón, ¿qué es lo que pasa en el país?. Sí, ya sabemos que aquí a robarse una calle se le conoce como “lucha social”, pero ¿actuar como Atila o como Pancho Villa saqueando Columbus puede ser considerado como lucha social o política?.

Eso no quiere decir que si uno está en contra de una violencia absurda por parte de descontentos tenga que apoyar la violencia absurda del Gober Precioso, de Ulises Ruiz, de los policías graduados en la Escuela Ultramoderna del Postpaleolítico… El Gober y los Desgobers pueden tener algún tipo de futuro en la jerarquía del crimen organizado, pero no tienen nada que ver con la verdadera política. Tampoco lo tienen sus homólogos que secuestran calles o personas, que colocan bloqueos o bombas.

Uno puede tener sus sospechas sobre los Fox, pero basta oír a las hienas que se lanzan sobre ellos para tener más que dudas sobre tan turbia historia. Similarmente, piense uno lo que piense sobre los perversos telécratas tan pronto como uno oye la defensa de la reforma electoral constitucional de políticos como Pablo Gómez o Navarrete, la reforma empieza a despedir un hedor insoportable. Acto I: El IFE detecta cerca de 300 mil spots de propaganda de campaña no reconocidos. Acto II: El IFE encuentra que los partidos han cometido fraude fiscal. Retuvieron impuestos a sus empleados y no se los entregaron al fisco. Acto III: Los partidos le cortan la yugular al IFE. ¿Qué pasará con los spots no justificados? ¿qué pasará con el fraude fiscal? ¿habrá más degollados?.

Y no, no es necesario correr al campo de los telécratas porque uno no quiera acampar en San Lázaro. Más precisamente, parte del hedor nace de que la famosa reforma no golpea, como se anuncia con tantas fanfarrias, a los turbios y torvos medios. Los medios tienen un enorme poder, y éste va mucho más allá de cobrar por los spots. Pueden presentar sólo los buenos momentos de un candidato, y subrayar los malos momentos de otro. En la campaña pasada vimos una serie de ejemplos maravillosos de esta discrecionalidad.

El candidato López Obrador sólo aceptaba entrevistas con quienes le hicieran el juego, y en cambio se negaba a responder preguntas incómodas. Si los reporteros lo hubieran perseguido, exigiendo respuestas como era su deber, el candidato López Obrador hubiera aparecido en horario triple A como El Candidato de la Mala Figura. Pero los reporteros y sus jefes dejaron ir a su presa. ¿Por qué?. Cuando apareció con un reloj regalado por otro político, que superaba en mucho el monto permitido por la ley, también lo dejaron ir. ¿Por qué?.

Con este tipo de manejo discrecional, los medios pueden generar fuertes corrientes, exaltar o abatir políticos, sin necesidad de decir o presentar nada denigrante. Con los partidos y sus candidatos maniatados en cuanto al uso de los medios electrónicos, éstos pueden tener más peso que nunca en la política mexicana. Tenían un inmenso poder. Ya no lo tienen. Ahora tienen un supermegagigapoder. Cortesía del H. Congreso de la Unión. Están para servirlos, chicos.

A estas alturas del partido a casi todo el mundo parece habérsele olvidado que no hay relación necesaria alguna entre la “heroica” toma del IFE por los nuevos Panchos Villas y el terrible golpe de todos los medios tan temido. Las críticas a la toma del IFE pueden y deben ser contestadas, sin mezclar la cuestión mediática. Y sin embargo, el Heroico Batallón de San Lázaro sigue utilizando eficazmente un viejo truco priísta, y tomando las críticas al agandalle del IFE con defensas del golpe a los medios. Hasta parecen conductores de televisión.

Su última ocurrencia es de antología. Primero quisieron que la Constitución prohibiera difundir mensajes que pudieran influir en las campañas. Después quitaron esa parte de su proyecto y comenzaron a decir: “nada contra la Libertad de Expresión. Aquí no hay nadie más que nosotros, los pollitos inocentes. Los medios pueden decir lo que quieran, por su cuenta. Ahora dicen que van a meterse con el mercado negro de entrevistas, que parecen gacetillas (si, eso que todos ellos negaron o minimizaron cuando lo sugirieron personajes como Hector Aguilar Camín). ¿Por qué todo este borlote?. Pues porque el único medio real de pegarle al cacicazgo mediático es la formación de los usuarios de los medios en general y, en el campo político, la formación de ciudadanos que conocen la problemática social, la historia, sus propias necesidades y la manera de evaluar a los gobernantes que satisfacen o no esas necesidades. En otras palabras, para restringir el indebido poder de los medios, ¡los partidos deben hacer el trabajo de los partidos!. Con los medios dedicados a dictar la agenda política y los políticos dedicados a manipular la imagen, los demás mexicanos estamos atrapados en medio de la batalla de gigantes. Como que ya es hora de recordarles a los dos que nosotros somos los que mandamos, y ellos los que deben obedecer, ¿no?.

viernes, septiembre 21, 2007

DE SOBERANIAS, PATRIA, CIUDADANIA Y NEGOCIACIONES

Autor: Javier Sánchez Díaz de Rivera
Publicación: La Jornada de Oriente, 21 de Septiembre de 2007

La reforma electoral es agua fresca para nuestro país, un urgente reacomodo de poderes y un suceso insólito de negociación política. Se negociaron intereses pero no fue una suma cero. Quedó un saldo a favor de todos. Contener el poder omnímodo de los medios masivos de comunicación que se habían erigido en jueces absolutos de la vida nacional sin freno ni control. Disminuir el costo de las elecciones, limitar el poder del dinero para influir en las decisiones del voto. Como quién dice le paramos el alto al dictadura mediática, nos ahorramos una lana y ganamos un poco de libertad para razonar mejor nuestro voto.
¿Qué hizo posible tal suceso? ¿fue la soberanía del pueblo?, ¿fue el amor a la Patria? ¿fue una falla en el cabildeo de los medios con los legisladores? ¿ fue la fuerza ciudadana? ¿fue la presión poselectoral?, ¿fue un encuentro en el rebase por la izquierda?, ¿es acaso un cambio en el carácter del poder legislativo que reacciona al fin a su público desprestigio?
Me parece fundamental evadir los excesos verbales de soberanías y amores aunque algo de ellos haya en todo esto. Algo de soberanía del pueblo emerge cuando los tres partidos mayoritarios se ponen de acuerdo, si bien no les falta razón a los partidos pequeños de que los están dejando al margen del camino y con eso la soberanía se empobrece. Algo de amor a la patria aparece cuando se enfrentan intereses tan poderosos, aunque algo hay de eso de no somos machos pero si somos muchos. No prevaleció el dinero y el cabildeo en que se habían corrompido muchos legisladores. La fuerza ciudadana es un término jabonoso. Todos argüimos nuestra ciudadanía para manifestar nuestros intereses. Que fuerzas ciudadanas se reunieron en este caso. La fuerza ciudadana que se aglutina en torno al reclamo poselectoral y la propuesta de López Obrador. La fuerza ciudadana de los mundos universitarios, centros de reflexión y grupos de opinión que llevan tiempo tomando cuentas a los legisladores y proponiendo cambios. La fuerza ciudadana que califica al legislativo como una de las instituciones menos confiables del país.
Parece que convergieron los astros. Habría que cuidar el alineamiento porque faltan aún muchas cosas. La ley de radio y televisión, la reforma laboral, la reforma del estado. También toca seguir mejorando esta reforma electoral. Hacer caso a los partidos pequeños para lograr mayor posibilidad de penetración de sus propuestas, la segunda vuelta, las candidaturas ciudadanas.
El enfrentar el poder de los medios de comunicación masiva recupera al Estado por encima de intereses particulares. Esto es bueno para todos, inclusive para ellos.
A las universidades nos toca seguir proponiendo, abriendo foros, debates, como los que se han hecho en conjunción con algunos medios libres y legisladores. A los legisladores les toca mantenerse en ese tal vez nuevo carácter de negociación y acuerdo. Van recuperando prestigio. Muchos nos sentimos representados por primera vez en mucho tiempo. Metámosle velocidad. Nos urge un país equitativo.