miércoles, abril 28, 2010

Los años de cobre

Autora: Yossadara Franco Luna
Publicación: Síntesis, Tlaxcala, 29 de abril de 2010
Han sido tres los momentos más importantes —de oro— en la vida política de México y cada uno ha provocado altas expectativas, pero tres veces aquellos años dorados se volvieron de cobre: el nacimiento del México independiente, encabezado por Agustín de Iturbide; la ascensión de Francisco I Madero y Vicente Fox a la presidencia de la República. Procesos que se vivieron en tres épocas distintas, pero con características similares.
     El 27 de septiembre de 1821 el país estaba sacudido por el entusiasmo y el gozo: un abrazo había bastado para que los tres siglos coloniales quedaran atrás y se vislumbraba una nueva época que traería consigo la “independencia absoluta” de España. Los mexicanos creyeron encontrar en Iturbide al hombre que cambiaría las cosas, pero pronto pareció que en lugar de administrar la victoria iba cayendo en un abismo. Las señales de inseguridad personal no tardaron en salir a flote ante los enormes problemas que enfrentaba el país. Decidió resolverlos a través de tropelías y con violencia hacia la oposición. Una vez que las circunstancias se volvieron anárquicas a causa suya decidió abdicar del trono.
     Empezaba la segunda década del siglo XX cuando una nueva borrachera zarandeó al país: “ahora sí el cambio está por llegar”. Madero mostró desde muy pronto una notable capacidad política, expandió su popularidad integrando a los disidentes del régimen en su base. Para 1911, este hombre estaba involucrado en el proceso del cambio político, pero no supo leer que su eco había alcanzado a quienes tenían otro tipo de reclamo social, preponderantemente el agrario. Se evidenció muy pronto la ausencia de un proyecto de gobierno, lo que trajo consigo insatisfacción en los grupos políticos y en las distintas clases sociales. Se hablaba de una incapacidad gubernativa que se hizo insostenible. La clase media, sus antiguos seguidores, estaban inconformes porque parecía desprovisto de carácter para echar a andar a un nuevo tipo de nación mientras que el sector rural se encontraba seriamente enojado por la falta de disposición para dar una solución definitiva al problema agrario. Encontró la muerte porque aquellos seguidores le dieron la espalda.
     En el año 2000 la multitud explosiva se agolpó en el Ángel de la Independencia, escenario de incipientes triunfos futbolísticos y también de la celebración por el “cambio foxista”. El clima era de satisfacción nacional, por fin el PRI dejaba Los Pinos y con ello se iba la serie de elementos que no habían permitido otro tipo de país. Fox tenía en sus manos, igual que Iturbide y Madero, la oportunidad de tomar decisiones que impulsaran al país. Tal parece que su primer y gran tropiezo fue con la Reforma del Estado. Según palabras de su colaborador Jorge Castañeda “nunca le dio importancia, ni la entendió, tuvo miedo” por lo tanto el desmantelamiento del sistema corporativo priista no se llevó a cabo y lo que sí sucedió fue un nuevo tipo de cogobierno: PRI y PAN se volvieron uno mismo.
     En los tres casos el miedo a la ruptura, al cambio, a iniciar algo nuevo estuvo latente. Se desaprovechó la oportunidad de desmantelar un sistema político obsoleto y crear uno donde los ciudadanos también tuviesen un lugar. Pudieron ser los años dorados, pero hoy se leen como los años de cobre.

jueves, abril 22, 2010

No se puede dejar de hablar de esto

Autor: José Rafael de Regil Vélez Publicación: La primera de Puebla, 19 de abril de 2010

En los últimos meses han aparecido frecuentemente en distintos medios noticias, artículos, columnas que hablan de denuncias que han sido hechas desde hace años en torno a la pederastia cometida por religiosos de la Iglesia Católica.
     El asunto ha provocado reacciones. En Estados Unidos las demandas han tomado curso legal, las diócesis han desembolsado para indemnizar a las víctimas. En Irlanda el clero ha sido notificado por el Vaticano que afrontará medidas disciplinarias.
     En México el caso del padre Maciel con las acusaciones de abuso hacia seminaristas de su congregación y contra sus propios hijos ha ocupado gran espacio en la prensa y los medios electrónicos.
     Tradicionalmente la Iglesia ha tratado estos asuntos en silencio, sin informar a la sociedad.
    Sin embargo, el tema ha tomado tal tamaño que hoy es posible encontrar en la página web del Vaticano un apartado intitulado "Abusos contra menores. La respuesta de la Iglesia", incluso ha sido dada a conocer la "Guía para la comprensión de los procedimientos de base de la Congregación de la Doctrina de la Fe que hay que cuidar en las acusaciones de abusos sexuales". Ya no es posible ignorar que hay en el abuso sexual a menores un problema.
     En la mañana, cuando escribía este artículo, los medios daban cuenta del lacrimógeno encuentro de Benito XVI con víctimas de pederastia en Malta. La Iglesia se ha visto obligada a pronunciarse ante el público, porque está en el ojo del huracán.
     Ante todo esto podemos hacer algunas reflexiones.
     El Papa ha hablado, ha pedido perdón, ha dicho que delitos como éstos no pueden ser permitidos. Llama la atención que en países como el nuestro, en el cual hay denuncias de pederastia desde hace muchos años, no sea sino hasta muy recientemente que los obispos asuman hablar en público del tema y señalen que no cobijarán a los clérigos en estos casos. Tal pareciera que lo que los ha movido a hablar ha sido que el Papa lo ha hecho antes, no que las víctimas merezcan un trato digno, pues de ser así hubiera habido más transparencia y acciones firmes.
      Creo que reconocer este tipo de problemas debe ser realizado por justicia con las víctimas, no porque el Sumo Pontífice hable y entonces todos lo demás lo hagan.
      Por otra parte, recientemente el vocero del Vaticano señaló que la pederastia es un asunto más bien relacionado con la homosexualidad que con el problema del celibato… un juicio espectacular, pero posiblemente sin bases serias. En nuestro país no ha faltado quien como el obispo Arizmendi señale la culpabilidad de los medios de comunicación con sus "continuas invitaciones al hedonismo, al goce del placer, ante el cual sucumben tantas personas"… Así, los sacerdotes sucumben a un mundo de tentaciones que no debería existir.
     En esta lógica, hoy por hoy debe ser discutida con toda apertura la conveniencia de una disciplina añeja como la de que los sacerdotes no se casen, porque las consecuencias de su proceder afectan más allá de las paredes de los templos. Este debate requiere del concurso serio no sólo de la filosofía y teología, sino de las ciencias humanas, que pueden dar mucha luz en lo que a la conducta humana se refiere.
      Y es to pone el acento en algo más: ¿cuál ha de ser la formación para una sana afectividad que debe darse a quienes desempeñarán un servicio como el de los ministros de culto (y podríamos añadir educadores, psicólogos, etc., todos los profesionales que tienen que ver con procesos de acompañamiento de otros seres humanos). ¿Siguen siendo válidas las estructuras en las cuales una persona debe dejar su familia para formarse en régimen de internado durate edades en las cuales hay que consolidar la afectividad?, ¿basta con dar información sobre la sexualidad para resolver este tipo de problemáticas?
     He sido testigo en muchas ocasiones de cómo algunas personas en las parroquias encubren a los padrecitos, con argumentos de muy diversa índole. Justifican sus fallas señalando que no son todos, que son humanos como otros, que ya Dios se encargará de juzgarlos y a nosotros nos toca ser caritativos para con quienes entregan su vida a nuestro servicio.
      Esto, a todas luces, parece más sentimental que sensato. Los laicos han de establecer un mecanismo adecuado de acompañamiento y rendición de cuentas a sus pastores para que quienes encabezan sus comunidades lo hagan sin agraviar a nadie, ni en lo sexual, ni en lo económico, ni en ningún otro aspecto.
     Claro, esto requiere personas que actúen como adultas y no como niños en custodia de quien les diga qué hacer, pensar, decidir, lo cual va de la mano con una adecuada formación en la que lo relativo a la fe tenga razonabilidad y no sólo se reduzca a cuestiones que hay que creer por creer, ni en reverencia irracional a autoridades a las cuales de ninguna manera se puede cuestionar.
     La actual crisis que vive la iglesia católica pone sobre la mesa la necesidad de que en el mundo de hoy haya transparencia en lo religioso, que existan clérigos y laicos mejor formados; que en esta materia haya razonabilidad y no sólo fe a ciegas. No es posible dejar de hablar de estos temas.
No quiero terminar sin decir que la pederastia no es sólo un asunto de curas: ocurre en diversos ámbitos, incluso en el seno de las familias. No puede ser permitida en ningún espacio y habrá que trabajar para encontrar adecuados métodos educativos a fin de que las mujeres y los hombres podamos vivir relaciones interpersonales que no perjudiquen a quienes viven a nuestro lado.

El modelo equivocado

Autor: Alexis Vera
Publicación: E-Consulta, 21 de abril de 2010

El mundo occidental le apostó y le sigue apostando desde hace ya varias décadas al capitalismo extremadamente liberal como fórmula única de solución al problema de la generación de riqueza y disminución de la pobreza. Estados Unidos ha encabezado la lista de las naciones promotoras de dicho modelo. A su vez, México, como fiel discípulo, ha abanderado incondicionalmente las ideas del vecino del norte.

     Sin embargo, hoy el mundo tiene ya suficientes evidencias de que el liberalismo económico, aunque eficaz para generar riqueza, no es igualmente efectivo para distribuirla y tampoco para reducir la pobreza. En efecto, en México tenemos grandes multimillonarios pero también tenemos muchos millones de pobres. Y es que el liberalismo económico parte del supuesto de que las empresas, al actuar en su propio beneficio, también hacen un bien público, pero la realidad nos ha mostrado que esto no es siempre cierto. Incluso hemos visto que en muchos casos las cosas son justo al revés. Para muestra un botón: recientemente hemos sido testigos de que no pocos bancos estadounidenses otorgaron créditos hipotecarios irresponsablemente pensando en las enormes ganancias que esto les traería; sin embargo, tales acciones resultaron sumamente dañinas para el resto de la sociedad, pues detonaron una crisis mundial sin precedentes. Crisis de la cual todavía no acabamos de salir. Nuevamente fuimos testigos de cómo en este sistema, con frecuencia, las ganancias se privatizan y las pérdidas se socializan.
     A pesar de las recurrentes crisis, tampoco parece cierto que todo en el neoliberalismo sea malo. Este sistema es probablemente una de las mejores formas que ha encontrado el hombre hasta hoy para organizar la economía. Pero es imperfecto y, entre más liberal se hace, menos bueno es, en especial para el grueso de la población. La derecha política del mundo nos ha querido convencer, desde hace décadas, que dejar que las empresas hagan lo que quieran es también bueno para el resto de la sociedad. Pero la realidad nos ha mostrado que, a partir de cierto punto, esto es completamente falso; dejar demasiado libres a las empresas puede ser incluso destructivo para la mayoría de la población.
     La derecha (y el centro también) deben aceptar que se equivocaron cuando nos dijeron que todos estaríamos mejor con el neoliberalismo. Es evidente que en nuestro país cada vez hay más gente en la calle y que el crimen ha aumentado (por sólo mencionar algunos síntomas negativos), y tal cosa es en gran medida debida al tipo de capitalismo que tenemos y, además, a una mala puesta en práctica del mismo. En efecto, el neoliberalismo que se practica en nuestro país parece más una copia pirata del de Estados Unidos que un modelo bien pensado y adaptado a nuestra realidad. En el mundo hay muchos mejores casos de neoliberalismo puesto en práctica que el nuestro. Por otra parte, la izquierda política debe pensar en soluciones alternativas realistas, no utópicas (como acostumbra), al problema de desarrollo en México.
     A Einstein se le atribuye la idea de que "tonto es aquel que intenta obtener resultados diferentes haciendo las cosas de la misma manera". Nuestros gobiernos siguen necios con impulsar el capitalismo en extremo liberal. Nos prometen salir del hoyo haciendo lo mismo que nos metió en él. Pero además, el reto no es solamente elegir el modelo de desarrollo nacional más apropiado, sino también decidir cómo éste se debe ejecutar en la práctica. Los países nórdicos, que son quizá las sociedades más avanzadas del mundo, son capitalistas liberales también, pero en ellos el gobierno tiene un papel más activo y protagónico en la economía: interviene mucho en ella para asegurar que los intereses de particulares no dañen el interés público.
     En México tratamos todo el tiempo de imitar a Estados Unidos, pero eso es sumamente tonto considerando que las condiciones sociales y económicas son diametralmente diferentes. Claro que también tenemos la presión, siempre tensionante, de un vecino extremadamente poderoso. A veces, aunque queramos, no tenemos mejor opción que hacerles caso. Pero nosotros lo empeoramos si todo el tiempo, y para todo, volteamos a encontrar respuestas al norte del río Bravo.
     ¿Cuándo entenderemos que este modelo de desarrollo es equívoco para nosotros y, en consecuencia, crearemos uno propio que responda mejor a los grandes y pequeños desafíos nacionales? La crisis social y económica que enfrentamos hoy nos lo exige categóricamente.

Educación a lo largo de la vida. El desafio de una universidad abierta a todos

Autor: Martín López Calva
Publicación: El columnista, 22 de abril de 2010
El muy conocido “informe de la comisión Delors” realizado para la UNESCO y publicado con el título de “La educación encierra un tesoro” acuña el concepto de “Educación a lo largo de la vida” que ha ido permeando cada vez más el campo de la Educación sobre todo en Europa y empieza a introducirse también en nuestro país.
     Este concepto plantea que la educación, a partir del siglo XXI no podrá ser más un proceso dirigido exclusivamente a los niños, adolescentes y jóvenes, que inicia en el jardín de niños y termina en la licenciatura o el posgrado.
     La idea de una “educación a lo largo de la vida” es que los ciudadanos de este nuevo milenio tendrán el compromiso y la exigencia social de continuar preparándose de manera permanente no importando su edad o condición laboral. La sociedad del conocimiento exigirá cada vez más a las personas la actualización constante para poder seguir participando de la vida social y cultural y no autoexcluirse de la dinámica humana.
     Porque la producción y regeneración acelerada del conocimiento en todos los campos de la vida humana hace que actualmente una persona al egresar de una carrera universitaria o incluso de una maestría o doctorado se encuentre ya rezagada respecto a los últimos descubrimientos, teorías, métodos, técnicas e instrumentos de su campo profesional.
     Además de lo anterior, la dinámica social está abriendo espacios para incorporar a todos los ciudadanos a procesos formativos sean estos parte de programas formales o procesos más bien libres y no ligados a determinado grado o nivel escolar.
     De manera que la “Educación a lo largo de la vida” implica por una parte lo que se concibe actualmente como “capacitación” o “actualización” para profesionales o empleados en servicio que necesitan adquirir las nuevas teorías, métodos y técnicas para desempeñar mejor su trabajo de acuerdo a la evolución que cada campo va sufriendo de manera cada vez más rápida.
     Pero implica además la oferta de espacios abiertos y flexibles para la “alfabetización” en “Tecnologías de información y comunicación” de los llamados “migrantes digitales”, para el aprendizaje de otros idiomas que se están requiriendo cada día más tanto por la globalización del trabajo como por la dinámica de movilidad internacional de personas que es cada vez mayor, así como para el desarrollo humano, la apreciación artística y el uso productivo del tiempo libre de adultos y adultos mayores que quieren complementar su formación y crecer en distintas dimensiones de su persona.
      Este nuevo concepto educativo tiene un funtamento filosófico en la visión dinámica, histórica, abierta e inacabada del ser humano que se acepta hoy prácticamente de manera universal.
     El filósofo catalán Octavi Fullat, afirma que el ser humano no es educable sino educando. Esto quiere decir que la humanidad tiene como rasgo fundamental el no terminar nunca su proceso de formación, sino estar siempre abierto (“siempre ya y todavía no” dice el Dr. Ricardo Avilés) a ulteriores aprendizajes y a más elaborados, más amplios, más profundos conocimientos teóricos, prácticos y existenciales.
     Esta visión coincide con la idea de muchos filósofos acerca de la humanidad como “especie no fijada”, como colectivo en constante evolución, en permanente lucha por “llegar a ser lo que es”, porque como afirma el filósofo canadiense Bernard Lonergan: “Ser humano es algo que si lo somos, lo somos sólo precariamente. Es un continuo reto”.
     En ninguna época como en la actual esta característica humana de inacabamiento y exigencia de autoconstrucción –humanización permanente- había sido tan evidente y necesaria socialmente hablando. De ahí la pertinencia y actualidad de este concepto de “educación a lo largo de la vida”.
     Esta necesidad de formación continua exige de cada persona una actitud de apertura al aprendizaje y de deseo de saber, que necesita tomar forma en una planeación individual de la formación permanente al modo de lo que se llama técnicamente elaboración de un “plan de vida y carrera”.
      Por otra parte, a las instituciones de educación superior este nuevo rasgo les está pidiendo una reestructuración que deje atrás la visión rígida tradicional de licenciaturas y posgrados bajo la que está cimentada toda la organización universitaria y abrirse a una nueva estructura flexible y multidisciplinaria que a partir de la creatividad universitaria diseñe nuevos conceptos, nuevos planes y procesos formativos que respondan con una oferta amplia, variada, ajustada a las necesidades de cada persona, pensada para perfiles diversos y no homogéneos, a la demanda de educación de adultos que será cada vez mayor.
     Tratando de responder a esta nueva visión de la “educación a lo largo de la vida”, la Universidad Iberoamericana Puebla ha abierto recientemente su programa de “Universidad para adultos mayores”, que viene a complementar su oferta de programas de licenciatura, diplomados, cursos de actualización y Educación continua y posgrados. Como afirma la página web de la universidad: “Este programa incluye: conocimientos científicos, humanísticos y artísticos; actualización en tecnologías de información y comunicación; formación de grupos de interés; viajes culturales guiados, etc. Lo anterior con el fin de ampliar el horizonte de intereses y actividades de los adultos mayores, propiciar la realización personal, la renovación vital y hacer los ajustes necesarios para enfrentar la etapa existencial de los adultos mayores...”
     Se trata de un programa novedoso que ha tenido mucho éxito en la sociedad de Puebla y que seguramente irá implicando la reorganización progresiva de la oferta universitaria que construya un “continuo educativo” que irá desde el bachillerato –“Prepas Ibero”- hasta los espacios flexibles no ligados a grados oficiales para profesionistas y no profesionistas de todas las edades que respondan a esta demanda de “educación permanente” , pasando obviamente por las licenciaturas, maestrías y doctorados.
     Para empezar un proceso de sistematización y reflexión sobre el reto de la “Educación a lo largo de la vida”, la UIA Puebla organiza, a través de la dirección de Educación continua y el Campo estratégico de acción en modelos y políticas educativas, el “Primer foro sobre educación de adultos y adultos mayores” que se realizará el próximo viernes 23 de abril en el aula magna “Alejandro Morales Palacios” (C-201) de 9 a 17 hrs.
      En este espacio se reunirán investigadores y formadores de adultos y adultos mayores para compartir experiencias y reflexiones sobre esta nueva era de la educación en la que la escuela y la universidad tendrán que democratizarse y estar abiertas a todos y pensarse de manera que los estudios universitarios tengan diversas formas de iniciar pero formalmente no tengan una terminación cerrada por la obtención de un título.

domingo, abril 18, 2010

LA CIVILIZACIÓN Y EL CUMPLIMIENTO DE LAS LEYES

Autor: Guillermo Hinojosa R.
Publicación: La primera de Puebla, 12 de abril de 2010

Un ejemplo de chiste para hablar mal de México y de los mexicanos es decir que no es que seamos subdesarrollados sino que en realidad somos subcivilizados; que estamos en vías de civilización. Me parece que el diagnóstico del bromista es más acertado que el habitual de los sociólogos y economistas. Creo que nos da más esperanzas para el futuro. Es más fácil volverse civilizado que salir del subdesarrollo.
     Tirar la basura en la calle, vaciar el cascajo en cualquier lote baldío, poner las bocinas de una fiesta a todo volumen hasta las tres de la mañana sin que importen los vecinos, y un largo etcétera, son muestras de incivilidad, no de subdesarrollo. Nada hace sospechar que tales usos y costumbres mexicanos desaparecerán cuando finalmente logremos que la industrialización y el producto interno bruto nacional nos pongan en la lista de países desarrollados, si es que alguna vez llega a suceder.
     No cumplir las leyes, o cumplirlas sólo cuando nos conviene, tiene poco de subdesarrollado y mucho de incivilizado. El automovilista que se pasa el rojo porque juzga que como persona libre y autónoma puede decidir qué hacer sin someterse a la tiranía del semáforo, porque además no viene nadie y él tiene prisa, es tan bárbaro como el que cierra la calle para organizar un baile y quemar llantas.
      Recientemente me sorprendió constatar que muchos de mis colegas universitarios, la minoría educada, no habían registrado su teléfono móvil. ¿Por qué? "Porque esa ley es una idiotez; porque quién sabe qué van a hacer con la información; porque quiero ver qué pasa después de que se venza el plazo, a ver si de verdad los van a cortar; porque eso lo deberían hacer las compañías telefónicas, no los usuarios; porque no pensaron que iba a pasar cuando hubiera millones que no se registraban" y otro largo etcétera.
     Al igual que el automovilista que se pasa el alto, quienes no registran su teléfono pueden encontrar muchas razones que justifican su conducta. Pero una de las bases de la convivencia civilizada es el cumplimiento de la ley común para todos. No cumplirla, por la razón que sea, le suma puntos a la barbarie.
     Además del respeto a la ley, otras bases de la civilización son el cuidado del espacio común (que no hacen quienes tiran la basura o el cascajo), la consideración a los demás (que no tienen quienes festejan a todo volumen), la acción colectiva coordinada (que sí hacen quienes cierran las calles) y el amor por la cultura.
     Pero ¿se debe cumplir con la ley aunque sirva a los monopolios y vaya contra los intereses de las mayorías; aunque la autoridad sea corrupta; aunque los legisladores se comporten como pandilleros; aunque los inspectores y la policía sean unas sanguijuelas? Por difícil que parezca, la respuesta es sí. Ningún problema social se resolverá por la vía de no cumplir la ley. En cambio muchos problemas desparecerán al hacerlo. Aun la desobediencia civil y la resistencia tienen sus reglas y sus formas civilizadas de hacerse. No son asunto individual ni, mucho menos, esporádico y a conveniencia.
     No nos preocupemos del subdesarrollo y su casi imposible escape; olvidémonos de la educación y sus promesas incumplidas; enfoquemos nuestras energías en un esfuerzo civilizador que, bien dirigido, puede empezar a rendir frutos a corto plazo. Lo demás, incluida una mejor calidad de vida, vendrá por añadidura.

CULPABLE DE LA SUBORDINACIÓN FEMENINA

Autora: Celine Armenta
Publicación: Síntesis, Puebla, 13 de abril de 2010

¡Encontremos al culpable, neutralicemos sus efectos y la subordinación de las mujeres quedará eliminada! Esa parecía la consigna de una mesa redonda en el exitoso Festival Pasión del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla.
     Pero, aunque el título de la mesa era: La educación judeocristiana y su influencia en el establecimiento de la figura femenina en México, ninguna de las ponentes caímos en la tentación de culpar a la religión de las miserias que las mujeres hemos aguantado por generaciones y que hoy son evidentes tanto en la exaltación de la vida desde la concepción como en la violencia machista.
     Sí es importante hallar al “culpable”, pero llamar así a las religiones es una falacia burda, tan persuasiva como errónea. El que los jerarcas religiosos apoyen la perpetuación de una misoginia imperdonable, no los hace causantes de la misma.
     Las culturas no-occidentales y las previas a lo judeocristiano también relegaron a la mujer; y muchas de manera más tajante que nuestra cultura. La subordinación de la mujer ha sido un fenómeno planetario desde que la humanidad tiene memoria. ¿Quién y cuándo la inventó?
     En la época de las cavernas no imperaba la lógica que hoy mantiene a la misoginia; hay indicios de que había culturas patrilineales, matrilineales y mixtas en esas sociedades de economía sin acumulación de riqueza, sin propiedad privada o comunal y con densidad poblacional mínima.
      Pero hace diez mil años tuvo lugar la Revolución Neolítica, tras la última glaciación y la consecuente escasez alimentaria para los recolectores, carroñeros y ocasionales cazadores humanos de entonces.
     Esta fue la primera transformación radical de la humanidad, cuando surgieron la sedentarización y la agronomía. El crecimiento poblacional se convirtió en deseable, lo que legitimó el culto a la maternidad y la condena al aborto. Se generaron excedentes; se creó la propiedad y su acumulación; la concentración de poder ofreció ventajas; y las mujeres se convirtieron en propiedad valiosa que debía ser controlada.
     Hoy la tecnología permite un nuevo cambio y la crisis económica y ecológica nos urgen a realizarlo. Hoy en México podemos revertir la inequidad que no es fruto de 500 años de “educación judeocristiana” sino de 10,000 años de un modelo ya agotado. La tarea es menos fácil de lo que parecía, pero tenemos urgencia de lograrla.

METIÉNDOME DONDE NO ME LLAMAN

Autora: Celine Armenta
Publicación: ¨Puebla on line, 19 de abril de 2010

Todos somos expertos en beisbol y gimnasia olímpica desde el sillón de la sala. La distancia nos engaña parcialmente pero también nos da una claridad difícil de alcanzar por el manager y el entrenador. Por eso muchos, yo incluida, adquirimos el feo hábito de arreglar el mundo, ofrecer sugerencias no solicitadas y meternos donde no nos llaman.
     Esto explica que yo quiera aportar unos consejos a la Iglesia Católica en lo que, sin exagerar, considero que es su primera crisis planetaria: una tormenta impensable en cualquier otra época, cuando la tiranía de las comunicaciones no decidía sobre la vida y la muerte, el endiosamiento y la condenación.
     Así lo veo: aunque relativamente fueran muy pocos, los curas pederastas no son perdonables, ni lo es la institución en que militan, de la que comen, y para la que viven; menos perdonable es la canallada de quienes seguramente son muchos: los obispos, curas y laicos encubridores por comisión u omisión, y cómplices de un delito que no debiera prescribir jamás.
     Pero tampoco hay que ser ingenuo; nada ganan hoy las víctimas del pasado, ni se previene nada para las del futuro, arrojando a los curas pederastas a un infierno en vida. Estos delincuentes deben ser juzgados y condenados; aunque un tratamiento siquiátrico serio, pagado por la propia iglesia, operaría mejor que cualquier prisión.
     Por otra parte, con un sentido mínimo de justicia, las víctimas debieran ser muy generosamente indemnizadas con dinero, ese que las homilías juzgan como material y despreciable; indemnizadas sin tardanza y a manos llenas Estas no son recomendaciones de una editorialista metiche: son reclamos mundiales en aras de una justicia elemental.
     Mis recomendaciones son más audaces, y las resumo en dos palabras: transparencia e inteligencia.
     Me explico: no creo que todos los pederastas sean del estilo calculador, brillante aunque execrable de Marcial Maciel. Muchos serán oscuros, torpes; reclutados en una adolescencia turbulenta por seminarios semivacíos; habrán crecido solitos, ignorantes de lo elemental, estudiando mal y poco hasta graduarse sin herramientas para ver por ellos mismos; y menos aún para velar por los demás.
     Ninguna escuela profesional opera hoy sin mínimos controles de calidad; aunque la mayor parte de sus egresados no tenga posibilidades de dañar como lo hacen los curas, porque nunca tendrá en sus manos las conciencias, vidas, muertes e hijitos de sus clientes.
     Hay que indagar en serio las prácticas de reclutamiento y formación eclesial. Hay que ventilarlas y cambiarlas de una vez y para siempre.
     Y con igual o aún mayor rigor deben juzgarse y condenarse las prácticas de encubrimiento, la secrecía, la fraternidad muy mal entendida, la misericordia otorgada con largueza al violador y negada sistemáticamente a los niños y niñas, a los y las adolescentes, y también a las mujeres violadas o seducidas con engaños por clérigos, de las que sabemos bastante poco.
     Ahora bien: desde dentro y también desde fuera se han buscado posibles causas a la pederastia de curas católicos: grupos antagónicos han mencionado la homosexualidad y el celibato. Creo que es inútil buscar una causa para algo tan complejo; además, estas dos supuestas causas, fuera de servir a la causa de los homófobos por un lado y de los erotómanos por el otro, no arrojan nada de luz.
     Mejor sería aprovechar esta tormenta para revisar a fondo las fobias anacrónicas de una institución de enorme importancia tanto para creyentes como para quienes la miramos desde fuera sabedores de su enorme influencia en nuestro siglo, en todo el orbe.
     Se debería evidenciar y abolir la misoginia que sigue marginando a las católicas de su propia institución, y que de manera criminal ha lavado cerebros y atizado conciencias para cambiar la legislación de 18 entidades, condenando a las mujeres a retrocesos en nuestras libertades y derechos. Se deben combatir la ignorancia y los prejuicios sobre la mujer, que exaltan la maternidad y sacralizan la sobrevivencia de los embriones por encima de lo que dicta el sentido común, la historia y la ciencia.
     También sería momento de juzgar y abolir la homofobia con su carga de discriminación, marginación y violencia. Y ya puestos a abolir, ¿por qué no terminar con la anacrónica hedonofobia o sea el miedo patológico al placer y al gozo? Esconder las imágenes sangrantes y dejar de exaltar los martirios y las prácticas masoquistas.
     Y finalmente, acabar también con la eleuterofobia, el miedo a la libertad; celebrar la diversidad; acabar con el proselitismo irrespetuoso; experimentar con madurez los sobresaltos de la democracia y la pluralidad.
     Suena bien, ¿no es así?

viernes, abril 16, 2010

Dilemas educativos: casos para pensar

Autora: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicación: El columnista, 14 de abril de 2010

Caso 1: En uno de mis libros favoritos, titulado "Mirar la práctica docente desde los valores", de María Cecilia Fierro y Patricia Carvajal, se encuentra el siguiente pasaje: una de las investigadoras le pide a una niña de seis años quien cursa primer año de primaria, que le platique de su escuela, que le diga qué le gusta de ella. La niña responde, "la escuela es... obedecer a la maestra, apuntar la tarea, no pelearnos con los compañeros, hablar bien de los maestros, estarnos calladitos". Ante la respuesta, la investigadora insiste en preguntar a la niña sobre lo que más le gusta hacer en la escuela, a lo que la niña responde, "¡Ah, sí! Tomar nuestros alimentos, no gritar en el salón, no jugar en el salón, portarse bien, y en caso de error, corregir". Surge otra pregunta "¿Qué es eso de en caso de error, corregir?" La niña responde, "pues que si te equivocas, lo tienes que hacer otra vez, y otra vez hasta que te salga bien".

     ¿Qué le parece lo que significa la escuela a una niña que apenas lleva unos meses en primaria?
     Caso 2: Hace algunos años ya, un profesor de matemáticas me contó que quiso cambiar radicalmente su clase; ya no deseaba dar las clásicas clases expositivas en donde el profesor habla todo el tiempo y resuelve todos los problemas en el pizarrón. Así que al iniciar el curso, anunció a sus estudiantes que no habría "clase" y que ellos tendrían que trabajar en la resolución de problemas y ejercicios, y al final resolverían dudas. Una de las estudiantes respondió que ella pagaba una colegiatura para que el profesor le enseñara, no para que ella aprendiera sola.
     Ahora pregunto: ¿Un profesor puede cambiar su práctica tan radicalmente? ¿De un día para otro? ¿Qué le parece la actitud de la estudiante?
     Caso 3: Hace algunas semanas, pedí a mis estudiantes de un curso de metodología de la investigación que identificaran en tres reportes de investigación, los pasos que habían seguido los investigadores para alcanzar el objetivo. En el objetivo de los tres artículos debía estar presente el mismo verbo; es decir, los tres objetivos debían empezar con analizar, evaluar, etc. La tarea subsecuente era que en clase hicieran una metalectura e identificaran un patrón. De 14 estudiantes, sólo seis de ellos habían hecho el primer ejercicio por lo que el resto no pudo permanecer en el salón pues un requisito del curso es presentarse con el material o trabajo solicitado para cada día. En la sesión, una de las estudiantes que se había quedado mostraba una actitud apática hacia el ejercicio; le pedí que se pusiera a trabajar y ella me respondió que estaba cansada y desvelada pues había tenido que estudiar 16 presentaciones (una presentación contiene varias diapositivas) para presentar un examen. Yo le respondí que lo que yo le pedía era que trabajara en el tiempo de mi clase y que pensara un poco. Ella me respondió que precisamente el problema era que tenía que pensar.
     ¿Por qué algunos estudiantes se inclinan más por las tareas de baja demanda intelectual? ¿Por qué un examen tiene que prepararse a partir de resúmenes, que con suerte hicieron los mismos estudiantes, pero que normalmente son del profesor? Cuando yo estudiaba la licenciatura nuestra fuente de conocimiento eran dos o tres libros y en menor proporción, las notas tomadas en clase.
     Caso 4: El mayor de mis hijos está cursando su segundo semestre en la UNAM, estudia la licenciatura en matemáticas. En su curso de cálculo II, comparte el aula con aproximadamente 180 estudiantes. Me ha comentado que tiene que llegar muy temprano a esa clase pues aunque están en el salón más grande de la facultad, sólo 120 estudiantes pueden estar sentados en una silla, el resto permanece de pie o se sienta en el suelo. Hace pocos días en una reunión familiar, nos mostró una foto en la que podía verse un vendedor de semillas que al ver muchas personas en ese salón entró a ofrecer sus productos. Nos sorprendimos y preguntamos por el profesor, "no había llegado", respondió mi hijo. Una de mis sobrinas le preguntó, "¿cómo pueden tomar tantos alumnos una clase? ¿Qué hacen?" Mi hijo respondió: "Cuando el profesor habla, todos nos callamos porque queremos escucharle". El profesor de ese curso es uno de los matemáticos más reconocidos en la facultad.
     Este es un caso, raro pero real, en que el profesor puede pasarse las dos horas de su clase hablando y escribiendo en el pizarrón, y sus estudiantes atienden aunque exista una probabilidad muy baja de que se dirija directamente a uno de ellos para saber si tiene dudas sobre lo que dijo. ¿Debemos los profesores tener ese perfil para que los estudiantes atiendan en nuestras clases?
     Caso 5. Hace poco escuché, en una reunión de profesores, que una estudiante pidió en un examen que se anularan dos preguntas, pues ella no asistió a la clase en que revisaron esos temas. El colmo ¿No le parece?
    Podemos encontrar cientos o miles de casos como éstos, llámense anécdotas o ejemplos de lo que sucede en las aulas. Tantos, como profesores y alumnos, seamos. En cuanto a los alumnos ¿Ya no van a la escuela a aprender? ¿Por qué hay estudiantes que en cuanto llega el profesor están pidiendo que no haya clase? ¿Por qué estudiantes de preparatoria y de licenciatura, llegan a clases sin papel y pluma, si es que llegan?
     En cuanto a los profesores ¿Los profesores provocamos que una niña como la del primer caso piense que la escuela es sólo seguir reglas y hacer repeticiones? ¿Por qué hemos sustituido los libros por resúmenes o cuestionarios que son una guía para los exámenes?
     A estas alturas de la historia de la generación de conocimiento, ya no hay curso o programa que pueda incluir todo lo que puede aprenderse de una disciplina, ni siquiera los conocimientos básicos porque éstos también han cambiado. Ahora es básico manejo de íconos, manejo de diversos programas en computadora, navegación en la web de manera eficiente, entre otros.
     Algunos principios que pueden ayudarnos a los profesores que queremos que nuestros estudiantes aprendan más y mejor -nada novedosos y siempre perfectibles-, son: a) siempre considerar que el estudiante es una persona capaz; b) situar en la base de todo proceso que se dice educativo, los procesos de lectura y escritura, no sólo de textos sino de cualquier objeto de conocimiento; c) diseñar actividades para estudiantes, cuya realización requiera demanda intelectual (es decir, que los hagan pensar), aún con el uso de medios; y, d) reconocer los conceptos y procedimientos necesarios de memorizar para no privilegiar la repetición y la mecanización sobre otras tareas.
     Aún así, si aplicando estos principios, el estudiante no quiere trabajar, no podremos lograr nuestro cometido. Por supuesto, pueden ser útiles algunas estrategias para motivar intrínsecamente a los estudiantes; pero ellos y ellas son personas que toman sus propias decisiones y contra la voluntad o el desinterés, poco podemos hacer. De igual modo, un estudiante que quiere aprender, hasta con un mal profesor aprende.

Cómputo en las nubes

Autor: Alexis Vera
Publicación: Síntesis Puebla, 15 de abril de 2010

Cloud computing es un término con el cual todavía no estamos bien familiarizados en México. Se trata de una tendencia tecnológica que pronto va a cambiar la forma en cómo nos relacionamos con las computadoras.

     Cloud significa nube en español. Cloud computing se refiere a todas las operaciones que se hacen con software y archivos almacenados en Internet, no en el disco duro de una computadora. Se trata de una gran tendencia tecnológica según la cual las computadoras ya no trabajarán desde su propio disco duro interno, sino desde diferentes discos que se encontrará en "las nubes", es decir, en Internet. Ya no será necesario que su computadora personal tenga un disco de gran capacidad para almacenar documentos, fotos y música porque estos los podrá guardar en un sitio en Internet. Ni siquiera los programas como Word y Excel deberán ser grabados en su PC, pues usted podrá acceder ellos por Internet y trabajar como si el programa estuviese instalado en su computadora.
     ¿Qué significa todo esto? En primer lugar significa que usted podrá tener acceso a su computadora personal desde cualquier otra computadora conectada a Internet en cualquier parte del mundo, no necesitará llevar más su laptop a todos lados y tampoco requerirá estar cargando archivos en una memoria portátil (USB). También significa que el riesgo de perder archivos porque su disco se dañó o porque perdió su laptop será prácticamente nulo, debido a que todo estará guardado en "las nubes". Todo ello sugiere que estar conectado a Internet será todavía más importante y por lo tanto, nuestra dependencia de la red incrementará significativamente pues prácticamente toda la información y programas estarán guardados ahí.
     Hoy día hay sitios que permiten almacenar y respaldar todos sus archivos en Internet (por ejemplo zumodrive. com). También hay empresas (IBM una de ellas) que ya ofrecen el servicio de cloud computing a sus clientes corporativos. Asimismo, Google y Microsoft están actualmente invirtiendo fuerte paradesarrollar la capacidad que les permitirá ofrecer servicios de cloud cornputing al público en general, de tal suerte que no pasará mucho tiempo antes de que empecemos a ver las primeras computadoras personales trabajando completamente desde "las nubes".

miércoles, abril 14, 2010

Servilismo ciudadano o conciencia social: hacia una política renovada

Autor: Mauricio López Figueroa
Publicación: La primera de Puebla, 07 de abril de 2010

Desde que tengo uso de razón la presencia de los representantes políticos en nuestras sociedades ha consistido en pregonar de diferentes maneras o por diversas vías sus "logros" y "dádivas" sociales. Sospecho que este estilo de hacer presencia social del político tiene que ver con una cultura, aprendida sin duda desde la escuela, y con una historia nacional que determina la manera en cómo el ciudadano común se relaciona con la autoridad.
    Es común observar la diversidad de medios con los que la gran mayoría de los políticos difunden sus avances, pero con un estilo en el que dejan claro "lo que están haciendo por nosotros". Desde muy temprana edad, los ciudadanos de este país aprenden que las autoridades públicas merecen un especial y constante reconocimiento por los resultados de su gestión; así, es importante agradecerles que haya carreteras y puentes, hospitales y escuelas, transporte, calles y alumbrado. Al parecer nuestros gobernantes y representantes esperan una permanente genuflexión en reconocimiento de lo que, bajo su reinado, luce como producto de sus gestiones. Tal vez por eso no es de extrañarse que continuamente, sobre todo en tiempos electorales (que en este país es todo el tiempo), oigamos y veamos en los medios masivos la proclama de sus eficientes glorias cuando anuncian en sus informes de gobierno o gestión la cantidad de recursos invertidos en la infraestructura construida e inventariada al progreso nacional, como si esos recursos fueran de ellos. Esperan agradecimiento, y para dejarlo claro no hay propaganda política de este tipo que no se acompañe de una imagen estudiada y luminosa de nuestros honorables personajes, para que no olvidemos "lo que han hecho por nosotros", para que no olvidemos que si algo tenemos se lo debemos a ellos: esa raza única, entregada, sacrificada por el bien social.
     La presión es enorme, sobre todo porque no hay partido que no deje claro que estos "logros" no se repetirán si las elecciones no les favorecen; todos sin excepción empaquetan sus promesas en una amenaza implícita de que lo que "nos pueden ofrecer" no será dado si no los elegimos, perderemos lo que, de hecho, es nuestro. No de ellos.
     Esos medios y recursos propagandísticos, además de costosos, muestran también el nivel de cultura política de nuestra sociedad, pues tendemos a pensar que lo que vociferan con dedo acusador es muestra de que realmente están a nuestro servicio y realmente están realizando un trabajo político y social progresista, resultados todos ellos que debemos agradecer besando la mano electoral de los partidos. Pero como siempre en este terreno todo es mentira.
     Desde luego que construir carreteras, hospitales o escuelas es importante, así mismo, la inversión en infraestructura y en la generación de empleos, pero esos resultados no son aplaudibles, son la obligación mínima de cualquier representante dedicado a la administración pública, es lo mínimo que se espera de ellos como servidores contratados y pagados por el pueblo. Diríamos que en esos resultados no se encuentra el magis del quehacer político, sino en lo que son capaces de transformar inteligente y estratégicamente en bien de la sociedad de hoy y del futuro.
     La clave del quehacer político progresista está en que los partidos, en general, desarrollen un proyecto de nación viable e históricamente pertinente, un proyecto que verdaderamente desemboque en un programa de Estado que oriente los lineamientos y las acciones de nuestros representantes, en particular, para el desarrollo; un proyecto que realmente impacte en la conciencia ciudadana y favorezca el debate y la unidad -no la uniformidad- social. Por lo tanto, para juzgar si un político o un partido está haciendo su tarea debemos poner atención en las reformas y en las acciones que realmente mejoran la calidad de vida a largo plazo de todos, a pesar de que tales medidas sean incómodas- especialmente para ellos. En un país con gravísimas e históricas desigualdades necesitamos políticos reformistas, no chambeadores, no se trata de trabajar y cambiar para seguir igual.
     Estas reflexiones no van dirigidas a nuestros representantes, aunque sí plantean un reclamo y una crítica enérgica al estilo que tienen de hacer política, y no van dirigidas a ellos porque es muy improbable que cambien. Estas ideas sí van dirigidas a la sociedad en su conjunto porque nosotros somos los responsables de modificar esa cultura servilista y agachona en la medida en que desarrollemos una verdadera conciencia ciudadana y, con base en ella, discutamos y aprendamos a exigir. Próximamente tendremos elecciones en nuestro Estado y la guerra de ofertas abiertas y de amenazas implícitas está en apogeo, si estamos de acuerdo en contribuir a la modificación de esa cultura nefasta del servilismo ciudadano frente al quehacer gubernamental, discutamos en la medida de lo posible y en los espacios ciudadanos en los que participemos (familia, amigos, escuelas, grupos deportivos, iglesias, universidades, empresas, etc.) cuáles son las necesidades sociales más apremiantes, qué reformas urgen para favorecer el cambio democrático y la justicia social, y qué cambios y acciones podemos promover para exigir claridad en el trabajo del gobierno en cualquier nivel.
     No queremos dar las gracias por recibir lo que es nuestro, agradeceremos que, con lo nuestro, los políticos le den viabilidad a nuestras esperanzas.

• Educación, disciplina y tolerancia a la frustración Para aprender a vivir... "la vida real"

Autor: Martín López Calva
Publicación: El columnista, 07 de abril de 2010

"Nuestros mayores nos dijeron que la vida era un valle de lágrimas. Nosotros, como venganza, quisimos educar a nuestros hijos haciéndoles creer que la vida era un parque de atracciones..." Elvira Lindo

     A propósito de la recién vivida semana santa y la rememoración de la pasión de Cristo, que en nuestros países se ha inculturado como toda una cosmovisión trágica y dolorosa de la existencia, conviene reflexionar un poco sobre un excelente artículo publicado el domingo de ramos por la periodista y escritora Elvira Lindo en el diario El País.
     Puesto que parece que vivimos en la época de los "hijos tiranos y los padres obedientes" como reza el título de un libro de actualidad en el que se analiza este fenómeno de las nuevas generaciones sobreprotegidas, sobrestimuladas, sobredimensionadas por sus propios padres, sería necesario pensar un poco sobre este dilema entre la vieja y la nueva cosmovisión que aún coexisten en las generaciones adultas y las de los niños y adolescentes actuales.
     ¿Valle de lágrimas o parque de atracciones? Tal parece que la educación de los hijos ha dado un vuelco pendular y que las generaciones de papás que vivimos en la educación del sufrimiento, la imposición, el autoritarismo y la obediencia ciega estamos ahora educando a las nuevas generaciones en el extremo opuesto de esto que nosotros vivimos, es decir: en la comodidad, el placer ilimitado, el capricho y la ausencia de límites.
     El problema de este extremo opuesto es que si bien la vida no es necesariamente o exclusivamente un "valle de lágrimas" como la cultura cristiana conservadora y sufriente hizo creer a nuestras padres, tampoco es ese "parque de atracciones" en el que todo es felicidad y no existen problemas ni injusticias ni dolor simplemente porque, como lo dicen los libros de autoayuda tan de moda hoy en día; "nosotros lo decretemos con nuestra actitud positiva y nuestra mente que atraiga solamente lo bueno del universo".
     La vida es siempre una mezcla de felicidad e infelicidad, de dicha y dolor, de honestidad y deshonestidad, de justicia e injusticia y la actitud y la mentalidad son solamente dos elementos entre muchísimas variables más, incluida la del azar, la de lo aleatorio, que entran en juego en el día a día de las existencias individuales y de la existencia de la humanidad como sujeto colectivo de la historia.
     Si querernos "educar para la vida", educar para que los niños y jóvenes "aprendan a vivir" en medio de la incertidumbre, la pluralidad y la confusión que parecen ser los signos de nuestros agitados tiempos de principios del siglo XXI no podemos sin duda continuar o pretender regresar a la tradicional visión de que la vida es un lugar de sufrimiento que hay que asumir con resignación y conformismo, pero tampoco podemos, si no queremos desprotegerlos por completo, educarlos en la idea de que el mundo depende solamente de nuestros deseos o de que nuestros puntos de vista sobre la existencia y la convivencia social son los únicos válidos y que todos tienen que plegarse a ellos.
     "De cualquier manera, hay momentos en que me parece mucho más peligroso hacer creer a un niño que la vida, esa incógnita, será un parque de atracciones. Nuestros padres desconocían que existiera una "psicología infantil"; nosotros, en cambio, hemos querido darle un cuerpo teórico a la educación de nuestros hijos y nos está fallando la práctica. A menudo, escucho a los padres de ahora que lo importante es reforzar la autoestima del niño. Hay, en el mismo instante en que usted lee este artículo, cientos de miles de padres españoles reforzándoles la autoestima a sus niños; es decir, haciéndoles ver que son guapos cuando no lo son tanto; que son listos, cuando está por ver; que se lo merecen todo, cuando no han demostrado nada. El problema es que una vez que las criaturas hayan de convivir con otros niños se enfrentarán al hecho de que nadie les alaba tanto como sus padres y, a menudo, sus desproporcionadas expectativas se verán frustradas" Elvira Lindo.
    Porque como dice bien la autora de este artículo, a veces resulta mucho más peligroso educar a los niños para que vean la vida como un "parque de atracciones" en el que sus deseos son órdenes y se tienen que volver realidad y en el que la autoestima es el único criterio educativo que rige el trato en todas las situaciones y espacios cotidianos.
    Porque el mundo no es como lo ve uno, porque la vida no presenta siempre la "mejor cara" hacia nosotros, porque la vida, como dice Scott Peck en "La nueva Psicología del amor", es "dificultosa" (sic) y muchas veces también injusta e incomprensible, porque los demás tienen otros puntos de vista, otros deseos o imágenes del mundo igualmente legítimas y porque existen además elementos imponderables 'que nos impiden hacer siempre lo que queramos.
     Los papás de "librito" o de "manual" están educando en la teoría (quién sabe qué tan buena teoría) de los libros de "crianza" o de "psicología infantil" y pensando permanentemente en reforzar la autoestima de los hijos y en evitarles dolores, enojos, contratiempos y frustraciones y lo que paradójicamente están haciendo con ello es condenar a sus hijos a vivir en la eterna frustración y en el enojo y el dolor permanente cuando al crecer vayan progresivamente descubriendo que el mundo no es siempre como ellos lo desean y que se requiere disciplina y tolerancia a la frustración para poder vivir armónicamente, siempre en un frágil equilibrio en la sociedad, en la escuela, en la calle, en el gobierno, en el parque público, en el centro comercial y aún en la familia. .
     Entre el valle de lágrimas y el parque de atracciones está el equilibrio de una visión de la vida compleja, multifactorial, plural, incierta, gozosa pero también dolorosa, lógica pero también contradictoria, planificable hasta cierto punto pero también en cierta medida impredecible. Esta visión compleja es la que nos puede permitir el sano equilibrio en tensión que nos ayude a diseñar una buena educación para la vida que esté "a la altura de nuestros tiempos".
     Tiempos difíciles en los que "educar para la vida" implica sin duda formar una sanó autoestima, pero requiere necesariamente también de un ejercicio de la disciplina (posponer la satisfacción, ser persistente, aprender que la vida presenta dificultades) y un crecimiento en la tolerancia a la frustración a la que nos enfrentamos todos en nuestro día a día, querámoslo o no.
    Sin estos ingredientes, por más "teorías psicológicas" del desarrollo infantil, estaremos condenando a nuestros hijos a una vida infeliz y a odiarnos de todas maneras, si no por haberles impuesto la autoridad arbitrariamente y presentado el lado triste de la vida como escenario, sí por haberles hecho incapaces de vivir en un mundo qiie no está hecho a su medida...o quizá por no haberles construido ese mundo a su medida, que es el que creerán merecer.

México no es país de voluntarios

Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicación: Síntesis Tlaxcala, 23 de marzo de 2010
El papel que juegan los medios de comunicación en la vida cotidiana, el mayor nivel de escolarización, la participación de las organizaciones ciudadanas en los procesos socio-políticos y económicos en diversos países del mundo, las redes sociales, han permitido que las personas tengan mayor conciencia de los ingentes problemas padecidos en el mundo: hambre, carencia de acceso a la salud, violencia, discriminación, migración y se corresponsabilicen en hacer algo por paliarlos, comprometiéndose como voluntarios.
     El voluntariado social nació al final de los años 80, cuando jóvenes, principalmente europeos, crearon grupos de solidaridad para colaborar operativamente en la solución de problemas padecidos por poblaciones vulnerables en sus países y en el tercer mundo.
     Ser voluntario significa unirse a una organización que dirige sus esfuerzos a acciones concretas en pro de sectores poblacionales que padecen algún tipo de marginación por motivos económicos, de salud, jurídicos, de género, etcétera y ofrecer parte de lo que sabe, es y se tiene sin recibir remuneración salarial alguna.
     Con esta forma de participación es posible, por ejemplo, que comunidades agrarias reciban capacitación en periodos intensivos de verano, que las casas de los migrantes tengan atención permanente, que niñas y niños que han padecido quemaduras vayan sanando del cuerpo y la autoestima, que instituciones educativas de escasos recursos reciban apoyo docente, desayunos escolares, por señalar algunos.
     Patricia Mayet Rivera, encargada de Relaciones Públicas de Operation Smile, A. C., miembro de una red internacional de asociaciones que apoyan médicamente a personas con labio y paladar hendido, hablando de lo difícil que es conseguir personas que apoyen el trabajo de esta organización, me dijo que “México no es un país de voluntarios”.
     La experiencia de las asociaciones que trabajan a partir del voluntariado es que los problemas que la realidad presenta superan con mucho a las personas que están dispuestas a compartirse durante un tiempo de su vida para ser parte de las soluciones viables que generen vida digna.
     No existe en el país una cultura que dé suficiente importancia al servicio que en algún momento de la vida cada quien puede dar. Con frecuencia los padres de familia de jóvenes que quisieran hacer voluntariado después del bachillerato o la universidad intentan disuadirlos diciéndoles que eso será una pérdida de tiempo, que se ocupen de cosas productivas.
     Hoy que tanto se habla de que ser mexicano no sólo es cuestión de gritos de mariachi y de botellas de tequila sino de involucrarse directamente en gestar un país diferente, me parece que crear un ámbito propicio para que ser voluntario sea algo cotidiano y bien visto es una de las formas de crear mejor ciudadanía en los hechos y no sólo en las palabras.

Las TIC's ¿acercan o alejan a las personas?

Autor: José Félix Victoriano Flores Guzmán
Publicación: Síntesis Tlaxcala, 15 de abril de 2010

Para los entendidos del tema tecnológico, las personas nacidas a partir de 1981 se consideran nativos digitales; es decir, nacieron y han crecido en el auge tecnológico de los medios de comunicación y por ese simple hecho, deberían de ser favorecidos en el acceso y uso de estas, para un mejor desarrollo de la educación y su aprendizaje, derecho inalienable de todo ser. ¿Esto es una realidad?, simplemente buenos deseos o una utopía.
     De acuerdo a lo mencionado por Cabarrús s. j. en su libro La danza de los íntimos deseos ”Estos valores esenciales, supuesta la dignidad de la persona humana, podrían reducirse a la famosa triada de la Revolución Francesas : libertad, igualdad y fraternidad…. En lenguaje más actualizado en las palabras: tolerancia, justicia y solidaridad”; ¿En verdad en la sociedad actual es una realidad? De no ser así (y de hecho no lo es), corremos el riesgo de formar una sociedad paradójicamente menos informada y con una creciente brecha digital, sectorizando aún más la de por sí ya fragmentada Sociedad Mexicana, donde unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco.
     Lo anterior a la luz de los festejos del Bicentenario por la triada ya mencionada, ganada en su momento, pero poco ejercida en la actualidad; ¿Dónde quedan o están estos valores?, haré hincapié en dirección a las TIC’S en dos de ellos.
     No basta con implementar programas gubernamentales innovadores para el uso y aplicación de las TIC’S en la educación, cuando las instituciones no cuentan con las instalaciones adecuadas y los docentes no están formados o al menos familiarizados con la tecnología suministrada, o el de emprender campañas para donar o dotar de computadoras a determinada escuela, en algunos casos únicamente para acallar conciencias (redondeo, donación por usuarios de un servicio o en cierto deporte, por cada anotación), dejando de lado el principio de igualdad-justicia y suponiendo un ápice de buena voluntad en otros casos, en aras de la fraternidad-solidaridad.
     En términos de justicia y solidaridad, la manera en que está distribuida la riqueza en México, coarta el acceso y uso de las TIC’S de manera significativa en la población (dejando de lado el número de teléfonos celulares en nuestra población, su uso básico de comunicación y las tarifas por el servicio); de lo contario no sería necesario emprender campañas mediáticas o aplicar estos recursos captados en áreas poco o menos favorecidas, vgr. Protección animal, patrimonio arquitectónico, mejoramiento de áreas verdes, etc.
      ¿No es más justo que la riqueza de este Nuestro México a 200 años de su nacimiento fuese ya menos inequitativa?, que las TIC’S se han un vinculo de relación con y para los demás; y no un motivo más de desigualdad y división.

Lo humano y lo religioso

Autor: José Rafael de Regil Vélez, http://circulodeescritoresautores.blogspot.com/2010/03/jose-rafael-de-regil-velez.html
Publicación: Síntesis Tlaxcala
La semana santa me parece un marco propicio para la reflexión sobre el sentido de lo religioso en la vida humana, máxime que la historia nos muestra que en nombre de Dios se han cometido grandes barbaridades, incluso se ha aniquilado a muchísimas personas en cruzadas religiosas y teocracias.
      Hablar de religión es algo complicado. A primera vista se trata de algo así como una especie de "hilo directo" de comunicación con Dios que tienen o toda una comunidad o algunos "elegidos" quienes después se lo transmiten a sus correligionarios. Eso lleva todo un conjunto de ritos, dogmas y costumbres (moral) a partir de los cuales los feligreses articulan su vida, porque la divinidad dice o manda, incluso cuando eso suponga aniquilar a quien no mira las cosas de la misma forma que ellos.
     Durante los siglos XIX, XX y en el actual XXI ha habido estudiosos que desde distintas disciplinas se han propuesto mirar razonablemente lo religioso y los frutos de su trabajo muestran otra cara del asunto.
     Lo religioso se estructura a partir de experiencias humanas que tienen humanos de carne y hueso y que parten de su encuentro personal con realidades que los desbordan (lo tremendo y fascinante, lo absoluto, utilizando lenguaje técnico) y que les hacen ver de alguna forma el sentido que pueden tener las relaciones de los hombres y mujeres entre sí y con el mundo en el cual les ha tocado vivir.
     Se trata de experiencias de cosas humanas que valen la pena para ser vividas y que cuando son encontradas cambian los valores de quienes las hallan. Y a partir de éstas se empiezan a tejer un sistema de explicaciones que le permita mayor razonabilidad a lo experimentado, de cara a la vida concreta; un conjunto de rituales para compartir los sentidos descubiertos y compartirlos festivamente, un conjunto de propuestas de formas de acción que pueda ser coherente con lo descubierto y con los desafíos que vivir humanamente supone cada día. Cosas humanas referidas a la experiencia de encuentro con lo que algunos llaman divino y como tales revisables a la luz de la contribución que realmente hagan para la vida humana.
     Cuando en el concierto de las distintas formas de ver la realidad y de encontrar sentido a la vida una persona debe pasar el tamiz sus propias creencias y prácticas religiosas para decidir maduramente si continuar o no con ellas a fin de ser persona coherente en lo personal y en lo social, ¿sobre qué base debe hacer su revisión?
     Puede haber distintas respuestas. Algunos dirán que sobre la base de lo que su propia fe les dice; otros pensarán que ni siquiera debe revisarse el propio sistema de creencias, valoraciones y prácticas personales y sociales. Unos más pensamos que sí hay que hacerlo y que lo razonable es hacerlo sobre la base de lo razonable, valga perfectamente la redundancia.
     Se dice que hay razonabilidad cuando algo, aunque no brote de un razonamiento demostrativo, sino de creencias, tiene suficientes bases en la realidad y en lo humano como para poder ser aceptado como valioso incluso por quien no suscribiere los mismos actos de fe: es razonable proteger la vida, es razonable hacer actos libres.
      Así, por ejemplo, una religión que pide la supresión del ejercicio de la sexualidad humana y la reducción de las personas a “angelitos asexuados” parece menos razonable que aquella que toma en cuenta que las personas somos sexuados y como tales debemos realizarnos; una religión que pide que las personas escapen de la realidad y del compromiso político es menos razonable que aquella que invita a encontrar las implicaciones de su sentido de vida en lo concreto de cada día y en el compromiso de crear mayor justicia y estructuras para la vida digna; todavía más: una religión que pide que las personas renuncien a su libertad o a su capacidad de entender la vida, el mundo es menos razonable que aquella que invita a ser libres, críticos, creativos.
     Y en ese tenor, una religión que invita a imponer en nombre de Dios una visión de la vida es menos razonable que aquella que propone entender que las mujeres y los hombres tienen la responsabilidad de ir generando sus propias visiones y actuar en consecuencia y en esa acción social la suya es una propuesta que sin afanes inquisitoriales, ni apologéticos, ni adoctrinadores se suma a otras que puedan ser igualmente o más razonables.
     Los días de la Semana Santa son una buena oportunidad para revisar la validez de las propias experiencias religiosas como posibilitadoras de humanidad y no como enajenadoras o alienantes de ella; fechas para encontrar lo humano en lo religioso y pensar, celebrar y actuar en consecuencia.