miércoles, septiembre 29, 2010

Recursos de nuestros escolares

Autora: Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicado: E-Consulta, 08 de septiembre de 2010

     Ahora que iniciamos otro ciclo escolar es buen momento para reflexionar acerca de los recursos con los que cuentan los niños para desarrollar sus aprendizajes y caminar en su formación como ciudadanos.
     ¿Hacia dónde mirar? El mundo en el que nos educamos los adultos de hoy es distinto del que estamos viviendo. ¿Con qué recursos cuentan los niños?
     La UNESCO plantea que la educación de este siglo necesita fundamentarse en 4 pilares: "saber", "saber hacer", "aprender a convivir" y "ser".
     El "saber" se refiere al aprendizaje de conocimientos que nos abren los ojos a otros mundos y nos permiten entender nuestro entorno. Esto implica el aprender a aprender, desarrollar procesos de pensamiento como la memoria y la atención, entre otros, así como saber elegir la información pertinente para el mundo en que vivimos.
     El "saber hacer" está ligado al saber y se refiere a desarrollar habilidades de aplicación de conocimientos para mejorar la calidad de vida, es decir, habilidades para la resolución de problemas. Un ejemplo es la generación de tecnología.
     El tercer pilar, "aprender a convivir", significa aprender a descubrir al otro y valorar la diversidad humana, ayudando a formar conciencia de nuestras similitudes y de lo que nos hace diferentes que también nos enriquece. Este pilar generalmente es poco atendido a nivel escolar, pues se asume que se aprende naturalmente. No se considera como aprendizaje y es apremiante que los niños aprendan los valores de tolerancia, respeto e inclusión encarando los problemas de convivencia diaria en el aula y recreo, y reflexionando sobre ellos con ayuda de su maestro.
     El último pilar es "aprender a ser". La educación escolar debe colaborar a la formación del niño como persona. Desarrollar no solamente su inteligencia en el sentido tradicional, sino una inteligencia que incluya su vida emocional, su sensibilidad, su sentido estético, su vida social, su vida espiritual y por supuesto el desarrollo de un pensamiento crítico, creativo y autónomo.
     Ante esto los educadores, los padres de familia, y los adultos en general, tendremos que observar a nuestros niños y tratar de ubicar con qué recursos cuentan para lo que les toca vivir. Hay recursos que son personales y son las capacidades del niño. Hay otro tipo de recursos que dependen de las condiciones externas que algunos llaman capital social. La educación tiene que trabajar sobre los dos tipos de recursos ayudando a que el niño desarrolle sus capacidades y se vaya construyendo a sí mismo al lado de otros, relacionándose con su entorno.
     José Antonio Marina, connotado psicólogo educativo, considera importante que los educadores veamos la personalidad del niño como recurso personal, buscando como meta construir una personalidad con recursos, sin olvidar que el entorno es otra fuente de posibilidades o de limitaciones.
     Distingue tres tipos de personalidad: la recibida, la aprendida y la elegida. La personalidad recibida está conformada por el temperamento (lo biológico y sus reacciones emotivas), las capacidades intelectuales (como percibir, recordar, relacionar, anticipar, atender y razonar) y el sexo.
     La personalidad aprendida se forma a partir de la personalidad recibida, sumándole a ésta última la parte que se educa. La personalidad aprendida es entonces el carácter formado por los hábitos relacionados con el pensamiento, con la afectividad y con la forma de actuar.
     La personalidad elegida se desarrolla cuando hay un mayor nivel de madurez y autonomía. Tiene que ver con la manera en la que se elige enfrentar o aceptar lo que la propia persona es y la forma como elige actuar en una circunstancia determinada.
     La idea es ir ayudando a los niños a integrar cada una. No se trata de ver estos recursos de manera determinista, como una marca de por vida, o como un déficit, sino de aprovecharlos como posibilidad de crecer. Antonio Marina lo llama el desarrollo de una personalidad inteligente.
     Los recursos externos, el capital social, los conforma el entorno. Aquí también tenemos responsabilidad los ciudadanos. Habrá situaciones y circunstancias sobre las que es difícil incidir, pero hay otras en las que cabe la posibilidad. La tecnología de la información en continuo desarrollo, también es un capital social que hay que enseñar a usar con responsabilidad.
     Otros recursos externos son, por ejemplo, la participación ciudadana que busca una sociedad más democrática e incluyente, con una cultura de transparencia y rendición de cuentas, así como la conformación de redes ciudadanas para satisfacer demandas.
     ¿Qué responsabilidad tenemos en la dotación de mejores recursos para la educación de nuestros niños?

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