lunes, abril 13, 2009

Universidad para la tercera edad

Autor: Guillermo Hinojosa Rivero
Publicación: E-Consulta, 13 de abril de 2009
Alrededor de 1950 hubo una gran cantidad de nacimientos en muchos países del mundo, México incluido. Este fenómeno se conoce como el Baby boom. Sesenta años después la generación está llegando a la edad de la jubilación en grandes cantidades no sólo por el boom sino también por la gran mejoría en los servicios de salud que permiten tener una alta expectativa de vida.

Los niños y niñas de la generación del boom nacieron cuando no había televisión ni electrónica digital. Supieron del nacimiento de las computadoras y las han visto pasar de los laboratorios de las universidades a las habitaciones y a los bolsillos de sus hijos. El mundo actual es irreconocible e inexplicable para alguien que fuera adulto en 1950.

La vida de los boommers ha debido ser una continua adaptación a las novedades incesantes. Muchos, sin embargo, no pudieron mantener el paso para aprender todo lo necesario; no es difícil encontrar personas de 60 años con severas dificultades para usar la computadora y el teléfono celular. Esta es la generación que está llegando a la jubilación y que espera vivir 15 o 20 años más: numerosa, acostumbrada al cambio y con ciertas dificultades para seguir el ritmo de las novedades.

Si al jubilarse se van a sus casas a ver la televisión y a cuidar a sus nietos, si dejan de esforzarse por aprender, los miembros de esta generación se volverán completamente ignorantes antes de cinco años. Todo lo que aprendieron quedará obsoleto. Para algunos así será, pero habrá, ya hay, una gran cantidad de jubilados que demanden enseñanza; que quieran asistir a las escuelas para ponerse al día y para aprender lo que siempre han deseado saber.

En este contexto es una buena noticia la apertura recientemente anunciada de una universidad para ancianos en la Ciudad de México. Ya varias universidades públicas y privadas en diversos países ofrecen servicios y cursos diseñados especialmente para personas mayores de 60 años; han tenido mucho éxito y más demanda de la esperada.
¿Qué se les puede enseñar en la universidad a los adultos mayores? Ni hablar de licenciaturas, maestrías o doctorados. Los estudios formales les resultan poco interesantes. Más bien hay que pensar en una gran variedad de cursos sueltos para todos los gustos e intereses. Pero resultará casi indispensable para todos los estudiantes el manejo de la internet con todas sus posibilidades para la comunicación, para la creación de redes sociales y para localizar información.
Otro tema que puede resultar interesante para muchos es la Psicología de la edad adulta con las teorías del envejecimiento; lo que se puede hacer para adaptarse a la ancianidad y el manejo de la relación con los hijos y con los nietos. Otros temas relevantes para la vejez pueden ser las cuestiones legales como las pensiones, los seguros, impuestos, etc. Para las mujeres el tema de la vida después de la menopausia siempre resulta atractivo.

Además podemos pensar en Historia del arte, apreciación musical, conocimiento y lectura de los clásicos, idiomas, temas selectos de Biología como genética y evolución, temas de Física y Cosmología, Historia de las ideas, culturas comparadas, y un larguísimo etcétera.

Tan importante como los temas de los cursos es la técnica docente para la enseñanza de los adultos mayores. No es una buena idea querer enseñar a los adultos de la misma manera que se enseña a los jóvenes. Las universidades, expertas en educar jóvenes, tendrían que adaptar su pedagogía a estos nuevos estudiantes.

Los jóvenes y los viejos difieren en muchos aspectos cognitivos y de actitud. Mientras que el joven estudiante de licenciatura típico asiste a la universidad más o menos obligado por sus padres o por el deseo de adquirir una profesión, el viejo asistirá por su propia voluntad y por el deseo de conocer sin atender a la utilidad del conocimiento adquirido. El joven aceptará que algunos o todos los cursos de su carrera sean aburridos; el viejo no, si algo le parece aburrido buscará otra cosa.

El joven puede memorizar una gran cantidad de conocimientos pero no sabe bien para que le servirán, mientras que el viejo tiene mala memoria pero mucha experiencia acumulada que le permite juzgar de un vistazo la importancia de los conocimientos. El viejo sabe lo que quiere aprender pero se le dificulta hacerlo, mientras que el joven aprende fácilmente sin querer saber algo en especial. El viejo es disciplinado y amigo del orden, el joven puede improvisar y no le angustian los ambientes caóticos.

La pedagogía del adulto mayor es una asignatura pendiente para las universidades que quieran satisfacer la demanda de conocimientos que les plantea la generación del Baby boom al llegar a la edad de jubilación.

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