Autor: Gonzalo Inguanzo Arteaga
Publicación: Síntesis, Pendiente
En estos días una plática común de los que trabajan en el ámbito de la educación privada es que tan bajo han estado los niveles de inscripción en el periodo escolar que recién comienza. En nuestro estado poblano donde las instituciones educativas han proliferado en los últimos años de manera significativa la lucha por las inscripciones han convertido al mes de Agosto en momento definitivo, una lucha que incluye a las instituciones con tradición y a otras que tienen poco tiempo operando. Si a este escenario le sumamos la crisis económica mundial, y en especial la crisis que vive nuestro país entonces el panorama se hace más complejo.
Es un panorama complejo pero que debe ser entendido como revulsivo para generar cambios positivos. Se debe uno arriesgar y no ser pesimista, se debe procurar encontrar las luces que emergen de ese mar de malas noticias y en ellas concentrar nuestros esfuerzos.
Lo educadores de hoy en día deben apostar por entender que todos los avatares que surgen de la crisis económica es una invitación a enfrentar los retos de manera diferente, deben encontrar el camino para invitar sin dilación a sus estudiantes a entender los pormenores de su realidad, pues a fin de cuenta, ellos serán actores decisivos de esta puesta en escena.
Sin lugar a duda el contexto en el que se vive afecta y configura, de algún modo, a los docentes y a los alumnos, pero el cómo dejamos que se de la afectación depende de uno mismo. A fin de cuenta ese mismo contexto está en construcción y el cambiarlo depende de todos los que son interpelados por el. Reflexionemos el contexto, entendámoslo y en consecuencia emprendamos acciones que lo mejoren.
Es una responsabilidad que se posee cuando uno se autonombra educador. Las instituciones educativas (de cualquier nivel) están ante el desafío de incidir en los cambios por venir, están ante el reto de decir presente e impulsar los cambios. Aceptemos el desafío y el reto.
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